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Fernando PERAZA L., “Don Bosco y la Escuela”, CSR, Quito, 1996, “I. Génesis históri-
ca de la Escuela Salesiana”, pp. 5-10. –Cesare SCURATI, “Don Bosco e la pedagogia
salesiana fra educazione extraescolastica e scuola”, en “Don Bosco. Ispirazione, propo-
ste, strategie educative”, LDC, Torino, 1989, pp. 107-120.
190
“Don Bosco prete dei giovani nel secolo delle liberttà”, Las-Roma, 2003. pp. 359-361.
191
Don Miguel RÚA, “Lettere circolari”, Torino, SAID, “Buona Stampa”, 1910, p. 126. Las Con-
stituciones Salesianas de 1905, en el Capítulo 1 enuncia explícitamente las “scuole profes-
sionali ed agricole”, y el artículo 71 referente al Consejero “profesional”, se expresa en forma
explícita: “ A uno de los Consejeros del Capítulo Superior delega el Rector Mayor el cuidado
de todo lo que tiene que ver con la formación del personal perteneciente a las escuelas profe-
sionales y agrícolas, y de los trabajos domésticos, y de la instrucción de los alumnos” (Ramón
ALBERDI, “Impegno dei salesiani nel mondo del lavoro e in particolare nella formazione
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Pedro BRAIDO, citando al historiador Roger Aubert, en “Contemporaneità di Don
Bosco nella pedagogia di ieri e di oggi” (AAVV, “Don Bosco educatore, oggi”,
Zürich, Pas-Verlag, 1963, p. 60: y en “La missione salesiana oggi”, en AAVV, “La
Famiglia Salesiana riflette sulla sua vocazione nella Chiesa di oggi”, LDC, Torino,
Leuman, 1973, p. 118).
198
Es claro que las palabras escuela, escolar, abarcan todo el ámbito de las institucio-
nes educativas y de sus ordenamientos y reglamentaciones legales.
199
Cfr. Pietro STELLA, “Don Bosco nella storia della religiosità cattolica”, Vol. I, Vita e
Opere, Las-Roma, 1979, pp. 121-123.
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2. La colegialización
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200
Ibíd., p. 124.
201
Cesare SCURATI, p. 109.
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203
Fernando PERAZA, “El Sistema Educativo de Don Bosco”. En la IV parte trae la
contextualización histórico-cultural de la Carta de 1884, pp. 96-125.
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206
Ibíd. “Valdocco centrale di realizzazioni e ispirazioni”, “Alla ricerca di beneficen-
za”, pp. 401-406.
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207
Giorgio CHIOSO, “L. Oratorio di Don Bosco e il rinnovamento educativo nel Pie-
monte Carlo Albertino”, en “Don Bosco en la Historia”, Las-Roma, 1990, pp. 103.
BSC, 271,220. BRA.
208
Ibíd., p. 104, n. 68.
209
Ibíd., p. 104.
210
Ibíd., p. 105.
211
Ibíd., p. 105.
212
Ibíd., p. 106, ns. 73,24.
213
Ibíd., p. 106, ns. 76 y 75.
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214
Ibíd., p. 116.
215
Ver un análisis de estos documentos en Fernando Peraza L., “El Sistema Preventivo
de Don Bosco”, CSRFP, Quito, 2001, “La carta-circular sobre los castigos de 1883
y la carta de Roma del 10 de mayo de 1884”, pp. 93-125. –Acerca de la crisis de
“escolarización” sufrida por el Oratorio de Valdocco, hay un estudio de José Ma-
nuel Prellezo: “Valdocco en el XIX, entre lo real y lo ideal”, CC., Madrid, 2000. Se
trata de una pedagogía “oratoriana” que llega a ser “espiritual” y estructuralmente
“colegial” (Pedro Braido, Ibíd. “Presentación”, p. 8).
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28. Los Oratorios Don Bosco hubiera podido en estos años hacer de Val-
parecen haber cu-
bierto el área de
docco una especie de “ciudadela juvenil”, como la había
las necesidades organizado ya en la misma barriada el canónigo José Cot-
básicas de los des-
tinatarios priorita-
tolengo, para enfermos y minusválidos (1832-1842). El
rios, ahora viene el mismo santuario de María Auxiliadora (1863-1868) se iba
auge de las institu-
ciones colegiales.
volviendo un centro devocional de referencia del pueblo
de Turín y del Piamonte. La gente concentrada en el con-
torno se estaba arraigando en la ciudad.
216
Carta del 15 de septiembre de 1879 (E. Ceria, “Epistolario di S. Giovanni Bosco”,
III, Lettera 1977 al can. Clemente Guiol, pp. 519-521).
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– la laicización de la enseñanza
– y el progresivo monopolio estatal de la educación esco-
lar.
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218
Giovanni GENOVESI, o. c., pp. 59-65, “6. Regno di Sardegna”.
219
MB III, pp. 348-351, 447.
220
MB V, pp. 192-193
221
MB V, pp. 535-539.
222
MB V, p. 753.
223
MB V, pp. 556-559.
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En todo caso la ley buscaba formas de entendimiento para 45. Presencia sig-
evitar conflictos entre las respectivas autoridades, aunque nificativa de la es-
cuela privada, par-
de hecho muchas fricciones y resentimientos habrían de ticularmente las
producirse. Sin embargo, es de notar, que el Estado duran- gestionadas por las
órdenes religiosas.
te todas estas reformas escolares, nunca tuvo el personal
capacitado que pretendía preparar en sus centros universi-
tarios, y que, por tanto no pudo prescindir del aporte de la
escuela privada, particularmente de las escuelas dirigidas
por religiosos que habían sido hasta entonces los principa-
224
41. Giovanni GENOVESI, “Storia della scuola in Italia dal Settecento a oggi”, Edi-
tori Laterza, Roma-Bari, 1998, pp. 70; 123-137.
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46. Escuela oficial, Más, aún, fueron los religiosos los que mantuvieron vi-
represiva, y es-
cuelas “familiar” y
gente una escuela preventiva fuertemente enraizada en
“privada”, preven- la tradición de la Iglesia; escuela y pedagogía ricas en sus
tivas, a comienzo
del siglo XIX.
variados conceptos y estrategias de “protección” e “in-
munización”, destinadas “a preparar, premunir, consoli-
dar” moral, racional y psicológicamente al educando226
insertarse con dignidad en la sociedad de su tiempo. Una
escuela preventiva que desde comienzos de 1800 había
sido excluida de las legislaciones belga y francesa sobre
la escuela moderna; pero que había llegado a ser particu-
lar patrimonio de la educación “familiar” y “privada” en
estos y otros Estados, como en el Reino de Cerdeña. Así
se contraponía con la estatal, de tipo represivo. Efectiva-
mente, en las instituciones estatales siempre dominaban
las normas y los principios y una “disciplina inflexible”,
en las otras, la atención solícita y respetuosa de la per-
sona del educando.227 Así era cómo es desde comienzos
225
Hay que notar que el ministro Antonio Scialoja (1872-74) intentó organizar una
escuela de magisterio a nivel universitario en las Universidades de Padua, Roma
y Turín en 1874, pero que fracasaron siendo calificadas, luego, de “simples ilu-
siones”. El Gobierno no logró realizar algo semejante nunca, ni invertir dinero
suficiente para la capacitación del profesorado, ni para su misma justa retribución
económica. Giovanni Genovesi, o. c., pp. 105-106; 116-118. BCSR, 710.02, GEN.
226
Pietro BRAIDO, “Breve historia del Sistema Preventivo”, Las-Roma, 1993, pp. 6-7.
227
Ibíd. Constitución belga, art. 17. 68-69: “La enseñanza es libre, pero cualquier
medida preventiva queda excluida; la represión de los delitos queda reservada
a la ley. En la Cámara de diputados de Francia el 22 de abril de 1844 se discutía
la distinción entre “educación familiar” y “educación pública”, y se ponía como
diferencia el carácter “preventivo” de la primera y la “represión” como política
ordinaria de escuela estatal, pues el Estado trataba a los adolescentes como a
“hombres” a quienes la “inflexibilidad de la ley los hacía aguerridos contra el mal
y ante los peligros”. El 13 de julio se reafirmaba el principio según el cual a grandes
y a pequeños se aplican las mismas leyes, sin excepciones (Rapport de M. Louis-A-
dolphe Thiers sur la loi d’istruction secondaire fait au nom de la Commission de la
Chambre des Députés dans la sánce du 13 julliet 1844. Paris, Paulin Editeur 1844.
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En este contexto impresiona la aparición en 1878, del li- 47. Don Bosco, un
educador “preven-
bro del conde Carlos Conestábile, editado en el Semina- tivo” en su tiempo.
rio de Padua: “Obras religiosas y sociales en Italia”. En él
Conestábile se expresaba de esta manera: “Actualmente
en Europa se reconoce el valor de los métodos de Don
Bosco, y con frecuencia en los casos difíciles, se recu-
rre a él”229. Un año después, Louis Mendre, en el primer
opúsculo francés que se conozca sobre Don Bosco, afir-
ma que este educador piamontés se ha ganado un puesto
relevante entre aquellos que han hecho suya las palabras
del Maestro Divino: “dejen a los niños que vengan a mí”.
pp. 39-40. –Moniteur Universel, 113 aprile 1844, n. 106, pp. 931. Camilo de Ca-
vour había transcrito estos párrafos en sus querendos personales (“Tutti gli scritti”,
a cura di C. Pischedda e G. Talamo, vol. I. Torino. Centro Studi Piemontesi 1976,
p. 326 –citado por Braido en su libro).
228
Filiphe Ariès, “L’enfanto et lavie familiale sous l’Ancien Régime”, París, Éditions du
Seuil 1973, pp. 294-295.
229
Carlos CONESTABILE, “Opere religiose e sociali in Italia”, Padova, 1878, p. 29.
230
Ibíd., pp. 19-20. Louis Mendre, “Don Bosco Pretre, Fondateur de la Congrégation
des Salésiens. Notice sur son Oeuvre”, Marseille, Typ. et Lith. M. Olive, 1879, p.
12.
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50. Los asilos y la Los asilos, en cambio, fueron una de las expresiones tí-
beneficencia so- picas de la escuela popular y acabaron por ser una de
cial.
las clásicas expresiones de la “beneficencia social” que
merecía el apoyo y los estímulos aún financieros del Go-
bierno. La caridad, había llegado a ser, en verdad, “el ca-
pítulo más significativo y revelador” de la historia de la
Iglesia en Italia del siglo XIX, sobre todo en los decenios
que siguieron a la revolución napoleónica. Uno de los
frutos será, a finales del siglo, “el nacimiento de un nuevo
laicado católico” comprometido con la justicia social y
su fermento en la transformación cultural y religiosa de
Italia. Cuando Don Bosco ponía al servicio irrestricto de
la Iglesia sus Cooperadores Salesianos, no solo como una
asociación de buenos cristianos sino como los promotores
de un verdadero movimiento social, en algunos aspectos
análogo a las Sociedades Obreras Católicas fundadas por
Leonardo Murialdo.231
231
Gregorio PENCO, “Storia della Chiesa in Italia: Vol. II, “Dal Concilio di Trento ai
nostri giorni”, Jaca Book, Milano 1978, pp. 257-264; y Pietro STELLA, “Don Bo-
sco nella storia della religiosità catolica”, I, o. c., pp. 218-223 (“Deliberazioni del
terzo e quarto capitolo generale della Pia Società Salesiana tenuti in Valsalice nel
settembre 1883-86, III, § 2, Indirizzo religioso-morale N. 12, S. Benigno Canavese,
1887. En MB XVIII, 602).
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La escuela infantil, oficial, no existió sino en formas muy 51. Las escuelas
infantiles. El Ora-
elementales, y solo desde 1880 se exigió “patente” para torio primitivo, por
el ejercicio de la docencia en ellas, con relación ya a los razón de su princi-
pal objetivo peda-
Jardines Froebelianos (1880), los únicos que habían llega- gógico, excluía ya
do a tener un verdadero crédito educativo.232 a los niños.
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233
Giovanni GENOVESI, o. c., pp. 114-115; Ver nota marginal: 12. Una nota crítica.
234
Fernando PERAZA, “Don Bosco y la Escuela”, CSR, Quito, 1996, pp. 5-10. La
carta de solicitud, en “Bosco Giovanni, Epistolario”, Edición de Francisco MOTTO,
Las-Roma, 1991, Vol. I (1835-1863), n. 621. MB VII, pp. 282-283. La organización
de las Escuelas de Secundaria en Valdocco, en Pietro STELLA, “Don Bosco nella
storia economica e sociale...”, o. c., pp. 235-241.
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Pero, asimismo, sabiendo Don Bosco, las condiciones le- 55. Los requeri-
mientos legales a
gales al costo de las cuales se permitiría la escuela priva- la escuela privada.
da, y para satisfacer las determinaciones fiscales, en sus
informes al Gobierno no dejaba siempre de asegurar que
en el Oratorio se seguían los programas y la disciplina es-
tipulados por las normas legales; al dar la lista de su pro-
fesorado, hacía notar sus títulos o el parecer laudatorio
sobre la capacidad y prestigio de sus profesores, y en el
caso de los que todavía se estaban capacitando, solicita-
ba una aprobación provisional. Por ejemplo, el eminente
profesor Mateo Picco de 50 años, estaría al frente del co-
legio, como director de estudios y entre los profesores se
contaba con Víctor Alasonatti, sacerdote experimentado
en la docencia y con títulos oficiales que lo habilitaban
para enseñar gramática latina.235
Es ratificada por Don Bosco, aún enfáticamente, varias 56. Algo identifi-
veces236 y explica por qué cuando en 1872 se vio obliga- cante de la voca-
ción salesiana.
do por el arzobispo Lorenzo Gastaldi a aceptar el Cole-
gio para Nobles de Valsalice y aunque Don Bosco hiciera
todo lo posible por hacer entender, sea a la curia metro-
politana como al medio social más inmediato que a pesar
de esta forzada situación, la finalidad de la Congregación
235
Pietro STELLA, “Don Bosco nella storia economica e sociale...”, o. c., pp. 237-238.
236
MB I, pp. 320-321.
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57. La experiencia era educar a los jóvenes más pobres y a los de la clase
ejemplarizante te-
nida con la acep- media a la que la había empujado ya la condición de los
tación del Colegio primeros colegios, hubo ataques públicos por parte de la
de Nobles de Val-
salice, en Turín. prensa y de sectores descontentos de la sociedad turinesa,
aún de la misma gente acomodada para quienes el paso
dado con la aceptación de Valsalice hacía entrever más
bien que se había operado “un cambio en la original vo-
cación salesiana. Más aún, para otros era del todo inad-
misible que clérigos de baja procedencia social y de poca
cultura (como los de Don Bosco) pudieran dedicarse a la
educación de los nobles”.237
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239
Pietro STELLA, “Don Bosco nella storia economica e sociale (1815-1870)”, Las-Ro-
ma, 1980, pp. 127-130.
240
Giovanni BOSCO, “Epistolario”, edición de Francisco MOTTO, Volume secondo
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39. La promoción Esta decisión de Don Bosco tenía una motivación más
y formación del
clero como finali- profunda: según él la promoción y la formación de sacer-
dad de la Congre- dotes para la Iglesia, era algo constitutivo de la misión sa-
gación Salesiana.
lesiana.241 Así lo formuló explícitamente, a partir de 1864,
en el primer artículo de las Constituciones Salesianas.242
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Esto exigió a Don Bosco, por propia conciencia de sus de- 42. Preparación
del personal con
beres civiles, enviar a la Universidad a partir de ese mis- títulos universita-
mo año a sus clérigos, para obtener títulos válidos para rios.
243
Pietro STELLA, “Il clero e la sua cultura nell’Ottocento”, en Gabriele DE ROSA,
Tullio GREGORY, André VAUCHEZ, “Storia dell’Italia religiosa”. “3. Età contempo-
ranea”. Edizioni Laterza, Roma-Bari, 1995, pp. 105-106. “Qua e là nei seminari si
sente l’esigenza d’ introdurre lezioni di sociologia cristiana (–estamos bajo León
XIII, 1878-1903–), nel contempo in nome della neoscolastica vengono rinnovati i
testi d’insegnamento. La formazione del clero all’interno dei seminari diventa più
metodica e più rigida, con esclusione assoluta di esterni. Le settimane lasciate tra-
scorrere in famiglia diventano più corte. La selezione tende a essere più accurata;
il controllo più severo. Più che ai seminaristi, è ai giovani prete che si permette
l’iscrizione all’università; quando cioè le giovani reclute danno ormai la garanzia
di saper tener testa all’anticlericalismo scetticheggiante e irridente, a quell’època
molto diffusso nelle aule universitarie...” (Ibíd., p. 105).
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246
Angelo AMADEI, “Un altro Don Bosco. Il servo di Dio Don Rúa” (1837-1910),
Torino, SEI, 1934, pp. 1-16; Agustín Auffray, “Don Michele Rua”, pp. 8-69.
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247
Pier Giovanni GRASSO, “Contemporaneità di Don Bosco nella società di ieri e di
oggi”, en “Don Bosco educador, oggi”. Zürich-Pas-Verlag, 1963, p. 33.
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Por otra parte Margarita, la madre de todos, llevó a Val- 61. ¿Un Oratorio y
un colegio, fragua-
docco su dialecto familiar que daba una tónica popular dos en la cultura
a la convivencia (familiar) del ambiente. En el Oratorio piamontesa?
se oía por todas partes el piamontés, que era también el
“lenguaje usual” de las familias reales; el piamontés escri-
to, era arte de la gente ilustrada.
248
Pietro STELLA, Ibíd., pp. 305-309.
249
Ibíd., pp. 272-281.
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Más tarde, cuando los jóvenes habían ya recibido clases 65. Algunos ele-
mentos de la cul-
de humanistas como Juan Bautista Francesia, y se atre- tura educativa del
vían, con ilusión, a redactar sus primeras estrofas latinas, colegio oratoriano.
251
Pietro STELLA, o. c., pp. 281-284; 287-188.
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252
103. MB VII, pp. 135-190; XIII, pp. 752-753; XIV, Capítulo IV, pp. 83-91; Cap. V,
pp. 92-97. – Pietro BRAIDO, o. c., p. 396.
253
Pietro BRAIDO, Ibíd. 408-411.
254
Ibíd., p. 408.
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256
Pietro BRAIDO, “Prevenir, no reprimir”, CCS, Madrid, 2001, p. 397. Los con-
ceptos que siguen se hallan fundamentalmente en el Capítulo 18, de esta obra,
“Instituciones educativas”, pp. 387-515.
257
Cfr. Ibíd., p. 398.
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258
Fernando PERAZA L., “La parroquia salesiana en la Iglesia particular”, CSRFP, Qui-
to, 1997, 2.a ed., p. 34.
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Pero los paseos eran ante todo Don Bosco mismo, con
76. Una iniciativa quien los chicos y los jóvenes salesianos recorrían los ca-
que oxigenaba las
mismas estructuras minos, las aldeas y las localidades rurales, entre la gente
del colegio para del campo, y de quien experimentaban el afecto que le
llevar a los edu-
candos a tomar un daba a todo su verdadero sentido pedagógico.
contacto directo
con las realidades
del contexto his- Escribe Luigi Dambrogio, citando a Paulo VI: “extraño
tórico, familiar y pero bello que para apreciar la actualidad de un instituto,
social.
haya que volver a lo de antes, a sus principios, que a ve-
ces distan ya siglos de nosotros. Pero así son las cosas del
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259
Luigi DEAMBROGIO, “Passegiate autunali di Don Bosco per i colli monferratini”,
Istituto Salesiano “Bernardi Semeria”, Castelnuovo Don Bosco (Asti), 1875, pp.
48-49; 95 y .97.
260
Pietro BRAIDO, “Don Bosco educatore, oggi: 2ª edizione riveduta e accresciuta,
Zürich –Pas-Verlag, 1963, pp. 77-96.
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78. La carta del 10 Don Bosco es consciente de todo lo que pasa y, antes que
de mayo de 1884.
nada, de que el espíritu primitivo se ha ido, poco a poco,
reemplazando por un régimen institucional que cohesio-
na la libertad de las relaciones y las rompe, por un afán
disciplinar.
261
Cfr. José Manuel PRELLEZO, “Valdocco en el siglo XIX, entre lo real y lo ideal”,
CCS, Madrid, 2000, “Presentación”, Pietro Braido, p. 9.
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Fernando PERAZA L., “El Sistema Preventivo de Don Bosco”, CSRFP, Quito, 2001,
3ª Ed. pp. 120; 121; 124.
263
Xavier THÉVENOT, “Don Bosco educatore e il Sistema Preventivo”, Un esame condot-
to a partire dell’antropologia psicoanalitica”, en “Il Sistema Preventivo e l’ educazione
dei giovani”, a cura di Carlo Nanni, Las-Roma, 1989, p. 139.
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