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GUÍA DE ESTUDIO

Catequesis Todos Hermanos #2


Nombre:
TEMA 12: JESÚS NOS DICE: QUIERO CAMBIAR TU CORAZÓN
Objetivo: Admirar la actitud de Zaqueo que, al encontrarse frente a Jesús, reconoció que tenía que
cambiar su corazón y su comportamiento
Miramos nuestra vida: empecemos con una historia, Carolina e Iris son grandes amigas, siempre les
gusta jugar juntas, van a la escuela juntas y comparten todas las cosas entre ellas, sucedió que un día
Carolina no quiso jugar con Iris, no le quiso prestar sus colores ni sus juguetes, de un día para otro todo
fue diferente. ¿Qué crees que le haya pasado a Carolina que ya no quiere jugar con su amiga Iris? ¿Qué
crees que piensa Iris de su amiga Carolina? ¿Has vivido alguna situación similar con alguno de tus
amigos? ¿Qué pensaste de tu amigo? ¿Cómo te comportaste? ¿Buscaste alguna solución?
Escuchamos a Dios: Tomar la Biblia y buscar la cita de Lc 19,1-10. Después de haber leído la Palabra
de Dios, vamos abrir nuestro catecismo en la pág. 24 y vamos a leer toda la página. Zaqueo era un
hombre rico que quería ver a Jesús, pero como había mucha gente se subió a un árbol para poder ver
bien. Zaqueo no siempre era bueno con los demás, se quedaba con lo que no era suyo. Jesús pensó: Yo
quiero que zaqueo sea mi amigo, un buen hijo de Dios. Y empezó por darle un buen deseo, el deseo de
cambiar su corazón. Zaqueo después del encuentro con Jesús, cambia su corazón. Ya es una persona
transformada.
Mirar y comentar la pág. 25. Fijándonos en Zaqueo que devuelve 4 veces más. Quiere dar una muestra
de que desea cambiar su vida después del encuentro con Jesús.
Oración: vamos hacer un gesto de agradecimiento a Jesús y cerrando nuestros ojos centramos nuestra
atención en aquel encuentro con Zaqueo. Nos imaginamos que ahora el encuentro también es conmigo.
Ahora Jesús me invita a cambiar todas aquellas actitudes malas: ¡Que alegría saber que Tú Jesús, nos
quieres perdonar, quieres cambiar nuestro corazón! Espíritu Santo, ayúdame a alegrarme porque Jesús
viene para cambiarnos el corazón.
Vamos a rezar el “Señor Mío Jesucristo” Pág. 52. Preguntémonos si realmente nos parecemos a Jesús
o aún tenemos algo que perfeccionar. Nos podemos ayudar en nuestra reflexión personal, recordando
el ejemplo con que se empezó. ¿Cómo me he portado en la casa? ¿Cómo en la escuela? ¿En la calle o
en la casa de mis amigos?
Actividades: en un papel escribir la obra buena que voy a hacer para mostrar que de verdad quiero
cambiar como Zaqueo y ese será mi secreto para Jesús.
Repasar las preguntas 21, 22, y 23. No se nos olvide hacer el “En familia” que se nos propone.
Compromiso: Dar una muestra concreta de que quiero ser amigo de Jesús haciendo alguna buena obra.
Pedirle al Espíritu Santo que nos ayude a distinguir las acciones malas y las buenas y tomar la decisión
de practicar solo las buenas acciones.
TEMA 13: DEJÉ A LOS CACERDOTES MI DESEO DE PERDONAR.

Objetivo: Descubrir que Jesús quiere perdonarme a través del sacramento de la Reconciliación.
Miramos nuestra vida: Carlos es un chico simpático y juguetón. Siempre se está riendo; hoy, en
cambio, está preocupado. Carlos se ha quedado mirando un crucifijo en su casa. Ha hablado así con su
Padre Dios: “Padre, me quieres tanto que me has dado a Jesús. Jesús está en la cruz porque me quiere
mucho a mí. Yo, en cambio, el otro día tuve una pelea con José y desobedecí a mi mamá que me
costaba ser bueno. Padre, ¡cuánto me gustaría encontrarme con Jesús como aquellos niños de Palestina
que corrían tras Él, o como Zaqueo, que podían contarle todo, escucharle…! Yo le diría: “Jesús, me
enfadé y pegué a José, desobedecí a mi mamá… pero yo quiero ser bueno”. Y Jesús me respondería.
¿Y a tí? ¿Le comentarías lo malo que has hecho y que quieres ser bueno, le pedirías perdón?
Escuchamos a Dios: Busquemos en la Biblia la siguiente cita: Jn 20, 19-23. Ahora abramos el
catecismo en la pág. 26 y respondemos de manera personal las preguntas del inicio. No tienes que tener
pena. Jesús ya sabía que deseamos encontrarnos con Él. El mismo día de la Resurrección se apareció
a los apóstoles. ¿qué les dijo? Volvemos a leer las palabras de Jesús a sus discípulos: “A los que
ustedes…” esto quiere decir que los apóstoles podían perdonar los pecados de parte de Jesús y después
de los apóstoles todos los sacerdotes del mundo pueden también perdonar los pecados.
Miremos la pág. 27. ¿Qué ves en el último dibujo? ¿Has visto la gente que se acerca a confesarse?
Nosotros vemos al sacerdote, pero en realidad es el mismo Cristo quien nos perdona. Cuando un
sacerdote dice: “Yo te perdono tus pecados”, es Jesús quien nos lo dice. Cristo nos ha prometido el
perdón de nuestro Padre siempre que estemos arrepentidos y deseemos ser buenos confiando en Él.
Oración: Con los ojos cerrados y en silencio nos imaginamos ese momento Enel que Jesús se aparece
a los apóstoles y les dice: “A los que ustedes perdonen los pecados yo se los perdono”: “¡Oh Jesús!
Cómo me quieres, también Tú quieres cambiar mi corazón. Señor, yo sé que Tú eres quien me
perdona cuando el sacerdote me perdona”. Ahora rezamos el “Señor mío Jesucristo” pág. 52.
Actividades: hacer un dibujo donde Jesús esté diciendo a sus apóstoles: “A los que ustedes perdonen
los pecados yo les perdono”. Y mientras hacemos el dibujo hablamos con nuestro Padre Dios: “Señor,
Tú eres quien me perdonas”.
Memorizar las preguntas 24 y 25
En casa, compartir el apartado “En familia”.
Compromiso: agradecer a Jesús que ha dejado a los sacerdotes el poder de perdonar los pecados.
Reflexionar sobre mi deseo de encontrarme con Jesús en el sacramento de la Reconciliación. Descubrir
esa alegría de que Dios quiere perdonarme.
TEMA 14: PREPARA TU CORAZÓN PARA RECIBIR EL PERDÓN DE DIOS.

Objetivo: Comprender los pasos que son necesarios para recibir el perdón de Dios en el sacramento
de la Reconciliación. Deseo de ponerlos en práctica.
Miramos nuestra vida: reconozcamos lo bueno que es Jesús, que quiere perdonarnos siempre. Es
importante que pongamos una actitud de arrepentimiento y tomemos esa iniciativa de cambiar nuestra
vida: “Yo iré a pedirle perdón, a decirle que quiero ser desde ahora un buen hijo de Dios”.
Es de tomar en cuenta que cuando ofendo a mi prójimo es a Dios a quien estoy ofendiendo, cuando me
porto mal con los de mi familia es a Dios a quien ofendo, pero si busco la reconciliación todos se
alegran. Así pasa con la Gran Familia de los Hijos de Dios, la Iglesia. Por eso debemos reconciliarnos
con Dios y con nuestros hermanos.
Escuchamos a Dios: abrimos el catecismo en la pág. 28 y reflexionamos sobre la primera pregunta.
¿Qué ves en los dibujos? Reflexiona sobre cada uno de los pasos para hacer una buena reconciliación.
Terminan hasta la pág. 29.
Lecturas: Lc 15, 11-23. Poner atención en los versículos 17 y 18: nosotros como ese hijo, caemos en
la cuenta de que hemos desobedecido a Dios, estamos lejos de la casa de nuestro Padre.
Lc 15, 21: El hijo confesó sus pecados a su padre. Así nosotros se los decimos al sacerdote. Al ver al
sacerdote pienso: “Es Jesús quien me espera”. Voy con Él. Me siento muy pobre y pecador ante Dios
bueno. Después de confesarme escucho atento al sacerdote que con sus consejos me ayuda a ser mejor.
Debo cumplir la penitencia: ¿Recuerdas que Zaqueo se impuso una penitencia? Es que deseaba mostrar
a Jesús que quería ser su amigo en adelante.
Al confesarme, el sacerdote hace una cruz con la mano y dice la fórmula: “Yo te perdono tus pecados
en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo”. Estoy contento como Zaqueo, como la mujer
pecadora, cuando se encontraron con Jesús.
Lc 7, 38: Pedimos perdón a Dios de todo corazón, como aquella mujer.
Jn 8, 2-11: Resaltar la frase “en adelante no peques más”. Deseemos no volver a ofender a Dios ni a
los demás.
Lc 19, 8: Le doy las gracias porque me ha perdonado y salgo con el deseo de ser mejor. Cumplo la
penitencia con alegría, como Zaqueo, porque Jesús es mi amigo.
Oración: Decir en tono de oración el “Señor Mío Jesucristo” de la pág. 52.
Actividades: Memorizar pregunta No. 29 y Acto de contricción: pág. 52. Memorizar los pasos para
hacer una buena confesión. Compartir en nuestras casas el apartado: “En familia”.
Compromiso: Llegar a una actitud de confianza y compromiso, que, si vamos a recibir el sacramento
de la Reconciliación, preparar el corazón. Ir con decisión segura de que Jesús me espera.
TEMA 14 bis: ¿HE DEJADO EL CAMINO DE JESÚS?

Objetivo: Saber distinguir claramente entre tentación y pecado, pecado grave y leve, de omisión, de
comisión. Deseo de recibir el sacramento de la reconciliación como medio muy especial de rehacer o
avivar mi amistad con Jesús.
Miramos nuestra vida: abramos el catecismo en la pág. 30: leamos las preguntas y tratemos de aclarar
la diferencia entre tentación y pecado, leamos los ejemplos de la vida real. ¿Te ha pasado algo similar?
Ahora veamos que pecamos cuando no vencemos la tentación y caemos en ella. Para dejar claro la
gravedad del pecado leamos lo que se nos dice en la pág. 31.
Nos estamos dando cuenta que no todos los pecados son iguales. Leamos en la pág. 32 lo que significa
el pecado de omisión y comisión con los ejemplos que se me proponen y pensemos de manera personal
en otros ejemplos.
Pasemos a la pág. 33 y descubramos la buena noticia de la Reconciliación y la manera como la
podemos aprovechar. Tomemos en cuenta la manera en que debemos confesar todos los pecados
Escuchamos a Dios: leamos en el Nuevo Testamento: Mt 18, 20. Si tenemos una vela o candela la
encendemos para reflexionar que Jesús es la luz del mundo y que a través del sacramento del Bautismo
se me ha pedido mantener esa luz de Cristo encendida en mi vida.
El Bautismo es el sacramento por el cual nos integra y nos hace parte de la Iglesia, nos volvemos hijos
de Dios, miembros de una familia. Mi vida es la de cristo, su luz está en mí. Cuando pecamos, esa luz
que representa la gracia de Dios en mi vida se apaga y es necesario encenderla a través del sacramento
de la Reconciliación.
Oración: cerramos nuestros ojos y hacemos silencio tratando de concentrarnos y escuchar la voz de
nuestra conciencia: “Padre Dios, Tú me quieres como a tu hijo querido, y en señal de que eso es verdad,
el día del Bautismo se encendió la luz de Jesús en mí.”
Rezamos el Padrenuestro y centramos nuestra atención en las palabras: “NO NOS DEJES CAER EN
LA TENTACIÓN”.
Rezamos un Ave María y le pedimos a María que siempre interceda por nosotros en los momentos
difíciles para soportar la tentación y no caer en pecado.
Actividades: Encender la vela cada vez que hagas oración y reflexionar ¿Cómo he cuidado la luz de
Jesús en mí? Y pedir siempre “No nos dejes caer en la tentación” rezando un Padrenuestro y una Salve,
pidiendo a la Virgen que me ayude a mantener la luz de mi corazón encendida como Ella.
Compromiso: Encender la vela cada vez que sientas que tengas una tentación pensando que es así
como debe permanecer todo el tiempo: encendida.
TEMA 15: JESÚS NOS DICE: YO SOY EL PAN DE VIDA

Objetivo: Introducir en el gran misterio de la Eucaristía. Comprender que comulgar supone que la vida
de Jesús pase a ser la mía.

Miramos nuestra vida: En cierta ocasión Enrique estaba comiendo cuando de pronto se percató que
ahí estaba su gran amigo Oscar que tenía hambre y enrique como es bueno y quiere mucho a Oscar,
compartió con él su comida. ¿Recuerdas alguna historia similar? ¿Te ha pasado a ti? Abre el catecismo
en la pág. 34 y lee las preguntas.

Escuchamos a Dios: Jn 6,2-15 ¿Qué hizo Jesús entonces? Leamos el diálogo de las imágenes del a
pág. 34 y meditemos en ellas.
Lee en la Biblia Jn 6,51. 54-55 ¿de qué comida está hablando Jesús a sus discípulos? Qué maravilloso
es tener una comida con la cual nunca más vamos a tener hambre.
Ahora pasemos a la pág. 35. La víspera antes de morir, estaba Jesús cenando con sus discípulos… ¿Qué
pasó entonces? Leamos y prestemos atención a lo que nos dice el relato en el catecismo. ¿Qué te hacen
pensar dichas palabras? ¿En que otro momento has escuchado esas palabras?
Estas mismas palabras las dice el sacerdote en nombre de Jesús durante la celebración de la Eucaristía,
en la consagración. Y, de nuevo, el pan se convierte en el cuerpo y el vino en su sangre.

Oración: mirar en silencio, con los ojos cerrados, a Jesús, rodeado de gente que le busca porque les ha
dado de comer. Escucha a Jesús diciendo: “YO SOY EL PAN DE VIDA”. Gracias Jesús por e3ste pan
que me da vida eterna.

Actividades: Memorizar las preguntas No. 28 y 29. Leer con sus padres y en familia las citas de la
pág. 35 y reflexionar sobre el mensaje de Jesús que es el pan de vida.
Visitar el Santísimo y hacer una oración de agradecimiento a Jesús sacramentado, por haberse quedado
entre nosotros como nuestro alimento espiritual.

Compromiso: Tener más conciencia de lo que celebramos en cada misa. Acrecentar el sentido de
agradecimiento a Jesús que se nos ofrece en Pan de vida eterna. Admirar cómo Jesús nos muestra tanto
amor. Aumentar mi fe en Jesús que me quiere tanto y que se queda muy cerca de nosotros para ser
nuestro alimento en la Eucaristía.

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