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FACULTAD DE HUMANIDADES

MAESTRIA PSICOLOGIA FAMILIAR

Asignatura: Terapia de Crisis

Tema:

Plan de Intervención
PLAN DE INTERVENCIÓN en CUATRO SESIONES.

Caso de familia en crisis.

G.V es una paciente femenina de 47 años de edad, lleva 20 años de casada con su

esposo J.P de 49 años de edad. Tienen 2 hijos en común, los cuales están en la etapa de

la adolescencia; un varón de 17 años de edad y una hembra de 15 años. G.V es Licenciada

en educación; tiene 2 trabajos y otras responsabilidades que le generan gran estrés, y

además le dificultan el cumplimiento ciertas actividades personales. Expresó también;

que se siente sobrecargada con los quehaceres del hogar, además; suele estar muy

pendiente y preocupada por el bienestar del resto de la familia. Su esposo se dedica a la

agricultura. A este le inquieta la situación emocional de su esposa y su alto nivel de

ansiedad, refiere que por las noches no duerme pensando en las cosas que no pudo realizar

durante el día. Expresó además; que G.V mantiene una relación conflictiva con ambos

hijos, ya que estos le reprochan por el cuidado excesivo, la sobreprotección y el gran

control que ejerce sobre ellos, acción que lleva a cabo con la intención de cuidarlos de

cualquier situación que ella suponga que pueda ser peligrosa. La paciente identificada

está consciente de que su alto nivel de estrés y preocupaciones; que le provocan ansiedad

y que además no le permiten tener un sueño reparador, es una situación que se ha escapado

de sus manos, ya que siente que se han agotados todos sus recursos y herramientas

personales para manejar dicho problema. Refirió que todos esos cambios emocionales

inician después de la muerte de su hermana hace alrededor de un año, fue una muerte

inesperada en un trágico accidente, que le puso fin a su vida en el mismo instante. Casi

de inmediato a su muerte G.V empieza a manifestar una excesiva preocupación por el

bienestar de sus seres queridos y trata de evitar a toda costa que algún evento negativo le
suceda a alguno de ellos, sobre todo a sus hijos. Afirmó que, en aquel momento buscaba

siempre estar ocupada para no pensar en el trágico suceso que puso fin a la vida de su

hermana, y que desde ese entonces vive en situación de estrés excesivo por todas las

cargas y responsabilidades que ha asumido. Hace alrededor de 2 meses muere su padre,

también de forma inesperada, afirma que aún no cree lo sucedido, este hecho empeora su

situación emocional, y expresa que tiene miedo de que algo le suceda a su madre también.

PLAN DE INTERVENCION1

1ra Sesión

Crear una relación de confianza y analizar el motivo de consulta

El cliente necesita recobrar la esperanza en la posibilidad de mejorar su situación y en su

capacidad de llevar a cabo las tareas necesarias para ello. El factor estimulación, u

optimismo terapéutico, tiene un impacto directo sobre el proceso y el resultado del

tratamiento. Luego de la primera fase de contención, y cuando notemos que la paciente

está estable, podemos introducir con prudencia la siguiente fase , cuestionar los síntomas

que le han traído a consulta, además de generar hipótesis de las posibles causas de dichos

síntomas psicológicos, (enfoque Estructural). También se hace pertinente en un primer

encuentro evaluar la intensidad de los síntomas, con el objetivo de verificar la necesidad

de un referimiento a psiquiatría; para una intervención farmacológica, y así atenuar los

síntomas de la ansiedad e insomnio. En otro orden; se procurará un contacto con la familia

en una sesión posterior a fin de crear una red de apoyo familiar, en la cual la familia pueda

comprender la magnitud del problema y de esta forma los miembros pueda colaborar en

el proceso. Finalmente, asignar tareas que le permitan ser consciente de su realidad y

1
Gálvez-Alvarez, T: “La intervención en crisis.” Universidad Autónoma de Yucatán. Facultad de Psicología. México. 2011.
sobrecarga emocional, ej.: qué cosas te generan gran preocupación y realizar una lista de

los eventos o actividades que te producen estrés.

2da Sesión

Centrarse en la situación

Una vez identificados los síntomas y el motivo de consulta, el terapeuta se concentra con

el cliente en lo que el problema plantea aquí y ahora, (enfoque V. Satir). En este segundo

encuentro se debe identificar en qué etapa del proceso de duelo se encuentra la paciente

identificada y analizar las posibles conductas evitativas que le impiden centrarse en la

realidad de la pérdida de sus seres queridos. Además; ver en qué forma los síntomas

afectan la dinámica familiar y en ese mismo orden explorar nuevas formas de

interacciones funcionales entre el resto de los integrantes de la familia y la paciente

identificada, esto con el fin de integrar aportes positivos que ayuden en el proceso.

3ra Sesión

Ayudar a la paciente a ver su situación de forma realista

En esta sesión se debe ayudar a la paciente identificada a ver su situación de la forma más

realista posible, es decir; hacerla partícipe de las hipótesis que ella se ha formulado

respecto a la crisis y sus componentes y esto en un lenguaje accesible. Esta intervención

ayuda a mantener un balance en la etapa de translaboración del duelo, la cual es el proceso

en el que se expresan e identifican pensamientos, sentimientos e imágenes de la

experiencia de crisis y de esta forma permitir la posibilidad de elaborar una construcción

primaria de sentidos de reparación que elabore la persona en crisis desde varios factores
importantes tales como madurez psicológica, factores ambientales, sociales, familiares,

afectivos, etc.

4ta Sesión

Lograr el proceso de adaptación post crisis

En esta intervención se debe pensar en la adaptación del individuo, luego de elaborada la

crisis. En tal sentido es necesario buscar la manera de que la experiencia de crisis

conduzca a una integración de la misma dentro de la vida del individuo, en la cual la

paciente enfrenta el suceso, identifica y se expresa los sentimientos y pensamientos e

inicia un proceso de reorganización.


CRISIS FAMILIARES. INVESTIGACIÓN.

Orígenes de la Intervención en Crisis.

Se han establecido los orígenes de la intervención en crisis a mediados del siglo

XX cuando en el año 1942 Eric Lindemann y sus colaboradores realizaban estudios en

personas afectadas por un incendio en la ciudad de Boston. Y luego, otros colaboradores

continuaron colaborando en la elaboración de un marco teórico conceptual que permitiría

conocer, clasificar, tipificar y abordar este fenómeno de las crisis. Caplan trabajo en este

sentido, dando forma a una Teoría de las crisis con base en la psicología del desarrollo de

Erikson en 1963. Otros autores como Slaikeu señalan los recursos emocionales y sociales

como aspectos fundamentales de los individuos a momento de enfrentar y superar una

crisis.

Las crisis son entendidas por diferentes autores como cambio “intenso y hondo

que desafía el vigor intelectual del hombre para vivir en la incertidumbre” (Ortega y

Gasset), en otros contextos representa una oportunidad de cambio y crecimiento positivo;

sin embargo, el trabajo de los investigadores sistémicos y trabajadores del área de la salud

mental consiste en identificar cuándo las condiciones de una crisis han desbordado las

capacidades y recursos de un individuo o de una familia y trabajar con los afectados en

las áreas de necesidad, proveyendo de herramientas y perspectivas posibles para salir de

la crisis sin que se convierta en un ciclo de acciones fallidas y o crisis continuas y

agravadas.
La intervención es la intención de cambio en las condiciones de una situación,

teniendo como objetivo transformar con la acción profesional (Johnson 1988). En el caso

de la intervención de crisis, el enfoque sistémico contempla que el individuo en crisis no

es una isla apartada de los demás, por el contrario, un miembro en crisis afecta a todo el

sistema familiar. Acerca de este enfoque sistémico Otto Pollack afirma lo siguiente: “una

de las principales premisas para la formulación de un diagnóstico familiar es la prontitud

del trabajador para aceptar como su cliente al grupo familiar más que a un miembro

individual (...) Su justificación no se agota por una preocupación de extender el esfuerzo

de ayuda, directa o indirectamente, a todos los miembros de la familia que sufren

patología...) Esto es dictado ... porque) el desarrollo del ego no puede entenderse en

términos de una relación interpersonal exclusivamente, por muy estratégicamente que se

le sitúe en la vida de un individuo. Tiene que ser vista, por lo menos en parte, como un

esfuerzo de combinación familia-modelo. Para comprender la naturaleza de esta

combinación debemos comprender a las personas que han servido y sirven de modelo,

esto es, a todos los miembros de la familia. Esto no excluye una relación posterior de

tratamiento para trabajar con sólo uno o dos miembros de la familia...) Otra premisa es la

aceptación de la proposición de que el objeto de diagnóstico y preocupación terapéutica

en el Trabajo Social de casos con familias es el sistema de relaciones interpersonales entre

los miembros de la misma, más que las incomodidades específicas que experimente uno

u otro miembro”.

El equilibrio del sistema familiar consiste en un ciclo con estados de permanencia

y estados de cambio, pues un sistema inerte o estático es un sistema muerto. Las crisis

desafiaran la consistencia y la estructura del sistema familiar, pero una vez superada lo

fortalecerá, haciéndolo apto y capaz de afrontar con éxito las nuevas crisis.
Con relación al sistema familiar, Maurizio Andolfi, de la Escuela de Roma, dice

lo siguiente: “El funcionamiento familiar se mantiene por un equilibrio dinámico. Este

equilibrio es el producto de interacciones repetitivas que se han convertido en reglas de

interacción que le permiten a cada miembro cumplir con funciones específicas que

definen su identidad. Este es el estado de equilibrio que asegura la continuidad del

sistema. Sin embargo, para promover la diferenciación de los miembros de la familia (y

por lo tanto fomentar el cambio) cada familia tiene que tolerar ciertos estados de

desorganización para pasar de un equilibrio, consonante con una etapa de desarrollo, a un

nuevo equilibrio consonante con la etapa siguiente”.

En las familias en donde los cambios de relación, que son esencia les para los

procesos de desarrollo, se experimentan como amenazantes, los modelos de relación y las

funciones individuales van haciéndose cada vez más rígidas hasta que finalmente se

expresa la patología individual”. En este mismo sentido se expresaba Mary Richmond

(1992) “Negarse a sufrir modificaciones y adaptarse, es perder todo lo que en las

relaciones humanas merece ser conservado. No se puede obtener estabilidad si nos

obstinamos en una rigidez llevada al exceso”. Y la terapeuta familiar e investigadora

Virginia Satir señala que “Un sistema cerrado, está dominado por el poder, la dependencia

neurótica, la obediencia, privación y culpabilidad. No puede permitir ningún cambio

porque los cambios afectan al equilibrio. Las personas se aferran a ese equilibrio porque

tienen miedo al cambio. Un sistema abierto, por el contrario, se caracteriza por la elección

y la flexibilidad. Hasta tiene la libertad de ser cerrado un tiempo, si le resulta conveniente.

La clave para un sistema sano y abierto parece ser la capacidad para cambiar en un

contexto cambiante y reconocer este hecho.”

En los planteamientos de estos autores podemos ver que la “tolerancia,

flexibilidad, apertura, diferenciación, diversidad, equilibrio dinámico, etcétera son los


factores positivos que promueven un sistema de relación sano. Mientras que la amenaza,

rigidez, intolerancia, homogeneidad y persistencia serán aquellas notas que favorecerán

la patología del sistema. El primero de ellos, precisamente por su apertura y flexibilidad,

estará dispuesto a aceptar los cambios y la crisis no se vivirá como algo amenazante, sino

como una oportunidad para crecer. Por el contrario, en el segundo la rigidez lo mantendrá

alejado de toda posibilidad de cambio y tenderá a perpetuar las reglas establecidas en un

tiempo.” (Zamanillo, 1993).

A continuación veremos los factores que se conjugan en una situación de crisis:

El primero de estos factores dependerá de cómo percibe el individuo los cambios o las

crisis, es decir, de esto depende que el evento se convierta en una oportunidad, o en una

amenaza. Existen otras variables que se suman factor. SLAIKEU las resume en:

a) la severidad del suceso;

b) los recursos personales (valores, tuerza del yo, autoestima, dimensión

cognoscitiva, historia previa, bienestar físico, información y cultura); o los recursos

sociales (naturaleza de los apoyos sociales, relaciones sociales en general: amigos,

vecinos familiares, relación con las instituciones, etcétera).

Las notas más sobresalientes de las situaciones de crisis son, para SLAIKEU, las

siguientes:

1) Las crisis vienen precedidas generalmente por un suceso precipitante.

2) Un aspecto sumamente importante a la hora de definir una crisis nos lo

proporciona todo lo relacionado con la dimensión cognoscitiva de la persona. Es decir;

• Cómo el individuo percibe la crisis


• Cómo el suceso ataca la estructura de existencia de la persona y hace que la

situación sea crítica. En otras palabras, cuáles son sus ideas previas acerca del hecho

acontecido.

• Qué imagen tiene esa persona acerca de sí misma, ya que en el caso de que ésta

sea muy pobre se crearán problemas añadidos de auto rreferencia.

3) La desorganización y desequilibrio son uno de los aspectos más obvios de una

crisis. Se describen sentimientos de tensión, ineficacia, cansancio, desamparo, ansiedad,

problemas en las relaciones laborales, familiares y sociales.

4) Y por último, el estado de crisis, se caracteriza por un trastorno en la solución

de problemas. La solución racional se hace imposible, hay un dominio de los

sentimientos, intolerancia a la frustración, desconfianza en sí mismo y en otros, etc.

Con relación a los tipos de crisis, casi los autores clasifican las crisis en evolutivas

o de desarrollo y crisis circunstanciales o accidentales. Las primeras corresponden a las

etapas que se van sucediendo a lo largo del ciclo vital, y son necesarias e inevitables para

la madurez y el crecimiento.

Por el contrario, las crisis circunstanciales, son debidas a factores que surgen de

forma sorpresiva, tienen un carácter circunstancial, y se caracterizan por ser sucesos

precipitantes y de mucha relevancia e impacto: enfermedades, la muerte, el suicidio, un

incendio, cambios en la economía, etc.

En los años ‘70 del pasado siglo, surgió un nuevo modelo de intervención en crisis

que no se limita al individuo o a su familia, sino que se extiende de manera amplia al

contexto social y cultural que influye al individuo y al sistema familiar y se comporta

como fuente de crisis. A este modelo se llamó “Terapia de Redes”, y procuraba introducir
cambios significativos en el sistema educativo y en la economía de las comunidades

empobrecidas que aglomeraban familias vulnerables. Los psicólogos y trabajadores

sociales escogieron un enfoque eco sistémico, y fueron introduciendo las modificaciones

graduales en los individuos para afectar sistemas familiares completos.

REFERENCIAS.

1) Gálvez-Alvarez, T.: “La intervención en crisis.” Universidad Autónoma de


Yucatán. Facultad de Psicología. México. 2011.
Recuperado de:
https://www.academia.edu/34866698/La_intervenci%C3%B3_n_en_crisis

2) Jaque Alveal, Maritza Elizabeth; Sandoval Domínguez, Ailin Ximena; Alarcón


Espinoza, Marina Cristina: “Familias en situaciones de crisis crónicas:
características e intervención.” Ediciones Complutenses, Madrid. 2018.

Recuperado de: https://www. Ecsdev.org: ecob,+165-176.pdf

3) Zamanillo Peral, Teresa: “Un en foque sistémico para la intervención en crisis


en el Trabajo Social”. Cuadernos de Trabajo Social no. 6 (1993) Págs. 119-136,
Ed. Universidad Complutense. Madrid. 1993

Recuperado de: https://www. revistas.ucm.es: ecob,+CUTS9393110119A.PDF-3.pdf

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