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(JUICIO PREVIO)

En este aspecto la CIDH ha acuñado el criterio de que el derecho a juicio previo implica la
posibilidad de que el procesado pueda ejercer de forma adecuada el derecho a defenderse
conociendo de ante mano todas las implicaciones del proceso al cual se encuentra sometido,
señalando además la CIDH en este aspecto que:

“La Corte ha señalado que el derecho al debido proceso se refiere al conjunto de


requisitos que deben observarse en las instancias procesales a efectos de que las
personas estén en condiciones de defender adecuadamente sus derechos ante
cualquier acto del Estado, adoptado por cualquier autoridad pública, sea
administrativa, legislativa o judicial, que pueda afectarlos. El debido proceso se
encuentra, a su vez, íntimamente ligado con la noción de justicia , que se refleja
en: i) un acceso a la justicia no sólo formal, sino que reconozca y resuelva los
factores de desigualdad real de los justiciables, ii) el desarrollo de un juicio justo,
y iii) la resolución de las controversias de forma tal que la decisión adoptada se
acerque al mayor nivel de corrección del derecho, es decir que se asegure, en la
mayor medida posible, su solución justa . “ “En términos convencionales el
debido proceso se traduce centralmente en las “garantías judiciales” reconocidas
en el artículo 8 de la Convención Americana. La referida disposición
convencional contempla un sistema de garantías que condicionan el ejercicio del
ius puniendi del Estado y que buscan asegurar que el inculpado o imputado no
sea sometido a decisiones arbitrarias, toda vez que se deben observar “las
debidas garantías” que aseguren, según el procedimiento de que se trate, el
derecho al debido proceso. Asimismo, otras disposiciones de dicho instrumento
internacional, tal como los artículos 7 y 25 de la Convención, contienen
regulaciones que se corresponden materialmente con los componentes sustantivos
y procesales del debido proceso.”
“… la Corte Interamericana sostuvo que las exigencias del artículo 8 de la
Convención “se extienden también a los órganos no judiciales a los que
corresponda la investigación previa al proceso judicial […]” . Por lo tanto, desde
el inicio de las primeras diligencias de un proceso deben concurrir las máximas
garantías procesales para salvaguardar el derecho del imputado a la defensa.
Asimismo, deben concurrir los elementos necesarios para que exista el mayor
equilibrio entre las partes, para la debida defensa de sus intereses y derechos, lo
cual implica, entre otras cosas, que rija el principio de contradictorio.” CORTE
IDH. CASO RUANO TORRES Y OTROS VS. EL SALVADOR. FONDO,
REPARACIONES Y COSTAS. SENTENCIA DE 5 DE OCTUBRE DE 2015.
SERIE C NO. 30319 151.

(JUEZ NATURAL)

Sobre la importancia que para la legalidad del proceso guarda este principio, la CIDH ha
manifestado que el Juez Natural es una parte fundamental del debido proceso y por consiguiente
sólo cuando este ha sido garantizado, entonces podría hablarse de la aplicación del debido
proceso, en efecto la CIHD ha múltiples ocasiones ha explicado que:

“El artículo 8.1 de la Convención garantiza el derecho a ser juzgado por “un
tribunal competente […] establecido con anterioridad a la ley”, disposición que
se relaciona con el concepto de juez natural, una de las garantías del debido
proceso, a las que inclusive se ha reconocido, por cierto sector de la doctrina,
como un presupuesto de aquél. Esto implica que las personas tienen derecho a
ser juzgadas, en general, por tribunales ordinarios, con arreglo a
procedimientos legalmente establecidos.” CORTE IDH. CASO APITZ
BARBERA Y OTROS (“CORTE PRIMERA DE LO CONTENCIOSO
ADMINISTRATIVO”) VS. VENEZUELA. EXCEPCIÓN PRELIMINAR,
FONDO, REPARACIONES Y COSTAS. SENTENCIA DE 5 DE AGOSTO
DE 2008. SERIE C NO. 182.
“El artículo 8.1 de la Convención garantiza el derecho a ser juzgado por “un
tribunal competente […] establecido con anterioridad a la ley”. Esto implica
que las personas “tienen derecho a ser juzgadas por tribunales de justicia
ordinarios con arreglo a procedimientos legalmente establecidos”, razón por la
cual el Estado no debe crear tribunales que no apliquen normas procesales
debidamente establecidas para sustituir la jurisdicción que corresponda
normalmente a los tribunales ordinarios. Con esto se busca evitar que las
personas sean juzgadas por tribunales especiales, creados para el caso, o ad
hoc” CORTE IDH. CASO BARRETO LEIVA VS. VENEZUELA. FONDO,
REPARACIONES Y COSTAS. SENTENCIA DE 17 DE NOVIEMBRE DE
2009. SERIE C NO. 206129 129.

(LEGALIDAD DEL PROCESO PENAL)

En lo que respecta al alcance que debe tener este principio la CIDH ha señalado que el mismo
tiene aplicación y vigencia no sólo en los procesos penales sino que su validez y eficacia ha de
extenderse a todo tipo de proceso jurisdiccional y administrativo donde se pretenda hacer valer la
facultad punitiva del estado, criterio que se evidencia en las siguientes decisiones:

“La Corte ha señalado que el artículo 8.1 de la Convención consagra los


lineamientos del llamado “debido proceso legal”, que consiste en el derecho de
toda persona a ser oída con las debidas garantías y dentro de un plazo
razonable por un juez o tribunal competente, independiente e imparcial,
establecido con anterioridad por la ley, en la sustanciación de cualquier
acusación penal formulada en su contra o para la determinación de sus
derechos48. Mientras que el artículo 8.2 de la Convención establece,
adicionalmente, las garantías mínimas que deben ser aseguradas por los
Estados en función del debido proceso legal. Es un derecho humano el obtener
todas las garantías que permitan alcanzar decisiones justas. Las garantías
mínimas deben respetarse en el procedimiento administrativo y en cualquier
otro procedimiento cuya decisión pueda afectar los derechos de las personas.”
CORTE CIDH CASO MALDONADO ORDOÑEZ VS. GUATEMALA
SENTENCIA DE 3 DE MAYO DE 2016

“…, conviene analizar si el artículo 9 de la Convención es aplicable a la


materia sancionatoria administrativa, además de serlo, evidentemente, a la
penal. Los términos utilizados en dicho precepto parecen referirse
exclusivamente a esta última. Sin embargo, es preciso tomar en cuenta que las
sanciones administrativas son, como las penales, una expresión del poder
punitivo del Estado y que tienen, en ocasiones, naturaleza similar a la de éstas.
Unas y otras implican menoscabo, privación o alteración de los derechos de las
personas, como consecuencia de una conducta ilícita. Por lo tanto, en un
sistema democrático es preciso extremar las precauciones para que dichas
medidas se adopten con estricto respeto a los derechos básicos de las personas y
previa una cuidadosa verificación de la efectiva existencia de la conducta
ilícita. CORTE IDH. CASO BAENA RICARDO Y OTROS VS. PANAMÁ.
FONDO, REPARACIONES Y COSTAS. SENTENCIA DE 2 DE
FEBRERO DE 2001. SERIE C NO. 72

Asimismo en torno a las manera en que este principio influye en el proceso penal la CIDH ha
manifestado que ello solo ocurre cuando las tantos los ilícitos por los que se persigue a un
justiciable, como el juez que dirimirá y las penas que pudieran serle impuestas deben estar
previamente establecida al momento de ocurrir el hecho que genera el proceso, postura que se
evidencia en la siguiente decisión:
“…, en aras de la seguridad jurídica es indispensable que la norma punitiva,
sea penal o administrativa, exista y resulte conocida, o pueda serlo, antes de
que ocurran la acción o la omisión que la contravienen y que se pretende
sancionar. La calificación de un hecho como ilícito y la fijación de sus efectos
jurídicos deben ser preexistentes a la conducta del sujeto al que se considera
infractor. De lo contrario, los particulares no podrían orientar su
comportamiento conforme a un orden jurídico vigente y cierto, en el que se
expresan el reproche social y las consecuencias de éste. Estos son los
fundamentos de los principios de legalidad y de irretroactividad desfavorable de
una norma punitiva. CORTE IDH. CASO BAENA RICARDO Y OTROS
VS. PANAMÁ. FONDO, REPARACIONES Y COSTAS. SENTENCIA DE
2 DE FEBRERO DE 2001. SERIE C NO. 72

(IMPARCIALIDAD E INDEPENDENCIA)

IMPARCIALIDAD

En este principio la CIDH ha decidido y explicado que el juez debe dar garantías claras a los
justiciables de que las decisiones serán adoptadas de forma imparcial y en los términos y bajo los
criterios concebidos por los procedimientos previamente establecidos, postura que se manifiesta
de forma inequívoca en la siguiente decisión:

“En relación con el derecho protegido en el artículo 8.1 de la Convención, la


Corte ha expresado que toda persona sujeta a un juicio de cualquier naturaleza
ante un órgano del Estado deberá contar con la garantía de que dicho órgano
sea imparcial y actúe en los términos del procedimiento legalmente previsto
para el conocimiento y la resolución del caso que se le somete.” “La Corte
considera que el derecho a ser juzgado por un juez o tribunal imparcial es una
garantía fundamental del debido proceso. Es decir, se debe garantizar que el
juez o tribunal en el ejercicio de su función como juzgador cuente con la mayor
objetividad para enfrentar el juicio. Esto permite a su vez, que los tribunales
inspiren la confianza necesaria a las partes en el caso, así como a los
ciudadanos en una sociedad democrática.” CORTE IDH. CASO HERRERA
ULLOA VS. COSTA RICA. EXCEPCIONES PRELIMINARES, FONDO,
REPARACIONES Y COSTAS. SENTENCIA DE 2 DE JULIO DE 2004.
SERIE C NO. 107

INDEPENDENCIA:

Sobre este principio la CIDH ha advertido ha sostenido que verdaderamente existe


independencia cuando el poder judicial y los jueces de forma particular cuenten la protección
necesaria para permitir que este realice juicios y adopten posiciones derivadas de los hechos
comprobados y el derechos aplicable al caso, y que ello se logra solo cuando existe un adecuado
proceso de selección y nombramiento, cuando se garantiza estabilidad en el cargo y cuando se
excluye todo tipo de presiones externas. Estos lineamientos se desprenden de las explicaciones y
consideraciones contenidas en la sentencia siguiente:

“Conforme a la jurisprudencia de esta Corte y de la Corte Europea, así como de


conformidad con los Principios básicos de las Naciones Unidas relativos a la
independencia de la judicatura (en adelante “Principios Básicos”), las siguientes
garantías se derivan de la independencia judicial: un adecuado proceso de
nombramiento, la inamovilidad en el cargo y la garantía contra presiones
externas. CORTE IDH. CASO REVERÓN TRUJILLO VS. VENEZUELA.
EXCEPCIÓN PRELIMINAR, FONDO, REPARACIONES Y COSTAS.
SENTENCIA DE 30 DE JUNIO DE 2009. SERIE C NO. 197

(PLAZO RAZONABLE)

Que tratar de explicar el propósito de este principio la CIDH advierte que el mismo persiguiente
evitar que las personas sean sometidas a procesos interminables y se mantengan bajo la
incertidumbre y afectaciones propias de un proceso penal, el cual en la mayoría de los casos
produce la restricción de los derechos del justiciable, advirtiendo al mismo tiempo que para
garantizar este principio se debe considerar tres criterios importantes, tales como son: a) la
complejidad del asunto, b) la actividad procesal del interesado y c) la conducta de las autoridades
judiciales. En este sentido ha expresado la Corte que:

“El principio de “plazo razonable” al que hacen referencia los artículos 7.5 y 8.1
de la Convención Americana tiene como finalidad impedir que los acusados
permanezcan largo tiempo bajo acusación y asegurar que ésta se decida
prontamente. Considera la Corte que el proceso termina cuando se dicta
sentencia definitiva y firme en el asunto, con lo cual se agota la jurisdicción (cf.
Cour eur. D.H., arrêt Guincho du 10 juillet 1984, série A nº 81, párr. 29) y que,
particularmente en materia penal, dicho plazo debe comprender todo el
procedimiento, incluyendo los recursos de instancia que pudieran eventualmente
presentarse. Esta Corte comparte el criterio de la Corte Europea de Derechos
Humanos, la cual ha analizado en varios fallos el concepto de plazo razonable y
ha dicho que se debe tomar en cuenta tres elementos para determinar la
razonabilidad del plazo en el cual se desarrolla el proceso: a) la complejidad del
asunto, b) la actividad procesal del interesado y c) la conducta de las autoridades
judiciales (cf. Caso Genie Lacayo, Sentencia de 29 de enero de 1997. Serie C No.
30, párr 77; y Eur. Court H.R., Motta judgment of 19 February 1991, Series A
No. 195-A, párr. 30; Eur. Court H.R., Ruiz Mateos v. Spain Judgment of 23 June
1993, Series A No. 262, párr. 30). CORTE IDH. CASO SUÁREZ ROSERO
VS. ECUADOR, SENTENCIA DE 12 DE NOVIEMBRE DE 1997

(PARTICIPACION CIUDADANA)
Sentencia T-123/09 DE LA CORTE SUPREMA DE COLOMBIA
DERECHO DE PARTICIPACION CIUDADANA-Fundamental
CONSULTA POPULAR COMO EXPRESION DE LA PARTICIPACION CIUDADANA-

Alcance y límites En palabras de la Corte, ella hace referencia a la “posibilidad que tiene el
gobernante de acudir ante el pueblo para conocer y percibir sus expectativas, y luego tomar una
decisión. En otros términos, es la opinión que una determinada autoridad solicita a la ciudadanía
sobre un aspecto específico de interés nacional, regional o local, que la obliga a traducirla en
acciones concretas”. La importancia de la consulta popular como derecho fundamental se refleja
en su obligatoriedad. Entre los principales límites de la consulta popular se destacan, entre otras,
los siguientes: 1.Competencia. Al respecto, el artículo 104 de la Constitución permite al
Presidente de la República, con la firma de todos los ministros y previo concepto favorable del
Senado, consultar al pueblo decisiones de trascendencia nacional. Por su parte, el artículo 105 de
la Carta autoriza a gobernadores y alcaldes a realizar consultas, previo cumplimiento de las
exigencias legales, “para decidir sobre asuntos de competencia del respectivo departamento o
municipio”.2. Prohibición de modificar la Constitución. Está consagrada en el artículo 50 de la
Ley Estatutaria referida, según la cual, “no se podrán realizar consultas sobre temas que
impliquen modificación a la Constitución Política”. 3. Prohibición de consultar normas o
convocatoria a Asamblea Nacional Constituyente. A juicio de la Sala, el alcance de la consulta
popular y su carácter imperativo están supeditados al respeto de los preceptos constitucionales y
a la observancia de las exigencias previstas en la ley que la regula. De esta manera, la fuerza
vinculante de una consulta popular debe ser interpretada en consonancia con la vigencia de los
demás derechos y principios reconocidos en la Constitución, por lo que no todo llamado a la
comunidad para pronunciarse sobre asuntos de interés local puede concebirse en términos
imperativos absolutos.

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