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El vitalismo es una posición filosófica que postula la existencia de una fuerza vital distinta de la energía estudiada por la ciencia que da origen a la vida. Se opone a las explicaciones mecanicistas de la vida. El vitalismo ha estado presente en la ciencia y la filosofía a lo largo de la historia y sostiene representantes como Nietzsche, Bergson y Ortega y Gasset.
El vitalismo es una posición filosófica que postula la existencia de una fuerza vital distinta de la energía estudiada por la ciencia que da origen a la vida. Se opone a las explicaciones mecanicistas de la vida. El vitalismo ha estado presente en la ciencia y la filosofía a lo largo de la historia y sostiene representantes como Nietzsche, Bergson y Ortega y Gasset.
El vitalismo es una posición filosófica que postula la existencia de una fuerza vital distinta de la energía estudiada por la ciencia que da origen a la vida. Se opone a las explicaciones mecanicistas de la vida. El vitalismo ha estado presente en la ciencia y la filosofía a lo largo de la historia y sostiene representantes como Nietzsche, Bergson y Ortega y Gasset.
El vitalismo es la posición filosófica caracterizada por postular la
existencia de una fuerza o impulso vital sin el que la vida no podría ser argumentada. Se trataría de una fuerza específica, distinta de la energía estudiada por la física y otro tipo de ciencias naturales, que actuando sobre la materia organizada daría por resultado la vida. Esta postura se opone a las explicaciones mecanicistas que presentan la vida como fruto de la organización de los sistemas materiales que le sirven de base. HISTORIA La historia del vitalismo surge de la mano de una serie de pensadores quienes tenían como característica principal el guiarse por una especie de irracionalismo, el cual surgía como una reacción ante los diferentes movimientos revolucionarios socialistas que surgieron durante la segunda mitad del siglo XIX. Se considera que el vitalismo es tan antiguo como el ser humano y que las perspectivas primordiales del mundo entero hablan de la existencia de un poder, fuerza o energía que rodea a la creación y a sus elementos. Todas estas perspectivas tuvieron diferentes nombres y características llamándose alma, impulso vital, arjé, physis, cuerpo energético, fuerza vital, fuerza dominante y entelequia. EL VITALISMO EN LA CIENCIA: Con el triunfo de las ciencias naturales, a partir de la Edad Moderna, muchos autores consideraron que los fenómenos vitales podían ser explicados en términos materiales; el punto de vista mecanicista dominante sugería que podemos entender a los seres vivos a partir de la comprensión de los fenómenos físico-químicos y que la vida no representa un nivel de realidad cualitativamente distinto de la realidad inorgánica. Frente a este punto de vista, algunos biólogos creyeron que existe una diferencia esencial entre los seres orgánicos y los no orgánicos y que los primeros no pueden ser reducidos a los segundos. Estos científicos postularon la existencia de un principio propio en los seres vivos, principio responsable de su comportamiento finalista y de las distintas actividades vitales, por lo que consideraron que los fenómenos vitales no pueden explicarse mediante las leyes de la física y la química. EL VITALISMO EN LA FILOSOFÍA: Dentro de esta línea del vitalismo se suelen distinguir también diversas corrientes en función de su concepto de vida. Es habitual señalar al menos dos formas de entender la vida: la vida en el sentido biológico y la vida en el sentido biográfico e histórico: la vida en el sentido biológico: este concepto subraya el papel del cuerpo, los instintos, lo irracional, la naturaleza, la fuerza y la lucha por la subsistencia. El vitalismo de Nietzsche se incluye en este grupo; la vida en el sentido biográfico e histórico: pero también podemos referirnos a la vida como conjunto de experiencias humanas dadas en el tiempo, tanto en su dimensión personal o biográfica como en su dimensión social o histórica. La filosofía de Ortega y Gasset se incluye en este grupo. Ortega utilizará las categorías de la vida entendida de este modo (vivencia, teoría de las generaciones, perspectiva) para el desarrollo de su filosofía. El vitalismo en filosofía se presenta como una doctrina contraria al racionalismo. Los conceptos más importantes alrededor de los que gira la filosofía vitalista son: temporalidad, historia, vivencia, instintos, irracionalidad, corporeidad, subjetividad, perspectiva, valor de lo individual, cambio, enfermedad, muerte, finitud. CARACTERÍSTICAS Las principales características del vitalismo fueron las siguientes: Entendía la realidad como un proceso. Afirmaba que la libertad era la esencia del hombre. Abandonaba el concepto tradicional de la razón. Tenía dos manifestaciones principales, una era d carácter científico creada en contra del mecanismo materialista, la segunda era una manifestación filosófica o filosofía de vida. REPRESENTANTES Wilhelm Dilthey Filósofo alemán que pensaba que la razón ilustrada tenía el carácter de atemporal, general y abstracta; se basaba en las ciencias naturales, y sólo conocía lo repetitivo y constante. Discrepa entre naturaleza y cultura, entre génesis y estructura y entre ciencias de la naturaleza y ciencias del espíritu. No estaba de acuerdo con la oposición entre génesis y estructura. Friedrich Nietzsche Para este filósofo, la vida tiene un sentido biológico-cultural, es un impulso natural y es vivencia. Su actividad crítica se resume en tres puntos: crítica a la moral, a la metafísica, y a las ciencias positivas. Henri Bergson Filósofo judío-francés que pensaba que la vida es impulso vital universal que lucha contra la materia porque aquél quiere progreso y ésta lo retarda. El objetivo principal de la filosofía es captar la realidad y la vida. José Ortega y Gasset Para el filósofo español la vida se maneja en dos sentidos: en la primera etapa predomina el sentido biológico, mientras que en la segunda predomina el biográfico-histórico. Habló de siete categorías para referirse a la vida humana: EJEMPLOS Algunos ejemplos de vitalismo los podemos observan en los siguientes aspectos: Los sistemas de impulso vital que están formados por componentes que son a su vez, seres vivos. Los sistemas formados como consecuencia de la actividad de grupos de individuos que tienen un fin en particular. Los sistemas que tienen una dinámica propia y que se deriva de cualidades parciales de los individuos. Una empresa, trabajo u objetivo a medio plazo que se marquen los seres varios, tendrá la misma dinámica evolutiva que los seres vivos. CONCLUSIÓN Al inicio de este escrito, se planteó el debate en torno a los contenidos de la ética de leuzeana y se propuso explorar su concepto de prudencia práctica experimental. Según he mostrado, Deleuze esboza una ética basada en una actitud de experimentación que busca liberar la vida, entendida como vitalidad no orgánica y línea abstracta, de su encierro en los estratos o articulaciones que a la vez constituyen y sujetan a los hombres. Su propuesta radica en lograr que el proceso del deseo — adoptando la prudencia imprescindible con el fin de no destruir las condiciones mismas que lo hacen posible—esquive tanto la reproducción de los mecanismos de sujeción, como el riesgo del fascismo suicida, y logre generar conexiones, producir novedades, crear. Para Deleuze, toda vida está compuesta por diferentes líneas que deben ser objeto de una experimentación que tienda a maximizar sus potencialidades, al tiempo que conserve la dosis de estratificación requerida para no sucumbir en el proceso. Asimismo, la empresa de liberación se traduce, en términos de devenir, en tres virtudes que funcionan como contrapunto de los tres estratos: devenir inorgánico, a significante e impersonal. En su conjunto, la experimentación vitalista redunda en una ética de la virtud que implica una ascesis, una propuesta de trabajo sobre sí, una práctica tendiente al auto transformación. Su fin es la liberación de la vida, no en el sentido de llegar a un estado final o a un proceso acabado, sino como una operación que se lleva a cabo cada vez que logramos conectar de modo consistente nuestra subjetividad con seres que la enriquecen y la empujan hacia caminos novedosos, esto es, la hacen devenir. BIBLIOGRAFÍA Alliez, Éric (1996), Deleuze. Philosophie virtuelle, París, Synthélabo Aubenque, Pierre (1963), La prudence chez Aristote, París, Presses Universitaires de France. Badiou, Alain (2009), "Existe-t-il quelque chose comme une politique deleuzienne?", Deleuze Politique, núm. 40, pp. 15-20. Badiou, Alain (1998), "De la vie comme nom de l'Être", en Gilles Deleuze/Immanence et vie, París, Presses universitaires de France, pp. 27-34 Badiou, Alain (1997), Deleuze: "La clameur de l'Être", París, Hachette Balibar, Etienne (2004), "Je", en Barbara Cassin (ed.), Vocabulaire européen des philosophies, París, Seuil Le Robert, pp. 645-659 Balibar, Etienne, Barbara Cassin y Alain de Libera (2004), "Sujet", en Barbara Cassin (ed.), Vocabulaire européen des philosophies, París, Seuil Le Robert, pp. 1233-1253
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