Está en la página 1de 5

21.

- “Me siento bien


cuando perdono y pido
perdón”

Introducción / Motivación:
Buenos tardes. Comenzamos saludando a Jesús en el nombre del Padre, del Hijo y del
Espíritu Santo… Amén.
¡Qué bien me siento cuando perdono!
Pero me siento mucho mejor cuando soy valiente y PIDO PERDÓN por algo que he
hecho mal.
Salmo, 86:5 “Tú,
Señor, eres bueno y perdonador; grande es tu amor
por todos los que te invocan.”
Cuando decís "lo siento" (y realmente lo sentís), es porque probablemente te sientes
mal de que algo que hiciste o dijiste le hizo daño a otra persona. Decir que lo sientes
es más que solo palabras. También estás diciendo que respetas a la otra persona y te
preocupas por sus sentimientos.
Lo que siente nuestro corazón
cuando pedimos perdón, es
alegría, nos sentimos mucho mejor
y nuestro corazón se va haciendo
más y más grande, más bueno, más
generoso y más ALEGRE, como
Don Bosco quiere que estemos.

Recemos juntos:
Con la alegría propia que Don
Bosco quiere que tengamos, le
decimos a María: Dios te salve
María…

María Auxilio de los cristianos, ruega por nosotros.


22.- “EL ÉXITO ES LA SUMA
DE PEQUEÑOS
ESFUERZOS”
Introducción / Motivación:
Estos días de atrás hemos hecho un esfuerzo enorme por cambiar lo malo por lo bueno.
Nuestro corazón está contento por este sacrificio.
Lucas 13:24
“Esforzaos por entrar por la puerta estrecha, porque os digo que muchos tratarán de
entrar y no podrán”.
Durante estas semanas nos hemos esforzado en cambiar nuestro corazón y hacerlo más
grande y más bonito para que Jesús esté contento con nosotros. El esfuerzo es muy
importante.
Nos esforzamos día a día en las tareas que hacemos, en nuestros buenos
comportamientos, nos esforzamos en que la gente que nos rodea esté contenta con
nosotros, nos esforzamos en nuestro trabajo en el cole y nos esforzamos mucho en
conseguir aquello que queremos.

Rezamos juntos:

María Auxilio de los cristianos, ruega por nosotros


23.- “Ser pacientes y
perdonar siempre”

Introducción / Motivación:
Es muy importante perdonar y pedir perdón.
Muchos santos dan el ejemplo de que sabía perdonar y pedir perdón, no guardaban resentimientos,
sabía confiar y esperar, manifestando su gran bondad a los demás.
Proverbios 17:9
"El que perdona la ofensa cultiva el amor, el que insiste en la ofensa divide a los amigos".
Don Bosco mismo sostenía, para él y sus muchachos, que la verdadera fuerza está en “la paciencia y
el perdón”, a no irse a dormir sin pedir perdón a quienes hubiesen ofendido.
En nuestra oración primordial, el Padre Nuestro, cada vez que lo rezamos, repetimos: “Perdona
nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden”.
En lo cotidiano, ¿somos conscientes de lo que esto implica? ¿Cómo lo ponemos en práctica? Así con
nuestros amigos, como en nuestras propias
casas, a veces es difícil perdonar cuando nos
sentimos realmente heridos.
Si nuestros nos peleamos no dudamos en
predicar un perdón sincero, pero si alguien
no nos perdona… ¿Cómo nos sentimos?
Busquemos ser “artesanos de misericordia”,
en el Sanjo estamos llenos de ejemplos para
vivir con un espíritu de reconciliación, con
un perdón sincero de hermanos, abrazando
la espina que da lugar a la flor que tanto
amamos.

Recemos juntos:
Con la ilusión de tener hoy un día muy especial y poder encontrarnos con María que
camina por nuestra escuela decimos todos juntos: Padre Nuestro…
María Auxilio de los cristianos, ruega por nosotros
24.- “¿ME PERDONAS?”
Introducción / Motivación:
Nunca es tarde para pedir perdón. Nunca es tarde para empezar otra
vez. Nunca es tarde para decir me equivoqué.
Mateo 18, 21-22: “Pedro se acercó a Jesús y le preguntó: —Señor,
¿cuántas veces tengo que perdonar a mi hermano que peca contra mí?
¿Hasta siete veces? —No te digo que hasta siete veces, sino hasta setenta y siete veces —le contestó Jesús—..”
Presta atención al siguiente cuento que se llama ¿Me perdonas?
Oso y Conejo eran los mejores amigos del mundo. Vivian juntos en la casa, una casa preciosa. Hacían comidas
Oso y Conejo en su cocina. La especialidad de Conejo eran los Champiñones, y a Oso le salían espectaculares
los bizcochos de miel. Por la noche dormían en una cama cucheta, Conejo dormía en la cama de abajo y oso
en la cama de arriba, porque era un experto en escalar. En primavera se trasladaron a vivir en la casa del árbol.
Conejo le contaba cuentos a Oso, porque era muy bueno haciendo eso.
Era maravilloso sentirse amigo de alguien y, además, tener un buen amigo. Una mañana de verano, Conejo
vio algo que brillaba y soltaba destellos. -¡Oso, mira! –Exclamó- Pero ¿Qué es eso que hay ahí abajo? Oso bajó
a Conejo en la cestita y, luego bajó él. Después, corrieron para ver qué era eso tan extraño. Oso se acercó y
lo miró atentamente. ¡Jamás había visto una cosa tan brillante! -¡Ay va-dijo-, pero si es una foto mía! Mira,
Conejo, ¡qué orejas tan peludas tengo! Conejo se puso a mirar eso tan brillante. -¡Estás bromeando! – Le dijo-
¡Es una foto mía! ¿O es que no ves mis preciosas y largas orejas? Estas completamente equivocado –le respondió
Oso agarrando eso brillante- Esto son unas redonditas y suaves orejas de Oso. ¡Es una foto mía! Conejo
agarraba de un lado y oso agarraba del otro. Conejo tiraba de aquí y Oso tiraba de allá. Hasta que entre los
dos rompieron eso brillante.
Después furiosos, cada uno se fue por su lado… con su propio trocito ¡Conejo estaba enfadadísimo! Regresó
a la casa y entro pegando un portazo. Después, puso eso brillante en la pared y, con orgullo, dijo: -¡Qué
orejas tan largas y tan bonitas tengo! Luego fue a la cama ¡qué aburrido era estar solo en la casa!
Por su parte, Oso, realmente enojado, subió a la casa del árbol y clavó su trozo en la madera. Luego, se sentó
a admirar sus redondas y suaves orejas. Después se asomó para ver la casa. –Bueno, puedo estar perfectamente
sin él –refunfuñó.
La tarde se fue y llegó la noche. Pero Conejo no podía dormir y ya no estaba enfadado. –pero ¡Qué tonto he
sido! –suspiró. ¡Con lo bien que la pasamos Oso y yo juntos! Esta noche podría contarle un cuento precioso.
Arriba, en la casa árbol oso contemplaba la luna. Estaba triste y se sentía solo, exactamente igual que Conejo.
-¿Qué puedo hacer para que Conejo se ponga contento y vuelva a ser mi amigo?, se preguntó.
Entonces, a Oso se le ocurrió una idea. Tomó su pequeña
parte de eso brillante y bajó del árbol. Sin hacer ruido, se
acercó a la casa. Pero Conejo tampoco estaba en la cama.
Se había asomado a la puerta y se encontraba allí, con su
propio trozo en las manos.
Cuando vio a Oso, Conejo se acercó y le dijo bajito: -
¿Me perdonas, Oso? Toma, si quieres, te doy mi foto. –
Oh, no ¿me perdonas tú? –respondió Oso, y le dio su
trozo. Pero cuando se sentaron junto a la ventana y
miraron los trozos brillantes, vieron… ¡…una foto de los
dos!
Reflexionemos:
¿Qué fue lo que separó realmente a estos dos grandes amigos? Cómo superaron esta situación?
Rezamos juntos
Padre Nuestro… María Auxilio de los cristianos, ruega por nosotros
25.- “Y el hermano mayor?”

Introducción / Motivación:
Hoy hablaremos sobre la limosna. ¿Les suena de algo esa palabra?
Siempre que se habla de la palabra LIMOSNA, se
piensa en “dar dinero a alguien”, pero... eso no
es del todo cierto; ya que muchas son las formas
que tenemos de HACER LIMOSNA.
HACER LIMOSNA es sacar lo MEJOR de cada
uno de nosotros, pará 5 segundos, mira a tu
alrededor e intenta ayudar al que tienes cerca
tuyo. Si cada uno de nosotros hiciésemos
limosna,...
¡El Mundo se convertiría en un lugar Maravilloso!
En este tiempo de CUARESMA que vamos
terminando, es bueno recordar siempre de hacer
limosna, una GRAN CADENA DE LIMOSNA.
¿TE UNIS A LA CADENA DE LIMOSNA?
"UN SIMPLE ACTO DE CARIDAD, CREA UNA ESPIRAL SIN FIN"
Rezamos juntos
Todos juntos decimos Dios te salve María…
María Auxilio de los cristianos, ruega por nosotros

También podría gustarte