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Quaderns de Psicologia | 2017, Vol.

19, No 3, 229-240 ISNN: 0211-3481

 https://doi.org/10.5565/rev/qpsicologia.1379

Pensar en la intemperie. Tensiones ontológicas-epistemológicas y


metodológicas en la producción de la “subjetividad política”1
Thinking out in the open. Epistemological, ontological and methodological
tensions spanning the production of "political subjectivity"

Andrea Bonvillani
CiPsi/CIECS-CONICET; Unversidad Nacional de Córdoba (Argentina)

Resumen
En este trabajo exploro algunos ejes de tensión que atraviesan la producción de la categoría
“subjetividad política” (interno-externo; particular-universal; mente-cuerpo), explicitando
los supuestos ontológicos, epistemológicos y metodológicos que esto supone. Luego, abordo
de qué modo algunos emergentes de investigaciones empíricas realizadas con jóvenes de
Córdoba (Argentina) en diversos procesos de politización, interrogan y ponen en crisis estas
asunciones teóricas, permitiendo interrogar de nueva cuenta sus fertilidades. Se trata, en-
tonces, de pensar en la intemperie, desmarcándose de ciertas comodidades resultantes de
sostener perspectivas teóricas como verdades autoevidentes, cuyo valor no se pondera en
orden a sus posibilidades para dar cuenta de un campo de experiencia dado, sino a otros
criterios como puede ser el principio de autoridad derivado de un “nombre reconocido”.
Palabras clave: Subjetividad; Política; Jóvenes; Córdoba

Abstract
This paper explores some of the central concepts of tension spanning the production of the
category "political subjectivity" (internal-external; particular-universal; mind-body), speci-
fying the ontological, epistemological and methodological assumptions that this entails. It
then addresses the way in which some emerging issues from empirical research carried out
with young people of Cordoba (Argentina) in various processes of politicization, examines
and puts into question these theoretical assumptions, allowing them to be reexamined for
their fruifullness. It then deals with, thinking out in the open, being removed from certain
comforts which result from sustaining theoretical perspectives as self-evident truths,
whose values are not weighed in relation to their possibilities in order to give an account
of a field of preexisting experience but rather to other criteria which may be the principle
of authority coming from a "well-known name".
Keywords: Subjectivity; Politics; Youth; Córdoba

1
Agradezco a los evaluadores de la Revista sus observaciones que, sin duda, contribuyeron a la claridad de este artícu-
lo.
230 Bonvillani, Andrea

Introducción sus postulados meta-teóricos (Ibañez, 1992),


es decir, aquellos supuestos constitutivos de
un campo de estudio que remiten a concep-
A partir de los recorridos por los que me ha ciones de realidad, de conocimiento, de suje-
llevado la búsqueda de una conceptualización to, de relación social. Esta reflexión resulta
de las relaciones posibles entre subjetivi- saludable para el campo "psi", que hasta aho-
dad(es) y política(s), puedo proponer una con- ra no parece estar muy dispuesto a interrogar
jetura: en muchas ocasiones, el apego a de- sus narrativas, particularmente aquellas que
terminada posición teórica, termina primando conceptualizan la subjetividad como interio-
sobre las posibilidades de ejercitar una refle- ridad (Fernández, 1999).
xión sobre la fertilidad de su pensamiento en Para el caso de la fórmula “subjetividad polí-
orden a dar cuenta de los problemas que nos tica” la cuestión se agrava si se considera que
interrogan como cientistas sociales2. De este se trata de una hibridación que intenta re-
modo, si se “abraza la causa” de determinado conciliar dos conceptos problemáticos en sí.
autor, entonces, parecería que lo que puede
decirse de la subjetividad política termina El uso del vocablo subjetividad suele caracte-
siendo una suerte de narrativa de ese autor y rizarse por una marcada imprecisión: a veces
que la garantía de autoridad de dicho discurso para designar de manera indistinta al “suje-
derivaría de su consagración, es decir, de la to”, otras como sinónimo de lo psíquico. Las
creencia compartida en el campo académico discusiones alrededor del estatuto de la sub-
sobre su legitimidad (Bourdieu, 1985/1999)3. jetividad remiten a un viejo problema en
La eficacia simbólica de este tipo de apego Ciencias sociales aún no saldado: la relación
basado en el mero reconocimiento nos releva, entre una instancia a la que podemos deno-
en efecto, de la puesta en tensión de sus po- minar “psiquismo” y otra designable como lo
tencialidades para responder a los problemas socio-cultural, aunque este modo de plantear
teórico-prácticos que se inscriben en el cam- la cuestión ya supone un posicionamiento po-
po conceptual delineado. Paradojalmente, es lémico: la subjetividad, como proyecto de
como si se asumiera una lógica identitaria pa- conceptualización, vendría a lidiar con esta
ra abordar la subjetividad: entonces, se “es” separación fundante, cómo si con ella se pro-
foucaultiano, deleuziano, bourdiano, laclau- curara poner en articulación ambas dimensio-
niano, etc. y desde allí se habla. Esta opción nes que, de partida, se consideran territorios
ofrece comodidades evidentes: aferrarse a diferenciados. Consecuentemente, en esta ló-
una teoría como “guía mecánica de una prác- gica de pares antitéticos, lo psíquico suele
tica no pensada” (González Rey, 2008, p. 31). pensarse en equivalencia con lo interno-
No obstante, termina reproduciendo teoricis- individual, y, correlativamente, lo socio-
mos que nos encarcelan el pensamiento, im- cultural con lo externo-colectivo.
pidiendo, por ejemplo, poner en interroga- Dadas estas consideraciones de partida, en
ción si las condiciones de producción de aque- este artículo me propongo explorar algunos
llos corpus teóricos celebrados (generalmente ejes de tensión que atraviesan la producción
europeos), son extrapolables a unas condicio- de la categoría “subjetividad política” (in-
nes latinoamericanas de problematización. terno-externo; particular-universal), explici-
La lógica de inclusión de categorías que im- tando los supuestos ontológicos, epistemoló-
plican herramientas analíticas, debiera ade- gicos y políticos que esto implica. Tal refle-
más, estar sujeta a permanente reflexión de xión estará alimentada por el análisis de al-
gunos emergentes de investigaciones empíri-
2
Se pueden encontrar varias posiciones cercanas a este cas conducidas por mí con jóvenes de Córdo-
planteo. A modo de ejemplo, se puede citar a Félix Guat- ba4 (Argentina) en distintos procesos de poli-
tari (2005) cuando describe la forma reduccionista como tización de los que son protagonistas, como se
en las universidades se recupera el pensamiento de Karl detalla en la sección siguiente.
Marx y de Sigmund Freud. También Fernando González
Rey (2008) ha señalado la reificación de ciertas teorías
que son “convertidas en rutinas fraseológicas” (p. 31).
3
Sobre las formas específicas de funcionamiento de este
4
campo y sus consecuencias en la producción de este tipo Se trata de la segunda ciudad de Argentina, tanto por su
de relación con las teorías, véase Pierre Bourdieu importancia económica y política como por su cantidad
(1966/2002). de población.

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Finalmente, la propuesta que intento formu- Foucault (1981/1985). En consecuencia, es


lar en este trabajo es que para avanzar en la pertinente remitirse a las emergencias de la
construcción reflexiva de la categoría “subje- investigación empírica, ya que es ese el regis-
tividad política” se debería asumir una acti- tro donde las categorías analíticas deben ser
tud tendiente a desmarcarnos de ciertas co- puestas en tensión, interrogadas en su fertili-
modidades resultantes de sostener perspecti- dad. En este trabajo, se hará referencia a un
vas teóricas como verdades autoevidentes, conjunto de estudios en los cuales se ponen
cuyo valor no se pondera en orden a sus posi- en diálogo las dimensiones de subjetividad y
bilidades para dar cuenta de un campo de ex- politicidad en jóvenes de la Ciudad de Córdo-
periencia dado, o de las consecuencias políti- ba (Argentina), los cuales se enmarcan en la
cas de asumir acríticamente un sistema de trayectoria de investigación de más de quince
pensamiento como si fuera una suerte de años de la autora.
cosmovisión, sino a otros criterios como pue-
Dicha trayectoria se ha desplegado en dife-
den ser el principio de autoridad derivado de
rentes espacios de participación política ju-
un nombre reconocido. A dicha actitud la de-
venil: movimientos sociales, agrupaciones es-
nomino “pensar en la intemperie”.
tudiantiles universitarias, colectivos cultura-
les de militancia territorial, acciones colecti-
Algunas precisiones sobre el camino vas, entre otros. A partir de diseños investiga-
metodológico elegido tivos cualitativos me he propuesto reconstruir
y comprender las configuraciones de subjeti-
Entender la teoría como una caja de herramien-
tas quiere decir: - que no se trata de construir
vidad política de los jóvenes, desarrollando
un sistema sino un instrumento, una lógica pro- una multiplicidad de técnicas de producción
pia a las relaciones de poder y a las luchas que se del conocimiento: entrevistas en profundidad,
comprometen alrededor de ellas; - que esta bús- grupos de discusión, análisis documental,
queda no puede hacerse más que poco a poco, a
partir de una reflexión (necesariamente histórica
“etnografía colectiva de eventos” (Bonvillani,
en algunas de sus dimensiones) sobre situaciones 2015a). La diversidad de tal experiencia vivi-
dadas. (Foucault, 1981/1985, p. 8, Destacado da alimenta los interrogantes que se formulan
mío) en este artículo, justamente desde la necesi-
Para conducir el análisis respecto de la cate- dad de pensar, sentir y actuar habitando una
goría subjetividad política, en este artículo modalidad de investigación “situada” (Hara-
retomo la idea foucaultiana de “caja de he- way, 1991/1995) que permita dar cuerpo a las
rramientas”. Esto implica en primer término abstracciones y generalizaciones formuladas
que frente a los corpus teóricos seleccionados teóricamente. Dada esta cantidad y diversi-
ejercitaré una actitud reflexiva que, lejos de dad de proyectos desarrollados, he optado
un apego a ellos como si fueran verdades re- por hacer alusión a cada uno en la instancia
veladas, permita ponerlos a operar en su ca- en la que se referencia la emergencia empíri-
pacidad de lectura de la realidad. En tal sen- ca particular. Concretamente, en cada una de
tido, y siguiendo esta estrategia postulada por las citas de fragmentos de trabajo de campo
Michel Foucault, las propuestas teóricas con- utilizadas a lo largo del texto, especifico los
sideradas se seleccionan a modo de instru- datos que hacen a sus condiciones de produc-
mentos que, puestos en tensión con situacio- ción: año, técnica utilizada, tipo de material
nes problemáticas emergentes de las expe- producido/analizado. En algunos casos, tam-
riencias investigativas, muestren su capacidad bién consigno nombres ficticios y edades de
para designar horizontes de comprensión de los hablantes.
esas realidades. Es decir, el diseño metodoló- Apelando nuevamente a Foucault
gico desarrollado en este artículo consiste en (1984/2003), la elección de los autores que
tensionar la capacidad de estas categorías pa- integran esta propuesta, se justifica en el su-
ra operar en tanto tales, es decir, categori- puesto de la existencia de un "‘campo de pro-
zando la experiencia investigada en torno a blematización’ que les es común y que los hi-
los procesos de subjetivación política. Se tra- zo posibles unos a otros" (p. 37), es decir, que
ta, siguiendo esta línea, de un trabajo de comparten cierta manera general de poner en
problematización de tales categorías, lo que interrogación la relación entre la política y la
supone ejercitar la crítica del pensamiento subjetividad. No obstante, las diferencias que
sobre sí mismo, es decir, la reflexividad sobre generan particularidades en las construccio-
“situaciones dadas”, como afirma el propio

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nes teóricas en cada caso, serán señaladas varón, blanco, europeo, propietario y la serie
justamente para alimentar el contrapunto. A de diferentes negativos e inferiores que son
tales efectos, el artículo se organiza a partir (somos) su contra-cara. Por el contrario, “la
de cuatro ejes de tensión en el campo de es- diferencia no implica lo negativo y no admite
tudios de la Subjetividad política, a saber: ser llevada hasta la contradicción más que en
la medida en que continúe subordinada a lo
a) Subjetividad/identidad
idéntico” (Deleuze, 1968/2002, p. 15).
b) Sujeto/ Subjetividad/Subjetivación
La “identidad del hombre ilustrado” es parte
c) Subjetividad/mente/cuerpo del proyecto político moderno: la hegemonía
de las facultades autónomas para ordenar ra-
d) Subjetividad/subjetivación/política
zón y voluntad característica del racionalismo
cartesiano, sirvió para sustentar la responsa-
Desarrollo Analítico y Discusión bilización del agente humano con voluntad
propia, autónomo y soberano. Esta forma de
Subjetividad/identidad comprensión de lo subjetivo en equivalencia
con una individualidad aislada idéntica a sí
Clásicamente, cuando se habla de “identidad” misma, se orienta a cierta apuesta política,
se alude a la existencia de una cierta esencia como es el énfasis que pone el liberalismo en
que permitiría responder inequívocamente al el individualismo y la relación social basada
¿quién soy? Esta forma de entender la identi- en la competencia capitalista.
dad como sustancia autocentrada, capaz de
autoconocimiento pleno a través de la razón, La identidad como una forma de expresión del
es tributaria de la Modernidad, como proceso esencialismo que fija de modo determinista al
histórico consistente en reemplazar un siste- sujeto, ha sido objeto de duras críticas de to-
ma de creencias y representaciones regido y do pensamiento que intente teorizar la expe-
legitimado por un orden religioso, a otro cen- riencia subjetiva como un proceso abierto y
trado en las posibilidades humanas de acceso contingente. Ahora bien: en las diversas in-
a la verdad, incluso a la verdad sobre sí. vestigaciones5 que me han permitido acer-
carme a colectivos juveniles de sectores po-
En la tradición moderna aparece claramente pulares cordobeses, se objetiva que su traba-
una concepción del individuo como inmanen- jo político tiene como núcleo la impugnación
cia autosuficiente e independiente: pensar la de las imágenes y creencias que circulan he-
identidad de individuos es pensar en entida- gemónicamente sobre ellos, cargadas de valo-
des únicas e irrepetibles, fundadas en una ló- raciones altamente negativas que se expresan
gica binaria de oposición que define en un en cadenas significantes del tipo joven-pobre-
mismo movimiento lo que se es (idéntico a sí vago-ladrón-drogadicto. Es decir, las deman-
mismo) y lo que no se es (lo esencialmente di- das que estos jóvenes procesan, remiten a su
ferente). adscripción identitaria como eje de un con-
La identidad supone fijar un criterio de unici- flicto social: ser un joven de sector popular
dad del sentido de lo subjetivo: una única en Córdoba, supone padecer un conjunto de
manera de ser, cuyo logro máximo consistiría injusticias por distribución de recursos mate-
en mantener su esencia inmutable a lo largo riales y serios déficit en el reconocimiento
del tiempo. Correlativamente instituye la “di- (Fraser, 1997).
ferencia” entendida como desigualación: “la Yo me quedé pensando en el contexto donde vi-
institución de este sujeto universal y el para- ven los chicos, ¿no? Un contexto de vulnerabilidad
digma antropológico que se instituye (…) no muy grande: pobres, villeros, con todas las cargas
digamos, que vienen de la sociedad. Y sí, son los
pueden escapar al etno-logo-falo-centrismo y
conllevan la imposibilidad de pensar lo otro,
salvo como diferencia desigualada” (Fernán- 5
Especialmente en el Proyecto de investigación denomi-
dez, 2007, p. 272). Entonces, el otro, cons- nado “Prácticas de participación socio-políticas de jóve-
truido como tal desde la posición de lo uno nes cordobeses pobres: un acercamiento a las formas ac-
(axiomática homogeneizante mediante) fun- tuales de subjetividad juvenil en la pobreza urbana”. El
mismo contó con subsidio de la Secretaría de Ciencia y
ciona sosteniendo la superioridad de ese
Técnica de la Universidad Nacional de Córdoba. Periodo
“uno” que se arroga el derecho de enunciar y 2008- 2009. Lugar de Trabajo: Facultad de Psicología
juzgar que debe ser considerado lo “otro”: el (U.N.C.). Dirección: Andrea Bonvillani.

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choros6, los vagos, los delincuentes, los que no de normas contravencionales a través de las
pueden (…). Tienen todos los defectos… (lo dice
cuales se los puede detener en la vía pública
como citando expresiones de sentido común refe-
ridos a jóvenes de sectores populares) (Pablo, 25. sin mediar más que la sospecha policial de la
Técnico de una organización en territorio barrial. potencialidad de delinquir. La discriminación
Entrevista en profundidad, 2/05/2010). de la que son objeto estos jóvenes se aloja en
En estos casos, la “identidad social” parece atributos que se muestran corporalmente: co-
fértil para designar determinados tipos de lor oscuro de la piel, formas de desplazamien-
procesos subjetivos7, específicamente referi- to, de vestir, de presentarse frente al otro.
dos a las imágenes sociales que se tienen res- Uno de los modos de tomar posición en el es-
pecto de la posición que se ocupa en el espa- pacio público que la acción de protesta desa-
cio social: “es un concepto de referenciación, rrolla en cada edición, se plasma en la pro-
de circunscripción de la realidad a cuadros de ducción de un documento público que se lee
referencia” (Guattari, 2005, p. 86). Las situa- al cierre de la misma. En el correspondiente a
ciones a las que aludo se refieren a la objeti- la Sexta Marcha de la gorra los jóvenes sos-
vación de la experiencia de ocupar determi- tienen:
nado lugar social: autorepresentación que
Nos encontramos aquí una vez más denunciando
convoca imágenes y sentidos sobre el colecti- públicamente el mal accionar del Estado provin-
vo de pertenencia y los demás grupos que in- cial, de la mano de las actuales políticas públicas
tegran la escena social, que se articulan en de seguridad y leyes como el Código de Faltas,
tensión diacrítica. con la complicidad del poder judicial y el abuso
que se ejerce por parte de la institución policial
Resulta sugerente en este punto la idea de un en las calles de la Provincia de Córdoba, a los jó-
venes que pertenecemos a una cultura, que es-
“uso estratégico del esencialismo”, tal como
tá siendo castigada por sus diversos códigos y
lo propone Gayatri Spivak (1985), para poner formas de identidad, planteando así la descon-
en visibilidad la importancia política de insis- fianza y las malas intenciones a través de este-
tir en la existencia de aquellas marcas cultu- reotipos. (subrayado mío). (Fragmento de diario
de campo, Documento público de la Sexta Marcha
ralmente específicas al modo del ejercicio de
de la Gorra, Córdoba, 2012).
una resistencia, contraria a la amenaza he-
gemónica de borrarlas o subordinarlas y que
Sujeto/ Subjetividad/Subjetivación
haría factible una articulación de demandas
de distintos colectivos que corren el riesgo de Al hablar de “sujeto” se tiende a poner énfa-
fragmentarse. sis en lo “sujetado”, por la estructura social,
por la estructura inconsciente, según el relato
He podido observar algunos de estos procesos
por el que se opte. La idea de estar “sujeto”
donde la pertenencia a una cultura (popular) remite a una condición intrínseca de vasallaje
como núcleo identitario se politiza en tanto
o subalternidad, ya sea por la vertiente de la
resistencia a su persecución, en mis trabajos sujeción (estar bajo el dominio de) o por la
actuales de investigación8 con la “Marcha de
vertiente de la posición (estar debajo de).
la gorra”. Se trata de una movilización multi-
tudinaria de jóvenes de sectores populares, Al menos etimológicamente, la subjetividad
que una vez al año desde 2007 a la actuali- sería la cualidad de ser sujeto. Por eso algu-
dad, se hacen presentes en el espacio público nos autores (Tassin, 2012) consideran opor-
del centro de la ciudad de Córdoba, para po- tuno hablar de “subjetivación” en vez de sub-
ner en visibilidad su demanda: la derogación jetividad —reconociendo la autoría del con-
cepto a Foucault—, para designar “un proceso
que no sabría fijarse, estabilizarse bajo la
6
Categoría nativa, ladrones. forma de ‘sujeto’” (p. 37).
7
La subjetividad se considera una categoría más amplia En efecto, la distinción entre modos de subje-
que la identidad y que la contiene. Esta comprensión se
la debo a Fernando González Rey.
tivación y producción de subjetividad pro-
puesta por Foucault, se ofrece como una vía a
8
Proyecto de investigación denominado “La ´Marcha de través de la cual desencializar esta noción de
la gorra´ como experiencia de subjetivación política de
jóvenes de Córdoba (Argentina)”. El mismo contó con sujeto, marcada por un sentido de sujeción.
Subsidio de la Secretaría de Ciencia y Técnica de la Uni-
versidad Nacional de Córdoba. Periodo 2014-2015. Lugar
Si bien, “durante mucho tiempo, Foucault so-
de Trabajo: Facultad de Psicología (U.N.C.). Dirección: lo concibe al sujeto como el producto pasivo
Andrea Bonvillani. de las técnicas de dominación” (Gros, 2002,

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p. 496), al final de su trayectoria el sujeto subjetivación no hay sujeto prefigurado en el


aparece como un “pliegue de los procesos de origen del proceso ni en su resultado, es de-
subjetivación sobre los procedimientos de su- cir, el “devenir sujeto” es sin anticipación po-
jeción” (p. 497). En los años cercanos a su sible, deviene un sujeto como una incógnita:
muerte, Foucault delinea nuevos contornos “la subjetivación no sabría ser una autode-
para una “hermenéutica del sujeto”, a través terminación del sujeto por sí mismo, puesto
de la idea de la subjetivación: “procedimien- que esa autodeterminación necesitaría que el
tos por los que un sujeto se apropia de sí, se sujeto se sitúe en el origen (antes) del proce-
transforma él mismo en sujeto de sus propias so” (Tassin, 2012, p. 37).
prácticas” (Tassin, 2012, p. 41).
Resulta evidente que, en este planteo, la sub-
En un trabajo tardío, Foucault (1982/1988) jetivación como apropiación de sí mismo a
plantea que el eje de su estudio ha sido —más partir de una asunción ética inaugura una
que analizar las formas del poder— “producir modalidad de habitar la propia existencia.
una historia de los diferentes modos de subje- Ahora bien: ¿cuál es el alcance de este movi-
tivación del ser humano en nuestra cultura” miento de inauguración subjetiva? ¿Todo es
(p. 3), agregando que, en consecuencia, se ha novedad? ¿No hay nada de la experiencia pa-
ocupado de los tres modos de objetivación9 a sada que se actualice en la subjetivación?
través de los cuales se ha producido subjeti-
En las distintas investigaciones que he desa-
vidad: a) la objetivación que ha hecho la
rrollado sobre politicidad10 popular con jóve-
ciencia del sujeto, según las miradas discipli-
nes cordobeses, he podido objetivar que no es
nares; b) la objetivación que se produce por
posible realizar una separación tajante entre
medio de divisiones normativas, es decir, car-
su historia personal —fuertemente atravesada
gadas de valoraciones que ubican a unos y
por condiciones de precariedad material— y
otros en la sociedad (loco-cuerdo; enfermo-
las prácticas políticas por medio de las cuales
sano) y c) la objetivación del sujeto como su-
podrían abrirse modos de subjetivación. En un
jeto, “el modo como un ser humano se con-
estudio con militantes de un movimiento so-
vierte a sí mismo o a sí misma en sujeto”
cial (Bonvillani, 2009), por ejemplo, se obser-
(Foucault, 1982/1988, p. 3). En definitiva,
va que la tendencia al involucramiento subje-
pensar modos de subjetivación supone para el
tivo en la construcción de una política dife-
autor historizar las estrategias biopolíticas
rente aparece modulada por el registro de la
que se despliegan al calor de los dispositivos
necesidad. Ellos hablan de una política “nece-
de saber-poder que se instituyen en cada so-
saria para pobres”, inscribiendo sus demandas
ciedad, así como las prácticas de sí que habi-
en su procedencia social y apostando en su
lita, tarea emprendida en los momentos pos-
constitución como sujetos políticos, su propia
treros de su obra.
emancipación subjetiva a través de la lucha y
Subjetivación es, de este modo, constitución la “autoafirmación”:
de una subjetividad a partir de un trabajo de Nosotros la tildamos una actitud de dignidad, de
sí sobre sí, de asumir posiciones éticas: “co- lucha, de no renunciar al sueño que es luchar
mo elección irreductible de existencia. En contra algo que te oprime, decir, ¡bueno bas-
consecuencia, es posible un sujeto verdadero, ta...! es salir y decir Bueno, che, nosotros existi-
mos, estamos, vivimos, tenemos derechos (Víc-
ya no en el sentido de una sujeción sino de tor, 25. Militante movimiento social. Entrevista
una subjetivación” (Gros, 2002, p. 483). en profundidad, 3/7/2007).
Ahora bien, resulta significativo pensar en la
posición que se asume respecto a este sujeto
que adviene con la subjetivación: para Fou- 10
El uso de este concepto-cualidad, remite a la búsqueda
cault (1994/1999) es necesario abandonar de designar el tipo de objeto que intento construir, elu-
diendo sustantivos que impliquen esencias e invisibilicen
cualquier “teoría a priori del sujeto”, en la la condición no localizable topológicamente a priori de la
política. La politicidad, entonces, será entendida como
una cualidad potencial que puede alojar cualquier víncu-
9
Para Foucault, objetivación y subjetivación son dos ca- lo social: aquello que puede tener un sentido político no
ras de una misma moneda: “esta objetivación y esta sub- resulta de su propia naturaleza, sino que es producto de
jetivación no son independientes la una de la otra; es de unas relaciones de poder inscriptas en el vínculo que lo
su desarrollo mutuo y de su lazo recíproco que surge eso vuelven “politizable”. Este aspecto será retomado más
que podríamos llamar “juegos de verdad”” (Foucault, en adelante, en el apartado “Subjetividad/subjetivación/po-
Tassin, 2012, p. 40). lítica”.

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Decimos que queremos otro país, uno que res- actuar de los cuerpos, y, en consecuencia,
ponda a las necesidades de la gente de los ba-
entendemos que su instrumentalización es
rrios, de los trabajadores. Un país que sea inde-
pendiente, soberano en sus decisiones, y eso es eminentemente política.
eminentemente político (Tomás, 38. Militante
movimiento social. Entrevista en profundidad, Desde este clivaje, podría pensarse la progre-
10/3/2007). siva delimitación de un campo de estudios
que problematiza la intersección entre políti-
De lo que se trata, en todo caso, es de des- ca(s), subjetividad(es) y emocionalidad(es),
cribir los modos como dialogan la historia pa- como sostienen algunos autores (Maffesoli,
sada del sujeto con la actualidad de los mo- 2004/2005).
dos como se subjetiviza en la experiencia de
la politización, sin suponer que “quien advie- En mis aproximaciones a diversas expresiones
ne” es tributario de una herencia ni familiar, de politización juvenil, la movilización de
ni social, ni cultural (Tassin, 2012, p. 38), pe- sensibilidades y afectaciones corporales apa-
ro tampoco una abstracción flotante y mera- rece como central en la construcción de un
mente contingente. “nosotros”: sentimientos de amistad, de soli-
daridad, del disfrute de lo compartido, le dan
Evidentemente lo que permanece en el tras- materialidad a la experiencia del encuentro,
fondo de esta cuestión es un tipo de posicio- delineando una “politización de lo afectivo”
namiento teórico en el que, a partir de la (Bonvillani, 2010).
asunción de algún a priori, se delimita de ma-
nera determinante un campo de posibilidades En la investigación mencionada anteriormente
para el sujeto emergente de la subjetivación con la Marcha de la Gorra, aparecen constan-
y, con él, una direccionalidad prefigurada de tes referencias a las expresiones de alegría
la acción política subjetivante. Retomaré la que en ella se despliegan: escenas que tras-
cuestión en el último punto de este trabajo. miten una fuerza que empuja a expresarse
con saltos y risas, acompañando las interven-
Subjetividad/mente/cuerpo ciones de los diferentes grupos (teatro espon-
táneo, murgas, batucada, grafiteros). Podría
La idea cartesiana de un yo como mente decirse que hay un despliegue inmanente de
transparente capaz de conocer el mundo me- la alegría, aquel que vale por sí mismo en
diante la razón, viene a relegar a las pasiones tanto viene a suspender por una tarde una vi-
a la oscuridad del mundo del cuerpo, para da cotidiana atravesada por la precariedad y
someterlas al imperio del pensar, como si el la penuria. Pero con él convive una fuerza po-
sentir no fuera también un acto constitutivo lítica de la alegría que se proyecta al modo
de lo que somos. de una expresión obscena e irónica: una de-
Como he señalado en otro trabajo (Bonvillani, mostración de habitar la calle donde los cuer-
2010), las tendencias pasionales individuales pos se mueven sin prevención en la murga, las
han sido objeto de preocupación desde los voces de reclamo se levantan y se vuelven
inicios de la filosofía política moderna en tan- grito desafiante.
to amenazarían el orden social por su carác- Hay una elaboración política de la alegría que
ter de ingobernables por medios racionales. la constituye en un derecho (Bonvillani,
Por el contrario, en Baruch Spinoza encon- 2013), que se encuentra violado por la perse-
tramos una comprensión de las pasiones no cución a la que son sometidos los jóvenes de
como un “demonio interno” que habría que sectores populares cuando se desplazan por el
sofocar o domesticar, sino como una fuerza centro de la ciudad. Entonces, la alegría se
que nos pone en contacto con nosotros mis- reivindica como un derecho:
mos y los demás, cuyo conocimiento nos per-
mite el desarrollo de la potencia de ser. Ocu- Por la alegría vamos a marchar una vez más. Sex-
ta Marcha de la gorra. ¿Por qué los tambores?
rre que las pasiones tienen un lado oscuro que Porque el código de faltas nos quita la alegría de
es la tristeza que nos vuelve impotentes, nos estar en la calle (…), defendamos nuestro dere-
impide conectarnos con nuestra propia vitali- cho a la alegría (Registro etnográfico de discurso
dad. Como sea, la dimensión afectiva debería en la vía pública. Sexta Marcha de la Gorra. Cór-
doba, 20/12/2012).
estar presente al momento de producir una
comprensión de la subjetividad política, si Lo que me interesa poner de relieve, es que
sostenemos que los afectos constituyen un la expresión de algarabía se constituye per se
aumento o disminución de la posibilidad de en un instrumento político, en la medida en

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que permite el despliegue de las pasiones dos en su tensión constitutiva con condiciones
alegres que generan una revitalización de las sociales, económicas y políticas.
estrategias de acción colectiva juvenil, tal
En el universo conceptual de Jacques Ranciè-
como lo recogen diversos autores cuando des-
re (1996/2007), la política no es una existen-
criben una “carnavalización de la protesta”
cia, sino que es una ocurrencia posible, que
(Reguillo, 2000). Pero no sólo eso: hay pro-
depende de la irrupción de un litigio institui-
ducción de un pensamiento sobre el sentido
do para probar la igualdad de cualquiera con
político de la emocionalidad. En el ejemplo
cualquiera. Lo designado tradicionalmente
que planteo, la “alegría” no sólo se manifies-
como “política” es para él la “policía”, es de-
ta, también se tematiza como parte de una
cir, una lógica de ordenamiento social que
elaboración reflexiva sobre lo que significa
determina lugares y funciones y, sobre todo,
pertenecer a un grupo social vulnerado en sus
los sistemas de legitimación correspondientes
derechos, es decir, no aparece escindida de la
para ocuparlos. El orden policial lesiona el
capacidad de construcción de marcos inter-
principio de igualdad al cual debería aspirar
pretativos que dan sentido a la experiencia de
todo sistema social, en tanto ha producido di-
los jóvenes.
visiones, haciendo invisibles y quitándoles la
Podría decirse que estas formas emergentes palabra autorizada a algunos para legitimar la
de expresión de politicidad tienen como locus posesión de otros que sí son “tenidos en cuen-
preferente al cuerpo, tradición cuya referen- ta”. La búsqueda de la igualdad, entonces, es
cia teórica se remonta a Spinoza y es retoma- fundamental en la democracia, pero no como
da por Gilles Deleuze (1970/2004), en térmi- el ideal liberal burgués formalizado en la su-
nos de lo que puede un cuerpo en la manifes- puesta representación de la mayoría, sino
tación de una potencia. Ahora bien, esta re- como un proceso de emancipación a través
cuperación de la afectación corporal como es- del cual aquellos que han sido despojados de
trategia política, no debería ser argumento su calidad de “sujetos iguales”, recusan el lu-
para sostener una desconexión entre ésta y gar en el que han sido ubicados, dándose exis-
las operaciones de pensamiento o, más aún, tencia en lo simbólico. Rancière (1996/2007)
una invisibilización o subordinación de una denomina “política” a este proceso de en-
dimensión sobre otra, a riesgo de reproducir cuentro entre las dos lógicas: la de la policía
de manera invertida el reduccionismo carte- y la de las prácticas emancipatorias de suje-
siano. Ambas son necesarias en la elaboración tos a través de las cuales actualizan y com-
colectiva de demandas políticas: se trata “de prueban la igualdad no como una premisa
sentir pensando, de pensar sintiendo” (de abstracta, sino como un discernimiento apli-
Souza Santos, 2012, p. 16). cado a cada práctica que la pone en acto.
Desde esta perspectiva, el nacimiento de la
Subjetividad/subjetivación/política
política depende de la irrupción de un
¿Qué estamos queriendo sostener cuando desacuerdo, pero no en el sentido del conflic-
acompañamos a la “subjetividad” con el cali- to de intereses entre actores, sino en el sen-
ficativo “política”? ¿Cómo se define la políti- tido radical de oposición a la lógica que de
ca? manera hegemónica ha permitido la defini-
ción de la existencia de esos actores con sus
De acuerdo a la perspectiva aquí asumida, la
respectivos intereses: el litigio alcanza a la
política no se reduce al conjunto de estructu-
“partición de lo sensible” (Rancière,
ras estatales o gubernamentales, característi-
1996/2007, p. 53). El alcance del desacuerdo
cas del sistema representativo liberal, sino
que funda a la política podría representarse a
que se expresa como cualidad que atraviesa
través de la metáfora de uso común: “patear
todas las relaciones sociales, en tanto éstas
el tablero”, para barajar y dar de nuevo. Na-
son formas de tramitar los conflictos inscrip-
cer un sujeto otro: “transformar unas identi-
tos en la vida en común. De este modo, la
dades definidas en el orden natural del repar-
cuestión del poder aparece en el trasfondo de
to de las funciones y los lugares en instancias
los sentidos y prácticas políticas, en múltiples
de experiencia de un litigio” (Rancière,
y heterogéneas relaciones interconectadas en
1996/2007, p. 52). De ahí, que para este pen-
clivajes locales, inmediatos en las interaccio-
samiento la relación entre subjetivación y po-
nes cotidianas, pero que requieren ser pensa-
lítica es fundante.

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Pensar en la intemperie. Tensiones ontológicas-epistemológicas y metodológicas 237

¿Qué caracteriza la emergencia de la política ticos de base, como punto de partida para
como irrupción de un litigio y acto fundacio- abordar un proyecto teórico de este tipo.
nal de subjetivación? ¿Qué tan extraordinarias
No obstante, la cuestión no se resuelve en la
deberán ser las condiciones socio-históricas
mera enunciación de una posición teórica co-
para esta ocurrencia? ¿La subjetivación políti-
mo si fuera una taxonomía exhaustiva, en
ca conduce necesariamente a la emancipa-
tanto la teoría está permanentemente tensio-
ción?
nada con la praxis: la infinita diversidad del
El lugar absolutamente excepcional en el que mundo, “no puede ser monopolizada por una
ubica Rancière el nacimiento de la política y teoría general (…), por eso hay que buscar
la mirada un tanto normativa respecto de la formas plurales de conocimiento” (de Sousa
dirección que esta acción subjetivante debe- Santos, 2012, p. 17).
ría asumir, han sido cuestionadas por varias
Se trata, entonces, de una actitud atenta y
voces (Lazzarato citado en Tassin, 2012;
dispuesta a la reflexividad. Pensar en la in-
Žižek, 1999/2001). Aferrarse a este modo de
temperie la producción de la categoría “sub-
concebir el “momento político”, se acerca
jetividad política”, implica alojar lo impensa-
bastante a la presunción de que sólo en el
ble que aparece en la creación de los haceres
destello revolucionario habría política. De ese
cotidianos y colectivos.
modo, gran parte de las experiencias cotidia-
nas, de los sutiles movimientos subjetivos que Sostener radicalmente la proposición foucaul-
encarnan los jóvenes en las experiencias que tiana de asumir las teorías como cajas de he-
he estudiado, quedarían invisibilizados para rramientas, tiene como consecuencia el que
Rancière como gestos de subjetivación políti- resulte impensable aferrarse a ellas como si
ca. fueran catecismos. De lo que se trata, en
cambio, es de tensionar su fertilidad para
pensar en órdenes problemáticos en la expe-
Conclusión: palabras para seguir riencia cotidiana.
pensando
En este marco, a lo largo del artículo he ex-
Bajo el imperio de las fidelidades teóricas, es plorado algunos ejes de tensión que considero
posible tener la sensación que la férrea deli- atraviesan la producción de la categoría “sub-
mitación que estas implican, separa con una jetividad política” y que remiten, en última
línea invisible, pero no por eso menos eficaz, instancia, a un tratamiento en forma dicoto-
lo decible y lo censurable, y así comienzan a mizada que opera obstáculo en las formas de
aparecer especies de “malas palabras”. Por comprensión de los procesos subjetivos. Por
ejemplo, si sostenemos la identidad como la ejemplo, he sugerido que aquello que desig-
representación de la esencia, entonces, cual- namos como lo individual y lo social, apare-
quier atisbo de adscripción a una historia o cen en la procesualidad de su despliegue
trayectoria vital para clivar una lucha políti- permanentemente requeridos el uno por el
ca, se vuelve un impensable. Si todo es y de- otro, son “inherentemente” necesarios, re-
be ser inmanente, cualquier alusión a un pro- tomando la expresión de Cornelius Castoriadis
yecto político que busque cierta trascenden- (1975/2007).
cia será tachado de teleológico y de relato
universal. Si lo legítimamente politizante es Hablo de producción de subjetividad ya que
aquello alojado en el cuerpo y los afectos, nunca preexiste algo que pueda pensarse co-
cualquier referencia a la capacidad de refle- mo dado, de una vez y para siempre. El ca-
xividad del agente, será excluida en tanto re- rácter procesual de la subjetividad (González
siduo de racionalidad intelectualista moder- Rey, 2008) refiere a que nuestro trabajo hu-
na. mano es hacernos con los otros, asumiendo
compromisos con los territorios existenciales
He sostenido que intentar aproximarse a la que habitamos. Si la subjetividad es devenir,
construcción de una caja de herramientas en la subjetividad política no es un producto es-
la comprensión de la “subjetividad política”, tático que podríamos “encontrar” en los suje-
implica lidiar con las oposiciones binarias clá- tos bajo la forma de percepciones, cognicio-
sicas que aparecen latiendo en las Ciencias nes o emociones, sino un proceso que configu-
Sociales, y, en consecuencia, revisar nuestros ra una determinada modalidad de habitar el
supuestos ontológicos, epistemológicos y polí- mundo y que, en consecuencia, pone en evi-

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dencia un sujeto producido a través de diver- De este modo, estas posibilidades subjetivas
sas prácticas de saber y poder, “modos de deben ser pensadas en tensión productiva con
subjetivación” (Foucault, 1982/1988) que re- las condiciones materiales de existencia de
miten al trabajo incesante de producción de los sujetos, no como meras aspiraciones vo-
sí frente a los mecanismos de sujeción social. luntaristas, sino como tramitaciones posibles
en marcos concretos de vida colectiva.
Esto implica que toda subjetividad es enten-
dida en sí misma como una operatoria política Restos no sujetados, imaginación radical, lí-
y, desde esa asunción, se estaría sugiriendo neas de fuga, invención de lo cotidiano, son
cierto cuestionamiento a la pertinencia de proyectos teóricos que tienen como marca
sostener la “subjetividad política” como una común la huella de la potencia de emancipa-
categoría con autonomía conceptual. ción y que constituyen, desde mi perspectiva,
dimensiones ineludibles de la subjetividad po-
Aun así, propongo retenerla como una estra-
lítica, pero que debemos poner en diálogo
tegia discursiva por medio de la cual sea posi-
tensionado con los modos de sujeción a un
ble disputar poder simbólico al interior de la
orden social, con las maneras menos glamoro-
lucha por imponer sentidos. Esta lucha —
sas, más deslucidas de vivirse sujeto político
eminentemente política— permitiría dar fun-
en lo cotidiano. Ahora bien, esto no debería
damento a una postura contraria a la tenden-
conducirnos a ubicar unas y otras formas en
cia a la apoliticidad, desde la cual diversas
universos de experiencias dicotomizadas a
perspectivas teóricas actuales piensan a los
priori, quiero decir: no se trata de comprobar
sujetos, retomando la ya clásica figura de la
lo que de antemano estábamos condenados a
“muerte de las ideologías” como si fuera un
encontrar, porque de algún modo los disposi-
destino final.
tivos analíticos que echamos a rodar prefigu-
El proyecto de producir teóricamente “subje- ran un campo posible de comprensión de la
tividad política” debería, desde la perspecti- subjetividad política. Si estudiamos movi-
va que asumo, ubicarse en un horizonte de re- mientos sociales creyendo que ahí se aloja el
flexión de los procesos de transformación y purismo de la emancipación subjetiva, es po-
emancipación social. En este marco, la po- sible que terminemos por concluir eso. Mien-
tencia del pensamiento ranceriano se encuen- tras que si depositamos el demonio encarnado
tra en su propuesta de inscribir la subjetiva- en las formas plenamente institucionalizadas
ción política en la lucha por la igualdad, por- de participación política, es posible que nun-
que la reubica en “una especie de cortocircui- ca nos acerquemos a las experiencias contin-
to entre el universal y el particular” (Žižek, gentes de subjetivación política que ellas po-
1999/2001, p. 202). Esa “política de los sin- drían alojar, generando invisibilidades en
parte” como una forma de creación de sí a torno a sus potencias.
partir de resistirse a ocupar un lugar de
Pensar en la intemperie es una empresa am-
inexistencia, resulta auspiciosa para pensar
bivalente. Supone abandonar la seguridad de
luchas políticas en regiones como las latinoa-
habitar territorios académicos conocidos, pe-
mericanas, donde campean las injusticias de
ro, al mismo tiempo, es una oportunidad para
todo tipo. En este marco, la disputa política
aventurarse a acompañar las luchas colectivas
también debe ser dada en el campo académi-
de aquellos que ilusionan otro mundo (posi-
co, tal como sostienen algunos referentes del
ble).
pensamiento latinoamericano como Boaventu-
ra de Sousa Santos (2012), a través de su su- Pensar en la intemperie no significa abando-
gerente propuesta de las “epistemologías del nar las referencias teóricas, sino considerarlas
sur”, las cuales suponen: en tanto tales: “referencias” que orientan po-
El reclamo de valorización de conocimientos váli-
sibilidades de visibilizar ciertos aspectos de
dos, científicos y no científicos, y de nuevas rela- las problemáticas consideradas, invisibilizan-
ciones entre diferentes tipos de conocimientos, a do otros. Al asumir las referencias teóricas al
partir de las prácticas de las clases y grupos so- modo de coordenadas desde las cuales anali-
ciales que han sufrido, de manera sistemática,
destrucción, opresión y discriminación causadas
zar las experiencias y no como una determi-
por el capitalismo, el colonialismo y todas las na- nación fija, se asume justamente que dichas
turalizaciones de la desigualdad en las que se han categorías y referentes teóricos han de ser
desdoblado (p. 16) sistemáticamente revisados y cuestionados.
Lo cual supone habitar una zona de “crítica

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Pensar en la intemperie. Tensiones ontológicas-epistemológicas y metodológicas 239

como incomodidad recursiva”, la cual designa Deleuze, Gilles (1968/2002). Diferencia y repeti-
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sentir jamás en sentirse totalmente a gusto Deleuze, Gilles (1970/2004). Espinoza: filosofía
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que adherimos, como de aquello que se presenta das. Buenos Aires: Eudeba.
como “evidencia empírica” en nuestros estudios,
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ANDREA BONVILLANI
Doctorado y Posdoctorado en Psicología por la Universidad Nacional de Córdoba Argentina). Ex - Beca-
ria de Doctorado y Postdoctorado CONICET. Profesora e investigadora de la mencionada Universidad.
Directora de distintos proyectos de Investigación a nivel local e internacional en el cruce de temáti-
cas: juventudes-política-subjetividades.

DIRECCIÓN DE CONTACTO
abonvillani@gmail.com

FORMATO DE CITACIÓN
Bonvillani, Andrea (2017).Pensar en la intemperie. Tensiones ontológicas-epistemológicas y metodo-
lógicas en la producción de la “subjetividad política”. Quaderns de Psicologia, 19(3), 229-240.
http://dx.doi.org/10.5565/rev/qpsicologia.1379

HISTORIA EDITORIAL
Recibido: 05-10-2016
Aceptado: 08-11-2017

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