Está en la página 1de 3

EXISTENCIA / Etiología del carácter Esquizoide

La etapa Esquizoide abarca desde la concepción hasta los 3 primeros meses de vida
extrauterina, durante los cuales se deben desarrollar las condiciones necesarias para un
buen arraigamiento del “sentimiento básico de confianza en la existencia”.

También es llamada fase preoral, pues durante este período el bebé solamente dispone
del reflejo de succión para alimentarse y asegurar su vida.

Durante el embarazo y hasta aproximadamente los 3 meses de edad, el bebé no es capaz


de diferenciar la percepción de sí mismo de la del entorno, pues aún mantiene plenamente
abiertos sus canales intuitivos de percepción sensitiva, de esta forma es directamente
receptivo a las sensaciones y emociones que haya en el ambiente, sintiéndose como si
fueran suyas.

De alguna forma se entiende que para los carácteres anclados en esta fase, percibieron
una sensación de odio en el ambiente, ya fuese por la incapacidad para conectar
emocionalmente con el bebé de la persona que interpretaba la función madre, o por la
situación del entorno en ese momento que el recién nacido detectó como displacentera y
peligrosa. De esta forma, este ser recién llegado se encuentra con la dificultad de
encarnarse en una existencia que percibe como peligrosa tanto cuando necesita satisfacer
sus necesidades básicas como cuando ya las ha satisfecho, por ello y como mecanismo de
defensa desarrolla la solución de replegarse sobre sí mismo y su mundo interno, al no
necesitar nada y lo poco que necesita dárselo a sí mismo. Este repliegue tan temprano del
contacto con el mundo exterior, hace que estas personas en la edad adulta busquen refugio
en el aislamiento y las sensaciones internas, con una pasión por lo intelectual y la belleza
del conocimiento, que siente que no puede compartir con nadie, y que consigue con la
acumulación de sabiduría, libros, música y otras artes, siendo también bastante común para
estos carácteres la atracción por el mundo espiritual y su estudio.

“Der Eremit” - Salomon Koninck


Así como el carácter Esquizoide desarrolla un aislamiento y compartimentalización del
mundo que lo rodea, también lo hace de su propio organismo, disociando sus sensaciones
de sus procesos cognitivos, y al llegar a la edad adulta mantiene una disociación parcial
entre lo que necesita, lo que siente y lo que piensa. Centrando su sensación de existencia
en el mundo mental, se encuentra recurrentemente en una forma de pensar arborescente y
fractal. Su actitud es la de no gastar, no necesitar, no pedir, y de manera muy parecida
actúan con sus propias emociones y pensamientos.

A nivel corporal y energético, esta compartimentación se mantiene con fuertes bloqueos


tensos en los segmentos ocular, cervical, diafragmático y pélvico, así como a nivel de todas
las articulaciones, manteniéndose en estado de tensión toda la musculatura en general.

Vive su cuerpo como si fuera un caparazón en el que está obligado a habitar, su


musculatura, al estar contraída es perceptible debajo de la piel, teniendo un tacto fibroso o
leñoso. La mirada, de una persona fijada en el temor, aparece como congelada en un
estado de pánico. Los ojos suelen estar bastante abiertos para no perderse nada del
entorno y controlarlo. La nuca suele marcar poco la curvatura cervical y estar
excesivamente recta. La expresión de la cara puede ser dura y fría, mandíbula en tensión.
En todas las articulaciones encontramos tensión que divide el cuerpo en partes,
aparentando caminares descoordinados que recuerdan al movimiento de una marioneta,
por ello mediante el trabajo corporal pueden llegar a conseguir una gran expresividad si se
dedican al baile o a algún deporte estilizado. Brazos largos con manos frías y pálidas, con
gran expresividad. Tórax plano y hundido a nivel del esternón, debido a su tensión en el
diafragma, que imposibilita su función de fuelle, dando poca sensación de movimiento al
respirar por la tensión que une sus costillas y bloqueando la conexión entre necesidades y
emociones. El abdomen, tenso y escueto, es debido a la poca capa de grasa, pues suelen
ser personas con tendencias hacia la frugalidad alimenticia. La musculatura que contiene la
pelvis también está tensa y dura, recordando la expresión “tener el culo prieto de miedo”,
consiguiendo limitar notablemente los movimientos pélvicos y la percepción de sus
sensaciones desde el instinto. Así como los brazos penden de los hombros, las piernas dan
la misma sensación de miembros pegados al cuerpo, y los pies con mucha frecuencia son
espásticos con tendencia a cerrarse y aumentar el arco plantar, siendo una de las primeras
cosas a trabajar en terapia la apertura de la planta de los pies para conseguir mayor arraigo
a la tierra y proveerlos de seguridad, como si se tratara de raices.

Proceso terapéutico

Como se comentaba anteriormente la apertura de los arcos plantares es un buen principio


para conseguir que se vayan arraigando más a la existencia y tomen contacto con el mundo
relacional. Recordemos que son carácteres de procesos muy largos durante los que
daremos espacio a que vayan confiando progresivamente tanto en el terapeuta como en el
mundo exterior, conservaremos su espacio vital como sagrado e iremos entrando en su
imaginario progresivamente. La dirección es hacia que lleguen a la propia percepción de
que el mundo no es tan peligroso ni tan vacío como ellos imaginan, y que progresivamente
se vayan dejando compartir con otras personas, comprendiendo que sus intereses más
personales e íntimos también pueden llegar a los demás, pues suelen ser auténticas
enciclopedias andantes y tienen mucho conocimiento que ofrecer. Apoyados en el trabajo
sobre los bloqueos energéticos de diafragma, cuello, cadera y articulaciones, potenciar la
capacidad para darse cuenta de sus necesidades, validarlas y desarrollar un mecanismo
sano para movilizarse y conseguirlas tanto por sí mismos como pidiéndolas. Así como
progresivamente y a su ritmo entablar relaciones sociales fluidas y formar parte del mundo.
El trabajo corporal es de gran ayuda para estos carácteres, conseguir apaciguar la mente y
habitar el cuerpo puede acompañar el proceso terapéutico de una forma holística, con
prácticas como la danza y el movimiento, para las que, después de un trabajo personal,
están especialmente dotados.

Apuntes elaborados por: Lluc Navarro Cots


Especialización Corporal Integrativa, Aleph - Institut Integratiu 2022

Bibliografía:

JUAN JOSÉ ALBERT (2009) -Ternura y Agresividad. Ediciones La Llave, Barcelona


Infografía: Bioenergética Málaga
Ilustración: “Der Eremit” - Salomon Koninck

También podría gustarte