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La teoría del cerebro triuno de MacLean

Por Claudia Pradas Gallardo. 6 noviembre 2018

Existen muchas teorías acerca de cómo funciona nuestra mente y cómo el cerebro
regula estos procesos mentales. En estas últimas décadas, los numerosos avances en
neurociencia nos han permitido descubrir nuevas maneras de comprender el cerebro y
su funcionamiento.
En 1990, Paul MacLean planteó una estructura cerebral dividida en tres sistemas
cerebrales (comúnmente conocidos como los tres cerebros) interconectados entre ellos,
definió cada estructura y creo la conocida teoría del cerebro triúnico o cerebro
triuno. Dichos sistemas se dividen de la siguiente manera:
• Cerebro reptiliano
• Cerebro límbico o emocional
• Cerebro racional o neocórtex
¿Quieres saber más sobre la teoría del cerebro triuno de MacLean? Entonces no te
pierdas este interesante artículo que te ofrecemos en Psicología-Online.
También te puede interesar: Qué es el cerebro reptiliano: partes y funciones
Índice
1. La teoría del Cerebro Triuno
2. El cerebro reptiliano
3. El cerebro emocional o límbico
4. El cerebro racional o neocórtex
5. Críticas a la teoría del cerebro triuno según la psicología
La teoría del Cerebro Triuno
La teoría del cerebro triuno o teoría de los tres cerebros de Mac Lean surgió con el
objetivo de agrupar diferentes zonas neuronales según su función y en el orden de
aparición evolutiva (de los sistemas más primarios hasta aquellas estructuras más
avanzadas y propias de los seres humanos). Además, según Sperry y MacLean[1], estas
estructuras están diferenciadas física y químicamente.
En esencia, la teoría de los tres cerebros plantea una novedosa manera de reagrupar
nuestro cerebro. Estos tres bloques o secciones son conocidas como el cerebro
reptiliano, el cerebro límbico o emocional (coincidiendo con el sistema límbico) y el
cerebro racional.
Dichas secciones están conectadas entre ellas pero a su vez funcionan de manera
independiente. Por lo que se envían información constantemente a pesar de estar
centradas cada una en una función concreta.
Paul MacLean: biografía, teoría y libros
Nacido en 1913 en Estados Unidos, Paul MacLean fue un médico centrado en el
campo de las neurociencias que dedicó gran parte de sus estudios en el campo de la
psicología y la psiquiatría. Empezó a desarrollar su teoría inspirado en los textos
neurocientíficos de papez y proponiendo el sistema límbico como centro de las
emociones.
A partir de esos pequeños pasos, Paul MacLean fue desarrollando una teoría que
tomaría fuerza a finales de los años 70. Sin embargo, no fue hasta 1990 que sus estudios
sobre la teoría del cerebro triúnico fueron plasmados en el libro conocido como "el
cerebro triuno en la evolución".
A continuación, desarrollaremos los tres sistemas definidos por MacLean según
su teoría del cerebro triuno
El cerebro reptiliano
También conocido como el cerebro instintivo o cerebro básico, este es el cerebro más
primitivo de todos según la teoría de MacLean.
El cerebro reptiliano es considerado como la estructura ancestral que regula nuestras
funciones vitales y las conductas más instintivas relacionadas con la supervivencia del
individuo (comer, beber, dormir) y de la especie (impulsos y relaciones sexuales). En
definitiva, según la psicología, la función del cerebro reptiliano es actuar rápido y de
manera instintiva para asegurar nuestra supervivencia.
Anatomía del cerebro reptiliano
Encontramos el cerebro reptiliano en la zona baja del encéfalo: el tronco cerebral y el
prosencéfalo (1). El cerebro reptiliano según la psicología es aquella zona en la que se
controlan los niveles de energía de nuestro cuerpo y se busca el equilibro, también
conocido como homeostasis.
Muchos expertos afirman que la amígdala forma parte del cerebro reptiliano, sin
embargo, el debate sigue abierto entre si este órgano forma parte del sistema límbico o
del cerebro instintivo.
El cerebro emocional o límbico
Según la teoría del cerebro triuno, esta zona apareció con los primeros mamíferos y se
fue desarrollando por encima de lo que hemos definido anteriormente como cerebro
reptiliano. El cerebro límbico está considerado el centro de las emociones, es decir:
nuestro sistema nervioso emocional. Y se encarga de producir y generar emociones en
nuestro sistema nerviosa.
Es importante afirmar que esta zona tiene una función muy adaptativa: produce
respuestas emocionales y genera un aprendizaje muy importante a nivel experiencial.
Nuestros sistemas de memoria, motivación, activación y atención suelen funcionar de
una manera más productiva cuando se ven influenciados por las emociones.
• Pongamos un ejemplo: recordaremos mejor un acontecimiento si hemos sentido una
fuerte emoción (como ir al concierto de nuestro grupo favorito). En cambio, solemos
olvidar aquellos hechos que no nos producen respuestas emocionales intensas.
Relación entre cerebro emocional y sistema límbico
Esta segunda estructura está constituida a su vez por seis elementos: el tálamo, la
amígdala, el hipotálamo, los bulbos olfactorios, la región septal y el hipocampo.
Coincidiendo así con lo que hoy en día definimos como sistema límbico (2).
El sistema límbico, al igual que el cerebro emocional es la zona encargada de regular las
emociones y modular el modo en el que las expresamos.
El cerebro racional o neocórtex
Finalmente, según esta interesante teoría de los tres cerebros, nos encontramos con la
neocorteza o cerebro racional: esta parte de nuestro cerebro se encarga del
procesamiento cognitivo y de la toma de decisiones razonadas y lógicas.
Popularmente al cerebro racional se le da el nombre de materia gris, sin embargo, el
neocórtex está formado por diversas estructuras encefálicas, entre ellas destacamos
el hemisferio izquierdo y el hemisferio derecho de la corteza cerebral. Otro nombre
con el que encontramos esta zona es el isocórtex.
Funciones del neocórtex
Debemos comprender el cerebro racional como una estructura prácticamente única en
nuestra especie. Según MacLean, el ser humano es el único organismo que tiene
completamente desarrollado el neocórtex.
• Las capacidades intelectuales, lógicas y la toma de decisiones racionales son algunas
de las habilidades que nos proporciona esta zona cerebral.
• Además, el cerebro racional también nos ayuda en los procesos de autoconciencia,
reflexión y organización.
Anatómicamente hablando, encontramos el neocórtex en la zona más superficial del
enféfalo (3), conforma el 90% de la corteza cerebral y se extiende en forma de pliegues
y circunvalaciones.
Críticas a la teoría del cerebro triuno según la psicología
El sistema nervioso se trata de una compleja red de células neuronales que trabajan en
equipo. A pesar de que podemos diferenciar anatómicamente diferentes parteas del
sistema nervioso y del cerebro, el modelo de MacLean resulta demasiado simple para
toda la información que poseemos hoy en día.
Aún así, la teoría del cerebro triuno es muy importante puesto que relaciona zonas
cerebrales con funciones mentales concretas. Gracias a esta teoría (entre otras) hoy en
día, podemos desarrollar algunas disciplinas como la neuropsicología.
La teoría del cerebro triuno en el neuromarketing
A pesar de que la teoría del cerebro triúnico en el márketing tenga mucho impacto, en la
psicología se considera un modelo desfasado. Gracias a las nuevas técnicas de
neuroimagen, podemos observar que nuestro cerebro no está formado por partes como
si se tratara de un puzzle.
Este artículo es meramente informativo, en Psicología-Online no tenemos facultad para
hacer un diagnóstico ni recomendar un tratamiento. Te invitamos a acudir a un
psicólogo para que trate tu caso en particular.
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recomendamos que entres en nuestra categoría de Neuropsicología.
Referencias
1. MacLean, Paul D. The triune brain in evolution: Role in paleocerebral functions.
Springer Science & Business Media, 1990.
Bibliografía
• Velásquez Burgos, B. M., Calle, M. G., & Remolina De Cleves, N. (2006). Teorías
neurocientíficas del aprendizaje y su implicación en la contrucción de conocimiento de
los estudiantes universitarios. Tabula Rasa, (5).
• Patiño, M. (2008). Conozca su cerebro. Bogotá: Instituto Tecnologico Metropolitano.

Dimensiones del ser humano: psicológica, social y biológica

Dimensiones del ser humano: psicológico, biológico, social, espiritual y


trascendental
Cuando se hace referencia del ser humano se puede hablar de dimensiones o áreas, por
ello es indispensable comprender al ser humano en sus diversas dimensiones, ya que
nos diferenciamos unos de otros por nuestros sentimientos, la forma de pensar, los
gustos, los gestos, comportamientos y hasta por la presentación personal, esto nos hace
personas únicas en la sociedad.

El ser humano se conforma de seis dimensiones: Físicas, sociales, emocionales,


intelectuales, sexuales y espirituales. Unas dimensiones pueden estar más presentes o
visibles que otras en un individuo determinado, sin que las demás desaparezcan, lo que
explica la inmensa diversidad humana y las marcadas diferencias individuales.

Estas dimensiones guardan también una estrecha relación con los cuatro aprendizajes
fundamentales que Jacques Delors señala como los pilares del conocimiento en el
transcurso de la vida de cada persona: aprender a conocer, es decir, adquirir los
instrumentos de la comprensión; aprender a hacer, para poder influir sobre el propio
entorno; aprender a vivir juntos, para participar y cooperar con los demás en todas las
actividades humanas, y, por último, aprender a ser, un proceso fundamental que recoge
elementos de los tres anteriores.

Psicológica: la dimensión psicológica se centra en la mente, y recoge la idea de la


persona como ser dirigido a metas y dotado de un conjunto de procesos que le permiten
guiar su conducta creativa y armónicamente en el contexto cambiante donde se dan las
diversas situaciones en que participa. Incluye aspectos cognitivos que conducen a
percibir, pensar, conocer, comprender, comunicar, resolver problemas, relacionarse,
representarse a sí mismo y a los otros, actuar –ser agente–; aspectos afectivos, como las
emociones y los motivos, y otros aspectos que generan esperanza, estima y confianza en
uno mismo y en otros; aspectos conativos, como la perseverancia en la acción y otros
componentes de la voluntad como el autocontrol. Todo ello sin olvidar que la mente
existe porque existe el cuerpo, concretamente, un cerebro con un funcionamiento
normal.

Biológica: Los jóvenes deben de gozar de su plena capacidad física, pues a esta edad la
fuerza, energía y resistencia se hallan en su punto máximo, en la actualidad los jóvenes
de 20 años de edad son más altos que sus padres a causa de la tendencia secular del
crecimiento; a los 30 y 40 años la estatura es estable luego comienza a disminuir. El
máximo desarrollo muscular se alcanza alrededor de los 25 a 30 años; después
sobreviene de una pérdida gradual del 10%, entre los 30 y 60 años; la agudeza visual es
máxima a los 20 años y empieza a decaer alrededor de los 40 cuando la propensión a la
presbicia obliga a que muchas personas empleen lentes para leer. La pérdida gradual de
la capacidad auditiva empieza antes de los 25 años y se acentúan después de esa edad,
en especial para los sonidos más altos. El gusto, el olfato y la sensibilidad al dolor y al
calor solo empiezan a disminuir cerca de los 45 años o más tarde.

La dimensión física o biológica obedece a un programa genético producto de la


evolución de la especie, incluye los aspectos físicos y estos a su vez a los elementos
corporales La dimensión física o biológica, por llevar la información propia de la
especie, se convierte en la estructura en la cual descansan las otras dimensiones y puede
conceptuarse como la evolución de los órganos, aparatos y sistemas, complementada
con una categoría especial que es la psicomotricidad. Especial papel juega el concepto
de crecimiento en la dimensión biológica, el mismo que representa alguna de las
modificaciones que se producen en el seno del organismo humano.

Social: tiene tres escenarios que secuencialmente se influyen recíprocamente, estos


escenarios son:

La familia: Es el primer y más importante escenario donde los sujetos adquieren y


desarrollan los hábitos básicos de supervivencia (autocuidados, autoconcepto,
autoestima, auto reconocimiento).

Aprender a cuidarse: Aspecto fundamental para proteger la salud propia y la de todos


como un bien social. El proceso de aprender a cuidarse se inicia con el conocimiento y
cuidado del propio cuerpo y a su vez apuntala el desarrollo de la autoestima. El convivir
humano tiene lugar en el lenguaje. Ocurre que el aprender a ser humano lo aprendemos
al mismo tiempo en un continuo entrelazamiento de nuestro lenguaje y emoción, razón
por lo cual es entendible que el primer contexto de convivencia es la FAMILIA, por
eso, el convivir humano se da de hecho en el conversar.

La escuela:
El segundo contexto de la convivencia humana, espacio en que el ser humano cambia de
cosmogonía y puede o no reafirmar la confianza en la otra base fundamental de la
convivencia. En la escuela (como institución social y socializadora) puede cumplirse el
principio: CONVIVIR PARA CONOCER., puesto que el amor no está en la exigencia
con el otro; la exigencia niega la legitimidad al otro, pues no le permite una conducta
responsable en la que se hace cargo de su querer. En general, la escuela debe fortalecer
los aprendizajes que se iniciaron en la familia a lo cual se suman aprendizaje como
aprender a decidir en grupo, aprender a solucionar de manera pacífica los conflictos,
aprender que ceder en nuestras posiciones no significa perder, que hay intereses
individuales y grupales que juegan un papel fundamental en la convivencia, desarrollar
el sentido de legitimidad para con nuestra madre tierra, promoviendo el conocimiento y
cuidando del entorno, defendiendo y respetando el espacio público.

Comunidad: El ser humano sale de su familia con toda una cultura que incluye
actitudes, hábitos y comportamientos, el joven empieza a interactuar en la comunidad
con unos principios, valores y actitudes y llega con ellos a la comunidad. Esto significa
objetivos mancomunados, compartir criterios y en el buen sentido es la última fase
preparatoria para jugar los diferentes roles que exige la SOCIEDAD.
Espiritual o trascendental: consiste en asumirse en contacto con el todo la sociedad, la
especie, el planeta, el cosmos que va más allá de cada ser singular, con el fin de que la
persona pueda comprender su ubicación en ese todo y el papel que le corresponde vivir.
Es precisamente la dimensión trascendental en la que se construye el sentido de vida, el
horizonte hacia donde queremos caminar. Aparecen cuestiones tales como: ¿Cuál es la
misión de cada persona? ¿Qué sentido tiene vivir? ¿Cuál es el sentido de la muerte?

En la dimensión trascendental confluyen los diversos procesos que se generan desde


cada una de las dimensiones, para ir dando determinadas particularidades dependiendo
de la etapa y nivel de desarrollo. En el ser humano, la dimensión trascendental, empieza
a gestarse desde los primeros momentos del niño o de la niña, cuando empieza a auto
reconocerse para posteriormente reconocer a los demás como legítimos otros, cuando
empieza a sentirse parte importante en su núcleo familiar para más tarde ser un
ciudadano participativo y solidario, cuando empieza el ejercicio colaborativo en la
escuela, para luego ser un ciudadano investido de la capacidad de ser solidario con los
congéneres.

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