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Jo Spence
Hay varias cosas que rescato del texto. La primera es la función de la fotografía
documental y cómo esta puede en realidad no ayudar al ser abordada
erróneamente. Y digo erróneamente porque creo que no existe un publico
“universal” con una “mente racional y sin complicaciones”. Al cual se le puede
persuadir o avergonzar para que cambien su actuar a partir del documental, como
lo menciona el texto.
En mi opinión, creer que esto es posible puede ser hasta un poco ingenuo. Tanto el
cine como la fotografía documental no deberían de buscar esta manipulación del
publico, sino la mera exposición de una problemática desde la visión del autor
(cargada evidentemente de una postura), aspirando a una comprensión del tema y
que en el mejor de los casos, el publico tome interés en él y saque sus propias
conclusiones.
Como segundo tema a tratar, me gustaría abordar el rol del fotógrafo. Algo que me
gustó muchísimo es la reflexión de Spencer sobre el miedo a vernos a nosotros
mismos. En sus palabras: “En lugar de salir al exterior como asistentes sociales
culturales, quiz ser a til volver la mirada fotogr fica hacia la identidad de uno
mismo o de su propio grupo”. Es como la típica frase de “aprende a amarte antes
de querer amar a alguien más”. Y es que en cualquier caso, creo que es muy fácil
hablar de los demás antes que de uno mismo.
Esto con la intención de encontrar qué lugar ocupamos nosotros, fuera de todo lo
preestablecido. Es, cómo lo veo yo, una búsqueda de identidad. Todos
pertenecemos a un contexto e historia, del cual no podemos escapar, pero eso no
significa que dejemos nuestra individualidad.
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Las dos fotografías arriba mostradas, son autorretratos de Joe, que muestran su
proceso de sanción física y mental después de su cáncer de mama. Cómo se puede
apreciar, no están estilizadas y mucho menos glamurizadas. Por el contrario, las
fotografías visibilizan y representan este proceso de curación tan personal.
En ambos retratos, Joe recrea el momento cuando una mañana, sin previo aviso, un
doctor nunca antes visito entró a la habitación y marcó una “X” en su pecho
izquierdo, diciéndole que tendría que ser extraído. A su vez, ella se dijo para si,
“No”.
Para ejempli car esto hablaré de la película “Dioses de México” y “Teat Monteok:
el Cuento del Dios del Rayo”. La primera es del director Helmut Dos Santos,
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Si decidí usar estas dos películas es porque retratan a una (o varias ) comunidades.
Ademas de que un apartado de “Dioses de México” es dedicado a puros retratos
estáticos. Esto, junto con el retrato de Palafox y su comunidad, ayuda a explicar
porque es importante el ejercicio de auto de nición.
De esta forma no solo se usaba el cine como una herramienta para visibilizar
aquello de lo que no hablan quienes tienen el poder. Sino como una forma de en
realidad darle poder a esas voces negadas; dándoles a esas personas la cámara.
Sinopsis de “Teat Monteok: el Cuento del Dios del Rayo”: Una abuela cuenta una
historia para dormir, mientras la vida continúa en un lugar donde las historias
antiguas y la realidad se entrelazan. El cuento narra la historia de un hombre
devorado por una ballena, que después de mucho tiempo encalló en la arena, donde
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el hombre logró salir hallando un lugar desconocido junto al mar, en el cual se
originó el pueblo ikoots.2
Esto no quiere decir que nunca podamos hablar de algo que no sea de nosotros
mismos en documental. Solo es una invitación a la re exión y búsqueda de nuestra
voz para poder ayudar a otros a ser escuchados.
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