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SÍNDROME DE INMOVILIZACIÓN

Los beneficios de la actividad física en pacientes sanos son ampliamente conocidos. En


contraste, las consecuencias deletéreas de la inmovilización y del sedentarismo son poco conocidas
por la población general, y subestimadas por la mayoría de los profesionales de la salud.

La inmovilización es una limitación del movimiento de uno o más miembros del cuerpo y/o la
restricción del cuerpo para realizar giros, sedestar y deambular. El síndrome de inmovilización, en
cambio, es un conjunto de signos y síntomas derivados de las complicaciones producidas por la
ausencia de las fuerzas que habitualmente se aplican sobre el organismo, fenómeno que ocurre
secundario a la inmovilización. Su instalación suele ser lenta, con alteraciones leves en un principio,
pero a medidas que se mantiene el reposo, aparecen consecuencias graves que pueden y deben
prevenirse.

Enfermos crónicos, pacientes añosos y personas en situación de discapacidad son particularmente


susceptibles a los efectos negativos de la inmovilización, más aún pacientes neurológicos con
trastornos del movimiento o la fuerza, en quienes estos efectos no sólo se instalan más rápidamente,
sino que también afectan en mayor grado la funcionalidad. La prevención y manejo oportuno de estas
complicaciones debe ser un principio básico dentro de cualquier plan de rehabilitación.

En la práctica clínica actual se han ido orientando esfuerzos hacia la movilización y entrenamiento
funcional precoz, resultando una diminución en los tiempos y costos de hospitalización, disminución
en la dependencia funcional en sus actividades de la vida diaria (AVD) básicas al alta y en la incidencia
de morbilidades asociadas. A continuación se resumen los principales sistemas afectados.

Sistema Musculoesquelético Sistema Cardiovascular Sistema Respiratorio


• Atrofia, debilidad muscular y • Aumento del tono simpático ( frecuencia • Disminución de la capacidad vital y
desacondicionamiento físico cardiaca) funcional
• Dolor • Desacondicionamiento cardiorespiratorio • Embolia pulmonar
• Contractura muscular, articular y de partes • Hipotensión ortostática • Atelectasias
blandas • Trombosis venosa profunda • Neumonía
• Osteoporosis

Sistema Tegumentario Alteraciones Genitourinarias Sistema Gastrointestinal


• Lesiones por presión (LPP o UPP) • Hipercalciuria y urolitiasis • Constipación
• Edema • Infección del tracto urinario • Malnutrición
• Anorexia

Sistema Nervioso Sistema Endocrino-Metabólico Sistema inmune


•Alteraciones sensitivas •Hipercalcemia/uria • linfocitos T y su respuesta
•Desregulación autonómica •Alteraciones Hidroelectrolíticas
•Depresión, ansiedad, deterioro cognitivo y • pérdidas de nitrógeno
delirium • excreción de creatina

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SISTEMA MÚSCULO ESQUELÉTICO

Las estructuras que permiten el movimiento incluyen los músculos, nervios, huesos y articulaciones. Estos elementos
tienen gran plasticidad y adaptación a las demandas externas. El desuso provoca:
- ATROFIA MUSCULAR: Se caracteriza por una pérdida de fibras musculares y masa muscular total. Se
observa que al décimo día hay una reducción del peso muscular de hasta un 50%, y que hay cambios
severos partir de la 4ta- 6ta semana de inmovilización. En enfermedades de motoneurona superior, el
volumen muscular disminuye en menor cantidad (0 - 35%), ya que el aumento de tono previene la atrofia.
En el caso de enfermedad de motoneurona inferior, con parálisis fláccida irreversible, el volumen muscular
se reduce hasta en un 90-95%. En estos casos se comprometen mayormente grupos musculares
regionales, mientras que en la atrofia por desuso (reposo en cama) se afectan más los músculos
proximales.
Fisiopatológicamente ocurren los siguientes fenómenos:
1. Disminución de la síntesis proteica, asociado a un aumento en el catabolismo proteico con pérdidas
nitrogenadas aumentadas.
2. Disminución del número de sarcómeros, con una consecuente reducción en la fuerza isométrica.
3. Mayor disminución de fibras tipo I y IIa que las de tipo IIb.
4. Alteraciones en la síntesis de colágeno, con repercusiones en la capacidad elástica del tejido.

- DEBILIDAD MUSCULAR: Con el reposo en cama prolongado un músculo perderá 10 a 15% de la fuerza en la primera
semana y entre 35-50% después de la 4ta semana. Estos cambios son más notorios en las extremidades inferiores,
en grupos musculares de mayor tamaño y en los músculos antigravitatorios. Secundariamente también disminuye
la potencia y fuerza explosiva (útiles para lograr transferencias).

- DESACONDICIONAMIENTO FÍSICO: La inactividad prolongada también lleva a fatigabilidad muscular temprana y


reduce la resistencia (endurance) muscular además de la resistencia cardiovascular. Disminuye el ATP disponible, la
capacidad de almacenar glicógeno, y aumenta la velocidad de consumo de glicógeno durante la actividad. Además,
contribuye a la disminución en la síntesis proteica, la pérdida relativa de fibras I y IIa, el aumento de la obtención de
energía por vías anaeróbicas y la rápida producción de ácido láctico, la disminución en la actividad de enzimas
oxidativas, función mitocondrial y menor capacidad de obtener energía de ácidos grasos.

A raíz de estos fenómenos que ocurren en el músculo, se altera la movilización y capacidad de realizar las AVD. Dentro
de las alteraciones más frecuentes destaca el trastorno de la marcha secundario a una debilidad y atrofia en: cuádriceps,
extensores de cadera y columna, abductores de cadera, dorsi y plantiflexores del pie. El aumento en la fatigabilidad
también afecta negativamente la capacidad de realizar actividades de manera independiente.

Es importante considerar que en caso de requerir recuperar fuerza, trofismo y acondicionamiento, el período de
rehabilitación será de mayor duración que el período de inmovilización. Es así como una fractura de tobillo inmovilizada
por 8 semanas va a requerir al menos 10 semanas de rehabilitación posterior para recuperar función.

- DOLOR MUSCULAR: Los pacientes en reposo absoluto en decúbito supino presentan frecuentemente lumbago, el
cual es fácilmente prevenible con ejercicios de elongación, cambios de posición y/o sedestación activa o asistida.

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- CONTRACTURAS: se define como la falta de amplitud de movimiento pasivo completo a partir de limitaciones
articulares, musculares o de los tejidos blandos. La reducción del rango articular provoca una limitación para realizar
las AVD de forma independiente. Es importante determinar qué estructuras son las que están contraídas y el
mecanismo causante, para dirigir apropiadamente el tratamiento.
o Contracturas musculares:
Los factores que influyen en su desarrollo son el posicionamiento de las extremidades, el tiempo de la inmovilización
y si hubo movilización precoz de las partes no afectadas. A su vez podemos clasificarlas según su causa:
I) Intrínsecas
a. Procesos inflamatorios (ej.miositis) que llevan rápidamente a la fibrosis muscular
b. Degenerativas (ej.distrofias musculares) en la que se pierde calidad y cantidad de músculo, asociado a
proliferación de nuevo tejido conectivo (menos elástico)
c. Isquémicos o traumatismo directo del músculo. Si el músculo se mantiene inactivo, a los 7 días se forma
tejido denso. A las 3 semanas este tejido denso resistirá al estiramiento, lo cual limitará la amplitud de
movimiento articular.
d. Osificación heterotópica, que corresponde a la formación de hueso en tejidos no esqueléticos (músculo,
tendón y otros tejidos blandos), generalmente a nivel periarticular.
II) Extrínsecas
a. Espasticidad. La longitud del músculo espástico se reduce, lo cual lleva a un acortamiento muscular. La
contractura espástica temprana puede ser contrarrestada elongando el músculo por algunos segundos.
b. Parálisis. Si un músculo paralizado no logra proporcionar un balance adecuado a los músculos
opositores, puede aparecer una contractura.
c. Restricción mecánica (posicional) del movimiento, afecta desde pacientes en situación de inmovilización
hasta personas sedentarias. Los músculos que sobrepasan dos articulaciones suelen comprometerse
más tempranamente; isquiotibiales, músculos dorsales, tensor de la fascia lata, el cuádriceps y los
gastrocnemios. La tendencia es desarrollar acortamiento en la posición típica de comodidad, en triple
flexión de: caderas, rodillas y tobillos (flexión plantar).

o Contracturas articulares:
Suelen ser resultado de inflamación, infección, artropatía degenerativa o traumatismo repetido. Factores como el
dolor producido por la inflamación, la pérdida de cartílago en artropatías degenerativas, y el aumento de volumen
intraarticular, generan inmovilidad y reducen el rango de movimiento articular en todos los planos.

o Contractura de tejidos blandos:


A nivel cutáneo/subcutáneo se puede acortar por fibrosis, a nivel de tendones/aponeurosis por traumatismo o
inflamación, y a cualquier nivel por calcificaciones heterotópicas descritas previamente. El acortamiento y la
proliferación de las fibras de colágeno en el tejido blando suelen limitar el movimiento sólo en una dirección del
movimiento articular.

La prevención y manejo de las contracturas musculares/articulares/tejidos blandos requieren de un adecuado


posicionamiento y movilización articular temprana. Si por la condición médica no se puede evitar el reposo en cama, se
deben realizar cambios de posición frecuentes asociados a un programa de entrenamiento diario, con ejercicios de
mantención del rango osteomuscular (ROM) activos y pasivos, y elongación muscular. Deambular y entrenar AVDs de
forma precoz, mantienen los ROMs de manera fisiológica.

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- OSTEOPOROSIS: la fuerza de gravedad y la tracción muscular sobre el hueso mantienen e incrementan la masa ósea.
En ausencia de alguna de estas, la tasa de resorción ósea sobrepasa el crecimiento óseo (actividad osteoclástica
aumentada y actividad de osteoblastos disminuida) produciéndose osteopenia. Clínicamente la pérdida ósea
durante períodos prolongados de inmovilización suele ser silenciosa en agudo, después de 12 semanas de reposo la
densidad ósea disminuye a un 40- 45% de la densidad ósea normal y recién ahí se logran ver cambios en la
radiografía.En pacientes con enfermedades neurológicas que condicionan un plejia o paresia importante, como los
lesionados medulares, la osteoporosis es la causa de que se provoquen fracturas ante caídas de la silla de ruedas o
mínimos traumatismos. En pacientes con reposo en cama se puede observar osteopenia/osteoporosis por desuso,
en huesos acostumbrados a recibir apoyo de peso, como la tibia. Incluso se puede presentar tras inmovilizaciones
por lesiones del manguito rotador o muñeca.
Se debe tener especial precaución en pacientes con otros factores de riesgo para osteoporosis como: mujeres post
menopaúsicas sin TRH, fumadores, usuarios crónicos de corticoides y edad > 50 años.

La prevención y manejo se realiza con la suplementación de calcio y vitamina D, actividad física regular que privilegie la
carga de peso (deambulación) y el fortalecimiento muscular.

SISTEMA CARDIOVASCULAR

El sedentarismo y la inmovilización prolongada llevan al desacondicionamiento físico y cardiorespiratorio. Esta población


tiene además mayor riesgo de desarrollar enfermedad coronaria, infarto agudo al miocardio y muerte por causa CV.
Esto se podría explicar por los efectos benéficos del ejercicio físico: antioxidante, disminuye el colesterol LDL y coadyuva
en la prevención de la obesidad/inflamación crónica sistémica por otras causas. La ausencia o disminución brusca de
actividad física provoca:

• Alteraciones hemodinámicas: es común encontrar taquicardia y aumento de la presión arterial (PA), cuando se
verticaliza a un paciente que ha estado en reposo prolongado en cama. La frecuencia cardíaca (FC) aumenta 1
latido por cada 2 días de reposo, sin aumentar el gasto cardíaco (GC), provocando taquicardia de reposo.
• Disminución del volumen plasmático: tras el decúbito prolongado disminuye la presión hidrostática y la
secreción de ADH, llegando al mínimo volumen plasmático al día 14 (caída del 20%).
• Ortostatismo: lo anterior provoca imposibilidad del sujeto de elevar la PA al incorporarse. Es por esto que una
persona desacondicionada, al ponerse de pie, eleva la FC en exceso y presenta síntomas de ortostatismo
(vértigo, sudoración, palidez, caída de la PAS); respuesta evidenciada tras 4 a 7 días de reposo y más
precozmente en adultos mayores.

La prevención consiste en la movilización precoz y ejercicios de fortalecimiento muscular. Se debe


asegurar un aporte adecuado de agua y sal. El manejo incluye posicionar al paciente con elevación
de las piernas, medias antiembólicas y, eventualmente, manejo farmacológico
(simpaticomiméticos, mineralocorticoides) .

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• Riesgo de Tromboembolismo: si a la estasis venosa, el aumento de la viscosidad sanguínea, la atrofia y debilidad
muscular propias de la inmovilización, le sumamos factores como deshidratación, falla cardíaca, edad avanzada
y obesidad, nos sitúa en un escenario pro trombótico. La mayor prevalencia de trombosis se presenta durante
la primera semana de reposo y a nivel infrapoplíteo. El 20% incrementa su tamaño y un 50% emboliza. La
sospecha de TVP/TEP es clínica, pero deben confirmarse con ecografía doppler de miembros inferiores o
angioTAC de tórax, respectivamente.

La prevención más común es la administración diaria de heparina en dosis profilática, y en dosis terapeutica si se
confirma el diagnóstico. Otras medidas de prevención incluyen las medias elásticas, sistemas de compresión
neumática intermitente, ejercicios activos y movilización precoz.

SISTEMA RESPIRATORIO

Las complicaciones respiratorias pueden poner en riesgo vital al paciente. El reposo en cama provoca restricción de
volúmenes pulmonares, por disminución de la excursión diafragmática. Esta secundaria a la debilidad muscular
abdominal e intercostal y dificultad en la movilidad de las articulaciones costocondrales y costovertebrales.
La respiración se torna superficial, aumentando la frecuencia respiratoria. La relación V/Q cambia en las zonas
dependientes, se produce disfunción mucociliar y alteración del mecanismo de la tos. Las secreciones se acumulan en
las zonas de mayor gravedad y aumentan el riesgo de atelectasias y neumonias.

La prevención consiste en la movilización precoz del paciente, limpieza bronquial frecuente (KTR), cambios de posición
y entrenamiento de la tos. Los ejercicios respiratorios (TriFlow), percusión torácica y drenaje postural de secreciones
con aspiración orotraqueal, disminuyen el riesgo de atelectasias y aspiración. Serán necesarios broncodilatadores si
existe enfermedad pulmonar previa.

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SISTEMA TEGUMENTARIO

Temida complicación de la inmovilidad es la formación de lesiones o úlceras


por presión (LPP/UPP), más frecuentes en pacientes con alteración de la
sensibilidad, edad avanzada, mal nutridos y con incontinencia esfinteriana
(humedad local mantenida por falta de aseo precoz). Ocurren sobre las
prominencias óseas, principalmente a nivel sacro, isquion, trocánter, talón,
maléolos, occipucio. Su aparición se explica por una presión externa
excesiva sobre la piel que supera a la presión capilar del tejido, provocando
deprivación de oxígeno y nutrientes (isquemia e hipoxia).

Para prevenir las LPP se recomienda promover el movimiento y evitar o


eliminar el exceso de presión sobre prominencias óseas (descarga). Los
cambios de posición cada 2 horas, revisión periódica de la piel y manejo de
la incontinencia urinaria o fecal, son medidas básicas.

Revisiones Cochrane concluyen que la evidencia hasta la fecha es insuficiente para


recomendar una superficie por sobre la otra en el tratamiento de las LPP. Los
colchones/cojines antiescaras tienen una eficacia dudosa, pues si bien
redistribuyen las cargas, no las eliminan del todo y agregan una alteración
propioceptiva a la situación encamada del paciente.

Una dieta e hidratación adecuadas permiten el cierre temprano de las heridas,


menos complicaciones infecciosas y un mejor resultado funcional.

Según la complejidad de la lesión, se escogerá al personal idóneo que realizará las curaciones o manejo avanzado
(TENS/enfermer@/cirujan@). Para ello debemos conocer su clasificación:

• Etapa I: Eritema blanqueable o no.


• Etapa II: Pérdida de espesor parcial de la piel con dermis expuesta. Lecho de la herida viable rosado o rojo,
húmedo. Puede presentarse como ampolla.
• Etapa III: Pérdida de todo el espesor de la piel. Tejido adiposo visible. Hueso, tendón o músculo no expuestos.
• Etapa IV: Pérdida de todo el espesor del tejido con exposición de hueso, tendón o músculo.
• LPP Inclasificable: Pérdida de todo el espesor de la piel. No se observa profundidad porque hay ampolla o placa
necrótica.
• LPP sospechosa de daño en tejidos profundos: Área localizada de color morado o café o decolorada, con piel
intacta o con ampolla llena de sangre, debido a daño de los tejidos blandos subyacentes por presión y/o cizalla.

En personas de raza negra puede llegar a ser más complejo la identificación en los cambios de coloración, por lo que
nos podemos guiar por el calor localizado, la humedad subepidérmica, el cambio en la consistencia del tejido en relación
con el tejido circundante (induración) y la presencia de dolor localizado.

Para las lesiones en mucosas existe una clasificación bajo la escala de Reaper (ROMPIS).

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En cuanto al edema en zonas dependientes, se sugiere en primer lugar un adecuado
posicionamiento del paciente en la cama y activación muscular. En supino, el tronco debe estar
alineado con las caderas, rodillas y tobillos en posición neutra, con los primeros ortejos de ambos
pies apuntando hacia arriba, los hombros en 30° de flexión y 45° de abducción, las muñecas en 20°-
30° de extensión y las manos en posición funcional. Esto puede lograrse con almohadas, rollos o
férulas de reposo. El taping de drenaje también tiene utilidad, aunque no avalada por la evidencia.
La mayoría de los estudios recientes muestran beneficio estadísticamente significativo de las medias
elásticas compresivas en la disminución del edema, ya sea con presiones medias (medias elásticas)
o altas (bandas compresivas).

SOBRECARGA DEL CUIDADOR


Hemos decidido incluirlo en este capítulo, pese a ser una condición trasversal a cualquier patología
donde el paciente necesite del cuidado de terceros, es en el Síndrome de inmovilización donde se
hace más latente.

Cuidador: Persona que proporcionan los servicios necesarios para el cuidado de otros en sus
actividades cotidianas. Se puede distinguir entre:

• Cuidador Formal: Personal contratado que atiende a persona dependiente en una


institución (establecimientos de larga estadía) o en el hogar.

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• Cuidadores Informales o Primarios: Familiar que ejerce la tarea de cuidado cuando la
persona dependiente vive en casa y necesita del apoyo de otro. El cuidador informal presta
la asistencia básica, no se refiere a cuidados profesionales.

La mayoría de las veces el cuidador principal es un familiar directo, en Chile 90% son mujeres;
esposas, madres o hijas, que aparte de asumir los cuidados del paciente, deben continuar con sus
responsabilidad previas. En estos pacientes, el apoyo y características de sus familiares-cuidadores
son los principales predictores pronósticos en cuanto a severidad sintomática y repercusiones
sociales de sus cuadros.

Asumir el rol de cuidador no es inocuo. Es posible desarrollar un fenómeno de "sobrecarga" por la


tarea asumida, conjugando diversas variables:
1) Desatención de la propia salud, proyecto vital y vida social
2) Deterioro familiar, relacionadas a dinámicas culposas, rabiosas y manipulatorias
3) Ansiedad o frustración por falta de preparación y conocimiento técnico en el cuidado de pacientes
dependientes.

Una mayor sobrecarga deteriora la salud mental, social y física del cuidador, presentando con mayor
frecuencia trastornos ansioso-depresivos, mayor aislamiento social, empeoramiento de la situación
económica familiar, mayor morbilidad general e incluso mayor mortalidad, que en población
comparable no sobrecargada. Además, el cuidador tiende a no buscar ayuda médica,
postergándose y priorizando los problemas de su familiar dependiente, manteniendo la mayoría de
sus propias patologías sin diagnosticar, tornándose casi "invisible" para el sistema de salud.

Numerosos instrumentos intentan objetivar la sobrecarga del cuidador: "índice global de carga";
"entrevista de sobrecarga del cuidador"; "cuestionario de sentido de competencia". Sin embargo,
estas herramientas evalúan sólo algunas dimensiones de este fenómeno, que incluye calidad de
vida, capacidad de autocuidado, red de apoyo social y competencias para afrontar problemas
conductuales y clínicos del paciente cuidado.

La "Escala de sobrecarga del cuidador de Zarit" logra aunar consistentemente todas estas
dimensiones. Siendo la más utilizada a nivel internacional, ha sido validada en diversos idiomas
incluyendo español.

Consta de 22 preguntas con 5 opciones (1-5 puntos), cuyos resultados se suman en un puntaje total
(22-110 puntos). Este resultado clasifica al cuidador en: "ausencia de sobrecarga" (<46), "sobrecarga
ligera" (47-55) o "sobrecarga intensa" (>56). "Sobrecarga ligera" representa un factor de riesgo para
generar "sobrecarga intensa". Esta última se asocia a mayor morbimortalidad médica, psiquiátrica
y social del cuidador.

Por lo tanto, resulta fundamental ocuparnos de los cuidadores, pues son el pilar que permiten el
bienestar de nuestros pacientes. Es importante generar medidas preventivas de la sobrecarga y
buscar activamente la necesidad de atención profesional en esta población.

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s a importantes problemáticas de salud. la

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Apunte realizado por Dras. Soledad Contreras Seitz, Claudia Figueroa Ojeda, Teresita Risopatrón Riesco.
Edición y revisión 2020: Dra. Melissa Barraza Aravena.

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Kottke, Justus F. Lehmann. Medicina Física y Rehabilitación. Panamericana, 1994. Páginas 1155-
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11. Orientación técnica de atención integral para personas mayores frágiles en UGA. MINSAL 2018.
Anexo 7. Pág. 51.

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