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ACTUALIZACIÓN CLÍNICA
Ofrecemos uno de esos momentos privilegiados por lo aleccionadores, que fue objeto de
discusiones abiertas y de algunas producciones. Los reproduciremos en la temporalidad que
permite captar la lógica del caso. En ese sentido se decidió publicar la presentación y la
discusión de manera integral. Es un diálogo, un debate, en síntesis, una conversación. J.-A.
Miller subraya que se muestran así las numerosas facetas de esta clínica que se elabora a
partir de la contingencia del encuentro con el paciente y de sus propios enunciados, que lo
distinguen de cualquier otro.
LA CEREMONIA
Sabine es una joven de aspecto un poco afectado. Su cuerpo es delgado y erguido: su rostro
lleva la marca de su inquietud. Esta es su segunda hospitalización, la primera fue seis meses
atrás como consecuencia de un intento de suicidio medicamentoso realizado en el domicilio
de sus padres. Ella se singularizó rápidamente por la frialdad con la que explicaba su
voluntad de morir. “No me tiré por la ventana de mi cuarto desde el cuarto piso del
departamento de mis padres porque abajo hay una escuela primaria y no quería correr el
riesgo de impresionar a los chicos.” Esta voluntad suicida no es reciente. Utilizó con una
determinación segura los medicamentos del botiquín familiar para llevar a cabo su gesto.
La vida le resulta insoportable desde hace tiempo por razones que van mucho más allá que
las disputas frecuentes que mantiene con sus padres. Se da poco con ellos. Ellos se
inquietan por su indisciplina en el liceo, por la gente que frecuenta y que no les resulta
conveniente. Su madre sabe que fuma haschich regularmente.
Ella expresa un sentimiento de tristeza profunda y no le encuentra ningún gusto a la vida.
Se refugia de buena gana en algunos amigos del liceo; forman una banda con una vida un
poco turbulenta.
Sabine espera que la entrevista con Jacques-Alain Miller le ayude a “poner en orden sus
pensamientos”. Es de eso de lo que sufre al punto de que anhela lograr su suicidio -que
llama “una escapatoria”. Sitúa a sus catorce años el giro de su vida sin que pueda distinguir
un momento particular. Insiste en la aparición de sensaciones extrañas en el cuerpo con el
inicio del consumo de haschich. Desde entonces ubica numerosos fenómenos alucinatorios,
pero se detiene sobretodo en la presencia de una fuerza exterior. Esta fuerza no la obliga -es
precisa sobre este punto- pero le facilita los pasajes al acto suicidas. Esto es lo que más
teme, aunque no deja de pensar en la muerte. Pide que se la proteja de lo que puede
sorprenderla - “eso se me viene encima”- y hacerla desaparecer. Ataca su cuerpo para
volver a darle vida. ¿Podemos ayudarla a que esto cambie? Es lo que espera que le digan.