COMO FAVORECER NUESTRA COMUNICACIÓN CON EL/A NIÑO/A EN LA
VIDA COTIDIANA.
Es necesario aclarar que no se trata de convertir a padres en terapeutas, sino más
bien de aprovechar aquellos contextos que son más naturales y espontáneos y pueden ser propicios para la comunicación como: La hora de comida, Los paseos en el parque, Las salidas extraescolares, Las convivencias familiares, La visita a otros familiares, etc., Ya que ofrecen numerosas oportunidades de “poner en práctica” y ejercitar aprendizajes que se van realizando y para potenciar nuevos aprendizajes imposibles de lograr en una situación de intervención formal. ¿Qué pueden hacer los integrantes de la familia o los maestros para desarrollar una mejora en el lenguaje del/a niño/a ; la respuesta es: comunicar más y mejor y propiciar que las interacciones entre el /la niño/a y los demás integrantes de la familia o del grupo sean frecuentes, ricas y variadas.
¿QUE HACER PARA LOGRARLO?
Animar el uso del lenguaje para distintas funciones: permitir que nos describa experiencias, plantee preguntas, exprese sentimientos, ofrezca información, realice juicios y predicciones. Proporcionarle oportunidades para ampliar el uso del lenguaje más allá del aquí y del ahora, preguntarle lo que paso o lo que va a pasar. Mostrarle fotos y platicarle de cuando era más pequeño/a. Formularle preguntas abiertas sobre experiencias que le ocurren o cosas que ve : ¿Cómo es ____? ¿Por qué? ¿Dónde? ¿Cuándo? ¿con que? ¿para qué? Utilizar todos los medios que faciliten su comprensión del mensaje y el buen establecimiento de la interacción comunicativa: gestos, expresiones faciales y corporales. Aprovechar las situaciones de juego, especialmente en el caso de niños pequeños. El juego proporciona un contexto muy rico para el uso del lenguaje. Jugar lotería, memoramas, serpientes y escaleras, rompecabezas. Cantarle canciones, contarle cuentos, adivinanzas, etc.
Es muy importante compartir momentos de juego con él, acompañarle
cuando ve su programa preferido, saber lo que le gusta y lo que le disgusta. Conocerlo nos ayuda a comunicarnos mejor y de una manera más amena con el/ ella.