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Lo primero que podemos imaginar al estudiar esta materia es ¿sobre qué situaciones asesoraré? ¿Podré dar la respuesta adecuada a la necesidad del
cliente? Para lograr un buen asesoramiento es esencial entender para qué una empresa contrata y cuál es su comportamiento.
El tipo
Referencias
LECCIÓN 1 de 5
Las empresas utilizan los contratos para tener previsión de sus operaciones, es decir, qué sucede si existe un
incumplimiento y cómo actuarán ante tal contingencia. Si bien los contratos se firman para cumplirlos, existen
diferentes situaciones que llevan al incumplimiento de alguna de las partes y es necesario tener las herramientas
correctas para recuperar lo invertido o contar con cláusulas de salidas adecuadas para contratar a un tercero, entre
otras posibilidades.
Por tal razón, a lo largo de esta materia trataremos diferentes soluciones contractuales a la problemática que posee
la empresa, entendida esta como, la “unidad de organización dedicada a actividades industriales, mercantiles o de
prestación de servicios con fines lucrativos” (Real Academia Española, 2019, https://dle.rae.es/srv/fetch?
id=EsuT8Fg.). Es decir, independientemente de si es una organización de varias personas o unipersonal.
Sin embargo, la noción de empresa ha dado lugar a numerosas definiciones y conceptos, atento a la diversidad de
nociones que giran a su alrededor, tales como: capital, trabajo, rentabilidad, riesgo y otras. Por lo que también puede
definirse de acuerdo con los distintos extremos que integran la noción de empresa, entenderemos a esta como un
organismo económico que pone en movimiento de manera sistemática aquellos elementos necesarios y suficientes
para obtener un producto o servicio que le permite generar rentabilidad para su propia estabilidad económica y
consecuente subsistencia. Podríamos decir, entonces, que estamos frente a una construcción económico-jurídica,
donde no solo se tienen en cuenta las necesidades ajenas que generan nichos u oportunidades, sino también las
necesidades del mercado.
Según lo expuesto, serían tres los elementos que se encuentran insertos en el concepto de empresa, a saber:
1 Empresas de distribución, encargadas de vender las materias primas a los fabricantes y las
mercaderías a los consumidores,
3 empresas de servicios, que comprenden muchas variedades, entre las cuales las más importantes
son las de transportes,
4 empresas auxiliares que ejercen el comercio del dinero o del crédito, o que ayudan a los comerciantes
a la realización de sus negocios. (p. 115)
La empresa, entonces, asume distintas formas de actuación y se inserta en diferentes redes de comercialización, o
actúa por sí misma, para lograr sus principales objetivos que son: la producción y/o comercialización de bienes o
servicios, en sus distintas formas. Actualmente, entre las empresas existe la tendencia de generar vínculos
asociativos o de colaboración. Estos les permiten la inserción en determinados mercados o mayor competitividad
en ellos.
Así, observamos cómo la generación de estructuras complejas de negocios implica, por lo general, la asociación de
empresas independientes, tanto desde el punto de vista jurídico como económico. Tal vinculación empresaria
supone la creación de orden vertical, con forma piramidal, que permite la integración empresaria orientada hacia un
objetivo común, diferente de los objetivos individuales de cada una de las empresas que la conforman. Para
entender el ente que trataremos, proponemos el siguiente video que otorga un panorama general del
funcionamiento de la empresa.
YOUTUBE
VER EN YOUTUBE
Fuente: Hollman, A. [Usuario]. (2016). La empresa como sistema [Archivo de video]. Recuperado de https://www.youtube.com/watch?v=QZ3rUdrsQvk
El tipo y la atipicidad
En materia contractual se habla de tipo cuando el acuerdo encuentra un marco regulatorio, sea que este se
encuentre dado por la ley, o por las costumbres; en tanto se habla de atipicidad cuando el acuerdo que se quiere
llevar a cabo no se encuentra delineado legal ni socialmente. Es decir, esta clasificación nos otorgará los primeros
lineamientos sobre el ropaje jurídico que le brindaremos al negocio propuesto, aquí radica su importancia, como
veremos seguidamente.
Cuando nos referimos a la problemática actual en materia contractual, sobre todo en lo que refiere a los contratos
de empresa, debemos considerar la noción de tipo contractual propiamente dicho. En esta dirección, si nos
basamos en la teoría legal del tipo contractual, podemos afirmar que refiere a aquella actividad del legislador que
tiende a regular las relaciones jurídicas de los contratantes, a través de un molde o modelo que el legislador
predispone para que los sujetos partes ajusten sus relaciones empresarias, con los consecuentes efectos jurídicos.
Nos referimos así, al tipo o tipicidad legal referida a los contratos disciplinados por la ley.
Esta teoría, en la actual realidad socioeconómica caracterizada por un dinamismo extremo de las relaciones
comerciales, prácticamente se ha erigido en un obstáculo a la hora de brindar forma jurídica a los negocios debido a
la rigidez que presenta, la cual impide la adecuación del continente jurídico a un negocio o emprendimiento
específico, en el caso de que no hubiese sido previsto por el legislador.
Frente a ello, vinieron en auxilio otras fuentes del Derecho, tales como la costumbre, que ofreció a los contratantes
un marco jurídico flexible y, por ende, posible de adaptar a las nuevas relaciones comerciales. Como consecuencia
de lo expuesto, en lo que a tipicidad se refiere, es dable concebir, al menos, dos posibles clasificaciones relativas a la
tipicidad: la tipicidad legal y la tipicidad social. La primera referida a contratos regulados por la ley, es decir, aquellos
negocios que tienen un marco jurídico base para su tratamiento por parte de la normativa; y la segunda, relativa a la
regulación de los contratos con fuente en los usos y costumbres, que se relaciona con una categoría de negocios
que se celebran de manera habitual en un determinado lugar. En este caso se toman en cuenta la experiencia y las
necesidades particulares de la estructura, lo cual genera una repetición de determinadas clausulas rectoras del
negocio.
LECCIÓN 2 de 5
El tipo
El tipo referido a la noción general del contrato: caracteres del tipo contractual. Tendencias actuales
El contrato es un instrumento para llevar a cabo actividades económicas, en el marco de una relación entre partes
que programan el intercambio recíproco a futuro y expresan su voluntad negocial, a partir de la cual quedarán
definidos los alcances de las obligaciones y derechos asumidos por cada sujeto contractual, cuya exigibilidad se
encuentra asegurada por el Derecho. En tal sentido, debemos recordar que las obligaciones tienen su causa en el
contrato, el cuasicontrato, el delito, el cuasidelito, la voluntad unilateral y la ley.
El contrato como tal, y en términos generales es, entonces, un tipo legal, pues sus elementos deben
necesariamente darse en una relación jurídica determinada para que surja una obligación. Al respecto, si nos
concentramos en la noción de tipicidad legal y la relacionamos con el nuevo Código Civil y Comercial unificado,
podemos apreciar que disponemos de una parte general, común a todos los contratos (Libro Tercero, Título II,
Capítulo 1), donde se prevén las disposiciones generales aplicables a todos los contratos. Por otra parte, existe
también una parte especial (Libro Tercero, Título IV, Capítulo 1 al 31), en la que se regulan en detalle las
particularidades de cada uno de los contratos previstos en nuestro Código Civil.
Durante un largo período de la historia del Derecho, solo los contratos nominados o regulados daban lugar a
obligaciones exigibles. No obstante, en tiempos más recientes se admitió la posibilidad de que la autonomía de la
voluntad privada fuese la fuente de las obligaciones, sin necesidad de ajustarse inexorablemente a los tipos
preestablecidos en la ley, dando lugar con ello al fenómeno de la atipicidad.
En una situación intermedia, al reconocerse que la reiteración de conductas puede crear un marco contractual que
no es establecido por la ley, sino que reconoce como fuente a la costumbre, se da origen a la denominada tipicidad
social.
Desde hace tiempo, la tipicidad legal no podía abarcar la realidad socio- económica imperante, debido a la
proliferación de nuevas formas contractuales que regula la dinámica constantemente cambiante de los negocios.
Con antelación a la sanción del nuevo Código Civil y Comercial unificado, tales modelos contractuales (o tipos
legales) solían agruparse en mérito de la finalidad perseguida y, al no existir por aquel entonces una regulación
específica, debían apoyarse en el contrato más representativo con recurso al remedio de la analogía. La actual
regulación legal que efectúa el Código Civil y Comercial ha captado en gran parte la realidad antes descripta y
recepta ciertos contratos que antes contaban con tipicidad social. Tal es el caso de los contratos de agencia,
concesión y franquicia.
Comodato.
Compraventa.
Locación.
Crushing.
Confidencialidad.
SUBMIT
Previo a adentrarnos en el mundo de los contratos de empresas, resulta preciso analizar algunos conceptos
importantes en materia de contratos en general. En tal sentido, no podemos dejar de mencionar al nuevo art. 957
del Código Civil y Comercial, que expresamente reza: “Definición. Contrato es el acto jurídico mediante en el cual
dos o más partes manifiestan su consentimiento para crear, regular, modificar, transferir o extinguir relaciones
jurídicas patrimoniales”.1
[1] Art. 957 – Ley N° 26.994 (2014). Código Procesal Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
A partir de la definición transcripta, podemos advertir que el nuevo texto legal ha venido a sustituir en la faz
subjetiva la mención de “muchas personas” por la fórmula “dos o más”, lo que era propugnado desde la doctrina
especializada para lograr una mejor redacción en sentido técnico (Lorenzetti, 1999).
Tal como se interpretaba con la redacción del art. 1137 del anterior Código Civil, la “presencia” de esas personas no
resulta esencial, ya que -como veremos a lo largo de la materia-, en muchos casos, el perfeccionamiento o
cristalización del contrato, en el ámbito del derecho de empresas, no depende de la presencia física de las personas,
basta generalmente con una llamada telefónica, el envío de un fax, un correo electrónico, entre otras modalidades.
Con ello, se facilita la dinámica propia de los negocios, pues, a medida que se desarrollan nuevos medios de
comunicación, estos son aplicados a la celebración y posterior cumplimiento de las operaciones comerciales para
darles mayor celeridad.
En cuanto al consentimiento, punto de importancia neurálgica en todo contrato, debemos recordar que debe
manifestarse claramente, ya sea de manera expresa o tácita, y aplicarse dichas reglas también a la aceptación de la
oferta.
Recordemos que la Sección 1ra del Capítulo 3 sobre formación del consentimiento, reconoce en el artículo 9712
como elementos del consentimiento a la oferta y la aceptación, toda vez que para lograr que aquél se perfeccione
resulta indispensable el encuentro o coincidencia de ambas manifestaciones (Díez-Picazo, 1970).
Conjuntamente con Hernández (Nicolau y Hernández, 2016) podemos decir que se entiende por oferta a la
manifestación unilateral de la voluntad que da cuenta de un acto jurídico y que tiene como finalidad proponer la
celebración de un contrato, mientras que la aceptación, constituye un acto jurídico unilateral, con el propósito de
perfeccionar el contrato.
En este archivo encontrarán un ejemplo de oferta para que entiendan el sistema descripto, sumado a una serie de
recomendaciones para tener en cuenta. Además, es importante conocer esta modalidad de contratación, ya que no
está gravada en Impuesto de Sellos, lo que genera un ahorro importante para la empresa asesorada, sobre todo
cuando tiene contratos proforma que usa de manera constante, como podría ser un acopio al celebrar innumerables
compraventas de cereales.
Oferta.pdf
152.6 KB
En el siguiente grafico encontraran la aceptación al ejemplo de oferta para que entiendan el sistema descripto,
sumado a una serie de recomendaciones para tener en cuenta. Si bien, en el ejemplo se utiliza la simple aceptación
por nota, se pueden utilizar otros métodos, como transferencia o confección y entrega de factura, o entrega de la
posesión, entre otras posibilidades.
Propuesta de aceptación.doc
55.5 KB
Siguiendo con lo expuesto, establece el nuevo artículo 978 del Cód. Civil y Comercial, al prever:
Aceptación. Para que el contrato se concluya, la aceptación debe expresar la plena conformidad con la
oferta. Cualquier modificación a la oferta que su destinatario hace al manifestar su aceptación, no vale
como tal, sino que importa la propuesta de un nuevo contrato, pero las modificaciones pueden ser
preponderancia lo acordado por las partes en el contrato, en virtud del principio de autonomía de la voluntad4.
[4] Ver Arts. 958, 959, 970 inc. a y conc. - Ley N° 26.994. (2014). Op. cit. - Arts. 1197 del Cód. Civil vigente hasta 31 de julio de 2015.
A tal fin, debe considerarse especialmente el objeto que tuvieron las partes en miras al contratar, como así también
la conducta efectivamente adoptada por ellas en la ejecución de las respectivas prestaciones a su cargo y el
principio de buena fe5. Al respecto, viene al caso recordar que en la nota al viejo artículo 1137 del C.C., el codificador
manifestaba que su fuente de inspiración había sido el maestro Savigny, autor alemán que veía en el contrato en
general un abanico infinito de posibilidades, basadas en la libertad contractual y la autonomía de la voluntad,
brindándonos también un claro análisis de sus presupuestos esenciales. Es decir que, tanto en la nueva como en la
anterior regulación legal, el contrato como institución jurídica se encuentra regido por los principios de libertad y
autonomía de la voluntad. En su actual redacción, el Código Civil y Comercial expresamente establece:
Los contratos innominados están regidos en el siguiente orden, por: a. La voluntad de las partes; b. Las
normas generales sobre contratos y obligaciones; c. Los usos y prácticas del lugar de celebración; d.
Las disposiciones correspondientes a los contratos nominados, afines que son compatibles y se
adecuan a su finalidad.6
[5] Ver Art. 961- Ley N° 26.994. (2014) Op. cit.- Art. 1198 del Cód. Civil vigente hasta 31 de julio de 2015.
Lo expuesto no quita valor a los usos, prácticas y costumbres, a la hora de interpretar cláusulas ambiguas,
imprecisas o confusas, pues, según lo dispone el art. 1° del nuevo Código Civil y Comercial, estos “son vinculantes
cuando las leyes o los interesados se refieren a ellos o en situaciones no regladas legalmente, siempre que no sean
contrarios a derecho”7.
Esto implica también que se puedan tomar en consideración las opiniones vertidas por la doctrina especializada en
la materia, ya que, en la medida en que tales aportes doctrinarios reflejen el uso y práctica generalmente
observados en casos de igual naturaleza, constituyen una pauta de interpretación de la que no puede prescindirse,
conforme lo preveía el artículo 218, inc. 6º, del viejo Código de Comercio, en la misma inteligencia en que lo hace el
actual Código Civil y Comercial.
El nuevo Código Civil excluye a la jurisprudencia como fuente del derecho. El proyecto había previsto que en la
aplicación de las leyes civiles se tuviera en cuenta la jurisprudencia en consonancia con las circunstancias del caso,
remisión esta última análoga a la ya prevista en la parte final del art. 16 del Código de Vélez (Medina-Rivera, 2014).
Además, se hace preciso destacar que cuando no se cuente con soportes jurídicos específicos, por no encontrarse
previstos por la ley, corresponderá aplicar supletoriamente las disposiciones del contrato, y las disposiciones
relativas a los contratos contenidas en el Código Civil y Comercial. Habrá que detenerse, entonces, en lo que la
voluntad contractual de ambas partes pretende, para evitar situaciones de conflicto. Cuando existen problemas en
el giro de los negocios, suelen comenzar a presentarse conflictos entre las partes, que comienzan a reclamarse
unas a las otras. Esta tarea puede ser llevada a cabo por los propios sujetos contractuales y, si así no lo hicieran, por
otro sujeto que no ha intervenido en el vínculo contractual, en cuyo caso la resolución del conflicto se dejará a la
interpretación subjetiva de un tercero, que puede ser un mediador, un árbitro o un juez.
Por lo tanto, las partes deben contemplar el mayor abanico posible de situaciones que puedan plantearse en el
desarrollo del negocio que concierten. De este modo, disminuirán sensiblemente el riesgo de que acontezcan
conflictos y, de verificarse ellos, podrán realizar una interpretación más acabada de la voluntad expresada en el
contrato, de donde surgirá su verdadero espíritu. Claramente, como operadores jurídicos, mientras más experiencia
tengan o mayor conocimiento tengan sobre otras ramas, tendrán la posibilidad de prever mayor cantidad de
contingencias posibles a lo largo de la vida de la relación contractual.
Ahora bien, si relacionamos la noción de contrato con el art. 259 del nuevo Código Civil, relativo a los actos jurídicos,
en cuanto reza: son actos jurídicos los “actos voluntarios lícitos que tienen por fin inmediato la adquisición,
modificación o extinción de relaciones o situaciones jurídicas”8. Advertimos que la nota tipificante de los actos
jurídicos en general es su fin jurídico propiamente dicho, esto es, el nacimiento, modificación o extinción de una
relación jurídica. Esta característica se encuentra claramente reflejada en la definición de contrato dada por el actual
art. 9579, por lo que es inevitable concluir en que el contrato es un acto o negocio jurídico, siendo indistinta la
utilización de uno u otro vocablo.
Así las cosas, al enfocarnos en el estudio de los contratos de empresa, centraremos nuestra atención en los
contratos como acto o negocio jurídico del derecho privado y dejaremos de lado aquellos negocios que pertenezcan
a la órbita del derecho público, sea en el ámbito nacional, como internacional.
Podemos afirmar, entonces, que el contrato en general procura servir como estructura facilitadora de la realización
de las más diversas actividades económicas, a través de los intereses expresados por las partes. Sin embargo, es
preciso aclarar que, semánticamente, la acepción del vocablo contrato puede ser confundida con la
expresión acuerdo, siendo este último un mero documento firmado por las partes y no tratándose más que de un
medio de prueba de lo acordado entre las partes.
En la actual regulación, debemos destacar que ya no media distinción entre los contratos civiles y los comerciales,
los que -como lo adelantara la doctrina en vigencia de la anterior regulación-, en esencia y naturaleza jurídica son
similares, tal y como sucede en la mayoría de los ordenamientos de origen latino. En efecto, en la anterior regulación
legal, el foco recaía en la finalidad económica que se proponían las partes, pero el nuevo Código Civil y Comercial
unificado receptó la realidad en la que existen contratos comerciales que no tienen relación con una actividad
empresarial específica, como el hecho indiscutido de que los contratos de ambas naturalezas (civil y comercial)
tenían en la vieja normativa legal la particularidad de ser instrumentos que apuntan a la circulación patrimonial. A
ello podemos agregar que, en la nueva regulación jurídica, la calidad de comerciante ha sido suprimida, y aniquila
con ello los fundamentos de la mencionada distinción entre contratos civiles y comerciales.
Tendencias actuales
Continuaremos con nuestro desarrollo centrándonos en los contratos modernos, que, como ya hemos anticipado,
demarcaron una tendencia que vino a sustituir el orden y la programación rígida del legislador (influencia de la
cultura Ítalo-Franco-Germana) encontrando como base o fuente contractual también a la costumbre, a la legislación
especial y a la voluntad de los particulares (influencia de la cultura anglosajona).
Se observa así que, en nuestro país, existe un acercamiento de ambas tendencias, pues la doctrina del tipo legal ha
tenido que admitir una gran cantidad de combinaciones de los contratos regulados junto con la noción de tipicidad
social que se remite a la costumbre como fuente del derecho (tipicidad social). Los contratos con tipicidad social
han sido recogidos, en gran medida, por el nuevo Código Civil y Comercial actualmente vigente, que ha regulado una
gran cantidad de contratos que antes de su sanción no contaban con una previsión legal. De tal modo, tienen
tipicidad legal.
Otro punto de actualidad a tener presente es la celebración masiva de vínculos, que han dado lugar a las llamadas
uniones de contratos, que veremos infra.
Asimismo, la globalización económica planteó la necesidad de armonizar las diversas legislaciones del mundo. Ello,
claro está, solo puede hacerse si se toman en cuenta elementos esenciales mínimos, y se deja libertad a los
individuos para que los recepten y los adecúen a sus intereses. Esta tendencia actual recibe el nombre de tipo
mínimo y parece haberse instalado a todo nivel en los contratos de empresa o contratos modernos, traducido en
una amplia esfera de libertad contractual que se brinda a las partes, en un marco jurídico menos exhaustivo y
detallista, pero que, sin dudas, resulta más efectivo para enfrentar los distintos cambios de la dinámica comercial,
dada por la gran creatividad de los particulares y la constante evolución de sus necesidades negociales en el marco
de la globalización. Prueba de lo referido es, a modo de ejemplo, la regulación de la figura del fideicomiso, que
cuenta con pocos artículos, pero no se puede dudar en que ha devenido en una herramienta apta para el desarrollo
de emprendimientos de distinta envergadura.
En definitiva, se otorga un esqueleto básico para redactar el contrato y queda librado a la voluntad de las partes las
disposiciones particulares de cada negocio.
LECCIÓN 3 de 5
Las tendencias actuales antes indicadas han aparejado ciertos problemas. Centraremos nuestra atención en las
tres problemáticas de mayor importancia:
2 Problema de la formación de un vínculo contractual válido: también se aplican las reglas generales
de los contratos. Sin embargo, no siempre es apreciable a simple vista cuando se ha formado el
vínculo contractual válidamente. Un claro ejemplo de ello podemos advertirlo en los supuestos de
cajero automático, ventas domiciliarias y otros, en donde, como podemos apreciar, no surge de
manera clara cuando se ha prestado el consentimiento.
3 Problema del control estatal de entrada al mercado: lo esencial, en este caso, es el orden público,
rector de todas las relaciones entre particulares. El Estado, teniendo en miras su protección, podrá
requerir determinadas condiciones o características para autorizar el desarrollo de cierta actividad. Es
común, entonces, que el Estado obligue al cumplimiento de requisitos, verbigracia de idoneidad o de
solvencia para la realización de ciertas actividades. Ello se observa, por ejemplo, en la actividad
financiera de las aseguradoras, en la medicina prepaga, entre otros que cuentan con una regulación
legal. Asimismo, se verifica en el ámbito de los contratos de distribución con relación al contrato de
concesión y de agencia actualmente regulados en el Código Civil y Comercial unificado, el que cuenta
con normas de orden público que no pueden ser dejadas de lado por el acuerdo de las partes. De este
modo, el Estado ejerce el control sobre las modalidades contractuales que hacen posible el ingreso
de los bienes y servicios al mercado.
Lo hasta aquí referido permite afirmar que el tipo legal que venimos desarrollando cumple distintas
funciones, entre las que podemos mencionar a las siguientes:
Función facilitadora
–
Establece normas jurídicas que sirven de base a la concertación del contrato y de tal modo facilitan a las partes la celebración del
contrato, pues no deben inventar un contrato cuando desean realizar una determinada operación jurídica legalmente regulada, sino tan
solo profundizar en los aspectos no reglados, pues la ley se aplicará de manera subsidiaria.
Función delimitativa
–
El tipo legal consagra un deber ser y, como tal, muestra lo deseable en el desarrollo de una finalidad económico-social específica. En
determinados sectores específicos, el apartamiento injustificado y contrario al sentido común provoca una desnaturalización respecto
de la cual el tipo legal cumple efectos delimitativos; vgr.: en el sector referido al derecho del consumo, dada la debilidad que el legislador
presume en el consumidor, se establece el carácter abusivo de cláusulas que desnaturalizan las obligaciones de las partes.
Función de programación
–
El tipo establece apriorísticamente las clases de finalidades que el derecho considera susceptibles de protección, definiendo figuras
contractuales y las cláusulas que las caracterizan.
Al hablar de funciones contractuales típicas nos referimos a la existencia de un contrato tipo principal,
que es el líder y, por ello, sus normas son aplicadas en forma subsidiaria a otros contratos que
persiguen similares objetivos. Entre las principales funciones económico-sociales del tipo contractual,
podemos mencionar las siguientes:
1. Función de cambio de titularidad.
3. Función financiera.
4. Función de garantía.
5. Función de custodia.
9. Función de previsión.
El Código Civil y Comercial de la Nación, en su art. 970 hace la distinción entre contratos típicos y atípicos, y se
refiere a ellos con la denominación de contratos nominados e innominados, respectivamente. En tal sentido, señala
que: “son nominados e innominados, según que la ley los regule especialmente o no” 10. Ello, con la salvedad antes
efectuada de aquellos contratos que, no obstante, no contar con una regulación legal, tienen tipicidad social.
Al referirnos a los contratos atípicos, debemos determinar ¿qué normas le son aplicables? Para ello, y
como primer paso, es necesario calificar la relación jurídica existente entre las partes.
Una vez calificada la relación o vínculo jurídico habido entre las partes, es importante determinar la
jerarquía de las normas interpretativas, la aplicación de normas generales, de las normas especiales,
imperativas y supletorias.
Si hacemos un repaso, podemos decir que, como primera medida, debemos interpretar el contrato,
entendiendo por ello determinar el real sentido u orientación que las partes han querido darle al
contrato, a cuyo fin no debemos perder de vista las normas generales relativas a todos los contratos,
que se encuentran en nuestro Código Civil. Como segundo paso, debemos integrar el contrato,
encontrar normas aplicables para aquellos supuestos que no han sido previstos por los contratantes.
En este ámbito, no solo son útiles las normas de la parte general, sino también las distintas reglas de
los contratos típicos. Por último, rectificar el contrato, ajustarlo con respeto al orden público, principio
rector e invulnerable en nuestro ordenamiento jurídico y el principal límite a la autonomía de la
voluntad de las partes.
Ahora bien, puede darse la situación de que una misma relación jurídica pueda ser subsumida en
varios tipos, como ocurre generalmente con los contratos atípicos mixtos, en cuyo caso la doctrina ha
distinguido tres teorías que vienen en nuestro auxilio y que desarrollaremos a continuación:
Teoría de la absorción
–
Se identifican las prestaciones, el objeto, e incluso la finalidad. Ello permite identificar el tipo contractual que las contempla, para aplicar
dichas normas, ello en mérito de que el tipo legal “absorbe” los elementos esenciales de la relación pretendida por las partes y desplaza
a otros tipos.
Teoría de la combinación
–
En donde a cada obligación se le aplica la regla del contrato típico que más se adecúe, creando una suerte de nuevo tipo contractual.
En nuestro país, en la anterior regulación, el art. 16 del Código Civil, se inclinaba hacia la teoría de la
analogía, en donde se hacía hincapié en las obligaciones y en el contrato típico que mejor contempla la
relación pretendida por las partes. Actualmente, el art. 970 del Código Civil y Comercial, puntualmente
con relación a los contratos atípicos o innominados, y conforme lo expusiéramos al punto 1.2,
expresamente regla que:
Los contratos innominados están regidos en el siguiente orden, por: a. La voluntad de las
partes; b. Las normas generales sobre contratos y obligaciones; c. Los usos y prácticas del
lugar de celebración; d. Las disposiciones correspondientes a los contratos nominados,
En opinión de Lorenzetti (1999), atendiendo a los conflictos contractuales, concluye en que estos
tienen una reiteración: el incumplimiento de la obligación de escriturar, la violación del deber de
custodia o del de información, o los intereses, la calidad de la cosa o las garantías. Por lo tanto, lo que
hay que determinar son los problemas típicos y de qué manera son resueltos conforme a cada
contexto; vgr.: la rescisión unilateral sin causa o el incumplimiento del deber de custodia son
problemas típicos que tienen un elemento común y diferenciaciones según los intereses en juego en
cada contrato (Lorenzetti, 1999).
Frente a varios instrumentos jurídicos, debemos preguntarnos: ¿Cuándo nos encontramos ante un contrato y
cuándo nos encontramos ante varios contratos?
Contratos típicos
Un negocio jurídico bilateral es calificado como típico cuando es un supuesto de hecho que encuadra perfectamente
en la descripción legal o social, sin apartarse de las finalidades. El apartamiento del tipo se configura cuando las
disposiciones del contrato se apartan de la finalidad económica – social del mismo.
El contrato es calificado como atípico puro cuando es obra de las partes sin referencia a ninguna previsión típica.
Los contratos atípicos mixtos son las posibilidades contractuales existentes entre los contratos típicos y los
contratos atípicos; verbigracia: el contrato de turismo, pues implica transporte, alojamiento, alimentación, un
contrato de alquiler, de caja de seguridad, locación, custodia, y servicio.
La teoría del negocio jurídico indirecto es una consecuencia de la tipicidad especial y de su insuficiencia. Pues, si hay
un modelo legal o social que establece una finalidad, el negocio jurídico indirecto se produce cuando, para la
obtención del resultado querido por las partes, se usa el modelo como un medio, apartándose de la finalidad típica.
Si no existiera un negocio típico, no podríamos hablar de una desviación de su finalidad y, por ende, del negocio
jurídico indirecto.
Cuando existen varios contratos, el fenómeno es distinto del que apreciamos en la atipicidad entendida en sentido
estricto. En un contrato atípico existe una deformación del tipo en virtud de las cláusulas que las partes incorporan al
contrato. En el supuesto de varios contratos, en cambio, estos mantienen su tipicidad y autonomía. Podemos estar
en presencia de una pluralidad de contratos o de una conexidad contractual. Esta última se configura con la
existencia de una finalidad supra contractual, un negocio que se quiere hacer y para el cual se utilizan varios tipos
contractuales vinculados.
Uniones de contratos - contratos de distribución
¿Cómo creen que suceden las compras por Internet? ¿Son un contrato o varios contratos relacionados? Las partes pueden perseguir su
fin económico mediante la combinación de varios contratos. A continuación, analizaremos los distintos contratos celebrados entre las
mismas partes.
Uniones de Contratos
Contrato de distribución
Referencias
LECCIÓN 1 de 3
Uniones de Contratos
“Para distinguir cuándo hay uno o varios contratos, es irrelevante que estén vinculados por su celebración en un
mismo momento, por la unidad del documento en que se celebran, o por otra causa” (Hocsman, s.f.,
http://justiniano.com/revista_doctrina/contratos_conexos.htm). Lo decisivo para mostrar la vinculación entre ellos
es establecer si existen una o varias causas o finalidades jurídico-económicas, dado que es el elemento
determinante para constatar si existe pluralidad de contratos o conexidad contractual.
Siguiendo con esta lógica, al consumidor le interesa comprar un producto por Internet, al ingresar al sitio de Internet
que puede proporcionarle el mismo, luego de elegirlo y pasar a comprarlo, perfecciona un contrato de compraventa,
el medio de pago utilizado por el comprador puede ser tarjeta de crédito o débito, para lo que existe una
contratación en particular que no trataremos en este punto. Sin embargo, el vendedor tiene que haber firmado un
contrato de locación de servicios con la plataforma que promociona y vende su producto. Por su parte, la plataforma
tiene que realizar contratos de transporte para que la mercadería llegue a destino, convenios particulares con
bancos, tarjetas de crédito, páginas de pagos por Internet, etc., sumado a un contrato de adhesión, donde el usuario
no puede modificar ninguna cláusula, solamente acepta o no los términos de la página.
Lo que hay que considerar es que la totalidad de contratos que involucran un solo fin, es decir, que una persona
pueda comprar en un solo sitio cualquier producto, conlleva un sinnúmero de contrataciones previas que se activan
al comprar. Existe una compraventa porque la persona adquiere un producto y otra lo vende; hay locación de
servicios porque el sitio le otorga promoción, una plataforma para manejar sus ventas, entre otras utilidades; existe
contrato de transporte por el envío de los productos a los consumidores; y, es de adhesión porque las cláusulas no
son discutibles.
La ley regula varios casos en los que hay contratos que, si bien son distintos, tienen algún nexo. Entre ellos podemos
mencionar:
Contratos autónomos recíprocos
–
“Entre las mismas partes se celebran dos contratos en relación de dependencia mutua, de modo tal que la ejecución o validez de uno
queda subordinada a la ejecución o validez del otro; cada contrato es la causa del otro” (Lorenzetti, 1999, p. 402).
Subcontrato
–
Presenta la existencia de un contrato principal y otro derivado, “generalmente, en grado de dependencia unilateral. Es el caso del contrato
de locación de cosas, en las que el locatario puede sublocar, existiendo de tal modo dos contratos cuyo puente de unión es el locatario –
sublocador” (Lorenzetti, 1999, p. 26).
Sucesión de contratos
–
Es el caso en que un contrato preparatorio se encuentra vinculado a un contrato definitivo, en el sentido temporal y causal, sin que se vea
afectada la tipicidad.
Respecto de las uniones convencionales de contratos o conexidad contractual, debemos decir que, en muchos
casos, la finalidad pretendida por las partes no puede ser alcanzada a través de un contrato. Es por ello que las
partes combinan distintos contratos, sin perder su tipicidad. Téngase presente que la idea de negocio es más
amplia que la de contrato, ya que para hacer el negocio muchas veces se deben agrupar distintos contratos para
producir los efectos jurídicos buscados.
De aquí surgen las redes contractuales, que funcionan como un sistema jurídico integrado, que importa la existencia
de varios contratos, cada uno de los cuales no justifican su existencia si no cuentan con otro/s contrato/s que
integran la red. En las uniones convencionales de contratos surge uno de los conceptos más importantes en el
ámbito de las redes contractuales, que es, sin dudas, la finalidad supracontractual, elemento que conecta a los
distintos contratos para lograr esa finalidad que por separado no se podría alcanzar. La conexión contractual alude
a la pluralidad de contratos y al nexo funcional que media entre ellos. En tal sentido, López Frías (1994) sostiene que
para que exista pluralidad debe analizarse la causa, concebida como la función económico-social que el contrato
cumple en cada caso: si esta es única, existe un contrato; si concurren varias causas autónomas y distintas, hay
pluralidad; si además de varias causas autónomas y distintas (pluralidad) existe un “vínculo funcional” (p. 12), hay
“conexidad contractual” (p. 278).
En síntesis, en las uniones de contratos, los objetivos económicos no se alcanzan mediante un contrato, sino a
través de un conjunto de contratos que, si bien cuenta cada uno con una causa propia, autónoma y distinta
(pluralidad), son utilizados estratégicamente en función de un negocio jurídico particular que se pretende concretar;
o se organizan redes contractuales que forman un sistema jurídico unificador, surgiendo como consecuencia de ello
una finalidad económica supracontractual, que trasciende las causas individuales de los contratos que integran la
agrupación y que se realiza con su cumplimiento conjunto.
Nos enseñan Nicolau y Hernández (2012) que el Código Civil y Comercial, ya en el proyecto preveía la conexidad
contractual que actualmente mantiene, es decir, que la tipifica legalmente en la teoría general del contrato, más
allá de las fronteras del contrato de consumo, y brinda una definición del supuesto de hecho1 -que sigue las
recomendaciones vertidas por la doctrina en las XVII Jornadas Nacionales de Derecho Civil (Recomendación 1.2. de
la Comisión 3: “Contratos conexos”)-, además de establecer reglas especiales referidas a las proyecciones de la
excepción de incumplimiento2, la extinción por frustración del fin y la interpretación del contrato3. La referenciada
recomendación, expresa:
Habrá contratos conexos cuando para la realización de un negocio único se celebra, entre las mismas
partes o partes diferentes, una pluralidad de contratos autónomos, vinculados entre sí, a través de una
finalidad económica supracontractual. Dicha finalidad puede verificarse jurídicamente, en la causa
subjetiva u objetiva, en el consentimiento, en el objeto, o en las bases del negocio (Armella, 2015,
http://www.scba.gov.ar/leyorganica/ccyc30/pdfley/Armella_ContratosConexos.pdf).
[1] Ver Art. 1073 – Ley N° 26.994 (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
características de la conexidad, siendo receptada por el código4 actualmente vigente, tal como lo explica Gregorini
Clusellas (2014) “Es uno de los casos en que los usos preceden a la consagración legislativa que los reconoce, o sea
que la tipicidad social se pasa a la tipicidad normativa” (p. 344). Los autores del Código Civil y Comercial de la
Nación realizaron una regulación más completa en la que además de definir qué debe entenderse por conexidad
contractual, previeron normas para su interpretación y establecieron los efectos jurídicos que de ella se derivan (en
los Arts. 1073 a 1075).
[4] Ver Gregorini Clusellas, E. L. (2014). Clasificación de los contratos en el Código de Vélez y en el Proyecto del año 2012. Revista de Derecho Privado y Comunitario,
1, pp. 344 - 346.
Es indispensable entender el articulado de este tipo de convenciones, ya que el criterio interpretativo de los mismos
es que debe hacerse como una integralidad y atribuirles el sentido apropiado que surge del análisis conjunto de los
contratos y no cada uno de manera individual. Además, es necesario entender la función económica y el resultado
perseguido por el conjunto de ellos (Gregorini Clusellas, 2014). Aclaramos que cuando se hace mención a la
finalidad económica supracontractual, debemos entender por tal a la causa fin del negocio. Esta finalidad puede
surgir del texto de la ley, ser acordada por las partes de común acuerdo en ejercicio del principio de autonomía de la
voluntad, o derivarse de una labor de interpretación (art. 1074).
probada la conexidad, un contratante puede oponer las excepciones de incumplimiento total, parcial o
defectuoso, aún frente a la inejecución de obligaciones ajenas a su contrato. Atendiendo al principio de
la conservación, la misma regla se aplica cuando la extinción de uno de los contratos produce la
b) Finalidad supracontractual
Así como hay una finalidad perseguida a través de un contrato, hay una finalidad supracontractual. En esta, “las
finalidades económico-sociales son distintas o más amplias de las que existen en los contratos social o legalmente
típicos, de modo tal que estos últimos son usados instrumentalmente para lograr aquéllas” (Lorenzetti, 1999, p. 40).
Esta finalidad supracontractual, como ya dijimos, sustenta la conexidad entre los diferentes contratos involucrados.
Es importante señalar el sustento que da la causa-fin, en este caso con una modalidad especial, en tanto esa
finalidad trasciende los contratos individualmente considerados —es una finalidad del conjunto, que se satisface por
este—, por lo cual, así como la causa —entendiendo en este caso como tal la finalidad común o general de los
contratos de una misma naturaleza (típicos o atípicos)— permite caracterizar una figura individual, la existencia de
una finalidad en un conjunto de contratos permitirá detectar la conexidad, al margen de la que persigue cada
contratante individual (Nicolau y Hernández, 2012).
Para terminar con la parte más general de la materia, les dejamos en este archivo un checklist para controlar los
elementos básicos que se deben tener en cuenta al momento de redactar un instrumento.
En todos los casos, verificar si la operación está plasmada en el texto del contrato.
En todos los casos, verificar si tiene una indemnidad por responsabilidad laboral y de la seguridad
social.
En todos los casos, si hay información confidencial verificar que haya una cláusula que resguarde esa
información.
En todos los casos, si hay pagos anticipados, ver si hay garantías contra esos anticipos o si se verificó
solvencia.
En locación de servicios/obra ver si está el detalle de documentación laboral a solicitar antes del
inicio.
Controlar las facultades de los firmantes para la suscripción del contrato.
Luego de haber transitado la parte general, nos introduciremos en los contratos propiamente dichos. La modalidad
que utilizaremos en este tipo de contratación será mediante la lectura de un contrato que adjuntamos. Luego de
leído el contrato empezaremos a analizarlo en conjunto. Como dijimos al principio, siempre es importante razonar
las contingencias que pueden llegar a tener los negocios que se realizan y qué puntos deben tenerse en
consideración, en este tipo de contrato lo importante son los negocios que pactan algunas de las partes, que no
exista relación laboral, ni con la contraria ni con sus trabajadores, actualidad, entre otros.
Contrato de distribución.pdf
399.1 KB
En este archivo encontrarán una oferta de un negocio real que se llevó a cabo, con las particularidades del mismo,
ya que se trata de empresas dedicadas a la actividad agraria. Es necesario que lo analicen y lo tengan con ustedes
mientras leen el desarrollo de la presente lectura, a los fines de que identifiquen y justifiquen el tipo de contratación,
revisen si se cumplen con las especificaciones del checklist que les fue proporcionado y resalten las cláusulas en
donde figuran. Como primer análisis es importante que entiendan el objeto del contrato, es decir, que llevó a las
empresas a contratar.
En la actualidad, la globalización ha dejado de ser una novedad. Quien ignore los mercados internacionales ignorará
una buena posibilidad de negocios, ya que perderá la oportunidad de vender sus productos y servicios a potenciales
clientes. Es por ello que los empresarios, en general, han diseñado y perfeccionado distintas estrategias
comerciales y formas contractuales mediante las cuales intentan optimizar sus estructuras y abarcar con ello los
distintos mercados.
Surgen, entonces, como consecuencia de lo expuesto, los distintos contratos de distribución, que serán analizados
en detalle a lo largo de este módulo. El objeto común de todos ellos es la promoción, distribución y comercialización
de productos o servicios, logrado sobre la base de la colaboración y cooperación de los comerciantes
independientes que participan de ellos. Conceptos como eficiencia, costos, calidad, son propios de la actividad
distributiva en general, lo que, sumado a la especialidad en la división del trabajo, ha generado la necesidad de los
empresarios de tenerlos presentes en sus cadenas comerciales y ha dado lugar, en consecuencia, al nacimiento de
estructuras independientes que brindan los servicios necesarios para la consecución de dichos objetivos. Además,
esto ha generado una rentabilidad como contraprestación por los servicios brindados.
Existe también, por supuesto, la posibilidad de que la empresa que produce los bienes o servicios decida u opte por
llegar a sus clientes a través de canales propios, pese a los canales de comercialización que puedan brindarle
terceros. En esta opción la diferencia reside en que, en la primera de ellas, es el propio empresario productor el que
corre con los riesgos por la venta de sus productos o servicios; mientras que, con la segunda opción, se puede lograr
una optimización de la estructura, con menor riesgo y costos, donde los terceros intervinientes actúan además a
nombre y riesgo propio, por ser estructuras o empresas independientes y autónomas, como lo hemos referido
supra.
Siguiendo a Etcheverry (1991), podemos afirmar que los contratos de distribución en sentido amplio tienen las
siguientes características comunes:
Vínculo de cooperación
–
Basado en la buena fe contractual y en el principio de concurrencia de las actividades de las empresas implicadas.
Permanencia
–
Nacen para durar, ello les permite además a las empresas comercializadoras amortizar el capital que hubieran invertido o debieran
invertir.
Los contratos con finalidad distributiva son cuatro. Uno solo cuenta con tipicidad social (contrato de distribución
propiamente dicho), en tanto los demás cuentan, a partir del nuevo Código, con tipicidad legal. Los definiremos
seguidamente:
1 El contrato de distribución propiamente dicho: es aquel en el cual una empresa que, teniendo
asignada una zona en exclusividad o bien compartiéndola en forma limitada con otro u otros
distribuidores, se dedica a la intermediación de productos. Además, tiene un precio de descuento
sobre estos y obtiene como ganancia la diferencia que resulta entre el precio de venta al público y su
precio de compra al fabricante.
2 El contrato de agencia: es aquel en el que “una parte, denominada agente, se obliga a promover
negocios por cuenta de otra, denominada proponente o empresario, de manera estable, continuada e
independiente, sin que medie relación laboral alguna, mediante una retribución”6.
que actúa en nombre y por cuenta propia frente a terceros, se obliga mediante una
retribución a disponer de su organización empresarial para comercializar mercaderías
provistas por otra, denominada concedente, o para prestar los servicios y proveer los
el negocio del franquiciado [el plazo no puede ser inferior a dos años].8
Empecemos a repasar la contratación identificando las partes, ______ S.A. se dirige a TRONCOSWAGEN S.A., a los fines de
realizarle una oferta irrevocable de ________. La oferta tiene un plazo de vigencia de ___ días y se considerará aceptada si en dicho
SUBMIT
En el siguiente cuadro se observan las estructuras básicas de los contratos tratados en esta lectura, a los fines de
que resulte más entendible su tratamiento y se facilite su diferenciación.
Atento a la lectura efectuada de la oferta, sumado al desglose que realizamos y al cuadro comparativo, ya estás en
condiciones de determinar la naturaleza de la contratación de la oferta irrevocable de distribución no exclusivo.
Distribución.
Agencia.
Concesión.
Franquicia.
Confidencialidad.
SUBMIT
Siguiendo la definición de Turrin (1989) para el contrato de distribución, se puede afirmar que es:
aquel contrato por el cual el concedente otorga la distribución de bienes o servicios al distribuidor, en
una zona determinada, de ejecución continuada, actuando el último en su nombre y por cuenta propia,
por una remuneración consistente en un margen de precio de venta del bien o servicio. (p. 189)
Lorenzetti (1999), señala las siguientes características de la relación jurídica tratada que se establece entre las
partes:
No hay dependencia laboral, ya que cada uno asume el riesgo inherente a su actividad;
es un contrato comercial,
el distribuidor realiza actos de compraventa o bien de cesión temporaria de uso de los bienes que le
da el proveedor. Luego realiza actos de ventas con los clientes, siendo su ganancia la diferencia
económica entre el precio en que compra y el que vende;
existe una delimitación territorial de la zona sobre la cual el proveedor otorga al distribuidor un
derecho a distribuir; y,
participa de los caracteres de la distribución en general, dado que es intuito personae, de duración,
celebrado por adhesión, con base en el suministro. (p. 606)
“Claramente, dentro del abanico de contratos con finalidad distributiva, es el que menos integración conlleva, al no
existir representación, ni una identificación aguda, solo existe un flujo continuo de mercadería producto de la
reventa” (Lorenzetti, 1999, p. 607).
Para profundizar este punto del programa, se aconseja remitirse a la bibliografía obligatoria: Lorenzetti, 1999, tomo
1.
Elementos comunes aplicables a los diferentes contratos de distribución. Caracteres. Contrato celebrado por
adhesión, control y dominación
a) Caracteres
Existen elementos o caracteres comunes a todos los contratos de distribución que permiten afirmar que existe un
género. Estos son:
1 Aprovisionamiento continuo: en la base económica del vínculo existe una venta y reventa de bienes,
en sentido similar a lo que sucede en el contrato de compraventa o en el contrato de suministro. Sin
embargo, en los contratos de distribución este carácter se presenta como “un aspecto instrumental
dentro de un vínculo de colaboración que puede incluir otros aspectos, que importan un apartamiento
sustancial del tipo de la compraventa y que les da una fisonomía propia a los contratos de
distribución” (Lorenzetti, 1999, p. 170).
2 Tipicidad legal: con el anterior Código Civil y Comercial, no se encontraban regulados legalmente los
contratos de agencia, concesión y franquicia, pero “una costumbre consolidada en la práctica
estableció ciertas reglas básicas que los dotaban de una tipicidad social” (Lorenzetti, 1999, p. 520).
Actualmente, vigente el nuevo Código Civil y Comercial, estos contratos recibieron tratamiento legal
en los arts. 1479 al 1524, por lo que cuentan con tipicidad legal.
3 Duración: se encuentra ínsito en estos contratos, surgiendo de la naturaleza de las prestaciones que
conforman su objeto, la necesidad de un lapso de tiempo suficiente para el desarrollo del negocio,
aun cuando no se establezca un tiempo determinado de duración en el convenio. (Lorenzetti, 1999, p.
520)
4 Colaboración: existe en los contratos de distribución
Contrato de adhesión: es costumbre, sobre todo en los sistemas de distribución, que el contrato se
celebre por adhesión a condiciones generales. Las razones para que ello suceda son numerosas;
entre ellas, la necesidad de producir una integración vertical de empresas, para lo cual hace falta un
control por parte de una unidad de decisión centralizada, lo que se instrumenta a través de
condiciones predispuestas; la protección de bienes del otorgante, como la marca, la imagen, el know
how que, según los casos, requiere el ejercicio de cierto control sobre aquel a quien se ceden estos
elementos. (Lorenzetti, 1999, p. 521)
Contrato de control y dominación: no se puede afirmar en abstracto que nos encontremos ante
contratos de dominación de una parte -más fuerte- respecto de la otra -más débil-, más allá de que
objetivamente se presenten elementos de control o subordinación técnica y económica que deben
ser tenidos en cuenta al momento de su interpretación y de la aplicación de determinadas cláusulas
contractuales; especialmente, las relativas a la extinción del contrato y a los derechos que tiene el
sujeto subordinado. En realidad, la cuestión de la dominación en una contratación se debe observar
en cada caso particular, en concreto.
Antes de comenzar con otro tema, veamos con este simple repaso si has internalizado los conceptos hasta aquí
tratados.
A continuación, identifique a qué contrato pertenece cada una de las sentencias brindadas.
Tiene tipificación social. Distribución propiamente dicho
SUBMIT
Obligaciones de las partes. Obligaciones del distribuidor. Obligaciones del concedente. Las cláusulas de
exclusividad. Derecho a la estabilidad
La cláusula de exclusividad, como antes lo indicáramos, puede establecerse en beneficio del proveedor o en beneficio del distribuidor. La cláusula de exclusividad
en beneficio del proveedor “obliga al distribuidor a dedicar sus esfuerzos a promover los bienes del concedente, sin hacer otra actividad” (Lorenzetti, 1999, p. 527).
Por su parte, la cláusula de exclusividad en beneficio del distribuidor consiste en un derecho a distribuir en una zona territorialmente delimitada con exclusión de
otros competidores, surgiendo una obligación de no hacer a cargo del proveedor, cuyo contenido es no distribuir en esa zona, sino a través del contratante que tiene
el privilegio.
La oferta que venimos analizando estipula de manera clara la exclusividad entra las partes respecto a la comercialización de los
productos.
SUBMIT
Derecho a la estabilidad
Los contratos de distribución, al tener como característica su durabilidad, cuentan con vocación de permanencia en
el tiempo. Esta produce, además, el deber de obrar de buena fe, el que se concreta en la necesidad de preavisar la
extinción; esto es, el deber de no obrar de manera intempestiva, de modo tal que se desbaraten los derechos de la
otra parte ni se desnaturalice el vínculo.
LECCIÓN 2 de 3
Contrato de distribución
Dentro del ámbito de los contratos con finalidad distributiva, la distribución propiamente dicha es el contrato que
presenta el menor grado de integración entre las partes. En efecto, no hay representación como podía existir antes
de la sanción del nuevo Código Civil y Comercial en el contrato de agencia (luego de su sanción, tampoco existe
representación en la agencia conforme surge del artículo 1485 del Código Civil y Comercial), no hay una
identificación tan fuerte como sucede en la franquicia, es solamente un acto continuo de reventa, lo que, a su vez, lo
diferencia de la concesión, en cuanto en esta última están presentes obligaciones de garantía y servicio de post
venta y uso de la marca del principal.
Actualmente, a diferencia de los otros contratos de distribución, no cuenta con una regulación jurídica positiva, dado
que el nuevo Código Civil y Comercial no lo ha receptado en su articulado. Sin embargo, prevé el artículo 1511 del
Código Civil y Comercial unificado que le son aplicables, en cuanto sean compatibles, las normas del contrato de
concesión (art. 1511).
Al igual que el resto de este tipo de contratos (que sí cuentan con regulación legal), la distribución propiamente
dicha tiene una función de intermediación calificada, llevada a cabo por empresarios independientes y autónomos,
incluyéndose -por regla-, como sucede en el contrato de concesión, la asunción del riesgo de los negocios por el
distribuidor y la falta de sometimiento a una unidad de decisión central de la que reciba directivas específicas para la
concertación de sus negocios (características estas que la diferencian de la agencia). Sí existe, como en otros
contratos con finalidad distributiva, el sometimiento del distribuidor a una subordinación técnica respecto del
principal cuando se distribuyen bienes de cierta complejidad técnica o intangibilidad, que hacen necesario que el
distribuidor respete las sugerencias e indicaciones del principal distribuido. En síntesis, solo se deben “respetar las
indicaciones técnicas necesarias para mantener la identidad, calidad y continuidad del producto o servicio en el
mercado” (Lorenzetti, 1999, p 526).
El principal, a través del contrato de distribución, logra obtener beneficios sin la necesidad de una fuerte inversión de
capital. Además, logra también, y en coherencia con lo expresado, una disminución de los riesgos, ya que estos son
asumidos por el distribuidor.
Nuestro Código Civil y Comercial unificado no ha receptado en su articulado al contrato de distribución propiamente
dicho; sin embargo, ello no significa que lo haya desconocido lisa y llanamente, pues, al regular el contrato de
concesión, alude a este previendo en el art. 1511: “Las normas de este Capítulo se aplican a: (…) b) los contratos de
distribución, en cuanto sean pertinentes”9. De tal modo, nuestro codificador reconoce su existencia, aunque
continúe tratándose de un contrato típico de tipicidad social, esto es, fuertemente arraigado por su utilización en la
praxis empresarial.
Las pautas que se han forjado desde la costumbre, con relación al contrato de distribución propiamente dicho, nos
enseñan que este contrato importa la presencia de una empresa que se ocupa de la elaboración de productos, que
luego encomienda a otra empresa, para su introducción y comercialización en una zona específica del mercado.
Para ello, la empresa que produce los bienes se compromete a su continuo suministro, vendiéndoselos al
distribuidor, que los adquiere para su reventa a los consumidores, por nombre y cuenta propia.
Tal actividad es retribuida con la percepción, por parte del distribuidor, de un porcentaje del precio final del producto
colocado en el mercado, que consiste en el margen de diferencia resultante entre el precio de compra (costo) y el de
reventa (precio de venta). Tenemos, entonces, dos circuitos bien definidos: por un lado, la fabricación, llevada
adelante por la empresa productora; y, por otro lado, la comercialización de los productos, llevada a cabo por la
empresa distribuidora. Tal separación o especialización de actividades permite a la empresa productora concentrar
sus esfuerzos en la producción y delegar la comercialización en un intermediario profesional.
Proveedor o distribuidor
Derechos
Deberes
Entregar el producto o servicio que cumpla con los requisitos para su reventa (identificable,
reproducible, etc.).
Distribuidor
Derechos
Deberes
Al contrato de distribución se le aplican las normas de la concesión en todo aquello que no se encuentre regulado
por la autonomía de la voluntad en el tenor literal del contrato particular del que se trate. En orden a las causales de
resolución del contrato de concesión, el artículo 1509 del Código Civil y Comercial remite a lo previsto para el
contrato de agencia por el art. 1494 ibídem, que expresamente prevé:
2. disolución de la persona jurídica que celebra el contrato, que no deriva de fusión o escisión;
3. quiebra firme de cualquiera de las partes;
En los casos previstos en los incisos a) a d) del artículo anterior, la resolución opera de pleno derecho,
sin necesidad de preaviso ni declaración de la otra parte, sin perjuicio de lo dispuesto por el artículo
1492 para el supuesto de tiempo indeterminado. En el caso del inciso e) del artículo 1494, cada parte
puede resolver directamente el contrato. En el caso del inciso f) del artículo 1494, se aplica el artículo
1492, excepto que el agente disminuya su volumen de negocios durante DOS (2) ejercicios
consecutivos, en cuyo caso el plazo de preaviso no debe exceder de DOS (2) meses, cualesquiera haya
sido la duración del contrato, aun cuando el contrato sea de plazo determinado. 11
Con antelación a la vigencia del actual Código Civil y Comercial unificado, el contrato de distribución, al igual que el
de concesión y agencia, se extinguía por las causas comunes a los contratos en general, pues no existía previsión
normativa alguna respecto a ellos.
Contrato de agencia
Referencias
LECCIÓN 1 de 3
Contrato de agencia
Introducción
El contrato de agencia forma parte de los contratos con finalidad distributiva. A diferencia de lo
que sucedía antes de la sanción del nuevo Código Civil y Comercial, en la actualidad esta
modalidad contractual cuenta con una normativa jurídica específica que la regula. En tal sentido,
el art. 1479 del Código Civil y Comercial define al contrato de agencia al expresar que: “hay
contrato de agencia cuando una parte, denominada agente, se obliga a promover negocios por
cuenta de otra denominada preponente o empresario, de manera estable, continuada e
independiente, sin que medie relación laboral alguna, mediante una retribución”.1
[1] Art. 1479 – Ley N° 26.994 (2014). Código Procesal Civil y Comercial de La Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
Actualmente, tras el dictado y sanción del nuevo Código Civil y Comercial, el contrato de agencia
se encuentra regulado por los artículos 1479 y siguientes de este plexo legal.
Caracteres
El agente es una parte autónoma, independiente, pero sujeto al control del principal.
El agente tiene exclusividad de zona, como en todos los contratos con finalidad
distributiva.
Existe en la relación contractual un vínculo estable, con vocación de durabilidad.
El agente, a diferencia del empleado, realiza su actividad con medios propios (por
ser independiente) y a su propio riesgo.
Es un intermediario independiente que se limita a promover negocios por cuenta de otro, pero sin
asumir el riesgo de las operaciones ni representar al preponente. Este sujeto contractual intentará, a
través de su actividad, promocionar los negocios del empresario y, de este modo, aumentar su cartera
de clientes.
Es el titular de los negocios objeto de promoción, que se obliga a pagar por ello una retribución que,
por lo general, se basa en la extensión o calidad de la intermediación.
Lo expuesto nos permite advertir la diversa naturaleza de las obligaciones que corresponden a
cada uno de los sujetos mencionados. En efecto, corresponde al empresario, como obligación
principal, la de entregar el monto al que asciende la remuneración pactada en dinero, lo que se
traduce en una obligación de dar suma de dinero; mientras que en lo que atañe al agente,
tenemos una obligación de hacer.
En cuanto al objeto de la contratación, la actividad del agente puede incluir no solo la promoción
de los negocios, sino también la conclusión de estos, lo que implica que actuará como
mandatario o como representante del principal. Pero la finalidad económica del contrato es
siempre generar nuevos clientes, a partir de la promoción de los negocios del principal.
Respecto a la forma, la nueva regulación establece que el contrato deberá instrumentarse por
escrito.
Según el art 1483 del Código Civil y Comercial, son obligaciones que recaen sobre el agente las
siguientes:
1 Velar por los intereses del empresario y actuar de buena fe en el ejercicio de sus
actividades.
Si retomamos al contrato de agencia que venimos tratando, podemos observar que, esta
temática esta tratada en la cláusula ________ y como abogados asesores deberíamos sugerir la
recientemente analizado, parece suficiente para cubrir las eventuales contingencias. En todo
caso deberíamos saber qué situación no comprendida en el ámbito del punto 1 y los artículos
1483 y concordantes del CCyC, nuestro cliente pretende cubrir para luego evaluarla.
SUBMIT
Obligaciones del comitente
Por su parte, las principales obligaciones del comitente son las siguientes, a saber:
1 Actuar de buena fe, y hacer todo aquello que le incumbe, teniendo en cuenta las
circunstancias del caso, para permitir al agente el ejercicio normal de su actividad.
4 Comunicar al agente, dentro del plazo de uso o, en su defecto, dentro de los quince
días hábiles de su conocimiento, la aceptación o rechazo de la propuesta que le
haya sido transmitida.
5 Comunicar al agente, dentro del plazo de uso o, en su defecto, dentro de los quince
días hábiles de la recepción de la orden, la ejecución parcial o la falta de ejecución
del negocio propuesto.4
El agente opera sin representar al empresario, por lo que, en principio, no tiene facultad para
obligarlo directamente ni puede cobrar los créditos resultantes de su gestión, salvo que cuente
con poder especial para ello (art. 1485); su actuación se limita a una simple intermediación entre
el empresario y el consumidor, salvo en lo que respecta a la recepción de las reclamaciones de
terceros previstas en el artículo 1483 del Código Civil y Comercial Unificado.
A menos que exista un pacto en contrario, se entiende que el contrato de agencia se celebra por
un plazo indeterminado. Si se hubiere pactado que el contrato duraría por un plazo determinado,
“su continuación con posterioridad al vencimiento acordado lo transforma en un contrato por
Asimismo, las partes pueden prever un plazo de duración del contrato superior al tiempo mínimo
que establece el legislador en el art. 1492 del Código Civil y Comercial. Finalmente, las partes
pueden convenir la remuneración del agente. Si no hubiere un pacto expreso al respecto, la
remuneración consistirá en “una comisión variable según el volumen o el valor de los actos o
contratos promovidos y, en su caso, concluidos por el agente, conforme con los usos y prácticas
Conforme lo hemos señalado, el agente obra por cuenta de quien le encarga los negocios, y no
se obliga frente a los terceros. Como consecuencia de ello, por regla, estos últimos solo tienen
acción contra el principal que es el que resulta obligado.
La práctica muestra que los clientes del agente suelen seguir al producto y no a la persona,
razón por la cual, frente a la resolución del vínculo contractual, se han establecido distintos
criterios para indemnizar la clientela que el agente ha logrado con su trabajo al promover los
negocios del principal.
Sistemas
Modelo alemán: solo da derecho a cobrar por los nuevos clientes logrados o por
haber incrementado de manera significativa las operaciones respecto de clientes
preexistentes. El límite cuantitativo es de la remuneración que hubiese percibido en
el plazo de un año, conforme a las remuneraciones promedio del contrato.
Nuestro Código Civil y Comercial unificado ha regulado esta situación y establece una regla
general para los casos de extinción del contrato de agencia, en su art. 1497. En tal sentido, el
mencionado dispositivo ha previsto que:
Y, asimismo, estableció que: “en caso de muerte del agente ese derecho corresponde a sus
herederos”8.
Finalmente, reguló la cuestión ante la falta de acuerdo entre las partes, en cuyo caso, previó que:
De este modo, nuestro codificador adscribió al sistema alemán en la materia. Cabe aclarar que
esta compensación no impide al agente, en su caso, reclamar por los daños derivados de la
ruptura por culpa del empresario.
A su vez, el legislador común se encargó de enunciar los supuestos en los que la compensación
por clientela quedaba excluida, en su art. 1498, que textualmente reza:
Compensación por clientela. Excepciones. No hay derecho a compensación si:
Contrato de concesión
Definición
sido convenido.11
En nuestro país, el contrato de concesión actualmente cuenta con una legislación específica, al
igual que sucede en países como Suiza o Italia. Uno de los aspectos a tener presente a la hora
de analizar este contrato es que, si bien proviene del Derecho Público, existen diferencias entre
dicho ámbito y el del derecho común regulado por nuestro Código Civil y Comercial, ya que esta
última actividad se encuadra en el espacio de la competencia, lo que no acontece en el ámbito
público, donde se otorga un quasi monopolio generalmente. Así, el Código Civil y Comercial lo
regula en los artículos 1502 a 1511. La regulación es mínima, asimismo, es aplicable al contrato
de distribución propiamente dicho en cuanto sea pertinente, y a los contratos en los que se
concedan la venta y comercialización de software o de procedimientos similares.
sido convenido12.
Clases: concesión pública y privada. Concesión con finalidad distributiva y para la prestación
de servicios
La concesión reconoce diversas clases o tipos de acuerdo con diversos criterios de clasificación,
a saber:
a) Conforme al criterio que tiene en cuenta al sujeto concedente, habrá concesión:
Pública
–
Cuando el sujeto concedente es el Estado en cualquiera de sus formas. No tiene finalidad distributiva y
queda regido por el derecho administrativo
Privada
–
Cuando el sujeto concedente es una empresa, ya sea que revista la forma de sociedad o se trate de un
empresario particular. Tiene finalidad distributiva; no hay imperio del Estado y se rige por las normas
del Código Civil y Comercial unificado.
Con finalidad distributiva: el concedente produce los bienes objeto del contrato y le
otorga a un tercero un derecho de reventa con exclusividad. El vínculo base que
sustenta la relación jurídica es el suministro en el contexto de un vínculo de
colaboración y gestoría, encaminado a lograr la finalidad distributiva.
Para la prestación de servicios: no hay finalidad distributiva, ni actos de venta,
reventa o suministro. Un sujeto da en concesión a otro la explotación de un servicio,
v.gr.: el servicio de comedor de una cantina o bar. Es habitual que el concesionario se
desempeñe en el lugar que le provee el concedente, v.gr.: un club, una asociación,
etc. Es el vínculo que está más cercano a la existencia de una relación laboral o a
una locación de cosas.
A partir de las clasificaciones enunciadas, nos detendremos para dar mayor precisión a las
nociones involucradas y a la distinción entre la concesión pública y la privada. En esta dirección,
diremos que la concesión pública consiste en una autorización o habilitación del Estado para
llevar a cabo una determinada actividad (por ejemplo, el transporte público de pasajeros o la
recolección de residuos). El concesionario hace un aporte de gerenciamiento y de conocimientos
técnicos específicos, que son necesarios y útiles al Estado, en cualquiera de sus esferas, siendo
entonces el concesionario autorizado a percibir una tarifa que represente el costo del servicio
que presta, como contraprestación.
Además, podemos afirmar que, si se trata de una concesión pública, son las reglas del derecho
público las que se aplicarán, en cuanto estamos frente a un contrato administrativo. Como antes
se expresó, en este tipo de concesión no se pretende una distribución de bienes o servicios
propiamente dicha, como ocurre en el ámbito privado, sino que se delegan en alguien que reúna
las características de idoneidad necesaria y suficiente para cumplir con la realización de la obra
o la prestación del servicio.
Otra de las diferencias existentes, si bien existe tanto en el ámbito privado como público un
fuerte control del concedente, es que el Estado permanece como titular del servicio, por lo tanto,
es titular de este y los bienes involucrados bajo su órbita de propiedad y cuidado. Podemos
afirmar que, en cuanto a control, en el ámbito estatal es un deber que tiene en miras el bien de la
comunidad, el interés público; mientras en el ámbito privado es una facultad.
Las diferencias entre el espacio público y privado están dadas principalmente por la actuación
del Estado, en cualquiera de sus esferas, como persona de Derecho Público, lo que implica, en
muchos casos, potestades exorbitantes previstas, o bien ínsitas en el contrato de concesión
administrativo a favor de la administración. En esta línea, viene al caso señalar que en la
contratación pública no se habla de precio, denominación esta propia del derecho privado, sino
de tarifas. La diferencia entre el precio del Derecho Privado y las tarifas es que estas dependen
solo de la voluntad del Estado, en tanto el primero se establece de mutuo acuerdo entre las
partes merced a la igualdad y equilibrio contractual existente.
Ahora bien, nadie puede discutir los puntos de contacto entre ambas figuras, ya que, por
ejemplo, la finalidad de ambas es la explotación de un servicio concedido por otro que lo detenta,
o bien que se otorguen bienes para ser explotados, o que se establezca una compensación al
concedente, o que la actuación del concesionario es siempre a su riesgo, por ser una empresa
autónoma e independiente.
Sin lugar a duda, la mayor utilización de esta modalidad contractual se vislumbra en el sector de
la venta de automóviles, tema que trataremos particularmente más adelante, en la presente
lectura. Ahora bien, ¿cuáles son las ventajas de la utilización del contrato de concesión que
corresponde al ámbito del derecho privado?
Hay un tema prioritario en lo que atañe a la competitividad de las empresas y es la baja de
costos. En el caso de la concesión tal objetivo se logra, ya que el concedente no deberá
organizar una red propia para comercializar sus productos o servicios con sus propios medios
económicos. En efecto, podrá lograr la conquista de nuevos mercados y clientes a través del
establecimiento de concesiones en distintos puntos estratégicos, lo que, sin dudas, influirá en su
nivel de erogaciones, deslindándose incluso de responsabilidades, ya que es el concesionario el
que asume los riesgos. Sin ninguna dificultad podemos, entonces, vislumbrar la importancia del
contrato bajo análisis.
En el ámbito de la concesión privada, podemos afirmar que la totalidad de los contratos tienen
en común que el _________ ponga su organización empresarial, autónoma e independiente a
disposición del ________, sea para comercializar productos en una determinada zona o mercado,
sea para prestar servicios a terceros.
SUBMIT
Caracteres
Es consensual.
Es bilateral.
Es oneroso.
Además, podemos agregar como nota tipificante del contrato de concesión, la exclusividad (art.
1503), la ausencia de representación y de relación laboral, su pertenencia a los contratos con
finalidad distributiva y la frecuente utilización de la conexidad contractual. Este contrato de
empresas está excluido de la regulación que realiza la Ley de Defensa del Consumidor (Ley N°
24.240), pues son parte en el mismo dos empresarios.
a) Concedente
Ventajas
No sobredimensiona su empresa.
Desventajas
b) Concesionario
Ventajas
Exclusividad territorial.
Desventajas
El plazo del contrato de concesión no puede ser inferior a cuatro años. Pactado un
plazo menor o si el tiempo es indeterminado, se entiende convenido por cuatro
años.
Retribución y gastos
Los gastos de explotación están a cargo del concesionario, excepto los necesarios
para atender los servicios de pre entrega o de garantía gratuita a la clientela, en su
7 Además de los antes expuestos, existen otros motivos que pueden dar lugar a la
resolución del contrato de concesión, como, por ejemplo, el caso fortuito o la fuerza
mayor, regulado en el actual Código Civil y Comercial bajo la denominación de
frustración de la finalidad (art. 1090, Ley N° 26.994; y arts. 513 y 88, Cód. Civ.
vigente hasta 31 de julio de 2015.); y la excesiva onerosidad sobreviniente o
imprevisión (art. 1091, Ley N° 26.994), con la prevención de que, por tratarse la
concesión de un contrato "de empresa" celebrado entre comerciantes, la aplicación
en la especie de la teoría de la imprevisión deberá ser interpretada muy
restrictivamente.
Video conceptual
Referencias
LECCIÓN 1 de 5
Contrato de franquicia
Para comenzar esta lectura, proponemos el video que se muestra a continuación. Luego de observarlo estarás en
mejores condiciones para entender el sentido del negocio, sus beneficios y la visión del emprendedor. Es decir,
lograrás una comprensión sistemática a la hora de estudiar el contrato.
Video 1: ¿Qué es una franquicia y qué significa? ¿Es un modelo de negocio rentable? ¿Cómo comprar
franquicias?
Fuente: Diverdocus - Finanzas y desarrollo personal (2017). ¿Qué es una franquicia y que significa? ¿Es un modelo de negocio rentable? ¿Cómo comprar franquicias?
En una primera aproximación, podemos afirmar que la franquicia es un contrato con finalidad distributiva en sentido
amplio. A través de este una empresa de renombre o cuyos productos o servicios tienen un posicionamiento
logrado en el mercado, traslada el know how (conocimiento específico y operativo), derecho de uso de la marca y
signos distintivos, así como asistencia técnica permanente a otra empresa (autónoma e independiente, con la
debida asunción de riesgos), que se obliga a respetar las normas pautadas de control (generalmente estricto) y
pagar como contraprestación un fee de ingreso, además de un royalty o regalía periódicamente (puede ser
mensual, bimestral, trimestral, etc.).
Por su parte, Unidroit (en Universo Jus, 2020) ha definido al contrato de franquicia de la siguiente manera:
El texto del nuevo Código Civil y Comercial (art. 1512) lo define del siguiente modo:
determinados bienes o servicios bajo el nombre comercial, emblema o la marca del franquiciante, quien
provee un conjunto de conocimientos técnicos y la prestación continua de asistencia técnica o
[1] Art. 1512 – Ley N° 26.994 (2014). Código Civil y Comercial de La Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
SUBMIT
Entonces, con estos conceptos ya analizados, podemos realizar un bosquejo de una carta oferta como hicimos en
lecturas anteriores. ¿Cuáles serán los nombres de las partes? ¿Qué datos deberán proveerte los clientes? En el
archivo que presentamos a continuación tienen un ejemplo.
Como se puede observar, es un modelo proforma, ya que es necesario que estos tengan agilidad y queden
estandarizados para la previsibilidad de los negocios. De este modo, se facilita la gestión y no se requiere la
aprobación de cada escrito por parte de los directivos de la empresa, dado que ya son pre aprobados y solo resta el
visto bueno con respecto al negocio en sí. En la parte de la referencia existe un número, este se utiliza cuando hay
muchos documentos similares, de esta manera se pueden codificar para mejorar la identificación tanto del convenio
como de la contabilidad.
El contrato de franquicia no se encontraba regulado legalmente con antelación al dictado del Código Civil y
Comercial de la Nación que actualmente nos rige. Sin embargo, esta modalidad contractual contaba con tipicidad
social, en virtud de su reiterada utilización en la práctica empresarial.
Para una parte de la doctrina, la franquicia era entendida como una modalidad de concesión a la que se le adicionan
métodos y medios para permitir a la parte concedente la explotación del negocio, la administración del fondo de
comercio vinculado y mejorar las condiciones para ambos contratantes; pero tal interpretación no ha sido atendida
por el codificador, lo que se evidencia en el hecho de haber regulado a ambos institutos (concesión y franquicia) por
separado, y darles a cada uno su propio régimen jurídico.
Resulta criticable que la franquicia y la concesión hayan sido regulados en capítulos separados, pues, al ser una
modalidad contractual con finalidad distributiva, al igual que el contrato de agencia, todos estos contratos deberían
haber sido regulados en forma conjunta, de modo tal, que ello permita -con recurso al argumento a rúbrica-
reconocer en ellos la identidad distributiva que los une bajo un mismo género, el de los contratos de distribución en
sentido lato.
El contrato de franquicia no se encontraba regulado legalmente con antelación al dictado del Código Civil y
Comercial de la Nación que actualmente nos rige. Sin embargo, esta modalidad contractual contaba con tipicidad
social, en virtud de su reiterada utilización en la práctica empresarial.
Para una parte de la doctrina, la franquicia era entendida como una modalidad de concesión a la que se le adicionan
métodos y medios para permitir a la parte concedente la explotación del negocio, la administración del fondo de
comercio vinculado y mejorar las condiciones para ambos contratantes; pero tal interpretación no ha sido atendida
por el codificador, lo que se evidencia en el hecho de haber regulado a ambos institutos (concesión y franquicia) por
separado, y darles a cada uno su propio régimen jurídico.
Resulta criticable que la franquicia y la concesión hayan sido regulados en capítulos separados, pues, al ser una
modalidad contractual con finalidad distributiva, al igual que el contrato de agencia, todos estos contratos deberían
haber sido regulados en forma conjunta, de modo tal, que ello permita -con recurso al argumento a rúbrica-
reconocer en ellos la identidad distributiva que los une bajo un mismo género, el de los contratos de distribución en
sentido lato.
Sistemas de franquicia
El sistema de franquicias es una red de contratos celebrados entre varios sujetos con el otorgante de la franquicia,
con finalidad distributiva, y con la característica de una identificación con el franquiciante. Los sujetos involucrados
son autónomos, lo que lo diferencia con una gran empresa de distribución que utilice dependientes.
Para profundizar en esta temática, se recomienda la lectura de la bibliografía obligatoria: Lorenzetti (1999, pp. 667-
668).
Modalidades
2 Según el objeto, la franquicia puede ser una franquicia de productos o una franquicia de servicios.
3 Según los actos del tomador, la franquicia puede ser con finalidad distributiva (el franquiciado se
limita al traspaso de bienes desde el fabricante hasta el consumidor), o de fabricación (o producción,
cuando el franquiciado fabrica el producto según las indicaciones del franquiciado y los vende bajo la
marca de este último).
A su vez, existen diversos tipos de franquicia, pero las más conocidos son los siguientes:
Franquicia de producción.
Franquicia de hotelería.
Franquicia de servicios.
Caracteres
1 Típico.
2 Bilateral.
3 Oneroso.
4 Consensual.
5 No formal.
6 De colaboración.
7 Durable.
8 De adhesión (por regla).
Sujetos
El dador, también denominado franquiciante: es la empresa titular de la marca, y del know how.
El tomador, también denominado franquiciado: es quien realiza la inversión inicial y paga el canon
periódico para desarrollar el negocio exitoso.
Objeto
El objeto o finalidad perseguida es distributiva. Si lo que en realidad busca el franquiciado es otro fin (verbigracia:
una finalidad recaudatoria, financiera, o monopólica), se verificará una desviación de la finalidad propia del contrato,
en cuyo caso se deberá resolver la cuestión por aplicación de la legislación especial aplicable al caso como puede
ser la de defensa de la competencia. Y, de darse los extremos exigidos por el derecho de daños, podrá requerirse –
además de la nulidad del contrato por causa u objeto ilícito- el correspondiente resarcimiento de los daños y
perjuicios causados al tomador.
Con estos conceptos ya estás en condiciones de confeccionar la cláusula respectiva al objeto de la carta oferta de la
franquicia, para probar te traemos el siguiente texto a completar.
Por el presente la _______ concede al ________ , conforme a los términos y condiciones contenidos en el presente, permiso precario
para utilizar la _______ y el derecho para emplear el ________ y el FRANQUICIADO contrae la obligación de operar y utilizar dicho
SISTEMA de la FRANQUICIANTE, el cual podrá modificarse, mejorarse y desarrollarse, por la FRANQUICIANTE. El derecho
otorgado comprende únicamente servicios a ser brindados en la INSTALACIÓN SUJETA A FRANQUICIA, excluyéndose
expresamente el servicio de catering, fiestas a domicilio, y cualquier tipo de eventos especiales a realizarse fuera de la misma.
Causa
La causa vista como causa fin se encuentra dada en el contrato de franquicia por una finalidad distributiva que
deberá reflejarse en el contrato. En el objeto, recientemente redactado establecimos que “excluyéndose
expresamente el servicio de catering, fiestas a domicilio, y cualquier tipo de eventos especiales a realizarse fuera de
la misma”, ahora, si el franquiciado quisiera desarrollar catering, fiestas y eventos dentro del local Snaggletooth
Burguers, ¿qué solución le darías? Lo lógico, práctico y más sencillo es redactarle una adenda que posibilite el
desarrollo de esas actividades. En este ejemplo, podrás observar cómo podría enmendarse el convenio y agregarse
esta particularidad.
El contrato de franquicia es, al igual que el resto de los contratos de distribución, un contrato no formal. Por lo tanto,
le rige el principio de libertad probatoria pudiendo probarse su existencia por cualquier medio de prueba que lleve a
la convicción sobre su celebración y modalidades.
Finalmente, debemos señalar que las partes son quienes estipulan el plazo de duración del contrato, en ejercicio de
la autonomía de la voluntad. Sin embargo, conforme surge del art. 1516 del nuevo Código Civil y Comercial, en
cuanto al plazo del contrato de franquicia es aplicable el tope mínimo que prevé el artículo 1506 del mismo plexo
normativo, en su primer párrafo; esto es, no puede pactarse un plazo inferior a cuatro años. Si se hubiere “pactado
Al vencimiento del plazo, el contrato se entiende prorrogado tácitamente por plazos sucesivos de un
año, excepto expresa denuncia de una de las partes antes de cada vencimiento con treinta días de
Supongamos ahora, que las partes quieran modificar el plazo pactado inicialmente establecido, ¿se animan a
redactar su adenda? Para chequear, aquí tienen otro ejemplo.
Obligaciones y deberes de las partes: a) Obligaciones del franquiciante. b) Obligaciones del franquiciado. c)
Deberes colaterales de las partes
Los arts. 1514 y 1515 del Código Civil y Comercial unificado regulan las obligaciones del franquiciante y
franquiciado, y procuran brindar el marco de obligaciones mínimas que las partes pueden pactar. Se trata de un
marco meramente indicativo (y mínimo) que puede ser ampliado y regulado por las partes, en función de las
particularidades del negocio en cuestión.
1 Proporcionar, con antelación a la firma del contrato, información económica y financiera sobre la
evolución de dos años de unidades similares a la ofrecida en franquicia, que hayan operado un
tiempo suficiente, en el país o en el extranjero.
3 Entregar al franquiciado un manual de operaciones con las especificaciones útiles para desarrollar la
actividad prevista en el contrato.
4 Proveer asistencia técnica para la mejor operatividad de la franquicia durante la vigencia del contrato.
ii) En cualquier caso, el franquiciado está facultado para intervenir como interesado
coadyuvante en defensa de tales derechos, en las instancias administrativas o judiciales
correspondientes, por las vías admitidas por la ley procesal y en la medida en que ésta lo
permita.6
3 Abstenerse de actos que puedan poner en riesgo la identificación o el prestigio del sistema de
franquicia que integra o de los derechos mencionados en el art. 1512, segundo párrafo, y cooperar, en
su caso, en la protección de esos derechos.
5 Cumplir con las contraprestaciones comprometidas, entre las que pueden pactarse contribuciones
para el desarrollo del mercado o de las tecnologías vinculadas a la franquicia7.
Nuestro actual Código Civil y Comercial determina las responsabilidades de las partes en el contrato de franquicia
en el art. 1520. Las partes del contrato son independientes, no existiendo relación laboral entre ellas. De esta
manera, el citado artículo delimita la responsabilidad del siguiente modo: “a) el franquiciante no responde por las
obligaciones del franquiciado, excepto disposición legal expresa en contrario”8; es decir, si el franquiciado contrae
obligaciones, deberá responder por las mismas, salvo disposición legal.
b) los dependientes del franquiciado no tienen relación jurídica laboral con el franquiciante, sin perjuicio
de la aplicación de las normas sobre fraude laboral;
franquicia.9
El artículo expresa que “el franquiciado debe indicar claramente su calidad de persona independiente en lo que hace
a sus facturas, contratos y demás documentos comerciales”10, de manera tal que surja manifiestamente su calidad
de persona independiente. Finalmente, agrega que la obligación de demostrar esa calidad “no debe interferir en la
identidad común de la red franquiciada, en particular en sus nombres o rótulos comunes”11, colores, dibujos, formas
y en la presentación uniforme de sus locales, mercaderías o medios de transporte. Es obligatorio el respeto de las
características que hacen a cada marca franquiciada y que constituyen un elemento de gran importancia en el
contrato de franquicia.
En lo que refiere a la responsabilidad del franquiciante, el art. 1521 actualizado nos enseña que cuando existen
defectos en el sistema de fideicomiso, el franquiciante deberá responder cuando estos causen daños al
franquiciado. La particularidad que menciona esta norma es que ese daño debe ser probado y no puede haberse
ocasionado por la negligencia grave o el dolo del franquiciado.
Cuando se hace referencia al contrato de franquicia, suelen surgir dudas en lo referente al régimen de la
responsabilidad. Los cuestionamientos más usuales son los siguientes:
¿Debe responder el franquiciante por las deudas laborales que el franquiciado haya contraído con sus
propios trabajadores? ¿Debe entenderse la franquicia como un supuesto de responsabilidad solidaria?
Al respecto y como señaláramos antes, el art. 1520 del Código Civil y Comercial – siguiendo el proyecto del año
1998 - pone fin a esta duda al aclarar que las partes del contrato de franquicia son independientes y no existe
relación laboral entre ellas. El franquiciante no responde por las deudas del franquiciado y no existe responsabilidad
solidaria, salvo disposición legal en contrario. Como consecuencia de ello, y para terminar de salvar dudas, el inc. b)
reza: “los dependientes del franquiciado no tienen relación jurídico-laboral con el franquiciante, sin perjuicio de la
Esta normativa se relaciona directamente con la parte pertinente del artículo 30 de la Ley de Contrato de Trabajo.
Pero dicho precepto normativo laboral establece la responsabilidad solidaria, y textualmente expresa:
[13] Art. 30 – Ley N° 20.744 (1976). Ley de Contrato de Trabajo. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
Y continúa:
El incumplimiento de alguno de los requisitos hará responsable solidariamente al principal por las
obligaciones de los cesionarios, contratistas o subcontratistas respecto del personal que ocuparen en
la prestación de dichos trabajos o servicios y que fueren emergentes de la relación laboral incluyendo
Para efectuar una adecuada interpretación del artículo antes transcripto, deben aclararse algunos términos
empleados por la norma. Entonces, nos preguntaremos: ¿En qué consisten los “trabajos o servicios
correspondientes a la actividad normal y específica propia del establecimiento”? Y, con mayor exactitud, ¿qué
extensión debe dársele al giro “establecimiento”? Y, ¿a la expresión “actividad normal y específica”?
La ley define establecimiento como “la unidad técnica o de ejecución destinada al logro de los fines de la empresa,
a través de una o más explotaciones”15. El establecimiento está relacionado con el centro productivo, pero no con
los sujetos, como puede ser una fábrica, ámbito donde se desarrolla una determinada actividad o explotación. Por
otra parte, explotación:
Por otro lado, determinar cuándo la actividad de un establecimiento es propia, normal y específica es una cuestión
de hecho que deberá determinarse en el caso concreto. Ahora bien, el contrato de franquicia antes descripto no se
encuentra comprendido en el art. 30 de la LCT y el actual Código Civil y Comercial lo incorpora adecuadamente.
Varias son las razones que han avalado tal conclusión:
De otro modo, le sería más conveniente contratar —como empleador— directamente el personal que
desarrollará tareas en el establecimiento del franquiciado, pues tendría un control más directo sobre
todas las obligaciones emergentes del contrato de trabajo, pero, esta solución es incompatible con la
franquicia.
3 Así, pues, “no existe en el caso del contrato de franquicia comercial un supuesto de contratación,
subcontratación o cesión, ya que, por lo general, la franquicia que se concede no está comprendida
en la actividad normal y específica propia del franquiciante” (Molina Sandoval en Universo Jus., 2020,
http://universojus.com/codigo-civil-comercial-comentado/articulo-1520).
Además, se ha dicho que en el caso del franchising no se contrata o subcontrata la actividad normal y específica, ni
se cede el establecimiento, sino que se autoriza contractualmente a terceros, y se los capacita para hacer lo mismo
que el franquiciante, uniformarse con el franquiciante, utilizar sus métodos, nombres y marcas, a los fines de que
pueda el público consumidor conocer de antemano la naturaleza y calidad de productos, y servicios que obtendrá y
beneficiarse con experiencias exitosas.
A iguales conclusiones llega Lorenzetti (1999) al señalar que el franquiciante no responde por las deudas laborales
que tenga el franquiciado frente a sus trabajadores. En realidad, lo que el empresario busca al crear un sistema de
franquicia con otro comercial, no es interponer un hombre de paja entre el trabajador y su verdadero empleador,
como alguna vez ha justificado la Corte Suprema (21 al art. 30, LCT), sino que su finalidad es obtener un crecimiento
rápido y controlado de su empresa a través de costos operativos considerablemente inferiores y dotar, de este
modo, a toda su estructura productiva de un valor agregado y optimizar su planificación e inversión en estrategias
de marketing, publicidad y promoción.
El franchisor solamente le proporciona su marca, sus técnicas de producción, su know-how. El Código Civil y
Comercial unificado propugna una total independencia de las partes contractuales, con especial énfasis en el
ámbito laboral. Dada la trascendencia del tema, el actual Código no solo respetó la jurisprudencia dominante, sino
que se interesó en adoptarla legislativamente, para evitar cualquier confusión al respecto. La solución es clara: no
existe relación del franquiciante con los dependientes del franquiciado.
Derecho de la competencia
El art. 1524 señala que el “contrato de franquicia, por sí mismo, no debe ser considerado un pacto que limite,
restrinja o distorsione la competencia”17. La regulación propuesta nada agrega a la regulación normativa, ya que el
actual régimen competitivo tampoco lo establece y, en cierto modo, dicho criterio deberá ser tomado en función del
interés económico general y en función del criterio de realidad económica previsto en dicho sistema.
Es común encontrar contratos que expresamente aclaran que sus disposiciones no deben entenderse como
restrictivas del régimen competitivo, disposiciones que —en esencia— carecen de todo efecto, ya que lo que importa
no es lo que las partes declaran, sino lo que ocurre en la realidad. En este punto, el art. 3º, LDC, señala que quedan
sometidas a las disposiciones de esta Ley todas las personas físicas o jurídicas públicas o privadas, con o sin fines
de lucro que realicen actividades económicas en todo o en parte del territorio nacional, y las que realicen actividades
económicas fuera del país, en la medida en que sus actos, actividades o acuerdos puedan producir efectos en el
mercado nacional. A los efectos de esta Ley, para determinar la verdadera naturaleza de los actos o conductas y
acuerdos, atenderá a las situaciones y relaciones económicas que efectivamente se realicen, persigan o
establezcan (Molina Sandoval, 2006).
Extinción del contrato
2 el contrato no puede ser extinguido sin justa causa dentro del plazo de su vigencia original, pactado
entre las partes. Se aplican los artículos 1084 y siguientes;
3 los contratos con un plazo menor de tres años justificado por razones especiales según el artículo
1516, quedan extinguidos de pleno derecho al vencimiento del plazo;
4 cualquiera sea el plazo de vigencia del contrato, la parte que desea concluirlo a la expiración del plazo
original o de cualquiera de sus prórrogas, debe preavisar a la otra con una anticipación no menor de
un mes por cada año de duración, hasta un máximo de seis meses, contados desde su inicio hasta el
vencimiento del plazo pertinente. En los contratos que se pactan por tiempo indeterminado, el
preaviso debe darse de manera que la rescisión se produzca, cuando menos, al cumplirse el tercer
año desde su concertación. En ningún caso se requiere invocación de justa causa. La falta de
preaviso hace aplicable el artículo 1493.
La cláusula que impide la competencia del franquiciado con la comercialización de productos o servicios propios o
de terceros después de extinguido el contrato por cualquier causa, es válida hasta el plazo máximo de un año y
Contrato de deicomiso
Referencias
LECCIÓN 1 de 2
Contrato de fideicomiso
Si bien todos los contratos estudiados en esta materia son importantes, conocer al detalle el contrato de
fideicomiso es fundamental para el ejercicio de la profesión. Es un instrumento que va a desafiarte como abogado
porque deberás incorporar aspectos jurídicos, tributarios, contables y de gestión de proyectos o negocios. Sin lugar
a duda, armar un fideicomiso es de las tareas más vertiginosas y divertidas para un letrado.
El contrato de fideicomiso fue regulado por la Ley N° 24.441 en el año 1994 como un instrumento de financiación de
la adquisición de la vivienda. La nueva institución se caracterizó por la separación patrimonial y la seguridad jurídica
que brindaba a los que participaban de ella.
El actual Código Civil y Comercial unificado regula al fideicomiso en el Libro III, capítulo 30, secciones 1 a 8, y en el
capítulo 31. Busca una mejora y una evolución en la normativa establecida por la citada ley.
No se han introducido cambios profundos en las bases del instituto, pero sí podemos advertir la mejora de
deficiencias técnicas en su método, sistematización del articulado, precisión en su redacción e incluso algunas
modificaciones esenciales: el rol del fideicomisario, la liquidación del fideicomiso por insuficiencia, el fideicomiso
testamentario, entre otros.
Con el fin de hacer una primera apreciación, debemos tener presente que la figura en tratamiento es una estructura
jurídica que contiene un negocio específico. Sin embargo, si el negocio emprendido de por sí no es rentable, utilizar
un fideicomiso no lo hará rentable, pues tales circunstancias refieren a aspectos diferentes.
El fideicomiso, como figura jurídica, refiere a la instrumentación del negocio y, visto desde la segunda perspectiva,
refiere a su curso económico ligado a su rentabilidad. Son dos cuestiones distintas que trabajan de manera conjunta
para alcanzar el éxito y será indispensable el trabajo integral e interdisciplinaria de, al menos, un abogado y un
contador.
Esto se debe a que, como veremos en lo sucesivo, una modificación en la redacción puede generar cambios en el
tratamiento tributario y provocar un costo de mantenimiento mayor del fideicomiso. Tener el asesoramiento de un
contador te posibilitará brindar un mejor servicio y que tus clientes tengan mayores perspectivas de prolongar la
vida de su contrato.
Esta figura tiene aspectos económicamente positivos, ya que vino a posibilitar el comienzo o continuidad de
actividades de producción a través de un sistema de financiación que se adapta a cada emprendimiento. De algún
modo, vino a solucionar problemas que acarreó la crisis financiera en nuestro país.
Como antes se dijo, una de las características principales es el patrimonio separado. Esto significa que el
patrimonio que el fiduciante entrega al fiduciario tiene, como única finalidad, estar afectado al fideicomiso y
decimos que está separado del de las partes ya que, ante la existencia de deudas, las partes no responden con sus
bienes, sino que responde el fideicomiso.
Papa (2017) define, sintéticamente, al fideicomiso como “un ´vehículo´ cuyo tratamiento debe equipararse a un
´ente contable´, el cual exhibe una serie de particularidades distintivas que lo posicionan –en la actualidad- como
una alternativa jurídica, contable e impositivamente sustentable, ante una estructura societaria tradicional” (p. 1).
Lo que debe quedar bien claro, antes de comenzar con el desarrollo del tema es que, cuando hablamos de
fideicomiso, nos referimos a un contrato que no posee personalidad jurídica propia, excepto a los fines tributarios.
Por eso existe una gran contradicción normativa, porque no es una persona jurídica, pero le otorgan la clave única de
identificación tributaria (CUIT) y para que sea oponible a terceros debemos inscribirlo en el Registro de Comercio.
Para que internalices los conceptos los relacionaremos con un caso práctico. Es aconsejable que tengas a
disposición el contrato que te dejamos en el siguiente vinculo:
Se trata de un contrato de fideicomiso inmobiliario, donde una sociedad Dick Dastardly & Muttley S.A. propone la
adquisición de un inmueble para construir una obra allí y, posteriormente, adjudicarlo a los inversores. Dentro de
este contexto se crea el fideicomiso que busca darle un ropaje jurídico adecuado a la operación.
Definición
Hay contrato de fideicomiso cuando una parte, llamada fiduciante, transmite o se compromete a
transmitir la propiedad de bienes a otra persona denominada fiduciario, quien se obliga a ejercerla en
beneficio de otra llamada beneficiario, que se designa en el contrato, y a transmitirla al cumplimiento de
[1] Art. 1666- Ley N° 26.994 (2014). Código Civil y Comercial de la Nación Argentina. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
Como expresan Kiper y Lisoprawski (2016), la definición ubica al fideicomiso dentro del marco contractual y
mantiene la posibilidad de constituirlo por acto entre vivos o por actos de última voluntad. Expresan, a su vez, que “el
contrato existe desde la celebración, ya fuere que los bienes fueren transmitidos en ese acto o bien con
posterioridad. Entonces queda claro que es consensual y no real o con efectos reales” (p. 38).
El Código Civil y Comercial unificado (Ley N° 26.994) define el contrato de fideicomiso en su art. 1666 e introduce
algunos cambios a la antigua definición que brindaba la Ley N° 24.441.
En los arts. 1671 y siguientes, el actual Código Civil y Comercial unificado identifica y define a los sujetos del
contrato de fideicomiso, entre los cuales encontramos los siguientes: beneficiario, fideicomisario, fiduciario y
fiduciante. Veremos en detalle cada uno.
Beneficiario
puede ser una persona humana o jurídica, que puede existir o no al tiempo del otorgamiento del
contrato; en este último caso deben constar los datos que permitan su individualización futura. Pueden
Con esta definición, el Código ha puesto fin a una gran duda acerca de si el beneficiario podía o no ser el fiduciante,
el fiduciario o el fideicomisario. A partir de la sanción del nuevo Código sabemos a ciencia cierta que puede serlo;
por lo tanto, es pasible de tener el doble rol.
El artículo sigue:
pueden designarse varios beneficiarios quienes, excepto disposición en contrario, se benefician por
igual; para el caso de no aceptación o renuncia de uno o más designados, o cuando uno u otros no
llegan a existir, se puede establecer el derecho de acrecer de los demás o, en su caso, designar
beneficiarios sustitutos3.
Se agrega aquí un elemento nuevo: en caso de existir varios beneficiarios, se beneficiarán por igual, salvo
disposición en contrario. Además, existe la posibilidad de designar sustitutos en caso de no aceptación o renuncia.
A continuación, expresa: “si ningún beneficiario acepta, todos renuncian o no llegan a existir, se entiende que el
beneficiario es el fideicomisario. Si también el fideicomisario renuncia o no acepta, o si no llega a existir, el
En este sentido, Silvio Lisoprawski (en Rivera y Medina, 2014), nos dice que “queda claro que en caso de ausencia de
beneficiario y fideicomisario (…) el beneficiario será el fiduciante, salvo convención en contrario” (p. 789). El nuevo
Código reemplaza el adverbio “tampoco”, que empleaba el penúltimo párrafo del art. 2º de la Ley N° 24.441 por el
adverbio “también”. Asimismo, entiende que en caso de revocación (art. 1697, inc. b), si nada hubiera sido previsto
convencionalmente, es el fiduciante el que readquiere los bienes.
Para finalizar y, como mencionáramos oportunamente en la definición del contrato de fideicomiso, el art. 1671
establece:
El derecho del beneficiario, aunque no haya aceptado, puede transmitirse por actos entre vivos o por
causa de muerte, excepto disposición en contrario del fiduciante. Si la muerte extingue el derecho del
Fideicomisario
El actual Código Civil y Comercial determina expresamente la función de la figura del fideicomisario como sujeto del
contrato de fideicomiso e, incluso, establece la obligación de identificarlo en el contenido del contrato (art. 1667).
Continuando con la lectura del contrato de fideicomiso de Fincas 21, en el glosario de términos e interpretación se
indica que fideicomisario: el/los fiduciantes o beneficiarios que hayan cumplido la totalidad de las obligaciones
impuestas bajo el presente y todos los anexos que lo integran; es decir, queda claramente identificado a quien
identifica como fideicomisario el contrato.
De la ley de fideicomiso no surgía manifiestamente que el fideicomisario era el destinatario de los bienes una vez
culminado el contrato, por lo que la actual regulación vino a llenar esta laguna y a extinguir dudas trascendentales,
no solo en lo referente a su función, sino en cuanto a sus derechos y obligaciones. Podemos observar esto en
nuestro contrato de ejemplo claramente en el capítulo II Del objeto, obligaciones y adquisición de la finca. Cláusula
tercera (III- Objeto) que manifiesta que el desarrollo inmobiliario contempla la adquisición de una finca, la
contratación de la construcción de la obra y la posterior adjudicación de las unidades funcionales a los beneficiarios
o fideicomisarios. No deja duda alguna a quién le corresponden los bienes fideicomitidos, que son el objeto del
contrato en cuestión.
el fideicomisario es el fiduciante6.
Esta parte es de esencial importancia, ya que es quien generalmente va a concurrir al estudio para que
confecciones todo el ropaje jurídico necesario para el negocio que plantee. La mayoría de los contratos de
construcción son promovidos por los ingenieros civiles o arquitectos, quienes adoptan para sí en el contrato la figura
del fiduciario. Con menos volumen de los que se gestaban antes de la creación del Código Civil y Comercial de la
Nación, los famosos pool de siembra eran creados por los ingenieros agrónomos o profesionales del agro, que
utilizaban su conocimiento y esta figura para ampliar las hectáreas sembradas y, de esa forma, abaratar costos y
maximizar los beneficios, ya que ellos eran administradores naturales; es decir, los fiduciarios. Esta figura del pool
de siembra disminuyó, a razón de la cantidad de formalidades que conlleva ahora la creación de un fideicomiso.
Además, en la actividad agropecuaria se necesita una rápida entrada y salida de la estructura, por lo que conviene
reemplazar esta figura por las siembras conjuntas o aparcerías.
La figura del fiduciario se encuentra definida en el art. 1673 del Código Civil y Comercial. En este caso la norma no
introduce cambios considerables respecto de la definición que nos daba la ley de fideicomiso.
puede tratarse de cualquier persona humana o jurídica. Solo pueden ofrecerse al público para actuar
como fiduciarios las entidades financieras autorizadas a funcionar como tales, sujetas a las
disposiciones de la ley respectiva y las personas jurídicas que autoriza el organismo de contralor de los
mercados de valores, que debe establecer los requisitos que deben cumplir. El fiduciario puede ser
beneficiario. En tal caso, debe evitar cualquier conflicto de intereses y obrar privilegiando los de los
La modificación importante que surge de esta definición es la posibilidad de que el fiduciario sea el beneficiario.
Para este último caso, el siguiente artículo establece que el fiduciario deberá cumplir con las obligaciones que le
impone la ley y el contrato; y que deberá actuar con la prudencia y diligencia del buen hombre de negocios que
procede conforme la confianza en él depositada.
Por lo tanto, debe evitar generar conflicto de intereses o perjudicar la buena administración del fideicomiso, más allá
de que sea o no beneficiario. Este aspecto acentúa la prudencia (Lisoprawski en Rivera y Medina, 2014).
Actividad de repaso y refuerzo
Patán Muttley.
Patán Muttley.
SUBMIT
Fiduciante
“Es parte en el contrato de fideicomiso y es quien transmite la propiedad fiduciaria de los bienes, debiendo tener
capacidad para disponer de los mismos; es quien instruye al fiduciario sobre el cometido que deber cumplir”
(Barbieri, s.f., http://rodolfobarbieri.com.ar/sobre-el-derecho/derecho-civil/contratos/fideicomiso/).
Caracteres y modalidades
Conforme a la nueva definición de fideicomiso y lo dispuesto por art. 2493 del Código Civil y Comercial, el
fideicomiso puede ser constituido con dos modalidades diferentes; por acto entre vivos o por disposición de última
voluntad.
Si analizamos la definición podemos colegir que, para el comienzo de la existencia del contrato, es necesaria la
declaración de voluntad de las partes, por lo que se trata de un contrato de carácter consensual y no real, como fue
adelantado. “El contrato es en esencia un acuerdo de voluntades cuyos efectos se producen en el momento de la
declaración común” (Kiper y Lisoprawski, 2016, p. 77). A su vez, introduce una aclaración respecto a la existencia de
la figura del fideicomisario y lo determina como “la persona a quien se transmite la propiedad al concluir el
fideicomiso. Puede ser el fiduciante, el beneficiario, o una persona distinta de ellos. No puede ser fideicomisario el
fiduciario”8.
a) la individualización de los bienes objeto del contrato. En caso de no resultar posible tal
individualización a la fecha de la celebración del fideicomiso, debe constar la descripción de los
requisitos y características que deben reunir los bienes;
b) la determinación del modo en que otros bienes pueden ser incorporados al fideicomiso, en su caso;
e) el destino de los bienes a la finalización del fideicomiso, con indicación del fideicomisario a quien
deben trasmitirse o la manera de determinarlo conforme con el artículo 1672;
La única modificación se introdujo en los incisos d y e al expresar que se deben identificar e indicar
(respectivamente) las figuras del beneficiario y del fideicomisario; es decir, resulta imprescindible la identificación de
estos sujetos al momento de celebrarse el contrato.
Entre los elementos típicos que constituyen este contrato encontramos los siguientes:
2 elementos formales: conjunto de solemnidades que hacen a la celebración de un contrato válido (art.
1669).
Entre los caracteres del fideicomiso, podemos mencionar:
Oneroso: a partir de la constitución del contrato se genera un beneficio a favor de una de las partes, y
quien constituye el fideicomiso deberá al fiduciario una retribución por su labor.
Nominado y típico: está regulado en las disposiciones de nuevo Código Civil y Comercial, en el Libro
III, capítulos 30 y 31, a partir del art. 1666.
Consensual: requiere de la voluntad de ambas partes y produce efectos desde que estas
recíprocamente dan su consentimiento. No se trata de un contrato real o con efectos reales, como
expresaba parte de la doctrina.
Bilateral: las partes se obligan recíprocamente la una hacia la otra. Tal como lo afirman Kiper y
Lisoprawski (2016), “es necesario remarcar que solo son ´partes´ del contrato de fideicomiso el
fiduciante y el fiduciario. Los demás protagonistas –beneficiario y fideicomisario- se incorporan a la
relación contractual por la vía ´estipulación a favor de tercero´” (p. 78).
Formal: conforme lo previsto por el art. 1669 del Código Civil y Comercial, “el contrato puede
celebrarse por instrumento público o privado, excepto cuando se refiere a bienes cuya trasmisión
debe ser celebrada por instrumento público. En este caso, cuando no se cumple dicha formalidad, el
contrato vale como promesa de otorgarlo”10.
Conmutativo: ab initio las partes conocen las ventajas y las obligaciones que les corresponderán a
cada uno.
Negocio de confianza: la figura del fideicomiso se originó en el derecho romano con base en la
confianza y con obligaciones - morales- a cargo del fiduciario. Al ser un contrato en el que existen
grandes posibilidades de abuso, la confianza es fundamental.
Sujetos. Posición jurídica y facultades. Modificaciones subjetivas: cese y sustitución del fiduciario
Para saber más de este tema te remitimos al Código Civil y Comercial de la Nación, título IV, capítulo 30, segunda
sección: Sujetos.
Consentimiento
Como bien expresáramos en los caracteres del contrato, uno de los elementos esenciales es el consentimiento
recíprocamente otorgado por los intervinientes. Los contratos pueden ser consensuales o reales. Aquí no nos
quedan dudas, para el perfeccionamiento se requiere del consentimiento de las partes y entendemos que queda
constituido y produce efectos a partir de ese momento.
Dado que la mayoría de las inscripciones que se realizan de los contratos de fideicomiso se ejecutan ante entes
provinciales, recomendamos que el consentimiento se formalice en un contrato y no se utilice la carta oferta como
método para conformarlo dado que será requerido oportunamente el ingreso del impuesto de sellos,
independientemente de no configurarse el hecho imponible situación que requerirá la repetición posterior del
tributo. Entonces, para facilitar el ingreso de las inscripciones o trámites necesarios para lograr poner en marcha el
fideicomiso, es recomendable usar el contrato.
Objeto
Conforme lo previsto por el art. 1670 del Código Civil y Comercial, pueden ser objeto del contrato de fideicomiso
todos aquellos bienes que se encuentren en el comercio, salvo las herencias futuras (art. 1670). Sin embargo, la
redacción del Código Civil y Comercial de la Nación, con ciertas características y particularidades, permite la
realización de un contrato de fideicomiso de planificación sucesoria. Para mayor profundidad adjuntamos el
siguiente artículo:
Sobre la base de esta norma entendemos que, además de los bienes muebles e inmuebles, registrables o no, títulos
valores, dinero, entre otros; también pueden ser objeto del contrato las universalidades. Esto pone fin a algunas
discusiones doctrinarias.
Los bienes que forman parte del fideicomiso jamás pueden confundirse con el patrimonio del fiduciario, ya que
conforman un patrimonio de afectación, separado del de las partes. El art. 1685, en su primera parte, reza: “Los
bienes fideicomitidos constituyen un patrimonio separado del patrimonio del fiduciario, del fiduciante, del
Causa
la causa de la atribución patrimonial fiduciaria es el contrato de fideicomiso (...). La causa objetiva del
contrato de fideicomiso puede ser de garantía o custodia, administración, inversión, testamentaria. Ello
significa que, analizadas las costumbres contractuales, se puede advertir las razones por las cuales se
celebra este contrato y, se las puede agrupar dando lugar a "subtipos legales". (p. 317)
Forma
La Ley N° 24.441 no establecía expresamente la forma del contrato de fideicomiso, a diferencia de la actual
regulación. El art. 1669 del Código vigente determina que el contrato “puede celebrarse por instrumento público o
privado, excepto cuando se refiere a bienes cuya transmisión debe ser celebrada por instrumento público. En ese
caso, cuando no se cumple dicha formalidad, el contrato vale como promesa de otorgarlo” 12. Esta última frase es
de gran importancia: la promesa de las partes de cumplir con la formalidad cuando corresponda por la naturaleza
del bien.
Continúa “si la incorporación de esta clase de bienes es posterior a la celebración del contrato, es suficiente con el
cumplimiento, en esa oportunidad, de las formalidades necesarias para su transferencia, debiéndose transcribir en
Esto significa que pueden agregarse bienes posteriormente a la celebración del contrato, siempre y cuando se
cumplan con las solemnidades correspondientes en el momento de la incorporación. Lo que indica este punto es
que, si realizamos un fideicomiso por instrumento privado y luego el cliente tiene la necesidad de incluir un
inmueble, no se realizará un nuevo fideicomiso, sino que se procederá como indica el articulado; es decir, en la
misma escritura traslativa de dominio transcribiremos el contrato de fideicomiso y, de esa manera, queda
subsanado el inconveniente.
Un aspecto a tener en cuenta es la diferencia que existe entre el dominio fiduciario y el negocio fiduciario. El
fiduciante puede transmitir al fiduciario el derecho de dominio sobre una cosa u otra clase de derecho patrimonial
(como es el caso de los créditos) y solo cuando se transmite el dominio podemos hablar de dominio fiduciario.
No todo negocio fiduciario tendrá por finalidad constituir un dominio. Existe un límite en lo referente al objeto; es
decir, si el negocio fiduciario tiene por finalidad transmitir el dominio de determinadas cosas, habrá dominio
fiduciario. Si, por el contrario, se transmite al fiduciario otra clase de bienes, se aplicarán las normas que
correspondan a su naturaleza en el caso concreto (Lisoprawski en Rivera y Medina, 2014).
Poseer legitimación
para ejercer todas las acciones que correspondan para la defensa de los bienes
fideicomitidos, contra terceros, el fiduciante, el beneficiario o el fideicomisario. El juez
puede autorizar al fiduciante, al beneficiario o al fideicomisario, a ejercer acciones en
sustitución del fiduciario, cuando este no lo haga sin motivo suficiente15.
Administrar los bienes fideicomitidos. Es inherente a su actividad conservar y custodiar los bienes y
debe, en caso de ser necesario, realizar las mejoras y reparaciones necesarias de acuerdo a la
naturaleza de los objetos.
Hacer a los bienes producir frutos conforme la naturaleza y uso regular de los mismos.
Contratar un seguro suficiente contra la responsabilidad civil, que cubra los daños causados por las
cosas objeto del fideicomiso.
Conforme lo establecido en el art. 1677, el fiduciario tiene derecho al reembolso de los gastos que
haya realizado en virtud del contrato y a recibir una remuneración por parte de la o las partes que se
estipule en el contrato.
Remunerar al fiduciario.
Tiene derecho a revocar el fideicomiso y ponerle fin cuando resulta ineficaz o innecesario. También a remover al
fiduciante por incumplimiento de sus obligaciones.
Efectos. Efectos frente a terceros. Inscripción registral. Acreedores frente al patrimonio fiduciario.
Responsabilidad por daños
El art. 1684 del nuevo Código Civil y Comercial rige la registración de los bienes incorporados al sistema de
fideicomiso.
Si se trata de bienes registrables, los registros correspondientes deben tomar razón de la calidad
fiduciaria de la propiedad a nombre del fiduciario. Excepto estipulación en contrario del contrato, el
fiduciario adquiere la propiedad fiduciaria de los frutos y productos de los bienes fideicomitidos y de los
bienes que adquiera con esos frutos y productos o por subrogación real respecto de todos esos bienes,
debiéndose dejar constancia de ello en el título para la adquisición y en los registros pertinentes18.
Se desprende de esta normativa la mención de la subrogación real “ aquellos bienes que se incorporen al
patrimonio fiduciario, o que reemplacen a otros, siguen su misma suerte” (Kiper y Lisoprawski, 2014,
http://www.caq.org.ar/images/fideicomiso_10_2016/Kiper-Lisoprawski_Fideicomiso.pdf).
También se aclara “con el fin de hacer las operaciones más transparentes, cuando el fiduciario utilice recursos del
patrimonio separado para adquirir bienes, deberá dejar constancia de ello en el título y, en su caso, en el Registro”
(Rivera y Medina, 2014, p. 798).
Capítulo y por las que correspondan a la naturaleza de los bienes”19. Y esa propiedad fiduciaria tendrá efectos
frente terceros desde el momento en que se cumplen los requisitos exigidos de acuerdo con la naturaleza de los
bienes respectivos. Es decir, si se trata de bienes registrables, esa propiedad podrá oponerse frente a terceros de
buena fe, desde el momento de su inscripción en el registro respectivo.
Como hemos mencionado con anterioridad, el patrimonio fideicomitido constituye un patrimonio separado del
patrimonio del fiduciario, del fiduciante, del beneficiario y del fideicomisario. Únicamente se encuentra afectado a
cumplir con la finalidad del fideicomiso. Este es uno de los efectos más importantes que tienen en cuenta los
clientes al momento de realizar un fideicomiso, ya que es una estructura que realmente protege la propiedad de los
avatares a los que se someten los patrimonios personales.
Cabe hacer algunas apreciaciones a este régimen de separación patrimonial, dentro de las cuales, y parafraseando
a Lisoprawski (en Rivera y Medina, 2014), podemos mencionar: se suprime la posibilidad de que la responsabilidad
objetiva se limite al valor de la cosa, como preveía el régimen anterior ya que esto implicaba, en muchos casos, que
la víctima podía quedar sin cobertura o con una indemnización que no resarcía el daño sufrido.
Es decir, la actual regulación establece que el fiduciario debe contratar un seguro que cubra los daños que se
podrían ocasionar con los objetos del fideicomiso y es responsable frente a la víctima por la no contratación o por la
contratación de un seguro insuficiente para cubrir los riesgos o montos.
Los bienes fideicomitidos quedan exentos de la acción singular o colectiva de los acreedores del
fiduciario. Tampoco pueden agredir los bienes fideicomitidos los acreedores del fiduciante, quedando a
salvo las acciones por fraude y de ineficacia concursal. Los acreedores del beneficiario y del
“Suma a la acción de fraude (…) la acción de ineficacia concursal (L. C. y Q. [ley de concursos y quiebras]) como
excepción al régimen de protección de los bienes fideicomitidos frente a la imposibilidad de agredirlos por parte de
los acreedores del fiduciante” (Rivera, 2012, p. 799).
Rendición de cuentas
Te remitimos a la lectura del Código Civil y Comercial de la Nación, título IV, capítulo 30, segunda sección: Sujetos.
Extinción
El Código Civil y Comercial ha receptado en el art. 1697 las causales de extinción del contrato de fideicomiso, tal y
como estaba regulado en la ley anterior. Agrega que la revocación es ineficaz en los contratos de fideicomiso
financiero después de haberse iniciado la oferta pública de los certificados de participación o de los títulos de deuda
(art. 1697).
a) El cumplimiento del plazo o la condición a que se ha sometido, o el vencimiento del plazo máximo
legal;
En lo referente a los efectos de la extinción, el art. 1698 reproduce textualmente lo que establecía la ley de
fideicomiso: “Efectos. Producida la extinción del fideicomiso, el fiduciario está obligado a entregar los bienes
fideicomitidos al fideicomisario o a sus sucesores, otorgando los instrumentos y contribuyendo a las inscripciones
Fideicomiso nanciero
Fideicomiso testamentario
Referencias
LECCIÓN 1 de 3
Fideicomiso financiero
como consecuencia de la necesidad de generar vehículos idóneos por su profesionalidad, con una
estructura que disminuya el riesgo empresa de quienes administran los fondos que se confían, la ley
24.441 materializó la idea, pergeñada en el seno de la Comisión Nacional de Valores en el año 1993, de
una especie de contrato de fideicomiso que denominó Fideicomiso Financiero como vehículo pensado
para el mercado de capitales. El objetivo fue originar y desarrollar procesos de titulización que
permitieran un grado importante de aislamiento de los activos ´securitizados´. Una persona jurídica con
carácter de fiduciario corporizaría entonces el referido vehículo (p. 725).
Actualmente no alcanza con los bancos comerciales o las entidades de ahorro y préstamo. Se hace necesario
requerir nuevos instrumentos del mercadeo de capitales junto con nuevas formas de oferta pública. Por lo tanto, el
fideicomiso financiero surge como una especie más de fideicomiso y está contemplado el nuestro Código Civil y
Comercial de la Nación (Ley Nº 26.994).
Para entender cuál es el interés o el motivo en el fideicomiso financiero, recomendamos observar el siguiente video.
Presentaremos un caso a modo de ejemplo para comprender los conceptos que explicaremos.
Top Cat S.A.I.C. e I. “es una compañía dedicada a la comercialización de artículos para el hogar, electrónica e
informática. Complementariamente ofrece a sus clientes otros servicios tales como la venta de telefonía celular y
garantías extendidas” (Mercado de Valores de Buenos Aires -MERVAL-, 2015, p. 10). La cobertura geográfica de la
empresa se extiende a la mayoría de las provincias del país y cuenta con 79 sucursales. Otro cliente, Charlie Dibble
S.A.,
es una cadena de venta minorista de artículos de la industria informática y productos electrónicos (…)
Entre los productos e insumos que provee se destacan: computadoras, notebooks, netbooks,
televisores LCD, monitores, impresoras, DVD, CD, software, juegos y todo tipo de accesorios de
computación. Adicionalmente, vende productos electrónicos como cámaras, MP3, telefonía (celular y
fija) y video. (Mercado de Valores de Buenos Aires -MERVAL-, 2015, p. 12)
Al igual que Top Cat, ofrece el servicio de garantía extendida. La compañía cuenta con 26 sucursales ubicadas en
Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Gran Buenos Aires y varias provincias del interior del país. Ambas empresas
otorgan créditos de consumo, lo cual representa una ventaja para los clientes actuales y potenciales ya que les
permite acceder a modos de financiación sin intermediación bancaria y, de esta manera, cubren sus necesidades de
financiamiento.
Dentro de este esquema y en el contexto nacional que nos rodea, estas compañías necesitan contar con el efectivo
en lapsos cortos desde ocurrida la operación. Por lo que te preguntan por la opción más conveniente para ellos.
Definición
Ante esta consulta, recuerdas los conceptos del fideicomiso financiero y consideras que podría ser una alternativa
para la necesidad de sus clientes. Conforme la legislación actual de fideicomiso, se entiende al fideicomiso
financiero como:
el contrato de fideicomiso sujeto a las reglas precedentes, en el cual el fiduciario es una entidad
financiera o una sociedad especialmente autorizada por el organismo de contralor de los mercados de
valores para actuar como fiduciario financiero, y beneficiarios son los titulares de los títulos valores
[1] Art. 1690 - Ley N° 26.994 (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
En materia de fideicomiso financiero, el nuevo Código Civil y Comercial casi no ha innovado el articulado respecto de
la antigua Ley N° 24.441. Lo que sí se observa es una mejor redacción, más clara y completa. Se han incorporado
novedades con relación a instrumentaciones operativas propias del mercado de capitales y la oferta pública.
A la figura en tratamiento se le aplican las normas del fideicomiso en general. Esto surge claramente en su
definición (art. 1690) cuando establece que el contrato de “fideicomiso financiero es el contrato de fideicomiso
sujeto a las reglas precedentes”2. Cuando dice normas precedentes se refiere a los artículos del 1666 a 1688.
Esta clase de fideicomiso tiene características particulares. Es por ello que el art. 1690 establece como elemento
principal los títulos valores y aclara que la figura del fiduciario debe ser “una entidad financiera o una sociedad
especialmente autorizada por el organismo de contralor de los mercados de valores”3. El art. 1691 regula la
posibilidad de ofrecer esos títulos valores en la oferta pública, bajo la regulación de los organismos de control de los
mercados de valores. En este sentido, el art. 1692 establece:
además de las exigencias de contenido generales previstas en el art. 1667, el contrato de fideicomiso
financiero debe incluir los términos y condiciones de emisión de los títulos valores, las reglas para la
adopción de decisiones por parte de los beneficiarios, incluyendo las previsiones para el caso de
insuficiencia o insolvencia del patrimonio fideicomitido, y la denominación o identificación particular del
fideicomiso financiero4.
En nuestro caso de ejemplo, en atención a esta parte de la norma, se puede tomar contacto con el Banco Locovich
S.A. Esta entidad ha obtenido la más alta calificación que puede obtener un banco en Argentina y ellos estarían en
condiciones de asumir el rol de fiduciario, lo cual brindará seguridad a quienes quieran tomar parte de las
inversiones.
A través del Banco de Locovich S.A. se pueden sumar como organizadores y colaboradores el Banco Río Cuarto S.A.
y el Banco de Tartagal S.A., considerados los más confiables del país.
Agente colocador: “es el encargado de la distribución de los títulos a través de la oferta pública o
privada de los mismos” (Terranova, 2011, p. 29).
Organizador:
Asesores legales: el abogado. Será el responsable “de la redacción de los contratos y documentos
que instrumentan el negocio, básicamente el contrato de fideicomiso y el suplemento de prospecto”
(Terranova, 2011, p. 29).
Asesores financieros, agente de revisión y control: participa la compañía The Ant Hill Mob Corporate
Finance S.A.
Se puede representar el funcionamiento del fideicomiso financiero como se muestra en la siguiente figura.
En cuanto a los bienes fideicomitidos, planteas que el patrimonio fideicomitido esté conformado por créditos a
cobrar, que poseen ambas empresas fiduciantes: -73.79% Créditos de Consumo y el 26.21% en préstamos
personales. Ambos están instrumentados en pagarés emitidos por el fiduciante. Los créditos transferidos al
fideicomiso, al momento de la transmisión, no poseían atrasos superiores a 32 días y, además, corresponden a
operaciones no refinanciadas. Se trata de una cartera de créditos homogénea. El Banco de Locovich S.A. emite dos
títulos de deudas y un certificado de participación por un total de $110.954.917, dicho importe se expresa en pesos.
Los flujos de pago de los títulos, se conforman teniendo en cuenta las fechas estimadas de recaudación de las
cuotas de los créditos.
Securitización
Este término deriva de la palabra security que significa título valor. El proceso de securitización es aquel por el cual
una serie de activos homogéneos se reúnen para la formación de una cartera de valores, tal como se observa en la
consulta que le realizaron, la cartera es homogénea. Luego, estos son afectados al pago de títulos que se emiten
con respaldo en dicha cartera. Esto es, la cartera de activos se mueve a través de esos títulos valores.
Para que este proceso tenga lugar, se requiere de la existencia de una serie de elementos entre los cuales podemos
mencionar: por un lado, un mercado organizado, al que denominamos mercado primario, que importa una dinámica
de oferta y demanda (en este caso de créditos, teniéndose en cuenta el riesgo comercial). En segundo lugar, la
creación de un mercado secundario. El mercado primario se origina por la cesión de un crédito por parte de un
acreedor a un tercero; en cambio, el secundario nace a partir de esa cesión, es decir, el tercero a quien se le cedió –
en el mercado primario- comercializa los títulos con otros terceros y tiene en cuenta solo la capacidad de pago. Otro
elemento importante es el conocimiento por parte del inversor acerca del mercado en donde va a invertir. Por ello,
quien invierte en un mercado secundario, necesita información y, como los costos para obtener dicha información
son altos, la misma debe ser suministrada por el mercado a un costo inferior para disminuir los costos de
transacción. De allí la necesidad de las calificadoras de riesgos y empresas auditoras (Lorenzetti, 2007). En la
consulta que has realizado en el caso, propones a Standard International Ratings LLC. sucursal argentina como
calificadora.
Quien invierte en un mercado secundario no tiene contacto con el bien, sino con un título valor que representa una
copropiedad de un fondo común de inversión que, a su vez, es propietario fiduciario de una masa global de créditos.
Se precisa, entonces, disminuir los riesgos; por ello, el patrimonio separado. Este proceso, también denominado de
titulización, puede tener diferentes variantes y grados de complejidad.
Para conocer este tema debes acudir al Código Civil y Comercial de la Nación, título IV, capítulo 30, cuarta sección:
Fideicomiso financiero. Para tener presente como sería un ejemplo de contenido del contrato de fideicomiso
financiero, lee el siguiente ejemplo de prospecto:
Suplemento de Prospecto Programa Global de valores fiduciarios Garbarino.pdf
843 KB
Bolsa de Comercio de Buenos Aires (2009). Suplemento de Prospecto- Programa Global de valores fiduciarios Garbarino [documento en línea]. Recuperado de
https://www.portfoliopersonal.com/doc/fideicomisos/FFGarbarino58Suplementocomple.pdf.
Te pedimos leer este tema en el Código Civil y Comercial de la Nación, título IV, capítulo 30, segunda sección:
Sujetos.
Para abordar este tema debemos recordar que, en el fideicomiso financiero, los beneficiarios son aquellos sujetos
titulares de certificados de participación en el dominio fiduciario o de títulos de deuda garantizados con los bienes
del fideicomiso. Dichos certificados de participación y títulos de deuda son considerados títulos valores y pueden ser
objeto de oferta pública. En el actual Código Civil y Comercial, a estos certificados y títulos se les aplica el
tratamiento de los títulos valores en general.
El art. 1693 del Código Civil y Comercial reproduce el antiguo régimen (art. 21 de la Ley Nº 24.441), pero incorpora
una novedad al admitir que el fideicomiso financiero pueda emitir títulos valores atípicos que no sean valores
fiduciarios negociables (art. 1820). El citado artículo establece, en lo referente a la emisión y caracteres de los
certificados de globales, que:
Sin perjuicio de la posibilidad de emisión de títulos valores atípicos, en los términos del artículo 1820, los
certificados de participación son emitidos por el fiduciario. Los títulos representativos de deuda
garantizados por los bienes fideicomitidos pueden ser emitidos por el fiduciario o por terceros. Los
certificados de participación y los títulos representativos de deuda pueden ser al portador, nominativos
endosables o nominativos no endosables, cartulares o escriturales, según lo permita la legislación
pertinente. Los certificados deben ser emitidos sobre la base de un prospecto en el que consten las
condiciones de la emisión, las enunciaciones necesarias para identificar el fideicomiso al que
diferentes. Dentro de cada clase se deben otorgar los mismos derechos. La emisión puede dividirse en series”6.
Hasta aquí la redacción no representa ningún cambio o innovación, pero se incorpora la siguiente novedad: “los
títulos representativos de deuda dan a sus titulares el derecho a reclamar por vía ejecutiva”7.
Con esto se deja en claro que los valores negociables fiduciarios constituyen títulos ejecutivos y se permite
expresamente el reclamo por esa vía. Se encuentran excluidos de los valores fiduciarios de participación.
En nuestro caso de ejemplo y, de acuerdo a la consulta que te hicieron, podrías intentar el siguiente esquema:
Período de colocación y liquidación: la colocación es del 10 al 13 de febrero de 2020. Es el período durante el cual
está abierta la suscripción de ofertas de títulos del fideicomiso financiero. Es, como mínimo, de 5 días hábiles
bursátiles, pero puede extenderse.
La liquidación es el 14 de febrero de 2020. La fecha de liquidación es la fecha en la que el inversor recibe los títulos
en su cuenta. Si bien el fiduciario ofrece un determinado flujo de pago, con un señalado rendimiento, permite a los
inversores licitar los títulos ofrecidos. De esta manera, una vez que el Banco Locovich S.A. cuente con todas las
propuestas de licitación de los inversores, adoptará aquella que más le convenga.
En este caso se inclinará por aquella propuesta que ofrezca el mayor precio que los inversores estarían dispuestos a
pagar, por ende, el que presente menor tasa. Como observamos, por un lado, la tasa significa un costo para el Banco
Locovich S.A. y, por otro lado, representa un rendimiento para los inversores. A continuación, se detallan los títulos
valores emitidos por el fiduciario: El bono de deuda A se coloca por $83.706.268 y representa un 75,4% del valor total
colocado y con una calificación de riesgo de raAAA. Será abonado en pagos mensuales desde el 25 de febrero de
2020 al 22 de octubre de 2020. Teniendo en cuenta que el rendimiento mínimo ofrecido del bono A es del 12.75%
anual. El bono de deuda B, se coloca por $10.583.551 y representa un 9.5% del valor total colocado, con una
calificación de riesgo de raA, el cual tendrá pago mensual de capital una vez cancelado el bono A, teniendo en
cuenta que el rendimiento mínimo que ofrece el Bono B es del 16% anual. El certificado de participación C se coloca
por un valor de $16.665.098, lo cual representa un 15.0% del valor total colocado, con una calificación de riesgo de
raCC y con pago mensual de capital una vez finalizado el pago total del bono B, mientras que los intereses se
pagarían al finalizar el pago de capital del certificado.
Como podemos observar en el ejemplo, si bien para el fiduciante podría ser una forma atractiva de financiamiento,
debe considerar que, para llevar a cabo un fideicomiso financiero, los costos son muy elevados. Por lo tanto, será
vital hacer un análisis de los gastos en los que incurriría y considerar las expectativas inflacionarias que tiene un país
como Argentina, ya que los inversores, a la hora de licitar títulos, optarán por tasas extremadamente elevadas para
cubrirse en caso de un pico inflacionario que afecte directamente en la baja del valor que estarían dispuestos a
pagar. En definitiva, si bien el contrato de fideicomiso posee grandes ventajas, no hay que perder de vista las
desventajas de su aplicación.
Del ejemplo tratado se desprende que, por un lado, la creación del fideicomiso serviría para los clientes actuales y
potenciales de los fiduciantes, ya que permitiría que ellos se financien directamente con la empresa donde realizan
su compra sin necesidad de contar con una tarjeta de crédito o algún otro método alternativo de financiación y les
permitirá cubrir sus necesidades de consumo. Al fiduciante le permite financiarse sin necesidad de aumentar su
pasivo, lo cual convierte su activo inmovilizado en activo líquido. Los inversores podrán recibir un rendimiento
periódico a la tasa que ellos liciten, siempre y cuando sean seleccionados en el proceso de licitación. No obstante,
los costos de colocación son extremadamente elevados, por lo tanto, a la hora de poner en marcha el fideicomiso,
de debe analizar profundamente este aspecto.
Liquidación
Los bienes del fiduciario no responden por las obligaciones contraídas en la ejecución del fideicomiso,
las que solo son satisfechas con los bienes fideicomitidos. Tampoco responden por esas obligaciones
Como explicáramos en el desarrollo de la presente lectura, el patrimonio del fideicomiso se encuentra separado del
de los sujetos que lo conforman, de manera tal que el patrimonio fideicomitido responde por las deudas del
fideicomiso. Estas obligaciones no se extienden al patrimonio de las partes.
La insuficiencia de los bienes fideicomitidos para atender a esas obligaciones, no da lugar a la
declaración de su quiebra. En tal supuesto y a falta de otros recursos provistos por el fiduciante o el
beneficiario según previsiones contractuales, procede su liquidación, la que está a cargo del juez
competente, quien debe fijar el procedimiento sobre la base de las normas previstas para concursos y
Silvio Lisoprawski (en Rivera y Medina, 2014) dice respecto de esta disposición que se trata de una solución
intermedia entre el actual régimen de extrajudicialidad extrema y la incorporación del fideicomiso como sujeto
pasible de concurso o quiebra. La nueva normativa excluye aún la instancia del concurso preventivo, pero acerca el
instituto a las normas de la quiebra. Aunque la aplicación no sea lineal, el juez podrá adaptar la situación que se
plantea al marco normativo de la ley de concursos y quiebras (Ley Nº 24.552).
Una parte de la doctrina considera que la reforma fue insuficiente y que este sistema traerá complicaciones en la
práctica. Otra postura es entenderlo como una gran mejora con relación al régimen existente.
LECCIÓN 2 de 3
Fideicomiso testamentario
Constituye una especie más de fideicomiso contemplado en el Código Civil y Comercial de la Nación.
El fideicomiso testamentario se origina en un acto unilateral de última voluntad (testamento). El causante hace una declaración de última voluntad en la que
expresa que quiere constituir un fideicomiso con todos o algunos bienes de la herencia. Luego, producido el deceso del testador, el albacea o el juez (según sea el
caso) disponen lo pertinente para celebrar el contrato de fideicomiso con el fiduciario que se haya designado en el testamento. Se crea así el dominio fiduciario,
que solo puede originarse en un contrato o en un testamento. Así las cosas, los bienes seleccionados por el causante pasan al fiduciario para ser destinados al fin
previsto.
El fiduciario contrata con la sucesión y este es un tercero que no tiene carácter de legatario.
Nulidad
Te remitimos leer acerca de este tema en la bibliografía de obligatoria: Lorenzetti, 1999, tomo 3.
El dominio fiduciario nace de una declaración de voluntad entre vivos (contrato) o mortis causa (testamento). Esta variante no debe confundirse con el denominado
contrato de fideicomiso que hemos estudiamos anteriormente que puede tener por objeto cualquier derecho patrimonial y que es una de las causas que lo originan.
En cambio, el dominio fiduciario recae solo sobre cosas.
Dominio fiduciario es el que se adquiere con razón de un fideicomiso constituido por contrato o por testamento, y está sometido a durar
solamente hasta la extinción del fideicomiso, para el efecto de entregar la cosa a quien corresponda según el contrato, el testamento o la ley10.
de este Código”11.
Sin embargo, hace excepción “a la normativa general del dominio y, en particular, del dominio imperfecto en cuanto es posible incluir en el contrato de fideicomiso
las limitaciones a las facultades del propietario contenidas en las disposiciones del Capítulo 30 y del presente Capítulo”12.
El nuevo Código Civil y Comercial se encarga de establecer, en su artículo 1704, las facultades del titular del dominio fiduciario. En tal sentido, establece que “tiene
las facultades del dueño perfecto, en tanto los actos jurídicos que realiza se ajusten al fin del fideicomiso y a las disposiciones contractuales pactadas”13.
Se ha previsto que
la extinción del dominio fiduciario no tiene efecto retroactivo respecto de los actos realizados por el fiduciario, excepto que no se ajusten a los
fines del fideicomiso y a las disposiciones contractuales pactadas, y que el tercer adquirente carezca de buena fe y título oneroso14.
A su vez, el legislador del nuevo Código dispone en el artículo subsiguiente que, producida la extinción del fideicomiso,
el fiduciario de una cosa queda inmediatamente constituido en poseedor a nombre del dueño perfecto. Si la cosa es registrable y el modo
suficiente consiste en la inscripción constitutiva, se requiere inscribir la readquisición; si la inscripción no es constitutiva, se requiere a efecto de
su oponibilidad15.
Contrato de leasing
Referencias
LECCIÓN 1 de 2
Contrato de leasing
El nuevo Código Civil y Comercial de la Nación regula el contrato de leasing, en el Libro Tercero, título IV, capítulo 5,
artículos 1227 al 1250.
El leasing es la opción más conveniente cuando se desea adquirir un bien tecnológico que tiene una caducidad
limitada, ya permite un alquiler -uso y goce de un bien mediante el pago de un canon- con opción de compra, si se
desea, luego de transcurrido el tiempo que han establecido las partes en el contrato. Si bien esta es la idea central y
podrás encontrarla en la bibliografía que trata esta figura, la realidad es que también se emplea para no producir
grandes desembolsos de dinero por parte del tomador del leasing ya que, en una economía como la de argentina
donde la inflación es la norma, es un buen negocio financiero para quien desee optar adquirir bienes de esta
manera. Los bancos, principales gestores de estos negocios y futuros dadores, proponen este formato para colocar
sus reservas y generarse un redito económico.
Entre los beneficios que impulsan al sujeto a contratar mediante esta metodología podemos mencionar:
a) falta de los capitales necesarios para invertir en la adquisición del bien deseado; b) necesidad de no
movilizar esos mismos capitales, sobre todo si son de montos significativos; c) dificultad de encontrar
en el mercado ciertos tipos de bienes; d) intención de evitar las dilaciones burocráticas que las
prácticas de financiación o bien los inconvenientes que reportaría, por ejemplo, la construcción de
ciertas obras; y f) para abreviar preferencia o conveniencia, sin otra adjetivación. (Buonocore, Fantozzi,
Alderigui y Ferrarini, 1990, p. 49)
El principal ámbito de difusión de este contrato es el empresarial debido a que es una figura muy útil para el
desarrollo económico de pequeñas y grandes organizaciones. Ayuda al crecimiento y disminuye el riesgo del
negocio.
Definición. Caracteres
Con el fin de introducirnos en la temática, es preciso aclarar que la terminología leasing proviene del verbo inglés to
lease, empleado para representar el fenómeno de la locación, no solo en Estados Unidos de América, sino en la
mayoría de los países anglosajones. No posee una traducción literal al español, por lo tanto, se emplea el mismo
vocablo en nuestro sistema.
El tratamiento que el nuevo Código Civil y Comercial le ha dado al contrato de leasing (arts. 1227 al 1250) no
presenta cambios significativos con la vieja Ley N˚ 25.248 y, prácticamente, reproduce el contenido de la citada ley.
Esta es una figura económicamente muy importante en lo referente a la renovación de tecnologías y de
maquinarias productivas de las empresas. Conforme el art. 1227 del Código Civil y Comercial, el contrato de leasing
es aquel por el cual: “el dador conviene transferir al tomador la tenencia de un bien cierto y determinado para su uso
y goce, contra el pago de un canon y le confiere una opción de compra por un precio”1. Esto es, vencido el término
del contrato, el tomador -arrendatario- tiene la posibilidad de adquirir el bien y abonar un precio determinado;
básicamente se trata de un negocio autónomo, un alquiler que tiene modalidades propias y que presenta opción de
compra.
[1] Art. 1227 - Ley N° 26.994 (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
Como explican Hernández y Frustagli (2016), el vínculo estipulado entre el dador y tomador queda estructurado en
tres elementos tipificantes:
La cesión del uso y goce de un bien a título de derecho personal: la prestación principal del dador
consiste en otorgar al tomador el derecho de uso y goce del objeto del contrato.
El pago del canon en dinero: es una obligación a cargo del tomador y se requiere que quede
debidamente establecida el contrato al momento de su celebración. La determinación del canon
queda librada a la autonomía de la voluntad de las partes, aunque habitualmente se compone del
valor locativo; el valor de amortización; el costo financiero; un monto por los riesgos inherentes a la
conservación del bien; y de un importe por gastos administrativos y servicios.
La opción de compra: a diferencia del canon se posibilita que la opción de compra pueda ser
determinada de forma absoluta o estar relativamente determinado.
Conforme la definición otorgada podemos coincidir en los siguientes caracteres del contrato bajo análisis:
1 Bilateral.
2 Oneroso.
3 Conmutativo.
4 Consensual.
5 Nominado.
6 De duración.
Es importante aclarar que, entre las principales modificaciones que introdujo el nuevo Código Civil y Comercial, se
suprime la figura netamente comercial o económica de estos contratos. De este modo, el segundo punto en análisis
queda eliminado como elemento típico de los contratos.
Entre los elementos generales del contrato de leasing y que emanan de la definición que brinda el art. 1227,
podemos mencionar:
Transferencial tomador de un bien cierto y determinado para su uso y goce, contra el pago de un
canon: se mantiene al leasing como un negocio mixto que está integrado, por un lado, por la locación
del bien y, por otro lado, por la compraventa del mismo. Los arts. 1228 y 1229 del Código Civil y
Comercial establecen el tipo de bienes que pueden integrar este contrato: muebles o inmuebles, o
inmateriales susceptibles de valoración (marcas, patentes o modelos industriales y software), a
cambio de un canon, monto y periodicidad que se determinan contractualmente, otorgando así un
margen de discrecionalidad. Si bien en la Ley N° 24.441 se consideraba al leasing como una locación
de cosas a la cual se le adicionaba un conjunto de requisitos en particular; el régimen vigente le
reconoce una naturaleza jurídica propia, con rasgos distintos a la locación en la modalidad de leasing
financiero, con mayores similitudes en el operativo, por su función económica de cambio.
aún en este último caso, la postura que reconoce en el leasing operativo un mero
contrato de locación de cosas no parece sustentable a la luz de la tipificación actual,
desde que, la opción de compra a favor del tomador, indispensable para reconocer un
contrato de leasing, constituye la principal pauta de distinción con aquél, a la que se
adicionan importantes asimetrías emergentes de su régimen legal (v.gr. objeto del
contrato, gastos de conservación, oponibilidad, responsabilidad por la cosa dada en
leasing frente a terceros, etc. (p. 672)
Opción de compra por un precio: es un elemento característico de esta figura. El tomador puede hacer
uso de esta opción (art. 1230) contra el pago de un precio que, generalmente, equivale al valor
residual de la cosa. Puede estar fijado en el contrato o ser determinable según procedimientos o
pautas pactadas.
Las modalidades de contratos de leasing se encuentran reguladas en el art. 1231 (anterior art. 5 de la
Ley N° 25.248) y establece que:
2. comprarse por el dador según especificaciones del tomador o según catálogos, folletos o
descripciones identificadas por este;
3. comprarse por el dador, quien sustituye al tomador, al efecto, en un contrato de compraventa que
este haya celebrado;
4. ser de propiedad del dador con anterioridad a su vinculación contractual con el tomador;
5. adquiere por el dador al tomador por el mismo contrato o habérselo adquirido con anterioridad;
6. estar a disposición jurídica del dador por título que le permita constituir leasing sobre él2.
El leasing operativo
En esta modalidad del contrato, el dador es el fabricante o importador del bien, es decir, no existe una entidad
financiera intermediaria entre las partes del contrato. El tomador puede adquirir el bien para uso personal o estar
destinado al equipamiento de industrias o empresas: maquinarias, equipos, computadoras, automotores, etc. Una
de las características típicas de este tipo de leasing es que se responde por las obligaciones de entrega y se da una
garantía por vicios, sin responsabilidad de eximición. El ejemplo más común de este tipo de leasing es la renovación
de las computadoras, dado que son herramientas que evolucionan constantemente o también para la renovación
de las impresoras.
El leasing financiero
El dador adquiere el bien de un tercer sujeto (fabricante, mayorista, distribuidor) indicado por el tomador con la
finalidad de dar financiamiento a su cliente. Se trata de un negocio tripartito. El dador (quien financia el negocio)
adquiere un bien, indicado por el tomador, del fabricante y se configura, luego, un contrato de leasing entre el dador
y el tomador.
Se trata de un contrato netamente financiero que se celebra entre el dador y el tomador, lo cual deja excluido al
tercer sujeto. Entre el fabricante y el dador se celebra un contrato de compraventa, obra o suministro y, luego, un
leasing entre el dador y el tomador.
La diferencia con la anterior modalidad de contratación radica en que el fabricante, mayorista o distribuidor no
participa del contrato de leasing; es decir, si seguimos el ejemplo anterior, quien nos entrega las computadoras no
vendría a ser la misma persona ya que, en este caso, quien hace la entrega es la empresa financista.
Los tres primeros incisos del art. 1231 hacen referencia a este tipo de leasing.
El leasing inmobiliario
Antes de adentrarnos al tratamiento, cabe aclarar que no se trata de un subtipo del contrato de leasing, sino de una
modalidad caracterizada por el objeto que es un bien inmueble.
El vínculo posee las siguientes particularidades: la sociedad de leasing adquiere un bien inmueble por indicación de
la empresa tomadora y le otorga el uso y goce contra el pago de un canon, además de la opción de compra si pasa
una cantidad determinada de períodos.
La mayor parte de la legislación que trata esta modalidad se ocupa de aquellos inmuebles con finalidades
empresariales y no contemplan el financiamiento de inmuebles con destino de vivienda. Se entiende que el
inmueble ya está construido o se encuentra en construcción y se asume la compañía de leasing. En el primero de
los casos, se tiene la obligación de edificar de acuerdo a planos predeterminados (Lorenzetti, 2007).
Lo que se debe tener en cuenta en este tipo de operación es que necesitaremos realizar una escritura, es decir,
requiere de un instrumento público para perfeccionar el leasing. Después vamos a tener que realizar una escritura
de cancelación del precio y, posteriormente, otra en la que se haga la transmisión del dominio.
El leasing mobiliario
Al igual que en leasing inmobiliario, el leasing mobiliario también es una modalidad y no un subtipo de contrato.
Tiene la particularidad de que el bien objeto del contrato es un bien mueble. Puede ser financiero u operativo, de
empresa o de consumo y es el ámbito donde mayor desarrollo ha tenido el leasing, principalmente porque es en
materia de bienes muebles donde es particularmente válida la garantía que ofrece el leasing (Lorenzetti, 2007).
El lease back
Se trata de un contrato interempresarial en el cual el industrial no necesita renovar ni comprar nuevas maquinarias,
porque ya las tiene en su patrimonio, pero precisa fondos para su actividad. Acuerda, entonces, con un banco una
operación mediante la cual enajena a la entidad financiera el bien y esta se lo da en leasing. Así, el industrial recibe
un préstamo, bajo la forma de precio y no pierde el uso del bien, ya que lo tiene en uso por el contrato en
tratamiento. Una vez que restituye el dinero, mediante el pago del canon, ejerce la opción de compra y recupera la
cosa (Lorenzetti, 2007).
Este tipo de contrato tiene ventajas para el dador, ya que, en caso de incumplimiento, recupera inmediatamente el
bien que garantiza la operación; es decir, el bien objeto del leasing, sin necesidad de realizar ningún tipo de acción
judicial (lo cual provocaría un gasto de tiempo y dinero mayor).
Características
1 Consensual.
2 Oneroso.
3 Bilateral o sinalagmático.
4 Conmutativo.
5 Formal. La norma aclara que “el leasing debe instrumentarse en escritura pública si tiene como objeto
inmuebles, buques o aeronaves. En los demás casos puede celebrarse por instrumento público o
privado”3.
6 De tracto sucesivo.
7 De adhesión.
8 Típico.
Contrato de leasing II
Contrato de leasing II
Referencias
Video conceptual
Contrato de leasing II
Introducción:
Antes de continuar con el estudio de este contrato, te proponemos realizar las siguientes actividades de repaso, a los
fines de saber si ya has internalizado los conocimientos.
El dador es el fabricante o
vendedor de los bienes objeto Leasing operativo
del contrato.
Posibilita al dador la
colocación de bienes en el Leasing operativo
mercado.
Posibilita al tomador a
transformar sus activos fijos en Lease back
dinero.
SUBMIT
Ahora, tratemos la definición de leasing en la siguiente actividad de repaso: llena el espacio que se encuentra en
blanco.
Elementos esenciales del contrato: sujetos, objeto, canon, precio, plazo, opción
de compra, de renovación y de prórroga
Publicación
Utilizaremos este contrato de ejemplo, bajo la modalidad carta oferta, para analizar los elementos pertenecientes al
leasing. En el caso particular, se trata de un deudor que no desarrolla su actividad principal y, entonces, solicita un
préstamo para comprar dos camiones para iniciar un emprendimiento como transportista y así realizar viajes al
acreedor (empresa agropecuaria).
Utiliza esta figura y, por otro instrumento, se realiza un reconocimiento de deuda, donde se estipula que del valor de
cada viaje se aplicará a la deuda el 20% y se le abonará el resto, de esta manera podrá descontar paulatinamente la
deuda que tiene con el acreedor.
Sujetos
Los sujetos que intervienen en la operación de leasing son:
Dador: es aquel sujeto que entrega o transfiere la cosa –objeto del contrato- a otro que usa y goza de
ella. En algunas modalidades de leasing, el dador puede ser una entidad financiera -banco- que otorga
determinada financiación al tomador.
Tomador: es el beneficiario, quien toma la cosa -objeto del contrato- a cambio del pago de un canon y
quien posee la opción de compra al finalizar el contrato.
En el contrato los identificarás tanto en la oferta como en el anexo A. Asimismo, si observas, la intención es agregar
la mayor cantidad de datos posibles para poder identificar correctamente a las partes y achicar el espectro de las
personas a notificar o accionar en caso de que exista alguna diferencia.
Objeto
Se trata del bien que se otorga en arrendamiento. “Pueden ser objeto del contrato cosas muebles e inmuebles, marcas,
patentes o modelos industriales y software, de propiedad del dador o sobre los que el dador tenga la facultad de dar
en leasing”2.
Aplica a los objetos lo mismo que hemos señalado respecto de las personas: siempre hay que dejarlo lo más claro y
delimitado posible. Una buena técnica es pedirle a un tercero que nos lea el objeto y nos indique qué entiende. Si se
comprende el negocio tal cual estaba planteado, podemos decir que tenemos un objeto bien descripto. En el archivo
de guía encontrarás este aspecto en la cláusula primera.
Canon y precio
Canon y precio (art. 1229): el canon es el monto que se fija como valor de alquiler o arrendamiento y su periodicidad
se fija en el contrato. El precio corresponde a la opción de compra y es el monto que se fija contractualmente para
adquirir el bien en el momento en que las partes fijen en el contrato.
Este punto está inserto en la cláusula cuarta, si bien solo existe el monto del leasing y no se detalla cómo se compone
el canon, el mismo puede analizarse con la cláusula vigesimocuarta.
Opción de compra: “el tomador tiene la posibilidad de usar y gozar del objeto del contrato conforme su destino, pero
no puede venderlo, gravarlo ni disponer de él”3. Una vez que se encuentren pagas las tres cuartas (3/4) partes del
monto total determinado en contrato – o antes, si las partes así lo estipularon-, el tomador puede ejercer la opción de
compra del bien, conforme lo establecido por el art. 1240 del citado cuerpo legal.
Estos puntos quedan previstos en la cláusula segunda y tercera. Sobre lo allí descripto, ¿podrías agregar alguna
previsión mayor?
condiciones de su ejercicio”4. Las partes pueden pactar la prórroga, siempre y cuando no se desplace la opción de
compra, ya que este es un elemento esencial del leasing.
Como podemos ver, existe todavía un margen de discrecionalidad en la estructura del negocio que permite a las
partes delimitar ciertos aspectos del contrato.
Verdadero.
Falso.
SUBMIT
Es fundamental que, para ser oponible frente a terceros, se inscriba en el registro correspondiente según la naturaleza
de la cosa que constituye el objeto contractual (art. 1235). Es decir, si se trata de un bien mueble no registrable (por
ejemplo, un software) deberá inscribirse en el Registro de Créditos Prendarios y se le aplicará la ley de prenda con
Registro.
De no realizar la inscripción, la naturaleza del contrato se desvirtúa, ya que lo privaríamos de cumplir una de sus
funciones claves. En el ejemplo se puede observar que la cláusula sexta brinda la posibilidad de que directamente
realice la inscripción el dador a costo del tomador, para asegurarse que la falta de interés del tomador para realizar
esta operación no lo afecte a él ni a su patrimonio.
reclamar el bien en caso de que el tomador no ejercite la opción de compra al finalizar el contrato;
controlar que el bien sea utilizado conforme su naturaleza;
ceder los créditos actuales o futuros por canon o precio de ejercicio de la opción de compra, sin
perjudicar los derechos del tomador;
solicitar cancelación de la inscripción del leasing, sobre cosas muebles no registrables y software (art.
1244).
Garantías
El dador tiene la obligación de no perturbar al tomador en su derecho de uso y goce de la cosa objeto del contrato de
leasing y, asimismo, debe impedir que otros lo perturben por causas anteriores a la entrega del bien de que se trate.
EVICCIÓN VICIOS REDHIBITORIOS
El dador, además, debe responder por vicios o defectos ocultos de la cosa que existan al momento de la entrega y que
impidan al tomador utilizarla para el fin que hace a su naturaleza y destino.
En nuestro convenio de ejemplo, como se trata de cobrar una deuda, se procedió a garantizar las obligaciones del
tomador mediante una garantía personal por parte de dos personas y, de esa manera, se puede estar prevenido y
asegurar el crédito ante cualquier eventualidad.
Usar y gozar del bien conforme su naturaleza: el Código Civil y Comercial ha previsto la prohibición
de disponer del bien, puesto que solo cuenta con la tenencia del bien (art. 1239). En tal sentido, no
puede gravarlo, venderlo o realizar cualquier otro acto de disposición.
Hacer gastos de conservación del bien, sean estos ordinarios o extraordinarios: ello obedece a que
debe mantener el bien en el estado de uso y de conservación en que lo ha recibido.
Restituir el bien al dador a la finalización del contrato, en caso de haber ejercido la opción de compra.
Posibilitar la inspección del bien: esta obligación deriva del hecho de que el dador conserva la
propiedad y posesión del bien, en tanto el tomador solo cuenta con la tenencia, por ende, el primero
tiene derecho a conocer el estado en que se encuentra el bien. Su incumplimiento infundado es causal
de incumplimiento contractual.
Derechos
Conforme lo dispone el artículo 1238 y concordantes del nuevo Código Civil y Comercial, el tomador tiene los
siguientes derechos:
Exigir uso y goce del bien conforme su destino, sin restricciones ni molestias.
Exigir la transmisión del dominio del bien, cuando se ha ejercido la opción de compra y ha abonado el
precio convenido.
Solicitar cancelación de la inscripción del leasing, sobre cosas muebles no registrables y software (art.
1238).
A los efectos de su oponibilidad frente a terceros, el contrato debe inscribirse en el registro que
corresponda según la naturaleza de la cosa que constituye su objeto. La inscripción en el registro
puede efectuarse a partir de la celebración del contrato de leasing, y con prescindencia de la fecha
en que corresponda hacer entrega del objeto de la prestación comprometida. Para que produzca
efectos contra terceros desde la entrega del bien objeto del leasing, la inscripción debe solicitarse
dentro de los cinco (5) días hábiles posteriores. Pasado ese término, produce ese efecto desde que
el contrato se presente para su registración. Si se trata de cosas muebles no registrables o de un
software, deben inscribirse en el Registro de Créditos Prendarios del lugar donde la cosa se
encuentre o, en su caso, donde ésta o el software se deba poner a disposición del tomador. En el
caso de inmuebles, la inscripción se mantiene por el plazo de veinte (20) años; en los demás
bienes se mantiene por diez (10) años. En ambos casos puede renovarse antes de su vencimiento,
El Nuevo Código Civil y Comercial, en su art. 1247, al igual que la antigua Ley N° 25.248, prevé la posibilidad de
cesión de contratos o de créditos del dador:
El dador siempre puede ceder los créditos actuales o futuros por canon o precio de ejercicio de la
opción de compra. A los fines de su titulización puede hacerlo en los términos de los artículos
1614 y siguientes de este Código o en la forma prevista por la ley especial. Esta cesión no
perjudica los derechos del tomador respecto del ejercicio o no ejercicio de la opción de compra o,
en su caso, a la cancelación anticipada de los cánones, todo ello según lo pactado en el contrato7.
En nuestro ejemplo tenemos la prohibición expresa al tomador de ceder el contrato o realizar cualquier transmisión
del bien a terceros.
Para estudiar este tema debes leer el Libro Tercero, título IV, capítulo 5 del Código Civil y Comercial de la Nación.
Responsabilidad
Para este tema, te remitimos a la lectura de la bibliografía obligatoria (Lorenzetti, 1999; Bueres, 2015 y Rivera,
2015).
Extinción
3 por imposibilidad de cumplir con la finalidad por la cual se entregó la cosa en leasing;
6 por rescisión del contrato por culpa de alguno de los sujetos contractuales;
Legislación aplicable
Te remitimos a la lectura de la bibliografía obligatoria (Lorenzetti, 1999; Bueres, 2015 y Rivera, 2015).
Si bien se entiende que la legislación aplicable es la que rige en el lugar de cumplimiento de la obligación o donde
fue celebrado el convenio, siempre es importante realizar la aclaración para facilitar el entendimiento de los
contratantes, incluso para los abogados que no estuvieron en la negociación para que sepan en qué se basaron los
profesionales que redactaron las cláusulas. Esta cláusula es esencial para los casos que se contrate con personas que
se encuentran en el país. El ejemplo se encuentra en la cláusula trigésima.
Extractos de jurisprudencia
Uno de los principales beneficios del contrato de leasing es que facilita el acceso de los operadores
económicos a ciertos bienes de uso (o incluso de consumo) mediante una forma de financiamiento
relativamente segura y sin necesidad de adquirir directamente la propiedad. Asimismo, tiene el claro
incentivo de que el mismo bien adquirido por el tomador se transforma en garantía para el
cumplimiento del contrato, garantía que, por otro lado, es sumamente efectiva, ya que el dador nunca
ha perdido la propiedad del bien objeto de leasing (CNCom., sala F, 23/2/2010, MJJ55971). Arias
Cáu, 2018, p. 202)
No existe controversia en cuanto a que el Sr. Antidin suscribió los contratos (…) por medio de los
cuales acordó con la demandada el leasing de cinco vehículos para transporte de pasajeros (…)
Tampoco hay discrepancias respecto a que estos automóviles (…), a su vez, fueron puestos a
disposición de la empresa accionada para que prestaran los servicios de transporte de personas
comprometidos con sus clientes y que por ellos ésta le abonó un precio. De igual modo, y sin perjuicio
de cuanto agregaré más adelante, podría decirse que (…) la relación brevemente descripta llegó
decididamente a su fin cuando la encartada retuvo en su poder los vehículos y le reclamó en forma
epistolar al Sr. Antidin el cobro de los cánones locativos correspondientes a los meses de noviembre y
diciembre del año 2002 y de los meses de enero y febrero del año 2003, así como los gastos de
mantenimiento de las unidades comprometidas, los cuales se hallarían supuestamente adeudados
(CNCom., sala B, 29/8/2012, MJJ75269). (CNCom., sala D, 23/11/2004, Lexis nro. 70017065). (Arias
Cáu, 2018, p. 204)
En el leasing el precio es un canon que se integra con el valor económico del uso (alquiler de la
locación), el correspondiente a la amortización del valor de la propiedad (precio de la compraventa), el
costo financiero (interés del mutuo), el costo de los servicios y accesorios, además de los costos
administrativos y de gestión. Entonces, si el canon es idéntico al precio dividido por la cantidad de
períodos de uso, es igual a una venta a plazo; por ello, se estima necesario que en el momento del
ejercicio de la opción de compra exista el pago de un precio, que representa el valor residual de la cosa
(CNCom., sala F, 23/2/2010, MJJ55971). (Arias Cáu, 2018, p. 207)
La opción concedida en el contrato de leasing a favor del tomador constituye una oferta irrevocable de
venta unilateral de parte del dador, que sólo puede ser retirada cuando se agote el término fijado para
que el locatario opte por comprar o desistir de ello (CNCom., sala A, 27/6/1997, LA LEY, 1998- E,
383). (CNCom., sala B, 11/12/1992). (Arias Cáu, 2018, p. 209)
Si la cuenta corriente bancaria fue abierta exclusivamente para la contratación de un leasing por parte
del actor, una actitud diligente de la entidad financiera y respetuosa de las obligaciones de información
y de seguridad que pesaban sobre ella, la obligaba a cursar una notificación formal al accionante
informándole los pasos a seguir para que la cuenta fuera dada de baja, advirtiéndole las consecuencias
disvaliosas que podía generar que la misma permaneciera abierta, y explicitándole su imposibilidad de
operar la cancelación sin su intervención. La conducta del banco resultó antijurídica cuando infringió
tanto sus obligaciones de brindar a los usuarios una información adecuada y veraz, como un servicio
que no presentara peligro alguno para sus intereses (arg. arts. 4, 5 y 42 de la Ley de Defensa del
Consumidor, y 1198 del Cód. Civil), así como el deber genérico de no dañar que la Corte Suprema
juzga consagrado en el art. 19 de la CN (CNCom., sala E,27/12/2011, MJJ71966). (Arias Cáu, 2018,
pp. 214-215)
No existe base legal para exigir la prestación de una contracautela en el secuestro autorizado por el art.
21 de la ley 25.248, pues no se trata de una medida cautelar, ya que si el secuestro previsto en el dec.
15.348/1946 no tiene carácter precautorio, no obstante que a través del mismo se desposee al
propietario del pignus, menos aún puede conferírsele tal carácter al secuestro previsto en la ley de
leasing, que apunta al recupero de los bienes de aquel que sólo tiene derecho a tenerlos en la medida
que cumpla con el pago regular de lo convenido y que, una vez efectivizado, importará la resolución
del contrato. Lo cual de por sí no importa que la requirente se exima de responsabilidad en caso de
abusarse de su derecho (CNCom., 14/2/2003, ED, J6125). (Arias Cáu, 2018, p. 229)
Las calidades de dador y tomador del contrato de leasing podrán ser opuestas al tercero víctima de un
ilícito sólo si el contrato se encuentra inscripto, siendo evidente que la ley ha querido garantizar a los
terceros, siendo rigurosa con los plazos y con el deber de inscripción para que se pueda cumplir con
esa finalidad ante los ajenos al contrato (CACiv. y Com. Mercedes, sala 3ª, 14/10/2010, MJJ58921).
(Arias Cáu, 2018, p. 233)
El art. 12 de la ley regulatoria del contrato de leasing (25.248), conforme la cual las sanciones
ocasionadas por el uso del bien objeto del contrato de leasing son a cargo del tomador, salvo
convención en contrario, aparece como derogatoria de los regímenes represivos que establecen
sanciones pecuniarias que debe afrontar el propietario de los bienes, con independencia de la persona
que ha cometido las correspondientes infracciones; orientándose en la sintonía que marca el artículo
17 de la misma ley en el sentido de responsabilizar civilmente al tomador y exonerar al dador por la
responsabilidad objetiva que respecto del dueño de la cosa que ha causado un daño contempla el
artículo 1113 del Cód. Civil (CACiv. y Com. Santa Fe, sala 1ª, 7/2/2008, MJJ20356). (Arias Cáu,
2018, pp. 236-237)
No existe base legal para exigir la prestación de una contracautela en el secuestro autorizado por el art.
21 de la ley 25.248, pues no se trata de una medida cautelar, ya que si el secuestro previsto en el dec.
15.348/1946 no tiene carácter precautorio, no obstante que a través del mismo se desposee al
propietario del pignus, menos aún puede conferírsele tal carácter al secuestro previsto en la ley de
leasing, que apunta al recupero de los bienes de aquel que sólo tiene derecho a tenerlos en la medida
que cumpla con el pago regular de lo convenido y que, una vez efectivizado, importará la resolución
del contrato. Lo cual de por sí no importa que la requirente se exima de responsabilidad en caso de
abusarse de su derecho (CNCom., 14/2/2003, EDJ6125) (Arias Cáu, 2018, p. 229)
(CNCom., sala A, 27/6/1997, LA LEY, 1998- E, 383). La restitución de un bien tomado en leasing
cuando se verifica que el deudor no comunicó su decisión de continuarlo dentro del plazo fijado por la
ley concursal, autoriza a considerar resuelto el convenio de pleno derecho, no siendo aplicable el art.
14 de la ley 25.248 en cuanto establece que el tomador puede ejercitar la opción de compra del bien,
ya que habiéndose juzgado que el contrato se encuentra resuelto, fenece la prerrogativa que le asistía
en tal sentido. Al no ejercerse la opción prevista por el art 11 de la ley 25.248 dentro del plazo previsto
por el art. 20, LCQ, el contrato de leasing ha quedado resuelto de pleno derecho, correspondiendo la
restitución exigida. Ello, sin perjuicio de lo que el incidentista pueda reclamar por cánones
devengados hasta la devolución de las cosas (CNCom., sala A, 28/12/2011, MJJ71185). (Arias Cáu,
2018, p. 244)
(CNCiv., sala K, 20/3/2006, MJJ11105). Resulta improcedente responsabilizar al banco dador, y titular
del dominio, por los daños derivados de un accidente de tránsito en el cual intervino el vehículo objeto
del contrato de leasing celebrado durante la vigencia de la ley 24.441 (ADLA LV - A - 296), pues,
visto que el accidente se produjo con posterioridad a la sanción de la ley 25.248 (ADLA LX - C -
2815), es aplicable al caso lo previsto en el art. 17 de la citada norma, en cuanto dispone que la
responsabilidad objetiva del art. 1113, Cód. Civil., recae exclusivamente sobre el tomador o guardián
de las cosas dadas en leasing (Código Civil y Comercial Rosario, 28/3/2007, LL Litoral, 1238)
Propiedad intelectual
Referencias
LECCIÓN 1 de 3
Propiedad intelectual
En el estudio de los contratos sobre obras intelectuales, aparece un elemento muy particular que no estaba
necesariamente presente en los contratos analizados en los módulos anteriores. Este es el elemento
extrapatrimonial que, en los contratos que ahora estudiaremos, tienen gran importancia.
La noción de bienes inmateriales es muy amplia. Quedan comprendidos, dentro de su espectro, los diseños, los
bienes culturales, las ideas patentables y los modelos de invención. Podemos inferir, sin dificultad, que es, a través
de estos bienes intangibles, que se centra el desarrollo tecnológico y económico de los países en la era moderna.
Para ello, la educación desempeña un rol clave, ya que debe ser una prioridad, en todo país, el deseo de progresar
seriamente y a largo plazo.
Para dar una idea del amplio campo de actuación que tienen estos bienes inmateriales, protegidos por las leyes que
vamos a estudiar, mencionaremos al derecho de autor, que se aplica a la música, la literatura, la pintura y la
escultura, entre otros.
Los bienes inmateriales, de esencial importancia en los contratos analizados en este módulo, se caracterizan por
emerger de la creación humana y carecen de sustancialidad o materia. Esa inmaterialidad se transformará en
materialidad solo al momento en que se plasmen, en algún elemento, a través de una impresión, edición o cualquier
otro medio que lo haga reproducible. A partir de ese momento, también, se viabiliza su explotación comercial. Con la
explotación comercial, surge la necesidad de proteger la obra intelectual, para que sea oponible a terceros, que
pueden fácilmente copiarla y obtener beneficios ilegítimos.
Es allí donde llega en auxilio nuestro ordenamiento jurídico, que brinda un amplio marco normativo de protección, en
el que encontramos al derecho de propiedad, cuyo interés de protección es el uso de la obra y la exclusión de
terceros a través de su oponibilidad. A su vez, en el derecho de propiedad, podemos distinguir dos ámbitos
específicos de aplicación:
1 el de la propiedad industrial
2 el de los derechos intelectuales
Ahora bien, debemos comprender que, dentro del ámbito de estudio en que nos encontramos, existen dos esferas
de igual importancia, que conviven y son reconocidas por el derecho. Una de ellas está relacionada con el ámbito no
económico o extrapatrimonial; y la otra, por el contrario, está relacionada con la faz de la explotación económica o
patrimonial. Valga destacar que es, justamente, esta última la que puede recaer en objeto de algún contrato.
En este punto, haremos un paréntesis para mencionar la repercusión que ha tenido la nueva regulación del Código
Civil y Comercial respecto a la materia bajo estudio, en lo que refiere a la calificación de los bienes cuando el titular
de la obra intelectual ha contraído matrimonio. Este es, sin lugar a duda, un punto de sumo interés al tiempo de
decidir la concertación de un vínculo jurídico que los tome como objeto de contratación. Sobre esta temática, se ha
debatido in extenso en la doctrina a los fines de arribar a una solución. Así, encontramos, por un lado, una posición
que se ha pronunciado a favor de la ganancialidad de la obra intelectual. Esta funda su posición en la idea de que
toda obra intelectual refleja el talento de su autor, pero, también, se compone de su trabajo. Señalan los autores que
esta es una característica común a cualquier tipo de trabajo cuyos frutos son gananciales, como sucede, por
ejemplo, con otras labores profesionales, tales como llevar adelante un juicio elaborando la demanda,
seleccionando los hechos, evaluando la prueba y argumentando sobre su mérito; o cuando se concibe, dirige y
ejecuta una obra de ingeniería, sin duda, se encuentra presente el talento creador del abogado o ingeniero. Se
preguntan, entonces: ¿por qué en estos casos nadie duda del carácter ganancial de los honorarios percibidos?
Dentro de esa línea de pensamiento, hay quienes proponen que, al producirse la liquidación de la sociedad conyugal,
la obra intelectual sea incluida íntegramente en la hijuela de su autor y se compense su valor en la hijuela del otro
cónyuge (Llambías, 1997).
Esta es la solución que adopta el nuevo artículo 499 del Código Civil y Comercial unificado, que prevé como novedad
la atribución preferencial al autor de los bienes amparados por la propiedad intelectual o artística, con cargo de
pagar en dinero la diferencia al otro cónyuge o a sus herederos (Büeres, 2015).
Claro está que, si la obra intelectual fue producida con antelación a la celebración del matrimonio, acorde con la
línea normativa antes señalada, encuadrará en la categoría de bienes propios. En tal sentido, reza el artículo 464 del
Código Civil y Comercial:
Bienes propios. Son bienes propios de cada uno de los cónyuges: (…) o la propiedad intelectual, artística
o industrial, si la obra intelectual ha sido publicada o interpretada por primera vez, la obra artística ha
sido concluida, o el invento, la marca o el diseño industrial han sido patentados o registrados antes del
comienzo de la comunidad. El derecho moral sobre la obra intelectual es siempre personal del autor1.
[1] Art. 464, Ley 26994. Código Civil y Comercial de La Nación. Congreso de la Nación Argentina.
(2014). Recuperado de https://bit.ly/2AsVN4g
En cuanto a la prueba del carácter propio o ganancial de un bien, en este caso puntual de la obra intelectual, el
artículo 466 del mismo plexo normativo prevé expresamente que:
Se presume, excepto prueba en contrario, que son gananciales todos los bienes existentes al momento
de la extinción de la comunidad. Respecto de terceros, no es suficiente prueba del carácter propio la
confesión de los cónyuges. Para que sea oponible a terceros, el carácter propio de los bienes
registrables adquiridos durante la comunidad por inversión o reinversión de bienes propios, es
necesario que en el acto de adquisición se haga constar esa circunstancia, determinándose su origen,
con la conformidad del otro cónyuge. En caso de no podérsela obtener, o de negarla este, el adquirente
puede requerir una declaración judicial del carácter propio del bien, de la que se debe tomar nota
marginal en el instrumento del cual resulta el título de adquisición. El adquirente también puede pedir
[2] Art. 466, Ley 26994. Código Civil y Comercial de La Nación. Congreso de la Nación Argentina.
(2014). Recuperado de https://bit.ly/2AsVN4g
De tal manera, se mantiene la presunción de ganancialidad que contenía el anterior Código Civil respecto de los
bienes existentes al tiempo de la extinción de la comunidad, salvo que se demuestre que son propios. (Büeres,
2015)
A continuación, en base a lo que venimos estudiando, identifique a que estado civil de la persona corresponde cada
una de las sentencias brindadas.
Proceso
Divorciado
La Ley 11723, en su artículo 1, define a la obra intelectual de la siguiente manera: “es toda producción científica,
[3] Art. 1, Ley 1723. Ley de Propiedad Intelectual. (1993). Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de https://bit.ly/2Bx6Yta
La última parte de la definición es clave, porque es el propio ordenamiento jurídico el que solicita que la obra tenga
algún medio que la vuelva reproducible, vale decir, que la idea que se ha pergeñado debe encontrarse plasmada en
algún medio que permita su tangibilidad. Sin embargo, la obra intelectual debe reunir también las siguientes
características:
Significación: lo que significa, ni más ni menos, debe tratarse de algo de cierta entidad, de cierto peso
para la sociedad. No necesariamente algo trascendente. Más bien sí, un cierto nivel de importancia.
Por su parte, la jurisprudencia, como cita Manrique (2013, https://bit.ly/3dXSG1M) ha entendido que:
Se debe entender por "obra" o "producción" científica, literaria o artística, una expresión
personal, original y novedosa de la inteligencia, resultado de la actividad del espíritu que
tenga individualidad, que represente algo y sea una creación integral. El juez se
encuentra facultado para determinar si existen estas características en una obra
determinada para que proceda la protección legal.
Debemos aclarar que, para que nuestro ordenamiento jurídico ampare una determinada obra, basta con que esta no
sea una copia de otra y que, además, importe una construcción intelectual significativa. La novedad implicará que
estamos frente a un invento y de ello podrá resultar su patentabilidad, pero, para lograr el amparo de la ley, no es
requisito.
Son obras dignas de protección para nuestro derecho: los escritos de toda naturaleza o extensión, las
obras científicas, literarias, artísticas o dramáticas, las composiciones musicales o dramáticos
musicales, las obras cinematográficas, coreográficas, dibujos, pinturas, esculturas, arquitectura;
modelos artísticos; impresos, planos y mapas; fotografías, imagen fotográfica, bases de datos, entre
otras.4
[4] Art. 1, Ley 11723. Ley de Propiedad Intelectual. (1993). Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de https://bit.ly/2Bx6Yta
Adentrándonos en el ámbito del derecho de autor, podemos afirmar que, quien ha producido la obra o la ha creado
tiene derecho a su titularidad. A su vez, los derechos que emanan de la titularidad de la obra son transmisibles por
actos inter vivos o mortis causa; es decir, a través de un contrato a todo aquel que, con autorización del autor,
traduzca, refunde, adapte, modifique o transporte la obra; o bien, en caso de muerte de su titular (autor), a sus
herederos.
Este derecho de autor, en cabeza del o de los titulares de la obra, comprende la posibilidad de disponer de esta en
distintas formas, ya sea publicándola, ejecutándola o exponiéndola en general al público. Asimismo, comprende el
derecho a enajenarla o adaptarla, y es por intermedio de esta facultad que el autor podrá contratar libremente,
aprovechando la faz patrimonial del derecho bajo estudio.
Excluir a todo aquel que intente o pretenda utilizar su obra con fines comerciales;
La totalidad de los derechos que, a modo de ejemplo, acabamos de referir, forman parte de la faz económica o
patrimonial y, por lo tanto, son libremente transmisibles y, aún más, al no tratarse de cuestiones de orden público,
pueden incluso renunciarse o limitarse en el tiempo.
En cambio, el autor no puede ser jamás despojado de la faz extrapatrimonial, revistiendo las características de
imprescriptible, inalienable e irrenunciable.
La propiedad intelectual sobre las obras corresponde a los autores durante su vida y a sus herederos o
derechohabientes hasta setenta años contados a partir del 1 de enero del año siguiente al de la muerte del autor. En
los casos de obras en colaboración, este término comenzará a contarse desde el 1 de enero del año siguiente al de
la muerte del último colaborador. Para las obras póstumas, el término de setenta años empezará a correr a partir
del 1 de enero del año siguiente al de la muerte del autor. Un caso que puede presentarse y que está contemplado
en la ley, es el del autor que fallece sin dejar herederos, y se declara vacante su herencia. Los derechos que a aquel
correspondiesen sobre sus obras pasarán al Estado por todo el término de ley, sin perjuicio de los derechos de
terceros.
Respecto a los derechos de los herederos o derechohabientes, la ley prevé que estos no podrán oponerse a que
terceros reediten las obras del causante cuando dejen transcurrir más de diez años sin disponer su publicación.
Tampoco podrán oponerse los herederos o derechohabientes a que terceros traduzcan las obras del causante
después de diez años de su fallecimiento. En estos casos, si entre el tercero editor y los herederos o
derechohabientes no hubiera acuerdo sobre las condiciones de impresión o la retribución pecuniaria, ambas serán
fijadas por árbitros.
La propiedad intelectual que recae sobre obras anónimas pertenecientes a instituciones, corporaciones o personas
[5] Art. 8, Ley 11723. Ley de Propiedad Intelectual. (1993). Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de https://bit.ly/2Bx6Yta
Cualquiera puede publicar con fines didácticos o científicos, comentarios, críticas o notas referentes a las obras
intelectuales, que incluyen hasta mil palabras de obras literarias o científicas u ocho compases en las musicales y,
en todos los casos, solo las partes del texto indispensables a ese efecto. Quedan comprendidas, entonces, en esta
disposición, las obras docentes, de enseñanza, colecciones, antologías y otras semejantes.
Todas las disposiciones que estamos analizando son igualmente aplicables a las obras científicas, artísticas y
literarias, publicadas en países extranjeros, sea cual fuere la nacionalidad de sus autores, siempre que pertenezcan
a naciones que reconozcan el derecho de propiedad intelectual.
Para asegurar la protección de la ley argentina, el autor de una obra extranjera solo necesitará acreditar el
cumplimiento de las formalidades establecidas para su protección por las leyes del país en que se haya hecho la
publicación. La protección que la Ley argentina acuerda a los autores extranjeros no se extenderá a un período
mayor que el reconocido por las leyes del país donde se hubiere publicado la obra. Si tales leyes acuerdan una
protección mayor, regirán los términos de la ley argentina vigente.
Nada impide que el autor o sus derechohabientes puedan enajenar o ceder total o parcialmente su obra. Esta
enajenación es válida solo durante el término establecido por la ley y confiere a su adquirente el derecho a su
aprovechamiento económico sin poder alterar su título, forma y contenido. Pero, atento hemos referido
anteriormente, aunque el autor enajenare la propiedad de su obra, conserva sobre ella el derecho a exigir la fidelidad
de su texto y título, en las impresiones, copias o reproducciones, como, también, la mención de su nombre o
seudónimo como autor.
Solo cuando la creación del intelecto es insertada en una obra, puede reproducirse y, por ende, ser objeto de
explotación económica. Nace aquí, entonces, el interés de su protección por la ley, para evitar que los autores del
bien inmaterial o intelectual puedan ver menoscabado su derecho sobre la obra en la cual se concreta su creación.
2 el derecho personal basado en el contrato que se celebre sobre ella, el que solo puede ser oponible a
la contraparte y no a los terceros;
3 la acción extracontractual basada en los daños causados por terceros a la propiedad intelectual;
4 la protección basada en los derechos personalísimos, en los supuestos en que se trate de obras que
sean expresión de la personalidad;
Dentro de los bienes inmateriales, protegidos por derechos reales, es necesario distinguir:
Los derechos intelectuales: se aplica la Ley 11723, y el Derecho común (artículo 12, Ley 11723),
así como: la Convención para la Protección de las Obras Literarias y Artísticas, de Berna, 1886,
ratificada por Ley 17251; la Convención Universal sobre Derechos de Autor, de Ginebra, ratificada
por decreto ley 12088/57; la Convención sobre Protección de Artistas Productores de
Fonogramas (Ley 23921); el Registro Internacional de Obras Audiovisuales (Ley 24039) y el
Acuerdo sobre los Aspectos de los Derechos de Propiedad Intelectual relacionados con el
Comercio, ratificado por Ley 24425 (Lorenzetti, 1999, p. 14 y 15).
Ahora bien, podemos afirmar que existe una cierta confusión terminológica entre las expresiones derecho de autor,
derechos intelectuales, obra intelectual y propiedad intelectual, todo lo cual se corresponde con diversas posturas
doctrinarias cuyo tratamiento excede este trabajo. Para nuestros fines, es suficiente con señalar que la ley protege
el derecho de autor y que este tiene dos aspectos: uno vinculado a los elementos extrapatrimoniales y otro a su
explotación económica. Este último aspecto permite que sea objeto de los contratos. (Lorenzetti, 1999)
La obra es lo que produce el autor y es intelectual porque emana de una creación del intelecto, pero a
los fines de su utilización económica, la obra es lo que el Derecho dice que es, y está definida por el
cúmulo de derechos reales y personales que se le reconocen. (Lorenzetti, 1999, p. 16)
Añade a ello que “la propiedad intelectual es una forma de proteger la producción del intelecto confiriéndole al autor
un derecho real sobre la misma” (Lorenzetti, 1999, p. 16).
Sabido es que el derecho de autor es protegido por el artículo 17 de la Constitución Nacional, el que expresamente
prevé que: “todo autor o inventor es propietario exclusivo de su obra, invento o descubrimiento, por el término que le
acuerde la ley”6.
[6] Art. 17, Ley 24430. Constitución Nacional Argentina. (1994). Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de https://bit.ly/36NHFgU
El artículo 1 de la Ley 25036 define a la obra intelectual como "toda producción científica, literaria, artística o
didáctica, sea cual fuere el procedimiento de reproducción"7. De tal modo, la obra intelectual es “un hacer
reproducible” (Lorenzetti, 1999, p. 17).
[7] Art.1, Ley 25036. Propiedad intelectual –Ley de Modificación de la Ley N° 11.723 (1998). Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de https://bit.ly/2CVqlML
La mencionada ley enumera de manera meramente ejemplificativa las obras que son objeto de tutela legal.
Para profundizar en esta temática, remitimos al alumno a la bibliografía de la lectura obligatoria, en Lorenzetti
(1999), página 17 y siguientes.
LECCIÓN 2 de 3
El autor, en tanto titular del derecho sobre una obra, goza de los siguientes derechos:
Contrato de edición
Supongamos que formas parte de un grupo de investigación de derecho agrario en la universidad y que deciden
publicar un artículo en una revista de tirada nacional, ¿te imaginas que contendría el contrato?
Como puedes observar en el contrato, se le otorga la posibilidad de reproducción a cambio de un precio y el autor
asume una serie de obligaciones, mediante este archivo podrás ir recorriendo las explicaciones teóricas que siguen.
Definición
La Ley 11723 define al contrato de edición en su artículo 37 y expresa que: “habrá contrato de edición cuando el
titular del derecho de propiedad sobre una obra intelectual, se obliga a entregarla a un editor, y este a reproducirla,
difundirla y venderla”8.
[8] Art. 37, Ley 11723. Ley de Propiedad Intelectual. (1993). Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de https://bit.ly/2Bx6Yta
Calificación y delimitación
El derecho de autor necesita de una forma legal para llevar adelante su explotación comercial. A tal fin, el
ordenamiento jurídico estatuyó al contrato de edición.
Las tres actividades (reproducción, difusión y venta) que surgen de la definición antes brindadas, en su conjunto,
son las que conforman la actividad del editor, pese a tratarse de tres procesos distintos.
Reproducción: es la impresión de la obra, esto es, el procedimiento por el cual se inserta la obra en un
soporte tangible.
Venta: es la actividad por la cual el editor emplea los medios necesarios para lograr colocar a la obra
en el mercado al que se encuentra destinada. La obligación del editor es de medios, porque este no
se compromete a un resultado específico, sino que solo a poner sus mejores esfuerzos para lograr el
éxito comercial de la obra. Es común que, en el mismo contrato de edición, se prevea cuál va a ser el
número de ediciones que constituirá la relación contractual e incluso en cuántos ejemplares
consistirá cada una de ellas. Si nada de esto estuviese estipulado en el contrato, se estará, como
sucede habitualmente, a los usos y costumbres del lugar. Valga destacar que su falta de previsión en
el contrato no acarrea consecuencias jurídicas como la nulidad. El contrato será igualmente válido.
Una cuestión relevante es el hecho de que puede pactarse un precio, a través de las ventas efectivas que se
realicen, lo que aleja las dudas en cuanto a la locación de obra, ya que estamos frente a un contrato de naturaleza
más compleja.
En cambio, si el autor estuviese contratado de manera permanente, debiendo entregar sus obras a cambio de un
precio, independientemente de las cantidades de obras a entregar, estaríamos frente a una clara locación de
servicios, o bien una relación de dependencia, ajustada a la normativa laboral.
También habrá locación de obra (y no contrato de edición) si en el contrato que se celebra se prevé solo la actividad
de impresión de la obra, sin que haya ningún tipo de distribución ni promoción alguna.
Por último, también puede suceder que exista solo una actividad de distribución, en la cual tampoco existiría el
contrato de edición, sino que estaríamos, valga la redundancia, frente a un contrato de distribución en el que el
distribuidor coloca la obra en los puntos de venta.
Caracteres
Según Lorenzetti (1999), podemos afirmar que el contrato de edición tiene los siguientes caracteres:
1. Es bilateral o sinalagmático
–
pues genera obligaciones recíprocas para ambas partes.
2. Es oneroso:
–
Conforme lo establece el artículo 40. Pero puede ser gratuito si el autor no cobra ningún precio y el editor actúa por un interés no
económico, sino de apoyo a las artes.
3. Es consensual:
–
ya que queda concluido por el mero acuerdo de voluntades.
4. Es un contrato de empresa
–
porque el editor es un empresario dedicado al intercambio de bienes y servicios en el mercado económico.
Objeto
Como todo contrato, el contrato de edición tiene un objeto que debe ser lícito, no prohibido por la ley ni contrario a
las buenas costumbres.
Este objeto se encuentra constituido, según el artículo 1 de la Ley 117239, por las obras intelectuales que sean
susceptibles de reproducción, verbigracia, los libros artísticos, literarios o científicos, los grabados, las estampas, las
fotografías, las grabaciones fonográficas, las copias cinematográficas, los software, las bases de datos, etcétera.
[9] Art. 1, Ley 11723. Ley de Propiedad Intelectual. (1993). Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de https://bit.ly/2Bx6Yta
Forma y prueba
El contrato puede celebrarse en forma verbal o por escrito. En este último caso, el artículo 40 de la Ley 1172310
establece una serie de recomendaciones en orden a su contenido, cuya lectura sugerimos.
[10] Art. 40, Ley 11723. Ley de Propiedad Intelectual. (1993). Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de https://bit.ly/2Bx6Yta
En cuanto a la acreditación de su existencia, rigen los principios generales relativos a la prueba de los contratos que
establece la ley de fondo.
realizar la obra
entregar la obra
colaboración
colaboración
información
Como puedes observar, todos estos puntos que venimos tratando se observan claramente en el contrato,
independientemente de que encuentren mezclados o conformados en una sola carilla.
En cuanto a los riesgos por pérdida o deterioro, podemos afirmar que el momento que define la asignación de la
asunción de los riesgos es el de la entrega de la obra misma. En efecto, desde ese momento, se transmite el control
de la obra, por lo que puede inferirse que, previamente a la entrega, los riesgos serán a cargo del autor, mientras
que, con posterioridad, caerán en cabeza del editor.
Para los casos de fuerza mayor o caso fortuito, la doctrina manifiesta mayoritariamente la falta de responsabilidad,
extinguiéndose el contrato por imposibilidad de cumplimiento del objeto del contrato. (Lorenzetti, 1999)
Modificaciones subjetivas
Para estudiar este punto, se referencia al alumno a la lectura de la bibliografía obligatoria, en Lorenzetti (1999, p.
37).
Extinción
Venta de las ediciones convenidas: el contrato se ha cumplido, agotando su objeto. Las partes se
deberán eventualmente las rendiciones de cuenta que correspondieren.
Pérdida de la obra: a los fines de determinar la responsabilidad, remitimos a los conceptos
anteriormente vertidos.
Resolución: frente al incumplimiento de una de las partes, la parte cumplidora podrá resolver el
contrato, debiendo regirse por las disposiciones propias de los contratos en general.
Vencimiento del plazo resolutorio: libremente, las partes pueden acordar sujetar la duración del
vínculo a una fecha determinada. Cuando esta se cumple, se extingue el contrato.
Muerte o incapacidad de las partes: si se produce la muerte del autor, previo a la entrega de la obra,
el contrato se extingue, sin ningún derecho a indemnización por parte del editor. En lo que atañe a la
incapacidad, esta comprenderá no solo la demencia, sino cualquier incapacidad física que impida al
autor desarrollar la obra pactada. Curioso es el caso en que la muerte del autor acontezca con la obra
ya próxima a finalizar, en cuyo caso, los herederos no podrán obligar al editor a un pago parcial, por
una obra inconclusa. Si los herederos continúan y finalizan la obra, el editor podrá publicarla, en cuyo
caso, estaremos frente a un nuevo contrato.
Quiebra del editor: en dicha situación, es posible pedir la resolución del contrato. Sin embargo, el
síndico de la quiebra podrá solicitar autorización judicial para que el contrato se cumpla, según la
conveniencia de los acreedores del editor.
Supresión de la obra: el autor podrá incluso suprimir la obra, extinguiendo el contrato, sin perjuicio de
la correspondiente indemnización de los daños y perjuicios que hubiese ocasionado al autor.
Ahora, daremos algunos conceptos de interés de la Ley 11723, referidas a la inscripción de la obra y sus eventuales
sanciones.
Entre otras cuestiones importantes, ¿qué procedimiento debemos seguir para inscribir una obra intelectual?
Según lo establece la Ley 11723 en su artículo 61 y siguientes, la obra deberá presentarse en el Registro Nacional
de Propiedad Intelectual, donde deberá depositar el editor de las obras, comprendidas en el artículo 1, tres
ejemplares completos, dentro de los tres meses siguientes a su aparición. Si la edición fuera de lujo o no excediera
de cien ejemplares, bastará con depositar un solo ejemplar. En el mismo término y condiciones deberán respetarse
las presentaciones para las obras impresas provenientes de países extranjeros, pero que tuvieren editor en la este
país. Los plazos se contarán desde el primer día de ponerse en venta en territorio argentino11.
[11] Arts. 61 y siguientes, Ley 11723. Ley de Propiedad Intelectual. (1993). Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de https://bit.ly/2Bx6Yta
Para el caso de pinturas, arquitecturas, esculturas, etcétera, el depósito consistirá en un croquis o fotografía del
original, con las indicaciones suplementarias que permitan identificarlas.
Para películas cinematográficas, el depósito consistirá en una relación del argumento, diálogos, fotografías y
escenarios de sus principales escenas. Y, finalmente, para los programas de computación, consistirá en el depósito
de los elementos y documentos que determine la reglamentación.
A toda persona que se presente a inscribir una obra con los ejemplares o copias respectivas, le será entregado un
recibo provisorio, con los datos, fecha y circunstancias que sirven para identificar la obra, que hagan constar su
inscripción.
Una de las actividades a desarrollar por el Registro Nacional de la Propiedad Intelectual consiste en publicar
diariamente, en el Boletín Oficial, la nómina de las obras presentadas para su inscripción, además de las
actuaciones que la dirección estime necesarias, con indicación de su título, autor, editor, clase a la que pertenece y
demás datos que las individualicen. Pasado un mes desde la publicación, sin haberse deducido oposición, el
Registro las inscribirá y otorgará a los autores el título de propiedad definitivo si estos lo solicitaren.
Para aquellos casos en que existiese algún reclamo, este deberá realizarse dentro del plazo de un mes y se
levantará un acta de exposición, de la que se dará traslado por cinco días al interesado, debiendo el director del
Registro Nacional de la Propiedad Intelectual resolver el caso dentro de los diez días subsiguientes.
Dicha resolución podrá apelarse al ministerio respectivo, dentro de otros diez días y la resolución ministerial no será
objeto de recurso alguno, salvo el derecho de quien se crea lesionado para iniciar el juicio correspondiente.
Pues bien, la falta de inscripción trae como consecuencia la suspensión del derecho del autor hasta el momento en
que la efectúe, recuperándose dichos derechos en el acto mismo de la inscripción, por el término y condiciones que
correspondan, sin perjuicio de la validez de las reproducciones, ediciones, ejecuciones y toda otra publicación
hechas durante el tiempo en que la obra no estuvo inscripta.
Es importante destacar que no se admitirá el registro de una obra sin la mención de su pie de imprenta. Se entiende
por tal, la fecha, lugar, edición y la mención del editor.
Ahora bien, en la misma Ley 11723 se establece, además, cuáles serán las sanciones, frente a los distintos
incumplimientos. Veamos algunos de ellos a continuación.
Para aquellos casos en que se defrauda en cualquier forma a los derechos de propiedad intelectual reconocidos por
la ley, se reprimirá con la pena establecida por el artículo 172 del Código Penal12.
[12] Art 172, Ley 11179. Código Penal Argentino. (1921). Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de https://bit.ly/2Boe8Qz
Sin perjuicio de la disposición general del artículo precedente, se consideran casos especiales de defraudación y
sufrirán la pena que el Código Penal establece, además del consecuente secuestro de la edición ilícita:
1. El
que edite, venda o reproduzca por cualquier medio o instrumento, una obra inédita o publicada sin
autorización de su autor o derechohabientes.
2. Elque falsifique obras intelectuales, entendiéndose como tal la edición de una obra ya editada,
ostentando falsamente el nombre del editor autorizado al efecto.
3. El
que edite, venda o reproduzca una obra suprimiendo o cambiando el nombre del autor, el título de
esta o alterando dolosamente su texto.
[13] Art 72, Ley 11179. Código Penal Argentino. (1921). Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de https://bit.ly/2Boe8Qz
La Ley de Propiedad Intelectual prevé también la posibilidad de lograr medidas preventivas. Efectivamente, los
jueces podrán, previa fianza de los interesados, decretar preventivamente la suspensión de un espectáculo teatral,
cinematográfico, filarmónico u otro análogo; el embargo de las obras denunciadas, así como el embargo del
producto que se hayan percibido por todo lo anteriormente indicado y toda medida que sirva para proteger
eficazmente los derechos que ampare esta Ley de Propiedad Intelectual.
Ninguna formalidad se ordena para aclarar los derechos del autor o de sus causahabientes. En caso de
contestación, los derechos estarán sujetos a los medios de prueba establecidos por las leyes vigentes.
En cuanto a la posibilidad de iniciar acciones en el ámbito civil, podemos afirmar que, en todo juicio motivado por
esta ley, ya sea por aplicación de sus disposiciones, como consecuencia de los contratos y actos jurídicos que
tengan relación con la propiedad intelectual, regirán, fuera de las medidas preventivas en que se establece para las
excepciones dilatorias, en los respectivos códigos de procedimientos, en lo Civil y Comercial, con las siguientes
modificaciones que establece la ley que protege los derechos del autor:
a) Siempre habrá lugar a prueba a pedido de las partes o de oficio, pudiendo ampliarse su término a 30
días, si el juzgado lo creyere conveniente, quedando firme a esta resolución.
b) Durante la prueba y a pedido de los interesados se podrá decretar una audiencia pública, en la sala
del tribunal donde las partes, sus letrados y peritos expondrán sus alegatos u opiniones.
Esta audiencia podrá continuar otros días si uno solo fuera insuficiente.
c) En las mismas condiciones del inciso anterior y cuando la importancia del asunto y la naturaleza
técnica de las cuestiones lo requieran, se podrá designar un jurado de idóneos en la especialidad de
que se tratare, debiendo estar presidido para las cuestiones científicas por el Decano de la Facultad de
Ciencias Exactas o la persona que este designare, bajo su responsabilidad, para reemplazarlo; para las
cuestiones literarias, el Decano de la Facultad de Filosofía y Letras; para las artísticas, el Director del
Museo Nacional de Bellas Artes y para las musicales, el Director del Conservatorio Nacional de Música.
(…)
El jurado se reunirá y deliberará, en último término, en la audiencia que establece el inciso anterior. Si no
se hubiere ella designado, en una especial y pública en la forma establecida en dicho inciso.
Esta resolución valdrá como los informes de los peritos nombrados por partes contrarias, cuando se
[14] Art 81, Ley 11179. Código Penal Argentino. (1921). Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de https://bit.ly/2Boe8Qz
Contrato de licencia
Contrato de licencia
Referencias
LECCIÓN 1 de 2
Contrato de licencia
Definición
Calificación
11 otras.
Caracteres
A ) E L LI C E N C I A N T E B) E L LI C E N C I ATA RI O
Es el sujeto que autoriza al licenciatario a utilizar la patente del modo convenido, a
su riesgo, pero sin transferirle el derecho del que es titular.
A ) E L LI C E N C I A N T E B) E L LI C E N C I ATA RI O
Modalidades
1. Desde el punto de vista de su duración, sin plazo o con plazo.
5. Finalmente,
en licencias independientes de otra relación jurídica
o accesorias de otro contrato (Lorenzetti, 1999, p. 88).
Contenido
Expresa Roncero Sánchez que “la obligación esencial del licenciante consiste
en la concesión del uso de explotación sobre el derecho que constituye el
objeto del contrato” (citado en Lorenzetti, 1999, p. 89). Y continúa
expresando que esta “obligación presenta una pluralidad de deberes de
prestación positiva tendientes a permitir el uso y goce por parte del
licenciatario, mostrando un claro paralelismo con la locación de cosas”
(citado en Lorenzetti, 1999, p. 89 -90).
Además, y aunque resulta obvio por ser una obligación común a todos los
contratos de cesión de uso, señalamos que el contrato de licencia pone en
cabeza del licenciante la obligación de garantizar la existencia del derecho
cuyo uso transfiere y así también su goce sin perturbación alguna. En los
primeros tiempos, esta cuestión había dado lugar a un arduo debate, pero en
la actualidad, la doctrina abrumadoramente mayoritaria considera que la
licencia reconoce como naturaleza jurídica la de ser un contrato de cesión de
uso y goce.
Lorenzetti, R. (1999). Tratado de los Contratos. Buenos Aires: Ed. Rubinzal
Culzoni.
Es el contrato por el cual los titulares de dos o más marcas, entre las que
existe colisión, fijan los límites de uso para su coexistencia (Lorenzetti, 1999).
Quien realiza la obra no será responsable de los daños que se causen con
motivo de la marca a terceros, dicha responsabilidad continúa siempre en
cabeza del titular del derecho.
Contratos publicitarios
Referencias
LECCIÓN 1 de 2
Contratos publicitarios
Definición
La publicidad es un
servicio, se presta con una
finalidad económica y
Calificación como servicio de conlleva un valor. Esta
valor pecuniario. calificación es lo que
autoriza que la publicidad
sea objeto de contratación
y que, como tal, se le
Las restricciones al
derecho de publicitar
pueden ser de origen legal
Restricción al derecho de o convencional, según
publicidad. surjan de la ley o del
acuerdo entre las partes.
Lorenzetti (1999) califica a
las restricciones, solo a
[1] Art. 4, Ley 24240 (1993). Defensa del consumidor. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
[2] Art. 1100, Ley 26994 (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de
la Nación Argentina.
Objetiva.
Oportuna.
El artículo 1101 del Código Civil y Comercial de la Nación, además, prevé una
serie de regulaciones según las cuales está prohibida toda publicidad que:
a) contenga indicaciones falsas o de tal naturaleza que induzcan
o puedan inducir a error al consumidor cuando recaigan sobre
elementos esenciales del producto o servicio;
seguridad.4
[4] Art. 1101, Ley 26994 (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de
la Nación Argentina.
[5] Art. 1102, Ley 26994 (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación
Argentina.
Interpretación
La interpretación de la publicidad será aquella que le da el consumidor
medio. De tal modo, se aleja de la regla que rige en material contractual
conforme a la cual se atenderá al fin tenido en cuenta por las partes o a lo
que verosímilmente éstas pudieron entender o querer, de acuerdo con las
circunstancias del caso. Más aún, en caso de duda, se estará a favor del
consumidor.
Contrato de publicidad
Definición
Caracteres
1 Consensual.
2 Bilateral.
3 Oneroso.
4 Informal.
5 Conmutativo.
6 Intuitu personae.
Contrato de esponzorización
Definición
Delimitación
Modalidades
E S PÓ N S O R E S PO N S O RI Z A D O
E S PÓ N S O R E S PO N S O RI Z A D O
Límites de la exigibilidad
Lorenzetti (1999) señala que existen límites que deben respetarse en la
imposición de deberes al esponsorizado. Estos no son otros que los que
corresponden a las obligaciones de hacer, en tanto no deben importar una
restricción a las libertades esenciales del sujeto. El criterio aplicable es el de
la "inenajenabilidad" de derechos personalísimos y la prohibición de la
ejecución compulsiva cuando ello implique dejar de lado la libertad del sujeto.
Incumplimiento imputable
Aclaración
Las lecturas son introductorias al tema e intentan lograr un mejor
entendimiento de los conceptos de la materia. Sin embargo, es
indispensable profundizar la temática en el material bibliográfico obligatorio.
Los derechos de propiedad industrial
Video conceptual
Referencias
LECCIÓN 1 de 4
1 las marcas;
2 el nombre comercial;
3 el secreto industrial;
4 la asistencia técnica;
De ese modo, siguiendo a Lorenzetti (1999), podemos decir que estos bienes
gozan de una protección que viene dada por el derecho real en cuanto que
permite su uso y su oponibilidad a terceros y por el derecho personal, basado
en el contrato que se celebre sobre él, que sólo puede ser oponible a la
contraparte y no a los terceros. Además, por una acción extrapatrimonial,
basada en los daños causados por terceros a la propiedad industrial, y por la
defensa penal en los casos en que exista tipificación delictiva.
Los derechos de propiedad industrial
Patentes
[1] Art. 4, Ley 24481 (1995). Patentes de invención y modelos de utilidad. Honorable Congreso de la Nación
Argentina.
[2] Art. 4, Ley 24481 (1995). Patentes de invención y modelos de utilidad. Honorable Congreso de la Nación
Argentina.
[3] Art. 4, Ley 24481 (1995). Patentes de invención y modelos de utilidad. Honorable Congreso de la Nación
Argentina.
[4] Art. 4, Ley 24481 (1995). Patentes de invención y modelos de utilidad. Honorable Congreso
de la Nación Argentina .
1. Los
descubrimientos, las teorías científicas y los métodos
matemáticos;
2. Las
obras literarias o artísticas o cualquier otra creación
estética, así como las obras científicas;
5. Los
métodos de tratamiento quirúrgico, terapéutico o de
diagnóstico aplicables al cuerpo humano y los relativos a
animales;
7. Toda
clase de materia viva y sustancias preexistentes en la
naturaleza.5
[5] Art. 6, Ley 24481 (1995). Patentes de invención y modelos de utilidad. Honorable
No son patentables:
1. Las
invenciones cuya explotación en el territorio de la República
Argentina deba impedirse para proteger el orden público o la
moralidad, la salud o la vida de las personas o de los animales o
para preservar los vegetales o evitar daños graves al medio
ambiente;
3. Las
plantas y los animales, excepto los microorganismos y los
procedimientos esencialmente biológicos para su producción,
sin perjuicio de la protección especial conferida por la Ley
20.247 y la que eventualmente resulte de conformidad con las
convenciones internacionales de las que el país sea parte.6
[6] Art. 7, Ley 24481 (1995). Patentes de invención y modelos de utilidad. Honorable Congreso
de la Nación Argentina.
de la Nación Argentina.
en el título correspondiente.8
[8] Art. 9, Ley 24481 (1995). Patentes de invención y modelos de utilidad. Honorable Congreso
de la Nación Argentina.
6. Será
nula toda renuncia anticipada del trabajador a los derechos
conferidos en este artículo.9
[9] Art. 10, Ley 24481 (1995). Patentes de invención y modelos de utilidad. Honorable
Tal supuesto, como puede advertirse, configurará una práctica abusiva que
deberá tenerse por no escrita.
para interpretarlas.10
[10] Art. 11, Ley 24481 (1995). Patentes de invención y modelos de utilidad. Honorable
[11] Art. 12, Ley 24481 (1995). Patentes de invención y modelos de utilidad. Honorable Congreso de la Nación
Argentina.
Cabe destacar que ahora ese trámite puede realizarse mediante plataforma
digital del Instituto Nacional de la Propiedad Industrial, accediendo
directamente desde su página o mediante clave fiscal de AFIP.
presentación originaria.12
[12] Art. 13, Ley 24481 (1995). Patentes de invención y modelos de utilidad. Honorable
1. Que
la solicitud presentada en la República Argentina no tenga
mayor alcance que la que fuera reivindicada en la solicitud
extranjera, si lo tuviere, la prioridad deberá ser sólo parcial y
referida a la solicitud extranjera.
[13] Art. 14, Ley 24481 (1995). Patentes de invención y modelos de utilidad. Honorable
todas ellas.14
[14] Art. 15, Ley 24481 (1995). Patentes de invención y modelos de utilidad. Honorable
[15] Art. 16, Ley 24481 (1995). Patentes de invención y modelos de utilidad. Honorable
reglamentariamente.16
[16] Art. 17, Ley 24481 (1995). Patentes de invención y modelos de utilidad. Honorable
prioridad internacional.17
[17] Art. 19, Ley 24481 (1995). Patentes de invención y modelos de utilidad. Honorable
[18] Art. 20, Ley 24481 (1995). Patentes de invención y modelos de utilidad. Honorable
comprensión de la descripción”19.
[19] Art. 21, Ley 24481 (1995). Patentes de invención y modelos de utilidad. Honorable Congreso de la Nación
Argentina
[20] Art. 28, Ley 24481 (1995). Patentes de invención y modelos de utilidad. Honorable
Como suele hacerse toda vez que se niega, debe fundamentarse la negativa.
[22] Ley 24481 (1995). Patentes de invención y modelos de utilidad. Honorable Congreso de la
Nación Argentina.
El tercero que se considere con algún derecho de reclamo, dispone de todas
las vías administrativas y legales para el reconocimiento de sus legítimos
derechos.
establezcan.23
[23] Ley 24481 (1995). Patentes de invención y modelos de utilidad. Honorable Congreso de la
Nación Argentina.
Marcas
[24] Ley 22362 (1980). Marcas y designaciones. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
[25] Ley 22362 (1980). Marcas y designaciones. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
Nombre comercial
La información
El know-how
El know-how es un conocimiento práctico, reproducible y probadamente
exitoso. La protección del know-how no proviene de una ley específica, sino
que su marco de protección es contractual. Por lo tanto, amerita que las
partes dediquen todo el tiempo que sea necesario para su correcta definición
e identificación. Por otro lado, si las partes no lo previeran por vía contractual,
podemos apoyarnos en las leyes de defensa de la competencia para su
protección.
Contrato de transporte
Contrato de transporte
Transporte de personas
Transporte de cosas
Referencias
LECCIÓN 1 de 5
Contrato de transporte
Muchas veces los que estudiamos derecho no le damos a este contrato la importancia que realmente reviste. Sin
embargo, cuando comenzamos a trabajar en el ámbito empresario, nos damos cuenta de la relevancia que tiene
para las transacciones y cómo influye en los costos.
Supongamos que su cliente es un productor agrario del sur de Córdoba y confeccionó un contrato de compraventa
de cereal en el cual estipula que la mercadería será puesta en Rosario; es decir, que tendrá que enviar sus granos al
puerto de esa ciudad. Para cumplir dicha obligación necesitará del servicio de transporte. Analizaremos todos los
actores involucrados en esta situación.
En un primer momento, tenemos el contrato propio de transporte en el que un sujeto contractual llamado
transportista lleva personas o cosas de un lugar a otro (destino). El transportista puede realizar profesionalmente el
traslado de más de una cosa o persona, lo que aumenta la ganancia y disminuye el precio del servicio o, contrario
sensu, cuando el traslado es de menor cantidad de personas o cosas, el costo es superior. El propietario del medio
de transporte puede constituirse en la persona del transportista o puede delegar esta actividad en un tercero.
Dentro del transporte de carga, se llama flete al viaje principal contratado. En nuestro ejemplo, sería llevar la
mercadería del campo del productor al puerto de Rosario. Para conseguir precios más económicos o que sean más
beneficiosos para las partes, muchas veces se agrega al viaje un contraflete. Se trata de un viaje secundario para
que el transporte, a su regreso, traiga mercadería, ya que de todos modos deberá regresar y el gasto en combustible
lo tendrá de cualquier manera.
Respecto al transporte de personas, en la actualidad, el aumento de la población ha generado que las personas
deban vivir en lugares más alejados y se produzca, en tal sentido, una fuerte expansión del territorio destinado a
viviendas. Estas personas son las usuarias del servicio de transporte que, como consecuencia de lo antes expuesto,
ha aumentado notablemente.
Esto motivó a los transportistas a ofrecer distintos servicios, tanto para el traslado de personas – con fines
turísticos, escolares, etc. - o de mercaderías y prever tasas de ganancia.
En el marco del Código Civil y Comercial de la Nación debemos señalar que solo quedan incluidos los transportes
por vía terrestres o, contrario sensu, “no están incluidos los transportes llevados a cabo en otros ámbitos distintos
de la superficie terrestre” (Bueres, 2015, p. 707). Por lo tanto, los transportes por vía aérea, acuática o el llamado
transporte multimodal, se encuentran regulados por leyes especiales.
Definición
Existen considerables cambios en la definición del contrato de transporte plasmada en el nuevo Código Civil y
Comercial respecto al antiguo Código de Comercio. Se estipula en el artículo 1280, “hay contrato de transporte
cuando una parte llamada transportista o portador se obliga a trasladar personas o cosas de un lugar a otro, y la
[1] Art. 1280 - Ley N° 26.994 (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación
Esta definición omite elementos esenciales del concepto de contrato de transporte entre los cuales encontramos: el
tiempo de ejecución del transporte; la conducta de diligencia en el cumplimiento de sus deberes que el porteador
debe tener al momento de transportar objetos (aspecto de gran importancia al momento de determinar la
responsabilidad por daños) y la diferencia entre transportista convencional y efectivo.
Actualmente, con la unificación del Código Civil y Comercial, se ha incluido el contrato de transporte en el título 4°,
capítulo 7, sección 1° a 3°, en los arts. 1280 al 1318. Es así como, además de las similitudes que guarda con otros
contratos, tiene una regulación propia, con efectos y finalidades determinados.
En la primera sección del capítulo mencionado se regulan las disposiciones generales a los transportes de
personas y cargas. Luego, en la segunda sección, aborda el transporte de personas y, en la tercera, el transporte de
cosas. Podemos diferenciar distintos tipos de transporte, según los siguientes criterios, a saber:
Según la causa: en servicios que derivan de relaciones contractuales y, dentro de esta, podremos
subclasificarlo en oneroso o gratuito. O como contrapartida de los primeros, en servicios que derivan
de una fuente extracontractual, que –a su vez- podemos clasificar en transporte benévolo, de
cortesía o clandestino.
Es sabido que el contrato de transporte se presume oneroso. No obstante, podemos encontrar una categoría de
contratos gratuitos en aquellos en los que el transportista no recibe a cambio una suma de dinero en concepto de
precio. En este punto, es preciso destacar que no debe confundirse a esta categoría de contratos gratuitos con el
denominado transporte benévolo.
Existe transporte benévolo o de complacencia cuando el conductor de un vehículo, por un acto de cortesía y con
intención de beneficiar a alguien, lo traslada de un punto a otro, sin que la persona favorecida con el transporte se
obligue a prestación alguna (Llambías, 1993).
Los elementos característicos de esta clase de transporte son los siguientes: un acto de colaboración, el traslado;
que no exista consentimiento expreso; comportamientos lícitos y un acto de cortesía, es decir, en beneficio del
transportado (liberalidad).
En cuanto al transporte gratuito, el Código Civil y Comercial vigente prevé, en su art. 1282, que por este no se regirá
por las normas del contrato de transporte oneroso previsto en el capítulo 7 bajo la rúbrica transporte. Sin embargo,
señala que, como excepción a la regla, queda comprendido en esta categoría cuando sea realizado por un
transportista que ofrece sus servicios al público y en ocasión de su actividad.
La actual regulación diferencia estos dos tipos de transporte, pues, en tanto el transporte benévolo no cuenta con
una naturaleza contractual, el transporte gratuito la supone. En el transporte benévolo existe una liberalidad,
mientras que, en el transporte gratuito, el transportista se encuentra obligado a realizarlo sobre la base de una
relación jurídica anterior (por ejemplo, boleto gratuito para jubilados).
Por otra parte, el artículo 1283 regula la obligación que pesa sobre el transportista que ofrece sus servicios al
público. Este es el transportista que lleva a cabo su actividad organizado como una empresa. El código dispone que,
por regla, se encuentra obligado a aceptar los pedidos compatibles con los medios ordinarios que tenga disponibles.
En este caso, el pasajero o cargador tendrá la obligación de seguir las instrucciones que le imparta el transportista.
La excepción, por su parte, se encuentra dada por la existencia de un motivo serio de rechazo, por ejemplo, el hecho
de que el pasajero o la carga pongan en peligro la seguridad del traslado.
El actual Código Civil y Comercial, en su art. 1284, expresamente establece que “el transportista debe realizar el
traslado convenido en el plazo pactado en el contrato o en los horarios establecidos y, en defecto de ambos, de
En el caso en que no se cumpla con el tiempo pactado y la cosa o persona no llegue a destino en el tiempo pactado,
habrá un incumplimiento contractual. Ese retraso puede ser de minutos, horas, días, y da lugar a una
responsabilidad por los daños que cause el retardo, por lo tanto, debe ser resarcida.
En cuanto a la pérdida total o parcial del flete por retraso el art. 1285 establece:
En el transporte granario es fácil de imaginar esta situación. Pensemos en el exportador (comprador del grano) que
indica al productor agropecuario (quien vende) cuando tiene cupo de entrega de la mercadería; es decir, en qué
fecha y horario deberá ingresar al lugar de descarga. Entonces, si el transporte no llega a realizar la entrega a
tiempo incurrirá en retraso y deberá abonar los daños que haya provocado.
El transportista tiene la obligación de velar por la seguridad tanto de las personas como de las cosas -equipajes-
trasladadas. “Además de su responsabilidad por incumplimiento del contrato o retraso en su ejecución, el
transportista responde por los siniestros que afecten a la persona del pasajero y por la avería o pérdida de sus
cosas”4. Cualquier cláusula limitativa de esa responsabilidad se tiene por no escrita (art. 1292).
La responsabilidad del transportista por daños a las personas transportadas está sujeta a lo dispuesto
en los artículos 1757 y siguientes [y agrega]. Si el transporte es de cosas, el transportista se excusa
probando la causa ajena. El vicio propio de la cosa transportada es considerado causa ajena5.
En lo referente a la responsabilidad por equipaje -deterioro o pérdida-, el art. 1293 establece que se aplican las
normas relativas al transporte de cosas; esto es, el valor de las cosas o el de su deterioro en el tiempo y el lugar en
que se entregaron o debieron ser entregadas al destinatario. Salvo que se trate de objetos de valor excesivo que el
pasajero lleve consigo y no se haya declarado a la empresa de transporte con anterioridad al viaje, en cuyo caso el
transportista no responderá por ese mayor valor (art. 1294). “Tampoco es responsable por la pérdida del equipaje de
mano y de los demás efectos que hayan quedado bajo la custodia del pasajero, a menos que este pruebe la culpa
del transportista”6.
Cabe destacar que, para poder reclamar el resarcimiento, es preciso probar el daño, las pertenencias perdidas y el
valor de estas, lo que resulta por demás engorroso. El juzgador debe tener en cuenta, al momento de determinar la
indemnización por la pérdida, el destino del viajero, la cantidad de días, el nivel socio económico, etc.
Conforme con la jurisprudencia, el legislador puede fijar un sistema de tarifas con topes para las indemnizaciones,
siempre y cuando no sobrepasen los límites de la constitucionalidad. Esto significa que no pueden degradar,
desnaturalizar el derecho o alterarlo cualitativamente.
Si el pasajero lleva consigo elementos de valor debe declararlos en la empresa de transporte antes de emprender el
viaje, de manera tal que pueda reclamar su valor en caso de pérdida o deterioro de los mismos.
El transportista que ofrece sus servicios al público está obligado a aceptar los pedidos compatibles con
los medios ordinarios de que dispone, excepto que exista un motivo serio de rechazo; y el pasajero o el
cargador están obligados a seguir las instrucciones dadas por el transportista conforme la ley o los
reglamentos. Los transportes deben realizarse según el orden de los pedidos y, en caso de que haya
Modalidades
Según se señaló antes, el contrato de transporte puede clasificarse según su objeto, en transporte de personas y
transporte de cosas.
1 Transporte de personas
Este es un subtipo de contrato de transporte que se caracteriza porque su objeto son personas y el
medio de transporte es terrestre (automotores, trenes, subterráneos).
El art. 1288 aclara que el transporte de personas incluye el embarco y desembarco, por lo tanto, la
empresa transportadora es responsable de las personas y equipajes trasladados durante todo el
trayecto.
2 Transporte de cosas
Estamos frente a un subtipo de contrato de transporte que se caracteriza porque su objeto son las
cosas y el medio de transporte es terrestre (colectivos, trenes, subterráneos).
En cuanto a los requisitos, caracteres y determinadas obligaciones, se aplican las normas generales
del contrato de transporte.
Modalidades especiales
Entre las modalidades especiales, además del ya mencionado transporte gratuito, encontramos al transporte de
escolares que está regulado por la Ley N° 24.449. Esta norma, en su artículo 55, establece:
Los vehículos tendrán en las condiciones que fije el reglamento sólo asientos fijos, elementos de
seguridad y estructurales necesarios, distintivos y una adecuada salubridad e higiene.
Se trata de un tipo de transporte que requiere de extremada prudencia y control por parte de las autoridades
municipales. Ellas son las encargadas de emitir las autorizaciones pertinentes para que circulen estos vehículos.
LECCIÓN 2 de 5
Transporte de personas
Entendemos que hay contrato de transporte de personas cuando una parte llamada transportista se obliga a
trasladar a personas de un lugar a otro conforme con lo convenido y en el plazo y horarios estipulados (hemos
mencionado que este traslado comprende el embarco y desembarco). La otra parte, llamada pasajero, se obliga a
pagar un precio determinado en dinero como contraprestación de su traslado.
El transportista
–
Es aquel sujeto de la relación jurídica que se obliga a trasladar de manera segura a una o más personas a un destino, a través del medio
acordado y a cambio del precio pactado.
El pasajero
–
Es aquel sujeto que se encuentra ubicado en el otro polo de la relación jurídica nacida en virtud del contrato de transporte. Es trasladado
hacia un destino acordado a cambio del pago del precio que realiza al transportista.
El objeto de este contrato es el traslado. Hemos dicho que el traslado puede ser de personas o de cosas, en este
caso, es el traslado de personas y debe realizarse de manera segura al destino acordado, en el tiempo y por el
medio pactado.
La forma del contrato de transporte de personas: este contrato no requiere de ninguna formalidad para su
celebración y puede ser celebrado de manera expresa o tácita.
Entre las obligaciones del transportista, el Código Civil y Comercial, en su art. 1289, menciona las
siguientes:
3. garantizar su seguridad;
4. llevar su equipaje9.
Por otro lado, el art. 1290 del Código Civil y Comercial prevé las obligaciones del pasajero, entre las
cuales encontramos la obligación de:
Remisión
Para comprender este tema te pedimos leer la bibliografía obligatoria: Lorenzetti, R. (1999), tomo 3, pp. 739 y
siguientes.
Extinción
El nuevo Código Civil y Comercial no regula de manera específica las causales de extinción del contrato de
transporte de personas, pero puede inferirse de los principios y reglas del derecho común. Por lo tanto, diremos que
este contrato se extingue por:
1 Cumplimiento de contrato;
2 Imposibilidad de cumplimiento.
3 Rescisión;
LECCIÓN 3 de 5
Transporte de cosas
Concepto
Entendemos que “Hay contrato de transporte cuando una parte llamada transportista o porteador se obliga a
trasladar personas o cosas de un lugar a otro, y la otra, llamada pasajero o cargador, se obliga a pagar un precio o
flete”11.
Retomaremos nuestro caso de ejemplo y te proponemos leer la siguiente resolución conjunta que trata las cartas de
porte para el transporte granario:
Sujetos
Entre los sujetos que forman parte del contrato de transporte de cosas encontramos:
Al hablar de transporte granario, por la resolución conjunta que hemos presentado, debemos agregar los siguiente:
Titular de la carta de porte u origen: corresponde a quien es titular de la explotación de donde sale la
mercadería.
2. Consignatario: Sujeto que efectúa la venta actuando a nombre propio por cuenta y orden de
terceros;
Remitente Comercial: Sujeto a cuyo nombre el destinatario —o el corredor en caso que intervenga —
liquida la operación correspondiente a los granos trasladados.
Destino: Responsable del establecimiento donde se efectúa la recepción física de los granos
transportados.
[12] Art. 16- Resolución Conjunta General N° 2595, 3253 (2009) y Disposición 6 (2009). Transporte de granos. Administración Federal de Ingresos
Públicos, Oficina Nacional de Control Agropecuario y Secretaría de Transporte Automotor.
En nuestro caso de ejemplo el productor agrario tenía que enviar la mercadería vendida al exportador al puerto de
Rosario. El productor será el origen, ya que la mercadería sale de su fundo. No tenemos intermediario en este caso,
aunque podría ser un comisionista que compre para el exportador. El remitente comercial tampoco se usó en el
ejemplo, pero esta figura generalmente la ocupan los acopios: para no hacer ingresar la mercadería a sus plantas y
luego enviarla al comprador (lo que generaría mayores costos), el productor envía directamente la mercadería a
quien se la vendió y, así, ocuparía la calidad de remitente comercial en la carta de porte. El destino es quien opera en
el puerto la carga al buque. El destinatario es el exportador que compro los granos. La figura del corredor tampoco
fue usada, aunque corresponde a quienes unen la oferta y la demanda. Además de estas partes, estará consignado
en la carta de porte el transporte y el chofer, lo cual tiene mucha importancia no solo en el contrato de transporte,
sino que tiene injerencia en otros aspectos.
Supongamos que el chofer quiere realizar una demanda laboral a su empleador (transporte), mediante las cartas de
porte tiene la prueba necesaria para indicar si no le fueron abonados adicionales por kilómetros recorridos, por
pernoctar, etcétera.
En el derecho concursal también es importante esta resolución, porque las únicas partes que se quedan con una
copia de la carta de porte (porque así lo dispone la resolución son) el origen, el transporte, el destino y el
destinatario. Entonces, si tuviéramos que asesorar a un acopio que actúa de remitente comercial no podríamos
demostrar la causa de nuestro crédito si no tuviéramos un contrato firmado con las partes, lo cual dificultaría la
prueba a aportar al expediente. Por ende, como seguramente será el acopio quien pagué el transporte, previo a
realizar la cancelación del precio se puede estipular que el transportista deba entregar una copia de su carta de
porte y, de esa manera, nos resguardamos la prueba para futuras contingencias.
Respecto al transporte de ganado, te dejamos el siguiente artículo para ampliar en dicha modalidad.
Lago, H. R. y Bartolomei Basso, G. (2019). Transporte de ganado bovino. Notas distintivas de la Provincia de Córdoba. Práctica Integral Córdoba ERREPAR (PIC), XIII, N°
150, p. 909.
Objeto
El objeto del contrato de transporte es el traslado, en este caso, el traslado de cosas de manera segura a un destino
en el tiempo y por el medio pactado.
La carta de porte es un instrumento que constituye el título representativo de las mercaderías transportadas, en la
que se plasma el acuerdo entre las partes, pero no es un requisito esencial para la configuración del contrato y, en
caso de no haberse confeccionado, el vínculo contractual pude probarse por cualquier otro medio. Una vez que la
carta fue confeccionada, un ejemplar es para el cargador y otro para el porteador.
El art. 1298 del actual Código Civil y Comercial reza: “el transportista tiene derecho a requerir del cargador que
suscriba un documento que contenga las indicaciones enunciadas en el artículo 1296 y las estipulaciones
Así como el transportista tiene derecho a requerir la carta de porte, el cargador tiene derecho a exigir al porteador
que la suscriba y se la entregue. Este documento es el llamado doble ejemplar y puede ser nominativo, a la orden o
al portador. Si se trata de un documento a la orden, los derechos que nacen del contrato frente a aquel se pueden
transmitir por endoso (art. 1299).
Estamos frente a un título de crédito que representa el tipo y valor de las cosas transportadas. Como tal, puede ser
ejecutado ya que tiene los caracteres de literalidad, autonomía y abstracción.
5 Plazo de entrega.
Como hemos mencionado ut supra, no es obligatoria la confección de la carta de porte y, en ese caso, el cargador
puede exigir al transportista que le entregue un recibo de carga denominado guía con el mismo contenido de la
carta (art. 1300).
En el caso de haberse extendido la carta de porte o la guía, “el cargador tiene la disposición de la carga y puede
modificar las instrucciones dadas al transportista, con obligación de reembolsar los gastos y resarcir los daños
Conforme el art. 1301, cualquier estipulación que no se haya plasmado en el segundo ejemplar de la carta o en la
guía, no es oponible a los terceros portadores de buena fe. “Ese documento debe ser entregado al transportista
No debemos confundir lo que indica el Código Civil y Comercial como carta de porte con lo estudiado respecto a la
resolución conjunta, ya que esta última es exigida para el transporte de granos enteros.
declarar el contenido de la carga, identificar los bultos externamente, presentar la carga con embalaje
adecuado, indicar el destino y el destinatario, y entregar al transportista la documentación requerida
para realizarlo.
Si se requieren documentos especiales, el cargador debe entregarlos al porteador al mismo tiempo que
Poner la carga a disposición del destinatario (entrega y traslado) en el lugar, plazo y modalidades
convenidas.
El art. 1297 establece que “el cargador es responsable de los daños que sufran el transportista, otros cargadores o
terceros, que deriven de la omisión o la inexactitud de las indicaciones o de la falta de entrega o de la irregularidad
de la documentación”17.
Si el transporte no pudo ser iniciado o completado o la entrega no se pudo efectuar por el hecho del
cargador, o de un portador legitimado del segundo ejemplar de la carta de porte o de la guía, o del
destinatario, el transportista tiene derecho al precio o a una parte proporcional de éste, según sea el
El transportista contrae una obligación y es la de llevar las cosas sanas. Deberá tomar las medidas de precaución
necesarias, de acuerdo a la mercadería de que se trate para entregarlas en las condiciones convenidas en el
contrato, en el tiempo y lugar estipulado.
Frente al cargador, el art. 1309 Código Civil y Comercial, determina la siguiente responsabilidad:
El porteador que entregue las cosas al destinatario sin cobrar los créditos propios o los que el cargador
le haya encomendado cobrar contra entrega de la carga, o sin exigir el depósito de la suma convenida,
es responsable frente al cargador por lo que le sea debido y no puede dirigirse contra él para el pago de
Si el transporte de las cargas es impedido o excesivamente retrasado por causa no imputable al porteador, este
debe informar inmediatamente al cargador y pedirle instrucciones. Deberá custodiar la carga. “Si las circunstancias
imposibilitan el pedido de instrucciones, el transportista puede depositar las cosas, y si están sujetas a rápido
deterioro o son perecederas, puede hacerlas vender para que no pierdan su valor”20. Por otro lado, si la pérdida se
produce por causas naturales, esto es, que por la misma naturaleza de la cosa sufra disminuciones, el transportista
responderá solo por las disminuciones que excedan la pérdida natural (art. 1312).
Por otro lado, si se trata de cosas frágiles, el transportista puede acordar su deterioro o si se trata de animales o
determinados objetos que requieren de un transporte con características especiales. En estos casos responde solo
probando su culpa (art 1310). Esta es la única situación en que el transportista puede limitar su responsabilidad (art.
1313).
Si una vez recibida la mercadería el destinatario la analiza y se determina que hubo averías o pérdidas, el
transportista deberá reembolsarle los gastos.
Conforme lo prevé el art. 1306, en su última parte, el destinatario no está obligado a recibir las cosas con daños que
impidan su uso o consumo que les son propios.
El nuevo Código Civil y Comercial ha introducido modificaciones en el plazo de pago del flete y regula que el
destinatario no pueda ejercer los derechos nacidos del contrato de transporte contra el transportista si no le ha
abonado sus créditos derivados del transporte. Esto es, en el momento de la entrega de las cargas el destinatario
debe abonar el flete y los gastos.
El art. 1314 establece que el destinatario puede, a su costa, hacer controlar el estado de la mercadería antes de
recibirla y, en caso de determinarse que hubo pérdida o avería, el transportista deberá reembolsar los gastos.
Transporte sucesivo
En esta modalidad contractual no es el transportista quien subcontrata a otros, sino que el contrato se celebra con
varios transportistas encargados de llevar la mercadería a través de diferentes tramos. Es decir, desde el comienzo
del vínculo contractual se contrata con determinados sujetos y cada uno de ellos es responsable por un tramo del
traslado (obligación mancomunada), salvo disposiciones en contrario.
Así, el actual Código Civil y Comercial, en su art. 1287, regula la responsabilidad, al establecer:
En los transportes sucesivos o combinados a ejecutar por varios transportistas, cada uno de ellos
responde por los daños producidos durante su propio recorrido. Pero si el transporte es asumido por
varios transportistas en un único contrato, o no se puede determinar dónde ocurre el daño, todos ellos
El transportista sucesivo
tiene derecho de hacer constar en la carta de porte, o en un documento separado, el estado en que ha
recibido las cosas transportadas [a fin de eximirse de responsabilidad por cargas que le fueron
entregadas en mal estado]. El último transportista representa a los demás para el cobro de sus créditos
Aclaración
Estas lecturas son introductorias al tema e intentan que comprendas los conceptos de la materia; sin embargo, es
indispensable que profundices lo visto aquí con la lectura del material bibliográfico obligatorio.
El contrato de seguro
El contrato de seguro
Referencias
LECCIÓN 1 de 3
El contrato de seguro
Es decir, plantear un seguro para asegurar el riesgo para los autos Fiat 600
color rojo, seguramente tendrá un mercado muy escueto, ya que existen
pocos vehículos de ese modelo y esta restricción reduce el espectro de
posibles clientes. Por el contrario, si se diseña un seguro para vehículos tipo
sedán de 5 puertas, el espectro aumenta de forma considerable y hace que
el negocio sea viable.
La misma proviene de la
recaudación de la masa de
asegurados, que son los
que permiten, por un lado,
Mutualidad
solventar las obligaciones
asumidas por la empresa y,
por el otro, obtener la
rentabilidad propia de la
[1] Art. 5 - Ley N° 26.994 (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de
la Nación Argentina.
Por su parte, los fundamentos del proyecto expresan que el Código respeta
lo que se da en llamar microsistemas autosuficientes de derecho; es decir,
no modifica las leyes especiales. Entre ellas, nombra a la Ley de Concursos y
Quiebras, y a la Ley de Seguros.
2 contratos de adhesión; y
3 contratos de consumo.
Por lo que señala que es dable de trasladarse al área de los seguros bajo las
dos últimas modalidades.
Por su parte, los contratos de adhesión son aquellos en los que el tomador
puede o no ser un consumidor que contrata sobre la base de cláusulas
predispuestas.
La nueva regulación legal del derecho común (nuevo Código Civil y Comercial
vigente desde el 1º de agosto de 2015) otorga un tratamiento muy especial
al contrato de consumo en el capítulo tercero del libro tercero.
En lo relativo a los daños por accidentes de tránsito (por los que son
demandadas las aseguradoras frecuentemente) a partir de la previsión de la
Ley de defensa del consumidor, conforme a la cual esta era aplicable a
aquellos que estuvieran expuestos a una relación de consumo, se empezó a
interpretar que el tercero, víctima en un accidente de tráfico, era equiparable
al consumidor en el contrato de seguros que existía entre el responsable y su
aseguradora. Sin embargo, los fundamentos del proyecto del nuevo Código
Civil y Comercial vinieron a echar luz sobre este asunto al aludir en forma
expresa a este ejemplo y expresar que esta interpretación constituía un error.
Ello despejó toda duda interpretativa al respecto y dejó el concepto de
consumidor circunscripto a los sujetos que clásicamente han sido
considerados consumidores.
La ley N° 17.418, en su art. 1°, define a este contrato diciendo: “hay contrato
de seguro cuando el asegurador se obliga mediante una prima o cotización, a
resarcir un desafío o cumplir la prestación convenida si ocurre el evento
previsto”3.
[3] Art. 1 - Ley N° 17.418. (1967). Ley de Seguros. Poder Ejecutivo Nacional.
Así, el contrato de seguro es un instrumento por medio del cual una de las
partes, el asegurador, se obliga a pagar al asegurado o a un tercero la
prestación convenida, contra el pago de un precio, que es denominado
prima, subordinando la efectiva prestación al acontecimiento de un riesgo
incierto y futuro.
Partes
El asegurador
–
Es quien se compromete a resarcir las consecuencias perjudiciales o dañosas
sufridas, derivadas de la verificación de un siniestro, a cambio de un precio en
dinero.
El asegurado
–
Parte que se obliga a pagar una prima periódica a la empresa aseguradora a
cambio de una cobertura de naturaleza pecuniaria, a cargo de la última, en el
supuesto en que se produzca el evento dañoso descripto en la póliza.
Sin embargo, a los fines de una mayor comprensión de este elemento del
contrato de seguro, diferenciaremos a los sujetos que intervienen en
atención a su etapa de formación. Para ello, partiremos de considerar los
elementos comunes a todos los contratos. Estos son: el consentimiento, el
objeto y la causa.
Empresa aseguradora
–
Entidad de carácter privado que tiene como objetivo principal asumir riesgos
ajenos por medio de un fondo de primas y, de esa manera, hace frente a
prestaciones e indemnizaciones a las que se ha obligado frente a sus
asegurados, o bien resarcir los daños y perjuicios sufridos por terceros.
Objeto
En lo que atañe a la determinación del riesgo asegurado, por regla, este se
determina según acuerdo contractual. Se debe tener en cuenta que el objeto
del contrato esté acorde al ordenamiento jurídico vigente, el cual deberá
respetarse en todo momento la licitud del objeto.
de la ley”4.
Otro principio que reafirma la obligación de la licitud del objeto del contrato de
seguro, es aquel que establece que en los contratos de seguros por daños
patrimoniales solo podrán ser objeto del contrato los riesgos en donde
existiere un interés económico lícito de que un siniestro no ocurra o
acontezca.
Elementos específicos
producido5.
Para que el riesgo pueda ser objeto del contrato de seguro debe reunir
ciertas características esenciales: ser incierto y aleatorio; fortuito, posible,
concreto, de contenido económico y, por regla, lícito (aunque esta última
característica admite algunas excepciones).
Ahora bien:
En cuanto a la extensión del riesgo, a menudo nos encontramos con que las
cláusulas o condiciones establecidas en el contrato de seguro no se
encuentran redactadas de manera clara, o bien no contienen precisión
suficiente. Es por ello que, a veces, su interpretación es dudosa. En estos
supuestos (y atento las distintas interpretaciones que pueden derivarse) se
establece como regla que, en caso de duda sobre la extensión del riesgo,
debemos inclinarnos positivamente por la obligación del asegurador de
responder como convenido.
A esta altura de nuestro análisis debemos tener en claro que, como regla,
una vez determinado el riesgo en el contrato de seguro, se cubren todos los
supuestos que no fueron excluidos directa o indirectamente a través de un
conjunto de enunciados de no seguro. Sin embargo, a veces es necesario
establecer expresamente la cobertura del riesgo frente a determinados
siniestros en el contrato de seguro ya que, en caso de que no se encontrasen
excluidos de común acuerdo por las partes, lo pueden estar
preceptivamente. Con esto nos estamos refiriendo a aquellos siniestros
excluidos de la cobertura en virtud del abanico normativo vigente, pero que
de común acuerdo por las partes han incluido o admitido en el contrato.
hacérsele la denuncia6.
El precio
al beneficiario7.
Ahora bien,
Cuando el asegurado ha denunciado erróneamente un riesgo
más grave que aquel que realmente desea asegurar, tiene
derecho a la rectificación de la prima por los períodos
posteriores a la denuncia del error, de acuerdo con la tarifa
aplicable al tiempo de la celebración del contrato.
este momento10.
convenido12.
(…)
La entrega de la póliza sin la percepción de la prima hace
la opción de rescindir14.
emitirse la póliza”17.
ese momento21.
Plazo
Cláusula de rescisión
de vida26.
Regla:
Conforme lo establece la Ley de Seguros, “el seguro por cuenta ajena obliga
al asegurador, aun cuando el tercero asegurado invoque el contrato después
de ocurrido el siniestro”29.
Y sigue en el artículo 24 cuando indica que “los derechos que derivan del
contrato corresponden al asegurado si posee la póliza. En su defecto, no
puede disponer de esos derechos ni hacerlos valer judicialmente sin el
asegurador32.
Aclaración
Referencias
LECCIÓN 1 de 2
Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil, Sala J. “B A Fo c/ Centro Asistencial Veterinario San Marco y otros s/
para que quede comprometida la responsabilidad del médico
(veterinario) por los hechos cometidos en el ejercicio de la
profesión, se debe demostrar la culpa en la realización de la
atención médica prestada, la existencia del daño que le hubiere
sobrevenido a causa de ese hecho y la relación de causalidad
entre el incumplimiento y el daño experimentado, y basta que
alguno de esos requisitos falte para que el profesional quede
exento de responsabilidad por las consecuencias de su actividad
(CNAC, Sala J. “B A Fo c/ Centro Asistencial Veterinario San
Marco y otros s/ Daños y Perjuicios”, sentencia del 5 de
noviembre de 2015,
https://aldiaargentina.microjuris.com/2016/01/28/se-exime-de-
responsabilidad-al-veterinario-por-la-muerte-del-can-pues-no-se-
han-demostrado-negligencias-impericias-ni-error-de-
diagnostico/#:~:text=Ahora%20bien%20para%20que%20quede,
y%20la%20relaci%C3%B3n%20de%20causalidad)
Tal cual se observa en el fallo, los vocales concluyeron que no surgía ningún
elemento referido a causa probable que indique que el deceso del animal “se
debiera a negligencias, impericias, error de diagnóstico o no haber cumplido
el profesional con un procedimiento que debía ser el indicado al caso, como
para imputar responsabilidad alguna en los términos que fue iniciada la
presente acción de daños” (CNAC, Sala J. “B A Fo c/ Centro Asistencial
Veterinario San Marco y otros s/ Daños y Perjuicios”, sentencia del 5 de
noviembre de 2015, https://aldiaargentina.microjuris.com/2016/01/28/se-
exime-de-responsabilidad-al-veterinario-por-la-muerte-del-can-pues-no-se-
han-demostrado-negligencias-impericias-ni-error-de-
diagnostico/#:~:text=Ahora%20bien%20para%20que%20quede,y%20la%20re
laci%C3%B3n%20de%20causalidad).
Sujetos
Caracteres
Prueba
El profesional asume una serie de deberes a la par del deber principal que le
ha sido encomendado. En la doctrina estos deberes profesionales reciben el
nombre de secundarios y buscan preservar los intereses del cliente y evitar
causarle un perjuicio. Entre estos deberes secundarios, que seguidamente
analizaremos, se presentan como de gran trascendencia el deber de
seguridad, de información y, asimismo, los deberes de buena fe y de
confidencialidad.
El deber de seguridad
El deber de información
Lo ideal para cumplir con este deber es realizar un escrito con todas las
especificaciones que se quieran aclarar o mencionar la mayor cantidad de
circunstancias que pudieran suceder. En nuestro caso del veterinario, si bien
no aplica la Ley N° 24.240 a la cirugía, para protección del profesional sería
de gran ayuda explicar el procedimiento a realizar y los riesgos inherentes de
la operación. Esto ayudaría a protegerlo de posibles contingencias futuras.
Otros deberes
Además de la prestación principal que indicamos anteriormente, el
profesional se obliga a deberes. Ya hemos explicado el deber de informar y el
de seguridad. Existe también el deber de confidencialidad, el de buena fe, el
de colaboración, el de cuidado y custodia, y el deber de continua
actualización.
Además del pago del precio pactado, el cliente tiene el deber de colaboración
que consiste en la obligación de cooperar con el profesional prestador de
servicios; por ejemplo, darle a conocer los datos necesarios según las
características del servicio contratado y recibir el servicio ejecutado
conforme lo convenido.
Aclaración
Video conceptual
Referencias
LECCIÓN 1 de 4
El contrato de consultoría tuvo sus orígenes a fines del siglo XIX para regular asuntos referidos a la
producción, ya sean relacionados al empleo o a la eficiencia de las máquinas y a la productividad en
fábricas, asuntos que en aquella época eran de gran importancia para los empresarios. Cabe destacar que,
durante la Segunda Guerra Mundial, los consultores tuvieron un papel importante en la optimización del
esfuerzo bélico al ampliar y mejorar todos aquellos métodos destinados a acrecentar la productividad en las
industrias de armamentos, así como en la definición y contenido de cargos en los staff gerenciales.
servicios de preparación;
servicios de implementación;
Resulta importante, asimismo, establecer la diferencia entre consultoría, entendida como aquel
conocimiento que abre infinitas posibilidades y derivaciones; y el consulting como una rama o área del
anterior.
De acuerdo con la naturaleza de las actividades llevadas a cabo por los actores de este contrato, definimos
al contrato de consultoría como aquel cuyo objetivo consiste en la prestación de servicios realizada por
especialistas o técnicos de distintas disciplinas que, al adoptar alguna forma jurídica, llevan a cabo
proyectos de ingeniería en general. Estos profesionales se dedican, a su vez, a tareas administrativas y de
gestión durante el curso de la realización de las obras, brindan asesoramiento técnico en las distintas y
concatenadas fases de ejercicio y manutención de la obra misma.
En este tipo de contratos se hace foco en la confidencialidad de la transferencia de conocimientos por parte
de los especialistas que prestan su servicio y el tiempo en el cual deben resguardarse los secretos del
negocio o arte que desarrollan.
A su vez, debemos tener presente lo dispuesto por la Ley N° 22.460, creada para regular la contratación y
promoción de los servicios de consultoría en el espacio estatal. Esta ley definió al contrato de consultoría en
su artículo 2 y establece que es “toda prestación de servicios profesionales, científicos y técnicos de nivel
universitario, cumplidos bajo forma de locación de obra intelectual o de servicios, y realizadas por firmas
consultoras o consultores”1.
[1] Art. 2- Ley N° 22.460 (1981). Servicios de consultoría. Poder Ejecutivo Nacional.
Según el Banco Mundial, los servicios de consultoría son desarrollados por los siguientes sujetos activos
que, por lo general, se corresponden con organizaciones como las siguientes:
Estudios profesionales;
empresas estatales;
universidades.
Con respecto al ámbito de actuación de las firmas de consultoría, podemos decir que con el tiempo se ha
extendido significativamente su actividad y se volvieron incluso cada vez más complejas. Esta es una
consecuencia directa de la complejidad de los negocios a los que aplican.
En los orígenes del contrato las consultoras se encargaban, principalmente, del tiempo y del movimiento.
Respecto de la disciplina, la consultora marchaba junto con la ingeniería industrial. Una vez transcurrida la
etapa fundacional, entendida como las primeras épocas de este siglo, el consulting avanzó hacia un nuevo
estadio y focalizó todo su esfuerzo en el análisis de la disposición de las plantas fabriles, el estudio del
trabajo y el control de la producción, lo cual siguió así hasta fines de la década del ‘50.
En este tiempo se destaca que los consultores no solo ayudaron a sus clientes a superar problemas que se
les presentaban en la marcha de la actividad diaria, sino que también cooperaron para abandonar, por la
crisis que se vivía, las cooperativas importantes para la realización de planes futuros. Luego, más tarde,
ayudaron a administrar los proyectos y participaron en su ejecución.
En la actualidad, los entendidos en la materia establecen que existen cuatro áreas generalmente abordadas
por las grandes empresas de consulting:
En los últimos años, las consultoras con más prestigio en el mundo se orientaron hacia la consultoría sobre
planificación financiera, ya que, por medio de ella, aconsejan a los clientes sobre cómo asegurar los activos
que poseen y qué clase de colocaciones elegir. Por otro lado, indirectamente, tratan de buscar gestores con
dinero y evaluar su actuación.
Es así como, según la guía del Banco Mundial, el contrato de consultoría o consulting es aquel que consiste
en realizar previamente estudios sobre temas importantes como la inversión, los servicios de preparación,
de implementación y de asistencia técnica. Este contrato suele ir más allá, ya que es posible que su objeto
consista en hacer estudios importantes, tales como: factibilidad técnica y económica, el presupuesto de
costos y la previa determinación de los planes de amortización de los mismos, la realización de proyectos
preliminares, el desarrollo del proyecto general, junto con los respectivos pliegos técnicos, además de la
preparación de proyectos de ejecución, el requerimiento de ofertas dirigidas a los posibles clientes -
empresas- interesados en la realización de las tareas. A esto se suma la selección y evaluación de obras y
elección de adjudicatarios, la supervisión y el control de todas y cada una de las actividades desarrolladas
por la obra, entre otros.
Debido a la gran cantidad de tareas que puede llegar a desarrollar una consultora en el ejercicio de su
función, y ante el requerimiento de sus clientes, es necesario destacar las distintas áreas de
responsabilidad en la que esta se desempeña y su alcance con relación a circunstancias en donde se
produzca un hecho dañoso.
Muchas veces esta responsabilidad se desarrolla paralelamente y con independencia de una forma
contractual en donde se hayan establecido normas de conducta de manera recíproca. Y, otras veces, frente
a la responsabilidad que surge como consecuencia de la realización del contrato, las partes limitan
específicamente su conducta y la determinan en el mismo contrato. Por lo tanto, en el primer supuesto,
estamos frente a una responsabilidad extracontractual; en cambio, en el segundo supuesto, se trata de una
responsabilidad contractual.
Nos ubicaremos dentro del contrato de consultoría, frente a una responsabilidad de tipo contractual, donde
los límites de conducta estarán fijados por los papeles que las partes han firmado al momento de
perfeccionamiento del contrato, entre el comitente y la consultora.
Más aún, ya habiendo desarrollado los diferentes tipos de modalidad contractual que tiene el consulting y en
virtud de los diferentes tipos de relación entre cliente y consultor (que vimos que van desde el convencional
hasta el turn-key) es notorio que las responsabilidades en cada uno de ellos cambien. Estos deberes van in
crescendo de acuerdo a la mayor injerencia que tiene el consultor sobre las operaciones que lleva a cabo, y
del giro social del cliente con respecto a la anterior.
Te remitimos a la bibliografía obligatoria para saber acerca de este punto: Lorenzetti, 1999, (tomo 2, p. 643 y
siguientes).
En síntesis, el contrato de management sirve para regular todo lo referente a la dirección, conducción,
administración o gestión de una empresa.
Debemos tener en claro que esta figura se usa actualmente en nuestro país, por ejemplo, en el ámbito de las
cadenas hoteleras. Se concede o transfiere el gerenciamiento de una sociedad a otra empresa (la sociedad
gerente o manager) en las condiciones que se hubiesen estipulado en el contrato en virtud del caso
concreto.
Por lo general, esta clase de contrato suele caracterizarse en virtud de las siguientes pautas.
El plazo de duración del contrato, por lo general, es prolongado. Se suelen establecer entre las
partes prórrogas sucesivas de manera automática, pero en este caso, por periodos más cortos
y se perfeccionan por lo menos con dos o tres meses de anticipación al vencimiento del plazo
establecido contractualmente.
La dirección de toda la planta del personal, inclusive de las personas con carácter jerárquico;
con poder de traslado, reemplazo y remoción.
Elegir sistemas de manejo del negocio común, de auditoría y los softs a emplear para los
equipos de computación.
Como advertimos, el proceso visto supone flujo de capital, tecnología, gerenciamiento, habilidades técnicas
e iniciativa de un país a otro. A su vez, se ha producido un verdadero cambio en los negocios internacionales,
en donde las tradicionales formas de inversión extranjera directa han cambiado hacia la incorporación de la
participación activa de empresas que vienen de países desarrollados y se han instalado en el país o
mediante la colocación de sus propios productos, servicios y tecnologías en el mercado nacional.
Es así como nos encontramos con el contrato de management, fundamentalmente, en los sectores que
pasaremos a analizar.
Sabemos que el turismo es un factor de crecimiento económico importante en la mayoría de los países del
mundo. La industria hotelera ha tenido un importante desarrollo en los últimos años, y, por ende, no ha sido
ajena al uso del contrato que estudiamos.
En lo que respecta al negocio de hotelería, se utiliza en cadenas reconocidas a nivel mundial (ya sea por su
prestigio y su alto nivel en prestación de servicios). En ellas la consultoría se encarga de administrar, bajo su
enseñanza y de acuerdo a sus métodos, uno o algunos hoteles que pertenecen a la sociedad inversora
vernácula, tras reciclarlos según instrucciones de la sociedad manager.
Otras veces, estas grandes empresas hoteleras crean sus propias cadenas a nivel internacional por medio
de corporaciones trasnacionales. En esta modalidad las compañías, incorporan, a su vez, otros integrantes
permanentemente y actúan mediante contratos standard. Los utilizan para perfeccionarse la adhesión a los
verdaderos dueños o aquellos potenciales de emprendimientos hoteleros en países extranjeros y esto le
otorga a la sociedad el control total sobre la construcción y la fase operacional del proyecto.
Vemos en estos ejemplos que el contrato de management es de gran utilidad en la explotación de diferentes
proyectos de minería primaria, actividades de exploración y perforación petrolera, refinerías, industria
mecánica pesada y proyectos siderúrgicos, plantas y fundiciones de aluminio, así como fábrica de
productos de caucho y vidrio.
Otras veces, ante la imposibilidad de que las empresas privadas puedan otorgar mayores actividades que
ayuden al desarrollo económico de un país determinado, el Estado decide intervenir de manera directa y
asume una conducta de responsabilidad primaria en la planificación, desarrollo y crecimiento de la
economía local. De este modo, el contrato en cuestión puede ser visto como un instrumento valioso para
que las empresas públicas posean el manejo y la destreza técnica necesaria para el establecimiento y
funcionamiento de proyectos de capital, así como también para el desarrollo y avance de industrias
manufactureras.
Además, este contrato se utiliza mucho en los estudios que brindan servicios de back office. Se trata de un
conjunto de prestaciones de apoyo al negocio, propias de la gestión administrativa de la empresa, como
labores informáticas, de comunicación, gestión de recursos humanos, contabilidad, finanzas o legales.
Resulta esencial que sean actividades sin contacto directo con el cliente. Los principales clientes que
contratan estos estudios son las startups, ya que necesitan focalizarse 100% en el negocio y no disponen
de tiempo para tareas propias del funcionamiento de la empresa emergente.
El back office se diferencia del front office que son servicios que tienen contacto directo con los clientes de
la firma asesorada. Son tareas del front office: la atención al cliente, las ventas, etc.; y tienen injerencia en
procesos de distribución y mercadotecnia.
Si eres un profesional del derecho que desea insertarse en el mundo de los emprendimientos, será de vital
importancia que conozcas estas estructuras jurídicas.
Aclaración
Las lecturas son introductorias al tema e intentan que comprendas los conceptos de la materia; sin
embargo, es indispensable que profundices en los temas vistos a partir de la lectura del material