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¿QUÉ ES LA RENOVACIÓN

CARISMÁTICA CATÓLICA?
Objetivo del tema:
Conocer lo esencial de la experiencia y la espiritualidad carismática, como un
instrumento escogido por Dios para renovar su Iglesia.

A. Introducción

a. Evocación:
¿Cuántas veces alguien nos ha preguntado qué es la Renovación Carismática Católica?
¿Supimos dar respuesta a esa interrogante?
b. Ubicación y concatenación con el curso:
Llegamos a esta Escuela con una experiencia previa de lo que es la espiritualidad
carismática, pero tenemos que conocer las fuentes y características de esta experiencia
renovadora para así darle su verdadero sentido.
c. Motivación y presentación del tema:
El Señor tiene un porqué hace las cosas, y Él tiene un sabio Plan para renovar su Iglesia.
Vamos a
conocer una parte importante de este Plan.

B. Cuerpo de la enseñanza (50’)


Es una corriente de gracia por medio de la cual el Espíritu de Dios nos lleva a vivir de
manera vivencial la realidad del Cuerpo de Cristo.
Renovación es una conversión y entrega constante a Dios, una docilidad creciente al
Espíritu Santo. De allí que, para la Iglesia, la Renovación es un Pentecostés actual para
renovar la Iglesia de hoy. La Renovación Carismática Católica (RCC), más que ser un
movimiento en la Iglesia, es la Iglesia en movimiento.

Puede definirse la RCC como un regreso a las fuentes primeras del cristianismo, y estas
fuentes pueden resumirse en:
1. La proclamación de la Palabra con poder.
2. La invitación a una conversión personal.
3. El reconocimiento de Jesús como Señor y Salvador, como base para una relación
personal con Jesús.
4. El bautismo (Efusión) en el Espíritu Santo que nos ayuda a vivir como hijos de Dios.
5. La integración a la comunidad cristiana (Grupo de Oración).
6. El testimonio comunitario y personal de un Dios vivo entre nosotros y que nos ama
incondicionalmente.

Es bueno aclarar por qué la RCC no es considerada un movimiento. Generalmente, un


movimiento surge de las ideas de su fundador o de la organización de un grupo de
personas, u otros factores sociológicos explicables. En cambio, la RCC no es creación
del hombre, sino de Dios.
Quizás pudiera ser denominada “movimiento” en cuanto se trata de un grupo grande de
personas que comparte, usa y valora las riquezas de la RCC para su propio bien y el de
la Iglesia; y segundo, en cuanto algunos están procurando desarrollar medios que
aseguran que esta Efusión del Espíritu no se pierda, ni se vuelva ineficaz dentro de la
Iglesia y a través del tiempo.

Debemos conocer también qué es la Renovación Carismática, según los Estatutos de la


Renovación (ICCRS), aprobados por S.S. Juan Pablo II. Allí se nos dice que:

“La Renovación Carismática Católica es un movimiento mundial, pero no


uniforme, ni unificado. No tiene fundador particular, ni un grupo de
fundadores como muchos otros movimientos. No tiene lista de miembros
participantes. La Renovación Carismática es la reunión muy diversa de
individuos, grupos y actividades, con frecuencia del todo independientes
unos de otros, en diferentes grados y modos de desarrollo, con diversos
énfasis; y que sin embargo participan de la misma experiencia fundamental
y persiguen los
mismos objetivos generales”.

Esto se refiere a que la Renovación está extendida por los cinco continentes, integrada
por personas de diferente cultura, por lo cual no puede ser uniforme, sino de acuerdo a
su realidad. Es un grupo en “movimiento”: unos llegan y otros se van, por lo que no se
tiene una lista de miembros. Con diferente grado de apertura y por lo tanto de
compromiso, pero todos con un mismo deseo de
conocer y tener un encuentro personal con Jesús, por gracia de Dios Padre y por obra
del Espíritu Santo. Y en cuanto a su origen, sin duda divino, teniendo como único
fundador al Espíritu Santo.

1. ¿Por qué Renovación?


Cuando se renueva una obra de arte, comienza por quitarse el polvo que tiene encima.
Luego, se repara lo que se ha quebrado; se repone lo perdido, se repasan los colores. El
resultado es una revelación: queda descubierta toda la belleza de la obra primitiva. Aquí
se trata del Cuerpo de Cristo, que es la Iglesia. Para muchos, la Iglesia no era más que
obligaciones, formulismos y rutinas que no lograban penetrar la fe ni descubrir las
riquezas que estaban encerradas en ella. Ahora, para muchos la Renovación Carismática
es una verdadera revelación: Cristo, la Iglesia, las Sagradas Escrituras, la oración, la
Virgen María, la jerarquía eclesiástica, el prójimo, aún las flores, los cerros y el sol, han
cobrado nueva belleza.

Ahora bien, hay diferencias entre la renovación de una obra de arte y la renovación de la
Iglesia. Pues al renovar la obra de arte se aspira a darle su esplendor de antaño y no a
superar al artista. En cambio, en cuanto a la Iglesia, el que la renueva no es el hombre
sino el Espíritu Santo, y todos conocemos de su creatividad infinita y de que Dios no se
repite. Por lo tanto, las nuevas comunidades no serán un calco de las primeras
comunidades, sino que tendrán el toque innovador de Dios.

¿Por qué Carismática?


Como hemos visto, la Renovación es más que una moda, más que un simple
movimiento: es una corriente de gracia por la que el Espíritu del Señor nos lleva a vivir
de manera experiencial y profunda la realidad del Cuerpo Místico de Cristo, y de la
comunicación de los carismas. Pero esto no justificaría el uso de la palabra
“carismática” si no fuera por varias particularidades:

1. La Renovación nació de una manera carismática. No fue fruto de estudio, ni de


planificación. No fue perfeccionamiento de una obra ya existente, no fue prevista. Fue
una sorpresa del Espíritu.
2. La Renovación se ha propagado de una manera carismática. Hemos visto cómo ha
crecido rápidamente. Si hoy nos ponemos a pensar, es similar a la propagación del
evangelio al inicio de la Iglesia. En el lugar menos esperado, encontraremos un Grupo
de Oración, y si no lo hay hoy, seguro que mañana el Señor lo formará.
3. La experiencia diaria de Dios. Como hemos visto, esta experiencia es múltiple: su
providencia es sorprendente, sus inspiraciones, etc.
4. La Renovación se ha propagado a través de los carismas, entendidos como
manifestaciones del Espíritu Santo para el bien común y para el servicio de los demás.
Esta es una de las características que más nos diferencian de otras corrientes
renovadoras. Por ello, hay que cuidar que en los Grupos de Oración se usen los carismas
que el Señor nos ha confiado según su dirección.

Eso sí, debemos tener cuidado de que la designación de “carismática” no la tomemos


como exclusiva, como si la Iglesia en su totalidad no fuera carismática y no estuviera
dotada de dones extraordinarios.

¿Por qué Católica?


Porque está integrada en la Iglesia católica, que es la misma Iglesia que se renueva por
el Espíritu (estamos conscientes de que hay cosas esenciales que no se pueden cambiar,
pero sí hay cosas accidentales que necesitan una renovación). Mas es bueno resaltar
algunos frutos que se vienen mostrando en sus integrantes y que dan fe de nuestra
sujeción a la Iglesia:

1. La Eucaristía es vista como el centro de toda oración y alabanza al Padre.


2. La experiencia “carismática” reaviva en el hombre una mayor apreciación de las
prácticas
tradicionales: el rezo del Rosario, la oración de la Liturgia de las Horas, etc.
3. Hay un despertar de la vivencia y frecuentación de los sacramentos.
4. Fomenta y es alimentado por la enseñanza tradicional de la Iglesia.
5. Cree en la Iglesia católica y en la autoridad dada a la Iglesia por Cristo. Desde el
comienzo ha habido obediencia y respeto a la jerarquía eclesiástica.
6. Con la dirección adecuada se espera evitar los peligros de movimientos fanáticos del
pasado
y ser fuente de una verdadera renovación dentro de la Iglesia. Por otro lado, no
olvidemos que al ser “católica”, es también universal; por lo que está abierta a
todos los hombres, no importando su condición social, económica, ni aún su credo
(siempre que respeten y acepten nuestra sujeción a la Iglesia católica).

Entonces, ¿Qué es la RCC?

• Algo más que un movimiento.


El Cardenal Suenens escribió en su Carta Pastoral para Pentecostés de 1973 lo
siguiente: “La Renovación no es un movimiento nuevo en el sentido usual del
término, sino una corriente de gracia que el Espíritu Santo hace surgir por todas partes”.
Ante la tentación de encuadrar a la Renovación en los límites de un movimiento
apostólico, la Renovación espiritual debe llegar a todas las personas, a todas las
instituciones y a todas las organizaciones apostólicas y no apostólicas.

• Algo más que una experiencia exclusivamente carismática.


La Renovación carismática es una experiencia profunda de la presencia del Espíritu
Santo en nosotros y de su acción en nuestras vidas. Los carismas, en la vida de la
Iglesia, son medios fundamentales para una evangelización eficaz y para la edificación
de la comunidad. La apertura a los carismas, sin excluir a ninguno de ellos, es uno de
los elementos principales de la Renovación, pero si se queda solamente concentrada en
la acción de los carismas, en especial en los extraordinarios (lenguas, sanación,
liberación, profecía), no dejará de ser algo “raro”, que estará como apartado de la vida
de la Iglesia. Será como una isla, donde algunos iniciados experimentan cosas que el
resto de los creyentes ni siquiera entienden bien.

• Algo más que un monopolio del Espíritu Santo.


No faltará quien, desde fuera, crea que la Renovación pretende monopolizar la
acción del Espíritu Santo y quien, desde dentro, se crea dueño exclusivo de Él. Tal
concepción es totalmente infantil. Sabemos que la acción santificadora del Espíritu
Santo empieza en todos los cristianos desde el bautismo y prosigue a lo largo de la vida.
Quien verdaderamente conozca al Espíritu Santo y se deje conducir por Él, admirará su
multiforme y maravillosa acción en todas las personas y en todas las organizaciones
pastorales. Es fundamental que todos en la Iglesia entendamos que lo “normal” en un
cristiano es su apertura a la acción y experiencia del Espíritu Santo, y no lo contrario.

• Algo más que acudir a un grupo de oración o a una asamblea carismática.


De hecho, hay muchos hermanos tocados muy profundamente por Dios en algún grupo
o en alguna asamblea carismática, que trabajan o evangelizan en otras “viñas” del Señor
con ese ardor “carismático” que ha transformado sus vidas. La renovación abarca todo
el día, toda la vida y toda la persona. Es una acción del Espíritu Santo que no queda
enmarcada en ninguna actividad concreta, sino que las trasciende todas.
Un fruto que da la Renovación Carismática es, precisamente, el abolir la diferencia que
hacen muchos fieles católicos, que separan el tiempo de “dedicarse a Dios”
(fundamentalmente la misa dominical, y eventualmente alguna otra actividad eclesial o
devoción), con el tiempo de hacer “otras cosas”. Los que experimentan la Renovación
en el Espíritu sienten que la presencia de Jesucristo como Señor y la acción poderosa
del Espíritu Santo impregna todas las actividades y momentos de su vida diaria. El
cristiano debe vivir en el Espíritu y eso implica que toda la persona debe ser renovada:

• Debe renovarse la mente:


“No proceder como los paganos, que se dejan llevar por la frivolidad de sus pensamientos y
tienen la mente oscurecida (…). De Jesús aprendisteis que es preciso renunciar a la vida
que lleváis, despojándoos del hombre viejo, que se va corrompiendo dejándose arrastrar por
los deseos engañosos, para renovaros en lo más íntimo de su Espíritu y revestiros del
hombre nuevo” (Ef 4,1718; 2223)

• Debe renovarse el corazón:


“Y os daré un corazón nuevo, y os infundiré un espíritu nuevo; arrancaré de vuestra carne el
corazón de piedra, y os daré un corazón de carne” (Ez 36, 26)
• Debe renovarse todo el mundo de la conciencia, que de carnal debe pasar a
espiritual, y aún el del subconsciente que puede y necesita ser sanado de todo lo
que tiene enfermo.

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