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 Universidad Abierta Interamericana.

 Carrera: Licenciatura en Psicología.

 Asignatura: Bases biológicas y neurológicas del

comportamiento.

 Trabajo Práctico: Sistema Límbico y Emociones.

 Integrantes: María Victoria Tymosczcuk, Silvina Rodaro, Elit


Ramos, Jorgelina Cequeira y Pablo Tustanoski.

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SISTEMA LÍMBICO
Y
EMOCIONES

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Sistema Límbico

Está compuesto por un conjunto de estructuras cerebrales cuya función esta


relacionada con las respuestas emocionales, el aprendizaje y la memoria.
Nuestra personalidad, nuestros recuerdos, en definitiva, el hecho de ser como
somos, depende en gran medida del sistema límbico.

El sistema límbico es un complejo conjunto de estructuras que se hallan por


encima y alrededor del tálamo, y justo bajo la corteza. Incluye el hipotálamo, el
hipocampo, la amígdala, y muchas otras áreas cercanas.

Interacciona muy velozmente (y al parecer sin que necesiten mediar estructuras


cerebrales superiores) con el sistema endocrino y el sistema nervioso autónomo.

Sus componentes son: El hipotálamo, Tálamo, Hipocampo, Agmídala,


Circunvoluciones del cíngulo, área septal (compuesta por el fornix, cuerpo calloso
y fibras de asociación) y la corteza orbito frontal.

Hipotalamo: esta localizada justo debajo del tálamo a ambos lados del tercer
ventrículo. Es una de las partes más ocupadas del cerebro, y está principalmente
relacionado con la homeostasis. La homeostasis es el proceso de retornar algo a
algún “punto de ajuste”. Funciona como un termostato: cuando tu habitación está
demasiado fría, el termostato transporta esa información al calefactor y lo
enciende. En el momento en que tu habitación se calienta y la temperatura llega
más allá de un cierto punto, manda una señal que dice al calefactor que se
apague.
El hipotálamo es responsable de la regulación del apetito, sed, respuesta al dolor,
niveles de placer, satisfacción sexual, ira y comportamiento agresivo, y más.
También regula el funcionamiento de los sistemas nerviosos simpático y
parasimpático, lo cual significa que regula cosas como el pulso, la presión
sanguínea, la respiración, y la activación fisiológica en respuesta a circunstancias
emocionales.
Envía instrucciones al resto del cuerpo de dos formas. La primera de ellas es
hacia el sistema nervioso autonómico. Esto permite al hipotálamo tener el
control último de cosas como la presión sanguínea, la tasa cardiaca, la
respiración, la digestión, el sudor, y todas las funciones simpáticas y
parasimpáticas. La otra forma en la que el hipotálamo controla las cosas es
mediante la glándula pituitaria . Está neurológica y químicamente conectada a la
pituitaria, la cual bombea de forma alternada hormonas llamadas factores de
liberación en el torrente sanguíneo. La pituitaria es llamada “glándula maestra”, y
esas hormonas son de importancia vital en la regulación del crecimiento y el
metabolismo.

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El Hipocampo: El hipocampo consiste en dos “cuernos” que describen una curva
desde el área del hipotálamo hasta la amígdala. Parece ser muy importante en
convertir las cosas que están “en tu mente” ahora (en la memoria a corto plazo) en
cosas que recordarás por un largo tiempo (memoria a largo plazo). Si el
hipocampo es dañado, una persona no puede construir nuevas memorias, y vive
en un lugar extraño donde todo lo que experimenta simplemente se desvanece,
incluso mientras que las memorias más antiguas antes del daño permanecen
intactas.

Agmídala cerebral: La amígdala es una masa con forma de dos almendras que
se sitúan a ambos lados del tálamo en el extremo inferior del hipocampo. Su papel
principal es el procesamiento y almacenamiento de reacciones emocionales.

Area Septal: se halla frente al tálamo, tiene algunas neuronas que parecen ser
centros del orgasmo (una para los chicos, cuatro para las chicas). La gente con un
daño en este lugar tiende a tener dificultades consiguiendo placer en la vida, y a
menudo caen en el alcohol, las drogas, los dulces y el juego.

Tálamo: es una estructura neuronal que se origina en el diencéfalo, se halla en el


centro del cerebro, encima del hipotálamo. Su localización es muy importante ya
que si ésta sufriera algún daño no podríamos recibir ciertos estímulos, por este
motivo está en el centro de nuestro encéfalo. El Tálamo tiene muchas funciones
pero la más importante es la transmisión de la información sensorial a la corteza
cerebral.

Corteza orbitofrontal: es un área de la corteza prefrontal ubicada en los lóbulos


frontales del cerebro. Debe su nombre a la posición donde se encuentra:
inmediatamente por encima de las orbitas donde se ubican los globos oculares.
Participa del procesamiento de información que lleva a la toma de decisiones
sobre el curso de acción a emprender, sobre todo en situaciones criticas. Se cree
que también es un centro controlador de las emociones y estados de ánimos,
desempeñando un papel fundamental en la adaptación del individuo al medio en
que se encuentra.

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Emociones
Las emociones resultan de la actividad del sistema nervioso y son reacciones
psicofisiológicas que representan modos de adaptación a diferentes estímulos. La
experiencia de una emoción involucra un conjunto de cogniciones, actitudes y
creencias sobre el mundo que utilizamos para valorar una situación concreta y
que, por lo tanto, influyen en el modo en que se percibe dicha situación.

Psicológicamente, las emociones alteran la atención, hacen subir de rango ciertas


conductas guía de respuestas del individuo y activan redes asociativas relevantes
en la memoria.

Fisiológicamente, las emociones organizan rápidamente las respuestas de


distintos sistemas biológicos, incluidas las expresiones faciales, los músculos, la
voz, la actividad del SNA y la del sistema endocrino, a fin de establecer un medio
interno óptimo para el comportamiento más efectivo.

Conductualmente, las emociones sirven para establecer nuestra posición con


respecto a nuestro entorno, y nos impulsan hacia ciertas personas, objetos,
acciones, ideas y nos alejan de otros.

El rol de la amígdala cerebral.

El sistema límbico es fundamental en el proceso de las emociones, en especial


uno de sus componentes, la Amígdala cerebral.

La amígdala asume el control cuando el cerebro pensante, el neo córtex, todavía


no ha llegado a tomar ninguna decisión.

Los momentos más interesantes para comprender el poder de las emociones en


nuestra vida mental son aquéllos en los que nos vemos inmersos en acciones
pasionales de las que más tarde, una vez las aguas han vuelto a su cauce, nos
arrepentimos. ¿Cómo podemos volvernos irracionales con tanta facilidad?

Una de las funciones de la amígdala consiste en examinar las percepciones en


busca de alguna clase de amenaza. De este modo, la amígdala se convierte en un
importante vigía de la vida mental, una especie de centinela psicológico que
afronta toda situación, toda percepción, considerando una sola cuestión, la más
primitiva de todas: “¿Es algo que odio?¿Que me puede herir?¿A lo que temo?”.
En el caso de que la respuesta a estas preguntas sea positiva, la amígdala
reaccionará al momento poniendo en funcionamiento todos sus recursos neurales
y enviando un mensaje urgente a todas las regiones del cerebro.

En el caso de que, por ejemplo, suene la alarma de miedo, la amígdala envía

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mensajes urgentes a cada uno de los centros fundamentales del cerebro,
disparando la secreción de las hormonas corporales que predisponen a la lucha o
a la huida.

Hasta hace poco tiempo, la visión convencional de la neurociencia ha sido que el


ojo, el oído y otros órganos sensoriales transmiten señales al tálamo y, desde ahí,
a las regiones del neo córtex encargadas de procesar las impresiones sensoriales
y organizarlas tal y como las percibimos. En el neo córtex, las señales se
interpretan para reconocer lo que es cada objeto y lo que significa su presencia.
Desde el neo córtex -sostiene la vieja teoría- las señales se envían al sistema
límbico y, desde ahí, las vías eferentes irradian las respuestas apropiadas al resto
del cuerpo. Ésta es la forma en la que funciona la mayor parte del tiempo, pero
Joseph LeDoux, psicólogo y neurocientífico, descubrió, junto a la larga vía
neuronal que va al córtex, la existencia de una pequeña estructura neuronal que
comunica directamente el tálamo con la amígdala. Esta vía secundaria y más corta
-una especie de atajo- permite que la amígdala reciba algunas señales
directamente de los sentidos y emita una respuesta antes de que sean registradas
por el neo córtex.

Este circuito explicaría el gran poder de las emociones para desbordar a la razón
porque los sentimientos que siguen este camino directo a la amígdala son los más
intensos y primitivos.

En los momentos de miedo y ansiedad resulta evidente la extraordinaria


arquitectura de las amígdalas como sistema central de alarma. Los diversos
grupos de neuronas que componen la amígdala están diseñados para liberar
determinados neurotransmisores.

Cada una de las distintas partes de la amígdala recibe diferente tipo de


información. A su núcleo lateral, por ejemplo, llegan proyecciones procedentes del
tálamo y del córtex visual y auditivo. Los olores, por su parte, llegan, después de
pasar por el bulbo olfativo, al área corticomedial de la amígdala, mientras que los
sabores y los mensajes viscerales llegan a su región central. De este modo, la
recepción de todo tipo de señales convierte a la amígdala en un centinela que
escudriña continuamente toda la experiencia sensorial.

Las señales procedentes de la amígdala también se proyectan a diversas partes


del cerebro. Por ejemplo, la rama procedente de las áreas central y medial se
dirige a la región del hipotálamo encargada de segregar una substancia que activa
la respuesta de urgencia corporal -la hormona corticotrópica (HTC)- que, a través
de la liberación de otras hormonas, moviliza la reacción de lucha o huida. Por su
parte, el área basal de la amígdala, envía ramificaciones al cuerpo estriado, que

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está relacionado con las regiones cerebrales encargadas del movimiento. Otras
ramificaciones neuronales de la amígdala envían señales a través del núcleo
central hasta la médula y, desde ella, al sistema nervioso autónomo, activando
una amplia variedad de respuestas en el sistema cardiovascular, los músculos y
los intestinos.

Otras ramificaciones procedentes del área basolateral de la amígdala, se dirigen al


córtex cingulado y a otras fibras que regulan la musculatura esquelética. Son estas
células, precisamente, las que hacen gruñir a un perro o arquean la espalda de un
gato cuando estos animales se ven amenazados por la presencia de un intruso en
su territorio. En los seres humanos, estos mismo circuitos son los encargados de
tensar la musculatura de las cuerdas vocales responsables del tono de voz agudo
propio de quien está muerto de miedo.

Hay otro camino que conduce desde la amígdala hasta el locus ceruleus -una
estructura ubicada en el tallo encefálico- que, a su vez, manufactura noradrenalina
(también llamda “norepinefrina”) y la dispersa por todo el cerebro. El efecto neto
de la noradrenalina aumenta la reactividad global de las áreas cerebrales que la
reciben, sensibilizando los circuitos sensoriales. La noradrenalina baña el córtex,
el tallo encefálico y el mismo sistema límbico, poniendo al cerebro en estado de
alerta. En tales condiciones, hasta el más común de los crujidos de la casa puede
hacerle temblar de miedo. La mayor parte de estos cambios tienen lugar de modo
inconsciente, de modo que uno todavía no sabe siquiera que experimenta miedo.

Mientras tanto, la amígdala -y el hipocampo ligado a ella- ordena a las células que
envíen neurotransmisores clave, por ejemplo, para liberar dopamina que lleva a
concentrar la atención sobre la fuente del miedo -el sonido extraño- y predispone a
los músculos a reaccionar en consecuencia. Al mismo tiempo, la amígdala activa
las áreas sensoriales de la visión asegurándose de que los ojos enfocan lo que es
más importante para la urgencia presente.

Una vez que estas señales han sido enviadas, la persona se halla atrapada por el
miedo: se torna consciente de la tensión característica del abdomen, el corazón
acelerado, la tensión de los músculos que rodean el cuello y los hombros o el
temblor de las extremidades, el cuerpo inmóvil, mientras aplica toda la atención a
escuchar cualquier sonido nuevo y la mente se dispara al acecho de posibles
peligros y formas de respuesta. Toda esta secuencia -desde la sorpresa a la
incertidumbre, la aprensión y el miedo- puede desplegarse a lo largo de un
proceso que dura aproximadamente un segundo.

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Clasificación de las emociones

LAS EMOCIONES BASICAS

En las emociones básicas, se produce una constancia entre el afrontamiento


(movilización para la acción) y la propia forma emocional. Mientras que en las
emociones consideradas no básicas, no se presenta una forma constante de
afrontamiento. 

Otra de las características es que las básicas posean una forma de expresión
facial concreta y un carácter universal. Por último, hemos utilizado también como
criterio de clasificación de las emociones como básicas, el que presentan un
procesamiento cognitivo propio y distintivo de las restantes emociones. 

Así, las emociones básicas se asemejan a los colores primarios (azul, rojo y
amarillo), a partir de cuya mezcla se obtendrían el resto de los colores o matices:
Muchas reacciones emocionales son mezcla de varias de ellas (celos: mezcla de
ira, tristeza y miedo). 

Los criterios utilizados aquí para clasificar las emociones como básicas o no
básicas, que se basa en la conjunción de afrontamiento, expresión facial y
procesamiento, no son los únicos que se han empleado.
 Así, se han utilizado criterios que: 

 - Relacionan las emociones con instintos.


 - Que las emociones sean estados emocionales innatos.
 - Que no requieran contenidos proposicionales.
 - Que se relacionen con procesos biológicos adaptativos.
 - Que produzcan una alta densidad de descarga nerviosa.
 - Que posean independencia de procesos atribucionales.
Las principales emociones básicas son: el miedo, ansiedad, ira, hostilidad, tristeza,
asco, felicidad, amor/cariño, humor y sorpresa. 

LAS EMOCIONES PRIMARIAS 


Y SECUNDARIAS

las emociones no evolucionaron como sentimientos conscientes. Evolucionaron


como resultado de especializaciones de la conducta y fisiológicas: respuestas

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físicas controladas por el cerebro que permitieron sobrevivir a
organismos antiguos en entornos hostiles y procrear.

  Aún cuando se ha avanzado mucho en materia de definir las emociones,


hasta hoy, la psicología continúa estudiando si alguna reacción en particular
se identifica con una emoción específica. Por ejemplo, si los escalofríos son
una reacción exclusiva del miedo.

  Pese a esto, la mayoría de los especialistas está de acuerdo en trazar una


línea en el conjunto de las emociones humanas y distinguir aquellas que son
primarias (evolutivamente) de las que son secundarias.

  Para el célebre psicólogo Theodore Ribot, nuestra personalidad envuelve


en su profundidad el origen de la gran trinidad afectiva constituida por el miedo,
la cólera y el deseo: son los tres instintos nacidos directamente de la vida
orgánica: instinto defensivo, instinto ofensivo, instinto nutricio.

  Desde este punto de partida se mantuvieron el miedo y la cólera, y se


agregaron la alegría y la tristeza, cuatro emociones que poseen también los
mamíferos superiores, y quedó entonces conformado un cuadro de cuatro
emociones primarias, con su respectiva variedad de manifestaciones:

LAS EMOCIONES PRIMARIAS 

1. Cólera: enojo, mal genio, atropello, fastidio, molestia, furia, resentimiento,


hostilidad, animadversión, impaciencia, indignación, ira, irritabilidad, violencia y
odio patológico.

2. Alegría: disfrute, felicidad, alivio, capricho, extravagancia, deleite, dicha,


diversión, estremecimiento, éxtasis, gratificación, orgullo, placer sensual,
satisfacción y manía patológica.

3. Miedo: ansiedad, desconfianza, fobia, nerviosismo, inquietud, terror,


preocupación, aprehensión, remordimiento, sospecha, pavor y pánico patológico.

4. Tristeza: aflicción, autocompasión, melancolía, desaliento, desesperanza,


pena, duelo, soledad, depresión nostalgia.

Las emociones poseen unos componentes conductuales particulares, que son la


manera en que éstas se muestran externamente. Son en cierta medida
controlables, basados en el aprendizaje familiar y cultural de cada grupo:

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 Expresiones faciales.
 Acciones y gestos.
 Distancia entre personas.
 Componentes no lingüísticos de la expresión verbal (comunicación no
verbal).

Los otros componentes de las emociones son fisiológicos e involuntarios, iguales


para todos:

 Temblor
 Sonrojarse
 Sudoración
 Respiración agitada
 Dilatación pupilar
 Aumento del ritmo cardíaco

Una de las cuestiones teóricas actuales más relevantes, al mismo tiempo que
más
controvertidas, en el estudio de la emoción es la existencia, o no, de
emociones básicas,
universales, de las que se derivarían el resto de reacciones afectivas. La
asunción de la
existencia de tales emociones básicas deriva directamente de los
planteamientos de Charles Darwin:

  En “LA EXPRESIÓN DE LAS EMOCIONES EN EL HOMBRE Y EN LOS


ANIMALES”,  planteó que 'los principales actos de expresión que manifiestan el
hombre y otros animales inferiores son innatos o heredados, es decir, el
individuo no los ha adquirido'. Como prueba de que las emociones son innatas,
señaló la similitud de las expresiones en una misma especie y entre diferentes
especies.  A Darwin le impresionó bastante el hecho de que las expresiones
corporales del hombre que tienen lugar cuando se producen las emociones, sobre
todo las faciales, son las mismas en todo el mundo, con independencia de los
orígenes étnicos o culturales. También indicó que estas mismas expresiones
están presentes en personas que han nacido ciegas y que, por tanto, carecen
de la posibilidad de haber aprendido los movimientos musculares viéndolos en los
demás, y que también están presentes en los niños que tampoco han tenido
mucho tiempo para aprender a imitarlas.

Las emociones primarias suelen estar acompañadas de claros indicios


físicos. Cuando usted está deprimido/a, su cuerpo se moviliza (o se

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desmoviliza) para desconectarse. Y cuando es feliz, su cuerpo se moviliza
para asumir compromisos y acciones positivas. Se activan determinados
músculos para apoyar ciertas acciones, y su cerebro envía mensajes
especiales a sus glándulas endocrinas(que controlan la producción y la
liberación de hormonas) y a su sistema nervioso autónomo (que regula los
órganos sobre los cuales usted no ejerce control voluntario, como el corazón y
el estómago). 

LAS EMOCIONES SECUNDARIAS

Actualmente, para la mayoría de los autores existen ocho emociones


básicas, de las cuales cuatro son primarias (como ya vimos) y otras cuatro
son secundarias.

Las secundarias, con su respectiva variedad de manifestaciones, son éstas:

1. Amor: aceptación, adoración, afinidad, amabilidad, amor desinteresado,


caridad, confianza, devoción, dedicación, gentileza y amor obsesivo.

2. Sorpresa: asombro, estupefacción, maravilla y shock.

3. Vergüenza: arrepentimiento, humillación, mortificación, pena,


remordimiento, culpa y vergüenza.

4. Aversión: repulsión, asco, desdén, desprecio, menosprecio y aberración.

  Otros teóricos consideran emociones básicas a las 8 mencionadas hasta


ahora (primarias y secundarias), y postulan que las emociones
secundarias serían el resultado difusiones o mezclas de las más básicas. Iza
rd, por ejemplo, describe la ansiedad como la combinación del miedo y de dos
emociones más, que pueden ser la culpa, el interés, la vergüenza o la
agitación.

Teoría psico-evolucionista de las emociones de Robert Plutchik

Robert Plutchik (1927- 2006), médico y psicólogo , ha expuesto una de


las teorías mejor desarrolladas sobre la combinación de las emociones. Utiliza
un círculo de emociones, análogo al círculo cromático en el que la mezcla de
colores elementales proporciona otros. Cada emoción básica ocupa un lugar
en el círculo. Las combinaciones compuestas por dos emociones básicas se
llaman 'díadas'. Las compuestas por emociones básicas adyacentes en el
círculo se llaman 'díadas primarias'; las compuestas por emociones

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básicas separadas entre sí por una tercera se llaman 'díadas secundarias',
etc. 
  
         En este esquema, el amor es una díada primaria resultante de la mezcla
de dos emociones básicas adyacentes: la alegría y la aceptación, mientras
que la culpa es una díada secundaria formada por la alegría y el miedo, que
están separadas por la aceptación. Cuanta más distancia haya entre dos
emociones básicas, menos probable será que se mezclen. Y si dos emociones
distantes se mezclan, es probable que surja el conflicto. El miedo y la
sorpresa son adyacentes y se combinan directamente para dar lugar a
un estado de alarma, pero la alegría y el miedo están separadas entre sí por la
aceptación, y su fusión es imperfecta: el conflicto resultante es la fuente de la
culpa.

  Tanto las emociones primarias como las secundarias casi nunca se


presentan aisladas, mas bien son una combinación de todas las familias de
emociones básicas mencionadas. Por ejemplo, los celos pueden ser
una combinación de enojo, tristeza y miedo.

  Finalmente, conviene mencionar otra categoría que podría incluir


los sentimientos personales que pueden ser de estimación
propiao egocéntricos como el orgullo, la vanidad y el narcisismo, contrarios a la
simpatía, el amor o la compasión.

Según Robert Plutchik (1970-1980)
los animales, para sobrevivir en su
entorno, han desarrollado  diferentes
conductas, cada una de ellas
producida por una emoción. Estas
emociones básicas son 8 (Alegría –
Confianza- Miedo- Sorpresa-
Tristeza- Disgusto-enojo-
anticipacion) y facilitan la adaptación
del individuo a los cambios de su medio
ambiente.
Cada una de estas emociones tiene un
propósito específico: protección (miedo),
destrucción (enojo), reproducción
(alegría) , reintegración (tristeza) ,

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afiliación (confianza), rechazo (disgusto) , exploración  (anticipación) y orientación
(sorpresa).
Por ejemplo: el propósito de protección, en el miedo, es preparar al cuerpo para la
conducta de retirada y huida. Las funciones de las emociones  es preparar al
animal a dar una respuesta conductual apropiada a la situación.
Según Plutchik, para poder estudiar una emoción debemos estudiarla como una
respuesta conductual OBJETIVA, y no como estados afectivos subjetivos.
Las emociones no son malas o buenas, sino que todas son beneficiosas, porque
le permiten a los animales un estado de preparación para reaccionar ante
situaciones concretas. Por lo tanto, las emociones tienen una
función ADAPTATIVA.
Las emociones para Plutchik (apoyándose en los conceptos de Darwin) tienen una
historia evolutiva y sirven para ayudar a los organismos en sus problemas de
supervivencia con el medio ambiente.
A pesar de tener diferentes formas de expresión en diferentes especies, hay
ciertos elementos, patrones, prototipos comunes que pueden identificarse. Hay un
pequeño número de emociones básicas y primarias.

Todas las demás emociones son estados mixtos o derivados, combinaciones de


estas 8 emociones primarias.
En la “rueda de las emociones”, cada emoción tiene su opuesta. Es imposible
sentir emociones opuestas al mismo tiempo.
Las emociones varían su grado de intensidad, eso es lo que vemos en el “pétalo”
(de color más suave a más intenso).
Por ejemplo:
 ALEGRÍA
Intensidad: Serenidad – Alegría – Éxtasis
Color: Amarillo
Palabra clave: Posesión
Función: Reproducción. Mantener y repetir
Definición: es un sentimiento afectivo, de breve duración, que provoca sensación
agradable. Se manifiesta por optimismo, triunfo y aumento de la energía
Afrontamiento: Ayuda a tener un humor estable. A recuperar el objeto perdido.

EMOCIONES DE FONDO: son producto o resultado de las emociones básicas.


Asimismo, a pesar de su significancia, este tipo de emociones no suelen
manifestarse en la conducta de la persona. Las emociones de fondo son
básicamente dos: desánimo y entusiasmo. A partir de ellas no sólo se conforma e
estado de ánimo diario de un individuo, sino que también influyen radicalmente en
sus acciones.

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EMOCIONES SOCIALES: reciben su nombre a partir del hecho de que es
condición necesaria la presencia de otra persona para que estas puedan aflorar.
Las emociones sociales, a diferencia de lo que se suele creer, no son el resultado
de la formación cultural brindada por la escuela y la familia. Éstas, sólo podrían
determinar la manera que el individuo exteriorizará dichas emociones, pero de
ninguna manera conseguirían crearlas.

Algunas emociones sociales son: vergüenza, gratitud, admiración, orgullo, celos,


simpatía, ofuscación, admiración, irritación, etc.

EMOCIONES POSITIVAS: son aquellas que propician una acentuación en el


bienestar del individuo que las siente. Éstas demás, suelen contribuir
favorablemente en la manera de pensar y de actuar de las personas,
proporcionando reservas tanto físicas como psicológicas para tiempos de crisis.
Ejemplos de emociones positivas son la alegría, la satisfacción, la gratitud, la
serenidad, etc.

EMOCIONES NEGATIVAS: de manera contraria a las anteriores, éstas provocan


una reducción en el bienestar del sujeto que las experimenta. Por eso mismo,
existe un deseo consciente de evadirlas, ya que bloquean la energía del ser
humano e inciden negativamente en su salud. La ira, el miedo, el asco y la
depresión son algunos ejemplos de emociones negativas.

Componentes

Hay tres tipos de componentes en una emoción: neurofisiológico, conductual,


cognitiva.

1- El neurofisiológico se manifiesta en respuestas como taquicardia,


sudoración, vasoconstricción, hipertensión, tono muscular, rubor sequedad
en la boca, cambios en los neurotransmisores, secreciones hormonales,
respiración, etc. Todo esto son respuestas involuntarias, que el sujeto no
puede controlar. Sin embargo se pueden prevenir mediante técnicas
apropiadas como la relajación. Como consecuencia de emociones intensas
y frecuentes se pueden producir problemas de salud (taquicardia,
hipertensión, úlcera, etc).
Por eso, la prevención de los efectos nocivos de las emociones en el marco
de la educación emocional se puede entender como un aspecto de la
educación para la salud.

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2- La observación del comportamiento de un individuo permite inferir qué tipo
de emociones está experimentando. Las expresiones faciales, el lenguaje
no verbal, el tono de voz, volumen, ritmo, movimientos del cuerpo, etc,
aportan señales de bastante precisión sobre el estado emocional. Éste
componente puede intentar disimularse. Por ejemplo, las expresiones
faciales surgen de la actividad combinada de unos 23 músculos, que
conectan directamente con los centros de procesamiento de las emociones,
lo que hace que el control voluntario no sea fácil; aunque, siempre es
posible engañara un potencial observador. Aprender a regular la expresión
emocional se considera un indicador de madurez y equilibrio que tiene
efectos positivos sobre las relaciones interpersonales.
3- El componente cognitivo o vivencia subjetiva es lo que a veces se
denomina sentimiento. Sentimos miedo, angustia, rabia y muchas otras
emociones Para distinguir entre el componente neurofisiológico y cognitivo,
a veces se emplea el término emoción, en sentido restrictivo, para describir
el estado corporal ( es decir, el estado emocional) y se reserva el término
sentimiento para aludir a la sensación consciente (cognitiva).

El componente cognitivo hace que califiquemos un estado emocional y le


demos un nombre. El etiquetado de las emociones está limitado por el
dominio del lenguaje. Dado que la introspección a veces es el único método
para llegar al conocimiento de las emociones de los demás, las limitaciones
del lenguaje imponen serias restricciones a este conocimiento. Pero al
mismo tiempo dificulta la toma de conciencia de las propias emociones.
Estos déficits provocan la sensación de no sé que me pasa. Lo cual puede
tener efectos negativos sobre la persona. De ahí la importancia de una
educación emocional encaminada entre otros aspectos, a un mejor
conocimiento de las propias emociones y del dominio del vocabulario
emocional.

Es interesante relacionar estos tres componentes emocionales con la


clasificación de objetivos didácticos. Si bien lo observamos veremos un
paralelismo entre: a) Hechos, conceptos y sistemas conceptuales con la
dimensión cognitiva; b) procedimientos con el comportamiento; c) actitudes,
valores y normas con respecto a la dimensión emocional.

Los estudios revelan que, gran parte de la actividad fisiológica implicada en


las emociones es regulada por la división simpática (excitación) y
parasimpática (calma) de nuestro sistema nervioso autónomo.

-Emociones negativas (asco, depresión): provocan una mayor actividad en


la corteza prefrontal derecha.

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-Emociones positivas (alegría, optimismo): provocan una mayor activación
en la corteza prefrontal izquierda.

Disfunción en los mecanismos del sistema límbico:


Trastorno bipolar
El trastorno bipolar es una enfermedad que afecta a los mecanismos que
regulan el estado de ánimo.
Se caracteriza por periodos alternantes en los que la persona se siente
hiperactiva, irritable, con plena disposición de su energía, y puede aparecer
euforia y ansiedad
.Pero hay fases de todo lo contrario: la persona está decaída, fatigada,
desesperanzada, triste, con problemas para dormir… Es lo que conocemos por
“depresión”.

Causas y características:

El trastorno bipolar está causado por una disfunción en los mecanismos del
sistema límbico, el llamado “cerebro emocional”, que es el que regula las
emociones y consigue que sean estables, regulables y coherentes con lo que nos
sucede.
En el caso del trastorno bipolar, las emociones fluctúan de un modo autónomo, sin
obedecer a causa ninguna.
Puede ser una enfermedad grave con episodios de importancia y a veces requiere
ingreso; es crónica, se padece por vida, y no es curable…
Lo que no quiere decir que no sea tratable, y en la actualidad los tratamientos
permiten que la mayoría de personas puedan llevar una vida relativamente normal,
ser funcionales y conseguir los éxitos que se habían trazado.
A pesar de ello, el trastorno bipolar es, según datos de la Organización Mundial de
la Salud, la sexta causa de discapacidad en el mundo. Implica un importantísimo
gasto sociosanitario.
En general se puede entender el trastorno bipolar como la persistencia en el
tiempo de los cambios de humor propios del ser humano, y por la intensidad de las
oscilaciones entre los puntos álgidos de felicidad o por el contrario de los
momentos más depresivos.
¿Cómo se trata el trastorno bipolar?

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El trastorno bipolar se considera una enfermedad crónica porque el riesgo de
presentar una descompensación existe a lo largo de toda la vida, sin embargo, hoy
en día la mayoría de los afectados puede llevar una vida totalmente normalizada
puesto que existen tratamientos farmacológicos y psicológicos muy eficaces que
consiguen mantener la enfermedad compensada. La eficacia de estos
tratamientos es el resultado de décadas de investigación y de toda la experiencia
acumulada por la comunidad científica mediante el estudio de tantas y tantas
personas que han padecido esta enfermedad a lo largo de la historia.

Lo mejor que puede hacer una persona con trastorno bipolar es seguir
adecuadamente el  tratamiento farmacológico prescripto por su psiquiatra y, al
mismo tiempo, seguir un tratamiento psicológico complementario basado en la
psicoeducación. Aunque la psicoeducación nunca puede sustituir a la medicación,
la medicación no puede lograr muchos objetivos que se pueden alcanzar con este
tratamiento psicológico.                                                              
 

Tratamiento Farmacológico
Puesto que el trastorno bipolar tiene una base bioquímica, el tratamiento
farmacológico es imprescindible para que las personas con esta enfermedad
consigan la estabilidad y prevengan futuras recaídas. Este tratamiento consiste,
por un lado, en una medicación de mantenimiento que ha de seguirse durante las
fases de eutimia o normalidad y, por otro lado, en una medicación para las fases
agudas que tiene como objetivo la recuperación del afectado. Es habitual que
estas medicaciones se complementen con otro tipo de fármacos utilizados para
combatir la ansiedad y el insomnio o para corregir los efectos secundarios.

Tratamiento farmacológico preventivo o de mantenimiento


El tratamiento farmacológico preventivo o de mantenimiento tiene como objetivo
reducir los síntomas residuales, disminuir la inestabilidad del estado de ánimo,
prevenir las futuras recaídas -tanto de tipo maníaco y/o hipomaníaco como de tipo
depresivo- y, en definitiva, mejorar el funcionamiento global del afectado durante
las fases de eutimia. Los fármacos utilizados en este tipo de tratamiento se
conocen como estabilizadores del humor o eutimizantes. Los más recetados por
su eficacia son el litio y el ácido valproico:

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Litio (plenur): El litio es un elemento químico que no tiene ninguna función
conocida en el organismo humano (las personas con trastorno bipolar no tienen
falta de litio), no obstante, es el fármaco más utilizado como estabilizador del
humor desde hace décadas, puesto que ha demostrado una gran eficacia a la
hora de evitar fluctuaciones anímicas. Es importante que el médico supervise
regularmente el tratamiento con litio, ya que niveles muy altos de litio en el
organismo pueden ser perjudiciales para la salud. Para ello, deben realizarse
análisis de sangre (litemias) al menos una vez cada seis meses. Es importante
que el psiquiatra nos informe de los cuidados especiales a seguir con esta
medicación.
Ácido valproico (depakine, depamide): Es un medicamento que, además de servir
como anticonvulsivo en las epilepsias, actúa como estabilizador del estado de
ánimo en el trastorno bipolar, previniendo la aparición de recaídas
Para que el tratamiento farmacológico preventivo o de mantenimiento sea eficaz,
por un lado, el afectado tiene que comprometerse a tomar la medicación
correctamente tal cual se la ha recetado el psiquiatra y, por otro lado, la
medicación ha de ser bien tolerada lo que significa que los efectos terapéuticos
han de compensar a los efectos secundarios.
Para asegurar los efectos terapéuticos del tratamiento de mantenimiento, el
afectado ha de complementar la toma de medicación con un estilo de vida regular
y unos hábitos saludables.

Tratamiento farmacológico para las fases agudas


El tratamiento farmacológico para las fases agudas consiste principalmente en
fármacos que frenan las fases de manía (antipsicóticos clásicos y antipsicóticos
atípicos) y medicamentos que ayudan a superar la depresión (antidepresivos).
En las fases maníacas: La medicación que se suele utilizar en el tratamiento de
estas fases son los antipsicóticos clásicos (haloperidol) y, actualmente con mayor
frecuencia, los antipsicóticos atípicos (risperdal, seroquel, zyprexa). Estos
fármacos sirven para reducir la agitación física y mental y también para hacer
desaparecer los posibles síntomas de tipo psicótico (ideas delirantes y
alucinaciones) que se puedan manifestar en estos periodos. Es común que estos
fármacos se complementen con algún ansiolítico
En las fases depresivas: Aunque en ocasiones un ajuste en los estabilizadores del
humor puede ser suficiente para frenar el inicio de una fase depresiva, otras veces
el afectado necesita la ayuda extra de un antidepresivo para recuperarse, sobre
todo si la depresión es aguda. La elección del antidepresivo adecuado es muy
importante ya que algunos fármacos más que otros presentan un riesgo para la
persona de pasar de la depresión a una fase maníaca. Esta elección, como es
lógico, es una tarea que debe realizar el psiquiatra. Un antidepresivo bien utilizado
puede ser de gran ayuda para mejorar el estado de ánimo. A tener en cuenta es

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que estos medicamentos tardan en hacer efecto unas tres semanas desde el
comienzo de la primera toma.
En el tratamiento farmacológico del trastorno bipolar es bastante común que los
afectados tengan que tomar dos o más fármacos para conseguir la estabilidad.
Puesto que la enfermedad bipolar se manifiesta con unas particularidades
concretas en cada paciente, es habitual que personas con el mismo diagnóstico
tengan preescritas diferentes medicaciones. El tratamiento siempre es
individualizado. Lo que le va bien a uno no tiene por qué ser eficaz en otra
persona.

Tratamiento Psicológico
 
Un tratamiento psicológico complementario a la medicación puede ayudar a la
persona con trastorno bipolar a mejorar considerablemente su calidad de vida
(¡ojo!, no todas las terapias son adecuadas). La intervención psicológica que ha
demostrado ser de mayor utilidad en el tratamiento del trastorno bipolar es la
psicoeducación. Además, para personas con trastorno bipolar que tengan
dificultades para hacer frente a sus problemas o sean poco tolerantes al estrés
existen determinados tipos de psicoterapia que les pueden ayudar.

Psicoeducación
La psicoeducación se fundamenta en el principio de que la información puede ser
una herramienta muy útil en el manejo de las enfermedades, siempre y cuando
esta información se utilice de una manera constructiva. El principal objetivo de la
psicoeducación en el trastorno bipolar es que el afectado pueda hacerse un
experto en el manejo de su propia enfermedad con el fin de mejorar su pronóstico.
Para conseguir esta meta, por un lado, se trata de adquirir un conocimiento
profundo de la enfermedad, una visión realista pero positiva, con el fin de
comprenderla y aceptarla y, por otro, se trabajan diferentes estrategias de
autoobservación y autocuidado que, utilizadas correctamente, permiten al afectado
manejar los síntomas y prevenir las futuras recaídas. Tras diversos estudios
científicos, se ha demostrado que complementar la medicación con
psicoeducación es útil para prevenir recaídas de todo tipo, para disminuir el
número de ingresos y para reducir en un 75% el tiempo que el afectado presenta
síntomas. Actualmente, existen programas psicoeducativos individuales, grupales
y también dirigidos a familiares de afectados.

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Psicoterapia
En la psicoterapia se trabajan problemáticas más concretas de la vida del paciente
que pueden estar influyendo negativamente en su calidad de vida y en la
evolución de su enfermedad. En el tratamiento del trastorno bipolar, las
psicoterapias que han demostrado ser beneficiosas son la terapia cognitivo-
conductual y la terapia interpersonal y del ritmo social. La primera se centra en el
desarrollo de habilidades conductuales y en la reestructuración del pensamiento y
la segunda se centra en la en la mejora en las relaciones interpersonales y
regularización del estilo de vida. Normalmente, los psicólogos bien formados que
realizan intervenciones en pacientes bipolares integran ambos tipos de terapia.
Dependiendo de las necesidades de cada persona se pueden trabajar diferentes
aspectos como manejo del estrés, habilidades sociales, resolución de problemas,
etc...
 

Otros Tratamientos
Existen además de los citados anteriormente, otros tratamientos que se utilizan
cuando el tratamiento farmacológico no da los resultados esperados o como
complemento a este:
Terapia elecro-convulsiva: Es un tratamiento mediante el cual se inducen
convulsiones a través de una pequeña descarga de corriente. Aunque goza de
mala fama por su uso indiscriminado en el pasado, la realidad es que puede ser
gran ayuda en las fases agudas, tanto maníacas como depresivas, y actualmente
se utiliza siempre bajo los efectos de la anestesia por lo que el paciente no sufre
ningún dolor.

Bibliografía:

Pinel, John: Biopsicologia, 4 Edicion Person Educación S.A. C/Nuñez de Balboa, 120, 28006
Madrid.

Goleman, Daniel: Inteligencia Emocional, Keiros, Madrid.

Apuntes de la cátedra de Bases biológicas y neurológicas del comportamiento.

Wikipedia.com

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