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Comentario al texto NOTAS DE LA IGLESIA

Alumno: Josué Torres Martínez

Al hablar de santidad de la Iglesia muchas veces podemos mal interpretar o


reducir esta noción a una simple dimensión, pero es necesario destacar cada
una de sus acepciones respecto a la forma en la cual nuestra iglesia a si como
cada uno de sus miembros tienen ese carácter de santidad.
Primeramente, llama la atención desde luego que es algo que principal mente
proviene de arriba. Esto es una santidad de la cual Dios nos hace participes
dándole otorgándole su santidad a cada uno de los principios que profesamos
como Iglesia. A la vez que el Dios que es santo nos elige y nos comparte de su
santidad nosotros como iglesia a la vez compartimos a los demás de esta
participación por eso la iglesia se vuelve signo y sacramento de santificación,
porque es en ella que Dios transmite su santidad al mundo por la acción del
Espíritu Santo.
Ante todo, somos elegidos por Dios mismo, de el proviene toda iniciativa y
llamamiento, es pues su voluntad el suscitar en nosotros su deseo de
santificación, dando espacio a la libertad del hombre a cooperar en su acción
salvífica, el Dios que te creo sin ti, no te salvara sin ti. El hombre en su
imperfección debe pues esforzarse a alcanzar esta santidad que Dios ya le ha
otorgado pero que requiere como la creación de Miguel Ángel que el hombre
extienda su dedo al de Dios que ya esta extendido. Diría el Papa francisco: la
santidad no se compra no se gana con las propias fuerzas, sino que es
“simplemente de todos los cristianos” y aquella “que debemos hacer todos los
días. Es por tanto un ejercicio diario la búsqueda de la santidad en la iglesia
como miembros del cuerpo de Cristo que es Santo.

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