Escuche a su hijo lo más posible, intente realmente captar su
"mensaje”. Exprese su cariño tocándole, abrazándole, haciéndole cosquillas, peleando con él (necesita mucho contacto físico). Recompénsele con elogios, buenas palabras, sonrisas y palmadas en la espalda, con la mayor frecuencia posible. Implíquele en la planificación de normas, programas y actividades familiares. Cuando se porte mal, dígaselo y explíquele cómo se siente usted ante su conducta; después propóngale conductas alternativas. Ayúdele a corregir sus errores y equivocaciones diciéndole o demostrándole lo que debería hacer. No le regañe. Asígnele tareas y responsabilidades familiares siempre que pueda. Asígnele una paga lo antes posible y ayúdele a planificar los gastos. Proporciónele juguetes, juegos, actividades motoras y oportunidades que estimulen su desarrollo. Léale y lea con él historias divertidas. Anímele a hacer preguntas, a hablar de las historias, a contarlas y a releerlas. Fomente su capacidad de construcción y formación, reduciendo las distracciones ambientales lo más posible (proporciónele un lugar de trabajo, de estudio, de juego. Ayúdele a planificar su tiempo libre, confeccionándole un horario de juegos, distracciones y de estudio al que debe habituarse. No dude en consultar con los maestros u otros especialistas cuando lo crea necesario y para saber mejor lo que debe hacer para ayudar a su hijo.