Está en la página 1de 17

JACQUES- ALAIN MILLER Y EL GRUPO DE

ACTUALIZACIÓN CLÍNICA

Las presentaciones clínicas de Jacques-Alain Miller se iniciaron en octubre de 1998 en el


hospital del Val-de-Grâce. Algunos años mas tarde, él les propuso a quince colegas
participar en un trabajo que apuntaba a profundizar las discusiones y a producir textos con
miras a una publicación. Para las reuniones y la discusión transcriptas en este libro el Grupo
de Actualización Clínica (GAC) estuvo integrado por: Sophie Bialek, Marie-Hélène
Blancard, Guy Briole, Merie-Hélène Brousse, Serge Cottet, Victoria Horne-Reinoso,
Dominique Laurent, Éric Laurent, Catherine Lazarus-Matet, François Leguil, Jacques-Alain
Miller, Pierre Naveau, Pierre Sidon, Esthela Solano-Suarez y Dominique Vallet.

Ofrecemos uno de esos momentos privilegiados por lo aleccionadores, que fue objeto de
discusiones abiertas y de algunas producciones. Los reproduciremos en la temporalidad que
permite captar la lógica del caso. En ese sentido se decidió publicar la presentación y la
discusión de manera integral. Es un diálogo, un debate, en síntesis, una conversación. J.-A.
Miller subraya que se muestran así las numerosas facetas de esta clínica que se elabora a
partir de la contingencia del encuentro con el paciente y de sus propios enunciados, que lo
distinguen de cualquier otro.

LA CEREMONIA

ALGUNAS NOTAS CLÍNICAS

Sabine es una joven de aspecto un poco afectado. Su cuerpo es delgado y erguido: su rostro
lleva la marca de su inquietud. Esta es su segunda hospitalización, la primera fue seis meses
atrás como consecuencia de un intento de suicidio medicamentoso realizado en el domicilio
de sus padres. Ella se singularizó rápidamente por la frialdad con la que explicaba su
voluntad de morir. “No me tiré por la ventana de mi cuarto desde el cuarto piso del
departamento de mis padres porque abajo hay una escuela primaria y no quería correr el
riesgo de impresionar a los chicos.” Esta voluntad suicida no es reciente. Utilizó con una
determinación segura los medicamentos del botiquín familiar para llevar a cabo su gesto.
La vida le resulta insoportable desde hace tiempo por razones que van mucho más allá que
las disputas frecuentes que mantiene con sus padres. Se da poco con ellos. Ellos se
inquietan por su indisciplina en el liceo, por la gente que frecuenta y que no les resulta
conveniente. Su madre sabe que fuma haschich regularmente.
Ella expresa un sentimiento de tristeza profunda y no le encuentra ningún gusto a la vida.
Se refugia de buena gana en algunos amigos del liceo; forman una banda con una vida un
poco turbulenta.
Sabine espera que la entrevista con Jacques-Alain Miller le ayude a “poner en orden sus
pensamientos”. Es de eso de lo que sufre al punto de que anhela lograr su suicidio -que
llama “una escapatoria”. Sitúa a sus catorce años el giro de su vida sin que pueda distinguir
un momento particular. Insiste en la aparición de sensaciones extrañas en el cuerpo con el
inicio del consumo de haschich. Desde entonces ubica numerosos fenómenos alucinatorios,
pero se detiene sobretodo en la presencia de una fuerza exterior. Esta fuerza no la obliga -es
precisa sobre este punto- pero le facilita los pasajes al acto suicidas. Esto es lo que más
teme, aunque no deja de pensar en la muerte. Pide que se la proteja de lo que puede
sorprenderla - “eso se me viene encima”- y hacerla desaparecer. Ataca su cuerpo para
volver a darle vida. ¿Podemos ayudarla a que esto cambie? Es lo que espera que le digan.

ENTREVISTA CON JACQUES-ALAIN MILLER

Jacques-Alain Miller: Entonces, dígame qué la atormenta…


Sabine: Lo que me atormenta es que no consigo tener una vida normal. Estoy deprimida
todo el tiempo. No habría razones valederas. No sé por qué me deprimo. Escucho cosas.
Veo cosas.
- ¿Qué escucha y qué ve?
-Escucho voces que me dicen que me autodestruya, que me haga daño, y veo gente que
también me dice que me haga daño
- ¿En este momento ve y escucha cosas?
- En este momento no
- Deme algunas precisiones sobre lo que escucha
- Lo que escucho son especialmente insultos, reproches, órdenes que me obligan a hacer
ciertas cosas que, si no, no me animaría a hacer.
- ¿Podría darme algunos enunciados de esos insultos?
- No me acuerdo mucho de los insultos. Pero recuerdo que a veces se me pedía que tome la
navaja o un cuchillo para hacerme daño.
- Usted dice “se”. ¿Puede precisar la naturaleza de ese “se”?
- “Se” es especialmente “ella”, una voz femenina
- Sí.
- Siempre la misma voz.
- ¿De dónde viene esa voz?
- Es una voz que está en mi cabeza, que resuena todo el tiempo
- ¡Que resuena! ¿Le hace pensar en la voz de una persona que conoce?
- No, yo la reconozco, es siempre la misma voz. Pero no es alguien que yo conozca. Es
alguien imaginario, me parece.
- ¡Alguien imaginario! ¿Cuáles son las características de esa voz?
- Es muy autoritaria
- ¡Muy autoritaria! También dijo que había reproches. ¿Cuáles son algunos de esos
reproches?
- Son reproches del tipo: “No vales para nada, eres nula”. Es híper desvalorizante
- ¿Son reproches que se hace a usted misma?
- Sí
- ¿Desde cuando se hace esos reproches?
- Desde hace un tiempo. Desde mis catorce años.
- ¿Qué pasó a los catorce años para que se haga estos reproches?
- No sé. Crecí, cambié. El período de la adolescencia que no fue muy bueno.
- ¿Pero, a los catorce años escuchaba esos reproches?
-No
- ¿Son reproches que se hacía a usted misma?
- Si
- ¿En qué momento se convirtieron en reproches que escuchaba dichos por esa voz?
- Hace aproximadamente un año y medio.
- ¡Un año y medio! ¿Es en relación con algún episodio que tuvo lugar en su vida?
- Tengo tendencia a escuchar cosas desde la época en la que fumé porro.
- Sí. ¿Puede explicármelo un poco?
- Tengo la impresión de que eso, eso desdobló mi espíritu en muchas partes. Hay gente en
mi cabeza.
- ¿A partir de esa época?
- Sí
- ¿Recuerda la primera vez?
- No, no me acuerdo.
- ¿Qué período era ese? ¿Escolar, familiar, de amistades?
- Era un período en el que tenía muchos conflictos con mis padres, yo no andaba muy bien.
Hacía cualquier cosa. Prácticamente no iba a clases. Tenía muchas dificultades en esa
época.
- Sí. ¿Y comenzó a fumar porro? Entonces, ¿hubo una primera vez en la que escuchó una
voz?
-Sí
- ¿Cuándo fue la primera vez? ¿Cómo fue?
- Fue hace un año y medio o dos. No sé. Pero estaba en un restaurante y había fotos de
personas colgadas en la pared y yo veía que me hablaban, que me decían que iba a
suicidarme pronto. Que tarde o temprano iba a franquear el paso entre la vida y la muerte.
- ¿Eso la sorprendió?
- Me dio mucho miedo
- Sí. ¿Allí estaba bajo la influencia de un porro?
-Sí.
- ¿Ese sentimiento desapareció después?
- Sí
- ¿Y regresó?
- Sí, mas tarde
- ¿Cómo?
- Bajo la forma de órdenes de autodestrucción.
- ¡Órdenes de autodestrucción! Es preciso. ¿Está ligado a imágenes, a fotos, como la
primera vez?
-No
- ¡Fue solamente la primera vez! ¿Quiénes estaban en esas fotos?
- Gente desconocida. Fotos de personas.
- ¿Guarda todavía el recuerdo de esas fotos?
- Sí
- ¿Hombres, mujeres?
- Ambos
- ¿Rostros?
- Sí, rostros
- ¿Y las órdenes de autodestrucción se las da la voz femenina?
-Sí
- ¿Siempre es femenina?
- Sí, femenina
- ¿Entonces, ella se expresa de manera continua?
- No, es muy irregular. No aparece por mucho tiempo. A veces está totalmente ausente.
- También me habló de lo que ve. ¿Puede indicarme qué ve?
- A veces veo la imagen de esa mujer, la mujer de la vocecita. Aparece frente a mí, a
menudo sonriente, burlona. Sino, una vez también vi que me hablaba mi amiga que murió.
También veo gente que simplemente se pasea, que pasan delante mío.
- ¿Cómo se presenta esa presencia cuando aparece? Usted dice “sonriente” “mentirosa”?
- No, burlona
- ¿Es decir?
- Está allí y se burla de mí.
- ¿Qué dice?
- No dice nada. Se burla, es todo.
- Sí. ¿Está vestida de cierta manera?
- Sí. Lleva un pullover rojo y una falda negra.
- ¿Siempre lo mismo? ¿Qué idea tiene sobre esa imagen?
- No sé. Pienso que, de hecho, se parece mucho a mí.
- ¡Sí!
- Es como si fuera una parte de mí misma que hubiera salido de mi cuerpo y que estuviera
frente a mí.
- Una parte de usted misma salida de su cuerpo y que ve delante suyo. ¿Esa parte de usted
misma es su propia imagen?
- Se me parece, pero no soy yo.
- Habla de otros personajes. ¿Puede decirme cuáles?
- Hay un fantasma, también femenino, que se pasea de tiempo en tiempo, que está ahí y que
fuma un cigarrillo. También es una mujer. Tiene un color muy pálido y el cabello oscuro.
Me observa, es todo.
- Es diferente de la otra imagen. ¿Se le parece por ciertos rasgos?
- No, en absoluto.
- ¿Hay otros más?
- Sí, esta vez hay un hombre que es de pelo oscuro, que está todo vestido de negro, que
hace payasadas todo el tiempo, que está ahí para distraerme cuando las cosas no andan.
Cuando estoy un poco triste lo veo aparecer, después trata de hacerme reír.
- ¿Son imágenes que ve con los ojos abiertos?
- Sí.
- ¿Cuando cierra los ojos las sigue viendo o no?
- Siento una presencia.
- Siente la presencia. Entonces son tres. ¿Tienen nombres?
- Sí
- ¿Cuáles?
- La mujer, la que habla y me empuja a autodestruirme se llama Sonia.
- Sí
- El muchacho es Jack
- ¡Jack!
- Sí, Jack. El fantasma es Marie.
- ¡Marie! ¿Son nombre que le dieron las propias imágenes o usted se los puso?
- No
- Ellas mismas se presentaron. ¿Son los tres principales o hay otros?
- No, es todo
- ¿Hay otros personajes sin nombre?
- No, sólo esos por ahora. Sí, también está… dos veces, tengo la impresión de que en mi
cabeza hay una nena que llora.
- Sí.
- Se parece a mí, pero soy yo de niña.
- ¿Lloraba cuando era pequeña?
- No
- ¡No! No era una llorona
- No
- ¿Era feliz de niña?
- Sí
- ¿Antes de ese episodio, antes de sus catorce años?
- Sí
- ¿Entonces, después de recibir esas órdenes de autodestrucción usted las puso en
práctica?
- Bueno, sí, dos veces
- Hábleme un poco de eso
- Dos veces les obedecí. Tomo cualquier cosa, no importa qué objeto que pueda hacer daño
y después me lastimo el brazo hasta que aparece la sangre.
- ¿Y cuando aparece la sangre?
- Me siento un poco aliviada
- ¿Qué la alivia con la aparición de la sangre?
- Me da la impresión de existir
- Sí.
- Es como si tuviera una prueba de que estoy viva.
- ¿Por fuera de esos momentos no está segura de existir?
- Por fuera de esos momentos estoy angustiada y tengo necesidad de ver sangre. No sé
cómo podría explicarlo
- ¿Es usted quien tiene ganas de ver sangre? ¿Y son las voces las que le dan las
instrucciones?
- Sí, de hecho, me dan coraje para hacerlo
- ¡Ah! Ellas le dan el coraje para hacerlo. ¿Y los tres personajes principales están de
acuerdo en este punto?
- No, siempre es una sola persona
- ¿Siempre quien?
- Sonia
- ¡Sonia! ¿De dónde viene el nombre Sonia?
- No sé
- ¿Considera que Sonia es su amiga?
- No, es mi enemiga
- Es su enemiga. ¿Y Marie?
- Es una amiga
- ¿Ella la empuja también a…?
- No
- ¿Y Jack?
-Es un amigo también.
- ¿Pero la voz de Sonia es más fuerte a veces?
- Es muy, muy fuerte
- ¡Es muy, muy fuerte! ¿Son las angustias las que le quitan el sentimiento de existencia?
- A veces, sí
- ¡A veces! En el fondo es muy ordenado este casting de personajes. Cada uno tiene sus
características propias.
- Sí.
- ¿Fue así desde el principio o se fue clarificando poco a poco?
- Se clarificó poco a poco
- ¿Cómo era al comienzo?
- Al comienzo era bastante flou, escuchaba voces fugaces, al pasar. Voces y después
apariciones breves.
- Sí
- Después, poco a poco, las relaciones entre ellos se clarificaron más, entre yo y ellos.
- ¿Cómo se producían las apariciones breves del comienzo?
- A menudo cuando estaba en clases
- Sí
- Estaba ahí y ¡hop! Eso aparecía así como así. Y después me hacían reír o me distraían
bailando.
- ¡Bailando!
- Sí
- Cuando esas apariciones la hacían reír, usted ser reía en el mundo de todo el mundo.
- Sí
- ¿Y tal vez la sancionaban por eso?
- No
- ¿No se daban cuenta de su risa, era una risa interior?
- En realidad sí
- ¿Y eso se ordenó porque usted trabajó para conseguirlo o se puso en orden solo?
- También trabajé un poco para hacerlo, de modo de clarificar las coas.
- Sí. ¿Cómo lo hizo?
- Me concentré en esos personajes. Intenté hacerlos más vivos.
- Explíqueme el trabajo que hizo
- Es como si hubiera tenido entrevistas con ellos donde ellos se mostraban. A medida que
se producían sus apariciones, cada vez aprendía un poco más.
- ¿Y conserva el recuerdo de esos personajes?
-Sí
- ¿Ellos no se mostraron inmediatamente? ¿Se mostraron porque usted lo quiso? ¿Son sus
creaciones?
- De hecho, no, no sé. No estoy segura, es bastante flou como idea. Ya no se para nada si
soy yo quien las inventó o si aparecieron por sí mismas.
- En todo caso, si comprendo bien, las primeras apariciones, en clase, las experimentó
como independientes de usted misma. Es posteriormente que usted aportó lo suyo.
-Sí
- ¿Cuánto tiempo hizo falta para que eso se precise?
- Tomó algunos meses. Como aparecían irregularmente.
- ¿Cuál es el modo de existencia de esos personajes en relación con el modo de existencia
de las personas habituales?
- No son tan diferentes. De hecho, no sé mucho.
- Bien, dígame sus hipótesis.
- En realidad no comprendo muy bien su pregunta
- Usted hace la diferencia entre esos personajes y las personas corrientes.
- Si, claro
- Usted hace la diferencia. Entonces, ¿cuál es la diferencia?
- La diferencia es que en el fondo de mí yo sé que no existen. De hecho, es más una
presencia que el hecho de verlos verdaderamente. Sé que están allí, pero al mismo tiempo
sé que no están allí.
- ¿Y cuando usted habla del pullover rojo, ve el pullover rojo?
- Sí
- ¿En qué momento su influencia la condujo a actos que fueron más allá de los cortes?
- Es sobre todo a la noche, y sobre todo cuando estoy sola. No se, eso me cae encima.
- Sí.
- Me cae encima muy brutalmente y muy de repente. En esos momentos, yo no controlo
nada. Es como si estuviera habitada por algo que no puedo controlar. Ya no sé qué hago.
- Eso le cae encima. ¿Qué es eso? ¿Es un humor?
- Es un estado general
- Un estado general. ¿Son los personajes también?
- Es extraño, de golpe mi corazón late muy rápido. No puedo respirar. Solo tengo una idea
en la cabeza. Es una vocecita en mi cabeza que me dice que tome cosas para hacerme daño,
rasgarme la piel, ver sangre, cosas así.
- ¿Le sucede frecuentemente?
- Sí
- ¿Cuándo fue la última vez?
- El viernes pasado
- ¿Entonces, en ciertos momentos eso la llevó verdaderamente a actos suicidas?
- Sí. De hecho, intento acordarme
- Sí
- No, los actos suicidas, los verdaderos, las veces que se trató de verdaderos actos suicidas,
fue más bien premeditado.
- Sí
- Tenía toda una organización para ir a buscar los medicamentos, la hora de la ingesta, todo
lo que implicaba ese acontecimiento. Era toda una estrategia.
- ¡Una estrategia! Explíqueme su estrategia.
- Primera había que ir a un médico a buscar los somníferos, después regresar a la casa.
Preparar todo. Verificar que no irían a sorprenderme haciéndolo. Elegir la hora, el
momento, las condiciones, el decorado, todo.
- ¿El decorado; explíqueme…?
- Cómo lo organizaría? ¿Qué haría? ¿Encendería velas? ¿Me visto de negro? ¿Pongo cruces
en la almohada? No se…
- ¿Qué eligió la primera vez?
- La primera vez prendí velas. Había llevado agua y cajas de somníferos. Y antes había
escuchado todas mis canciones preferidas. Tomé los medicamentos alrededor de las tres de
la mañana, una botella de vodka, y después me dormí.
- ¿En su casa?
- Sí, en lo de mis padres.
- Usted distingue entre esta premeditación, esta estrategia, por un lado, y por el otro lo
abrupto de las impulsiones a hacerse cortes. Es muy diferente.
-Sí, es muy diferente.
- ¿A qué idea se asociaba esta estrategia de voluntad de desaparecer?
- No sé
- Usted era desdichada.
- Sí
- Explíqueme un poco.
- Estaba triste por nada. Había perdido el gusto por la vida, simplemente. Detestaba lo que
hacía. Detestaba todo lo que representaba mi vida, mi modo de vida. Me detestaba a mí.
- ¿En qué se detesta a usted misma?
- Tenía una muy mala estima de mí. No tenía confianza en mí. Me encontraba nula en todo.
No me sentía a la altura. Es como si hubiera sido un error de la naturaleza. Como si no
tuviera mi lugar en la tierra. Como si yo fuera un error.
- ¿De dónde viene esta expresión “ser un error de la naturaleza”?
- Bueh, quiero decir … que no soy como todo el mundo. Los otros ríen, se divierte, aman la
vida, y yo estoy ahí, triste por nada. No domino nada. No soy capaz de hacer con lo que
tengo, siendo que tengo todo para ser feliz. No soy normal.
- ¿Y quien emplea una expresión como “ser un error de la naturaleza”?
- No sé
- ¿Alguien dijo algo así?
- No
- No se… ¿Es una expresión que vio en un libro, en un diario?
- No, no sé más
- ¿Pero es una convicción suya “ser un error de la naturaleza”?
- Bueno, en algún lado, en el fondo de mí misma, sí
- ¿En el fondo de usted misma sabe al mismo tiempo que eso no es verdad, o que es
verdad?
- De hecho, si digo eso es porque tengo la impresión de ser diferente a la gente, de no haber
sido constituida como todo el mundo.
- ¿En qué punto no está constituida como todo el mundo?
- No tengo las mismas capacidades que todo el mundo para aceptar la vida, para intentar
llevar adelante una existencia alegre o para hacer lo posible para que las cosas vayan bien.
- ¡Hum!
- No lo consigo
- ¿Cuándo está mejor?
- ¿Cuándo estoy mejor?
- ¿Acá, por ejemplo?
- Sí, porque me siento segura
- ¡Explíqueme eso!
- Acá es como si se pusieran barreras a lo que debo hacer y a lo que no debo hacer. Los
medicamentos ponen una barrera también. Me impiden franquear cierto límite. Yo sola
siempre tengo ganas de hacerlo.
- Siempre ganas de …
- Siempre las ganas de suicidarme, de hacerme daño. Las ganas están siempre presentes,
solo los medicamentos sirven de barreras. Y no puedo franquearlas. Así es como me siento
segura acá, porque si vuelvo a mi casa es claro que recomenzaría.
- ¿Cómo experimenta que los medicamentos ponen una barrera? ¿Lo siente?
- Sí, me impiden actuar
- ¡Le impiden actuar! Lo dice muy bien, pero ¿podría precisármelo un poco más? A veces
siente ganas de actuar… ¿qué siente como acción de bloqueo?
- En el fondo de mi misma siento las ganas de hacerme daño para que las cosas vayan
mejor. De hecho, es muy paradojal. Pero, de hecho, es mi espíritu el que me lo impide. No
puedo hacerlo. Es un bloqueo interior
- ¿Y eso supone que usted esté aquí?
- Sí
- ¿No funciona fuera del hospital? Usted puede seguir tomando medicamentos por fuera
del hospital.
- Si, por supuesto. Peo el hospital me encuadra bien. Tengo límites puestos.
- ¿Cual es el cuadro?
- Es el hecho de no poder salir sola. El hecho de estar acompañada por las enfermeras
cuando una baja, de estar un poco vigilada. Todo eso
- ¿Eso la alivia?
- No me alivia, pero me apacigua.
- Es muy preciso lo que dice. No la alivia, pero la apacigua. Usted tiene el sentido de la
palabra justa.
- Sí, puede ser.
- ¿Es buena en literatura, en francés?
- Sí, no sé. Pero tengo un bachillerato literario.
- Sí. ¿Que literatura le gusta?
- La literatura que me gusta es sobre todo la filosofía
- Sí, dígame lo que le gusta.
- Me gusta reflexionar sobre las palabras, el hecho de plantear preguntas existenciales.
- ¿Qué filósofo o qué filosofía le interesó especialmente?
- La filosofía de los nihilistas
- Sí, ¿quienes son…?
- Son gente que… ya no sé cómo explicarlo, pero…
- Hágalo simplemente.
- Ellos no creen en nada. No creen en la vida, pero tampoco creen en la muerte
- ¿Quienes son esos nihilistas?
- Es una corriente filosófica
- ¿Cuáles son los nombres?
- Ah, no sé más.
- No sabe más. ¿Eso le significó algo?
- Sí
- En fin, ellos escribieron al respecto
-Sí
- Querían, no obstante, interesar a sus contemporáneos, e incluso a la posteridad. ¿Y usted
escribe?
- Si, un poco
- ¿Sobre qué escribe?
- Sobre lo que se me cruza por la cabeza: mis pensamientos, mis angustias, lo que me
gustaría hacer, mis aspiraciones, mis desesperos.
- ¿En que se convierten esos papeles?
- Los rompo
- ¡Los rompe! ¿Luego de haber escrito lo que quería escribir?
- Sí
- No los conserva. ¿Por qué?
- Tengo la impresión de tirar algo de la parte mala de mí misma, de borrar los rastros, de
hacerlos desaparecer.
- Usted dice que escribe, entre otras cosas, sus aspiraciones. ¡Esa no es la parte mala de
usted misma!
- No, pero esa no es la mayor parte
- ¿Cuáles son sus aspiraciones?
- Lo que espero es poder ser feliz con lo que tengo, aceptarme. No va a ser fácil.
- ¿Qué es lo que no acepta de usted?
- Muchas cosas. Una especie de repulsión por mí misma
- ¿Puede enumerar los elementos que le disgustan de usted misma?
- Por empezar, mi cuerpo. No consigo aceptarlo tal como es. No me siento bien en su
interior. Es como si fuera una prisión donde mi alma estaría encerrada y torturada.
- ¿Torturada?
- Sí
- ¿Qué le disgusta en su cuerpo?
- No me siento cómoda adentro
- ¿Cómo se manifiesta esa incomodidad?
- Una sensación de ahogo
- ¿Hay cosas que le disgustan en la forma del cuerpo?
- Sí, como a todos, un poco
- ¡Como a todos! ¿De qué se trata?
- ¿Lo que no me gusta de mí? No me gusta mi nariz. ¿Tengo el deseo de cierta perfección,
pongo la barra muy alta?
- ¿De dónde sacó la idea de una perfección corporal?
- No lo sé en absoluto.
- ¿Hay ejemplos de tal perfección en personajes del cine, del arte?
- Nadie es perfecto, por supuesto, pero me gustaría mucho ser perfecta. Pienso que me
sentiría bien si fuera perfecta, lo que no sucederá jamás. Entonces, la felicidad no llegará
jamás.
- ¿Qué sería la perfección?
- No sabría bien cómo explicarlo. Sería ningún defecto.
- Hay representaciones diferentes de la perfección según las épocas, según las culturas.
¿Entonces, qué perfección es …?
- Quiere decir desde el punto de vista mental o físico?
- Primero, físico.
- Físico sería ser como las modelos, ese tipo de cosas…
- Pero son personas muy diferentes entre sí que tienen, cada una, defectos diferentes.
- Sí, pero… No sé cómo explicar. Sé muy bien qué quiere decir para mí la perfección, sólo
que no se cómo decírselo.
- De acuerdo. La idea que tiene viene mayormente de imágenes, de revistas.
- Sí
- ¿Y desde cuándo lee eso?
- Desde los catorce años
- Es con eso que se mide
- Sí.
- Y desde el punto de vista mental? ¿La perfección desde el punto de vista mental?
- Ser más inteligente que el promedio; ser más sociable, tener relaciones fáciles con la
gente, tener el contacto fácil, no tener miedo de nada, de nadie, no tener miedo incluso de
afirmarse, de expresar cada vez lo que uno quiere.
- ¿Conoce personas que tienen esas características?
- Sí, ¡amigos míos que son verdaderamente totalmente libres en sociedad, que no tienen
miedo de nada, que saben soltarse!
- ¡Saber soltarse! ¿Usted misma intentó soltarse?
- No, yo no lo consigo
- ¿Y cuando fuma un porro, o toma alcohol?
- ¡Ah!, sí, así puede ser, pero es artificial.
- ¿Usted interrumpió esas prácticas?
- Sí
- ¿Y cómo ve a los enfermeros, a los médicos que encuentra aquí?
- ¿Cómo los veo?
- ¿Qué tipo de personajes son para usted?
- Gente común, como usted y yo. No se bien qué decir al respecto.
- Usted no dice mucho cuando dice que son comunes. ¿Los encuentra perfectos?
- No
- Dígame en qué no son perfectos.
- Tienen defectos, como todo el mundo. Tienen sus debilidades.
- ¿Qué debilidades?
- No sé. No los conozco lo suficiente para decir cuáles son sus debilidades. Pero las tienen,
necesariamente.
- ¿Le da confianza que tengan debilidades?
- Sí.
- ¡Sí! Y en el fondo, ¿cuál es su deseo? ¿Quedarse aquí?
- Por ahora, pienso que es lo mejor que puedo hacer.
- Me parece que el discurso que sostiene da cuenta del esfuerzo que hace para ordenar los
fenómenos que la atormentan. Por cierto, es un gran esfuerzo mental el que usted hizo para
lograrlo. ¿Cuáles son las zonas que permanecen flou para usted?
- Las zonas flou son sobre todo el porvenir. No sé qué va a ser de mí. No sé si un día podré
convertirme en alguien como los demás. ¡Normal como los otros, eso! Y no sé qué va a ser
de mí dentro de un mes, dentro de un año. No sé.
- Eso la angustia. ¿Y qué sucedió el viernes pasado para que eso le haya caído encima y se
haya cortado?
- No sé qué pasó. De golpe eso me cayó encima y es como su yo hubiera sido espectadora
de la escena. Me veo a punto de intentar cortarme las venas. Y, además, eso no me hacía
mal. Ni siquiera sentía el dolor.
- ¿Y qué pasó después? ¿Usted llamó o se dieron cuenta…?
- No, es como si hubiera vuelto a la tierra. Me di cuenta de que me había hecho una herida
y que había que desinfectarla. Se lo dije a alguien. De hecho, no me daba cuenta de que
había sido verdaderamente yo quien la había provocado.
- ¿Y entonces, hizo algo? ¿Llamó?
- Sí, sí.
- ¿Y en esos momentos no tiene la idea de matarse?
- No, es de hacerme daño
- ¡De hacerse daño! Para existir.
- Sí, en cierto modo
- En cierto modo. ¿Es para hacerse daño o ambas? ¿Usted dice “en cierto modo”, puede
precisarlo todavía un poco más?
- Y bien, es como una pulsión. Es un asunto muy compulsivo. Es: “¡Rápido! Hay que ver
sangre para que las cosas vayan mejor”. Para aliviar, para apaciguar.
- ¿Usted siente alguna emoción ligada a la visión de la sangre de otro?
- No especialmente
- ¿La suya? ¿Cómo vivió la aparición de sus reglas?
- Normalmente
- Normalmente… ¿Entonces, ese interés por ver su propia sangre cuándo surgió? ¿Hubo
una primera vez?
- Sí, la primera vez que estuve hospitalizada aquí. Verdaderamente, me sentía muy mal. Es
como si hubiera estado en un período de delirio. Es como si me ensañara conmigo misma
para castigarme. Como si hubiera cometido una falta. Sí, la primera vez fue para
castigarme. Necesitaba descargarme sobre alguien, y la persona más cercana a mí soy yo
misma, por fuerza. Automáticamente, me hacia daño.
- ¿Y en ese momento vio su sangre?
- Sí
- ¿Y ahora, la sangre misma es una especie de medicamento?
- Sí
- Usted me da una gran cantidad de información. Me gustaría que me dijera algunas
palabras de su infancia, de su familia, lo que le parezca interesante decirme.
- Yo creo que tuve una infancia dorada. Era muy feliz cuando era pequeña. Sonreía todo el
tiempo, me reía todo el tiempo. Tuve una familia normal, un hermano, una hermana,
abuelos. No tuve problemas familiares mayores. Por ese lado no había demasiadas
preocupaciones.
- ¿Qué sentimientos tiene por sus padres, por su madre, por su padre?
- Yo los quiero. Son mis padres. Tienen sus defectos como todo el mundo.
- ¿Cuáles son sus defectos?
- Mi madre habla todo el tiempo y nunca escucha. Y mi padre es un poco torpe, no muy
diplomático. No sabe arreglárselas bien con sus hijos, hablarles, todo eso. En fin…
- Deme un ejemplo
- Por ejemplo, cuando supo lo que me pasó, porqué estaba en el hospital y todo eso, no
entendió. Estaba completamente despistado.
- Entonces su madre estaba mejor orientada.
- Mi madre parecía comprender mejor.
- Usted dice que ella no escucha.
- Habitualmente no. Tiene tendencia a escucharse hablar.
- ¿Qué voz tiene su madre?
- ¿Qué voz tiene? No sé, ella tiene… [largo silencio] No sé.
- ¿Usted está intentando escuchar esa voz? ¿Trata de recordar sus acentos?
- No sé cómo describirla.
- ¿Es una voz aguda, en falsete? ¿Gangosa?
- No, me inclinaría a decir que normal
- ¿Grave? ¿No especialmente?
- Habla muy rápido, como un molino de palabras.
- ¿Hay alguna relación entre su voz y la de Sonia?
- Para nada
- ¿Y ella le hablaba mucho cuando usted era pequeña?
- Sí
- ¿Demasiado?
- Ahora me inclinaría a decir “demasiado”. Pero… Ahora no para de hablar.
- ¿Ella es la que orienta la vida de la familia, más que el padre?
- En realidad es mi padre.
- Pero en relación con los hijos, ella es la más cercana.
- Sí
- ¡En el fondo, usted no tiene ningún reproche que hacerle!
- ¿No tengo ningún reproche que hacerles?
- Le pregunto
- ¿A mis padres? Sí, pienso que mi padre no fue un buen padre. Para él ser un buen padre
era dar de comer, ofrecer un techo, dar dinero, ropa… Y eso es todo. En general, no estaba
verdaderamente presente.
- ¿Qué es lo que él no le dio?
- No mucho afecto.
- ¿Y a su madre, qué reproches tiene para hacerle -si tiene-?
- Pienso que mi madre no nos alentó suficientemente a expresarnos. Además, no nos
valorizó bastante. Más bien tienen tendencia a desvalorizarnos todo el tiempo. Es así como
los tres hijos perdimos confianza en nosotros mismos. Tenemos muy poco confianza en
nosotros mismos debido a haber sido desvalorizados sin parar.
- ¿Qué decían que la desvalorizaba?
- Que éramos nulos, que no estábamos a la altura, sobre todo en lo que se refería a la
escuela, claro.
- ¿Y los ascendientes, los abuelos, qué relación tiene con ellos?
- Con los abuelos tengo buenas relaciones. Son buena gente, muy afectuosos, también muy
comprensivos. Si, ellos son buena gente.
- ¿Su familia viene a visitarla aquí?
- Bastante regularmente, aun si mis padres están lejos. Se desplazaron muchas veces a Paris
para verme.
- ¿Tiene hermanos y hermanas?
- Sí, una hermana y un hermano.
- Hábleme un poco de ellos.
- Mi hermana es alguien muy autoritaria, muy imponente, con una personalidad fuerte, con
una tendencia a asfixiarnos a mi hermano y a mí. Y mi hermano es adorable. Francamente
es adorable. Lo quiero mucho.
- ¿Entonces, me permite hacerle esta pregunta?¿Sonia tiene relación con su hermana?
- No.
- Empleó la misma palabra para ambas: “autoritaria”.
- Sí, lo sé. Pero no pienso que sea la misma…
- En el fondo, de los tres personajes principales que aparecen, el más simpático es Jack.
- Sí.
- ¿No tiene algo que ver con su hermano?
- No, porque él es muy extrovertido. No se le parece para nada.
- ¿Quién es extrovertido?
- Jack
- ¿Cómo se llama su hermano?
- François.
- ¿Y él no es extrovertido?
- No, es muy tímido.
- Su familia, en definitiva, es una hermana mayor y un hermano, es decir, dos chicas y un
muchacho, como en sus personajes, los personajes que aparecen.
- Sí.
- ¿Podemos darle un sentido a eso o …?
- No sé si está relacionado.
- ¿Se puede buscar una raíz a esas apariciones?
- Tal vez.
- ¿En el fondo, le interesa buscar esas cosas?
- Sí, me interesa. Me gustaría mucho encontrar el origen de eso, ver si hay alguna relación.
- Una investigación de ese tipo le interesa.
- Sí, para hacerlas desaparecer.
- ¡Para hacerlas desaparecer! ¿Cómo van las coas con su doctor?
- Va bastante bien.
- ¿Tiene entrevistas con él?
- Sí.
- ¿Qué efectos tienen esas entrevistas sobre usted?
- Es como si me descargara poco a poco de un peso que soporto.
- ¿Le disminuyen ese peso?
- Sí.
- ¿De una manera permanente o transitoria?
- Transitoria
- ¿Cuánto dura?
- Depende de las veces. No sé.
- En el fondo, a usted le gusta hablar.
- Me gusta hablar, sí-
- ¿Le gustan esas entrevistas?
- Sí, porque las necesito
- Sí. ¿Qué le gusta de ellas?
- El hecho de aliviarse un poco, de soltar un poco todas las cosas que tengo en el fondo de
mí misma.
- Es decir que hablar de esas cosas tiene un efecto de alivio.
- Sí.
- ¿Por qué vías se produce ese alivio? ¿Es la idea de poder hablar de eso también con
otro? ¿Cuál es el punto, la cosa que la calma?
- El hecho de que intenten comprenderme, ver cómo funciono. El hecho de que alguien se
interese.
- Sí. ¿Sin eso se siente sola para hacerlo?
- Sí
- ¿Aun así, usted intenta comprender cómo funciona?
- Sí
- ¿Con qué frecuencia tiene esas entrevistas?
- Cada dos días aproximadamente.
- ¿Esa frecuencia la satisface?
- A veces preferiría verlo todos los días. Y a veces no tengo ganas de hablar, o prefiero no
estar ahí.
- ¿Cuándo no tiene ganas de hablar?
- Depende de las veces. Es muy irregular. No sé.
- ¿De qué depende? ¿Son caprichos?
- Es solo que no lo siento.
- ¿Le interesa la actualidad?
- Medianamente.
- ¿Mira la televisión?
- Sí.
- ¿Qué le gusta mirar en la televisión?
- Las películas.
- Sí, ¿por ejemplo?
- Las películas que pasan a las 20:50, por ejemplo; las películas que dieron en el cine
últimamente.
- Mientras mira un espectáculo cinematográfico las apariciones la dejan…
- Tranquila, sí.
- Está absorbida por el interés…
- Sí, sí.
- ¿La música también la absorbe?
- Sí, un poco.
- ¿Qué tipo de música?
- De todo un poco
- ¿La música clásica?
- Sí, hay cosas de la música clásica que me gustan mucho.
- ¿El pop, las chansons?
- Sí
- Usted tiene todo eso acá, finalmente.
- No
- ¿No?
- No
- ¿No tiene discos acá?
- No tengo derecho a los discos.
- ¿Y colectivamente escuchan música?
- Tengo una radio en mi cuarto.
- Entonces, lo flou es el porvenir. ¿No está segura de que lo que apareció hace un año y
medio pueda desaparecer?
- Sí, es eso.
- ¿Qué idea tiene al respecto?
- Y bien, tengo la impresión de que mi vida está fijada y que no será posible ordenar mis
ideas.
- ¿A qué llama “ordenar”? ¡Porque acá está bastante ordenado!
- Sí, en realidad lo que quiero decir es que todo se reordene.
- Es eso.
- Sí. No tener más ideas negras, no tener más pensamientos suicidas, ni pulsiones
autodestructivas, ni todas esas voces, o todas esas imágenes. Que todo eso desaparezca.
- De todos modos, con los medicamentos se frenó.
- Sí, un poco.
- Un poco. ¿No hicieron desaparecer las voces, los personajes?
- No. Siempre hay una pequeña presencia.
- Una pequeña presencia. ¿Es permanente esa presencia?
- No, es irregularmente presente.
- ¿Y puede prever en qué momento se manifiesta?
- No.
- ¿Su hermana viene a verla?
- Sí, de tanto en tanto.
- Usted dice que ella es imponente.
- Sí, tiene un carácter fuerte.
- Explíqueme eso.
- Dice lo que piensa todo el tiempo, es autoritaria. Le gustan las órdenes y que la escuchen.
Le gusta dirigir a la gente.
- ¿Qué diferencia de edad tienen?
- Quince meses
- ¿Cómo era cuando eran chicas?
- Cuando yo era chica nos entendíamos bastante bien.
- ¿Era ella la que dirigía?
- Sí
- ¿Ella se le imponía?
- No demasiado. Es sobre todo sobre mi hermano que ella…
- Es sobre todo él que la…
- Que la escuchaba. Ella se le imponía.
- ¿Ella es afectuosa con usted?
- Sí.
- ¿La considera perfecta?
- No.
- ¿Físicamente? ¿Mentalmente?
- No.
- Bien. Estamos de acuerdo sobre el futuro inmediato, o sea que es muy importante para
usted estar aquí.
- Sí.
- Usted está todo lo bien que puede estando aquí por el momento. Habrá que volver a
considerarlo dentro de un tiempo.
- Sí.
- ¿Desde cuando está de manera continua aquí?
- Desde hace un mes y medio.
- En el fondo, no tiene el deseo de salir. Desea estar al abrigo y segura aquí.
- En realidad, sí.
- ¡En realidad! Al menso para el futuro inmediato estamos tranquilos. Sabemos lo que hay
que hacer.
- Sí.
- Acá no hay flou
- No, está bien.
- A largo plazo, en efecto, habrá que revisarlo. Es lo que tendremos ocasión de hacer, sin
duda. Bien, le agradezco mucho el esfuerzo que tuvo la gentileza de hacer, de responder
con mucha precisión a todas estas preguntas. ¡Gracias!

También podría gustarte