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Las 3 partes de nuestro cerebro

Las diferentes partes de nuestro cerebro

Uno de los descubrimientos más importantes de la década de los 90 es el que se


denomina “los tres cerebros”. Quiere decir que son tres las zonas en las que podemos
dividir nuestro cerebro y esto se debe a la evolución del ser humano.
La teoría indica que cuando una nueva zona crece, esta se añade a la anterior,
por lo tanto, se forma por encima de la antigua.
Las partes más primitivas del cerebro del hombre siguen operando desde hace
miles de años, pero con algunas “actualizaciones”, como ocurre con los sistemas
operativos de los ordenadores o de los teléfonos móviles. Junto a las nuevas, estas
partes antiguas siguen operando en nuestros cerebros sin perder apenas
protagonismo.
Vale la pena destacar que las áreas antiguas de la mente son muy similares a las
de nuestros “primos” los orangutanes, chimpancés o gorilas, así como también a las de
otras especies con las que compartimos una parte genética muy similar. Sin embargo,
los seres humanos tenemos un sector exclusivo llamado neocorteza o neocortex.

Los 3 cerebros, ¿cómo es cada uno?

La parte más primitiva

Conocida entre los científicos como “cerebro de reptil” o “cerebro reptiliano”. Se


encarga de los instintos más básicos, los relacionados a la supervivencia como, por
ejemplo, la búsqueda de comida, el deseo sexual, las peleas y el mecanismo de huir
ante el peligro. Este cerebro ni piensa ni siente emociones, simplemente actúa cuando
el cuerpo se lo pide. Se encarga de las funciones fisiológicas involuntarias, entre ellas:
el control hormonal y la temperatura, así como el hambre, la sed, la respiración, etc.
Gran parte de nuestro comportamiento emana de este área de nuestro cerebro.
Se ha mantenido a través de los siglos, para ser más precisos hace 200 millones de
años. El cerebro reptiliano contempla la necesidad de encontrar una pareja, tener un
hogar, elegir a nuestros líderes, comer y sobrevivir.

La parte media

Llamada sistema límbico, cerebro medio o cerebro emocional, está debajo de la


corteza cerebral y está compuesta por la amígdala cerebral, el hipocampo, el
hipotálamo y el tálamo.
Los sentimientos de todos los mamíferos están presentes en esta región, sobre
todo los de agresión y temor. En el caso del ser humano, es un centro de afectividad,
porque es allí donde se procesan todas y cada una de las emociones y sentimientos que
tenemos, desde la depresión a la alegría, pasando por la angustia o el placer.
En este sector hay que destacar a la amígdala, fundamental porque tiene la
capacidad, por ejemplo, de reconocer por la expresión en el rostro si alguien está triste
o feliz.
También las investigaciones han demostrado que la amígdala altera el
comportamiento social y es el “centro de recompensas”, el que más se ve afectado en
personas con adicciones. Otros estudios han revelado que cuando la amígdala está en
buenas condiciones tenemos la capacidad para aprender y memorizar.

La parte más “nueva” del cerebro

Está ubicada por encima del bulbo raquídeo. El nombre que se le dio a esta zona
es neocorteza, neocortex o cerebro racional. Permite tener conciencia y controla las
emociones. Al mismo tiempo, está implicado en las capacidades cognitivas como:
memorización, concentración, autoreflexión, resolución de problemas, etc. La
evolución ha hecho que solo los humanos y algunos mamíferos sean “inteligentes”, más
allá del impulso, el instinto y las emociones.
La corteza cerebral en las personas ha envuelto a las otras dos, por ello es que no
siempre podemos sacar a “relucir” nuestras habilidades más instintivas o
sentimentales, ya que el cerebro pensante no lo permite. El hecho de planificar,
organizar, prever, imaginar, ser creativo y analizar situaciones es gracias a este sector
cerebral, distintivamente humano.

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