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Brougère, Gilles:

“El juego, el juguete y la cultura infantil. Análisis de las tres dimensiones del juguete. Las
conexiones entre juguetes y televisión.”
Taller dictado los días 18 y 19 de octubre de 2010, en el marco del I Seminario Internacional
Juegos, juguetes e infancia, organizado por Flacso Argentina. Notas tomadas por D. Pelegrinelli.

La cultura infantil de masas tiene una dimensión que es la cultura material. Los artefactos que
acompañan la infancia pueden ser analizados desde la sociología o la antropología y sus puntos de
cruce, la sociología antropológica. A través de los objetos comprendemos esa cultura infantil.
Partiré de la idea que todos los objetos remiten a la cultura, portan significados, todos expresan
características de nuestro mundo occidental, expresadas en la forma, el color y la función. La idea
es analizar los juguetes desde esa perspectiva, porque los juguetes ponen el mundo a disposición del
juego a través de esas significaciones. Entonces ¿cómo podemos leerlos? Hay diferentes
dimensiones que son el destinatario, la representación y la affordance.

Destinatario:
El objeto da lugar a la acción, desencadena la acción, que es jugar, porque tiene unas marcas que
indican una acción posible, hay un concepto detrás.

Representación:
El objeto es animista: tiene forma de animal, ojos, gestos, una aspiración a verse simpático. Esto
sería un paidoformismo, o sea códigos de colores y formas asociados a la niñez. El diseñador pone
juntos elementos heterogéneos, la función hamaca, la imagen que remite a la cultura de la infancia,
las orejas que funcionan como elementos de agarre, tamaño estandarizado y referencia global.
Convergen función e imagen para producir una representación, por ejemplo las orejas cumplen
doble función: remiten al animal y son funcionales al sostén.
Estereotipo. El estereotipo da claridad, lo ancla en una lectura cultural inmediata. El objeto no tiene
como función decir la verdad sobre el mundo, sino producir significaciones que puedan invitar al
juego. La realidad está transformada. No son juguetes realistas, nunca lo fueron, como los caballos
y otros animales con ruedas de las civilizaciones más antiguas. El estereotipo es un recorte, una
selección del mundo, y contiene transmisión de valores, de clase, por ejemplo.
Trabajo sobre representación: puede llevar hacia el realismo pero tiende al desarrollo de la fantasía
y el imaginario.

Affordance:
A la vez, aparece un rasgo que evidencia la función, ese rasgo es la affordance. Por ejemplo en Mi
pequeño Pony, donde el pelo apela a una acción bien definida en el juego: peinar. La acción y la
imagen entonces, están interrelacionadas, para que quede evidente el juego que se propone.
Este concepto se refiere a las formas de los objetos ligadas a características fisiológicas del que las
percibe. Es una inscripción en el objeto de las posibilidades de acciones. Es más importante que la
función. Frente al objeto importa más como se percibe en cuanto a la posibilidad de ACTUAR, lo
que ofrece en relación a actuar. Invita a peinar (Mi pequeño Pony). Se trata de affordances
culturales y no naturales, no es algo Biológico, ya que no tiene el niño necesidad de peinar.

Integran elementos que implican la acción del niño. El destinatario está presente en el objeto. Hay
evidencia del destinatario en el objeto. Exige un trabajo más preciso sobre el destinatario
(packaging).

El significado, o la significación, es entonces el resultado de las tres dimensiones: destinatario,


representación y affordance.

¿Cuántos modos de legitimar el juguete conviven?.

Hay un rol cada vez más importante en cuanto a la legitimación del juguete que es la opinión
infantil. La industria abrió un canal de comunicación más directo con los niños, entonces ellos
tienen más capacidad de decisión y pro lo tanto legitiman. Estos cambios se dieron a partir de los
años 80. Apareció una nueva instancia de legitimación, que no pertenece al adulto y no está
vinculada a la retórica educativa. Se sostiene en la diversión y el rol del niño.

La lectura del juguete.

A partir de considerar el esquema formado por los tres elementos mencionados: destinatario,
representación y affordance podemos interpretar /leer los juguetes.

[Muestra el Lego Pirata] Uno de los temas interesantes para chicos más grandes es el mundo adulto
interesante, aventurero. No la oficina, eso no interesa, sino la aventura: los piratas (nota mía: y
figuras de acción varias). El juguete remite más a un mundo imaginario que a la realidad.

El juguete es una representación de una representación: se apoya en un trabajo de representación


cultural ya realizado. No se refiere al mundo real de kis corsarios y de los piratas sino a la
representación que de ellos han hecho la literatura, las películas, que ya existen en nuestro
imaginario colectivo. Cuando llegan al juguete, ya estaban circulando.

[Muestra casa de muñecas de Playmobil] La casa de muñecas representa una casa de muñecas
victoriana. Como no representan a la gran mayoría de los niños son objetos de ficción. A veces lo
realista no es realista. El juguete está hecho de ficciones, imaginarios, deseos imaginados para el
niño. Se podrá criticar que no es realista, pero quizás es la construcción de un mundo deseable para
el niño. No tiene la misma dimensión deseable jugar con un departamento común que con esta casa.
Forma, configura, el deseo cultural puesto a disposición de los niños. Es una expresión de los
deseos y las fantasías.

[Muestra Barbie] Ruth Handler la piensa como una ilusión similar, como un deseo. Barbie es una
ficción, no es la realidad ni representa la realidad. Es la traducción cultural del deseo. No hay que
olvidar que Barbie no es solo una representación sino un soporte para la acción.

[Muestra G.I.Joe] En el momento en que se estaba en guerra con Vietnam se lo proyecta a lo


imaginario pero en la era Reagan vuelve a ser realista, la representación tiene que ver con la
sociedad y se convierten en Action figures.

[Muestra un muñeco bebé-no registré la marca] Imagen realista o un modelo de rasgos exagerados,
cuyo origen es el Cabbage. Se exageran rasgos: bebés gorditos, tiernos, simpáticos pero no
especialmente lindos, sino un tanto paródicos. Exagerar estos rasgos tiene como efecto fortalecer el
lazo, porque genera una empatía mayor y a la vez la exageración los hace elegibles por parte de los
chicos.

El juguete no está solo es este trabajo, esta elaboración que es la representación de una
representación. Se trata también de usar un trabajo que ya ha sido realizado (cine, literatura, animé)
y ya instalado en la cultura. Se basa además en la relación profunda entre el juguete y otros
fenómenos culturales infantiles, especialmente a través de la TV.

La reproducción interpretativa

Ahora bien, el niño jugador realiza un proceso de reproducción interpretativa, es decir no reproduce
de manera directa lo que ve o lo que el juguete propone, hay una interpretación, una acción que está
en el centro del proceso cultural global. Hablar de reproducción nada más es demasiado simple,
aunque puede existir, así como también puede darse la no reproducción. Pero más que nada hay
interpretación.

La transformación de la cultura infantil

Entre 1960 y 1980 la televisión transformó los juguetes. Permitió hacer posible el diálogo directo
entre fabricantes y niños, y dejó afuera a los educadores. A través de la TV los fabricantes pueden
mostrar las especificidades de sus productos directamente a los niños. Esto trajo muchas
consecuencias.
-Producir objetos muy diferenciados y especializados, porque los chicos tienen que reconocer esos
juguetes en las jugueterías, cuando los ven (asociarlos a esa marca, a la publicidad, serie, etc.).
-En esta lógica de la distinción, los imaginarios y la fantasía son importantes, juegan un rol muy
importante para construir esa diferencia. El peso del imaginario tiene fuerza en el marketing pero
más que nada influye a la hora de dar a conocer el juguete específico.
-Los argumentos de legitimación /diferenciación del juguete pueden ir por el lado de lo educativo,
el placer o la diversión. (Nota mía: Brougère retoma estas ideas en varios trabajos cuando aborda
las retóricas educativa y de lo fun).
-Estos dos elementos son claves: el juguete busca hacerse conocer a los niños y seducirlos de
manera directa.
-El juguete plantea un nuevo régimen.
-Los padres que los compran entienden y aceptan la dimensión hedonista de la sociedad (cita a Gary
Cross).
-Los padres no es que desaparecen de la escena sino que de alguna manera aceptan que los niños
tengan el mismo placer que ellos mismos tienen como adultos, el placer del juego o de participar en
lo social que ellos también conocen.
-El juguete es revelador de aspectos fundamentales de la sociología de la infancia.

Sin embargo, en Francia la TV. estaba muy restringida hasta la década del 80 respecto de lo que se
podía mostrar a niños. De hecho no había TV para niños ni publicidades orientadas directamente a
ellos. En Estados Unidos también había restricciones, por ejemplo no se podía transmitir una serie
de G.I. Joe porque se consideraba publicidad. Pero en los años ochenta todas esas restricciones
desaparecen y se abre la posibilidad de una nueva TV orientada a la infancia. Aparecen las series y
películas de personajes que eran juguetes.
Los casos de Frutillitas, Los Ositos Cariñosos o Amos del Universo, que surgen por esos años, son
desarrollados desde el vamos ya como un mix de imagen, producto y función, que incluye la TV
como uno de los soportes de la historia. Ser a la vez juguete y serie implica una complejidad de
estrategias comerciales y de negocios que se traducen en grandes transformaciones. Modelan un
nuevo universo que a la vez cambian la dinámica de la cultura infantil, que sufre una creciente
desmaterialización donde los contenidos circulan de soporte en soporte, y lo que une es la narrativa,
un concepto, una red de significados. El juguete cumple una función importante en esa red pero se
articula con otros elementos, pero es una función nueva, la de participar del universo
contemporáneo de la infancia que es una trama global.

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