“Mi nombre es Maycol Rene Guzman Perdomo, Soy estudiante de la carrera de
derecho en la Universidad Tecnológica de Honduras donde estoy cursando la asignatura Filosofía impartida por el catedrático Guillermo Brand en calidad de Tarea Final estoy presentando este vídeo relaciona al tema "El Vitalismo (El Problema de la Vida)” El término vitalismo resulta en sus usos históricos insuperablemente ambiguo. En sentido estricto, pertenece al ámbito de la biología y designa aquellas corrientes que exigen la presencia dentro de los seres vivos de algún principio propio e irreductible a una simple complicación del mundo inorgánico; en este sentido, vitalismo se opone en biología a mecanicismo. Por extensión, es frecuente denominar vitalismo a aquellas corrientes filosóficas que encuentran en los principios constitutivos y elementales de la vida el fundamento último para su visión de la realidad y de la historia.
Otro sentido derivado e impreciso comprende aquellos planteamientos que se
centran en la especificidad de la vida humana ("bíos", en tanto que opuesta a mera "zoé") y sus creaciones que conforman el mundo de la cultura; tales serían las posturas de Dilthey con su escuela (Misch, Spranger) o de Ortega y Gasset; estas posturas deberían denominarse más bien filosofías de la vida, las cuales se concretan frecuentemente en actitudes "culturalistas" que no son necesariamente "vitalistas". También se ha utilizado el término para designar aquellas corrientes que destacan dentro del ser humano como fuerza primaria algo irreductible a la racionalidad; así, el evolucionismo espiritualista e interiorista de Bergson, la filosofía de la acción de Blondel o el anti-racionalismo trágico de Unamuno. No es posible establecer ninguna comunidad de temas o de clima intelectual entre pensamientos tan diversos e incluso opuestos, si no es una vaga oposición al racionalismo que, por otra parte, aparece en otras muchas corrientes. Ante esta insuperable incertidumbre, optaremos por referirnos a algún ejemplo destacados dentro de cada uno de los sentidos, prescindiendo del vitalismo biológico por tratarse de un problema interno a la historia de la biología. CARACTERÍSTICAS GENERALES DEL VITALISMO. La filosofía vitalista tiene como primera distinción de las filosofías tradicionales entender la realidad como proceso. Sin hacer metafísica tratan del ser en devenir, es decir, son herederos de Heráclito. En lo antropológico la libertad es no sólo característica de la voluntad, sino esencia del ser hombre. Además, se abandona el concepto tradicional de razón (abstracta, especulativa o científica) para considerar la razón como vital o histórica. El vitalismo marchará paralelo a otra corriente filosófica que coincide con él en estas características y en la crítica a las filosofías predominantes del siglo. 20 (idealismo y positivismo). Ésta es el historicismo, cuyo principal representante es Dilthey. El vitalismo tiene dos principales manifestaciones. La primera de carácter científico cuyo principal portavoz es Hans Driesch, según la cual es reacción contra el mecanicismo materialista que propugna la reductibilidad de lo vivo a los procesos físico-químicos de la materia inerte. Postula la existencia necesaria de un principio vital ajeno a la materia que explica los complicados fenómenos de lo viviente. La segunda manifestación es de carácter filosófico, y es la que propiamente se llama vitalismo o filosofía de la vida. A ésta se debe que la filosofía consiguiera alejarse de las “intromisiones científicas” sobre todo de las físicas; precisamente por remarcar el carácter diferenciado de las realidades vitales no susceptibles de un tratamiento sólo matemático. También se debe al vitalismo la reacción contra el racionalismo exagerado que supuso el idealismo alemán posterior a Kant. Por estas razones exaltan los vitalistas lo siguiente: 1- La vida como realidad radical. 2- 2- Ontológicamente, la vida es lo sustancial del hombre. 3- 3- Gnoseológicamente, conocer la realidad prescindiendo del razonamiento y utilizando la vivencia, la intuición que simpatiza con lo que quiere conocer (más que razonar sobre las cosas hay que tener experiencias vitales de ellas o con ellas). 4- 4- Axiológicamente (filosofía de los valores) no hay otro criterio para jerarquizar los valores, que determinan qué es lo bueno y lo malo, más que la vida. No debemos entender el concepto vida únicamente como el proceso biológico que se desarrolla durante un período de tiempo afectando a lo animal en el hombre, sino más bien del modo más amplio posible. Los principales filósofos serán Henry Bergson (desarrolla su labor en el sg. 20), que sin ser propiamente vitalista fue el contemporáneo de Hegel que más radicalmente se opuso a su filosofía, hasta su muerte en 1861. Lo más espectacular de su filosofía es su radical pesimismo: “La filosofía es un saber en cierto modo despiadado, no edificante; ha de servir no para hacer más fácil nuestra angustiada vida sino para agravar esta característica, porque exagerar que la vida es angustiosa, es lo único continuador de Kant”. Afirma que la esencia más íntima del mundo, el auténtico noúmeno es la voluntad de existir, que definimos como impulso de continuar en el ser sin finalidad, desde lo inanimado hasta la inteligencia humana. Más importante fue su aportación a la que luego será el vitalismo: tras la razón debemos concebir algo irracional, más importante, más edificante, que constituirá una voluntad única, que se esfuerza en dar explicación al mundo. El vitalismo para Nietzsche Era el pensamiento de F. Nietzsche (1844-1900) es el más radical y el de más vasta influencia de toda la segunda mitad del siglo 19; el pensamiento de nuestro siglo es del todo incomprensible sin la influencia de Nietzsche. En una de sus dimensiones (no la única ni la decisiva), su pensamiento es una inmisericorde denuncia contra la totalidad de la civilización occidental por su racionalismo enemigo de la vida. Nietzsche ve en Sócrates al primer gran falsificador que otorgó primacía a la racionalidad constriñendo artificiosamente la originalidad inagotable y creadora de la vida. La racionalidad es siempre un camino parcial y derivado que da forma (principio "apolíneo") a algo que ella no crea, una fuerza "organizadora" que nunca es creadora. La vida, en cambio, es constante creación e innovación (principio "dionisíaco") que desborda constantemente cualquier organización sin ninguna meta ni finalidad; la vida es esencialmente voluntad de poder, dificil fórmula "metafísica" que caracteriza la vida como impulso de "ser más", como un lujo que desborda las necesidades de la mera supervivencia. El predominio de la razón es una "fábula" que ha inventado un mundo ideal ficticio, en nombre del cual quiere juzgar y someter la indomable imprevisibilidad de la vida; en este proceso multisecular la racionalidad se ha estado alimentando parasitariamente de la fuerza vital y su dominio va debilitando la vida creadora hasta fosilizarla. Pero progresivamente ese mundo ideal va mostrando su artificialidad y aparecen distintas grietas que terminarán por desmoronar todo el edificio. Originariamente, la consolidación de la primacía de la racionalidad es resultado de un interés malsano en el cual el resentimiento de los débiles invirtió la valoración natural y creó la moral, piedra angular en torno a la cual se ha construido toda nuestra cultura; esa revolución moral antinatural necesitó para su apuntalamiento una compleja estructura: la metafísica platónica, el cristianismo o la ciencia moderna son intentos subrepticios por apuntalar ese mundo moral artificioso. Dios es la sublimación de ese mundo moral antinatural y, por ello, la muerte de Dios (para Nietzsche, un hecho que ya ha tenido lugar) es el síntoma definitivo de la quiebra total de ese mundo; con Dios caerán todos los valores y se abrirá una época de nihilismo en la que todo carecerá de valor. El gran desafío que queda pendiente es la posibilidad de superar el nihilismo a fin de que la vida recupere su original fuerza innovadora desde las cenizas del edificio construido sobre los pilares corrompidos del resentimiento; en este punto, las insinuaciones de Nietzsche —superhombre, eterno retorno de lo igual— no dejan de ser imprecisas y enigmáticas.
El evolucionismo espiritualista de Bergson
Muy distintas, a su vez, son posturas marcadamente espiritualistas como la que encarna de modo ejemplar H. Bergson (1859-1941), fundada en una interpretación de la evolución opuesta al evolucionismo positivista. Desde su primera gran obra (Los datos inmediatos de la conciencia, 1889), Bergson encuentra que los cuadros positivistas del saber sólo pueden acercarse a la vida de una manera externa y siempre dejan de lado su íntimo núcleo procesual, algo que escapa a cualquier pensamiento analítico. Hay un núcleo interno de la vida, marcado por la duración y la libertad, que desborda toda inteligencia, un instrumento vital cuya función es construir artefactos para conservar la vida sin poder llegar a su núcleo creador; la inteligencia detiene la duración vital y, de esta manera, la fosiliza confundiéndola con el desecho que va quedando como materia residual del dinamismo vivo. Sólo la intuición puede compenetrarse con el impulso vital (élan vital) que anima a La evolución creadora (título de su obra más celebrada, publicada en 1907); esa evolución va desbordando siempre los estados provisionales de equilibrio a la búsqueda de mayor riqueza. Desde esta perspectiva, Bergson afrontó los problemas de la moral y la religión en su tardía obra Las dos ficentes de la moral y de la religión (1932). Las sociedades cerradas sobre sí mismas propician morales y religiones estáticas que son instrumentos de la cohesión social; en ellas la normatividad moral se identifica con la presión social y la religión es resultado de una "función fabuladora" como defensa de la presión de la naturaleza; la moral y la religión estáticas son funciones de la "inteligencia" que terminan por revelarse impotentes en su propósito hasta oprimir al individuo. No se trata tanto de suprimir esa función, cuanto, de abrirla a un dinamismo creador, dimensión conectada directamente con los poderes intelectuales de la "intuición"; Bergson encuentra en los grandes místicos los testigos de esta religión abierta que propicia una visión del universo más allá de la evolución creadora y regida por el amor. En sus últimos años Bergson se aproximó mucho al catolicismo; sin embargo, en su obra no queda claro el lugar de un posible Dios personal y transcendente, ni tampoco su relación con la evolución creadora, aunque ese impulso transcendente convierte el universo en "una máquina de hacer dioses". ALGUNAS INFLUENCIAS QUE NIETZSCHE RECHAZÓ: Nietzsche, refiriéndose a él mismo a homo dice es un destino . Más que una filosofía, él considera que está haciendo una "genealogía". La genealogía no es exactamente una historia de la moral o de las ideas tristes (nihilistas). Más bien consiste en un diagnóstico: una dramaturgia de las ideas. El genealogista no hace historia de las ideas: se esfuerza por mostrar qué hay de vivo y de muerte en cada vida y en cada afirmación de los hombres actuales. La genealogía muestra cómo el pasado se hace presente. Las ideas tristes y angustiadas que hoy pensamos han sido originadas en el ayer (socrático, platónico, cristiano, kantiano ). Como Marx y como muchos filósofos de finales del 19-los tópicamente llamados "filósofos de la sospecha" - Nietzsche considera que el peso muerto del ayer todavía está vivo en el hoy. He aquí que toda la filosofía occidental está enferma y es cómplice de un error: el retoricismo nihilista, la profunda incapacidad de las ideas para "decir" la vida. Lo que hay que hacer es denunciar este error que nos hace más tristes y angustiados. Por ello comprender quién y por qué es rechazado en el mundo intelectual nietzscheano significa comprender el alcance de su proyecto. Como dice Heidegger, con Nietzsche termina la metafísica de las Ideas y empieza la metafísica de la vida. Nietzsche rechaza lo que parece tener vida y asume-ojos cerrados-todo lo que le parece expresión de la voluntad de poder. Muy en resumen Nietzsche rechaza: -La tradición socrática y platónica. -El cristianismo. -Descartes y la tradición racionalista. -El imperativo categórico kantiano. -El utilitarismo. Sócrates y Platón: Sócrates es el padre de la moral entendida como represión de los instintos, Vitales: prefiere morir, niega la vida para hacer que sus ideas vivan eternamente. Así empieza el gran combate de la razón contra la vida. Platón continúa esta línea negando la virtud del mundo sensible y subordinando todo el mundo inteligible. Platón es el padre del nihilismo porque consuma la subordinación de la vida en las Ideas y afirma que el mundo suprasensible es no sólo la mejor realidad sino la única. 4.-LAS INFLUENCIAS QUE NIETZSCHE ASUME: Nietzsche habla a menudo de los "espíritus libres", aquellos no contaminados por el nihilismo, a los que dirige su reflexión o, casi mejor, su predicación. Son los marginados por la corriente oficial, quienes han propugnado que la vida- entendida como juego y como fiesta-tenga un lugar en la filosofía. A grandes rasgos, Nietzsche asume una línea materialista y sensualista de la filosofía occidental que tiene cuatro grandes momentos: -Los presocráticos y los sofistas. 11 -La izquierda hegeliana. -Schopenhauer. -Wagner