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SENTENCIA CONSTITUCIONAL PLURINACIONAL 0104/2013

Sucre, 22 de enero de 2013

SALA TERCERA
Magistrada Relatora: Dra. Ligia Mónica Velásquez Castaños
Acción de amparo constitucional

Expediente: 02063-2012-05-AAC
Departamento: Santa Cruz

En revisión la Resolución 32/2012 de 26 de octubre, cursante de fs. 36 vta. a


38, pronunciada dentro de la acción de amparo constitucional interpuesta
por Ramiro Condori Aguilar contra William Tórrez Tordoya y Edgar
Carrasco Sequeiros, Vocales de la Sala Penal Primera del Tribunal
Departamental de Justicia de Santa Cruz.

I. ANTECEDENTES CON RELEVANCIA JURÍDICA

I.1. Contenido de la demanda

Por memorial presentado el 27 de agosto de 2012, cursante de fs. 12 a 13 vta.,


y el de subsanación a fs. 19 el accionante manifestó que:

I.1.1. Hechos que motivan la acción

Dentro del proceso penal seguido en su contra por la presunta comisión del
delito de trafico de sustancias controladas, solicitó la extinción de la acción
penal por duración máxima del proceso, misma resuelta previo análisis de los
datos del proceso, valoración y compulsa de los antecedentes por el “Tribunal
de Sentencia” que emitió la Resolución de 29 de marzo de 2012, declarando
extinguida la acción penal, fallo que fue apelado por el Ministerio Público,
instancia en la cual la Sala Penal Primera del Tribunal Departamental de Justicia
de Santa Cruz, en contravención a los principios básicos de objetividad,
razonabilidad, certeza, con errónea e indebida interpretación y aplicación de la
norma, alejados de la línea jurisprudencial sobre la diferencia entre la extinción
y la prescripción, dictaron el Auto de Vista de 15 de junio de 2012, que admitió
la apelación y revocó la “prescripción de la acción penal” (sic), disponiendo la
prosecución del proceso con el argumento escueto que el presunto delito de
transporte de sustancias controladas, al tratarse de delitos de narcotráfico es
de lesa humanidad y por tanto imprescriptible, refrendado por el art. 145 de la
Ley 1008 y por Tratados Internacionales, por ser considerados de gravedad al
constituir una amenaza para la salud y un peligro constante para la sociedad.

Refiere que considera necesario aclarar que su solicitud ante el Tribunal de


Sentencia de Puerto Suárez, fue la extinción de la acción penal por duración
máxima del proceso y no la prescripción como erróneamente lo han entendido
y resuelto los Vocales demandados; por cuanto conforme a la jurisprudencia
constitucional y de la “Corte Suprema de Justicia”, la extinción de la acción
penal se produce por dos causas: una es el vencimiento del plazo máximo de
duración del proceso (tres años), y la otra es la prescripción de la acción penal
que está íntimamente ligada al quantun de la pena prevista en el art. 29 del
Código de Procedimiento Penal (CPP). Por otra parte, al constituir cada
modalidad un presupuesto distinto, merecen también un tratamiento individual
y específico conforme a la jurisprudencia que señala: “la prescripción y la
extinción de la acción penal por vencimiento del plazo máximo de duración del
proceso, constituyen presupuestos distintos, debiendo en consecuencia
merecer cada instituto tratamientos específicos diferentes”. En consecuencia, el
fundamento expuesto en el citado Auto de Vista que revoca la extinción por ser
considerada el delito de lesa humanidad, reconocido en instrumentos
internacionales, se refiere a la imprescriptibilidad de los delitos de narcotráfico,
quiere decir que la acción penal puede ejercitarse en cualquier tiempo por los
órganos encargados de la persecución penal. Sin embargo, debe considerarse
que una vez iniciado el proceso, éste debe concluir dentro de los términos
señalados por la ley, caso contrario, se estaría vulnerando el derecho de toda
persona a ser juzgada dentro de un término razonable, conforme así lo
establecen los Convenios y Tratados Internacionales sobre los Derechos
Humanos, entre ellos el art. 81 de la Convención Americana sobre Derechos
Humanos, concordante con el art. 14.3 inc. c) del Pacto Internacional de
Derechos Civiles y Políticos (PIDCP). Concluye señalando que los Vocales
demandados resolvieron una demanda de prescripción inexistente, cuyo
tratamiento no puede ser aplicado a la extinción invocada y correctamente
entendida por el Tribunal de Sentencia de Puerto Suárez.

I.1.2. Derechos supuestamente vulnerados

El accionante alega la vulneración de su derecho al debido proceso, citando al


efecto los arts. 115 y 180.I y II de la Constitución Política del Estado (CPE).
I.1.3. Petitorio

El accionante solicita se conceda la tutela demandada, disponiendo se deje sin


efecto y anule el Auto de Vista 99/2012 de 15 de junio, y que los Vocales
demandados dicten uno nuevo, acorde a la correcta interpretación y aplicación
de las normas referidas a la extinción de la acción penal.

I.2. Audiencia y Resolución del Tribunal de garantías

Celebrada la audiencia pública el 26 de octubre de 2012, conforme consta en el


acta cursante de fs. 35 a 36 vta. de obrados, se produjeron los siguientes
actuados.

I.2.1. Ratificación de la acción

La parte accionante ratificó la acción planteada, y reiteró se conceda la tutela


solicitada.

I.2.2. Informe de las autoridades demandadas

Los demandados, William Tórrez Tordoya y Edgar Carrasco Sequeiros, Vocales


de la Sala Penal Primera del Tribunal Departamental de Justicia d Santa Cruz,
no asistieron a la audiencia pública ni remitieron su informe de rigor, no
obstante su legal citación.

I.2.3. Resolución

La Sala Civil Primera del Tribunal Departamental de Justicia de Santa Cruz,


constituida en Tribunal de garantías, mediante Resolución de 26 de octubre de
2012, cursante de fs. 36 vta. a 38, concedió la acción de amparo constitucional,
declarando nulo y sin efecto legal el Auto de Vista de fecha 15 de junio de 2012,
dictado por los Vocales de la Sala Penal Primera, debiendo dicho Tribunal dictar
una nueva Resolución en base a los fundamentos y lineamientos mencionados en
la Resolución, sin responsabilidad por ser excusable, con los siguientes
fundamentos: a) La prescripción y el vencimiento del plazo máximo de duración
del proceso, son dos figuras diferentes que confundió a los Vocales demandados
porque el incidente de extinción de acción planteado por el accionante no invocó
la causal de prescripción prevista en el art. 27 inc. 8 del CPP, de manera que no
correspondía que el Tribunal de alzada se pronuncie sobre dicho motivo, sino
sobre el invocado que está expresamente previsto en el inc. 10 de la misma
disposición legal y se refiere a la duración máxima del proceso; b) Otro aspecto a
considerar es que la prescripción es una figura jurídica de naturaleza sustantiva,
mientras que la causal invocada por el imputado, hoy accionante y planteada
como fundamento para su solicitud de extinción de la acción penal, es de
naturaleza estrictamente procesal; y, c) La jurisprudencia mencionada por los
Vocales demandados tiene anterioridad de un año respecto a la que se ampara el
accionante, de manera que aplicando el presupuesto jurídico previsto en el art.
420.II del CPP, y en coherencia con el principio de favorabilidad, corresponde
aplicar la jurisprudencia generada en forma posterior, cual es la del año 2008,
cuyos fundamentos son favorables a la pretensión del accionante.

I.3. Tramite procesal en el Tribunal Constitucional Plurinacional

Mediante Acuerdo Administrativo TCP-SP-AD 037/2012 de 17 diciembre, se


determino la suspensión del plazo procesal del 24 de diciembre de 2012 hasta
el 2 de enero de 2013, por receso de fin de año, reanudándose el cómputo de
plazo para emitir Resolución, dentro del plazo establecido.

II. CONCLUSIONES

Del análisis y compulsa de los antecedentes que cursan en obrados, se


establecen las siguientes conclusiones:

II.1. Dentro del proceso penal seguido por el Ministerio Público contra el
accionante, Ramiro Condori Aguilar, por la presunta comisión del delito de
transporte de sustancias controladas, planteó la excepción de extinción de
la acción penal por duración máxima del proceso, la que fue declarada
probada a la vez que se ordenó la cesación de las medidas cautelares
personales y el archivo de obrados, mediante la Resolución de 29 de
marzo de 2012, emitida por el Tribunal de Sentencia de Puerto Suárez (fs.
2 a 3).

II.2. Contra la referida Resolución, el Ministerio Público planteó apelación,


instancia en la cual, la Sala Penal Primera del Tribunal Departamental de
Justicia de Santa Cruz, pronunció el Auto de Vista 99/2012 de 15 de junio,
que revocó el Auto apelado, disponiendo la continuación del juicio oral,
conforme a derecho, con el fundamento de:

Es evidente que ha transcurrido más de tres años desde el primer acto del
procedimiento; sin embargo, tomando en cuenta que el proceso se
tramita en base al delito de transporte de sustancias controladas, hace
inviable la solicitud de extinción porque no se dan las condiciones
establecidas en la “Ley 1970”, en razón a que los Autos Supremos 402 de
13 de abril de 2007 y 413 de 17 del igual mes i año, establecen que los
delitos de narcotráfico son delitos de ”lesa humanidad” y por tanto son de
carácter imprescriptibles, así se encuentra refrendado por el art. 145 de la
Ley 100; es decir, que son considerados como graves que constituyen
una amenaza para la salud y un peligro constante para la sociedad en
general y que también han sido declarados imprescriptibles por Tratados
Internacionales como la Convención de Viena, mediante Ley 2116 de 11
de septiembre de 2000 (fs. 4 a 6).

III. FUNDAMENTOS JURIDÍCOS DEL FALLO

El accionante, alega la vulneración de su derecho al debido proceso, por cuanto


dentro del proceso penal seguido en su contra por la presunta comisión del delito
de transporte de sustancias controladas, el Tribunal de Sentencia de Puerto
Suárez, declaró la extinción de la acción penal por duración máxima del proceso,
además de ordenar la cesación de todas las medidas cautelares personales y el
archivo de obrados, por él; determinación que en apelación planteada por el
Ministerio Público, fue revocada por los Vocales demandados mediante Auto de
Vista 99/2012 de 15 de junio, disponiendo la prosecución del juicio,
fundamentando su decisión en que los delitos de narcotráfico son imprescriptibles,
sin considerar que demandó la extinción de la acción por duración máxima del
proceso y no por prescripción que son dos institutos diferentes. En consecuencia,
corresponde determinar si los extremos demandados son evidentes para conceder
o denegar la tutela solicitada.

III.1. La acción de amparo constitucional. Su configuración


constitucional

El orden constitucional boliviano, dentro de las acciones de defensa,


instituye en el art. 128 la acción de amparo constitucional como un
mecanismo de defensa que tendrá lugar contra los “…actos u omisiones
ilegales o indebidos de los servidores públicos, o de persona individual o
colectiva, que restrinjan, supriman o amenacen restringir o suprimir los
derechos reconocidos por la Constitución y la ley”.

Del contenido del texto constitucional de referencia, puede inferirse que


la acción de amparo constitucional es un mecanismo de defensa
jurisdiccional, eficaz, rápido e inmediato de protección de los derechos
fundamentales y garantías constitucionales, cuyo ámbito de protección
se circunscribe respecto de aquellos derechos fundamentales y
garantías, que no se encuentran resguardados por los otros
mecanismos de protección especializada que el mismo orden
constitucional brinda a los bolivianos, como la acción de libertad, de
protección de privacidad, popular, de cumplimiento, etc. Asimismo,
desde el ámbito de los actos contra los que procede, esta acción se
dirige contra aquellos actos y omisiones ilegales o indebidos
provenientes no sólo de los servidores públicos sino también de las
personas individuales o colectivas que restrinjan o amenacen restringir
los derechos y garantías objeto de su protección.

En este contexto, el amparo constitucional boliviano en su dimensión


procesal, se encuentra concebido como una acción que otorga a la
persona la facultad de activar la justicia constitucional en defensa de
sus derechos fundamentales y garantías constitucionales.

El término de acción no debe ser entendido como un simple cambio de


nomenclatura, que no incide en su naturaleza jurídica, pues se trata de
una verdadera acción de defensa inmediata, oportuna y eficaz para la
reparación y restablecimiento de los derechos y garantías
fundamentales, y dada su configuración, el amparo constitucional se
constituye en un proceso constitucional, de carácter autónomo e
independiente con partes procesales diferentes a las del proceso
ordinario o por lo menos con una postura procesal distinta, con un
objeto específico y diferente, cual es la protección y restitución de
derechos fundamentales con una causa distinta a la proveniente del
proceso ordinario, esto es, la vulneración concreta o inminente de
derechos fundamentales a raíz de actos y omisiones ilegales o indebidos
con un régimen jurídico procesal propio.

En este orden de ideas, la acción de amparo constitucional adquiere las


características de sumariedad e inmediatez en la protección, por ser un
procedimiento rápido, sencillo y sin ritualismos dilatorios. A estas
características se añade la de generalidad, a través de la cual la acción
puede ser presentada sin excepción contra todo servidor público o
persona individual o colectiva.

Finalmente cabe indicar, que dentro de los principios procesales


configuradores del amparo constitucional, el constituyente resalta la
inmediatez y subsidiariedad al señalar en el parágrafo I del art. 129 de
la CPE, que esta acción se interpondrá “(…) siempre que no exista otro
medio o recurso legal para la protección inmediata de los derechos y
garantías restringidos, suprimidos o amenazados”.

Lo señalado implica que la acción de amparo forma parte del control


reforzado de constitucionalidad o control tutelar de los derechos y
garantías, al constituirse en un mecanismo constitucional inmediato de
carácter preventivo y reparador destinado a lograr la vigencia y respeto
de los derechos fundamentales y garantías constitucionales, siempre
que no exista otro medio de protección o cuando las vías idóneas
pertinentes una vez agotadas no han restablecido el derecho lesionado,
lo que significa que de no cumplirse con este requisito, no se puede
analizar el fondo del problema planteado y, por tanto, tampoco otorgar
la tutela.

III.2. La extinción de la acción penal por el transcurso del tiempo

Con relación a la extinción de la acción penal por el transcurso del


tiempo, la SC 1529/2011-R de 11 de octubre, estableció:“Para que el
vencimiento del plazo máximo de duración del proceso, constituya una
causal de la extinción de la acción penal, prevista en el art. 27 inc.10)
del Código de Procedimiento Penal (CPP), además del transcurso del
tiempo fijado en un máximo de tres años según el art. 133 del citado
cuerpo legal, es necesario tomar en cuenta las circunstancias que
incidieron para que se diera la dilación en su tramitación.

La jurisprudencia constitucional en la SC 1684/2010-R de 25 de


octubre, que a su vez cita la SC 1042/2005-R de 5 de septiembre,
afirma: '…Es importante recordar que la extinción del proceso penal por
mora judicial tiene su base de sustentación en el derecho que tiene
toda persona procesada penalmente a un proceso sin dilaciones
indebidas, un derecho que forma parte de las garantías mínimas del
debido proceso, consagrado por el art. 14.3.c) del Pacto Internacional
de Derecho Civiles y Políticos y, art. 8.1 de la Convención Americana
sobre Derechos Humanos como un derecho a un proceso dentro de un
plazo razonable, instrumentos normativos que forman parte del bloque
de constitucionalidad, conforme ha determinado este Tribunal en su
amplia jurisprudencia'.

En ese sentido, la SC 0551/2010-R de 12 de julio, haciendo alusión a


los supuestos que deben ser considerados para resolver, definiendo:
'Con relación a ello, vale dejar claramente establecido que el plazo fatal
y fijo, no puede ser considerado como único criterio para extinguir una
causa por duración máxima del proceso, sino que también debe
ponderarse en forma concurrente los factores ya citados en la
jurisprudencia constitucional glosada, efectuando un análisis para cada
caso concreto, donde deberá analizarse si existen elementos suficientes
que establezcan la extinción de la acción, como son la conducta de las
partes que intervinieron en el proceso penal y de las autoridades que
conocieron el mismo, aspectos que constituyen una omisión indebida
por parte de los codemandados, sin soslayar que la situación de los
jueces y tribunales bolivianos, así como del Ministerio Público no se
encuentra sujeta únicamente a su propia voluntad sino a aspectos
ajenos al propio órgano, como la falta de nombramiento oportuno de
dichas autoridades, las frecuentes e intempestivas renuncias de
funcionarios de esas reparticiones, así como otras circunstancias que
inciden negativamente en el propósito encomiable de una pronta y
oportuna administración de justicia. En consecuencia, corresponderá
efectuar un estudio integral de los elementos que incidieron en la mora
procesal, sin atentar contra la eficacia de la coerción penal favoreciendo
a la impunidad'.

En consecuencia, es el juez o tribunal el que determina si la


retardación, se debió al encausado, al órgano judicial o al Ministerio
Público, evaluando los antecedentes cursantes para disponer, si la
situación lo amerita, la extinción de la acción penal, que supone para el
Estado la pérdida del ius puniendi.

(…)

En ese orden, conforme se encuentra consagrado en el art. 115 de la


CPE: 'I. Toda persona será protegida oportuna y efectivamente por los
jueces y tribunales en el ejercicio de sus derechos e intereses legítimos.
II. El Estado garantiza el derecho al debido proceso, a la defensa y a
una justicia plural, pronta, oportuna, gratuita, transparente y sin
dilaciones'; directamente relacionado con el principio de economía
procesal, deben ser entendidos como derechos exigibles tanto por la
víctima como por el imputado, por cuanto a ambos les interesa la
conclusión del proceso, más aún tomando en cuenta que la víctima en
la configuración constitucional goza de una especial protección, así el
art. 121.II de la norma fundamental, señaló: 'La víctima en un proceso
penal podrá intervenir de acuerdo con la Ley, y tendrá derecho a ser
oída antes de cada decisión judicial…', relacionado con el art. 11 del
CPP, que instituye: "La víctima podrá intervenir en el proceso penal
conforme a lo establecido en este Código, tendrá derecho a ser
escuchada, antes de cada decisión que implique la extinción o
suspensión de la acción penal y, en su caso, a impugnarla', razón por la
cual su intervención es un derecho indiscutible que le asiste.

Esta previsión legal, se sustenta entre otros, en los valores de igualdad


y equilibrio, previstos en el art. 8.II y a su vez en el art. 14.I de la CPE,
que dispone: 'Todo ser humano tiene personalidad y capacidad jurídica
con arreglo a las leyes y goza de los derechos reconocidos por esta
Constitución, sin distinción alguna'; con referencia a la igualdad
procesal, el art. 119.I. de la CPE, establece que: 'Las partes en conflicto
gozarán de igualdad de oportunidades para ejercer durante el proceso,
las facultades y los derechos que les asistan, sea por la vía ordinaria o
por la indígena originaria campesina'.

La extinción de la acción penal, como forma de conclusión


extraordinaria del proceso, que libera al imputado de la persecución
penal, constituye una especie de sanción al Estado, por su ineficiencia,
pero en los hechos lo es también para la víctima, que se ve privada de
su derecho a la tutela judicial efectiva, por lo que, tampoco puede
cargársele de tal ineficiencia, razones por las cuales, es menester que al
momento de resolver se tenga presente los intereses y derechos de
ambas partes, en estricta observancia de la igualdad de oportunidades
de las que constitucionalmente gozan”.

III.3. De la prescripción de la acción penal

La SCP 0179/2012 de 18 de mayo, sobre la prescripción de la acción


penal ha manifestado: “Se debe necesariamente hacer algunas
puntualizaciones sobre la prescripción, al respecto, es el art. 29 del
Código de Procedimiento Penal (CPP) el que determina la prescripción
de la acción por el transcurso del tiempo en determinados delitos,
ampliando el art. 29 bis del mismo código sobre la imprescriptibilidad
que señala que los delitos causados por servidores públicos que atentan
contra el patrimonio del Estado y causen grave daño económico, los
cuales son imprescriptibles y no admiten régimen de inmunidad,
desarrollando los arts. 30 al 35 CPP, los aspectos relevantes de la
prescripción como el inicio, la interrupción, o suspensión de la misma,
entre otros.

Una vez determinados los aspectos básicos sobre la prescripción,


debemos hacer referencia que la prescripción encuentra razón de ser
como una forma de 'extinción de la acción penal', al respecto, es el art.
27 de la mencionada norma procedimental, el cual determina los
motivos de extinción de la acción penal, al señalar: 'La acción penal, se
extingue:

1. Por muerte del imputado;

2. Por amnistía;

3. Por el pago del máximo previsto para la pena de multa, en el caso de


delitos sancionados sólo con esa clase de penas;
4. Por la aplicación de uno de los criterios de oportunidad, en los casos
y las formas previstos en este Código;

5. Por el desistimiento o abandono de la querella respecto de los delitos


de acción privada;

6. Por la reparación integral del daño particular o social causado,


realizada hasta la audiencia conclusiva, en los delitos de contenido
patrimonial o en los delitos culposos que no tengan por resultado la
muerte, siempre que lo admita la víctima o el fiscal, según el caso;

7. Por conciliación en los casos y formas previstos en este Código;

8. Por prescripción;

9. Si la investigación no es reabierta en el término de un año, de


conformidad con lo previsto en el Artículo 304º de este Código;

10. Por vencimiento del plazo máximo de duración del proceso; y,

11. Por cumplimiento de las condiciones de la suspensión condicional


del proceso”.

Por su parte, el art. 308 del CPP, determina que las partes podrán
oponerse a la acción penal, mediante excepciones de previo y especial
pronunciamiento descritas en dicho artículo, encontrándose entre ellas
el núm. 4, que señala la: 'Extinción de la acción penal según lo
establecido en los artículos 27 y 28 de este Código'. Por consiguiente, la
excepción de extinción de la acción penal por prescripción debe ser de
previo y especial pronunciamiento, contenidas en el art. 27, entre ellas
la que determina 'por duración máxima del proceso' toda vez que está
contemplado en la norma procedimental y porque también es una
forma extraordinaria de poner fin al proceso.

Siendo los motivos descritos en el art. 27 del CPP formas de conclusión


extraordinaria del proceso, y a la vez de previo y especial
pronunciamiento, ello implica, que bajo los supuestos antes señalados,
deben ser resueltos con anterioridad a la causa principal, toda vez que
el objetivo como se señaló, es que se declare prescrita la acción penal,
debiendo tomarse en cuenta lo señalado y estipulado por los arts. 29 al
35 del CPP por parte del juez o tribunal que conoce la causa”.

III.4. Análisis del caso concreto


El accionante, denuncia a través de la interposición de esta acción
constitucional que dentro del proceso penal seguido en su contra por la
presunta comisión del delito de transporte de sustancias controladas,
interpuso ante el Tribunal de Sentencia de Puerto Suárez, la excepción de
extinción de la acción por duración máxima del proceso, que fue declarada
probada mediante Resolución de 29 de marzo de 2012, determinación que
fue revocada por Auto de Vista de 15 de junio del mismo año, emitido por
la Sala Penal Primera del Tribunal Departamental de Justicia de Santa
Cruz, al haber declarado admisible y procedente la apelación planteada
por el Ministerio Público, disponiendo la continuación del juicio oral
conforme a derecho, con el fundamento que los delitos de narcotráfico
son de lesa humanidad.

Planteada la problemática precedente, se constata la existencia de dos


cuestionamientos: 1) La extinción de la acción por prescripción; y, 2)
La extinción de la acción penal por duración máxima del proceso, toda
vez que la Resolución impugnada revocó la declaratoria de extinción por
duración máxima del proceso, fundamentando que los delitos de
narcotráfico son imprescriptibles. Por ello, es imperioso referirse a cada
uno de estos institutos jurídicos.
III.5. Extinción de la acción penal por prescripción

En nuestro ordenamiento jurídico vigente, el art. 27. 8) del CPP,


establece que la acción penal, se extingue entre otras causas por
prescripción, para posteriormente el art. 29 del mismo procedimiento,
en sus cuatro incisos, señalar los casos en que prescribe: i) En ocho
años, para los delitos que tengan señalada una pena privativa de
libertad cuyo máximo legal sea de seis o más años; ii) En cinco años,
para los que tengan señaladas penas privativas de libertad cuyo
máximo legal sea menor de seis y mayor de dos años; iii) En tres años,
para los demás delitos sancionados con penas privativas de libertad; y,
iv) En dos años para los delitos sancionados con penas no privativas de
libertad.
Dentro del contexto señalado, este instituto jurídico, de acuerdo a la
definición de Manuel Osorio, ha sido definido como la “Caducidad de los
derechos en su eficacia procesal, por haber transcurrido los plazos
legales para su posible ejercicio”. Por su parte la jurisprudencia
constitucional (SC 23/2007-R, de 16 de enero), remitiéndose a la
doctrina expresó que: “De acuerdo a la doctrina, la prescripción se
traduce en los efectos que produce el transcurso del tiempo sobre el
ejercicio de una determinada facultad. Esta definición, aplicada al
ámbito penal, significa la expresa renuncia por parte del Estado del
derecho a juzgar debido al tiempo transcurrido.
Conforme a ello, es el propio Estado el que, a través de la norma penal
(procesal o sustantiva, según las legislaciones), establece los límites de
tiempo en que puede ejercer la persecución penal. La actividad
represiva del Estado no puede ser ejercida de manera indefinida, ya
que al hacerlo se quebrantaría el equilibrio que debe existir entre la
función de defensa de la sociedad y la protección de derechos y
garantías individuales”, de lo que se infiere que la prescripción importa,
por un lado, una garantía para el imputado quien queda liberado y, por
otro, constituye una sanción para el Estado que no puede continuar
ejerciendo la acción penal que estaba obligado a promover.
Como se advierte, la naturaleza jurídica de la prescripción de la acción
penal es de carácter sustantiva, por cuanto su procedencia además del
tiempo transcurrido está directamente vinculada al delito y su sanción
traducida en años de privación de libertad; es decir, que es la misma ley
que determina los casos en que es viable, razón por la cual prescribe el
inicio del término de la prescripción como cuando ésta es interrumpida
ante la declaratoria de rebeldía del imputado, momento a partir del que el
plazo se computa nuevamente.

III.6. Extinción de la acción penal por duración máxima del proceso

La excepción de la extinción de la acción penal, por duración máxima


del proceso se encuentra legislada en nuestro ordenamiento jurídico
vigente en el art. 27 inc. 10) del CPP, norma que está estrechamente
vinculada y en armonía con el art. 133 del mismo cuerpo de leyes, que
prescribe: “Todo proceso tendrá una duración máxima de tres años,
contados desde el primer acto del procedimiento, salvo el caso de
rebeldía”. Asimismo, las disposiciones legales se relacionan
directamente con el art. 135 del CPP, que determina que el
incumplimiento de los plazos establecidos en ese Código, dará lugar a la
responsabilidad disciplinaria y penal del funcionamiento negligente; es
decir, que los plazos legales y su no cumplimiento por parte de las
autoridades jurisdiccionales, acarrea la dilación del proceso, lo que
viabiliza la procedencia de la extinción de la acción penal por duración
máxima del proceso y conlleva la responsabilidad del juzgador
negligente.

Es así, que respecto a la naturaleza jurídica de este instituto jurídico,


cabe referir que no es sustantiva como la prescripción, sino de índole
procedimental, su viabilidad, además del tiempo transcurrido, no
requiere del delito ni de la sanción que éste merezca - que como se ha
indicado- se traduce en pena privativa de libertad, de ahí su
importancia, por cuanto al constituir un derecho fundamental de la
persona el ser procesado sin dilaciones y dentro de un plazo razonable,
derecho que también se encuentra consagrado en el art. 8.1 de la
Convención Americana Sobre Derechos Humanos de San José de Costa
Rica, que hace referencia al plazo razonable en la tramitación del
proceso. sobre el mismo tópico, la Corte Interamericana de Derechos
Humanos, adoptó la teoría del "no plazo", en virtud a la cual, no puede
establecerse con precisión absoluta cuándo un plazo es razonable y
cuándo no; de lo que emerge, un plazo establecido en la ley procesal,
que constituye un parámetro objetivo, a partir del cual se analiza la
razonabilidad del plazo, en base a: a) la complejidad del asunto, b) la
actividad procesal del interesado y, c) la conducta de las autoridades
judiciales, criterios asimilados en la SC 0101/2004 de 14 de septiembre,
y el AC 0079/2004-ECA de 29 del mismo mes y año. Por ello, no todo
proceso que exceda el plazo de duración máxima previsto por ley,
vulnera la garantía de juzgamiento en plazo razonable, sino únicamente
cuando resulta evidente la indebida dilación de la causa. Por ello, el art.
115.I de la CPE, consagra y garantiza una justicia sin dilaciones, al
expresar: “Toda persona será protegida oportuna y efectivamente por
los jueces y tribunales en el ejercicio de sus derechos e intereses
legítimos. II. El Estado garantiza el derecho al debido proceso, a la
defensa y a una justicia plural, pronta, oportuna, gratuita, transparente
y sin dilaciones”, entendiéndose precisamente que, la administración de
justicia debe estar exenta de dilaciones indebidas, lo cual sucede
cuando se producen actos o se emiten resoluciones de carácter
inoportuno por los funcionarios jurisdiccionales o administrativos
encargados del proceso.

En el caso de autos, dentro del proceso penal que se sigue de oficio


contra el accionante, éste al haber transcurrido más de los tres años
determinados por el art. 133 del CPP de estar sometido a juzgamiento,
impetró la extinción de la acción penal por duración máxima
del proceso que fue declarada por el Tribunal de Sentencia de Puerto
Suárez mediante Resolución de 29 de marzo de 2012; que fue apelada
por el Ministerio Público, instancia en la cual la Sala Penal Primera del
Tribunal Departamental de Justicia de Santa Cruz, declaró admisible y
procedente la apelación, por Auto de Vista de 15 de junio de 2012,
disponiendo la continuación del juicio oral conforme a derecho, con el
argumento que: “evidentemente han transcurrido más de tres años
desde el primer acto del procedimiento y que a la fecha no existe una
sentencia pasada en autoridad de cosa juzgada; sin embargo, debemos
tomar encuentra que el presente proceso se está tramitando en base al
delito de transporte de sustancias controladas previsto por el art. 55 de
la Ley 1008, situación que hace inviable la admisión de la solicitud de
extinción, toda vez que no se dan las condiciones establecidas en la Ley
1970, en razón a que los Autos Supremos 402 de fecha 13 de abril de
2007 y 413 de 17 de abril de 2007, establecen claramente que los
delitos de narcotráfico son delitos de 'lesa humanidad' y por tanto son
de carácter imprescriptibles, así se encuentra refrendando por el art.
145 de la Ley 1008; es decir que los delitos reprochables de
narcotráfico son delitos de lesa humanidad considerados como graves,
que constituyen una amenaza para la salud y un peligro constante para
la sociedad en general, y que también han sido declarados
imprescriptibles por Tratados Internacionales como la Convención de
Viena, aprobados mediante Ley 2116 del 11 de septiembre del año
2000”.

III.7. El narcotráfico, la Constitución Política del Estado,


instrumentos internacionales y la imprescriptibilidad

En este apartado es imprescindible referirse a los delitos de narcotráfico


y su tratamiento en el orden constitucional interno e internacional, así
como a la imprescriptibilidad de ciertos delitos, prevista y establecida en
la Constitución Política del Estado y en Convenios o Tratados
Internacionales, al ser el fundamento de la Resolución que ahora se
impugna a través de esta acción constitucional.

Constitución Política del Estado Plurinacional

“Artículo 111. Los delitos de genocidio, de lesa humanidad, de traición a


la patria, crímenes de guerra son imprescriptibles.

Artículo 112. Los delitos cometidos por servidores públicos que atenten
contra el patrimonio del Estado y causen grave daño económico, son
imprescriptibles y no admiten régimen de inmunidad”.

Ley 1008

“Artículo 145. COORDINACION Y COOPERACION INTERNACIONALES:


Siendo el narcotráfico un delito transnacional de 'lesa humanidad' y
contrario al derecho internacional, el Consejo Nacional Contra el uso
Indebido y Tráfico Ilícito de Drogas coordinará sus acciones con
entidades públicas y privadas extranjeras, así como con Gobiernos y
Organismos Internacionales. Asimismo, de acuerdo con los intereses del
Estado y para el cumplimiento de sus fines podrá solicitar
asesoramiento y colaboración de entidades públicas y privadas,
empresas extranjeras, Gobiernos y entidades internacionales para
lograr una acción conjunta y eficaz en cumplimiento de convenios
internacionales y en el marco de la Constitución Política del Estado”.

Ley 2116 de 11 de septiembre de 2000

Mediante la cual, se aprobaron y se elevaron a rango de Ley de la


República, los siguientes Convenios Internacionales:

1.- Convención Internacional sobre la Supresión y Castigo del Crimen


del Apartheid. 2.- Convención sobre la Imprescriptibilidad de los
Crímenes de Guerra y de los Crímenes de Lesa Humanidad. 3.-
Convención sobre la Esclavitud. 4.- Protocolo para modificar la
Convención sobre la Esclavitud. 5.- Convención Suplementaria sobre la
Abolición de la Esclavitud del Tráfico de Esclavos, y las Instituciones y
Prácticas similares a la Esclavitud. 6.- Convención para la Represión de
la Trata de Personas y explotación de la Prostitución ajena. 7.-
Convención sobre el Estatuto de los Apáridas. 8.- Convención para
reducir los casos de Apáridas.

Convención sobre la Imprescriptibilidad de los Crímenes de


Guerra y de los Crímenes de Lesa Humanidad

Esta Convención fue adoptada y abierta a la firma, ratificación y


adhesión por la Asamblea General en su Resolución 2391 (XXIII), de 26
de noviembre de 1968, y entrada en vigor el 11 de noviembre de 1970,
de conformidad con el artículo VIII; siendo aprobada y elevada a rango
de Ley de la República, mediante la citada Ley 2116 de 11 de
septiembre de 2000; Convenio que determinó:

“Artículo I
Los crímenes siguientes son imprescriptibles, cualquiera que sea la
fecha en que se hayan cometido:
a) Los crímenes de guerra según la definición dada en el Estatuto
del Tribunal Militar Internacional de Nuremberg, de 8 de agosto de
1945, y confirmada por las resoluciones de la Asamblea General de las
Naciones Unidas 3 (I) de 13 de febrero de 1946 y 95 (I) de 11 de
diciembre de 1946, sobre todo las 'infracciones graves' enumeradas en
los Convenios de Ginebra de 12 de agosto de 1949, para la protección
de las víctimas de la guerra;
b) Los crímenes de lesa humanidad cometidos tanto en tiempo de
guerra como en tiempo de paz, según la definición dada en el Estatuto
del Tribunal Militar Internacional de Nuremberg, de 8 de agosto de
1945, y confirmada por las resoluciones de la Asamblea General de las
Naciones Unidas 3 (I) de 13 de febrero de 1946 y 95 (I) de 11 de
diciembre de 1946, así como la expulsión por ataque armado u
ocupación y los actos inhumanos debidos a la política de apartheid y el
delito de genocidio definido en la Convención de 1948, para la
Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio aun si esos actos no
constituyen una violación del derecho interno del país donde fueron
cometidos.

Artículo II
Si se cometiere alguno de los crímenes mencionados en el artículo I, las
disposiciones de la presente Convención se aplicarán a los
representantes de la autoridad del Estado y a los particulares que
participen como autores o cómplices o que inciten directamente a la
perpetración de alguno de esos crímenes, o que conspiren para
cometerlos, cualquiera que sea su grado de desarrollo, así como a los
representantes de la autoridad del Estado que toleren su perpetración.
Artículo III
Los Estados Partes en la presente Convención se obligan a adoptar
todas las medidas internas que sean necesarias, legislativas o de
cualquier otro orden, con el fin de hacer posible la extradición, de
conformidad con el derecho internacional, de las personas a que se
refiere el artículo II de la presente Convención.

(…)

Estatuto del Tribunal Militar Internacional de Nuremberg de 8


de agosto de 1945

“Artículo 6

El Tribunal establecido por el Acuerdo aludido en el Artículo 1 del


presente para el enjuiciamiento y condena de los principales criminales
de guerra del Eje Europeo estará facultado para juzgar y condenar a
aquellas personas que, actuando en defensa de los intereses de los
países del Eje Europeo, cometieron los delitos que constan a
continuación, ya fuera individualmente o como miembros de
organizaciones:
Cualesquiera de los actos que constan a continuación son crímenes que
recaen bajo la competencia del Tribunal respecto de los cuales habrá
responsabilidad personal:

a) CRIMENES CONTRA LA PAZ: A saber, planificar, preparar, iniciar o


librar
guerras de agresión, o una guerra que constituya una violación de
tratados,
acuerdos o garantías internacionales, o participar en planes comunes o
en una conspiración para lograr alguno de los objetivos anteriormente
indicados;

b) CRIMENES DE GUERRA: A saber, violaciones de las leyes o usos de


la guerra. En dichas violaciones se incluye el asesinato, los malos tratos
o la deportación para realizar trabajos forzados o para otros objetivos
en relación con la población civil de un territorio ocupado o en dicho
territorio, el asesinato o malos tratos a prisioneros de guerra o a
personas en alta mar, el asesinato de rehenes, el robo de bienes
públicos o privados, la destrucción sin sentido de ciudades o pueblos, o
la devastación no justificada por la necesidad militar, sin quedar las
mismas limitadas a estos crímenes;

c) CRIMENES CONTRA LA HUMANIDAD: A saber, el asesinato, la


exterminación, esclavización, deportación y otros actos inhumanos
cometidos contra población civil antes de la guerra o durante la misma;
la persecución por motivos políticos, raciales o religiosos en ejecución
de aquellos crímenes que sean competencia del Tribunal o en relación
con los mismos, constituyan o no una vulneración de la legislación
interna de país donde se perpetraron.

Aquellos que lideren, organicen, inciten a la formulación de un plan


común o conspiración para la ejecución de los delitos anteriormente
mencionados, así como los cómplices que participen en dicha
formulación o ejecución, serán responsables de todos los actos
realizados por las personas que sea en ejecución de dicho plan”.

Abordados los institutos jurídicos de la extinción de la acción penal por


prescripción y por duración máxima del proceso, y definidas sus
naturalezas jurídicas, cabe establecer que el Tribunal de alzada al emitir
la Resolución cuestionada mediante la presente acción constitucional,
erróneamente se pronunció revocando la declaratoria de extinción de la
acción penal impetrada por el accionante, fundamentando que el delito
por el que está siendo procesado es de lesa humanidad, como lo
determina el art. 145 de la Ley 1008 aludiendo que así ha sido
declarado por los Tratados Internacionales como la Convención de
Viena, lo que no es evidente toda vez que precedentemente se han
transcrito los instrumentos internacionales en los cuales no se
establecen que el narcotráfico sea un delito de lesa humanidad; empero
al margen de los aludido, la petición del accionante fue la extinción de
la acción penal por duración máxima del proceso que es diferente a la
extinción también de la acción penal por prescripción, que como se ha
visto son institutos jurídicos diferentes, puesto que la última nombrada
está vinculada con el delito lo que no ocurre con la primera, que
procede por la dilación y por el transcurso del tiempo y falta de
celeridad procesal en la sustanciación del proceso y que lesiona
efectivamente el debido proceso que como derecho fundamental
consagrado por el orden constitucional como por los instrumentos
internacionales, merece protección de la persona que tiene el derecho a
ser juzgada en un plazo razonable, que en nuestro ordenamiento
jurídico este plazo ha sido establecido en tres años, circunstancia que
determina se otorgue la tutela solicitada mediante esta acción
constitucional, que ha sido instituida para la protección y
restablecimiento de los derechos fundamentales al ser vulnerados,
como en el caso de autos en el que el ahora accionante se encuentra
procesado por más de cinco años, situación que no fue compulsada
debidamente por el Tribunal de alzada que erróneamente se pronunció
sobre la imprescriptibilidad de los delitos de narcotráfico, no obstante
que reconoce en su fallo que el procesado está siendo juzgado por más
de los tres años establecidos por el art. 133 del CPP.

El entendimiento establecido en este fallo, modula la línea


jurisprudencial establecida en la a SC 1907/2011-R de 7 de noviembre.

En consecuencia, la situación planteada se encuentra dentro de las previsiones


del art. 128 de la CPE, por lo que el Tribunal de garantías, al conceder la
acción de amparo constitucional efectuó una adecuada compulsa de los
antecedentes procesales y dio correcta aplicación al citado precepto
constitucional.

POR TANTO

El Tribunal Constitucional Plurinacional, en su Sala Tercera; en virtud de la


autoridad que le confiere la Constitución Política del Estado Plurinacional de
Bolivia y 12.7 de la Ley del tribunal Constitucional Plurinacional en revisión,
resuelve: CONFIRMAR la Resolución 32/2012 de 26 de octubre, cursante de
fs. 36 vta. a 38, dictada por la Sala Civil Primera del Tribunal Departamental de
Justicia de Santa Cruz, y en consecuencia CONCEDER la tutela solicitada.

Regístrese, notifíquese y publíquese en la Gaceta Constitucional


Plurinacional.

Fdo. Dra. Ligia Mónica Velásquez Castaños


MAGISTRADA

Fdo. Dra. Neldy Virginia Andrade Martínez


MAGISTRADA

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