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9.

(ALGUNOS) CAMBIOS ECONÓMICOS, SOCIALES Y

CULTURALES, 1900-45

[Notas de clase de Hugo García, UAM: se ruega no citar ni publicar]

La transformación socioeconómica promovida por la Revolución

industrial se aceleró durante el siglo XX. 1 Los países capitalistas,

socialistas y luego del Tercer Mundo compartían su fe en la

modernización como vía hacia la fortaleza militar y solución a los

conflictos sociales. La gran mayoría de economistas y científicos

sociales coincidían en que este proceso debía seguir una serie de fases

inevitables, tan fijas como los modos de producción del marxismo. 2 Las

tensiones que generó este proceso entre distintos países y grupos

sociales explican buena parte de los conflictos y la violencia del periodo.

1. La economía internacional entre las dos guerras mundiales

Dentro de este marco, el periodo 1914-45 fue la época de menor

crecimiento del PIB mundial desde el inicio de la industrialización. 3 El

1
Edward Ross Dickinson, The World in the Long Twentieth Century: An Interpretive
History (2018).
2
Walt Whitman Rostow, Las etapas del crecimiento económico: un manifiesto no
comunista (1960).
3
Este resumen sigue a los de Robert Skidelsky, “El crecimiento de una economía
mundial”, en Historia Oxford del siglo XX, 1998, pp. 96-116; y Xavier Tafunell, “La
economía internacional en los años de entreguerras (1914-1945)”, en F. Comín et al.
(eds.), Historia Económica Mundial. Siglos X-XX, Barcelona, Crítica, 2005, pp. 287-
337 [en Moodle].

1
ritmo de crecimiento fue mucho más lento durante la primera mitad

del siglo que durante la segunda. El capitalismo consiguió sobrevivir

(fuera de la URSS), pero a costa de sustituir el modelo liberal por la

economía mixta que se generalizaría a partir de 1945.

Muchos autores relacionan estos problemas económicos con el

estallido de la Primera Guerra Mundial (PGM): Dickinson subraya la

feroz competencia entre Francia, el Reino Unido, Alemania y Rusia por

acceder a los recién descubiertos yacimientos de petróleo de Persia y

Mesopotamia entre 1910 y 1914.4 La guerra y los tratados de paz

agravaron los problemas existentes y generaron otros:

- Destrucciones de capital humano y físico (entre el 3,5% y el 10%

de la población europea, un 20% de la rusa; alrededor del 3,5%

del capital de 1914, daños materiales especialmente graves en

Francia y Bélgica. Los beligerantes no volvieron a alcanzar los

niveles de producción de 1914 hasta 1924-25.

- Alteraciones en la distribución de la producción y el comercio. La

participación de Europa en la producción mundial cayó del 43 al

34 % entre 1913 y 1924, y el del comercio pasó del 59 al 50%.

Los beneficiarios fueron EEUU y Japón para las manufacturas y

Sudamérica y los Dominios británicos para las materias primas.

4
Dickinson, The World in the Long 20th Century, pp. 149-150.

2
- La City comenzó a ser sustituida por Wall Street como centro

financiero. Los EEUU pasaron de ser un país deudor a convertirse

en el principal prestamista internacional en 1918, mientras los

países europeos quedaban fuertemente endeudados.

- Como advirtió el miembro de la legación británica John Maynard

Keynes, el mercado común vertebrado por el Imperio

Austrohúngaro se fragmentó en Estados económicamente

desarticulados (salvo Checoslovaquia); mientras que las

reparaciones lastraban la recuperación de Alemania, pieza clave

de la economía europea. 5

- Para superar la crisis las principales economías adoptaron

políticas deflacionistas, de acuerdo con la ortodoxia financiera

neoclásica, y aranceles proteccionistas. 6 Estas medidas

permitieron restablecer la estabilidad económica y propiciaron

una relativa prosperidad entre 1924 y 1929. A corto plazo

causaron una aguda recesión, un fuerte aumento del paro y

episodios de hiperinflación como el de Alemania en 1922-23, que

alimentaron los conflictos laborales e indirectamente la deriva

autoritaria del Viejo Continente.

5
J.M. Keynes, Las consecuencias económicas de la paz (1919).
6
Incluyendo a la República de Weimar alemana tras la hiperinflación de 1922-23,
que llevó a la adopción del Rentenmark (luego Reichsmark) y al Plan Dawes de
reducción de las reparaciones, que en 1929 fueron reducidas de nuevo por el Plan
Young y en 1933 rechazadas por el Tercer Reich.

3
Hacia 1924 concluyó la reconversión de una economía de guerra en

una de paz y se recuperaron los niveles de producción de 1913.7 La

economía capitalista conoció una nueva etapa de crecimiento que se

prolongó hasta 1929: fueron los años de la prosperity (EEUU), les

années folles (Francia), marcados por rápidos cambios sociales. Pero

el crecimiento no fue homogéneo ni en el tiempo ni en el espacio, ni

afectó igual a los distintos sectores:

− La producción industrial europea creció un 23%, pero el

crecimiento fue básicamente norteamericano: en 1929 el 45%

de la producción industrial mundial procedía de los EEUU. Esto

creó un desequilibrio creciente, porque desde el final de la guerra

los norteamericans no necesitaban importar capital, mano de

obra o mercancías, excepto algunas materias primas.

− Los sectores de la segunda revolución industrial (electricidad,

automóvil, química) crecieron más que los de la primera (carbón,

hierro y textiles). La tasa creciente de paro en los segundos no

pudo ser absorbida por los primeros por problemas de

localización o por estar basados en técnicas ahorradoras de mano

de obra como la organización científica del trabajo (OCT),

7
Charles Maier, La refundación de la Europa burguesa: Estabilización en Francia,
Alemania y Italia en la década posterior a la I Guerra Mundial, Madrid, Ministerio de
Trabajo y Seguridad Social, 1988.

4
propuesta por Frederick Winston Taylor en 1911 e introducida

por Henry Ford durante la PGM y extendido a Europa y a la URSS

en los años 20. 8

− En la agricultura se produjo una superproducción y caída de los

precios, debida a la extensión de la superficie cultivada durante

la PGM (Brasil, Argentina, Australia) y a la modernización del

sector, sobre todo en los EEUU. Los países productores perdieron

capacidad adquisitiva, al igual que sus agricultores.

− El proteccionismo y los problemas monetarios dificultaron el

desarrollo económico. El país más proteccionista fue EEUU, que

no supo desempeñar un papel equivalente al que había adoptado

GB con su librecambio en el s. XIX.

− El sistema monetario internacional, roto durante la PGM, no

acabó de restablecerse. En 1922 se celebró una conferencia

internacional en Génova, convocada por la SDN, y de ella surgió

un patrón de cambios oro, que suponía el empleo de la libra y el

dólar, y no sólo el oro, como cobertura de los billetes emitidos. 9

8
Stefan J. Link, Forging Global Fordism: Nazi Germany, Soviet Russia, and the
Contest over the Industrial Order (2020).
9
Sistema monetario por el cual la moneda de una nación puede convertirse en
pagarés de otra que sea convertible en oro a un tipo de cambio fijo. El sistema
permite a la mayoría de las naciones mantener la paridad de su moneda con el oro
sin verse obligadas a conservar una reserva de oro tan grande como bajo el patrón
oro. Se impuso tras la PGM debido a la escasez de oro atesorable. La libra y el dólar
fueron las monedas de reserva más reconocidas. La exigencia de un tipo de cambio
fijo para la moneda de reserva limita la libertad de la política monetaria para resolver
sus problemas domésticos; de ahí su abandono durante la Gran Depresión (en el RU
en 1931, en EEUU en 1933, en el resto de los países durante esta década).

5
Pero su adopción se alargó hasta enero de 1930 (Japón). La libra

quedó sobrevalorada, y el dólar y el franco infravalorados. Esos

desajustes provocaron especulación e inestabilidad.

Estos problemas contribuyeron a propiciar la Gran Depresión de

1929-39 (GD), la crisis más importante de la historia del capitalismo

por su profundidad y extensión:

− Entre 1929 y 1932 la producción industrial mundial se redujo en

más de un tercio y en los EEUU casi a la mitad. La producción de

materias primas se redujo en un cuarto. La de alimentos y

materias primas se mantuvo, pero su precio cayó a la mitad

(56%).

- La crisis afectó directa o indirectamente a todas las economías,

excepto a las aisladas por su primitivismo o sistema económico

(URSS). El impacto no dependió del nivel de desarrollo, pues

entre los países más afectados se encontraban las dos grandes

potencias industriales (EEUU y Alemania) y países semi-

industrializados como Polonia o Checoslovaquia. En otros países

muy industrializados, como GB o Suecia, la crisis fue menos

severa y más corta. En cambio, afectó de manera severa a

6
economías latinoamericanas como la de Chile, muy dependientes

de las exportaciones de minerales. 10

Las causas de la GD han suscitado un intenso debate. 11 Autores

keynesianos como John Kenneth Galbraith, Peter Temin y Barry

Eichengreen las identifican con los mismos procesos que habían

impulsado la expansión económica de los años 20:

- la superproducción industrial y agrícola, es decir, la producción

excesiva en relación al tamaño de los mercados.

- la debilidad de la demanda, o la mala distribución del poder

adquisitivo. Según Galbraith, en 1929 los 15.000 individuos o

familias con renta igual o superior a $100.000 de los EEUU tenían

tantos ingresos como los 5-6 millones peor situados. 12

- La especulación bursátil, promovida por créditos bancarios

baratos y reflejada en un aumento continuo de las cotizaciones

de las grandes empresas industriales en la Bolsa de Nueva York

desde febrero de 1928 hasta septiembre de 1929.

10
Paulo Drinot y Alan Knight (eds.), La Gran Depresión en América Latina (2015).
11
Un estado de la cuestión, en Andrés Solimano, “The Great Depression of the
1930s”, en A History of Big Recessions in the Long Twentieth Century (2020).
12
Galbraith, El crash de 1929 (primera edición 1955).

7
La explicación liberal de la crisis, formulada por Milton Friedman y

resumida por Gabriel Tortella 13, señala otros dos problemas:

- la Reserva Federal (banco central de EEUU desde 1913) mantuvo

su tradicional política deflacionista y el patrón oro hasta bien

entrada la crisis, en lugar de reactivar la demanda reduciendo

los tipos de interés y facilitando el crédito;

- la inflexibilidad de los salarios a la baja (resultado de la presión

sindical y luego de las políticas del New Deal) explica que el

ajuste se realizase a través del paro y no de una reducción de

salarios, como en crisis anteriores.

El crash bursátil, o hundimiento de las cotizaciones de Wall Street,

en octubre de 1929, desencadenó una profunda crisis a través de un

mecanismo conocido como efecto multiplicador:

- primero un desplome de la inversión (la producción de bienes de

capital se redujo en un 88% entre 1929 y 1933), resultado del

hundimiento de la confianza de las empresas en la economía y

en la capacidad del Gobierno para sacarla a flote.

13
Gabriel Tortella, La revolución del siglo XX, Madrid, Taurus, 2000.

8
- la caída de la inversión arrastró al consumo (a través del paro),

que se redujo de 79.000 a 49.000 millones $ y redujo la inversión

aún más (por la pérdida de beneficios de las empresas a causa

de la reducción del consumo).

La GD se plasmó en una enorme contracción en los EEUU: el PIB

cayó un 32%, la producción industrial un 38%, la inversión un 94% y

el paro aumentó desde un 3,2% de la población activa en 1929 hasta

un 25% en 1933. Lo mismo sucedió, a menor escala, en muchos países

europeos, fuertemente endeudados con los bancos estadounidenses y

que dependían de las inversiones norteamericanas: en 1929-33 el PIB

cayó un 25% en Alemania; 15% en Francia y 6% en el Reino Unido.

La crisis se difundió a través de dos canales: la contracción del

comercio internacional (alrededor del 60% entre 1929 y 1932) y la

repatriación de los capitales norteamericanos invertidos en el

extranjero tras el crash. Esto afectó severamente a la Europa centro-

oriental y especialmente a Alemania. El flujo de capitales entre Europa

y EEUU se rompió y el pánico financiero se extendió en el Viejo

Continente desde la primavera-verano de 1931. En algunas localidades

industriales, como la austriaca Marienthal (objeto de un estudio

sociológico clásico publicado el año en que Hitler llegó al poder), la

práctica totalidad de la población masculina quedó sin trabajo. 14

14
Marie Jahoda, Paul Lazarsfeld y Hans Zeisel, Los parados de Marienthal [1933]
(2007).

9
Las conmociones se extendieron al principal centro financiero

europeo, la City londinense, y la libra se vio sometida a fuertes

tensiones de especuladores internacionales. En septiembre de 1931 GB

decidió abandonar el patrón oro y devaluar su moneda un 30%,

poniendo fin al patrón oro como régimen monetario internacional.

Para atajar la crisis, los Estados occidentales recurrieron al principio

a la ortodoxia liberal, basada en la fórmula deflación + proteccionismo.

El presidente norteamericano Herbert Hoover (1929-1933) defendió

que el mercado se encargaría de resolver la crisis reduciendo precios y

salarios y reactivando la demanda. Pero la realidad económica había

cambiado desde la PGM: tanto los precios como los salarios eran

rígidos, los precios por el poder de mercado que tenían los oligopolios

y los salarios por la acción de los sindicatos y partidos obreros. 15 Las

políticas deflacionistas deprimieron aún más la producción y el empleo.

Hoover adoptó también medidas proteccionistas, implantando

aranceles altos para proteger a la industria y a la agricultura

americanas (arancel Smoot-Hawley, 1930). Pero esta política produjo

una reacción en cadena, porque otros países adoptaron medidas

similares, fomentando el nacionalismo económico y el “sálvese quien

pueda” (beggar-thy-neighbor). Las potencias se volcaron en sus áreas

de influencia (conferencia de Ottawa de la Commonwealth, 1932), una

15
En Estados Unidos entre 1929 y 1933 los precios cayeron alrededor de un 25 %,
pero los salarios en general cayeron en menor proporción, de modo que los salarios
reales incluso aumentaron moderadamente, mientras que el desempleo creció
desmesuradamente.

10
mentalidad que explica el interés del Tercer Reich por el espacio vital

y la ocupación japonesa de Manchuria (1932).

La ineficacia de las políticas liberales hizo que los Gobiernos de los

países industriales (empezando por el de Japón) adoptasen políticas

contracíclicas y expansivas como las preconizadas por J.M. Keynes en

su Teoría General del Empleo, el Interés y el Dinero (1936), para

muchos el libro de economía más importante del XX, aunque su

influencia se aprecia sobre todo tras la IIGM. Estas se tradujeron en un

gran aumento del gasto militar, en particular en países autoritarios

como Japón, Alemania e Italia; pero también incluyeron un aumento

del gasto social, que permitió aliviar los efectos sociales de la Depresión

a la vez que estimulaba la economía y sentaba las bases de un nuevo

modelo de sociedad. Su principal legado fue consolidar el warfare state

surgido durante la PGM y ampliar los Estados del bienestar iniciados en

la preguerra con la generalización del seguro obligatorio contra el paro

(Inglaterra, 1911; Francia, 1914; Italia, 1919; Alemania, 1927;

Suecia, 1934; EEUU, 1935); la implantación de la jornada de 8 horas

(Dinamarca, Francia, Holanda, España); y la concesión de vacaciones

pagadas (Francia, Reino Unido, Suecia, Noruega).

Durante la IIGM muchos observadores anunciaron que el

capitalismo estaba condenado a ser reemplazado por un socialismo

como el soviético, que había demostrado el valor de la planificación

para resistir las crisis, o algún tipo de corporativismo como el

11
practicado por los países fascistas. 16 Esta percepción explica la

generalización de un modelo económico mixto en EEUU y sus aliados

europeos tras la guerra que, paradójicamente, permitiría el periodo de

mayor crecimiento de la historia del capitalismo entre 1950 y 1973.

Hobsbawm y Temin subrayan el carácter socialista de este programa y

la influencia que tuvo en él la URSS, pero su principal exponente (el

New Deal de Roosevelt muestra su carácter ecléctico: se inspiró en los

programas adoptados en otras naciones (Alemania, la Unión Soviética

y Suecia), pero consiguió una mezcla única e influyente. 17

2. Transformaciones sociales y culturales: la sociedad de masas

En medio de los altibajos económicos y los conflictos políticos la

industrialización y la urbanización continuaron en la mayor parte del

mundo: la proporción de población urbana aumentó del 13% (220

millones) en 1900 al 29% (732 millones) en 1950, favoreciendo una

elevación del nivel de vida, un mayor acceso colectivo a bienes de

consumo y una transformación profunda de la vida cotidiana y del

medio ambiente.

El paso de la comunidad a la sociedad descrito por Ferdinand

Tönnies en 1887 fue vivido de un modo nuevo tras la PGM. 18 Oswald

Spengler vinculó en 1923 la Decadencia de Occidente al proceso de

16
Joseph Schumpeter, Capitalismo, socialismo, democracia (1942).
17
Kiran Klaus Patel, The New Deal: A Global History (2015).
18
Ferdinand Tönnies, Comunidad y sociedad (1887).

12
urbanización, que había disuelto al pueblo en masas informes que

rechazaban la historia y la cultura europeas. Ortega y Gasset denunció

en 1930 una rebelión de las masas que no consistía en manifestaciones

y huelgas, sino en la extensión de nuevas relaciones sociales que

borraban las diferencias simbólicas entre élites y pueblo, y que Ortega

–como muchos otros europeos– identificaba con los EEUU.

Estas críticas reflejan el desconcierto y la ansiedad que produjo la

velocidad del cambio social. La sociedad era cada vez más fluida e

igualitaria, pero también una “sociedad de extraños” vinculados cada

vez más por acuerdos legales y menos por tradiciones y valores

comunes. 19 Conceptos como masas y multitudes, popularizados por la

psicología social a finales del s. XIX para describir los comportamientos

supuestamente irracionales de las muchedumbres urbanas (Gustave

Le Bon, Psicología de las masas, 1895), se aceptaron como

descripciones de la sociedad de posguerra, con sus connotaciones

peyorativas hacia la modernidad y la democracia. 20 El norteamericano

Walter Lippmann señaló en 1922 que la opinión pública no era más que

un “rebaño desconcertado” que no comprendía los complejos

problemas modernos más que a través de estereotipos. 21

Esta reacción se ha interpretado como una respuesta de las élites al

principio del fin del antiguo Régimen tras la IGM. Fue una época de

19
James Vernon, Distant Strangers: How Britain Became Modern (2014) (siguiendo
las teorías de Émile Durkheim y Georg Simmel sobre la sociedad industrial).
20
Rafael Cruz, “La política de los instintos. Las masas en la España contemporánea”
(2008).
21
Walter Lippmann, La opinión pública (1922); El público fantasma (1926).

13
problemas económicos para la aristocracia europea, vinculada a la gran

propiedad agraria que tanto sufrió en esta época, pero que mantuvo

buena parte de su poder político y social y su influencia en las

costumbres. 22 Encontramos sentimientos parecidos entre pequeños

comerciantes, propietarios agrarios o rentistas rurales y urbanos, cuya

reacción más frecuente fue atacar la modernidad y sus representantes

(intelectuales, artistas, dirigentes de izquierda, judíos, banqueros,

mujeres…) y apoyar a la derecha radical y el fascismo. 23 En cambio,

las clases trabajadoras conquistaron el derecho al voto en muchos

países, mejoraron sus condiciones laborales y accedieron a un nivel de

consumo hasta entonces reservado a las élites. La democratización

tuvo mucho que ver con el nuevo poder de la clase obrera en la

economía industrial (simbolizado por la idea de la huelga general) y el

crecimiento de los sindicatos de 15 millones en 1913 a 46 en 1921 y

23 (en los países democráticos) en 1936. 24 Lo mismo sucedió con el

campesinado, que los regímenes fascistas y autoritarios mimaron como

la encarnación de los valores nacionales y que se benefició de reformas

agrarias como la rusa, la mexicana y la española. Pero ataques tan

terribles como la colectivización agrícola soviética –cuando la población

rural pasó del 82% en 1926 al 67% en 1939– reflejan su posición

amenazada en la nueva sociedad que se estaba forjando.

22
Arno Mayer, La persistencia del Antiguo Régimen (1984); Marcus Collins, “The rise
and fall of the English gentleman” (2002).
23
Michael Mann, Fascistas (2007).
24
En 1920 la tasa de afiliación sindical llegaba al 50% en Alemania, al 45% en el RU,
al 26% en Suecia y al 17% en EEUU. Aldo Agosti, “La evolución de los sindicatos
europeos”, en Europa en crisis, 1919-1939 (1991).

14
Como intuyó el comunista italiano Antonio Gramsci, las técnicas

productivas de Taylor y Ford se difundieron por el mundo y acabaron

dando su nombre a un modelo productivo y social (fordismo) en el que

la producción en masa se sostenía sobre el consumo en masa. 25 La

difusión de la OCT se vio acompañada de nuevas técnicas de marketing

que incluían préstamos para el consumo, venta a plazos, grandes

almacenes, agresivos métodos de publicidad basados en la experiencia

de la PGM y en las teorías de Freud y nuevas técnicas de diseño (como

las desarrolladas por la Bauhaus en Weimar desde 1919 y en Chicago

desde 1937). 26 Los años 20 fueron un momento clave en la creación

de una sociedad donde el consumo servía como en la principal

aspiración, actividad de ocio y fuente de identidad, como había

anticipado Thorstein Veblen al analizar el consumo conspicuo de los

nuevos ricos de la Gilded Age en 1899.27

La espectacular difusión del automóvil en los EEUU es el ejemplo

más claro de cómo contribuyó la OCT a fomentar el consumo de masas.

Ford, General Motors y Chrysler orientaron su producción hacia

vehículos económicos y la producción se triplicó en pocos años,

pasando de 9 millones de coches en 1920 a 27 en 1927 (uno por cada

5 estadounidenses). La actividad tuvo un efecto multiplicador sobre la

producción de petróleo, acero, caucho; la construcción de nuevas

25
Antonio Gramsci, “Americanismo y fordismo” (1934), en Cuadernos de la cárcel,
nº 22, vol. V, pp. 201-205.
26
Edward Bernays, Crystallizing Public Opinion (1923).
27
Thorstein Veblen, Teoría de la clase ociosa (1899).

15
carreteras que favorecieron a su vez la urbanización de los suburbios

y el turismo. El desarrollo de la electricidad facilitó el lanzamiento de

aparatos domésticos como frigoríficos, lavadoras, aspiradoras… Como

anunció el protagonista de El cuarto mandamiento de Orson Welles

(1942, basada en una novela de 1918) los automóviles iban a cambiar

la faz de la tierra. Fue una industria clave en la difusión del modelo de

sociedad que se exhibió en la Exposición Internacional de Nueva York

en 1939, bajo el título de “El mundo de mañana”. Futurama, un

diorama de Norman Bel Geddes patrocinado por GM, mostró una

ciudad modelo basada en magic motorways, destinadas a resolver los

atascos e interconectar el país, junto a barrios residenciales dotados

de las últimas tecnologías. El modelo acabaría prevaleciendo sobre las

propuestas de Lewis Mumford, que en otro documental presentado en

la exposición (The City, 1939) defendió una “ciudad verde” más

parecida a la “ciudad jardín” propuesta por Ebenezer Howard en 1898

y a algunos proyectos experimentales del New Deal. 28

En esta época se popularizaron también espectáculos de masas

como el fútbol, el béisbol, los toros o la pelota vasca, a los que asistían

mezclados obreros, empleados y burgueses, que también compartían

otros lugares públicos (cines, parques, paseos urbanos, playas…). La

creciente presencia de mujeres en espacios hasta entonces segregados

también contribuyó a la democratización del espacio público. Las

posiciones feministas, combatidas como ataques al orden social

28
Robert Fishman, Urban Utopias in the Twentieth Century (1982).

16
durante la belle époque, lograron una amplia aceptación tras la PGM,

paralelamente a la concesión del voto femenino en países como Rusia

(1918), Alemania (1919), EEUU (1920), Reino Unido (1918 y 1928),

España (1931), Ecuador, Brasil, Uruguay y Cuba (1929-1945). Frente

a la mujer moderna, independiente y masculinizada, retratada por F.

Scott Fitzgerald en Flappers and Philosophers (1920) y Victor

Margueritte en La garçonne (1922), o la mujer autosuficiente

anunciada por Charlotte Perkins Gilman en su utopía Herland (1915),

médicos y sociólogos reivindicaron un nuevo modelo diferencialista,

fundado en la maternidad, que se impondría en los países fascistas, las

democracias, la URSS bajo Stalin y las dos Españas de la Guerra Civil. 29

Las guerras mundiales tuvieron un efecto emancipador pero también

generaron fuertes resistencias, al margen de formas de violencia

sexuada específicas como las rapadas de la depuración francesa o las

mujeres de confort del Imperio japonés. 30

La lenta formación de la nueva sociedad se vio acompañada de

la extensión de mass media (prensa, cine y radio) destinados a

entretener y moldear a un público plural e interclasista. El cine

experimentó una difusión enorme en los años de entreguerras, cuando

más de un 50% de la población norteamericana y europeo occidental

29
Nancy Cott, “Mujer moderna, estilo norteamericano”, en Françoise Thébaud (dir.),
Historia de las mujeres. El siglo XX (1993), pp. 107-126; Nerea Aresti, Médicos,
Donjuanes y Mujeres Modernas. Los ideales de feminidad y masculinidad en el primer
tercio del siglo XX (2001).
30
Françoise Thébaud, “Pensar las guerras del siglo XX desde las mujeres y el género:
cuarenta años de historiografía” (2015) [en Moodle].

17
veía una película o un noticiario al menos una vez a la semana. 31 A

diferencia de la prensa el cine llegaba a todos, sobre todo tras la

introducción del sonido a partir de 1927. El filósofo judeo-alemán

Walter Benjamin vio en él el principal ejemplo del cambio que había

sufrido el arte en la era de su “reproductibilidad técnica”, que le había

privado de su “aura” al tiempo que aumentaba su impacto cultural y

político. 32 Hollywood fue un potente instrumento de proyección de la

sociedad moderna y sus valores tanto en el centro como en las

periferias, como refleja la película feminista china Nuevas mujeres de

Cai Chusheng (1935). Reglamentos de censura como el

norteamericano Código Hays (1930-68) reflejan las resistencias al

cambio político y moral por parte del poder político y la industria

cultural emergente, paralelas a las que ofrecieron los gobiernos

europeos a la penetración de Hollywood desde los años 20. 33

31
Hacia 1930 el número de espectadores semanales era de unos 80 millones en EEUU
(un 65% de la población) y unos 20 en el Reino Unido (casi el 50%). Nicholas Pronay,
Propaganda, Politics and Film, 1918-45 (1982), p. 175. En Francia se calculan unos
230 millones anuales en 1931 y 453 en 1938.
32
Walter Benjamin, “La obra de arte en la era de su reproductibilidad técnica” (1936).
33
Victoria de Grazia, El imperio irresistible (2006).

18

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