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SENTENCIA CONSTITUCIONAL PLURINACIONAL 0167/2017-S2

Sucre, 6 de marzo de 2017

SALA SEGUNDA
Magistrada Relatora: Dra. Mirtha Camacho Quiroga
Acción de amparo constitucional

Expediente: 17866-2017-36-AAC
Departamento: Cochabamba

En revisión la Resolución de 5 de enero de 2017, cursante de fs. 544 a 549 vta.,


pronunciada dentro de la acción de amparo constitucional interpuesta por
Oscar Limbert Paniagua Aliaga contra Mirtha Gaby Meneses Gómez y
Karem Lorena Gallardo Sejas, Vocales de la Sala Penal Tercera del
Tribunal Departamental de Justicia de Cochabamba; y, Sandra Margarita
Parra Flores, -entonces- Jueza Primera de Instrucción en lo Penal del mismo
departamento.

I. ANTECEDENTES CON RELEVANCIA JURÍDICA

I.1. Contenido de la demanda

Por memorial presentado el 18 de noviembre de 2016, cursante de fs. 512 a 521, el


accionante aseveró lo siguiente:

I.1.1. Hechos que motivan la acción

A denuncia de 10 de febrero de 2012, y posterior querella presentada el 19 de


marzo de igual año, por Daniela Guzmán Torrico, le iniciaron investigación penal en
su contra, por la supuesta comisión del delito de violación, bajo el argumento que
le habría agredido sexualmente a la nombrada víctima cuando contaba con siete
años de edad. El 10 de agosto del citado año, opuso ante la -entonces- Jueza
Primera de Instrucción en lo Penal del departamento de Cochabamba, la
prescripción de la acción penal, amparándose en los arts. 115 y 119 de la
Constitución Política del Estado (CPE); 27.8; 29; 308; 314 y 315 del Código de
Procedimiento Penal (CPP); 101 del Código Penal (CP), empero la autoridad
jurisdiccional referida, por Auto Interlocutorio de 15 de octubre del mismo año,
rechazó la excepción planteada. En apelación y luego de haber transcurrido tres
años y nueve meses de haber presentado dicho recurso, los Vocales hoy
demandados de la Sala Penal Tercera del Tribunal Departamental de Justicia,

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pronunciaron el Auto de Vista de 26 de septiembre de 2016, declarando
improcedente la apelación incidental.

Puntualiza que la antes mencionada, al dictar el Auto Interlocutorio de 15 de


octubre de 2012, se apartó de la ley, la jurisprudencia constitucional contenida en
la SSCC 1510/2002-R de 9 de diciembre y 0190/2007-R de 26 de marzo, y la
doctrina legal aplicable establecida en los Autos Supremos 120-P/2006, 18/2008 y
51/2008, ya que entendió erradamente que la denuncia interrumpe la prescripción,
a más que desconoció y no aplicó el art. 31 del CPP, que señala que la declaratoria
de rebeldía del imputado es la única causa de interrupción de la prescripción y no la
denuncia o la iniciación del proceso como razonó la Jueza a quo, hecho que le
impide acceder al beneficio del instituto de la prescripción; asimismo, en la
descripción de los hechos dio por sentado que su persona sería el autor del delito
de violación y realizó una reflexión favorable a la víctima y no aplicó objetivamente
el art. 101 del CP.

Por su parte, los Vocales -hoy demandados- de la Sala Penal Tercera del Tribunal
Departamental de Justicia de Cochabamba, a tiempo de emitir el Auto de Vista de
26 de septiembre de 2016, vulneraron el art. 398 del CPP, toda vez que omitieron
pronunciarse sobre la descalificación de las citadas SSCC 1510/2002-R y
0190/2007-R, la inaplicación de los arts. 31 y 32 del l mismo Código, referidos a la
interrupción y suspensión del término para la prescripción y sobre qué norma o
base legal, la Jueza cautelar emitió el rechazo de la prescripción. Asimismo,
incurrieron en contradicción al realizar una interpretación errónea del art. 29 del
indicado Código, por cuanto concluyeron que el término de la prescripción se
computa a partir del momento en que la víctima cumple la mayoría de edad, hasta
la interposición de la excepción, que en el caso de autos no transcurrió el plazo
legal, pero no mencionaron cuál es ese plazo y menos señalaron la norma que la
contiene, simplemente alegaron la existencia de error, manifestando que el art. 101
del CP, establece que la acción no prescribe hasta cuatro años después de que la
víctima haya alcanzado la mayoría de edad.

Que el objeto de análisis del Auto Supremo 571 de 22 de noviembre de 2010, no es


el instituto de la prescripción, sino de la extinción de la acción penal por el
transcurso excesivo del término del proceso, hecho por el cual, los Vocales
demandados cometieron un mal entendimiento y distorsionaron completamente el
contenido conceptual o espiritual de la norma y efectuaron un cómputo confuso de
la prescripción, ya que declararon que la víctima interpuso querella el 19 de marzo
de 2012, antes que concluya los cuatro años que prevé la parte in fine del art. 101
del CP, cuando no existe ni ley, ni jurisprudencia que respalde esa conclusión.

I.1.2. Derechos y garantías supuestamente vulnerados

El accionante alega la lesión al derecho y garantía al debido proceso, a la defensa,


“seguridad jurídica”, tutela judicial efectiva, aplicación objetiva de la ley, además de
los principios de igualdad y legalidad; citando al efecto, los arts. 115 y 119 de la
CPE.

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I.1.3. Petitorio

Solicita se conceda la tutela, disponiéndose la nulidad del Auto de Vista de 26 de


septiembre de 2016, pronunciado por las Vocales demandadas, y que la -hoy Jueza
de Instrucción Penal Primera- del departamento de Cochabamba -codemandada-,
dicte nueva resolución declarando la extinción de la acción penal por prescripción.
I.2. Audiencia y Resolución de la Jueza de garantías

Efectuada la audiencia pública el 5 de enero de 2017, según consta en el acta


cursante de fs. 542 a 543, se produjeron los siguientes actuados:

I.2.1. Ratificación de la acción

El accionante presente en audiencia pública mediante su abogado, se ratificó in


extenso en el contenido de la demanda de acción de amparo constitucional
interpuesta.

I.2.2. Informe de las autoridades demandadas

Mirtha Gaby Meneses Gómez, Vocal de la Sala Tercera y Karem Lorena Gallardo
Sejas, Vocal de su similar Primera, ambas del Tribunal Departamental de Justicia de
Cochabamba, mediante escrito de 4 de enero de 2017, cursante de fs. 538 a 540
vta., informaron que: a) Emitieron el Auto de Vista de 26 de septiembre de 2016,
resolviendo la apelación del imputado, donde luego de realizar un análisis desde la
interpretación doctrinal, gramatical, normativa, jurisprudencial y acorde al art. 180.I
de la CPE, concluyeron aunque con fundamentos distintos a lo expuesto por la Jueza
a quo, que no era procedente la pretensión del encausado; b) El art. 125 del CPP,
otorga a las partes la facultad de solicitar explicación, complementación y enmienda
de las sentencias u autos interlocutorios dentro del primer día hábil posterior a su
notificación, a efecto de que el juez o tribunal, aclare expresiones oscuras, supla
alguna omisión o corrija cualquier error material o de hecho el contenido en la
resolución emitida; facultad que no fue utilizada por el accionante, lo que hace la
improcedencia de la demanda de acción de amparo constitucional por falta de
subsidiariedad; c) En el caso concreto, la interrupción del término de la prescripción,
emerge de un presunto hecho ilícito que en el momento de la comisión la víctima
era menor de edad, cuyos derechos no sólo tienen un tratamiento prioritario, sino
que además están protegidos por el art. 60 de la CPE; y, d) No vulneraron el
art. 398 del CPP, toda vez que la pretensión del accionante en su apelación como en
la demanda tutelar, es lograr la revocatoria del Auto impugnado y que se ordene a
la Jueza a quo declare la extinción de la acción penal, por prescripción.

En similar sentido, Sandra Margarita Parra Flores, la -ahora- Jueza de Instrucción


Penal Primera del departamento antes referido, mediante informe cursante a fs. 541
vta., informó que: Su antecesora emitió el Auto Interlocutorio de 15 de octubre de
2012, y no su autoridad; no obstante, dicha decisión se halla enmarcada dentro de

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la normativa, a más que el accionante no demostró que se halle ilegalmente
procesado, por lo que impetró se deniegue la tutela planteada.

I.2.3. Resolución

La Jueza Pública Civil y Comercial Décima del departamento de Cochabamba,


constituida en Jueza de garantías, mediante Resolución de 5 de enero de 2017,
cursante de fs. 544 a 549 vta., denegó la tutela planteada en relación a la
valoración e interpretación de la legalidad ordinaria y revisión del fondo de la
problemática planteada, y concedió parcialmente la tutela, dejando sin efecto el
Auto de Vista de 26 de septiembre de 2016, debiendo las autoridades demandadas
emitir nueva resolución en estricto cumplimiento del debido proceso en sus
elementos de motivación y fundamentación, en respeto del principio de congruencia,
con los siguientes fundamentos: 1) Por memorial de apelación, presentado el 18 de
octubre de 2012, el accionante expuso como agravios, lo siguiente: i) La -entonces-
Jueza de Primera de Instrucción en lo Penal del departamento de Cochabamba,
desconoció la jurisprudencia constitucional, por cuanto esbozando que las
SSCC 1510/2002-R y 0190/2007-R, generan efectos negativos, no aplicó las mismas;
ii) Dicha autoridad al sostener que el imputado puede pedir la prescripción inclusive
a los meses de iniciado el proceso penal, amparado en la interpretación de que la
denuncia no interrumpe la prescripción, desconoció los arts. 30, 31 y 32 del CPP.
que refieren el término de inicio y suspensión de la prescripción, empero dicha
afirmación resulta falsa porque no se halla contemplada en el art. 31 de ese Código,
como causa de interrupción y tampoco se halla incluida en ninguno de los incisos del
art. 32 de dicho cuerpo normativo, por lo que la autoridad judicial ordinaria tenía la
obligación de aplicar la ley, además de la jurisprudencia vinculante y obligatoria;
iii) No existe una colusión de normas de una jurisprudencia contradictoria, que
eventualmente justifique el razonamiento de la Jueza a quo y la Resolución
impugnada; y, 2) La Sala Penal Tercera del Tribunal Departamental de Justicia de
Cochabamba, emitió el Auto de Vista de 26 de septiembre de 2016, declarando que
el recurso de apelación interpuesto por el accionante es inviable, con los siguiente
fundamentos: a) La querella por el delito de violación de niña, niño y adolescente
tipificado en el art. 308 del CP, fue presentada por la víctima el 19 de marzo de
2012, es decir antes de los cuatro años que prevé la parte in fine del art. 101 de ese
Código, por una parte y por otra en función al entendimiento doctrinal contenido en
el Auto Supremo 571 de 22 de noviembre de 2010, computando el término de la
prescripción desde que la víctima hubiere cumplido la mayoría de edad, hasta la
interposición de la excepción, señaló que no transcurrió el plazo legal a efecto de
que pueda hacer procedente la pretensión del apelante; b) La Jueza a quo, rechazó
adecuadamente la excepción de prescripción de la acción penal formulada por el
imputado, toda vez que precauteló el derecho de la víctima que en el momento de
los hechos era menor de edad; y, c) Conforme a la problemática planteada y
efectuado el contraste entre los puntos de agravios expuestos en apelación y lo
resuelto, se advierte que los demandados no resolvieron todos los puntos motivos
del recurso de apelación, contraviniendo el art. 398 del CPP, a más que incurrieron
en falta de motivación y fundamentación, por lo que vulneraron el derecho al debido
proceso.

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II. CONCLUSIONES

Del análisis y compulsa de los antecedentes que cursan en obrados, se establecen


las siguientes conclusiones:

II.1. Cursa denuncia de 10 de febrero de 2012, por la cual Daniela Guzmán


Torrico, manifestando que hace aproximadamente catorce años atrás, es
decir cuando apenas contaba con siete años de edad, fue agredida
sexualmente por Oscar Limbert Paniagua Aliaga, presentó denuncia penal
contra el nombrado denunciado. Mediante requerimiento del mismo día, mes
y año, la Fiscal de Materia, admitió la misma contra el accionante, por la
presunta comisión del delito de violación de niño, niña o adolescente (fs. 308
a 309 vta.).

II.2. Consta que el 19 de marzo de 2012, la víctima presentó ante la Fiscal de


Materia, querella contra el accionante, por el ilícito penal de violación de
niño, niña adolescente con agravante. Asimismo, mediante requerimiento de
ese día, mes y año, la autoridad fiscal procedió a admitir la referida querella
penal (fs. 320 a 321 vta.).

II.3. Por escrito presentado el 10 de agosto de 2012, el accionante opuso ante la -


entonces- Jueza Primera de Instrucción en lo Penal del departamento de
Cochabamba, excepción de prescripción de la acción penal, manifestando
que el ilícito penal de violación de niño, niña o adolescente que se le
atribuye, prescribió toda vez que no solo transcurrió más de quince años
desde el momento en que supuestamente se cometió el hecho, sino que de
acuerdo al art. 101 del CP, pasó más de cuatro años desde que Daniela
Guzmán Torrico adquirió la mayoría de edad, hasta el 2 de mayo de 2008
(fs. 330 a 338 vta.).

II.4. Mediante Auto Interlocutorio de 15 octubre de 2012, la antes referida Jueza,


rechazó la excepción de prescripción de la acción penal planteada por el
imputado, fundamentando que se confunde la prescripción con la extinción
de la acción penal por mora procesal, que el delito penal de violación previsto
en el art. 308 del CP, que se le atribuye al imputado, ponderando los
razonamientos expuestos, así como las documentales acompañadas y la
normativa que se señala, resulta un grave hecho y complejo delito, toda vez
que la víctima a consecuencia de la agresión sexual que sufrió cuando tenía
siete años, padeció de una afectación en sus relaciones afectivas, lo que llevó
inclusive a tomar la decisión de quitarse la vida, por lo que los derechos de
los menores tienen preminencia frente a los demás derechos protegidos por
el Estado por mandato del art. 60 de la CPE (fs. 357 a 358).

II.5. El 18 de octubre de 2012, el accionante presentó apelación contra el Auto


Interlocutorio de 15 de ese mes y año; siendo que la Jueza cautelar rechazó
su excepción de prescripción que planteó, fundamentando que: a) La

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señalada autoridad jurisdiccional incurrió en conductas lesivas a sus derechos
y garantías al realizar la interpretación que las SSCC 1510/2002-R de 9 de
diciembre y 0190/2007-R de 26 de marzo, “genera efectos negativos”;
b) Vulneró de manera flagrante los arts. 31 y 32 del CPP, por cuanto afirmó
que el imputado puede pedir la prescripción inclusive a los meses de iniciado
el proceso penal, amparado en la errada interpretación de que la denuncia
no interrumpe la prescripción; y, c) Desconoció el carácter vinculante y
obligatorio de las varias sentencias constitucionales y autos supremos
(fs. 392 a 397).

II.6. A través del Auto de Vista de 26 de septiembre de 2016, los Vocales de la


Sala Penal Tercera del Tribunal Departamental de Justicia de Cochabamba,
declararon improcedente el recurso de apelación incidental que formuló el
accionante; en consecuencia, confirmaron el Auto Interlocutorio de 15 de
octubre de 2012, bajo el fundamento que si bien el accionante sostuvo que a
partir del nuevo status jurídico de mayoría de edad de Daniela Guzmán
Torrico (2 de mayo de 2008), hasta el momento de resolver la excepción
planteada, transcurrió cuatro años, cinco meses y dieciséis días; sin
embargo, no consideró que la nombrada víctima presentó querella penal
contra el accionante por el ilícito penal de violación de infante, niña, niño o
adolescente, el 19 de marzo de 2012, es decir dentro del plazo legal (fs. 503
a 505).

III. FUNDAMENTOS JURÍDICOS DEL FALLO

El accionante alega la vulneración del derecho al debido proceso, a la defensa,


“seguridad jurídica”, tutela judicial efectiva, aplicación objetiva de la ley, además
del principios de igualdad y legalidad, manifestando que: 1) La -entonces- Jueza
Primera de Instrucción en lo Penal del departamento de Cochabamba, emitió el
Auto Interlocutorio de 15 de octubre de 2012, descociendo el carácter vinculante
y obligatorio de la jurisprudencia constitucional, la doctrina legal aplicable y
realizando una errada interpretación del art. 101 del CP, rechazó la excepción de
prescripción; y, 2) Los Vocales de la Sala Penal Tercera del Tribunal Departamental
de Justicia de Cochabamba, sin resolver los puntos expuestos como agravios,
vulnerando el art. 398 del CPP, efectuando una interpretación errónea del art. 29
del mismo Código, respecto al cómputo para la prescripción de la acción penal y
limitándose simplemente en señalar que la Jueza a quo, rechazó adecuadamente la
petición hecha por el accionante, pronunciaron el Auto de Vista de 26 de
septiembre de 2016, declarando improcedente la apelación incidental interpuesta
por el encausado.

En consecuencia, corresponde en revisión verificar si tales extremos son evidentes,


a fin de conceder o denegar la tutela solicitada.

III.1. Naturaleza jurídica de la acción de amparo constitucional

La acción de amparo constitucional prevista por el art. 128 de la CPE, es

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instituida como una acción tutelar de defensa contra actos u omisiones
ilegales o indebidas de los servidores públicos, o de persona individual o
colectiva, que restrinjan, supriman o amenacen restringir o suprimir los
derechos reconocidos por la Constitución Política del Estado y la ley.

En cuanto a su viabilidad, el art. 129.I de la CPE, precisa que esta acción


tutelar se interpondrá: “…siempre que no exista otro medio o recurso legal
para la protección inmediata de los derechos y garantías restringidos,
suprimidos o amenazados”, conocido como el carácter subsidiario de la
acción tutelar en análisis. La segunda de sus características es la
inmediatez, establecida en el parágrafo II de la citada norma constitucional
que determina que esta acción: “…podrá interponerse en el plazo máximo
de seis meses, computable a partir de la comisión de la vulneración alegada
o de notificada la última decisión administrativa o judicial”.

De los preceptos constitucionales precedentes, concluimos que la acción de


amparo constitucional, es una acción de defensa de todas las garantías y
derechos fundamentales reconocidos en la Constitución Política del Estado
y en los pactos y tratados sobre derechos humanos ratificados por el Estado
conforme se infiere de la previsión contenida en el art. 410 de la CPE,
exceptuando los derechos a la libertad y a la vida, que están tutelados por
la acción de libertad; los tutelados por la acción de privacidad como son los
derechos a la intimidad, privacidad personal o familiar, a la imagen, honra y
reputación cuando se impida de alguna forma, conocer, objetar u obtener la
eliminación o rectificación de estos datos registrados en un archivo o banco
de datos públicos o privados; así como los derechos colectivos que por su
naturaleza están tutelados por la acción popular.

III.2. El debido proceso y los principios de congruencia y pertinencia de


las resoluciones

Sobre el debido proceso y los principios de congruencia y pertinencia de las


resoluciones, la SCP 1662/2012 de 1 de octubre, señaló que: “El debido
proceso previsto en el art. 115.II de CPE, ha sido entendido por el Tribunal
Constitucional, en la SC 2798/2010-R de 10 de diciembre, como: ‘…el
derecho de toda persona a un proceso justo y equitativo, en el que sus
derechos se acomoden a lo establecido por disposiciones jurídicas generales
aplicables a todos aquellos que se hallen en una situación similar,
comprende el conjunto de requisitos que deben observarse en las instancias
procesales, a fin de que las personas puedan defenderse adecuadamente
ante cualquier tipo de acto emanado del Estado que pueda afectar sus
derechos’.

Ahora bien, entre los elementos que configuran el debido proceso se


encuentran la pertinencia y la congruencia de las resoluciones, las que
contextualizaremos a continuación para obtener una mejor comprensión del
análisis del caso concreto que se desarrollará posteriormente.

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La pertinencia en las resoluciones judiciales dictadas en segunda instancia,
se encuentra prevista por el art. 236 del CPC, que señala que el auto de
vista deberá circunscribirse precisamente a los puntos resueltos por el
inferior y que hubieran sido objeto de apelación y fundamentación a que se
refiere el art. 227 del mismo Código, es decir, a la expresión de los agravios
sufridos por efecto de la resolución que hubiere pronunciado. Así, la
SC 0863/2003-R de 25 de junio, dispuso que: ‘…el juez o tribunal ad quem,
no puede ir más allá de lo pedido, salvo en los casos en que los vicios de
nulidad constituyan lesiones a derechos y garantías constitucionales como
cuando la nulidad esté expresamente prevista por ley’.

Consecuentemente, los jueces y tribunales de segunda instancia, al


pronunciar resolución, deben velar porque sus determinaciones sean
pertinentes, dado que: ‘…la pertinencia entre el recurso de apelación,
resolución apelada y lo resuelto en el auto de vista, es una condición
esencial para asegurar a los justiciables que en la decisión de su recurso los
superiores en grado tienen delimitado su campo de acción para emitir su
resolución, limite que se expresa precisamente en la fundamentación de
agravios prevista por el art. 227 del Código de Procedimiento Civil (CPC),
como por el contenido de lo resuelto en la sentencia apelada, marco del
cual el tribunal de alzada no puede apartarse’ (SC 2017/2010-R de 9 de
noviembre).

El principio de congruencia, sobre el cual la SC 0358/2010-R de 22 de junio,


indicó que: ‘…implica también la concordancia entre la parte considerativa y
dispositiva, pero además esa concordancia debe mantenerse en todo su
contenido, efectuando un razonamiento integral y armonizado entre los
distintos considerandos y razonamientos emitidos por la resolución, esta
concordancia de contenido de la resolución y su estricta correspondencia
entre lo pedido, lo considerado y lo resuelto, conlleva a su vez la cita de las
disposiciones legales que apoyan ese razonamiento que llevó a la
determinación que se asume. En base a esos criterios se considera que
quien administra justicia debe emitir fallos motivados, congruentes y
pertinentes’.

Respecto a ambos principios, la SC 1335/2010-R de 20 de septiembre,


puntualizó: ‘…el único caso en que un juez o tribunal superior en grado
podría apartarse del cumplimiento del principio de congruencia respecto a
su pronunciamiento, encuentra respaldo en el contenido del art. 15 de la
Ley de Organización Judicial abrogada (LOJabrg), al disponer que los
tribunales y jueces de alzada, en relación con los de primera instancia y los
de casación respecto de aquéllos, estaban obligados a revisar los procesos
de oficio para determinar si los jueces y funcionarios observaron los plazos
y leyes que norman la tramitación y conclusión de los procesos y proceder a
corregir el procedimiento, aplicando, en su caso, las sanciones pertinentes;
además de observar que toda nulidad tiene que estar expresamente

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prevista por ley, conforme al principio sentado por el art. 251.I del CPC;
acorde a ello, en caso de advertirse la vulneración de derechos
fundamentales o garantías constitucionales, quedaba plenamente justificada
la falta de pronunciamiento sobre lo resuelto por el inferior en grado y lo
impugnado por el apelante en su recurso, en el supuesto que la situación
advertida no hubiese sido cuestionada’.

Es oportuno aclarar que el cumplimiento de los principios de congruencia y


pertinencia pueden ser pasados por alto en un solo caso, y es el referido a
la obligatoriedad que tienen las autoridades que conocen un asunto en
alzada, de revisar de oficio las actuaciones procesales a efectos del
saneamiento del proceso, atribución conferida por el art. 17.I de la Ley del
Órgano Judicial (LOJ); en virtud al cual, cuando se adviertan vulneraciones
de derechos fundamentales y/o garantías constitucionales, queda
plenamente justificada la falta de pronunciamiento sobre los puntos
impugnados por el apelante, de lo resuelto por el inferior en grado, porque
si en cumplimiento de la labor fiscalizadora, constata la presencia de las
lesiones, entonces aún de oficio, podrá determinar nulidades de acuerdo a
los límites establecidos en la ley; a contrario sensu, cuando dicha autoridad
no advierta causales expresas de nulidad a tiempo de pronunciar el auto de
vista, entonces le corresponderá circunscribirse a los puntos resueltos por el
a quo y que hubieran sido objeto de apelación y fundamentación por el
afectado”.

III.3. Fundamentación y motivación de las resoluciones como elementos


del debido proceso

Respecto a la fundamentación y motivación de las resoluciones como


elementos del debido proceso, la citada SCP 0623/2013 de 27 de mayo,
manifestó que: “El Tribunal Constitucional Plurinacional en su amplia
jurisprudencia, estableció que la fundamentación y motivación que realice
un juez o tribunal ordinario a tiempo de emitir una resolución, debe exponer
con claridad los motivos que sustentaron su decisión; en ese sentido, la
SCP 0450/2012 de 29 de junio, ratificando lo señalado en la SC 0863/2007-
R de 12 de diciembre, entre otras, refirió que: ‘…la garantía del debido
proceso, comprende entre uno de sus elementos la exigencia de la
motivación de las resoluciones, lo que significa, que toda autoridad que
conozca de un reclamo, solicitud o que dicte una resolución resolviendo una
situación jurídica, debe ineludiblemente exponer los motivos que sustentan
su decisión, para lo cual, también es necesario que exponga los hechos
establecidos, si la problemática lo exige, de manera que el justiciable al
momento de conocer la decisión del juzgador lea y comprenda la misma,
pues la estructura de una resolución tanto en el fondo como en la forma,
dejará pleno convencimiento a las partes de que se ha actuado no sólo de
acuerdo a las normas sustantivas y procesales aplicables al caso, sino que
también la decisión está regida por los principios y valores supremos
rectores que rigen al juzgador, eliminándose cualquier interés y parcialidad,

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dando al administrado el pleno convencimiento de que no había otra forma
de resolver los hechos juzgados sino de la forma en que se decidió.

Al contrario, cuando aquella motivación no existe y se emite únicamente la


conclusión a la que ha arribado el juzgador, son razonables las dudas del
justiciable en sentido de que los hechos no fueron juzgados conforme a los
principios y valores supremos, vale decir, no se le convence que ha actuado
con apego a la justicia, por lo mismo se le abren los canales que la Ley
Fundamental le otorga para que en búsqueda de la justicia, acuda a este
Tribunal como contralor de la misma, a fin de que dentro del proceso se
observen sus derechos y garantías fundamentales, y así pueda obtener una
resolución que ordene la restitución de dichos derechos y garantías, entre
los cuales, se encuentra la garantía del debido proceso, que faculta a todo
justiciable a exigir del órgano jurisdiccional a cargo del juzgamiento una
resolución debidamente fundamentada, así se ha entendido en varios fallos
de este Tribunal, entre ellos, la SC 0752/2002-R, de 25 de junio, que
ampliando el entendimiento de la SC 1369/2001-R de 19 de diciembre
señaló lo siguiente: «(…) el derecho al debido proceso, entre su ámbito de
presupuestos exige que toda Resolución sea debidamente fundamentada.
Es decir, que cada autoridad que dicte una Resolución debe
imprescindiblemente exponer los hechos, realizar la fundamentación legal y
citar las normas que sustenta la parte dispositiva de la misma. Que,
consecuentemente cuando un Juez omite la motivación de una Resolución,
no sólo suprime una parte estructural de la misma, sino también en los
hechos toma una decisión de hecho no de derecho que vulnera de manera
flagrante el citado derecho que permite a las partes conocer cuáles son las
razones para que se declare en tal o cual sentido; o lo que es lo mismo cuál
es la ratio decidendi que llevó al Juez a tomar la decisión».

Finalmente, cabe señalar que la motivación no implicará la exposición


ampulosa de consideraciones y citas legales, sino que exige una estructura
de forma y de fondo. En cuanto a esta segunda, la motivación puede ser
concisa pero clara y satisfacer todos los puntos demandados, debiendo
expresar el Juez sus convicciones determinativas que justifiquen
razonablemente su decisión en cuyo caso las normas del debido proceso se
tendrán por fielmente cumplidas. En sentido contrario, cuando la resolución
aun siendo extensa no traduce las razones o motivos por los cuales se toma
una decisión, dichas normas se tendrán por vulneradas….

La jurisprudencia señaló que el debido proceso es de aplicación inmediata,


vincula a todas las autoridades judiciales, jurisdiccionales y administrativas,
y constituye una garantía de legalidad procesal prevista por el constituyente
para proteger la libertad, la seguridad jurídica y la fundamentación o
motivación de las resoluciones judiciales o administrativas. Abarca un
conjunto de derechos y garantías mínimas que garantizan el diseño de los
procedimientos judiciales y administrativos, entre sus elementos se
encuentra la fundamentación y motivación de las resoluciones, a las que

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toda autoridad a cargo de un proceso está obligada a cumplir, no solamente
a efectos de resolver el caso sometido a su conocimiento, sino exponiendo
de manera suficiente, las razones que llevaron a tomar cierta decisión, así
como las disposiciones legales que sustentan la misma, es decir, debe llevar
al convencimiento que se hizo justicia, tanto a las partes, abogados,
acusadores y defensores, así como a la opinión pública en general; de lo
contrario, no sólo se suprimiría una parte estructural de la resolución sino
impediría que las partes del proceso conozcan los motivos que llevaron a
dicha autoridad a asumir una determinación, lo que no implica que dicha
motivación contenga una exposición ampulosa y sobrecargada de
consideraciones y citas legales, basta con que ésta sea concisa pero clara y
satisfaga todos los aspectos demandados’”.

III.4. En cuanto a la seguridad jurídica

La SCP 0791/2012 de 20 de agosto, señaló que: “Al respecto y continuando


con la doctrina sentada por el Tribunal Constitucional en las
SSCC 1756/2011-R de 7 de noviembre y SC 0096/2010-R de 4 de mayo, en
cuanto a la seguridad jurídica se estableció lo siguiente: ‘…cabe señalar
que, si bien la Constitución Política del Estado abrogada, en el catálogo de
derechos fundamentales contenidos en su art. 7 inc. a), establecía que toda
persona tiene el derecho: «A la vida, la salud y la seguridad», a partir de lo
cual, la jurisprudencia del Tribunal Constitucional estableció la consagración
del 'derecho a la seguridad jurídica' como derecho fundamental, y en su
mérito, ante la constatación de su vulneración, en repetidas ocasiones
otorgó la tutela del amparo. No obstante, al presente, y en vigencia de la
Constitución Política del Estado promulgada el 7 de febrero de 2009, la
seguridad jurídica, no se encuentra consagrada como derecho fundamental,
sino como un principio que sustenta la potestad de impartir justicia
emanada del pueblo (art. 178 de la CPE); y por otro lado, como un principio
articulador de la economía plural en el modelo económico boliviano (art.
306.III de la CPE). Esta característica actual, es coincidente con lo
establecido por otra Constitución y Tribunal Constitucional, tal el caso de
España que en su Constitución en el art. 9.3, establece a la seguridad
jurídica como principio, y en su jurisprudencia, a través de la STC 3/2002 de
14 de enero, ha señalado que: «la seguridad jurídica es un principio general
del ordenamiento jurídico y un mandato dirigido a los poderes públicos que
no configura, sin embargo, derecho fundamental alguno a favor de los
ciudadanos que pueda interesarse en el proceso constitucional de amparo».

En consecuencia, y volviendo a la realidad jurídica nacional actual, se debe


tener claramente establecido que 'la seguridad jurídica' al ser un principio,
no puede ser tutelado por el recurso o acción de amparo constitucional que
tiene por finalidad proteger derechos fundamentales -no principios-,
reconocidos por la Constitución, las normas internacionales de derechos
humanos reconocidos y/o ratificados por el país (que conforman el bloque
de constitucionalidad) y las leyes; sin embargo, por su reconocimiento

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constitucional, no puede ser inobservado por las autoridades jurisdiccionales
y/o administrativas, a momento de conocer y resolver un caso concreto
sometido a su competencia, por tanto es de inexcusable cumplimiento.

De tal manera que cuando se viola un derecho fundamental en esa


instancia procesal sea judicial o administrativa, deviene en la inobservancia
a este principio de orden general y procesal, es decir, es un efecto o
consecuencia; más sin embargo ello no implica que sea tutelable,
precisamente y como se tiene explicado, por no ser un derecho autónomo,
como sostuvo la pasada jurisprudencia de este Tribunal. Por ello, cuando se
exigía la tutela en su generalidad se lo hacía unido a otros derechos como
lógica consecuencia, no así de manera independiente.

Al respecto, en un entendimiento coherente con el presente razonamiento,


este Tribunal en la SC 70/2010-R de 3 de mayo, señaló que: (…) la
seguridad jurídica como principio emergente y dentro de un Estado de
Derecho, implica la protección constitucional de la actuación arbitraria
estatal; por lo tanto, la relación Estado-ciudadano (a) debe sujetarse a
reglas claras, precisas y determinadas, en especial a las leyes, que deben
desarrollar los mandatos de la Constitución Política del Estado, buscando en
su contenido la materialización de los derechos y garantías fundamentales
previstos en la Ley Fundamental, es decir, que sea previsible para la
sociedad la actuación estatal; este entendimiento está acorde con el nuevo
texto constitucional, que en su art. 178 dispone que la potestad de impartir
justicia emana del pueblo boliviano y se sustenta, entre otros, en los
principios de independencia, imparcialidad, seguridad jurídica, probidad y
celeridad’”.

III.5. Análisis en el caso concreto

En el caso que se examina, el accionante manifiesta que en razón a una


denuncia interpuesta en su contra por la supuesta denuncia de violación a
niño, niña y adolescente; el 9 de agosto de 2012, opuso excepción de
extinción de la acción penal por prescripción; sin embargo, las autoridades
hoy demandadas le negaron el beneficio de la prescripción de la acción
penal, toda vez que: La -entonces- Jueza Primera de Instrucción en lo Penal
del departamento de Cochabamba, realizando una interpretación errónea de
los arts. 29, 30, 31 y 32 del CPP y 101 del CP, inaplicando varias sentencias
constitucionales y autos supremos referidos al término de la prescripción,
bajo el argumento que los mismos generan efectos negativos y sobre todo
dándole por sentado en la descripción de los hechos como autor del referido
ilícito penal, dictó el Auto Interlocutorio de 15 de octubre de 2012, por el
cual, rechazó la excepción de prescripción de la acción penal. En apelación,
los Vocales codemandados de la Sala Penal Tercera del Tribunal
Departamental de Justicia de Cochabamba, vulnerando el art. 398 del CPP,
es decir sin realizar la debida fundamentación y motivación, omitiendo
resolver los puntos apelados, incurriendo además en incongruencia y

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concluyendo simplemente que la Jueza a quo rechazó adecuadamente la
excepción planteada, pronunciaron el Auto de Vista de 26 de septiembre de
2016, declarando improcedente la apelación incidental interpuesta por el
accionante.

Previo a ingresar al análisis de fondo de la problemática planteada, cabe


precisar que a este Tribunal le corresponde emitir su pronunciamiento
únicamente en lo atinente al contenido inmerso en el Auto Interlocutorio de
15 de octubre de 2012, emitido por la -entonces- Jueza Primera de
Instrucción en lo Penal del departamento de Cochabamba, y el Auto de
Vista de 26 de septiembre de 2016, pronunciado por las Vocales
codemandadas de la Sala Penal Tercera del Tribunal Departamental de
Justicia del mismo departamento, para establecer si en dicha labor, las
referidas autoridades -hoy demandadas-, vulneraron derechos, garantías y
principios de la parte accionante, a cuyo fin, corresponderá efectuar un
análisis exhaustivo de las referidas decisiones.

III.5.1. En cuanto al Auto Interlocutorio de 15 de octubre de 2012

Es menester señalar que el Auto Interlocutorio de 15 de octubre de


2012, por el que se rechazó la excepción de prescripción de la
acción penal, fue dictado por Rosario Buitrón Vildoso, ex Jueza
Primera de Instrucción en lo Penal del departamento de
Cochabamba, y no por la actual autoridad demandada; a pesar de
ello, de la revisión del citado Auto Interlocutorio, se establece que
la nombrada autoridad, no vulneró ningún derecho, ni garantía,
toda vez que citando los arts. 29, 31, 133 y 134 del CPP; 101 del
CP, y 60, 115.I y 119 de la CPE, señaló que el encausado en
procura de que se le otorgué el beneficio del instituto de la
prescripción confundió la prescripción con la extinción de la acción
penal por mora procesal y conforme a su atribución privativa de
valoración de prueba, procedió a valorar las documentales
acompañadas por la víctima y aplicó la normativa aplicable,
concluyendo que a consecuencia del ilícito penal de violación de
niña, niño y adolescente, cometido por el accionante, emergió un
conflicto entre los derechos fundamentales individuales de
naturaleza jurídico constitucional, se produjo colisión de bienes
jurídicos protegidos entre la víctima y victimador, finalizó
destacando que los derechos de los menores tienen preeminencia
frente a los derechos protegidos por el Estado, por mandato de la
Constitución Política del Estado, máxime si el hecho criminoso se
suscitó cuando la víctima aún contaba con siete años de edad,
razón por la cual la interpretación normativa que realizó fue
velando por el interés superior del niño, niña y/o adolescente que
goza de atención prioritaria por parte del Estado frente a los
derechos del imputado.

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III.5.2. Respecto al Auto de Vista de 26 de septiembre de 2016

De la revisión del Auto de Vista de 26 de septiembre de 2016, por


el cual, los Vocales de la Sala Penal Tercera del Tribunal
Departamental de Justicia de Cochabamba, declararon
improcedente el recurso de apelación incidental formulado por el
accionante, se advierte que dicha decisión en su CONSIDERANDO
I, identificó el proceso penal y el delito atribuido al encausado,
punteó la excepción de extinción de la acción penal por
prescripción impetrada por el imputado y el Auto Interlocutorio de
15 de octubre de 2012, por el cual la Jueza cautelar rechazó la
prescripción; describió que contra esa decisión, el accionante
presentó apelación incidental, recurso que conforme al art. 405 del
CPP, se remitió ante sus autoridades como Tribunal de alzada. En
el CONSIDERANDO II, sobre la admisibilidad del recurso,
mencionaron que de la revisión de los actuados procesales, el
recurso formulado por el imputado, fue interpuesto de manera
fundamentada dentro del plazo de tres días que prevé el art. 404
del indicado Código, y se halla inmerso en el parámetro legal
previsto en el art. 403.2 del citado cuerpo normativo, hecho por el
cual, admitieron el recurso de apelación y pasaron a considerar el
fondo de la impugnación formulada. En el CONSIDERANDO III, en
relación a los fundamentos de la apelación incidental interpuesta
por el accionante, esbozaron que la naturaleza del hecho
(violación) es de complejidad por cuanto el ilícito penal que se le
atribuye al encausado se habría perpetrado hace más de quince
años, esa circunstancia de minoridad de la víctima no es
descubierta por la autoridad jurisdiccional que resolvió la
excepción; entonces el Estado ante ese hecho complejo, que
importa la minoridad de las presuntas víctimas, siguiendo la
corriente de vigencia internacional y el derecho comparado,
introdujo en la párrafo final del art. 101 del CP, mediante el art. 14
de la Ley de Protección a las Víctimas de Delitos Contra la Libertad
Sexual, norma que le da un trato especial a las víctimas de
agresión sexual menor a los catorce años de edad. Puntualizaron
que el apelante refirió que la víctima nació el 2 de mayo de 1990,
por consiguiente adquirió la mayoría de edad el 2 de mayo de
2008, a partir de ese nuevo status jurídico, habría transcurrido
cuatro años, cinco meses y dieciséis días, hecho que se ajustaría al
citado art. 101 del CP, por lo que el accionante consideró que la
extinción de la acción penal prescribió al día siguiente del 2 de
mayo de 2012, y que no existía soporte legal para que la Jueza
cautelar rechace la misma. En su CONSIDERANDO IV, en relación
a los fundamentos jurídicos de la Resolución del Tribunal de
alzada, las autoridades demandadas, resolviendo los puntos
apelados por el accionante, citando y trascribiendo los arts. 29 y
398 del CPP, el 101 del CP, y 60 y 115 de la CPE, así como

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aludiendo los Autos Supremos 278 de 19 de julio de 2006 y 571 de
22 de noviembre de 2010, esbozaron que el accionante omitió
indicar que la querella por el delito de violación de infante, niña,
niño o adolescente tipificado en el art. 308 del CP, fue presentada
por la víctima el 19 de marzo 2012, es decir antes que se venza los
cuatro años que prevé la parte in fine del art. 101 del referido
Código, por lo que concluyeron que la Jueza a quo, rechazó
adecuadamente la excepción de prescripción.

Bajo ese contexto glosado, en atención a la naturaleza de la acción


de amparo constitucional planteada, se constata que las Vocales
demandadas, al proferir el Auto de Vista de 26 de septiembre de
2016, realizaron una debida fundamentación, motivación y
congruencia, y no vulneraron derecho y garantía alguna del
accionante, toda vez que de la revisión objetiva del citado Auto de
Vista impugnado, se tiene que las autoridades demandadas,
concluyeron de manera puntual y precisa, que la víctima de la
presunta violación, nació el 2 de mayo de 1990, y cumplió la
mayoría de edad, el 2 de mayo de 2008, lo cual significa que partir
del día siguiente de esa fecha, conforme el art. 101 del CP, del
tenía el plazo de cuatro años para evitar que la acción penal
prescriba, que para fines de cómputo adecuado, el señalado plazo
concluía el 2 de mayo de 2012, ese dato es cotejado con los
antecedentes y actuaciones procesales del caso, se tiene de
manera cierta que la víctima presentó su querella el 19 de marzo
del citado año, es decir previo a que se cumpla los referidos cuatro
años, por consiguiente habiendo la querellante presentado su
querella el 19 de marzo de 2012, quedó probado que fue
interpuesto dentro de plazo y que, en tal virtud, no vulneraron
derecho y garantía del debido proceso.

En cuanto a la seguridad jurídica invocada por el accionante, cabe


referir que dada la naturaleza jurídica de la acción de amparo
constitucional, no puede ser tutelada mediante la demanda tutelar
interpuesta, puesto que según el ordenamiento constitucional
vigente, la misma constituye un principio constitucional, aspecto
por el cual, no corresponde que este Tribunal Constitucional
Plurinacional se refiera o pronuncie al respecto.

Por lo expresado precedentemente, la Jueza de garantías al haber concedido la


tutela solicitada, efectuó una parcial compulsa de los antecedentes procesales de
esta acción tutelar interpuesta.

POR TANTO

El Tribunal Constitucional Plurinacional, en su Sala Segunda; en virtud de la


autoridad que le confiere la Constitución Política del Estado, y el art. 44.2 del

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Código Procesal Constitucional; en revisión, resuelve: REVOCAR en todo la
Resolución de 5 de enero de 2017, cursante de fs. 544 a 549 vta., pronunciada por
la Jueza Pública Civil y Comercial Décima del departamento de Cochabamba,
constituida en Jueza de garantías; y, en consecuencia, DENEGAR la tutela
impetrada; consiguientemente, mantener subsistente el Auto Interlocutorio de 15
de octubre de 2012, y el Auto de Vista de 26 de septiembre de 2016, dictada por
las autoridades judiciales demandadas.

Regístrese, notifíquese y publíquese en la Gaceta Constitucional


Plurinacional.

Fdo. Dra. Mirtha Camacho Quiroga


MAGISTRADA

Fdo. Dr. Zenón Hugo Bacarreza Morales


MAGISTRADO

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