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ORDENACIÓN DE LAS LECTURAS DE LA MISA

Trabajo final

Alumno: Josué Torres Martinez

Dentro de la celebración litúrgica es de notable importancia la mesa de la palabra de igual modo


que la liturgia eucarística ambas constituyen el alimento espiritual del creyente, donde la
comunidad se congrega a dar gloria a Dios y hacer vida su misterio por eso la Iglesia ha de poner
especial atención al modo en el que se lleva a cabo la celebración y como la palabra impregna la
vida del pueblo.

Cabe subrayar que a través de la historia ha habido una preocupación en darle esta importancia
merecida a la palabra y esto al final también se ha visto reflejado como un fruto que han dado
diversos documentos pontificios y el mismo Vaticano segundo para mantener la eficacia que la
palabra de Dios ofrece en la Iglesia. Seguir las lecturas como se nos menciona es seguir a Cristo
principal interprete de la palabra de la cual el también participo de su celebración. Tomando en
cuenta que él es también principalmente el centro y tanto el antiguo testamento como el nuevo son
leídos y vividos desde la persona de Cristo. Se trata de hacer presente en la vida las acciones
realizadas por Dios a través de la historia de la salvación, que pueda interpelarnos tener un sentido
que transforme el obrar humano y que sea Dios mismo quien actúe en nosotros por medio de su
palabra. De esta manera en la celebración litúrgica la palabra tiene un carácter ante todo de
proclamación que no es para nada estática perdida en el pasado incluso en el presente, sino que se
abre a los tiempos y nos encamina a un futuro esperanzador. En todo esto siempre presente el
Espíritu que procede de Dios y que se extiende en su iglesia impulsándola a la misión.

A qui llama particularmente la atención sobre el lugar que deben ocupar las sagradas escrituras al
no permitirse sustituir por otras lecturas, aunque de tinte espiritual no son base de la fe cristiana, y
de un modo especial el evangelio que es el centro y desde donde el cristiano relee las escrituras.
Para ello se invita a que el pueblo participe fervientemente y conscientemente asignando lugares
especiales desde donde pueda ser proclamada la palabra de Dios. Por eso los ministros
principalmente deben de guardar la debida reverencia para mantener el carácter sagrado de lo que
se celebra.

Me parece importante que se le dé el lugar al papel fundamental que tiene la música como un
carácter ministerial sobre todo a la hora de entonar los salmos y de esta forma glorificar a Dios y
elevar el espíritu del creyente con cada nota y cada palabra. De igual modo la predicación debe
invitar al fiel a adentrarse a la participación de la celebración con prudencia acentuando los días
más importantes del año litúrgico puesto que es al ministro a quien se le ha confiado de un modo
especial esta función. Por eso se insiste en que haya una preparación previa y conocimiento
minucioso de las Sagradas Escrituras tanto el ministro ordenado como el instituido. Por otro lado,
es innegable la participación del pueblo que aunque como receptor en la escucha de la palabra
procura en cada acción litúrgica fortalecer la fe reconociendo la presencia de Cristo de un modo
particular y real en la palabra proclamada. Es por tanto que son invitados a llevar el misterio
celebrado en cada celebración al ámbito cotidiano de la vida. De ahí de la importancia de que
también haya ministros dentro del pueblo, instituidos de la palabra que pueden llevar de un modo
oficial su proclamación. De igual modo prestar atención a la formación del salmista que este
instruido tanto en las sagradas escrituras como musicalmente.

La ordenación de las lecturas apoyadas en las reformas del concilio Vaticano II buscan ante todo
tener un solo orden pero que a la ves se abran a las diversas formas de celebración en las diversas
culturas e iglesias locales, manteniendo siempre el fin catequético y pastoral.

El orden se ha establecido de manera que a lo largo de un tiempo determinado la comunidad pueda


escuchar de un modo esquemático los pasajes mas importantes o profundos de la escritura
salvaguardando su unidad, así como su continuidad leída desde la persona de Cristo, esto tanto el
Antiguo como el Nuevo testamento. Los siclos litúrgicos propuestos garantizaran que haya más
variación de los textos sagrados durante cada año. Así los tiempos específicos como cuaresma o
adviento estarán orientados a la elección de textos que ayuden al recogimiento espiritual del tiempo
determinado y que pueda introducirlos a dicho recogimiento espiritual. hay sin embargo lecturas
de algunos libros que son apartados para momentos del año específicos con el fin de incrementar
el sentido del tiempo litúrgico celebrado en cuestión. Esto favorece a que los fieles se adentren mas
a los misterios encaminándose desde de la mano de la historia de la salvación. Por otro lado, nos
encontramos con el tema de algunos temas o versículos dentro de la Sagrada Escritura que pueden
ser difíciles de comprender principalmente por su carácter literario y que no favorezcan al espíritu
celebrativo que obedece la liturgia estos pueden ser tratados más en ambientes académicos.

Cada tiempo buscara vivenciar en la asamblea los misterios de la redención desde la persona de
cristo así por ejemplo en adviento las lecturas estarán orientadas a la promesa y la venida del
salvador o en cuaresma con un espíritu de recogimiento se fomentarán las obras de penitencia y
misericordia en los fieles. Y durante el tiempo ordinario es de especial importancia intercalar los
evangelios para que cada año se tenga una visión diferente de este.

A partir del Vaticano II se le ha dado una peculiar importancia a la lengua vernácula, así los textos
de la Sagrada Escritura según las normas pueden ser adaptados para una mejor comprensión entre
las culturas sin perder la esencia de la palabra.

De este modo el orden de las lecturas encamina a los fieles a experimentar por un lado los misterios
de redención a través de la historia de un pueblo que se encamina a su santificación entre las
pruebas de este mundo y a la ves impregna de la gracia de Dios e invita a proclamar y hacer vida los
misterios que ahí se celebran.

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