Por: Cadena Sánchez Dana Pamela

OBJETIVO

Definir y explicar lo que es el suicidio asistido o la eutanasia, como es mejor

conocido; y sobre todo dar mi punto de vista del porque en una enfermedad
terminal o enfermedad avanzada en fase evolutiva e irreversible con síntomas
múltiples, impacto emocional, pérdida de autonomía, con muy escasa o nula
capacidad de respuesta al tratamiento proporcionado, junto con un pronóstico de
vida limitado a semanas o meses, donde el dolor y sufrimiento aumenta cada vez,
es ético realizar esta práctica que muchos lo entiende como un acto inhumano.
“¿Cómo juzgar en un mundo donde se intenta sobrevivir a cualquier precio, a
aquellas personas que deciden morir? Nadie puede juzgar. Sólo uno sabe la
dimensión de su propio sufrimiento, o de la ausencia total del sentido de su vida”. -
Paulo Coelho

Suicidio Asistido: un respiro a un alma y cuerpo roto Cadena Sánchez Dana Pamela
“Hay dolores que matan: pero los hay más crueles, los que nos dejan la vida sin
permitirnos jamás gozar de ellas”. -Antonie L. Apollinarie Fée.

El dolor se define científicamente como una señal del sistema nervioso de que algo
no anda bien. Es una sensación desagradable, como un pinchazo, hormigueo,
picadura, ardor o molestia. El dolor puede ser agudo o sordo. Puede ser intermitente
o ser constante, y en algunas ocasiones, continuo, tanto que puedes quedar
paralizado del temor que te provoca ese malestar que recorre tu cuerpo, sintiendo
como te carcome de adentro hacia afuera sin evitarlo, solo quedándote quieto
mientras este continúa su recorrido disfrutando el sufrimiento que provoca a su
paso.

No existe un dolor tan fuerte como el que alguna vez el ser humano experimentará,
y no estoy hablando del de un corazón roto, o que no hayas encontrado esa cosa
que tanto querías, no, hablo del que te produce una enfermedad terminal, aquel que
sin importar cuanta anestesia, hipnosis, terapia y drogas te suministren no lo podrás
detener hasta el día en que tu cuerpo de su último aliento y abandone tu cuerpo.

“El dolor es para la humanidad, un tirano más terrible que la misma muerte.” -
AlbertSchweitzer

El cese de la vida es inevitable y todos lo sabemos, es algo de lo que tomas

conciencia a lo largo de vivir y experimentar. Pero no todos podemos vivir una vida
“plena y color de rosas”, existe un término en medicina que se conoce como: fase
terminal, que sin meternos tanto en la jerga médica es cuando una persona contrae
una enfermedad(la mayoría de veces cáncer) y esta está en un nivel de evolución
mayor que se considera incurable y por consecuencia, terminara con tu vida. El
dolor terminal se caracteriza por tener una duración superior a los tres meses y por

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asociarse con cambios importantes en el estado psicológico, social y funcional del
paciente, pudiéndose relacionar con trastornos depresivos y ansiosos, que en
ocasiones requerirán un manejo específicamente cuidadoso y riguroso.

Este tipo de dolor es muy frecuente en los pacientes con cáncer, apareciendo hasta
en el 75%-90% de los pacientes. Con las alternativas actualmente disponibles
conseguir alivio o alguna desaparición de dolor es relativamente sencillo. A pesar
de las diferentes alternativas terapéuticas en más del 50% de los casos no se
consigue un control aceptable, y el 25%-30% de los pacientes morirán con un dolor
intenso. ¿Por qué el ser humano debe de morir de una forma tan monstruosa?.

En algunos países como Bélgica, Canadá, España, Luxemburgo, Países Bajos,

Suiza y algunos estados de Estados Unidos y Australia esta legalmente permitida
la practica del suicidio asistido, que se trata de la decisión personal de terminar
con su propia vida, para lo cual requieren de asistencia médica. Asistencia que en
la actualidad, se limita a la prescripción de un medicamento letal y/o a facilitar el
medicamento a la persona que ha decidido suicidarse.

Pero a todo esto, el debate moral, filosófico y legal del suicidio asistido, en la
mayoría de las ocasiones, se basa en una realidad histórica en donde la tecnología
y el ejercicio de la medicina van de la mano, teniendo como resultante la necesidad
de discutir la muerte desde una perspectiva biológica contra la muerte social,
psicológica y espiritual. Sin embargo, el suicidio ni es algo novedoso, ni está sujeto
a la tecnología médica, simplemente es un tema en el que los profesionales de la
medicina desde sus inicios se han vinculado más con la conservación de la vida,
que con la procuración de la muerte, por lo que habría que checar si el suicidio
asistido le compete al personal de salud o algún otro profesional que quisiera
acompañar a las personas, cuando estén decididas a despedirse de su vida para
no provocar controversias.

Ahora, porque una adolescente de 17 años de edad que a ojos de la sociedad, no

ha tenido la experiencia necesaria como para opinar de un tema tan delicado como
el término total de una vida esta escribiendo esto, simplemente estoy viendo a futuro
y quiero lo mejor para mi y para las personas que sufrirán diariamente a causa de

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cosas que quedarán fuera de nuestras manos. En México está prohibida la práctica
de la eutanasia y del suicidio medicamente asistido, de acuerdo a lo estipulado en
la Ley General de Salud en su artículo 161 Bis 21 que a la letra dice: “Queda
prohibida, la práctica de la eutanasia, entendida como homicidio por piedad así
como el suicidio asistido conforme lo señala el Código Penal Federal, bajo el amparo
de esta ley.”, esto se me hace injustamente inmoral y poco empático, de personas
que han hablado desde el privilegio de no haber estado jamás en una situación
similar o presenciarla. Las personas tenemos derecho a la vida y por consiguiente
deberíamos tener el derecho a renunciar a ellas si nuestra calidad de vida se ve
afectada médicamente, si esto nos está afectando a nosotros mismos y a nuestros
familiares. Algunas enfermedades provocan delirios y pérdida de la realidad en
intervalos continuos de tiempo, en los que la persona muestra un alter ego en los
que puede auto infringirse daño al igual que a las personas a su alrededor
provocando un sentimiento de culpa, que se transformara en un dolor que te
atormentara solo deseando y suplicando al dios en el que creas que termine este
sufrimiento, que detenga el tiempo y deje de dolerte por 5 segundos para regresar
al momento en que rasparse la rodilla era el máximo dolor que podías sentir y curarlo
con un beso de tu madre para levantarte y seguir jugando. Sueños solamente. Ahora
estás tendido en una cama, conectado a mangueras que atraviesan tu cuerpo, que
transmiten líquido del que apenas puede anestesiar el dolor que incrementa cada
día, intentando sacar una sonrisa para aquellas personas que se quedaron contigo
pero que sigues lastimando cada que pierdes la conciencia y despiertas, pidiendo
perdón por cada cosa que hiciste en tu ausencia. Lloras, porque es lo único que te
queda en esos momentos, te derrumbas, te cansas de sufrir, vuelves a pegar de
gritos pidiendo que esta tortura termine por lo que mas quieran y llegas a la
conclusión de que esto ya no es vida. “Y al final te haces esa pregunta, la pregunta
que te haces cada vez con más frecuencia, jadeando en la cama cada madrugada,
al tomar tus drogas, esa noche en la ventana y esa mañana en la silla. La pregunta
que se te atora en la garganta, que te ahoga la sangre, que resuena en tus oídos
una y otra vez, insistentemente, ¿Cuándo moriré?” (Joe Black, película ¿Conoces
a Joe Black?) jamás esa pregunta había frecuentado tanto tu mente como en esos

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momentos, lo que te sorprende aún más es la rapidez con la que tomarías la mano
de la muerte y te irías sin dudarlo.

Acabar con el sufrimiento de esta manera no es cobardía ni mucho menos debilidad,

es miedo a la tortura que reina en cada molécula que existe en tu cuerpo, el temor
latente de despertar al siguiente día y sentir como la vida circula por tus venas como
agujas atravesándote en cada oportunidad que tiene ocasionando lesiones que
ninguna droga amortiguara, esas filosas cuchillas que salen despedidas en un grito
de auxilio que hieren a tus seres queridos.

“Quisiera decir que temo a la muerte, pero, ¿Por qué habría de hacerlo? El cese de
existencia es simplemente el final de este juego perpetuo al que llamamos vida”. -
Mason Stevens (Mi Desesperada Decisión)

“Y entonces recibió a la Muerte como si fuera una vieja amiga, y se fue con ella de
buen grado. Y así como iguales, se alejaron de la vida.” -La fábula de los tres
hermanos, Harry Potter y las Reliquias de la Muerte

El dejar que todas las personas que amaste en esta vida, vean como sufres, como
te retuerces de dolor pidiendo que se detenga por lo que mas quieras gritando,
provocando que tu garganta se lastime y las lagrimas te ardan al resbalar por tu
cuerpo que tiembla por cada sacudida provocada por ese estúpido tumor que ha
tomado tu interior como su propio parque de diversiones que desechara cuando ya
no tenga con que mas divertirse, es mejor que tomar una decisión y despedirte de
tus familiares con dignidad, sin provocar mas dolor del que otorgaras en la cima de
la locura terminal? Se debería considerar la idea del suicidio asistido seriamente, y
no estoy hablando de otorgarlo a cualquier persona que llegue al hospital pidiéndolo
solo por querer, solo aquellas personas que lo estén pasando horrible, como para
llegar a pensar que el morir será el único modo de conseguir la paz que tanto anhela

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el ser humano. En mi opinión el suicidio asistido no debería tomarse como un
homicidio, sino un pedido de ayuda desde lo mas profundo de un alma dañada.

“ -Juro que pensé que no sentías nada- murmuré con cierta dificultad. –¿Y qué vas
a saber tú sobre lo que siento? -soltó como respuesta.” -DAMIÁN [un secreto
obscuro y perverso]

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