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y representaciones
del lenguaje
t$j
ideas sobre el lenguaje
en América Latina
D ire cto ra
Elvira N arv aja Je Ame>ux
Prácticas y representaciones
del lenguaje
© 1999
Editorial Universitaria de Buenos Aires
Sociedad de Economía M ixta
Av. Rivadavia 1571/73 (1033)
Tel: 4333-8025/ Fax. 4383-2202
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Bibliografía
M a ría lm e ld a B la n c o
La configuración
de la "lengua nacional"
en los orígenes de la
escuela secundaria argentina
Si yo creyera en realidad un vinculo tal a la lengua castellana, si la
juzgara un obstáculo para la independencia cultural argentina,
aunque la he amado siempre, renegaría de ella y preferiría nuestro
patuá callejero a un idioma que me concedía sus perfecciones a
condición de que le rindiera el alma de mi pueblo.
Rafael Obligado
77
abajo en la estructura social, es decir desde la élite letrada hacia el resto de la
población. Intentaremos aportar las evidencias necesarias para sostener que el
modelo de enseñanza de la lengua en la escuela media se difunde desde 1864
en adelante desde el centro a la periferia. Podremos afirmar, entonces, que la
generación del ochenta sostuvo una política dirigista del lenguaje (cf. Guespin
y Marcellesi, en Langages N- 83, 1986): seleccionó una norma y la impuso a
través de una red de colegios secundarios que creó y promovió.
Cuando Bartolomé Mitre asumió la presidencia de la Nación unificada, sólo
dos colegios dependían del poder central: el de Montserrat, nacionalizado junto
con la Universidad de Córdoba en 1854, y el de Concepción del Uruguay, de
data reciente (1849). Una inspección realizada en estos establecimientos edu
cativos2*reveló la falta de organicidad en su funcionamiento: el colegio cordo
bés servía como pensionado para los alumnos que concurrían a la Universidad,
mientras que el colegio entrerriano carecía, entre otras cosas, de un plan de
estudios obligatorio.
La primera acción legislativa de Mitre en ese ámbito fue la creación de un
colegio nacional en la ciudad de Buenos Aires, que serviría de modelo de funcio
namiento para li >s establecimientos similares y corno patrón de evaluación de los
estudiantes. A través del decreto del 14 de agosto de 1863, convirtió el Colegio
Seminario y de Ciencias Morales en el Colegio Nacional Central, “una cana de
educación científica preparatoria, en la que se cursarán las Letras y las Humanidades,
las Ciencias Morales y las Ciencias Físicas y Exactas
El plan de estudios originario’ (decreto N “ 5848) fue elaborado por Amadeo
Jacques y establecía que la formación lingüística de los estudiantes comprende
ría el estudio de las siguientes asignaturas: Castellano, Literatura Preceptiva,
Historia de la Literatura, Latín, Francés, Inglés y Alemán.
A través del decreto del 9 de diciembre de 1864, Mitre instaló colegios
nacionales en Cata marca, Tucunrán, Mendoza, San Juan y Salta. Estos debían
seguir tanto el programa de estudios como el reglamento para el régimen inter
no del Colegio Nacional de Buenos Aires. Para la establecimiento de estos
colegios se nombraron comisionad» >s que representaban al gobierno nacional.
2 Mine envió en 186Z a Ensebio de Bedoya a Córdoba y ajilan Domingo Vito a Entre Ríos
pata que inspeccionaran los establecimientos educativos y elaboraran un informe para el
gobierno nacional.
’ DiceSanguinetti ( 19<>5: 2 7 y 28): “Aulordcl plan de estudios de 1863. Jaiques pretendía
dotar de un sentido p toped curie o a la enseñanza secundaria; es decir, que el bachillerato
fuera algo así como un grado universitario inicial, y que tuviese carácter íormativo me
diante el adecuado equilibrio ,le las luunuinjades clásicas v las científicas".
78
Entre las funciones que el ministro Eduardo Costa asignó a estos comisionados
estaba la de lograr el apoyo del gobierno provincial aun cuando la dirección del
centro educativo quedaba a cargo del gobierno nacional.
En la ley de presupuesto para el año 1865 el Congreso de la Nación aprobó
la creación de la inspección de colegios nacionales. De este modo, se asegura
ba el control de la aplicación de las medidas dispuestas desde Buenos Aires.
A partir de esta red nacional constituida por ocho colegios se va a desarro
llar la enseñanza media argentina a través de la creación de nuevos colegios
nacionales4, escuelas normales y, a partir de la última década del siglo XIX, de
escuelas secundarías comerciales y técnicas.
El 16 de julio de 1870 Bartolomé Mitre pronunció un discurso en el Senado de
la Nación en el que sintetizó el proyecto político-educativo que había puesto en
marcha durante su presidencia (1862-1868). Justificó, entonces, su accionar en
relación con la enseñanza secundaria explicando que era necesaria la formación de
una minoría ilustrada que ocupara los cargos dirigentes para gobernar "los pueblos
enseñándoles a leer y escribir, moralizándolos, dignificándoos basta igualar la coruliciái
de todos". Atribuyó al accionar de su gobierno responsabilidades mesiánicas, ponien
do en evidencia la importancia de la educación, como forma de control social:
“Lo urgente, lo vital, porque tenemos que educar a los ignorantes bajo
pena de la vida, es robustecer la acción que ha de obrar sobre la
ignorancia que nos invade, velando de día y de noche, sin perder un
momento, sin perder un solo peso...para aplicarlo al mayor progreso y a
la mayor felicidad de la sociedad, antes que la masa bruta predomine, y
se haga ingobernable y nos (alte el aliento para dirigirla por los caminos
de la salvación".
4 En el ámbito de la ciudad de Buenos Aires, por ejemplo, el colegio nacional fue origen de
cuatro secciones que dependían de la casa central y estaban a cargo de vicerrectores;
“la Norte" (Colegio Nacional Sarmiento); “la Sud” (Colegio Nacional Rtvadavia); la
“O este" (Colegio Nacional Mariano Moreno) y la “Noroeste” (Colegio Nacional
Avellaneda).
la función simbólica y práctica de cohesión que debía cumplir la lengua en la
construcción de la Nación. Era necesario reducir los porcentajes de analfabe
tismo para facilitar el acceso al libro, fuente civilizadora por excelencia. A de
más, urgía desarrollar la capacidad de comprensión y producción verbal y
escrita de aquéllos en cuyas manos quedaría la conducción de la Nación.
Sin embargo, los planificadores diferían en la denominación, descripción y
ejempliiicación de la variedad que tenía que cumplir dichas funciones en la
Argentina. El castellano era la lengua oficial del país. Con mayor fuerza que la
que podía haberle otorgado la ley escrita, perduraba en esa función desde la
Colonia. Su alto grado de estandarización -estándar de lengua madura’- , el
hecho de ser conocida y usada por buena parte de los ciudadanos y su empleo
en la casi totalidad de la comunicación gubernamental, la redacción de leyes,
documentos y registros oficiales la ubicaban en un lugar privilegiado para unifi-
cary dominar el mercado lingüístico (Bourdieu, 1985). Sin embargo, se presen
taban dos obstáculos. Por una parte, era la lengua impuesta por España, la anti
gua metrópoli, y, por lo tanto, símbolo de dominación. Por otra parte, existía un
centro prestigiado, la Real Academia Española, que se reservaba el derecho de
legislar sobre la lengua y que rechazaba todo apartamiento de la norma que
imponía a través de su gramática y su diccionario.
Los hombres públicos de la América decimonónica sentían que su lengua
materna era una atadura remanente del antiguo dominio español pero, tam
bién un lazo cierto entre los jóvenes estados americanos. Era un hecho evidente,
por cierto, el desarrollo de las variedades americanas del castellano, a partir de
los aportes de las lenguas amerindias y africanas, en un primer momento, y de
las lenguas de inmigrantes no castellanos, después, en el extenso territorio de las
antiguas colonias españolas en América.
Sostenemos que, en el caso particular de la Argentina, la denominada
“ lengua nacional" consagrada y difundida a través del aparato educativo reunía
en sí la resistencia al desarrollo de una variedad local del castellano y las eviden
cias de dicho desarrollo. La norma escolar que se impuso en el nivel medio del
sistema educativo argentino fue el producto de un juego de tensiones entre
regla y ejemplo, entre represión y uso, entre gramática y modelo literario. El
examen de las gramáticas y las antologías escolares nos permitirá aportar ele
mentos probatorios de las tesis enunciadas.5
80
Las gramáticas
Para poner en marcha el proyecto educativo de los hombres del ochenta, el
Estado nacional debió enfrentar numerosas dificultades. En el caso particular
de la enseñanza del idioma nacional, la falta de docentes y de textos escolares
fue uno de los obstáculos con que se enfrentaron los planificadores.
La carencia de docentes idóneos se resolvió mediante el nombramiento de
profesores extranjeros. Es por esto que se incorporaron al sistema educativo
oficial intelectuales europeos exiliados en América.
En un primer momento. Mitre convocó a Amadeo Jacques, quien había
ejercido el cargo de director del Colegio de San Miguel en Tucumán, para que
ocupara el cargo de Director de Estudios del Colegio Nacional de Buenos Aires
y, por lo tanto, le delegó la responsabilidad de seleccionar al cuerpo docente.
Jacques trajo a la Capital a otro francés exiliado, Alfredo Cosson, quien ocupó
cátedras de idioma francés, historia y geografía. La influencia francesa impri
mió al plan de estudios secundarios el carácter enciclopedista que lo caracterizó
en ese período.
También se incorporaron a las cátedras de los colegios secundarios inte
lectuales españoles que llegaron al Plata expulsados por las guerras carlistas.
C osta A lvarez (1917 y 1928) identifica tres generaciones de exiliados que
llegan a la A rgentina después de Caseros y comienzan su trabajo en el
periodismo y la docencia. Muchas cátedras de idioma nacional fueron ocu
padas, entonces, por españoles.
La falta de libros de texto adecuados para el nivel se resolvió de dos mane
ras diferentes. Por una parte, se importaron gramáticas. El rector del Colegio
Nacional de Mendoza hizo traer de Chile un conjunto de textos para sus
alumnos, entre los que se encontraba la Gramática de Andrés Bello. La edito
rial de Pablo Coni realizó la primera edición argentina de un compendio
escolar de la obra de Bello, el de José Olegario Reyes, tomada de la decimoter
cera edición chilena y adaptada a las necesidades locales. Angel Estrada trajo
de los Estados Unidos otro compendio de Bello realizado por Lucio Smith y lo
incorporó a su catálogo editorial en la década del setenta6.
Por otra parte, los profesores a cargo de las cátedras de lengua y literatura
comenzaron a elaborar sus propios textos escolares. Hay un importante conjunto
de instrumentos pedagógicos que se producen en Buenos Aires en el último
'“En un trabajo anterior (Blanco, 1997) presentamos un análisis de los compendios escolares
de la Gramática Castellana de Andrés Bello.
81
cuarto del siglo XIX, como lo demuestran los catálogos de Ángel Estrada, de
Pablo Coni (Pequeña Biblioteca del Educador) y de Ivaldi & Checchi.
En el área específica de enseñanza gramatical, se editan tres importantes
manuales: Curso gradual de Gramática Castellana, de José Hidalgo Martínez;
Granuítica castellana, de Ricardo Monner Sans y Gramática de la lengua castellana
con unas breves noticias de lingüística y etimología, de Juan José García Velloso7.
Estos libros tienen en común las siguientes características: son produci
dos por docentes españoles que ocupan cátedras en los colegios nacionales,
responden a los programas oficiales y perduran en el mercado editorial esco
lar en sucesivas reediciones corregidas y aumentadas. A dem ás, frente a los
textos importados, tienen la ventaja de adaptarse a los cam biantes progra
mas oficiales.
Estos manuales de gramática son los instrumentos de resistencia al desarro
llo de la variedad local. Fuertemente arraigados a la norma académica, sus
autores no dudan en censurar cualquier desvío. Dice J. J. García Velloso en la
Advertencia preliminar, firmada en Buenos Aires en agosto de 1897a:
“Su autor se limitará a ser intérprete pedagógico de aquellas teorías que
se ha lian contenidas en diversas gramáticas, y m uy especialm en te en la
ad m irab le d e la A cad em ia E sp añ ola, a la cu al h a segu id o siem pre
e n su s e x p licacio n es con ven eración c asi religiosa. '” (JJGV, 5)
7Consultamos las siguientes ediciones y consignamos, en cada caso, una fecha probable de
primera edición:
• José Hidalgo Martínez: Curso Gradual de Gramática Castellana, Adaptado al programa
general de la asignatura de los Colegios Nacionales, Escuelas Normales y de Comercio,
Buenos Aires, Ivaldi <St Checchi editores, 18* edición, s. d. Primera versión: citea 1885.
- Ricardo Monner Sans: Gramática castellana. Buenos Aires, Angel Estrada y Cía Edi lores, I V*
edición (corregida y aumentada), s. d. Edición mis antigua encontrada: Baldmar Dobranich
y Ricardo Monner Sans: Granuítica castellana, Buenos Aires, “La Argentina", 189.1
- J uan José García Velloso: Gramática de ¡a lengua castellana con unas breves noticias de lingüística
> etimología, Texto arreglado al programa oficial Buenos Aires, Angel Estrada y Cía
Editores, 27*cdición, s. d Primera edición: 1897.
"Para facilitar la lectura, de aquí en adelante identificamos las citas con las iniciales del
autor v el número de página de la edición consultada.
* El destacado es nuestro.
32
"Debiera llamarse española, pero por haberse comenzado a hablar en
Castilla, es más común la denominación de castellan a." (JHM, 6)
83
"Por triste suerte, el idioma ha sufrido en esta parte de América
influencias extrañas que lo han ateado. A devolverle su antiguo
esplendor deben tender los esfuerzos de todos, persuadidos, como
debemos estar, de que, conforme dice un ilustre americano, ‘nada
enaltece más a un pueblo que poseer correctamente su idioma nativo.” '
(R M S .316)
84
En el caso particular de la península Ibérica, el texto escolar menciona tres idiomas
vivos: el vascuense, el gallego y el catalán y uno en vías de extinción: el bable. Sin
embargo, no menciona ninguna lengua amerindia. La gramática escolar produci
da en suelo americano suele presentar las lenguas indígenas en conjunto, sin
diferenciarlas ni denominarlas.
Vamos a observar ahora en los textos analizados algunas cuestiones en las
que el uso del castellano en la Argentina se fue apartando de la norma académi
ca hasta conformar una variedad local. Sin ánimo de ser exhaustivos considera
mos una peculiaridad prosódica y sus consecuencias ortográficas: la pronuncia
ción indistinta de c, s y z; una particularidad sintáctica: la concordancia del
pronombre vos con el verbo en singular y el consecuente desarrollo de nuevas
formas verbales; y un rasgo léxico: el uso de americanismos.
En relación con el uso de c, s y Hidalgo Martínez explica en el parágra
fo titulado “De la exacta pronunciación de las consonantes”:
"C, S, Z. No hay vicio más arraigado, sobre todo en los americanos, y
más difícil de corregir, que el de dar a las letras c, s y z un mismo sonido,
no pudiéndose distinguir por él el diferente significado de las palabras
baza y basa, caza y casa, cima y sima, cocer y coser, lazo y laso, loza y losa,
maza y masa, riza y risa, roza y rosa, etc. Para la corrección de estos
vicios no hay otro medio que acostumbrar a los niños desde temprano a
distinguir los valores de la c, s y z en las combinaciones ce, c¡, y
recomendarles que consulten a menudo el diccionario." OHM, 270)
,eEn este sentido, la Gramática castellana de Andrés Bello nos ofrece un ejemplo paradigmá
tico, al distinguir con diversa tipografía el discurso destinado a uno u otro destinatario.
85
En la parce de la gramática escolar destinada a la ortografía. Hidalgo
Martínez ubica el tratamiento de c, s y z bajo el título: “ Letras de idéntico
sonido". Reconoce de este modo la sanción del uso local y, en buena medida,
la debilidad de la recomendación didáctica anterior frente a la norma exten
dida en América:
“En la pronunciación castellana pura, la s suena de muy diverso modo
que la c y la z; mas los americanos dan a estas tres letras un mismo
valor. Esta pronunciación americana aunque en su origen tue una
corruptela, en el día parece ya irrevocablemente sancionada por el uso,
de lo cual viene la necesidad de reglas para el acertado empleo de estos
caracteres." (JHM, 309)
"LA C
Suen a tuerte déla nte J e las vocales a, o, u, com o si fuera
el sonido J e la le, y, gr.: caria, coche, co/m .
86
Suen a suave delante de las vocales e. i, com o si fuera i, v. gr.:
cena, citara." (JJGV, 233)
87
la variante en cuestión en distintas partes de su gramática. La suma de los
parágrafos dedicados a esta cuestión construye una argumentación consistente
cuyo objetivo es sostener la tesis de la incorrección del voseo, peculiaridad riopla-
tense difundida por los diversos estratos sociales y prestigiada como signo
identitario del uso local del castellano:
“Respecto a la acentuación prosódica, merece notarse cierta tendencia
que se manifiesta, no solamente en el vulgo, sino aun entre muchas
personas ilustradas, a pronunciar las palabras como esdrújulas cuando
son simplemente graves, o bien la costumbre de acentuar palabras que
rechazan el acento convirtiendo en agudas algunas graves. Así a cada
paso oímos: 'anda, toma, bebé, ven? por ‘anda, torna, bebe y ven'.
Si el acento da a cada palabra una fisonomía peculiar, es grave falta
colocarlo o supnmirlo al gusto del que habla: de aceptar esta corruptela,
iríamos a la barbarie lingüística"".
“El am ericano don Rufino José Cuervo dice a este respecto: es tan
común como repugnante el empleo del pronombre vos en lugar de tú en
la conversación familiar: cosa de todos sabida debe ser que el uso de vos
está circunscripto hoy a los casos en los que se dirige la palabra a Dios, a
los santos o a personas constituidas en dignidad, y en general al estilo
elevado, especialmente en obras dramáticas.’’ (RMS, 144)
88
Los sustantivos y adjetivos que conciertan con el sujeto v o s quedan en
singular: Vos, S e ñ o ra , so is la e sp e ran za del afligid o y e sc o g id a por
el E tern o p a ra m ad re d e los h om bres.
La incorrección gramatical que se comete al emplear vos por tú disuena
aún más, o se hace más patente, cuando se oye a personas instruidas decir
frases como esta, registrada y censurada por un gramático americano: Vos
decís eso, pero te aseguro que no es cierto.
Se evitará este vicio, por desgracia tan generalizado, sabiendo que las
formas del verbo que se han de construir con vos son precisamente las
mismas que se construyen con vosotros.”
(RMS, 264 y 265)
89
variedad americana. En los ejercicios propuestos para los alumnos se plantea
como consigna la corrección de faltas de concordancia en oraciones. Entre las
once muestras de “errores”, encontramos ejemplos como los siguientes:
00
El vocabulario de origen americano se percibe necesario en tanto nombra
referentes desconocidos y, por lo tanto, sin designación para el hombre europeo
anterior a la Conquista.
Es interesante observar el desplazamiento enunciativo que se produce en
el párrafo citado: el enunciador textual utiliza la primera persona del plural,
que incluye y compromete al lector-estudiante, para indicar el agente del
predicado 'sacar voces de las lenguas americanas’ e inmediatamente después,
en la subordinada atributiva, ubica en el lugar del agente a 'los españoles’,
responsables históricos de los préstamos léxicos del vocabulario de las lenguas
americanas. De esta manera, se refuerza un criterio que recorre el capítulo
del que extrajimos la cita: sólo se deben incorporar términos de otras lenguas
cuando designan conceptos nuevos y nunca deben admitirse los que tienen
algún equivalente en castellano.
Los términos incorporados en las gramáticas escolares son aquellos que cuentan
con el aval del diccionario académico. En el caso del texto escolar de Monner Sans,
hay una fuerte identificación entre el concepto ‘lengua castellana’ y la codificación
académica -gramática y diccionario- de manera tal que este docente sólo puede
considerar los prestamos registrados por los lexicógrafos académicos:
“ De los idiomas americanos ha tomado el castellano vocablos que ya
registra nuestra lengua, y es de creer, pues así se va viendo en las nuevas
ediciones, que este número de voces aumentará en la próxima edición
del Diccionario de la Academia.
Citaremos algunas de las palabras americanas que figuran en el ya
citado libro consultivo:
Alpaca, cacique, cacao, chocolate, guano, jaguar, mate, llama, nigua,
patata, cóndor, loro, petaca, pumpa, tala, tapioca, poroto, vicuña, etc."
(RM S, 353)
91
entre el uso americano y peninsular de algunos términos. Así, Monner Sans repme-
ba el empleo de algunos argentinismos Vlos incluye en una larga lista de barbarismos
frecuentes que el al umno debía evitar: azucarera por azucarero, banadera por bañera,
boleco por billete, carrada por carretada, reclamo por reclamación, etc.
Las antologías
Las gramáticas escolares no son los únicos materiales didácticos que se utilizan
en las clases de idioma nacional. El texto gramatical se complementa con una
antología que sirve como libro de lectura y modelo de escritura. A diferencia de
los manuales de gramática analizados, estos libros fueron producidos en su mayo
ría por autores no peninsulares. Para nuestro análisis seleccionamos dos importan
tes antologías: Trozos selectos de Literatura y método de composición literaria sacados
de autores argentólos y extranjeros y Antología Argentina. Colección de trozos /listón
eos crítico-literarios. Discursos y poesías patrióticas de escritores argentinos.
El primero de estos instrumentos pedagógicos fue producido hacia 1870
por el educador francés AlfredoCosson, colaborador de Amadeo Jacques en
el Colegio Nacional de Buenos Aires. La obra está compuesta por tres tomos15.
El primero está precedido por la exposición del método de composición literaria de
Pelissiec Contiene una selección de narraciones, otra de descripciones y cuadros y
una tercera de caracteres, retratos y paralelos. El segundo como consta de cuatro
secciones que recogen los trozos por géneros: discursos y trozos oratorios, disertacio
nes morales y filosóficas, crítica literaria, cartas y diálogos. El tercer tomo está íntegra
mente dedicado a la poesía.
La Antología Argentina14 fue recopilada por Benigno Téjeiro Martínez, pro
fesor de Historia y Geografía Argentina en el Colegio Nacional del Uruguay.
Consta de dos tomos1' publicados en 1890y 1891, respectivamente: el primero
92
contiene textos en prosa y el segundo, en verso. Cada fragmento seleccionado
está precedido por la biografía del autor.
Desde estas antologías se propone un nuevo modelo de la lengua sostenido
en dos presupuestos. En primer lugar, la lengua como vehículo ideológico: la
forma de la lengua es la forma de la expresión de las ideas. En segundo lugar, la
lengua como motor de acción: el modelo literario no sólo es modelo de escritura
sino ejemplo de comportamiento o guía de acción para los futuros ciudadanos
argentinos. Los docentes-compiladores de estas antologías eran conscientes de
la íntima relación entre lenguaje e ideología y confiaban en el poder persuasivo
de la palabra.
El modelo de lengua que se presenta en estos libros escolares toma distancia
del modelo presentado en las gramáticas. La primera y más notable diferencia
radica en la explícita voluntad de excluir-por motivos ideológicos y pedagógi
cos- la literatura española del Siglo de Oro como ejemplo lingüístico:
Declara Cosson en la Advertencia de 1871:
“ ...adem ás -y para decirlo con franqueza-, en esas producciones,
hijas de siglos en que el pensam iento vivía com o m aniatado y
encerrado en estrecho calabozo, con la Inquisición a un lado, y un
Rey, a la vez absoluto y humilde servidor de la Inquisición al otro,
no se siente ni se puede sentir ese hálito poderoso de un espíritu
libre que, ufano de su dignidad que nadie ni n ada m enoscaba, se
espacia sin tem or por todos los ám bitos de la creación, y com unica
al que lo lee el entusiasm o que le inspira cuan to ve bueno, bello y
verdadero; al leer pues esos autores, - a s í com o a los m ás de sus
contem poráneos de la vieja y esclavizada Europa-, si bien admira
uno la lozanía de la im aginación y vigor del espíritu que se ciernen
en los cam pos de la fantasía, queda entretanto frío, y pronto le cansa
ese pom poso estrépito de palabras que, -e x c e p to en la moral y la
religión-, nada encubren de lo que ante todo anhela conocer el hijo
del siglo X IX : la vida e ideas de su época, y con especialidad, la vida
e ideas de la sociedad en la que ha nacido." (A C , V il)
Los hijos del siglo XIX, en cambio, pueden reconocer la diversidad de usos
escritos y orales del castellano, de manera tal que se permiten cuestionar la
legitimidad y validez de un único modelo lingüístico-literario: el peninsular de
los siglos XVI y XVII. Así lo observa B. Marrínez:
93
iQué incorporan entonces estas antologías? Traducciones y literatura pro
ducida en la Argentina, Entre las primeras, Cosson selecciona, especialmente, a
autores franceses, como Chateaubriand, Lamartine, Guizot, Lamennais,
Rousseau y Bossuet.
Vemos entonces que la literatura extranjera es ya un modelo de escritura
aun cuando autorice -en tanto traducción- la aproximación gramatical y léxica
a la lengua original.
En relación con los textos producidos en la A rgentina, se evidencia
que en las sucesivas reediciones de Trozos escogidos hay una clara inten
ción de aum entar la cantidad de muestras de autores nacionales. Leemos
en el prólogo a la nueva edición aumentada del tomo II, fechado en enero
de 1872:
“Y es en virtud de estas consideraciones que hem os refundido este
segundo tom o, quitando de la edición anterior muchos trozos de
autores extranjeros, que hem os reem plazado con ottos de escritores
argentinos, cuya palabra ardiente e inspirada por los acontecim ientos
o intereses de la patria, conm overá m ás hondam ente el espíritu de
nuestra juventud estudiosa, oscilándola a hacer esfuerzos para imitar
cu an to ve pintado bello y m agnánimo en la tierra de su n acim iento."
(AC. 5)
Benigno T Martínez, como lo indica desde el título de la obra, restringe su
selección a autores argentinos, demostrando la existencia de una literatura
nacional:
"Todos los países tienen su literatura y el argentino también la tiene,
p ro p ia, g e n u in a ..." (BM, V)
94
El modelo literario, el trozo escogido, es modelo de acción cívica:
“A sí como el deber del M aestro es inculcar en el corazón de la juventud
elevados principios que se armonicen con las instituciones republicanas
y que sean provechosos al futuro ciudadano, así también todo libro útil
debe propender a la realización del mismo fin.” (BM, VIH)
Algunos de los escritores argentinos consagrados por los textos escolares son1*’
Vicente López y Planes. Esteban Echeverría, Juan Bautista Alberdi, José Mármol,
Juan María Gutiérrez, José María Gutiérrez, Ricardo Gutiérrez, Domingo Faustino
Sarmiento, Bartolomé Mitre, Nicolás Avellaneda y Pedro Goyena.
Dentro de este grupo, el aparato educativo manifiesta una clara preferencia
por Sarmiento y lo erige en escritor modelo. Enrique de Vedia, por ejemplo, en
una conferencia sobre la práctica de la lectura dictada a sus alumnos de 5o año
del Colegio Nacional de Buenos Aires al empezar el curso de 1904, decía:
95
Por lo canto, se permite cuestionar a Sarmiento como modelo de escritura
consagrado aun cuando lo incorpora a su antología escolar para satisfacer las
exigencias del sistema educativo:
El modelo literario propuesto por las antologías vehiculiza, también, una dura
crítica a la conquista y colonización españolas. Los textos seleccionados en la anto
logía presentan una versión de la Conquista que contrasta con la que construyen las
gramáticas. B. Martínez, por ejemplo, escoge un fragmento de la oración patriótica
pronunciada por J ulián Segundo de Agüero en el aniversario del 25 de Mayo, en el
año 1817. El texto seleccionado lleva por título “Ilegalidad de la conquista”:
“Al fin la América dejó de existir como nación independiente: un rincón
de la Europa le dictó leyes a su arbitrio y dispuso de su suerte sin otro
d e re c h o q u e el d e la u su rp ació n m á s detestable.
Ved aquí el único título que ha tenido la España para constituirse
señora del suelo am ericano. Su posesión se ha creído debida justicia
a lo arduo de su em presa, al valor de sus armas, a la justicia heroica.
O tro tan to podría alegar un sa lte a d o r d e lo s c a m in o s p ú b lic o s
para gozar sin rem ordim iento del fruto d e su s g r a n d e s c rím e n e s.
¿Q ué derecho autorizó jam ás a un potentado para invadir y apode
rarse de los Estados de otro sin más m otivo que el de s a tisfa c e r su
a m b ic ió n y s a c ia r su c o d ic ia ? ” '1' (BM, 71)
96
s u p e r io r e n fu e rz a m u s c u la r y e n in te lije n c ia á su s p a d re s .
El inca G arcilaso criado al seno de una Palla cusquefta, escribió
con veracidad y talen to las proezas de Pizarro que no sabia escribir
su nom bre. Esta facultad absortiva de asim ilación y de m ejora que
distingue al nuevo mundo, se m anifiesta desde luego en el hombre
am erican o, p o r s u fa c ilid a d p a r a im ita r, p o r s u n o ta b le
a p titu d p a r a las a r te s y lo s id io m a s ..." 20 (A C , 240)
“Parece que el cielo argentino, como el de! Atica, fuese favorable para
desenvolver en la inteligencia de los hijos del Plata esa fuerza eléctrica que
se transmite a la palabra, como reveladora de los movimientos del alma.
N o es este, sin embargo, un privilegio de los que han nacido en las
riberas argentinas. Otros países del Nuevo Mundo están igualmente
bajo esa influencia genial (...)
Pero no nos ocuparemos hoy sino de algunos oradores de esta Repúbli
ca, remontándonos a la época de su revolución.
La educación que los ciudadanos más distinguidos habían recibido bajo
el régimen colonial no esterilizaba la aptitud nativa, ni el gusto por la
oratoria en su vasto dominio." (BM, 273)
97
jcneracioncs que vivieron esclavas; y la América de tres siglos, convocada
por el pueblo al juicio (mal de la venganza, acude al ruido del trueno de
las batallas, y por todas partes, en los muros orientales, en Suipacha, en
Tucuman, escribe el padrón de sus triunfos y la humillación de sus
opresores. (...) ¡Gloria al pueblo que la inspiró, y al poeta, intérprete de
semejante inspiración!" (A C, 322-323 v BM, 161-162)
“Santiago tiene también sus bardos que nunca expresan los sentimientos
íntimos ni las grandes cosas sino en quichua, porque el español es el
lenguaje oficial que arrebata el sabor especialísimo y grato del corazón
de aquel pueblo excepcional y simpático. (...)
La lengua quichua, según sus conocedores, es armoniosa y se presta a
la poesía, y esas canciones tienen bellezas dignas de estudio.” (BM, 393)
“Tome la lira popular, la lira de los alas, de los trovadores, de los bardos y
cuéntenos como ese gaucho caballeresco y aventurero abrevaba su caballo,
en los torrentes de la Cordillera, y arrollaba en los desfiladeros los tercios de
Bailen y de Talavcra, como salvaba la democracia con Artigas, se encarama
ba en la tiranía de Rosas, y ha ido rodando en una ola de sangre hacia el mar
déla n ad a" (AC. 362-363)
99
I
Conclusiones
Nos inclinamos a pensar que la norma escolar argentina se conforma como
una síntesis de prescripción y ejemplo. La primera aparece en los manuales de
gramática, situados en el polo hispánico, mientras que el ejemplo, la lengua en
uso, se despliega en antologías literarias que revelan el polo americano del
sistema lingüístico representado.
Las gramáticas escolares, por una parte, sostienen el peso de la tradición del
género: son las instrumentos destinados a la conservación de la lengua bien
normada. Describir y prescribir son dos momentos de una única función: fijar
arbitrariamente un modelo de lengua. En el caso de los textos analizados, la norma
está tan alejada de las prácticas concretas de docentes y alumnos que la gramáti
ca escolar se constituye en un texto respetable pero de dudosa utilidad.
Las antologías, por su parte, llenan de contenido las reglas expuestas en las
gramáticas: la lengua argentina es la que puede hablar de las guerras de la Indepen
dencia, de la lucha contra la tiranía y la barbarie, laque puede ubicar al gaucho en
una dimensión mitológica o legendaria (literaturizarlo) y laque puedeconstituirel
Estado-nación ya que en ella se redactan las leyes que lo rigen. Esta lengua es
también el tan mentado crisol en elque se van a fiindir las nacionalid ades amerindias
e inmigrantes dentro de las nuevas fronteras territoriales. Es por esto que en estos
textos pedagógicos puede convivir el conjunto heterogéneo de materiales analiza
dos y recae sobre e 1au tor “cjempl ar” u na sancion li ngü ística negativa.
Para educar, en términos de Mitre, a la ‘masa bruta' antes de que fuera
‘ingobernable’ era necesario silenciar la diversidad lingüística a través de la
construcción de un ideal de lengua correcta e imponer, desde los modelos
literarios, la ideología hegemónica. Así, la gramática y la antología literaria
cscolaiesse constituyen respectivamente en instrumentos de represión e ideolo
gía que reproducen en el interior del aparatoeducativo el proyecto político de
la generación del ochenta.
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