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Tres Cerebros
La psicología y la medicina moderna dividen el cerebro humano en tres componentes
básicos: el cerebro primitivo instintivo o cerebro reptiliano; el sistema límbico o
cerebro emocional y el córtex cerebral o parte pensante del cerebro. Una de las vías
para entender el Eneagrama, se puede encontrar en las funciones que se le asocian a
cada parte del cerebro humano.
Todos los seres humanos poseemos este cerebro trino y tenemos reacciones
instintivas, emocionales e intelectuales, pero pareciera que al configurar nuestra
personalidad, hay una de sus partes que usamos predominantemente y esa sería la
que gobierna nuestras reacciones más automáticas; obviamente funcionamos en base
a las tres partes del cerebro, pero uno de estos comportamientos gobernaría o se
adelantaría en reacción a los otros. De esta forma, hay personas que reaccionan desde
las vísceras, (reacciones instintivas); otras desde el corazón, (reacciones emocionales);
y otras desde la cabeza, (reacciones intelectuales).
Una forma clara de comprender esto es como personas que han quedado inválidas de
alguna parte de su cuerpo, tras mucho esfuerzo, logran compensar esa carencia
desarrollando otra parte de su anatomía para equilibrar así su invalidez. Notable es el
ejemplo de personas sin manos, que realizan múltiples tareas con sus pies.
Los médicos recomiendan a las personas mayores, aprender nuevas habilidades como
tocar un instrumento, aprender un idioma o resolver acertijos para mantener el
cerebro joven, pues se ha demostrado que éste nunca pierde la capacidad de crear
nuevas conexiones.
Así, podemos observar como la constitución trina del cerebro humano, se puede
relacionar con la generación de las 9 personalidades del Eneagrama, sin olvidar que
como seres humanos creativos que somos, siempre estaremos creciendo,
evolucionando y con ello también modificando nuestro cerebro.
Para comprender mejor lo expuesto, veamos primero cuales son las funciones básicas
de las partes de este cerebro trino.
El Cerebro Reptiliano
Controla las funciones básicas corporales, como el ritmo cardíaco y la respiración. Se
llama reptiliano pues corresponde al cerebro de los reptiles que poblaron inicialmente
el planeta y es en esta parte del cerebro donde se nos despiertan nuestras reacciones
más viscerales y arcaicas.
El Cerebro Límbico
Nuestro sistema límbico controla las respuestas emocionales asociadas a nuestro
quehacer.
Con la aparición de los mamíferos sobre el planeta, hubo un crecimiento explosivo de
algunas regiones del cerebro reptiliano que posibilitaron la formación del segundo
cerebro, el límbico, y con él la posibilidad de sentir y expresar emociones.
Esta parte del cerebro modula funciones específicas, que le permiten al animal
distinguir entre lo agradable y lo desagradable.
El Neocórtex
En el neocórtex residen funciones más complejas, como el razonamiento lógico y la
imaginación. El cerebro superior o racional corresponde al cerebro de los mamíferos
superiores, incluyendo a los primates y a los humanos.
Esta parte del cerebro capacita al ser humano para combinar la imaginación
(especialmente la capacidad de planear) con la sensación (necesaria para la empatía y
para la motivación). Estas capacidades se centran fuertemente en la integración de la
racionalidad y de la emocionalidad, logrando la emergencia de actitudes superiores
como el altruismo y otros comportamientos nobles.
Tres Tríadas
El Eneagrama en forma similar a estas tres definiciones del cerebro trino, parte su
camino distinguiendo tres personalidades básicas, según el área del cerebro que la
persona utilizaría con mayor espontaneidad. Cada una de estas personalidades
constituye el centro de lo que se llaman Tríadas del instinto, del sentimiento y
pensamiento.
El cerebro humano está constituido por los tres cerebros ya descritos, y nuestro
quehacer y reaccionar está influenciado por todos ellos, pero pareciera que para
manifestarnos en nuestra experiencia de ser, nuestra psiquis escoge uno de ellos como
impulsor de nuestra personalidad. Así, existen personas que funcionan motivadas por
el cerebro reptiliano, es decir, desde su centro instintivo; otras por el cerebro límbico,
es decir, desde su centro emocional, y un tercer grupo por el neocórtex cerebral, es
decir, desde su centro intelectual.
Según el área del cerebro que utilicemos como timón de nuestra personalidad,
podemos distinguir tres personalidad básicas simbolizadas en los tres vértices del
triángulo central del Eneagrama que contiene los Eneatipos 3, 9 y 6, estas
personalidades primarias o básicas generan por combinación con los otros vértices del
triángulo el resto de las personalidades del Eneagrama y representan los tres centros
de las tres Tríadas, descritos a continuación:
De esta forma, si nos sentimos amenazados cuando, por ejemplo, alguien piensa
diferente a nosotros, entonces nuestro sistema fisiológico puede llegar a reaccionar de
igual forma que lo hacían en la prehistoria nuestros antepasados, ante la amenaza de
un oso en la entrada de su cueva. Nuestro organismo reacciona ante alguien que
piensa diferente de nosotros secretando adrenalina y otras sustancias, que
literalmente nos envenenan y nos obligan a defendernos o contraatacar, como si en
ello se nos fuese la vida.
Los reptilianos son personas poco afines al cambio, prefieren el terreno seguro y
conocido, poco amantes de la aventura, se acomodan a la rutina.
La Tríada del instinto está formada por los tipos ocho, nueve y uno. La pasión básica es
la IRA. Intentan usar su voluntad para influir en el mundo. Temen ser dominados o
explotados. Se vuelcan a la acción y se orientan al presente.
Detrás de su falsa imagen propia construida para los demás, ocultan mucha vergüenza.
Ellos han perdido el contacto con su verdadera naturaleza emocional, no se sienten
amados ni dignos de ser amados. Creen que tienen que hacerse valer para que los
quieran, por lo que dependen del apoyo y la aprobación de los demás.
Más afines al cambio que las personas cuyo Eneatipo pertenece a la Tríada del instinto,
los Eneatipos que pertenecen a la Tríada de las emociones basan sus acciones y
pensamientos en sus sentimientos, le dan mucha importancia a las relaciones y buscan
desesperadamente sentirse amados.
Hacia afuera: en el caso del Eneatipo dos, que busca el amor de los demás
prodigando atenciones.
Hacia adentro: en el caso del Eneatipo cuatro, que se repliega a su mundo
interior, intentando reafirmar su valía a través de sentirse único y especial.
Hacia adentro y hacia afuera: en el caso del Eneatipo tres, que busca su valor
interior mediante logros externos.
Como ya vimos el Eneagrama está formado por un triángulo (3- 69-3) y por una estrella
(1-4-2-8-5-7-1) cuyos vértices son generados por las personalidades del triángulo
central al inclinarse hacia su vértice vecino en el mismo triángulo.
Los Eneatipos del triángulo forman las llamadas personalidades primarias y la estrella
las secundarias, pues son derivadas de las otras.
Cada vértice del triángulo es el centro de una tríada, formando así tres tríadas.
Eneatipo 8: Yo Hago y Pienso, pero Siento poco, pertenecientes a la Tríada del instinto,
inclinadas hacia el centro del pensamiento, niegan el centro de las emociones. Las
personas que pertenecen a este Eneatipo, son personas que actúan según su mente le
señala, pero suelen estar desconectadas de sus sentimientos.
Eneatipo 9: Yo Hago, pero Pienso y Siento poco, centro de la Tríada del instinto, las
personas que pertenecen a este Eneatipo son personas que primero actúan. Sus
acciones y reacciones suelen estar desconectadas de sus pensamientos y sentimientos.
Eneatipo 1: Yo Hago y Siento, pero Pienso poco, pertenecientes a la Tríada del instinto,
inclinadas hacia el centro del sentimiento, niegan el centro del pensamiento. Las
personas que pertenecen a este Eneatipo son personas que valorizan emocionalmente
sus acciones y reacciones, pero suelen estar desconectadas de sus pensamientos.
Eneatipo 6: Yo Pienso, pero Hago y Siento poco, centro de la Tríada del pensamiento,
las personas que pertenecen a este Eneatipo son personas muy mentales, sus
pensamientos gobiernan su hacer y sentir.
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