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Con respecto a la ética de la profesión docente, puede decirse que ser un

profesional implica el ejercicio cabal, coherente y apropiado de sus competencias, en

beneficio de un conjunto que demanda sus servicios. Tal como lo expresa el DRAE

(2014) “la profesión es el empleo, facultad u oficio que alguien ejerce y por el que percibe

una retribución”. La sociedad, requiere en el día a día, la conjunción de voluntades desde

los diferentes quehaceres para el logro de la excelencia que parte de la ética y la moral de

los profesionales encaminados constantemente al mejoramiento de la calidad del trabajo

que incidan en la calidad de vida.

Por supuesto la profesión docente centra la atención en el conjunto de normas que

rigen la conducta de los profesionales facultados para el ejercicio de la profesión. En este

sentido Rojas (2011) expresa la relación como compromiso vivencial con un alcance mayor

a lo normado, siendo efectivo tanto en la teoría como en la práctica. Para lograrlo los

docentes deben estar conscientes de sus competencias, que involucra en la práctica su

capacidad intelectual y moral, así como el desempeño de las mismas en beneficio de sus

estudiantes, que en conjunto permita el crecimiento cognitivo, afectivo y moral de forma

integral.

Sin duda se requiere contar con docentes con alto grado de compromiso,

acompañado de una preparación sólida como baluarte de desempeño integral, desde lo

más sencillo hasta lo más complejo, en la cual el docente sea poseedor de conocimientos

sustantivos con pensamiento reflexivo, acompañados de la pedagogía y didáctica como

facilitadores de la ruta a seguir. El conjunto, involucra pensar antes de actuar, analizar

desde la lógica crítica y analítica, dominar los contenidos esenciales para poder facilitar

procesos de calidad y excelencia.

Dentro del ámbito institucional tenemos la necesidad imperiosa de un cambio

sustancial que permita la participación activa, operativa y estratégica de docentes

comprometidos con la realidad del país, de la mano con la ética y los valores educativos y

morales. Estos deben enfrentar sus acciones en el medio donde se encuentren o


desenvuelvan, ya que las mismas pueden dañar física y psicológicamente, por lo que deben

respetar el nivel de valores que tiene la sociedad. De este modo las condiciones mínimas

para alcanzar el éxito en un equipo de trabajo, son entre otras la de propiciar la existencia

de una estructura plana y flexible, con valores y visión compartidas, donde la lealtad, la

aceptación, el optimismo, la colaboración, el respeto, la confianza y la armonía son

elementos indispensables para su óptimo desarrollo.

La ética desde la perspectiva profesional y social Da Silva (2009), afirma:

Los maestros construyen su conocimiento profesional a través de la práctica, cuando


establecen conexiones entre el pensamiento y la acción. No obstante, este
conocimiento y su comprensión dependerá de la forma en que el maestro lo haya
asimilado, entonces juega un papel muy importante la ética y los valores de los
actores involucrados en el proceso: estudiante, docente, familia y sociedad. En este
sentido, el éxito del estudiante en formación dependerá en gran medida de los
conocimientos sustantivos, bases indispensables en cualquier carrera o profesión,
más aún en la profesión docente, cuando se trata de los formadores de educación
(p.35).

Entre los aspectos relevantes de la ética profesional tenemos que la conciencia

individual, manifiesta un compartimiento social responsable acerca de los deberes de una

profesión, después de haber asumido un código de ética conocido o escrito, mediante un

proceso de socialización, manteniendo el equilibrio entre lo personal y social que permita

estudiar, aplicar y resolver problemas profesionales con la mejor competencia y rectitud

posible.

En consecuencia su naturaleza distingue entre el comportamiento moral del hombre

y la sociedad, mediante la reflexión filosófica de este comportamiento; por ende ningún

hombre escapa a la moralidad, todos sus actos libres tienen una calificación moral positiva o

negativa, bajo un criterio verdaderamente científico capaz de determinar la conducta moral

por medios de principios universales y necesarios aplicables a todos los hombres en

cualquier época y latitud.

Asimismo es importante señalar que la ética del docente de acuerdo a las normas

educativas que regulan el ejercicio de la profesión, se establece en el Título II del

Reglamento del ejercicio de la Profesión Docente. Donde señala en el:


Artículo 9: Todo profesional de la docencia de reconocida moralidad y de idoneidad docente

comprobada, podrá optar a cargos docentes de conformidad con el régimen que se

establece en el presente Reglamento. Este artículo quiere decir que la conducta de las

personas que deseen optar por un cargo deberá estar ajustada a la ética profesional, a la

moral, a las buenas costumbres y a los principios establecidos en la constitución y leyes de

la República.

Podemos definir el código de ética o código deontológico como un documento que

reúne las normas, criterios y valores que resumen el buen ejercicio de una actividad

profesional, especialmente en lo que concierne a la ética. De igual forma trata entonces de

mecanismos de autorregulación que, junto a estatutos, libros de estilo, convenios y otros

instrumentos, que fijan los límites de la aceptación en el ejercicio de una profesión

determinada.

Definitivamente las características de un código de ética son de tipo normativo,

obligatorio y ético, a su vez comprenden un marco de reglas para controlar la conducta de

las personas. El incumplimiento del mismo conduce a sanciones profesionales y a un

enorme desprestigio, dentro de la comunidad colegiada, pero no necesariamente acarrea

sanciones punibles por ley, ahora bien dependiendo del caso se evaluará las instancias a

cual le competa. Por otro lado, en un código de ética suele haber guías para la gestación

del trabajo, las comunicaciones, la toma de decisiones y otros aspectos que comprometen

la calidad de la vida profesional. En ocasiones puede consistir en un código de conducta,

vestimenta o ayuda dentro una organización.

En resumen la ética es una parte fundamental de la vida profesional del individuo, ya

que brinda a una colectividad un conjunto de normas que garantice la buena reputación de

los profesionales.
Referencias.

Altarejos, F. (1998) “Presentación” y “La docencia como profesión asistencial”, Ética

docente. Elementos para una deontología profesional, Ariel, Barcelona.

Fernández, J. L. y Augusto, A. (1994), Ética de las profesiones, Universidad Pontificia

Comillas, Madrid, España.

Hortal, A. (1995) “La ética profesional en el contexto universitario”, en Aula de Ética, la ética

en la universidad. Orientaciones básicas, Universidad de Deusto, Bilbao, España.

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