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1.Introducción
El proyecto escriturario de Héctor Tizón aparece como uno de los más sólidos y
valiosos de la literatura argentina a partir de la segunda mitad del siglo XX. Como sus
rasgos más destacados se pueden mencionar, con David Lagmanovich, los siguientes:
una atmósfera frecuentemente alucinante, en la que no obstante se
reconocen con frecuencia elementos de la vida en los parajes fronterizos de
las comarcas argentinas más alejadas de los grandes centros urbanos; unos
personajes marginales y marginados, excluidos de la comunicación normal
con sus semejantes, afectados por el alcohol, la locura y el peso irremediable
de los recuerdos; y una problemática [...] donde la soledad individual [...]
entabla un agudo contrapunto con una presentación agudamente pesimista
de las condiciones sociales en su zona del país 1.
La novela que nos ocupa -El hombre que llegó a un pueblo (1988) 3- pertenece, al decir
de los críticos, a una etapa de cambio en la escritura tizoniana; cambio que se hace
manifiesto en La casa y el viento (1984) ya que -como afirma Leonor Fleming- "desde su
novela del exilio Tizón va dejando atrás la visión romántica de una arcadia perdida,
realidad" 4, al par que se abre a una nueva evaluación de la llegada del progreso a la zona
importa pérdidas y ganancias" 5. En efecto: el tema de El hombre que llegó a un pueblo es, en
primera instancia, el choque entre una sociedad clausa, tradicional, encarnada en ese
"pueblo" aludido por el título, y los potentes vientos de renovación que amenazan con
aventar toda esa forma de vida, representados por los hombres que vienen a construir un
cultural puneña, por un lado, y por el otro, los procedimientos y recursos que la serie de
De todos modos, una lectura más profunda del texto que nos ocupa, como de otros
de Tizón, nos permite advertir que -bajo el aparente problema bicultural- subyace algo
más: una peculiar visión de la condición humana que -enraizada en un entorno regional y
aun condicionada por él, supera ampliamente la problemática aludida. Vale decir, el
enfoque sociológico debe ser complementado por otra indagación diferente, y que tienda
cuando no religiosa.
de esta novela como de otros textos tizonianos, la existencia de una búsqueda de raíz
la fe católica, aunque inficionada por ciertos rasgos negativos, propios del pensamiento
moderno", entendido como el resultado de la cultura secular del siglo XX; en él, las
sosiego en las respuestas puramente terrenales. De allí el conflicto que desata la dinámica
de El hombre que llegó a un pueblo, aun por encima (o por debajo) del conflicto
tradición/progreso.
Esta clave interpretativa es la que guiará nuestra lectura de una texto cuya
intertextualidad con la Biblia ya ha sido puesta de relieve por los críticos 9; de todos
bíblico. Se trata por tanto de una reescritura posmoderna que adopta más bien la forma de
un "desplazamiento" (la terminología es de Dolezel), en tanto "construye una versión
historia" 10. Es necesario destacar, asimismo, que esas reescrituras posmodernas, al menos
.David Lagmanovich. La literatura del noroeste argentino. /s.l./ Editorial Biblioteca, 1974, p. 227.
1
2
.Elida Tendler. "La configuración del paisaje, una operatoria transculturadora en la escritura de Héctor Tizón". En:
Cuadernos de Literatura nº 4. Facultad de Humanidades, Universidad Nacional del Nordeste, 1989, p. 159.
3
.Citaré por la siguiente edición: Santiago de Chile, Editorial Andrés Bello, 1997, indicando sólo el número de
página.
.Leonor Fleming. "Centros y periferias. Una voz de fronteras: Héctor Tizón". En: Diálogos 2, 1993, pp. 6-8.
4
.Adrián Pablo Massei. Héctor Tizón; Una escritura desde el margen. Córdoba, Alción Editora, 1998, p. 112.
5
6
.Elida Tendler habla, a propósito de Tizón, de una escritura "transculturadora" (en la terminología de Angel Rama)
en tanto sus textos "recuperan áreas de significación que habían sido desdeñadas y descartadas por la tradición
(literaria y cultural) hegemónica argentina, de ahí el hecho de que se presenten como desagraviando las
interpretaciones reductivas y selectivas, en nombre de una contracultura, de una cultura considerada arcaica, es decir,
desactivada históricamente e improductiva en la actualidad. En esta recuperación y conexión con un pasado que
había sido olvidado, dejado fuera de la memoria histórica nacional, Tizón realiza distintas operaciones de acceso y
rescate: procede básicamente a reinterpretar esa zona de representación y significación, a desafiar las formas que
sostienen la versión oficial, y elaborar un discurso narrativo técnicamente moderno. Su trabajo sobre el lenguaje y la
construcción del texto se orienta hacia el mantenimiento de la percepción y la mirada identificadas interiormente con
esa cultura tradicional". Op. cit., pp. 158-159.
.Ibid., p. 158.
7
.Lubomir Dolezel. Heterocósmica; Ficción y mundos posibles. Madrid, Arcolibros, 1999, p. 278.
8
10
.L. Dolezel. Op. cit., p. 288.
las más radicales, "crean antimundos polémicos que minan o niegan la legitimidad del
protomundo canónico" 11
. Ahora bien ¿cuál es la polémica que entabla esta novela en
expiación o redención.
occidentales por Northrop Frye quien, tanto en The Great Code como en Words with Power,
tradición judía en primer término, luego cristiana. En su origen encontramos un acto libre
de la voluntad divina: la creación del mundo y del hombre por medio de la Palabra, el fiat
divino que no sólo "nombra", sino que "hace" al nombrar. Luego, el Paraíso Terrenal, el
mítico jardín original 12, lugar de delicias y de la amistad y armonía entre todos los seres,
.Ibid., p. 288.
11
.Estudiado ampliamente por Frye en Poderosas palabras; La Biblia y nuestras metáforas. Trad. del inglés por
12
dual; siguiendo la regla del typo y del antitypo propia de la exégesis escrituraria 14
,
podemos decir que comporta un bien material, más inmediato y que tiene su
reino de los Hijos de Dios, los Bienaventurados de allende los tiempos. También se exige
una prenda de esa alianza: por parte de Dios, algún símbolo, como las Tablas de la Ley
entregadas por Yahve a Moisés (el símbolo por excelencia es la Biblia, el Libro por
antonomasia, que contiene tanto la historia del Pueblo de Dios como la garantía de la
fidelidad divina); por parte del pueblo, un sacrificio ritual: Isaac pronto a ser victimado
por su padre Abraham, cordero propiciatorio que prefigura la muerte del Hijo de Dios en
la Cruz, el Sacrificio por excelencia. Así, las ideas de culpa y redención, y el valor místico
del sacrificio -entendido como algo que se aniquila en un plano para ser recuperado en
o varios de los elementos de este protorrelato construyen un mundo regido por una
modalidad axiológica 16. "La adquisición de valores -para Dolezel- es la historia axiológica
decisión no aparece desde el comienzo como un bien valorado: "no estuvo entusiasmado
[...] o no quería estarlo"; "le daba igual", son algunos de los sintagmas que contribuyen a
sustentar esta afirmación de un estado de indefinición por parte del personaje, que se
considera a sí mismo como "forastero de camino hacia ningún lado" (p. 31), que "llegara
involuntariamente al pueblo" (p. 43), como término de un "viaje sin destino, hasta ahora"
comienzo, a partir de esa definición temporal se convierte cada vez más en una reflexión
13
.El denominado "formulario de la Alianza", cuyo prototipo es la entablada por Dios con Abraham, además de
realizarse en un determinado espacio (la cumbre de los montes o el desierto, como propicios al encuentro con Dios)
comprende en primer lugar una afirmación de existencia y una declaración de pertenencia: "Yo soy tu Dios y tú eres
mi pueblo"; luego, una promesa y una exigencia de fidelidad por parte del pueblo ("No tendrás otro Dios más que
Yo").
14
.Formulada de la siguiente manera por Leonardo Castellani, S.J.: "Toda profecía se desenvuelve en dos planos y se
refiere a la vez a dos sucesos: uno próximo, llamado typo, y otro remoto, llamado antitypo. ¿Cómo podría un profeta
describir sucesos lejanísimos, para los cuales hasta las palabras faltan, a no ser proyectándolos analógicamente desde
sucesos cercanos? El profeta se interna en la eternidad desde la puerta del tiempo y lee por transparencia
trascendente un suceso mayor indescriptible en un suceso menor próximo". En: Cristo ¿vuelve o no vuelve?. Buenos
Aires, Dictio, 1976, p. 21.
.En efecto, el denominado "Ciclo mítico del héroe" comprende varios elementos que pueden parangonarse, algunos
15
de los cuales reaparecen en los cuentos folklóricos, como la idea de una "prohibición transgredida" o el "daño" que
debe ser reparado por el héroe.
.Dolezel, en su semántica de los mundos imaginarios, describe cuatro modalidades: alética, deóntica, epistémica y
16
axiológica. Las restriciones de este último tipo transforman las entidades del mundo ficcional en valores positivos o
negativos. Cf. L. Dolezel. Op. cit., p. 183 ss.
sobre esa misma condición precaria del ser humano y sobre la vacuidad de las relaciones
interpersonales (tema de la máscara, del doble). Así, el hombre, junto a los habitantes del
pueblo -esos hombres solitarios, duros y ásperos como la tierra que habitan- busca una
respuesta que atañe en última instancia al sentido del mal y al valor de la libertad humana
batalla librada no ya contra los invasores y enemigos, sino contra la pobreza, la injusticia y
el olvido, que repite a escala regional el drama universal de una realidad caótica.
Este contrapunto entre el Bien y el Mal anima toda la historia humana y le confiere
su valor dinámico y dramático, del cual la existencia histórica de Jesús -su predicación,
teatrales.
3.1.Dramatis personae
pueblo.
-El hombre: aparece como un forastero, más aún, como un "extranjero en el mundo",
configurar el contenido esencial del texto como una reflexión sobre la condición humana
Este protagonista innominado se presenta como "el hombre" casi por antonomasia,
17
."El Universo no es un proceso natural, como piensan los evolucionistas o naturalistas, sino que es un poema
gigantesco, un poema dramático del cual Dios se ha rservado la iniciación, el nudo y el desenlace, que se llaman,
teológicamente, Creación, Redención y Parusía". Leonardo Castellani. Op. cit., p. 15.
lo que recuerda uno de los títulos mesiánicos, el de "El Hijo del Hombre". Su itinerario
del año, fecha cuya relevancia religiosa es notoria, aunque recuerda a la vez la entrada
triunfal de Cristo en Jerusalén el Domingo de Ramos. Carece casi de equipaje y sus únicas
dos pertenencias son significativas: un par de botas (robadas a un muerto) que podrían a
muerte, y un libro recibido por imposición de una anciana (que desempeña así una
función análoga a la del donante de los cuentos maravillosos). El pueblo cree reconocer en
este volumen (cuyo título nunca se hace explícito) un misal, con lo que aparece desde el
que en este caso se asimila al aspecto divino de Jesucristo, su faz mesiánica, en cuanto
Verbo de Dios: "los libros son como Dios. Dios es la palabra y en el silencio estamos solos"
(p. 69).
cumplimiento largamente demorado pero creída con obstinación, el hombre que llega al
-dijo el hombre- yo soy como uno de ustedes, pero peor, porque no tengo casa, estoy de
paso y no sé dónde" (p. 33); pero no hacen sino afirmar su condición de profeta, destino
que acaba asumiendo "como un acto de amor" (p. 34), ante aquellos que cada atardecer
acudían a pedirle consejo (p. 66). Su convivencia con los moradores del pueblo repite
suya es palabra que consuela a todos y cada uno (p. 34); palabra que aconseja y encamina
("el que aunque callara respondía a todas la preguntas" p. 62), palabra medianera que
zanja las diferencias entre vecinos. Los géneros de la predicación evangélica: parábolas (p.
53) y bienaventuranzas (p. 69) aparecen en los discursos que el hombre dirige a los
novela: "¿cómo pueden encadenarse el pecado y la culpa y la ira de Dios con la vida del
hombre?" (p. 67), "los animales no tienen pena porque no sienten culpa" (p. 70); o la
cuestionada omnipotencia de Dios: "¿Cómo puede ser que Dios sea pobre? Si El puede
más que todos, ¿por qué no es rico?" (p. 41). Son, en todo caso, preguntas que no hallan
respuesta.
que dejó en su reemplazo, si algún ciego se hacía amigo de él, podía ver, un paralítico
escalar montañas o una mujerzuela llegar a santa. Ahora se nace olmo o peral y nadie lo
cambia, salvo la lectura de los libros, la educación" (p. 106). La dimensión sobrenatural
El personaje tiene también sus "encuentros con la muerte", cuando lo llaman para
atender a una anciana moribunda (p. 56) y su "Huerto de los Olivos": un largo soliloquio
pueda más -piensa el hombre. Hace mucho que está absorto mirando de pie en el fondo
de la casa, donde antes pudo ser el huerto [...] Ellos no son libres, están unidos a sus
piedras, viven en un país muerto. Y yo soy un dios impotente, apresado y cautivo por la
veneración egoísta de estos locos que sólo ven su salvación en Dios, pero ese dios es como
un viejo pez agonizante en una charca" (p. 73), y luego, ante la deserción del pueblo: "-
.Un aspecto digno de análisis es el estudio de las características de la oralidad en este texto, en relación con los
18
Evangelios.
19
.En realidad, según los exégetas y teólogos, dentro de la economía de la salvación, los milagros no constituyen el
núcleo de la vida pública de Jesús, por el contrario, para El son simples "ilustraciones": "Cristo muestra que Dios está
por encima del destino, pero que el destino existe [...] El primer acto del sentido común es aceptar la realidad. Cristo
acepta la realidad humana tal como existe y sobre ello promete la 'Salvación', el reino de los Cielos. Los milagros
son como vislumbres o relámpagos de ese Reino; pero no profesan ser la abolición del Destino". Leonardo
Castellani. El Evangelio de Jesucristo. Buenos Aires, Dictio, 1977, p. 464.
Señor: ayúdame como antes me ayudabas. ¿Es cierto que me ayudabas, verdad?" (p. 81) y
"-¿Qué haré? Me has traído hasta aquí ¿para qué? ¿Qué es lo que podemos ofrecer de
mejor? Todavía hay algunos que están dispuestos" (p. 83). Tiene también su calvario: la
humillación del castigo sufrido a manos del sobrestante que capitanea el grupo de obreros
viales, cuando intenta que abandonen el pueblo; el rechazo del pueblo ("queremos un
defensor que gane" p. 98) y la experiencia del "silencio de Dios" ("Alguna vez Dios nos
manda comer mierda" p. 97). Luego de esta derrota, el hombre metido a redentor
permanece "tres días en cama" y luego se reintegra a la vida del pueblo, fracasada su
intención redentora, como un muerto: "El hombre flaco envejeció como todos y jamás
volvió a dirigir la palabra en forma directa a ninguno [...] Al cabo de los años ya casi
nadie sabía cómo ni cuándo el hombre había llegado al pueblo. Y aquellos que quizás
alguna vez pudieron haber visto en él la voluntad de todos alzándose contra la incuria y
el olvido, abrazaron otras causas o se acogieron a otras promesas y consuelos" (p. 120).
tanto un bien cercano y tangible (la llegada de un sacerdote, según el anuncio dado "tres
años atrás" por las autoridades eclesiásticas) cuanto un vago e indeterminado rescate de
un mundo que ha sufrido una caída, una herida que afecta tanto al hombre como a la
naturaleza.
asimila a los judíos con su adhesión a cierta prácticas rituales, a una tierra y también
porque dan la espalda al hombre en un momento crucial. Es que "En las cosas humanas
hay con frecuencia una distancia entre lo que se espera y lo que ocurre [...] Jesús se destaca
sobre el fondo de una espera creciente: la del Mesías. Pero, al mismo tiempo que cumple
análoga a la caída de Adán 21, así también se produce un quiebre en la acción novelesca,
históricas o pseudo-históricas pretende adquirir solidez referencial, pero que más bien se
diluye en una suerte de tiempo mítico, del que se hacen eco imprecisas crónicas: "Otros,
en cambio, son menos precisos y conjeturan que todo ocurrió antes, cuando los días eran
más largos que los de ahora y un mes era como un año y los hombres dormían tan poco
una mítica Edad de Oro, de la que sólo se guardan memorias degradadas: "Nosotros y
todos los otros, vecinos de lejos y de cerca, estamos aquí porque así será, porque hemos
perdido. Porque entre todos llevamos el peso de nuestra deshonra y por eso ahora somos
mudos y locos" (p. 67). Se inscribe aquí la idea de la existencia de una culpa colectiva y la
necesidad de su expiación por la acción de uno solo -prometido, esperado- en el que juega
la ambivalencia de ser a la vez igual y distinto. Aquí se insertan también dos nociones
indispensables para comprender el sentido último del texto novelesco: el tema del mal y
-El mal: desde el ángulo de una "historia del mal", tal como la que realiza Bernard
crucial 22, en tanto "la figura única de Cristo encarna como horror y angustia la inquietante
y extraña condición del mal [...] Por otra parte, la fuerza del mal [...] se resuelve en una
hallan relación en la idea de una culpa: es que el hombre, por el pecado subvirtió el
orden, deshizo la armonía original, y a la vez que perdió la felicidad, sufrió la sublevación
del cuerpo contra la inteligencia 25. Esta es la explicación que la tradición judeocristiana
vez y ataca la religión cristiana en su aspecto más vulnerable: la existencia del mal. Este
22
.En su Historia del mal (Barcelona, Gedisa, 1996), parte de la afirmación de la existencia de "una potencia, un
enigma del mal que se pueden situar en el corazón mismo del fenómeno humano" (p. 15) y analiza ciertos momentos
que considera especialmente significativos en la historia de la humanidad. De ellos, nos interesan especialmente los
que se refieren a "La palabra judía sobre el mal" y "El acontecimiento Cristo", porque en ellos se desarrollan
conceptos relacionados con el tema del trabajo; así por ejemplo, cuando describe en estos términos la tradición
judeocristiana: "Pensamiento de la creación, pensamiento del pacto trascendente y pensamiento de la historia como
realización del Verbo [...] Conservando por un lado la concepción judía de una guerra sin fin entre el bien y el mal,
guerra librada en el corazón del hombre, y conservando la idea de una metahistoria sagrada del Verbo y del Pacto de
la Alianza, el credo cristiano proclama, en efecto, con el acontecimiento de Cristo, la encarnación de Dios en este
mundo y la fragmentación de la historia en dos partes sobre la base de ese centro de sentido que es la muerte y la
resurrección del Hijo" (pp. 22-23).
23
."Si es cierto que el Hijo aporta, en nombre del Padre, la buena nueva de la Resurrección, al abrir así una nueva
historia que interrumpe la antigua, no es menos cierto que la redención sólo se verificará al 'fin de los tiempos' y que
hasta entonces prevalecerá la lucha sin tregua posible entre las 'dos ciudades' de que habrá de hablar San Agustín.
Este mundo no es pues, malo, como lo pretenden los gnósticos y tampoco es la belleza de un orden querido por los
dioses, como lo concebía el pensamiento griego, sino que es un mundo dividido en sí mismo como lo está el
hombre". Ibid., p. 24.
24
.No en vano la más leal compañía del hombre, cuando su ascendiente sobre el pueblo declina, es un ciego. Así
también, en la Escritura abundan los ciegos; como señala Leonardo Castellani, "En las comarcas de Tierra Santa, la
tierra salitrosa y arenosa levanta un polvo finísmo y blanco, que por una parte reflejando vivamente la luz ardiente
del sol oriental y por otra parte alzándose con el viento en nubes enceguecedoras, produce numerosas oftalmías y en
muchísmos casos la ceguera". En: Cristo ¿vuelve o no vuelve?. Op. cit, p. 154.
25
.Como afirma Leonardo Castellani: "el hombre sintió el castigo de su desobediencia en la desobediencia de sus
miembros de su cuerpo y de las facultades de su alma, en el terrible desorden, guerra, tristeza, que no tenían remedio
[...] sino en la misericordia de Dios, porque el hombre culpable, herido en lo natural y despojado de lo gratuito, no
podía redimirse a sí mismo". Se trata entonces de dos momentos históricos del hombre, porque efectivamente- hubo
un momento en que el hombre fue inocente y un momento en que fue irreparablemente culpable. Pero se trata de un
estadio superado, porque el actual estado del hombre implica tanto la caída como la redención. Ibid., p.158.
Jesús, Hijo de Dios, y aceptar a la vez la realidad abrumadora, innegable del mal? 27. ¿Y
respuesta, para la Gnosis, es que la Infinita Bondad no ha podido evitar que el mal exista,
y que existe alguna oscura necesidad, un fracaso eterno de la omnipotencia. Es decir que
indirecta e inevitable de la creación, en ese caso, la única salvación para el hombre reside
pierde sentido.
podría cambiarlos [...] Pero en ese momento comprendió que estaba atrapado y que no
podía ser otro ni moverse y que con estas mujeres y hombres, como pasa con los enfermos
deshauciados, sólo podría entenderse mintiendo" (p. 32). Ante esa imposibilidad, el nudo
argumental que constituye la llegada del progreso al pueblo, representado por los
operarios que vienen a construir el camino, representa una inflexión en la vida del pueblo,
.Jena Guitton reflexiona al respecto: "LLega un momento en que el espíritu, disuelto por la existencia del mal, bien
27
para desligarse de sus pecados, o para tener una explicación del mal cósmico, o para dar razón del mal eterno de los
condenados (misterio incomprensible) pide, como Job, cuentas al libre autor de todo". Op. cit., p. 68.
."La famosa agonía de Jesús -se pregunta Guitton- ¿no es acaso la experiencia [...] propiamente crucial de esta
28
central de toda cosmogonía es la del sacrificio primordial, no hay creación sin sacrificio.
Además, sacrificar lo que se ama es sacrificarse y "la energía espiritual que se obtiene con
comportar distintas formas: si bien su realización más plena se da con la muerte, todas las
formas de sufrimiento (por ejemplo la mutilación, los castigos, las grandes penalidades o
4.Conclusión
Era necesario analizar este aspecto para mejor comprender el profundo drama que
viven los personajes de Tizón: el gran tema no es el problema de la tierra sino el del
(como Adán Buenosayres, ese "desterrado de la perfección, de eso que llaman cielo",
según la expresión de Julio Cortázar). Del texto se desprende una visión pesimista de
Dios. Así, se arrastra una culpa que es inherente a la naturaleza humana y que no puede
consiste el error del hombre moderno: querer reconquistar el Jardín del Edén con las solas
30
. Por tal entendemos, con Cirlot, la mors triumphalis, que "es una vía directa de sublimación". Además, "el valor de
la muerte heroica no sólo dimana del sacrificio aceptado sino del servicio a las "fuerzas espirituales". En: Ibid., p.
312.
mundo no tiene sentido, de allí la indirerencia final por parte del hombre y la resignación
NOTAS