Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Con el pasar de los años, los productos audiovisuales japoneses han tomado una mayor
popularidad a nivel mundial. Animes como Shingeki No Kyojin, Jujutsu Kaisen, Chainsaw Man
One Punch Man, Naruto, Dragon Ball y Kimetsu No Yaiba son algunas de los ejemplos de cómo
estás series han tenido un gran éxito en la población mundial. Cada vez son más las personas
que consumen este tipo de contenido en diferentes plataformas digitales y servicios de
transmisiones. Según Parrot Analytics (2021) indica que desde el 2017 el consumo de los
animes a nivel global ha logrado duplicar sus cifras, y que, desde mayo de 2020 hasta abril del
2021, se reportó un aumento del 4.7% de usuarios que ven anime desde servicios de
streaming. Cabe resaltar que solo un 3.2% de las series producidas en este periodo de tiempo
pertenecían a estas plataformas de entretenimiento.
Para poder estudiar la influencia del lenguaje audiovisual del anime en la transculturación en
jóvenes universitarios es necesario conocer un poco más en profundidad a la animación
japonesa, para Vidal (2010) esta tuvo sus inicios a principios del siglo XX, con la creación de la
primera producción audiovisual “El mono y el cangrejo” pieza producida en 1907, y creado por
Katsudo Shashin. No fue hasta 1917 en la cual se comenzaron a realizar las primeras
animaciones comerciales, a cargo de Seitaro Kitayama; décadas después, a inicios de los
2000’s, la industria de la animación japonesa se convertiría en una industria multimillonaria,
llegando a diferentes sectores del mundo, incluyendo Perú, gracias a una extensa difusión por
parte de la televisión por cable e internet. Para Vidal (2010) este triunfo no solo se debe a
calidad, personajes, diseños y variedades de propuestas en comparación a la animación
occidental, sino que también es debido al fácil acceso que se obtiene por internet.
1.1.2. Descripción de la realidad problemática a nivel nacional
Nuestro país es uno de los que más consumen contenido animado proveniente de Japón, a
inicios del año 2019, la plataforma de difusión de anime, dedicada a la distribución, producción
y concesión de licencias de anime, Crunchyroll, publicó que el Perú es parte de los diez países
que mayor consume animes en Latinoamérica, con más de 1 millón de suscriptores. Cabe
resaltar que no se divulgó la cantidad de audiencia de cada país, pero queda en evidencia un
gran incremento por parte de los consumidores de anime.
Durante los meses de confinamiento en el país, muchos de los jóvenes descubrieron nuevas
rutas de entretenimiento a través de internet y diversas plataformas de difusión de anime,
propiciando que se aumentara un mayor consumo de productos de animación japonesa en el
país. Según Elizabeth Pelaez Sagastegui (2021) el anime funciona como un buen espacio de
desfogue, donde los adolescentes pueden encontrar un refugio y alejarse del caos de la vida
real. Esto, en un contexto como lo fue la cuarentena en el Perú, incrementó un mayor interés
por parte de la población peruana. Y que, al contener elementos culturales japoneses, influye
en la adopción de ciertos comportamientos, pensamientos, creencias y gustos o costumbres
en el consumidor.
Según Vidal (2010) en una encuesta realizada mediante la red social Facebook a un total de
100 jóvenes y adolescentes aficionadas al anime en Lima Metropolitana, se pudo conocer que
la mayoría de los aficionados tenían de entre 18 y 22 años (53%), siguiendo el segmento de
entre 15 y 18 años (26%) y los de 22 y 25 años (21%) respectivamente. Existe otro grupo de
consumidores de anime de más de 25 años, aunque es un público menor, también forma parte
de los consumidores de anime.