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No
creo que nadie se tenga que quitar la vida sin antes haberlo
reflexionado profundamente durante un largo periodo de tiempo. De
todas formas, estoy convencida que el derecho a poder hacerlo es uno
de los derechos fundamentales que alguien puede llegar a tener en una
sociedad libre. Pienso que la mayoría de lo que hace el mundo no tiene
ningún sentido, pero el sentimiento con respecto a lo que estoy
haciendo suena alto y claro en el interior del oído, en un lugar en el que
no hay nadie, sólo la calma. Amor eterno, Wendy”. Asi fue como la
cantante que revolucionó el mundo del punk. Vocalista de The
Plasmatics se suicidó con un disparo en la cabeza. Antes de hacerlo,
escribió esta carta.
Cada día surgen más voces que piden a gritos una legalización de la
eutanasia. La única forma de terminar con el dolor, la única manera de
poner alto aquella voz de conciencia que no tiene fin, ni escapatoria.
Es indudable que el primordial derecho que puede asistir hoy a todo ser
humano es el de la vida, pero cuando este derecho se ve afectado por
unas lamentables condiciones de salud, cabe preguntarse, si se está
cuidando la vida o prolongando la agonía que nos puede llevar a la
muerte. Y en un momento así. ¿Qué debemos hacer? Considero que al
existir tenemos derecho a la vida, pero es también imprescindible que
exista un derecho a morir dignamente y esto se traduce a una salida
válida para un enfermo terminal que ya no desea sufrir más o para aquel
paciente que no ve salida a los pensamientos que se encuentran
constantemente en su cabeza y que jamás se van, jamás le dan
tranquilidad.
A raíz de esto es importante que tanto las autoridades como los aquí
presentes reflexionáramos sobre estas situaciones que suceden
diariamente en hospitales con personas en condiciones de salud en fase
terminal, que pensáramos un poco en aquel dolor emocional que vive
una persona. En algún momento llegamos a decir aquí mismo que la
violencia emocional es la que más perdura, porque no entender que solo
quien sufre física o emocionalmente es libre de tomar decisiones sobre
su vida propia, si tenemos la capacidad para ver normal las
personalidades de la nueva sociedad, seamos capaces de respetar el
derecho a una muerte digna.