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Debemos saber, primeramente, que toda motivación se apoya en una necesidad. Si nos
motiva una determinada comida, es porque anteriormente tenemos una necesidad
elemental y biológica de alimento. Desde luego que existen múltiples motivaciones,
desde aquellas orgánicas, psicológicas, sociales, religiosas, etc. Pero más allá de poder
encontrar infinidad de ejemplos que motivan al ser humano, descubriremos que siempre
o casi siempre estos son la respuesta más o menos encubierta a la necesidad de ser
queridos, o ser reconocidos. Afecto y reconocimiento son las dos necesidades
psicológicas elementales e irremplazables del aparato anímico, tan imprescindibles
como el alimento lo es al organismo.
Pensemos como estas dos abstracciones se juegan en lo concreto de una vida. Qué
necesita un niño, sino más que el amor expresado en cuidado y ternura. Y como busca
acaso, la felicitación y aceptación de sus padres en todo lo nuevo que hace… Y un día
comienza el colegio, y es la maestra la que continúa supliendo su necesidad insaciable
de afecto y reconocimiento, diciéndole: hiciste muy bien esto o aquello. Y así podemos
seguir con un destino universal, donde llegará el primer amor, los amigos, la vocación,
las ocupaciones, los sueños y los proyectos, y hasta en la propia muerte, soñamos con
dejar una huella, con ser imborrables, reconocidos más allá de nuestra propia existencia,
al menos por nuestros seres queridos.
Sigmund Freud decía que el amor y el trabajo son los dos ejes que estructuran la vida.
En ellos, acaso, se satisface indudablemente el afecto y el reconocimiento. El
reconocimiento no se entiende aquí en la dirección del halago, del elogio, o del triunfo,
sino de manera más elemental, hablamos del mero ser tenido en cuenta, ocupar un lugar,
un rol: ser aceptados. Lo cual, de alguna forma es en el fondo un deseo de afecto. Al fin
de cuenta, habrá que coincidir con el viejo aforismo: “lo único que queremos, es que
nos quieran”.
Teoría de Maslow
Necesidades sociales: Relacionadas con la vida social del individuo con otras personas:
amor, afecto y participación conducen al individuo a la adaptación o no a lo social. Las
relaciones de amistad, la necesidad de dar y recibir afecto, la búsqueda de amigos y la
participación en grupo están relacionadas con este tipo de necesidades.
Necesidades de estima: relacionada con la autoevaluación y la autoestima de los
individuos. La satisfacción de las necesidades de estima conduce a sentimientos de
confianza en si mismo, autoaprecio, reputación, reconocimiento, amor propio, prestigio,
estatus, valor, fuerza, poder, capacidad y utilidad. Su frustración puede generar
sentimiento de inferioridad, debilidad y desamparo.
Esta teoría se enfoca básicamente hacia tres tipos de motivación: logro, poder y
afiliación.
Logro
Poder
Afiliación
Vroom se preocupa por la motivación para producir. Según él, la motivación para
producir determina el nivel de productividad individual, y depende de dos fuerzas
básicas que actúan en el escenario laboral: las expectativas y las recompensas.
Expectativas:
Recompensas:
Si una persona tiene por objetivo personal lograr un salario mejor, y se trabaja sobre las
bases de remuneración por producción, podrá tener una mejor motivación para
producción para producir más. Sin embargo, si su necesidad de aceptación social por los
otros colegas del grupo es más importante, podrá producir por debajo del nivel que el
grupo consagró como estándar informal de producción, pues producir más, en este caso,
podría significar el rechazo del grupo.
Tiene que existir una relación entre lo que el empleado hace y lo que la empresa quiere.
Como se percibe esa relación es una fuente de motivación o desmotivación.
Esta teoría se denomina modelo situacional de motivación, pues tiene en cuenta las
diferencias individuales de las personas y de las situaciones en que ellas podrán
encontrarse. La motivación de una persona es contingente y varía conforme a las
diferencias individuales y las diferentes maneras de manejarlas.
La teoría de Vroom nos plantea que la motivación surge de una buena relación entre
la expectativa individual y la recompensa. Si la recompensa del empleador no
coindice con la expectativa del empleado, la recompensa no va a ser fuente de
motivación.