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Una vez dos hombres fueron a donde vivía el rey para hacerle una petición. Eran vecinos, pero
muy envidiosos, ese era su gran defecto.
El rey dijo que concedería lo que pidiesen, pero con una condición: quien quedará de último
ganaría el doble de lo que hubiera pedido el primero. Por ejemplo: si el primero pedía un caballo,
el segundo recibiría dos caballos.
Ante tantas ventajas para el segundo, ninguno de los dos quería ser el primero en pedir. Se
miraban mutuamente y miraban al rey con un mutismo enervante.
Por fin, el rey tomó la iniciativa, y apuntando a uno de los dos, dijo: Es preciso que alguno
empiece, empieza tu. El hombre señalado, después de una pequeña pausa, dijo con firmeza:
- Rey mío, soy consciente de que tendrá el doble mi compañero de lo que voy a pedir. Pido,
pues, que me sea arrancado un ojo...
1. ¿Según esta historia, como se definirá la envidia? (1 minuto de silencio para la reflexión
personal).
2. ¿Piensa, existirá un defecto más mezquino que la envidia? (20 segundos de silencio para la
reflexión personal).
3. El demonio es el modelo por excelencia de la envidia, pues no descansará hasta que las
personas reciban el mismo castigo que él, el infierno. Piensa lo siguiente y aplícalo a ti
mismo por favor: ¿Alguna vez, has experimentado la envidia, deseando el mal para un
compañero, un familiar o un amigo? (20 segundos de silencio...)
4. Si alguno desea compartir algo lo puede hacer en voz alta.
ORACIÓN FINAL:
Contemplando la hermosura de la creación, sentí la presencia del Señor conmigo. El me preguntó: “¿Tú me amas?”. Yo contesté:
“¡Por supuesto, Dios! ¡Tú eres mi Señor y Salvador!”. Entonces me preguntó: “Si estuvieras físicamente incapacitado, ¿aún me
amarías?. Me quedé perplejo, mire mis brazos, mis piernas y el resto de mi cuerpo, y me pregunté cuantas cosas sería incapaz de
hacer y hoy me parecen sencillas...
Sin embargo, conteste: “Sería difícil, Señor, pero aún así te amaría”. Entonces el Señor dijo: “Si estuvieses ciego, ¿amarías aún mi
creación?”. ¡Cómo podría amar algo, siendo incapaz de verlo?. Entonces pensé en toda esa gente ciega en el mundo y cuantos de
ellos aún aman a Dios y a su creación. Así que contesté:
“Es difícil pensarlo, pero aún te amaría”. El Señor entonces me pregunto: “Si fueses sordo, ¿oirías aún mi Palabra?”. ¿Cómo
podría oír algo siendo sordo? Y fue allí que comprendí. Escuchar la Palabra de Dios no es solamente usar nuestros oídos, sino
nuestros corazones. Yo conteste: “Sería difícil, Señor, pero aún oiría tu Palabra.
El Señor me pregunto de nuevo: “¿Si estuvieses mudo, alabarías aún mi Nombre? Pero ¿como puedo alabar sin voz? Entonces
reflexioné que Dios desea que le cantemos desde nuestra alma y corazón. Y que cuando lo hagamos no lo hagamos solamente
con un cántico, sino también con sentimientos de gratitud. Conteste: “Aunque no pudiera cantarte físicamente, alabaría aún tu
nombre con mis sentimientos de gratitud”.
Y el Señor volvió a preguntar: “¿En realidad me amas?”. A lo que conteste con valor y profunda convicción, “¡Si Señor, te amor!
Porque tu eres mi Dios, único y verdadero!”. Pensé que había contestado correctamente, pero Dios me preguntó: “¿ENTONCES
POR QUE PECAS?”. Conteste, “¡Porque soy humano, y no soy perfecto!”. Dios casi interrumpió mi respuesta y me dijo
nuevamente: “¿ENTONCES, PORQUE EN TIEMPO DE PAZ ESTÁS TAN LEJOS DE MI Y SOLO EN TIEMPO DE ANGUSTIA Y
NECESIDAD ORAS SINCERAMENTE?”
No hubo respuestas. Sólo lágrimas. El Señor continúo y me dijo: “Porque sólo oras cuando te obligan en el colegio, porque pides
cosas tan egoístas, porque pides sin fe y amor?”. Las lágrimas continuaron rodando sobre mis mejillas. El seguía preguntándome:
“¿Por qué te avergüenzas de mi, por qué no eres misionero mío, por qué el miedo al que dirán cuando se trata de dar
testimonio?”... No hubo respuestas... que podía decir a esto...
Cuando mi corazón hubo llorado y las lagrimas habían fluido, dije: “Por favor perdóname Señor, soy indigno de ser tu hijo”. Dios
contesto: “Esa es mi gracia, hijo mío”. Yo me atreví a preguntarle: “¿Por qué me amas tanto?”. El Señor contestó: “Porque eres mi
creación, tu eres mi hijo. Cuando estés gozoso me alegrare contigo. Cuando estés deprimido, te animaré. Cuando caigas, te
levantaré. Cuando te sientas cansado, te llevaré sobre mis hombros. Estaré contigo hasta el fin de los días, y te amaré por
siempre”.
Nunca antes había llorado como en ese momento. ¿Cómo pude ser tan frió? ¿Cómo puedo lastimar a Dios con todo lo que hice?
Y le pregunté: “¿Cuánto me amas?”. El Señor me estrecho en sus brazos, y contemplé sus manos cicatrizadas por los clavos. Me
incliné a los pies de Cristo, mi Salvador y por primera vez, en verdad, en verdad oré.
1. En este momento, se que el Señor te mueve con su Espíritu a hacer algo... quédate en silencio y
háblale... (1 minutos de silencio).
2. Si quieres compartir algo lo puedes hacer en voz alta.
3. Ahora puedes con tus compañerOs rezar algo, o simplemente cantar algo..
MOMENTOS DE ORACIÓN
TEMA: CONSTRUYENDO PAÍS
MIERCOLES 27 DE JULIO
CULTO INTERRUMPIDO
La comunidad está reunida en la capilla para la misa dominical. Esto sucedió en un poblado rural, en un día muy frío.
- Hace unos minutos, cuando venía para la capilla, vi a una familia desamparada a la orilla del
camino, allí cerca, bajo un árbol. A lo mejor ustedes también la vieron. Aquella familia debió haber
pasado la noche a la intemperie, tal vez con hambre y frío. Pienso que no está bien que, mientras
que la gente está aquí rezando, muy cerca haya hermanos que la pasan mal. Propongo lo
siguiente: interrumpir la misa y socorrer a aquella familia. ¿Qué le parece al sacerdote y a ustedes?
Todos estuvieron de acuerdo. Colocaron los libros y los folletos sobre las bancas y fueron a enterarse de
la situación de aquella familia. Se comprometieron a colaborar con ellos en lo que podían.
Algunas horas después, se reunían de nuevo en la capilla para continuar la misa. Junto a ellos estaba la
familia socorrida. Aquel gesto de caridad, hizo parte de la misma misa. La misa no fue interrumpida, sino
enriquecida con un ofertorio vivo y real.
1. Recuerdas un texto bíblico que habla de los mismo (20 segundos de silencio).
2. Se trata del pasaje del buen samaritano. Pasaban por el camino sacerdotes, teólogos y otras
personas piadosas... pero, como iban al templo, no se detuvieron. Paso un samaritano y lo
socorrió. Pregúntate: ¿Con cuantas personas necesitadas me he cruzado en el camino... y a
cuantas he socorrido? (20 segundos de silencio...)
3. ¿Tienes la costumbre de venir a misa sin algo para ofrecer a los pobres? (1 minuto de silencio)
4. Pueden compartir algo de lo reflexionado.
ORACIÓN FINAL:
En este momento de oración te pido que cierres los ojos... actualiza la presencia de Dios en ti, y en medio de tu grupo.
Recuerda la promesa del Señor: “Donde hay dos o tres reunidos en tu nombre, allí estoy yo en medio de ellos”.
Prepara tu corazón para un nuevo diálogo con el Amigo que nunca falla. Habla con él internamente y dile:
Continúa en silencio y a solas con Jesús... háblale ahora con tus propias palabras... anímate él te escucha con mucho
Respira lenta y profundamente... estás relajada, estás en paz contigo mismo y con los demás... ofrece este
día al Señor, pídele la fuerza de hacer su voluntad. AMÉN
MOMENTOS DE ORACIÓN
TEMA: CONSTRUYENDO PAÍS
VIERNES 29 DE JULIO
Había una vez un avaro que quería ganar dinero, mucho dinero. Una noche, mientras contaba y recontaba sus billetes
ganados durante el día, se le apareció un genio que le dijo:
- “Tus deseos serán satisfechos. Tendrás cinco millones cada día, pero con una condición...”
El hombre, medio atontado con tal noticia, ni preguntó cuál era la condición. Dijo de inmediato que aceptaba. El genio
continuó: Pues bien, recibirás cada mañana esa cantidad, con la condición de gastarlo todo antes del fin del
día. Si, al dar la media noche, te sobra algún centavo, morirás.Al principio iba todo bien. Compraba
muebles, vestidos, carros, aparatos eléctricos, tierras y todo lo nuevo que aparecía. Los millones se
agotaban, Con el correr del tiempo, la tarea se fue haciendo difícil. Si jugaba lotería, la suerte irónica lo
protegía. Sus propiedades alquiladas rendían sumas fabulosas. Se multiplicaban los depósitos en los
bancos. No había nada en las tiendas que no hubiera comprado.
Llegó el día en que el pobre rico no consiguió deshacerse del dinero. El genio, carcajeándose
sarcásticamente, apareció y dictó la sentencia de muerte. El hombre se excusó, se explicó y se confundió:
Pero yo recurrí a todos los medios para gastar ese maldito dinero. Sólo te faltó acudir a un medio. El mejor
de todos. Te faltó empeñar esa fortuna a favor de los pobres y de los oprimidos. Si así lo hubieras hecho,
ese dinero habría sido insuficiente.
1. Todas las personas tenemos alma de avaros. Es el pecado original que esta pegado a nuestra piel.
Reflexiona un momento, ¿cual es tu gran apego material, que cosa o cosas quieres atesorar? (20
segundos de silencio para la reflexión...)
2. Los bienes materiales tienen un fin en el Plan de Dios: Compartirlos con los más necesitados y ser
solidarios con los que sufren dificultades. Piensa: ¿Qué objetos o cosas o plata podrías compartir
con personas necesitadas de Aguachica o de tu colegio o de tu barrio? (20 segundos de silencio...)
3. Tomate en serio el mensaje de esta historia. ¿Piensa ahora que medio podrías usar, o por medio
de quien podrías canalizar tus deseos de compartir? (20 segundos de silencio...)
4. Comparte lo que deseas.
ORACIÓN FINAL: