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EL MEDIO AMBIENTE
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REFLEXION:
Nuestro planeta tiene aproximadamente 4.500 millones de años y el hombre apareció en él hace apenas 200 mil años. Hemos evolu cionado desde
el Autralopitecus al Homo sapiens sapiens, y logramos adaptar el entorno a nuestras necesidades. Como especie hemos tenido la capacidad de
modificar el espacio a nuestro antojo, con el propósito de satisfacer nuestras necesidades, sin importar el daño que causemos al medioambiente.
Nuestro cuerpo se adaptó, evolucionando de tal forma que hemos creado herramientas o elementos que nos permiten vivir donde otras especies no
logran hacerlo, a pesar de que nuestros cuerpos son frágiles y lentos en relación a otros seres del reino animal. De este modo, la evolución nos ha
dotado de múltiples cualidades, las que dos son fundamentales, primero, una inteligencia para aprovechar los elementos de la naturaleza y
modificarlos; la otra corresponde a la forma física con extremidades independientes, liberando los brazos para tomar elementos sin tener que
utilizarlos en desplazamiento (caminar) y dedos contrapuestos, con los cuales tomar y trasladar cosas de un lugar a otro. En pocas palabras,
somos un animal casi perfecto.
Esta evolución nos ha hecho superiores a las demás especies del reino animal, somos seres racionales, muchas veces emocionales y altruistas.
Por ende, surge la siguiente pregunta ¿qué tan superiores somos de otros animales si contaminamos nuestro entorno a tal punto de poner el peligro
nuestra existencia en el planeta?, considerando la magnitud del daño que hemos provocado en tan solo unos cuantos siglos.
Lo que la naturaleza ha creado en miles de millones de años, nosotros los humanos los consumimos de forma irracional e irresp onsable en solo un
parpadeo de la vida del planeta, agotando los recursos naturales no renovables. Como un amigo dijo en un comentario de un artículo anterior
“….he llegado a la conclusión que la especie humana es una especie de parásito en la tierra (…) sólo buscamos obtener benefic ios de nuestro
entorno, no nos importan las consecuencias y no vemos que en el momento en que muera nuestro albergue, moriremos nosotros”, considerando el
ritmo actual de crecimiento económico mundial, no nos queda mucha esperanza, a menos que hagamos algo, y ese hacer algo debe ser HOY.
Bajo este contexto, en relación entre el hombre y el medioambiente que lo rodea, desde que aparecimos en la tierra nos hemos des-enmarcado del
resto de los animales, modificando el medio de acuerdo con los intereses y necesidades del momento, rompiendo el equilibrio e cológico empujando
a múltiples especies animales y vegetales a la extinción. En el hecho, la relación que existe entre el hombre y el medioambi ente se ha
caracterizado por el caos en los primeros milenios de vida evolutiva de la humanidad y posteriormente, en una relación autodestructiva desde los
últimos dos o tres siglos, donde prácticamente hemos arrasado con el planeta, consumiendo todo lo que está a nuestro paso, al punto de alterar
genéticamente las especies y así obtener un mayor rendimiento para nuestro beneficio.
Al ver el daño progresivo que hemos generado desde hace siglos, a causa de la expansión económica, en el que las fronteras naturales ya no se
encuentran en las zonas apartadas y de anecúmene, donde las personas no pueden vivir sin ayuda de tecnología. Como ejemplo podemos
mencionar la ocupación de zonas cercanas a los polos (norte y sur) y la contaminación que produce la extracción de petróleo en el polo norte,
dañando irreparablemente la biodiversidad del área polar, necesaria para la vida de especies mayores (osos, focas, ballenas, entre otros), las que
se han visto seriamente afectadas.
Fara finalizar, consideramos que la relación existente entre el hombre “racional” y el medioambiente es caótica y autodestructiva, vislumbrándose
un abismo ecológico debido a los niveles de contaminación presentes en el ambiente, alterando los ecosistemas, donde los niveles de producción y
desechos que las industrias generan no son asimilables por el planeta, aumentando la acumulación de basura en la tierra y mares, químicos tóxicos
vertidos en lagos, ríos y mares, y el smog que hace irrespirable el aire de muchas ciudades del mundo.
Por ello, la alternativa a esta relación de caos y autodestrucción está en lograr un equilibrio entre los seres humanos y el medioambiente, donde
nuestros niveles de producción no dañen o pongan en juego el patrimonio natural existente, poniéndose en práctica un real des arrollo sustentable.
Tras lo anterior, podríamos señalar que el ser humano no se incorporó en el medio que lo rodeaba, como las demás especias del reino animal, sino
que lo “modeló”, pasando por sobre todas las barreras naturales que impedía su supremacía.
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