Está en la página 1de 4

LAS RELACIONES INTERNACIONALES EN EL PERÍODO DE ENTREGUERRAS. LA CRISIS DE 1929.

Las relaciones internacionales en el período de entreguerras se pueden dividir para su estudio


en cuatro grandes periodos.

Cronológicamente el primero de ellos es la crisis de post guerra, que se experimenta entre


1918 y 1924. Se caracteriza por el estallido de guerras civiles, como las de Rusia.

Durante este período tiene lugar la ocupación de la cuenca del Ruhr por los franceses y el
consiguiente desencadenamiento de la hiperinflación en Alemania, con el objetivo de pagar las
deudas de guerra, lo que también provoca que la moneda alemana del marco pierda valor
enormemente.

La crisis económica estalla como consecuencia de la reconversión de la industria de guerra en


industria de bienes de consumo, y ese paso conlleva desempleo, manifestaciones, huelgas, etc.

El segundo período corresponde con los denominados “Felices años veinte”, que en realidad
solo van desde 1924 hasta 1929, y están caracterizados por el espíritu pacifista. Durante esta
época se produce un fuerte crecimiento económico y demográfico en todo el mundo al
superarse la crisis de post guerra.

El espíritu pacifista de este período se ejemplifica en una serie de acuerdos como el Tratado de
Rapallo entre Alemania y Rusia (1922), la Conferencia de Locarno entre Alemania y los aliados
(1925), el “Espíritu Pacifista” de Locarno (1926), el Pacto Briand – Kellog (1928) que rechaza la
guerra como forma de resolver los conflictos, la Convención de Lausana (1932) para resolver
las reparaciones alemanas de guerra, la Conferencia de Stressa (1935) que condena el
imperialismo de Hitler, los Planes Dawes (1924) y Young (1930) para refinanciar el pago de las
deudas por las reparaciones de guerra por parte de Alemania, etc.

La tercera etapa corresponde a la época de la depresión económica que se experimenta entre


1929 y 1933. Se inicia cuando tiene lugar el Crash o Crack de la bolsa de Nueva York en Wall
Street, produciéndose una rápida expansión de la crisis económica por todo el mundo. Por
este motivo, cambia la coyuntura política mundial a causa de las repercusiones de la crisis.

La cuarta y última fase corresponde al auge de los totalitarismos, lo que tiene lugar entre 1933
y 1939. Este auge de los regímenes dictatoriales viene, propiciado por la crisis de la
Democracia Parlamentaria Liberal, como sucede con los problemas internos de la Segunda
República en España.

Es el momento del apogeo de las dictaduras totalitarias que preparan el camino hacia la
guerra, como ocurre tras el surgimiento del Fascismo italiano de Mussolini a partir de 1922, del
Nazismo alemán de Hitler desde 1933 y del Comunismo ruso de Stalin a partir de 1924.

Es en esta etapa cuando también comienza una incompleta recuperación económica. Esta se
inicia tras la puesta en marcha del New Deal por Roosevelt en Estados Unidos para salir de la
depresión, y cuyas consecuencias van a ser un crecimiento económico basado tanto en el
imperialismo, como en el desarrollo de una política armamentística .
Sin duda, el hecho más trascendental de todo el período de entreguerras es la depresión
económica de los años treinta. Para conocer cuál fue su gestación es necesario analizar, en
primer lugar, cómo evolucionó la economía mundial durante la década de los años veinte. Esta
siguió a grandes rasgos, las etapas que antes hemos empleado para subdividir el período de
Entreguerras.

De esta forma, se produjo la crisis de post guerra entre 1918 y 1924, cuyas consecuencias
principales fueron la desorganización de la economía mundial lo que conllevó repercusiones
negativas como la inflación, devaluación de las monedas, desempleo, huelgas,
manifestaciones, etc.

“Los Felices años veinte”, se desarrollan desde 1924 hasta 1929, y van a estar caracterizados
por una serie de rasgos como el ser una época de prosperidad que tiene en la construcción de
rascacielos; es la época de los grandes negocios, como por ejemplo sucede en la industria del
motor con el Ford T; es también la época del auge del American way of life, o el estilo de vida
americano.

En 1928 comienzan los problemas económicos con el inicio de una crisis de tijera o de
superproducción, que se desencadena en sectores como el, carbón, el textil, el ferrocarril o en
la agricultura.

La crisis de 1929 tiene lugar a finales del mes de octubre, cuando se produce el crash o crack
de la bolsa de Wall Street en Nueva York. Su consecuencia más importante es que el índice
bursátil Dow Jones se desploma entre el año 1929, y principios del año 1933, cuando
desciende a la novena parte de lo que valía cuatro años antes. Las causas de la crisis se
explican por el hecho de un pésimo funcionamiento del sistema de inversión bursátil, que no
estaba controlado eficazmente por el Estado, lo que permitió la especulación desmedida con
las acciones.

Las principales consecuencias de la crisis son la ruina y quiebra de los bancos, así como la
desaparición de la inversión; el cierre de las empresas y el aumento del desempleo; el
endeudamiento de los agricultores ante la imposibilidad de pagar los créditos; la disminución
general de los beneficios, debido al aumento de los stocks de productos almacenados, lo que
también implica un descenso de los precios, etc.

Todos estos hechos tienen como repercusión más importante la quiebra del sistema capitalista
en Estados Unidos, ya que disminuyen las importaciones y las exportaciones, a consecuencia
de la reducción del comercio. Los efectos de la crisis llegan a Europa, por lo que se produce el
denominado efecto dominó que afecta a la economía de la mayor parte de los países del
mundo. Para acabar con esta situación se realizaron diferentes intentos de solución, como
sucedió con el presidente Hoover (de 1929 a 1933) presentó una serie de medidas ineficaces
para solucionar el problema, que lo único que conllevaron fue un agravamiento de la crisis.

Roosevelt, que gobernó entre 1933 y 1945, era por el contrario demócrata e intervencionista
en cuestiones económicas, por lo que decidió llevar a cabo una planificación estatal de la
economía, dando fin al Laissez Faire. De esa forma, se inauguró el período denominado de los
“Cien Días”, en el que se diseñó y se puso en marcha el New Deal. Este consistía en una
propuesta para reformar la economía y salir de la crisis y había sido elaborado por el llamado
Brain Trust o “consorcio de cerebros”, dirigidos J. M. Keynes.

Sus propuestas, llevadas a cabo en el New Deal, consistieron básicamente en la devaluación


del dólar para favorecer las exportaciones, el cierre de bancos en situación de quiebra, el
fomento de una política de grandes obras públicas para generar empleo, cuyo ejemplo más
conocido es la Tennessee Valley Authority; la construcción de viviendas sociales para dar
cobijo a la enorme masa de desempleados sin un lugar donde vivir; la reforma de la agricultura
mediante la concesión de créditos a los campesinos arruinados; el fomento de la producción
industrial, sobre todo de la industria de guerra, con la política de Cash and carry (pagar y
llevar); las mejoras sociales para los trabajadores, como la implantación de la Seguridad Social,
etc.

Con todas estas medidas, Roosevelt consiguió aumentar el consumo y mejorar el nivel de vida,
por lo que, a partir de mediados de 1933, Estados Unidos empezó a salir de la recesión.

Las consecuencias mundiales de la crisis se concretaron fundamentalmente en una depresión


económica y demográfica en casi todos los países del mundo, salvo en la Unión Soviética, ya
que por su situación de aislamiento, se encontraba al margen del sistema capitalista, y Japón,
que también seguía su propia política económica.

En Alemania, la retirada de créditos norteamericanos provocó un aumento enorme del


desempleo obrero. Esto supuso el fin de la República de Weimar y el consiguiente ascenso de
Hitler y del partido Nazi al poder. Hitler llevó a cabo una política de fomento de las obras
públicas para acabar con el paro y salir de la crisis, lo que consiguió en poco tiempo
apoyándose en sus medidas dictatoriales.

En Gran Bretaña se produjo el abandono del librecambismo y del patrón oro, llevándose a
cabo la creación de la Commonwealth con las ex colonias, una organización que suponía un
intento para reactivar los intercambios comerciales.

En Francia, la consecuencia de la crisis fue la caída de los conservadores y la subida al poder


del Frente Popular, que era una coalición de izquierdas entre Socialistas y Comunistas
encabezada por Leon Blum.

En España tuvo lugar la caída de la dictadura de Primo de Rivera, con la consiguiente


proclamación de la Segunda República en 1931. Los graves problemas internos condujeron en
1936 al estallido de la Guerra Civil, y al finalizar esta en 1939, daba comienzo la dictadura del
general Franco, que había resultado vencedor en el conflicto.

En Italia, el control férreo de la economía por parte de la dictadura fascista de Mussolini


reduce los efectos de la crisis, e incluso se produce un importante crecimiento de la industria
de guerra.

En la Unión Soviética, los Planes Quinquenales de desarrollo industrial de Stalin supusieron un


fuerte crecimiento de la economía tanto en la industria pesada, como en la electricidad.
Las interpretaciones de la crisis tienen su máximo exponente en la figura del economista J. M.
Keynes, quien en su obra, plantea que para salir de la depresión, la solución consiste en
incentivar la inflación poniendo más dinero en circulación para, de esa forma, reactivar las
obras públicas, dar más trabajo a los obreros, aumentando la capacidad adquisitiva de estos y
así, generar una mayor demanda de productos para que de esta forma se vuelva a provocar un
crecimiento de la producción industrial.

La crisis, finalmente, condujo al estallido de la Segunda Guerra Mundial en 1939, con la que se
inicia una nueva etapa en la Historia.

También podría gustarte