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Génesis 1-2
La Creación

(2-1) Introducción
La creación de Adán y Eva fue el punto culminante de la Creación en sí, pero
haga una pausa por un momento, para pensar en todo el proceso de la Creación.
El Padre estaba dirigiendo la formación y el establecimiento de un hogar para sus
hijos. Cuando hubo terminado, el registro dice con hermosa simplicidad: “Y vio
Dios todo lo que había hecho, y he aquí que era bueno en gran manera…”
(Génesis 1:31), y así continuó siendo este mundo en los miles de años que han
transcurrido: La tierra es un lugar hermoso y lleno de riquezas, un lugar que se
renueva a sí mismo y que constantemente está creando nueva vida. Ha alojado a
billones y billones de personas, y todavía es capaz de mantener a muchos más.
Piense por un momento en Adán y Eva: sus antepasados. Los miles de años
transcurridos ¿han hecho que los imagine como a seres ficticios, como a los
personajes de una novela? Los dos son personajes reales y aún viven. Adán
volverá a la tierra antes del Milenio para presidir, bajo la autoridad de Jesucristo,
en el gran concilio de Adán-ondi-Ahman (véase Daniel 7; D. y C. 116), y dirigir
a los ejércitos del Todopoderoso para luchar contra las huestes de Satanás en la
última gran batalla de la tierra (véase D. y C. 88:112-15).
El mundo los pinta como primitivos y supersticiosos; dicen que provocaron la
Caída con su inmoralidad, o que son personajes imaginarios o mitológicos. Pero
cuando lea acerca de ellos, recuerde cómo el Señor los ve. Piense en las virtudes
especiales que deben haber poseído para haber obtenido el privilegio de ser los
primeros seres humanos que habitaron esta tierra.
Probablemente ha leído el relato de la Creación muchas veces, pero esta vez
medite acerca del significado actual que tiene para usted.

Instrucciones al alumno
1. Utilice los comentarios que siguen a continuación para ayudarse en el
estudio de Génesis 1-2.
2. Puesto que Moisés 1-3 y Abraham 4-5 contienen el mismo relato, sólo que
más completo, deben también ser estudiados junto con Génesis. (Los
libros de Moisés y Abraham son estudiados en detalle, en el curso de la
Perla de Gran Precio, Religión 327.)
3. Complete el Resumen Analítico según las instrucciones del Curso
individual supervisado. (Los estudiantes que tomen este curso deben
completar toda esta sección.)
COMENTARIOS SOBRE GENESIS 1-2
(2-2) Génesis 1:1. ¿Cuándo fue “En el principio”?
Por lo menos dos aclaraciones importantes deben hacerse acerca de estas palabras
con las que comienza la Biblia:

Primero, principio tiene un significado relativo y no quiere decir el punto de


comienzo de toda la eternidad, si es que puede existir tal punto. El Señor dijo a
Moisés que hablaría solamente acerca de esta tierra (véase Moisés 1:40). Las
creaciones de Dios son demasiadas para que el hombre pueda contarlas (véase
Moisés 1:37; 7:30), y muchos otros mundos ya han “dejado de ser” (Moisés
1:35). Por lo tanto, “en el principio” se refiere sólo al comienzo de esta tierra. El
presidente Brigham Young explicó:
“¿Cuándo hubo un principio? Nunca hubo tal cosa; si hubiera habido, también
tendría que haber un final; eso describe la eternidad. Cuando hablamos acerca del
principio de la eternidad, es sólo una forma de hablar, pues este concepto va más
allá de la capacidad de comprensión del hombre.” (Discourses of Brigham
Young, pág. 47.)
Segundo, la creación de este mundo no fue el comienzo para los que vendrían a
habitarlo. Antes de la creación de la tierra, ellos vivían como hijos espirituales de
un padre y una madre celestiales, en una existencia premortal. El presidente
Joseph F. Smith dijo:
“¿De dónde venimos? Procedemos de Dios; nuestros espíritus existían antes de
venir al mundo. Formaban parte de los concilios de los cielos antes que la tierra
fuera creada…Cantamos de alegría con las huestes celestiales cuando se creó la
tierra y se diseñó el plan para nuestra existencia mortal y la redención que
habríamos de necesitar…No hay lugar a dudas que estábamos presentes en esos
concilios cuando esto sucedió…cuando Satanás se ofreció para ser salvador del
mundo si a él se le daba el honor y la gloria del Padre…Estábamos allí, sin lugar
a dudas, y tomamos parte en todos esos acontecimientos; estábamos muy
interesados en llevar a cabo esos grandiosos planes y objetivos; los
comprendíamos, se habían decretado para nuestro beneficio y van a ser
consumados.” (Citado en Ludlow, Latter-day Prophets Speak, págs. 5-6.)
Por lo tanto, todos los hombres habían existido por un período indeterminado
antes que el mundo fuera creado (véase D. y C. 49: 16-17). El presidente Kimball
explicó:
“La vida se repartiría en tres divisiones o estados: preterrenal, terrenal e inmortal.
En la tercera etapa estaría comprendida la exaltación, a saber, vida eterna y
divinidad, para quienes magnificaran en forma completa su vida terrenal. El
comportamiento de uno de estos estados surtiría un efecto trascendental en el
estado o estados sucesivos. En caso de que una persona guardara su primer
estado, se le concedería el segundo estado…[es decir], la vida terrenal, como
período adicional de prueba y experiencia. Si magnificara su segundo estado, su
experiencia terrenal, lo esperaría la vida eterna. Para ese fin pasan los hombres
por las numerosas experiencias de la vida terrenal, ‘para ver si harán todas las
cosas que el Señor su Dios les mandare’. (Abraham 3:25.)
“Los seres mortales que ahora vivimos sobre esta tierra nos hallamos en
nuestro segundo estado. Nuestra presencia misma, con cuerpos terrenales,
atestigua el hecho de que ‘guardamos’ nuestro primer estado. Nuestra materia
espiritual era eterna y coexistía con Dios, pero nuestro Padre Celestial la
organizó en cuerpos de espíritu. Nuestros cuerpos de espíritu pasaron por un
intenso período de crecimiento, desarrollo y preparación, y habiendo pasado la
prueba con éxito, finalmente se nos admitió a esta tierra y el estado terrenal.” (El
milagro del perdón, págs. 4-5.)
Este “extenso período de crecimiento y desarrollo” debe haber tenido gran
influencia en el estado actual del hombre. Por ejemplo, el presidente Brigham
Young dijo que todos los nombres saben que Dios existe aunque algunos de ellos
hayan olvidado que lo saben:
“Quiero deciros, a cada uno de vosotros, que conocéis muy bien a Dios, nuestro
Padre Celestial, o sea, el gran Elohim. Vosotros lo conocéis muy bien, porque
todos habéis vivido en su casa y habéis estado con El año tras año; estáis
buscando conocerlo, cuando en realidad, la verdad es que simplemente habéis
olvidado lo que sabíais. No hay nadie que no sea un hijo o una hija de este Ser
Supremo.” (Discourses of Brigham Young, pág. 50.)
(2-3) La edad de la tierra
Aunque sabemos que el capítulo primero de Génesis no describe el comienzo de
todas las cosas, ni el comienzo de la humanidad, sino que describe solamente el
principio de esta tierra, no se puede decir con seguridad cuándo ocurrió ese
comienzo. En otras palabras, las Escrituras no dan suficiente información para
calcular la edad de la tierra. Por lo general, los que aceptan las Escrituras como
verdaderas se adhieren a una de las tres teorías básicas que tratan de determinar
la edad del mundo. Todas estas teorías se basan en las diferentes interpretaciones
de la palabra día, como se usa en el relato de la Creación.
La primera teoría dice que la palabra día quiere decir lo mismo que en la
actualidad y, por lo tanto, comprende 24 horas. De acuerdo con esta teoría, la
tierra fue creada en una semana, o sea, en 168 horas. Por lo tanto, la tierra tendría
ahora aproximadamente seis mil años. (Muchos eruditos están de acuerdo con
que transcurrieron aproximadamente cuatro mil años entre la creación de Adán y
el nacimiento de Jesucristo; y desde el nacimiento de Jesucristo a la época actual
han pasado casi dos mil años.) Muy pocas personas, tanto miembros de la Iglesia
como de otras religiones, aceptan esta teoría, puesto que hay muchas pruebas de
que se llevó a cabo en un período más largo.
La segunda teoría dice que Abraham recibió revelaciones por medio del Urim y
Tumim de que una revolución de Kólob, el astro que se encuentra más cerca de
Dios, es equivalente a mil años de los de la tierra (véase Abraham 3:2-4). En
otras palabras, podemos decir que un día del Señor equivale a mil años en la
tierra; otros pasajes de escritura también apoyan esta teoría (véase Salmos 90:4; 2
Pedro 3:8; Facsímili número 2 del Libro de Abraham, ilustraciones 1, 4). Si la
palabra día en Génesis fue usada en este sentido, entonces la tierra tendría
aproximadamente trece mil años (7 días de mil años cada uno para la Creación,
más casi seis mil años desde la caída de Adán). Algunos dicen que la sección 77,
versículo 12, de Doctrina y Convenios apoya esta teoría.

Sala de la Creación del Templo de Los Angeles


A pesar de que la mayoría de los geólogos, astrónomos y otros científicos creen
que aun este período más largo no es suficiente para explicar la evidencia física
que se encuentra en la tierra en la actualidad, hay un pequeño porcentaje de
reconocidos eruditos que no están de acuerdo. Estos últimos afirman que los
científicos malinterpretan las épocas geológicas y que tremendas catástrofes en la
historia de la tierra han acelerado el proceso que normalmente hubiera llevado
miles de años. Sacan sus conclusiones de datos que evidencian la idea de que
trece mil años no es una cantidad descabellada. Immanuel Velikousky, por
ejemplo, escribió tres libros presentando pruebas de que, en tiempos no muy
lejanos, han ocurrido terribles cataclismos, y refuta la idea de que los procesos
naturales, en especial los geológicos, se han producido siempre con la misma
velocidad, es decir, tomando la misma cantidad de tiempo. Estos tres libros se
llaman: Worlds in Collision (Guerra de los mundos), Ages in Chaos (Epocas en
caos), y Earth in Upheaval (Los cataclismos de la tierra). Dos científicos
mormones, Melvin A. Cook y M. Garfield Cook, también apoyan esta teoría en
su libro, Science and Mormonism (Ciencia y mormonismo).
La tercera teoría dice que la palabra día, en hebreo, puede referirse también a un
período indeterminado, a una era. La palabra día, del hebreo, tal como aparece en
el relato de la Creación, se ha traducido tanto como día, en el sentido literal,
como también se ha traducido por un período más largo de tiempo. En Génesis
40:4 se tradujo como días. En Jueces 11:4, una forma de la palabra se tradujo
como “andando el tiempo”. Abraham dice que los Dioses llamaron días a los
períodos de la Creación (véase Abraham 4:5, 8, 13, 19, 23, 31).
Si Moisés usó la palabra día con ese último significado, entonces el conflicto
aparente que existe entre las Escrituras y las evidencias que presentan los
científicos que le dan millones de años a la tierra dejaría de existir. Cada una de
las eras o días de la Creación podían haber durado millones o cientos de millones
de años, y la forma común de medir la edad geológica de la tierra podría ser
aceptada. Muchos textos de estudios universitarios explican esta última teoría.
Aunque es interesante estudiar estas teorías acerca de la edad de la tierra, la
Iglesia no ha aceptado ninguna de ellas. Por razones que sólo El mismo conoce,
el Señor todavía no ha encontrado apropiado revelar los detalles de la Creación.
Por lo tanto, aunque a los mormones se nos manda aprender de muchas fuentes
(véase D. y C. 88:77-79), no se justifica que nadie quiera establecer una teoría en
particular como la teoría oficial de la Iglesia.

(2-4) Génesis 1:1. ¿Quién creó la tierra?


La Biblia dice que Dios creó los cielos y la tierra, pero nosotros tenemos
información adicional que nos permite saber quién fue el Creador.
Muchos pasajes de las Escrituras indican que a Jehová, o sea, Jesucristo, antes de
venir al mundo, fue a quien se le dio la responsabilidad de llevar a cabo la obra
de la creación, no solamente la de esta tierra, sino la creación de muchas otras.
Dios le dijo a Moisés: “Y he creado incontables mundos, y también los he creado
para mi propio fin; y por medio del Hijo, que es mi Unigénito, los he creado”
(Moisés 1:33).
Jehová, o sea, Jesucristo, contó con la ayuda de Miguel para crear la tierra. El
élder Bruce R. McConkie explica quién era Miguel:
“El gran príncipe, Miguel, llamado Adán en su estado mortal, le sigue a Cristo en
importancia en el plan eterno de salvación y progreso. En la preexistencia, con
excepción de Jesucristo, Miguel era el más inteligente, el más poderoso, y el
mejor entre los hijos espirituales de Dios que iban a venir a poblar la tierra. El
trabajó bajo la guía de Jesucristo y conforme a sus instrucciones. ‘El es el padre
de la familia humana y tiene señorío sobre los espíritus de todos los hombres.’
(Enseñanzas del Profeta José Smith, pág. 183.) El nombre Miguel aparentemente
quiere decir ‘uno que se asemeja a Dios’.
“Miguel ejecutó la parte más importante después de la de Jesucristo, en la
creación de la tierra.” (Mormón Doctrine, 2da. edición, pág. 491.)
Abraham dice que entre muchas de las nobles y grandes inteligencias se
encontraba “uno que era semejante a Dios” y que le dijo a los demás:
“descenderemos,…y tomaremos estos materiales, y haremos una tierra sobre la
cual éstos puedan morar” (Abraham 3:22,24). Este pasaje indica que otros,
además de Adán, pueden haber ayudado en la Creación.
El élder Joseph Fielding Smith enseñó:
“Cierto es que Adán ayudó a formar esta tierra, pues trabajó junto a nuestro
Salvador Jesucristo. Yo poseo un fuerte punto de vista o convicción de que hubo
otros que también cooperaron con ellos. Tal vez Noé y Enoc; ¿y por qué no José
Smith y aquellos que fueron señalados para ser gobernantes antes de que la tierra
fuese formada?” (Doctrina de Salvación, Tomo I, págs. 70-71; véase también
Abraham 3:22-24.)
(2-5) Génesis 1:1. ¿Qué quiere decir la palabra crear?
La palabra en hebreo que se traduce como “crear” significa dar forma, elaborar;
lo que hacen los Dioses (Génesis 1:1). El profeta José Smith explicó:
“Si preguntamos a los sabios doctores por qué dicen que el mundo fue hecho de
la nada, ellos nos contestan: ‘¿No dice la Biblia que Dios creó el mundo?’ Y
concluyen, por la palabra crear, que debe de haber sido hecho de la nada. Pero la
palabra crear vino del término hebreo baurau, que no significa crear de la nada,
sino manifestar, dar forma, organizar, así como un hombre organiza los
materiales y construye un barco.
“De manera que podemos deducir que Dios tenía a su disposición los materiales
para organizar el mundo de todo aquel caos, es decir, materia caótica, que es
elemento, y en el cual mora toda gloria. Los elementos han existido desde que
nosotros tuvimos existencia. Los principios puros de los elementos son principios
que jamás pueden ser destruidos; pueden ser organizados y reorganizados, mas
no destruidos. No tuvieron principio, y no pueden tener fin.” (Enseñanzas del
Profeta José Smith, págs. 433-436.)
(2-6) Génesis 1:2. ¿Por qué el Espíritu se “movía” sobre la tierra
que estaba “desordenada y vacía”?
“La tierra, después de haber sido formada y organizada, por supuesto, no ‘estaba
desordenada y vacía’; interpretado del hebreo, y como se encuentra en el relato
de Abraham, ‘estaba vacía y desolada’. En el momento en que comienza la
descripción de la preparación de la tierra para hacerla habitable, ésta estaba
envuelta en agua, y sobre ella el Espíritu de Dios se movía. (La palabra ‘movía’
fue traducida de una palabra del hebreo que describe lo que hacen las aves
cuando incuban y protegen los huevos en el nido.)
“La fuerza creativa aquí llamada el ‘Espíritu de Dios’ podría ser la misma que a
veces se llama ‘la luz de Cristo’ en Doctrina y Convenios, y es la que actúa sobre
los elementos dándoles forma y preparándolos (véase D. y C. 88:7-13). Que el
Hijo era el administrador de dicha fuerza, bajo la dirección del Padre, también es
evidente en los siguientes pasajes de las Escrituras: Juan 1:1-4 y Hebreos 1:1-2.
(Véase también el Libro de Mormón, Helamán 12:8-14 y Jacob 4:6-9.)”
(Rasmussen, Introduction to the Old Testament, 1:11.)
(2-7) Génesis 1:6-8. ¿Cuáles eran las dos “aguas”?
Aguas “debajo de la expansión”, y aguas “sobre la expansión” son un fenómeno
común en la tierra.

“El agua que estaba debajo de la expansión era el agua en estado líquido sobre la
tierra; y el agua que estaba sobre la expansión se refería al vapor de agua que se
acumula en las nubes, que forma parte de la atmósfera y se transforma en lluvia.”
(Keil and Delitzsch, Commentary, 1:1:53-54.)
“Y Dios separó la luz de las tinieblas”
(2-8) Génesis 1:11-12, 21, 24-25
Los principios de la genética, o las leyes de Mendel acerca de la herencia, fueron
establecidos durante la Creación; los tres relatos que cubren ese período hablan
de ellos. La expresión “según su especie” se repite en los tres (Génesis 1; Moisés
2; Abraham 4). Abraham lo explica mejor en el capítulo 4, versículos 11 y 12 de
su libro. Además, en el versículo 31 encontramos una afirmación de la
inmutabilidad de las leyes que el Señor dio a esta tierra (véase también D. y C.
88:36-38, 42-43). El profeta José Smith enseñó:
“Dios ha expedido ciertos decretos que son fijos e inalterables, por ejemplo: Dios
puso el sol, la luna y las estrellas en los cielos, y les fijó sus leyes, condiciones y
límites que no pueden traspasar sino por mandamiento de El; todo se mueve en
armonía perfecta en su esfera y orden, y nos son por luces, maravillas y señales.
El mar también tiene sus límites que no puede pasar. Dios ha puesto muchas
señales en la tierra así como en los cielos, por ejemplo: la encina del bosque, el
fruto del árbol y la hierba del campo son señales de que allí se ha plantado una
semilla, porque el Señor ha decretado que todo árbol, planta y hierba que lleve
semilla debe reproducir su propia especie, y no pueden nacer de acuerdo con
ninguna otra ley o plan.” (Enseñanzas del Profeta José Smith, pág. 238.)
(2-9) Génesis 1:21.
Una acepción de la palabra monstruo es animal enorme. “Monstruos marinos”
fue traducido de la palabra hebrea tannanim, que quiere decir “los grandes o
inmensos”, y es posible que se refiera a todos los grandes animales marinos,
tanto peces como reptiles y mamíferos.
(2-10) Génesis 1:26-27. “Hagamos al hombre a nuestra imagen”
Hablando del hecho de que Dios creó al hombre a su imagen, el presidente
Brigham Young dijo:
“El hombre fue hecho a imagen de su Creador,…es exactamente como El: Tiene
ojos, frente, cejas, nariz, mejillas, boca, mentón, orejas, tal como nuestro Padre
Celestial.” (Citado en Ludlow, Latter-day Prophets Speak, pág. 278.)
A pesar de que el presidente Young nombró sólo al hombre, la palabra se refiere
también, en este caso, a hombre y mujer. Algunos de los profetas de estos
últimos días han hablado de la existencia de una Madre en el cielo. La Primera
Presidencia (Joseph F. Smith, John R. Winder y Anthon H. Lund) declaró esta
doctrina en 1908 con las siguientes palabras: “Todos los hombres y las mujeres
fueron creados a la semejanza del Padre y la Madre universales, y son
literalmente hijos e hijas de Dioses.” (Citado en Clark, Messages of the First
Presidency, 4:203.)
El élder Joseph Fielding Smith, luego de citar Génesis 1:26-27, dijo: “¿No es
lógico pensar que los espíritus de las mujeres fueron creados a imagen de una
‘Madre Celestial’?” (Answers to Gospel Questions, 3:144.)
(2-11) ¿Cuál era la base de la potestad de Adán sobre la tierra?
“El sacerdocio fue primeramente dado a Adán; a él se dio la Primera Presidencia,
y tuvo las llaves de generación en generación. Lo recibió en la Creación, antes de
ser formado el mundo, como se ve en Génesis 1:26, 27, 28. Le fue dado el
dominio sobre toda cosa viviente. Es Miguel el Arcángel, de quien se habla en las
Escrituras.” (Enseñanzas del Profeta José Smith, pág. 182.)
(2-12) Génesis 1:28. ¿Qué significa “llenad”?
Tanto en el versículo 22 como en el 28 aparece la palabra mole del hebreo, la
cual se ha traducido al castellano como “henchid” en algunas versiones y como
“llenad” en otras. Ambas son correctas.
(2-13) Génesis 1:27-28. Cuando Dios creó al hombre también
creó a la mujer
“’Y yo, Dios, dije a mi Unigénito, el cual fue conmigo desde el principio:
Hagamos al hombre [pero no al hombre solo, sino al hombre completo, es decir,
al marido y la mujer] a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza, y fue
hecho.’ (Moisés 2:26.) El Señor unió a Adán y Eva por medio del matrimonio
eterno, el cual tiene validez más allá de la muerte. Todos deberían casarse de esta
manera…
“Luego de haberlos creado a imagen de Dios, se les dio el mandamiento:
‘Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla’ (Génesis 1:28).
Después de haber completado esta creación magnífica, los Dioses la
contemplaron y dijeron que era muy buena. Tan buena que los científicos de hoy,
aunque quisieran, no pueden mejorarla: el hombre creado para labrar la tierra,
mantener a su familia, y guiarla; la mujer creada para apoyarlo, cooperar con él,
tener hijos, criarlos y enseñarles. Fue una creación muy buena.
“Y de esa manera lo organizó el Señor. No lo hizo como un experimento; El
sabía muy bien lo que estaba haciendo.” (Spencer W. Kimball, “Speaking
Today”, Ensign, marzo de 1976, pág. 71.)
(2-14) Génesis 1:28. “Fructificad y multiplicaos”
Si tenemos en cuenta que el propósito más grande de Dios es “llevar a cabo la
inmortalidad y la vida eterna del hombre” (Moisés 1:39), de que sin un cuerpo
físico el hombre no puede obtener la plenitud de gozo (véase D. y C. 93:33-35) y
que venir a la tierra para probarnos es un requisito para lograr el progreso eterno
(véase Abraham 3:25), se puede decir sin temor a equivocarse que traer hijos al
mundo es una de las cosas de mayor importancia dentro del plan del Señor.
El presidente Spencer W. Kimball habló de la importancia de tener hijos:
“El primer mandamiento que se encuentra registrado en las Escrituras es
‘multiplicaos; llenad la tierra’; que a nadie le pase por la mente que se les mandó
tener hijos sin estar casados. Esa idea no tiene fundamento…
“Le he dicho a muchos jóvenes en muchas ocasiones, que no deben posponer el
matrimonio hasta que hayan terminado su educación. También les he dicho a
miles de jóvenes que después de casados no deben esperar a tener hijos hasta
después de haber salido de la universidad o de haber obtenido una buena posición
económica. El propósito básico del matrimonio es tener hijos, y cuando se
encuentra al cónyuge adecuado, no se debe esperar; deben casarse y dejar que
vengan los hijos.
“Parece haber una creciente tendencia a creer que el propósito del matrimonio es
legalizar las relaciones sexuales. Por el contrario, su propósito no es satisfacer los
deseos sexuales, como el mundo quiere hacernos creer, sino que su propósito es
tener hijos y formar una familia. Repito que cuando se ha encontrado el
compañero ideal, no se debe esperar. Las jóvenes esposas se deben preocupar de
tener y criar hijos. No conozco ningún pasaje de escritura que autorice a las
esposas a posponer el tener hijos para salir a trabajar y pagarle de esa forma los
estudios a su esposo. Hay miles de muchachos que se han pagado una carrera y a
la vez han mantenido a su familia. Aunque hacerlo así es más difícil, es posible
hacerlo.” (”Marriage Is Honorable,” en Speeches of the Year, 1973, págs. 262-
63.)
(2-15) Génesis 2:5. ¿Es lo que se relata en Génesis un registro de
la creación espiritual?
“El relato de Génesis sobre la Creación no trata de una creación de los espíritus,
sino que en sentido particular habla de la creación espiritual. Naturalmente, esto
requiere cierta explicación. El relato de Génesis, capítulos 1 y 2, se refiere a la
creación física de la tierra; el relato del establecimiento de toda vida sobre ella,
desde el principio hasta la caída de Adán, reseña, en un sentido, la creación
espiritual de todas las cosas, pero también fue una creación física. Cuando el
Señor dijo que crearía a Adán, no se refería a la creación de su espíritu, pues eso
ya había ocurrido muchísimo antes que El (Adán) estuviera en el mundo de los
espíritus y fuera conocido como Miguel. (Véase Moisés 2:26-28; Génesis 1:26-
28.)
“El cuerpo de Adán fue creado del polvo de la tierra, pero en aquel momento ésta
era una tierra espiritual. Adán tuvo un cuerpo espiritual hasta que la mortalidad
vino sobre él a través de la violación de la ley bajo la cual vivía, pero también
tuvo un cuerpo físico de carne y hueso.
“Y bien, ¿qué es un cuerpo espiritual? Aquel que es vivificado por el espíritu y
no por la sangre…Después de la Caída, la cual vino por la transgresión a la ley
bajo la que Adán estaba viviendo, el fruto prohibido tuvo el poder de crear sangre
y cambiar su naturaleza, y la mortalidad tomó el lugar de la inmortalidad, y todas
las cosas, participando del cambio, se tornaron mortales. Ahora repito, el relato
de Génesis, capítulos 1 y 2, es el relato de la creación física de la tierra y de todo
lo que hay sobre ella, pero la Creación no estuvo sujeta a la ley mortal sino hasta
después de la Caída. Por lo tanto, ésta fue una creación espiritual y así
permaneció hasta la Caída, en la que vino a ser temporal, o mortal. (Véase D. y
C. 77:6.)” (Smith, Doctrina de Salvación, tomo I, págs. 72-73.)
(2-16) Génesis 2:7. Adán fue la “primera carne” sobre la tierra
Moisés, en el capítulo 3, versículo 7, amplía el versículo 7 de Génesis 2, con
estas palabras: “…El hombre fue alma viviente, la primera carne sobre la tierra,
también el primer hombre.” El presidente Joseph Fielding Smith explica qué
quiere decir la primera carne.
“Adán fue el primer hombre sobre la tierra, de acuerdo con las palabras del
Señor, y también la primera carne. Este punto necesita cierta explicación.
“Adán no vino a esta tierra sino hasta que ésta estuvo preparada para recibirlo.
Los animales y las plantas ya estaban aquí; el Señor no lo trajo a un mundo
desolado. Se preparó todo en el orden que se menciona en las Escrituras, y
cuando estuvo todo listo, se trajo a Adán a la tierra.
“¿Qué quiere decir entonces que Adán fue la ‘primera carne’? Es sencillo una vez
que se comprende. Adán fue la primera de las criaturas que cayó y se transformó
en una persona de carne y hueso, o sea, que se convirtió en un ser mortal. En las
Escrituras, el Señor habla de la carne refiriéndose a nuestra existencia mortal;
Adán fue la primera carne, o sea, el primer mortal. No existía la muerte hasta que
él cayó, nos dicen las Escrituras. Está escrito, y es parte del Evangelio de
Jesucristo.” (Seek Ye Earnestly, págs. 280-81.)
“En el principio creó Dios los cielos y la tierra”
(2-17) Génesis 2:8. ¿Dónde estaba e l Jardín d e Edén?
“De acuerdo con las revelaciones dadas al profeta José Smith, enseñamos que el
Jardín de Edén se hallaba en el continente americano, ubicado donde la Ciudad de
Sión, o sea, la Nueva Jerusalén, va a ser construida.” (Véase D. y C.
116; History of the Church, 3:35-36.)”
Cuando Adán y Eva fueron expulsados del Jardín, finalmente moraron en un
lugar llamado Adán-ondi-Ahman, situado en lo que hoy es el distrito de Daviess
en el estado de Misurí. Tres años antes de su muerte, Adán convocó a este sitio a
los de su posteridad que eran justos, y los bendijo; y es en este sitio donde se
sentará Adán, o Miguel, según leemos en el séptimo capítulo del libro de Daniel.
[Daniel 7:9-14, 21-22, 26-27.]” (Smith, Doctrina de Salvación, tomo III, pág.
70.)
El Diluvio y los cataclismos que se produjeron posteriormente cambiaron
drásticamente la topografía y geografía de la tierra. Los descendientes de Noé
evidentemente pusieron a los nuevos ríos y tal vez a algunos otros puntos
geográficos los mismos nombres de los que conocían antes del Diluvio. Esta
teoría explicaría por qué algunos ríos en la Mesopotamia tienen el mismo nombre
que algunos de los que originalmente estaban en el continente americano.
También es posible que algunos de los sistemas fluviales actuales sean parte de
los antidiluvianos que se encontraban en el único continente que existía en ese
entonces.

Dios hizo los animales

RESUMEN ANALITICO
(2-18) En Génesis, y en los relatos similares de Moisés y Abraham, encontramos
un breve registro de la creación de la tierra y del hombre que vendría a vivir en
ella. Es un relato sencillo y directo. Aunque no se nos dice exactamente cómo
creó el Señor todas las cosas, se nos enseñan varios conceptos fundamentales:
Primero, Dios, el Padre de todos los hombres, ideó la creación de este mundo
para que el hombre tuviera un lugar en el cual cumplir un período de probación
como mortal, y progresar en su camino hacia la eternidad.
Segundo, el hombre es literalmente el hijo de Dios.
Tercero, el mundo no fue creado por casualidad o accidente.
Cuarto, Adán fue el primer hombre y la “primera carne” en la tierra (véase el
encabezamiento 2-16 [Moisés 3:7].)
Quinto, Adán cayó del estado de inocencia e inmortalidad en que se encontraba,
y su caída afectó tanto a la tierra misma como a todas las criaturas que vivían en
ella.
Sexto, la expiación de Jesucristo fue planeada antes que el mundo fuera creado,
con el fin de que los hombres pudieran venir a una tierra corrompida debido a la
Caída, y en ella se superaran, vencieran el obstáculo de la muerte, y volvieran a
vivir con Dios.
Existe otra teoría en cuanto al comienzo de todas las cosas, que es muy popular y
se enseña en todo el mundo. Nos referimos a la teoría de la evolución, basada en
los libros de Charles Darwin, la cual expone conceptos distintos a los de las
Escrituras acerca del comienzo de la tierra y del origen del hombre. Citamos a
continuación las opiniones de varias autoridades de la Iglesia que hablan de la
posición de ésta con respecto a la Creación y al origen del hombre.
“Muchas personas creen que Adán no fue el primer hombre sobre la tierra, y que
el primer hombre evolucionó de especies inferiores en la escala. Esta, sin
embargo, es una teoría de los hombres. El Señor declara que Adán fue el ‘primer
hombre de todos los hombres’ (Moisés 1:34), y nosotros tenemos la
responsabilidad de considerarlo como el padre de la humanidad. Se le mostró al
hermano de Jared que todos los hombres fueron creados en el principio a imagen
de Dios; y si lo interpretamos como que quiere decir el espíritu o el cuerpo, o
ambos, nos lleva a la misma conclusión: El hombre empezó su vida como un ser
humano a semejanza de nuestro Padre Celestial.” (La Primera Presidencia
[Joseph F. Smith, John R. Winder, Anthon H. Lund], citado en Clark, Messages
of the First Presidency, 4:05.)
“Cualquier teoría que no reconozca que Dios es una persona y que actúa
voluntariamente, y que diga que todo sucedió por casualidad, no puede ser
aceptada por los Santos de los Ultimos Días…Es inconcebible creer que el
hombre y las demás cosas fueron creados por casualidad.” (Widtsoe, Evidences
and Reconciliations, 1:155.)
“Estoy agradecido de que, en medio de la confusión que existe entre los hijos de
nuestro Padre, se les ha dado a los miembros de esta gran organización la verdad
acerca del origen del hombre: que venimos del mundo de los espíritus donde
fuimos engendrados por nuestro Padre Celestial; que El formó a nuestros
primeros padres del polvo de la tierra; que los espíritus de ellos fueron puestos en
sus cuerpos; que el hombre vino a la tierra, no como algunos han creído, no como
otros han querido creer, derivados de seres inferiores, sino que nuestros
antepasados eran seres que vivían en las cortes celestiales. No somos producto de
un orden de vida inferior, sino que nuestro antepasado es Dios, nuestro Padre
Celestial.” (George Albert Smith, en Conference Report, octubre de 1925, pág.
33.)
“Naturalmente, pienso que aquellos que se aferran al punto de vista de que el
hombre ha surgido a través de esas épocas de la escoria del mar, a través de
billones de años, no creen en Adán. Honestamente no sé cómo pueden decir que
creen en él, y os voy a mostrar que realmente no creen. Hay algunos que intentan
hacerlo pero son incoherentes —absolutamente incoherentes— porque esa
doctrina es tan incompatible, tan extremadamente fuera de armonía con las
revelaciones del Señor, que el hombre no puede creer en ambas.
“Digo muy enfáticamente, no podéis creer en esta teoría del origen del hombre y
aceptar, al mismo tiempo, el plan de salvación tal como ha sido establecido por el
Señor nuestro Dios. Debéis elegir uno y rechazar el otro, pues se encuentran en
conflicto directo, y hay un abismo que los separa, el cual es tan grande que no
puede ser salvado, no importa cuánto se intente hacerlo.
De acuerdo con esta teoría, Adán, y con eso quiero decir el primer hombre, no
era capaz de pecar. No podía transgredir y acarrear la muerte al mundo
porque, según los evolucionistas, la muerte siempre había estado en el mundo. Sí,
por lo tanto, no hubo caída, no hubo necesidad de una expiación y, por lo tanto,
la venida del Hijo de Dios al mundo como el Salvador resulta una contradicción,
una cosa imposible. ¿Estáis preparados para creer una cosa semejante?” (Véase
Smith, Doctrina de Salvación, Tomo I, pág. 136-137.)
La Primera Presidencia (1901-1910): John R. Winder, Presidente Joseph F. Smith, Anthon H.
Lund
(2-19) Pero, ¿qué debemos pensar de la evidencia científica que parece
contradecir la opinión de la Iglesia? ¿No es también sumamente convincente la
evidencia de que la vida evolucionó de un mismo origen? Harold G. Coffin,
profesor de paleontología e investigación en el instituto de Investigación
Geológica de la Universidad Andrews de Michigan, expone su punto de vista del
comienzo de la vida. A continuación reproducimos partes de un folleto sobre la
Creación escrito por el Dr. Coffin.
“Ha llegado el momento de reevaluar los datos que Charles Darwin usó para
apoyar su teoría de la evolución, junto a una gran cantidad de información nueva.
Los que tienen el valor de penetrar ese mar de conjeturas que rodea la incógnita
del origen de la vida descubrirán que la ciencia puede probar que la Creación es
la mejor explicación que se puede dar al origen de la vida. Existen cuatro puntos
que nos llevan a sacar esta conclusión.
“1. La vida no puede ser generada espontáneamente.
“2. Las especies de animales complejos aparecieron repentinamente.
“3. En el pasado los cambios han sido pocos.
“4. En el presente los cambios son también muy limitados.
“Cualquiera que esté interesado en saber la verdad debe considerar seriamente
estos puntos. Ellos ponen en tela de juicio la teoría de la evolución y han causado
que muchos científicos contemporáneos, hombres inteligentes y sinceros,
cambien su opinión acerca del origen de la vida.” (Coffin, Creation: The
Evidence from Science, pág. 1.)
La vida no puede ser generada espontáneamentee
“El científico Homer Jacobson dice en la revista American Scientist, de enero de
1955: ‘Es muy poco probable que se puedan organizar los elementos del medio
ambiente para formar una sola molécula de aminoácido, teniendo en cuenta el
tiempo y el espacio disponible para el origen de la vida terrestre’.
“¿Cuánta mezcla orgánica, de la que algunos dicen que salió la primera chispa de
vida, sería necesaria para que se produjera espontáneamente una proteína simple?
Jacobson también contesta esta pregunta: ‘Solamente la más simple de estas
proteínas, tal vez, pudiera generarse si la tierra estuviera cubierta completamente
con una capa de aminoácidos de ochocientos metros de grosor, durante el
transcurso de un billón de años. Es muy difícil hacerse a la idea de que cabe la
posibilidad de que con los elementos actuales se genere una molécula de
aminoácido, y aún más remota es la posibilidad de que, por accidente, esta
molécula se transforme en un organismo protoplasmático capaz de reproducirse y
de desarrollar funciones metabólicas. [Homer Jacobson, “Information,
Reproduction and the Origen of Life”, American Scientist, de enero de 1955,
pág. 125.]
“Otro científico, impresionado ante las pocas posibilidades de que se puedan
generar proteínas espontáneamente, ha expresado su opinión al respecto: ‘Es
posible calcular la probabilidad de que el carbono, el hidrógeno, el nitrógeno, el
oxígeno y el sulfuro se junten para formar una molécula, la cantidad de materia
inorgánica que se debe transformar, y el tiempo necesario para que este proceso
se complete. Un matemático suizo, Charles Eugene Guye, ha hecho el cómputo y
encontró que existe sólo una posibilidad en diez elevado a un ciento sesenta
potencia, o sea, diez multiplicado por sí mismo ciento sesenta veces, un número
que casi ni puede expresarse con palabras. La cantidad de materia orgánica que
debe agitarse para producir una sola molécula de proteína es millones de veces
mayor que la que se encuentra en todo el universo. Para que ocurra en la tierra, se
requerirían muchos, casi un infinito número de billones (10 243) de años.’ [Frank
Allen, “The Origin of the World—by Chance or Design?” en John Clover
Monsma, editado, The Evidence of God in an Expanding Universe, pág. 23.]”
(Coffin, Creation, pág. 3-4).
Las especies de animales complejos aparecieron repentinamente
“En 1910, Charles Walcott encontró, por casualidad, un día en que andaba a
caballo por las montañas rocosas canadienses, fósiles marítimos. De ese lugar se
ha extraído la colección más completa de fósiles del período cámbrico. Walcott
encontró animales de cuerpo blando que habían sido preservados en el lodo.
Varias clases de gusanos y crustáceos dejaron impresiones en la endurecida roca.
Entre dichas impresiones también se encuentran las de los órganos internos de
estos animalitos, tales como los intestinos o el estómago. Algunos de estos
animales estaban cubiertos de pelos, otros de espinas, otros con apéndices, pero
todos ellos tenían la estructura característica de los gusanos y los crustáceos.
“Examinando la parte dura y visible de los fósiles se pueden sacar varias
conclusiones acerca de los animales: Sus ojos y antenas indican que tenían un
buen sistema nervioso; las agallas muestran que podían extraer oxígeno del agua;
y para que el oxígeno circulara por el cuerpo, tienen que haber tenido un buen
sistema circulatorio.
“Su boca estaba compuesta de partes especiales destinadas a filtrar determinados
alimentos del agua. En resumen, no eran ni simples ni primitivos; eran muy
parecidos a los gusanos y los crustáceos que conocemos en la actualidad y, sin
embargo, se encontraban en las más antiguas de las rocas que se han hallado con
señales de vida animal. ¿Cuáles eran los antepasados de estos animales?…
“Estos datos no son nuevos; han causado dudas por lo menos desde la época de
Charles Darwin. Si la teoría de la evolución progresiva de las formas más simples
a las más complejas es verdadera, los antepasados de estos seres complejos en el
período cámbrico deben encontrarse; pero no se han encontrado y hay pocas
posibilidades de que se encuentren algún día.

“Basándose en los datos conocidos, y en lo que se encuentra actualmente en la


tierra, la teoría de una creación súbita, en la cual las formas de vida principales
fueron establecidas, es la más lógica.” (Coffin, Creation, págs. 5-6.)
En el pasado los cambios han sido pocos
“Los científicos que estudian fósiles han descubierto otra cosa interesante: No
sólo aparecieron seres complejos en el período cámbrico, sino que la estructura
básica de los animales no ha cambiado mucho desde entonces…Dicho con otras
palabras, éste es el problema de los eslabones perdidos. Pero no se trata de un
eslabón perdido, sino de muchos. Los evolucionistas se ven confrontados al
problema de que faltan secciones enteras de la cadena…
“G. G. Simpson, quien se daba cuenta de este problema, dijo: ‘Por las
características constantes de los fósiles que hemos encontrado, aprendemos que
las especies aparecen repentinamente. Por lo general, no son precedidas por
especies que han cambiado casi imperceptiblemente, como Charles Darwin pensó
que sería el caso, de acuerdo con su teoría de la evolución.’ [The Evolution of
Life, pág. 149.]
“Por lo tanto, vemos que no sólo la aparición repentina de especies de anímales
complejos es un problema para los evolucionistas, sino que también la ausencia
de cambios entre las especies más importantes les preocupa. Volvemos a repetir
que esto no es un problema nuevo. En seguida que se empezaron a coleccionar
fósiles, se hizo evidente el hecho de que se podían clasificar en categorías básicas
como se puede hacer con los animales y las plantas actuales. Muchos científicos
han comentado en los últimos años que no han encontrado cambios y que
tampoco han encontrado los eslabones que los lleven a específicas clases de
animales…
“La mayoría de los alumnos ha visto ilustraciones del hombre de Neandertal:
semidesnudo, peludo, de cuello corto, hombros encorvados, piernas torcidas, con
apariencia más de simio que de hombre. Todas esas láminas se basan en la
descripción que hizo el francés Boule alrededor del año 1912. [Marcelline
Boule, Fossil Men.] Estas han pasado inalteradas una y otra vez de libro a libro y
de año a año, por casi sesenta años. Lo interesante es que Boule basó su
descripción en un solo esqueleto que según se ha comprobado recien temente, ten
ía los huesos deformados por un grave caso de artritis.
“Los dos científicos que hicieron este descubrimiento, William Straus y A. J. E.
Cave, dijeron: ‘Por lo tanto, no existe una razón válida para suponer que la
posición encorvada del hombre de Neandertal, en el cuarto período glacial, se
debía a una diferencia básica entre aquel y el hombre actual…Al contrario, si
pudiera ser reencarnado y colocado en los subterráneos de Nueva York —luego
de hábersele bañado, afeitado y vestido con ropas modernas— es muy posible
que no atrajera más atención sobre sí que alguno de los otros elementos humanos
que frecuentan dichos medios de transporte.’ [William L. Straus, hijo, y A. J. E.
Cave, “Pathology and the Posture of Neanderthal man”, Quarterly Review of
Biology, dic. 1957, págs. 358-59.] Eso fue escrito hace ya unos años. Hoy, el
hombre de Neandertal llamaría menos la atención si no se hubiera afeitado.”
(Coffin, Creation, págs. 6, 10.)
En el presente los cambios son también muy limitados
“En un programa de televisión que se presentó con motivo del centenario del
libro Origin of Species (El origen de las especies), de Charles Darwin, Sir Julián
Huxley introdujo sus comentarios con las siguientes palabras: ‘Lo primero que
quiero decir acerca de la teoría de Darwin es que dejó de ser una teoría; ahora es
un hecho. Ningún científico que se aprecie a sí mismo negaría el hecho de que
existió la evolución, tal como tampoco negaría que la tierra da vueltas alrededor
del sol’. [Sol Tax y Charles Callender, edición, Issues in Evolution, pág. 41.]
Esta afirmación puede causar confusión porque menciona sólo parte de la verdad.
Primero, la palabra evolución debe ser definida.
“La palabra en sí solo quiere decir cambio, y basándonos en esta definición, por
supusto que existe la evolución. Sin embargo, la mayoría de la gente piensa
que evolución quiere decir un cambio progresivo a través del tiempo desde lo
más simple a lo más complejo, de lo primitivo a lo más desarrollado. Esta
definición de la evolución no se puede probar. El estudio de las leyes de la
herencia revela principios que prueban la evolución, siempre que entendamos
que evolución simplemente significa cambio. Pero los cambios evidentes y
pequeños que ocurren en el mundo animal y vegetal no son suficientes para sacar
la conclusión de que cambios ilimitados han ocurrido en el pasado…
“Es cierto que nuevas variedades de plantas y animales se forman en la
actualidad. La casi infinita cantidad de variedades intermedias de especies de
animales y de plantas, las mutaciones de los parásitos y las adaptaciones que
algunas especies sufren tanto para atacar como para defenderse, nos llevan
inevitablemente a concluir que sí ocurren cambios. Pero el problema de que
nunca se han producido grandes cambios que llevarían de una especie a otra
completamente distinta sigue siendo algo que inquieta a los evolucionistas. Los
animales y las plantas actuales pueden cambiar, pero los cambios que se
producen son limitados. Los laboratorios científicos no han podido comprobar
transformaciones de una especie en otra, y podemos llegar a la misma conclusión
en cuanto a lo que sucedió en los primeros años de la tierra si aceptamos lo que
realmente nos muestran los fósiles encontrados.” (Coffin, Creation, págs. 13, 15.)
Conclusión
“El estar expuestos constantemente a una teoría sola del origen del hombre, ha
convencido a muchos de que no existe otra alternativa y de que la evolución es la
única posibilidad que existe. ¡Qué triste es que la mayoría de los millones de
personas que obtienen una educación sean privados de la oportunidad de sopesar
la evidencia de los dos lados!
“Un examen de los fósiles, registros pétreos del pasado, nos muestran que los
organismos complicados aparecieron súbitamente en la tierra. Además, el tiempo
no los ha modificado lo suficiente como para cambiar las relaciones básicas que
existen entre ellos. Los seres vivos actuales nos enseñan que cambiar es parte de
la vida terrenal, pero a la vez, que existen límites más allá de los cuales no se
puede pasar espontáneamente, y que el hombre no ha sido capaz de forzar estos
cambios. Cuando analiza los seres vivos del pasado y del presente, el hombre
nunca debe olvidar que está examinando la vida misma, una fuerza única que no
ha podido crear y que está tratando de comprender por todos los medios.
“Esta es la realidad; aquí están las pruebas, las razones que se necesitan para
creer que la vida es producto de un acto creador. Ha llegado el momento de que
cada uno tenga la oportunidad de conocer los dos puntos de vista y de sacar su
propia conclusión.” (Coffin, Creation, pág. 15.)

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