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Tema 10: Heridas.

Las heridas son lesiones relativamente frecuentes en el día a día de una persona. siempre es


recomendable limpiarlas y desinfectarlas con el objetivo de que cicatricen bien y que se restaure la
superficie de la piel afectada.

Una herida es una lesión consecuencia de una agresión o un traumatismo en la que se produce
una alteración en la integridad de la piel y en las partes blandas de la misma. Los agentes que
producen las heridas pueden ser de distinto origen:

 Agentes físicos, como cortes, quemaduras o golpes.


 Agentes biológicos, como bacterias, virus y hongos.
 Agentes químicos, como ácidos.
clasificación

Las heridas se pueden clasificar desde diferentes puntos de vista o aspectos. A continuación
veremos algunos de los más comunes, si bien se pueden encontrar otras categorizaciones:

Según el objeto o el mecanismo causante, la herida puede ser:

Cortante o incisa: Es ocasionada por un objeto cortante, como un cuchillo o un vidrio. Los
bordes de la herida están limpios y definidos. En este tipo de heridas, el sangrado suele ser
abundante.

Punzante: Es producida por un objeto punzante, como un clavo. La gravedad de la herida


depende de la profundidad y de si daña nervios o vasos sanguíneos.

Contusa: Es ocasionada por el impacto de un objeto como una piedra o un martillo. En estas
heridas, los bordes son irregulares y suelen presentar un hematoma.

Por desgarro: Es producida por objetos con dientes en su parte cortante, como una
motosierra. Los bordes son irregulares.

Por raspadura: Producidas por objetos con dientes o palas, como una trituradora de comida, o
por el asfalto, cuando la piel se arrastra por él en un accidente de tráfico y la carne queda al
descubierto.

Según la profundidad, la herida puede ser:

Superficial: Cuando solo atraviesa la piel.

Profunda: Cuando la herida atraviesa el tejido subcutáneo.

Penetrante: Cuando penetra una cavidad, como puede ser la boca, el abdomen, la vagina, etc.

Perforante: Cuando atraviesa el cuerpo.

Según la cicatrización, la herida puede ser:


Aguda: Es aquella que el organismo es capaz de cerrar o sanar en el tiempo esperado. La
cicatrización se producirá sin infección y en un periodo que suele oscilar entre siete y catorce
días.

Crónica: Es aquella que el organismo no puede cerrar o sanar en el tiempo esperado, ya que la
herida suele ser más profunda y la zona suele estar inflamada. El proceso de reparación y
cicatrización es desordenado se alarga en el tiempo.

Según su riesgo de infección, la herida puede ser:

Limpia: Es la realizada en un entorno aséptico, por ejemplo en un quirófano.

Contaminada: Ha estado expuesta a bacterias un corto periodo de tiempo.

Sucia o infectada: Ha estado expuesta a bacterias un periodo largo de tiempo

Según la integridad de la piel, la herida puede ser:

Abierta: Se observa la separación de los tejidos blandos de la piel. Estas lesiones tienden a
infectarse con facilidad.

Cerrada: No se observa lesión aparente, pero hay hemorragia debajo de la piel, en cavidades o
vísceras. Así, los tejidos dañados no están expuestos al exterior.

Según la gravedad de la herida: Es probablemente una de las categorizaciones más


representativa. Una herida puede ser leve o grave. La gravedad se medirá en función de otros
factores: si la herida es superficial o profunda, si está contaminada o no, si está abierta o
cerrada, si el objeto o mecanismo que lo ha causado puede quedar en el interior del cuerpo,
etc.

Proceso de cicatrización de las heridas:

Fases

Cuando la piel se lesiona, nuestro cuerpo pone en movimiento una


serie automática de eventos, a menudo denominada “cascada de
cicatrización”, para reparar los tejidos lesionados. La cascada de
cicatrización se divide en estas cuatro fases superpuestas:
Coagulación, Inflamación, Proliferación y Maduración.
Fase 1: Coagulación (hemostasia)
La coagulación, primera fase de la cicatrización, comienza
inmediatamente después de presentarse la lesión y el objetivo es
detener la hemorragia. En esta fase, el cuerpo activa su sistema de
reparación de emergencia, el sistema de coagulación de la sangre, y
forma una especie de dique para bloquear el drenaje del fluido
sanguíneo. Durante este proceso, las plaquetas entran en contacto
con el colágeno, lo que da como resultado la activación y la
agregación. Una enzima llamada ‘trombina’ se encuentra en el centro,
e inicia la formación de una malla de fibrina, fortaleciendo los grupos
de plaquetas para formar un coágulo estable.

Fase 2: Inflamación (fase defensiva)


Si la Fase 1 trata principalmente de la coagulación, la segunda fase,
llamada fase de inflamación o defensiva, se enfoca en destruir
bacterias y eliminar residuos, esencialmente preparando el lecho de la
herida para el crecimiento de tejido nuevo.

Durante la Fase 2, un tipo de glóbulos blancos llamados neutrófilos


ingresan a la herid
a para destruir las bacterias y eliminar los agentes nocivos. Estas
células a menudo alcanzan su población máxima entre 24 y 48 horas
después de producida la lesión, reduciéndose en gran medida en
número a los tres días. A medida que los glóbulos blancos
desaparecen, unas células específicas llamadas macrófagos llegan
para continuar limpiando los agentes nocivos. Estas células también
secretan factores de crecimiento y proteínas que atraen células del
sistema inmune a la herida para facilitar la reparación tisular. Esta fase
a menudo dura de cuatro a seis días y puede presentarse edema,
eritema (enrojecimiento de la piel), calor y dolor.
Fase 3: Proliferación
Una vez que se limpia la herida, se ingresa en la Fase 3, la
proliferación, donde el objetivo es regenerar el tejido y cubrir la
herida. La fase de proliferación presenta tres etapas distintas: 1)
regenerar el tejido de la herida; 2) contraer los márgenes de la herida; y
3) cubrir la herida (epitelización). Durante la primera etapa, el tejido de
granulación de color rojo intenso y brillante llena el lec
ho de la herida de tejido conjuntivo y se forman nuevos vasos
sanguíneos. Durante la contracción, los márgenes de la herida se
contraen y tiran hacia el centro de la herida. En la tercera etapa, las
células epiteliales surgen del lecho o los márgenes de la herida y
comienzan a migrar saltando a través del lecho de la herida hasta que
la herida se cubre con epitelio. La fase de proliferación suele durar de
cuatro a 24 días.
Fase 4: Maduración
Durante la fase de maduración, el nuevo tejido gana fuerza y
flexibilidad lentamente. Aquí, las fibras de colágeno se reorganizan, el
tejido se regenera y madura y hay un aumento general en la resistencia
a la tracción (aunque la fuerza máxima está limitada al 80% de la
resistencia previa a la herida). La fase de maduración varía mucho de
una herida a otra, y suele durar de 21 días a dos año
s. El proceso de cicatrización es notable y complejo, y también es
susceptible de interrupciones debido a factores locales y sistémicos,
que incluyen humedad, infección y maceración (local); y edad, estado
nutricional, tipo de cuerpo (sistémico). Cuando se establece el
ambiente de cicatrización correcto, el cuerpo trabaja de una manera
maravillosa para sanar y reemplazar el tejido desvitalizado.

Curas

La curación es el proceso de restauración de la salud de un organismo desequilibrado,


enfermo o dañado.
La curación puede ser física o psicológica y no sin la recepción mutua de estas dos
dimensiones de la salud humana.
Con respecto al daño físico o enfermedad padecida por un organismo, la curación
implica la reparación de los tejidos vivos, órganos y del sistema biológico en su
conjunto, y la reanudación del funcionamiento normal.
Es el proceso por el cual las células del cuerpo se regeneran y reparan para reducir el
tamaño de una zona dañada o necrótica y sustituirla por nuevo tejido vivo. La
sustitución puede ocurrir de dos maneras: por regeneración en la que las células
necróticas se sustituyen por nuevas células que forman el tejido similar al que estaba
originalmente, o por reparación en la que el tejido dañado es reemplazado por tejido
cicatricial. La mayoría de los órganos se curan usando una mezcla de ambos
mecanismos

Preparación Psicológica Del Paciente

La preparación psicológica en pacientes que formarán parte de una intervención quirúrgica,


tiene por objetivo prevenir y disminuir emociones como la ansiedad, el estrés y temores, para
no hacer más largo el tiempo de la operación, ya que esta puede complicarse al igual que la
enfermedad, también a que se tenga buena comprensión del proceso quirúrgico y sus
implicaciones, a participar activamente en el proceso quirúrgico, colaborar en su recuperación,
tener mejor tolerancia al dolor y percepción del mismo y a permitirse ser apoyados
psicológicamente

Es importante destacar lo que vendría siendo la comunicación Terapeutica Para Fortalecer La


Relación Enfermera -Paciente

La comunicación terapéutica es más que comunicarse con el paciente dentro del rol
profesional de enfermería: es la base de la enfermería. Para cualquier cuidado o intervención
lo principal es establecer y mantener una relación de ayuda que sea eficaz y terapéutica en
todo momento.

Al crear una relación terapéutica, creamos el espacio, el país, el lenguaje, en el cual se pueden
empezar a llevar a cabo todas las otras intervenciones enfermeras que se han aprendido

Ulceras por decúbito.

Lesión de un área de la piel causada por presión constante durante mucho tiempo. Esta
presión disminuye el flujo de sangre al área afectada, lo que produce daño y destrucción del
tejido. Las úlceras de decúbito a menudo se forman en la piel que cubre áreas donde los
huesos están cerca de la piel, como la espalda, la región del cóccix, las caderas, las nalgas, los
codos, los talones y los tobillos. Los pacientes que no se pueden levantar de la cama, que no
pueden cambiar de posición o que permanecen en una silla de ruedas tienen un riesgo alto de
úlceras de decúbito. Los signos y síntomas incluyen cambios en el color de la piel, hinchazón,
calor, sensibilidad y dolor en el área afectada. Cuando no se tratan, la piel se agrieta, se
ampolla o se rompe y se forma una llaga o úlcera que a veces produce un líquido parecido a
pus. Las úlceras de decúbito a menudo sanan muy lento y si no se tratan es posible que dañen
los tejidos profundos debajo de la piel, como la grasa, el músculo y el hueso. También se llama
escara de decúbito, escara por presión y úlcera por presión.

Prevención

Puede ayudar a prevenir las úlceras de decúbito si se reposiciona con frecuencia para evitar el
estrés en la piel. Otras estrategias incluyen el cuidado de la piel, el mantenimiento de una
buena nutrición y la ingesta de líquidos, el dejar de fumar, el manejo del estrés y el ejercicio
diario.

Consejos para el reposicionamiento


Considera las siguientes recomendaciones relacionadas con el reposicionamiento en una cama
o silla:

Cambia el punto de apoyo del peso con frecuencia. Solicita ayuda para reposicionarte
alrededor de una vez por hora.

Levántate, en caso de ser posible. Si tienes suficiente fuerza en la parte superior del cuerpo,
haz flexiones en la silla de ruedas: levanta el cuerpo del asiento empujándote sobre los
apoyabrazos de la silla.

Busca una silla de ruedas especial. Algunas sillas de ruedas pueden inclinarse, y esto puede
aliviar la presión.

Selecciona almohadones o un colchón que alivie la presión. Usa almohadones o un colchón


especial para aliviar la presión y asegurarte de que el cuerpo esté bien posicionado. No uses
almohadones con forma de dona, ya que pueden concentrar la presión en el tejido
circundante.

Ajusta la elevación de la cama. Si la cama puede elevarse en la parte de la cabeza, súbela no


más de 30 grados. Esto ayuda a prevenir el cizallamiento.

Consejos para el cuidado de la piel

Considera las siguientes sugerencias para el cuidado de la piel:

Mantener la piel limpia y seca. Lava la piel con un limpiador suave y sécala con palmaditas. Haz
esta rutina de limpieza regularmente para limitar la exposición de la piel a la humedad, la orina
y las heces.

Proteger la piel. Use cremas de barrera de humedad para proteger la piel de la orina y las
heces. Cambia la ropa de cama y la ropa con frecuencia si es necesario. Presta atención a los
botones de la ropa y las arrugas en las sábanas que puedan irritar la piel.

Revisar la piel a diario. Observa atentamente tu piel todos los días para ver si hay signos de
advertencia de una llaga por presión.
Clasificacion

CATEGORIA I

Eritema no blanqueante

Piel intacta con eritema no blanqueante de un área localizada, generalmente sobre una
prominencia ósea. Decoloración de la piel, calor, edemas, endurecimientos o dolor también
pueden estar presentes. Las pieles oscuras pueden no presentar una palidez visible. Otras
características: El área puede ser dolorosa, firme, suave, más caliente o más fría en
comparación con los tejidos adyacentes. La Categoría / Estadio I puede ser difícil de detectar
en personas con tonos oscuros de piel. Puede indicar personas "en riesgo" de desarrollar una
úlcera por presión. 

CATEGORIA II

Úlcera de espesor parcial

La pérdida de espesor parcial de la dermis se presenta como una úlcera abierta poco profunda
con un lecho de la herida entre rosado y rojizo, sin esfácelos. También puede presentarse
como una ampolla intacta o abierta/rota llena de suero o de suero sanguinolento. Otras
características: Se presenta como una úlcera superficial brillante o seca sin esfácelos o
hematomas*. Esta categoría / estadio no debería emplearse para describir desgarros de la piel,
quemaduras provocadas por el esparadrapo, dermatitis asociada a la incontinencia, la
maceración o la excoriación. *El hematoma sugiere lesión de tejidos profundos.

CATEGORIA III

Pérdida total del grosor de la piel

Pérdida completa del grosor del tejido. La grasa subcutánea puede resultar visible, pero los
huesos, tendones o músculos no se encuentran expuestos. Pueden aparecer esfácelos. Puede
incluir cavitaciones y tunelizaciones. Otras características: La profundidad de las úlceras por
presión de categoría/estadio III varía según su localización en la anatomía del paciente. El
puente de la nariz, la oreja, el occipital y el maléolo no tienen tejido subcutáneo (adiposo) y las
úlceras de categoría/estadio III pueden ser poco profundas. Por el contrario, las zonas con
adiposidad significativa pueden desarrollar úlceras por presión de categoría/estadio III
extremadamente profundas. El hueso o el tendón no son visibles o directamente palpables. 

CATEGORIA IV
Pérdida total del espesor de los tejidos.

Pérdida total del espesor del tejido con hueso, tendón o músculo expuestos. Pueden aparecer
esfácelos o escaras. Incluye a menudo cavitaciones y tunelizaciones. Otras características: La
profundidad de la úlcera por presión de categoría/estadio IV varía según su localización en la
anatomía del paciente. El puente de la nariz, la oreja, el occipital y el maléolo no tienen tejido
subcutáneo (adiposo) y estas úlceras pueden ser poco profundas. Las úlceras de
categoría/estadio IV pueden extenderse al músculo y/o a las estructuras de soporte (por
ejemplo, la fascia, tendón o cápsula de la articulación) pudiendo provocar la aparición de una
osteomielitis u osteítis. El hueso/músculo expuesto es visible o directamente palpable.

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