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La cultura popular en la
Edad Media y el
Renacimiento
El contexto de François Rabelais
ePub r1.0
Titivillus 14.07.18
Título original: Творчество Франсуа Рабле и народная
культура средневековья и Ренессанса
Mijail Bajtin, 1965
Traducción: Julio Forcat & César Conroy
EN LA OBRA DE RABELAIS
Je désire te
comprendre.
Ta langue obscure
apprendre[107]».
EN LA OBRA DE RABELAIS
«No tengo sino que mirar por mis ventanas para ver
constantemente en los niños que corren con sus escobas el
símbolo del mundo que eternamente se gasta y siempre
rejuvenece[228]».
Goethe comprendió perfectamente el lenguaje de las
imágenes de la fiesta popular. Y su sentido del estilo no fue
turbado en modo alguno por la asociación puramente
carnavalesca de la escoba barriendo la calle y los niños,
símbolo universal del mundo que muere y renace
eternamente.
Volvamos a la descripción del carnaval de Roma, y en
particular a la imprecación ambivalente y afirmativa «sia
ammazzato».
Toda jerarquía es abolida en el mundo del carnaval. Todas
las clases sociales, todas las edades son iguales. Un niño
apaga el cirio de su padre y le grita: «Sia ammazzato il
signore Padre» («Muerte para mi señor padre»). Este
magnífico grito del muchacho que amenaza alegremente de
muerte a su padre y le apaga el cirio, no tiene necesidad de
ser comentado luego de lo que hemos dicho.
El carnaval se acaba. Hacia la medianoche, en todas las
casas tiene lugar un festín en el que se come carne en
abundancia, pues pronto será proscrita.
Después del último día de carnaval viene el «miércoles
de ceniza» y Goethe acaba su descripción con sus
«Reflexiones sobre el miércoles de ceniza» (Aschenmittwoch
betrachtung), donde expone una especie de «filosofía del
carnaval», tratando de descubrir el sentido serio de su
bufonería. He aquí el pasaje esencial:
Y LA REALIDAD DE SU TIEMPO
Yo le susurraría tiernamente
Y le gritaría salvajemente
Lo que me ordena la clara razón
Colmado todo mi pecho:
Que estos pensamientos, estos sentimientos
Sean enigmas eternamente. <<
[326] Cf. Carmina popularia, ed. Bergk, fr. 18. <<
[327] Marx y Engels, Obras, t. I, pág. 418 (ed. rusa). <<
[328]Œuvres, Pléiade, t. I, pág. 187; Livre de Poche, vol. I,
pág. 87. <<
[328b]Jean Plattard: L’Adolescence de Rabelais en Poitou,
pág. 33. <<
[329] Œuvres, Pléiade, pág. 718; Livre de Poche, pág. 559.
<<
[330]Después de su muerte, sus herederos no tuvieron
prácticamente nada que recibir. Incluso la pensión atribuida
a Rabelais no le fue dada por falta de recursos. <<
[331]
Œuvres, Pléiade, pág. 331; Livre de Poche, vol. III, págs.
71-73. <<
[332]Œuvres, Pléiade, pág. 335; Livre de Poche, vol. III, pág.
81. <<
[333]Georges Lote (op. cit., pág. 387 sqq.) efectúa una
identificación detallada de Guillaume du Bellay, en el mismo
sentido. <<
[334]Probable alusión al español «garganta»; el provenzal
conoce el término gargantuon o glotón; aparentemente, la
etimología de Gargantúa es idéntica a la de los otros
héroes: garganta-gaznate (gorge-gosier). <<
[335] Aunque resulte posible encontrar en esta palabra
ciertas raíces provenientes de la lengua nacional y una
confusa toma de conciencia del significado etimológico. Tal
es la hipótesis de Sainéan (op. cit., t. II, pág. 458). <<
[336]Œuvres, Pléiade, pág. 231; Livre de Poche, vol. I, pág.
213. <<
[337] La época contemporánea también había colocado el
«espejo de la comedia» ante el rostro del latín estilizador y
ampuloso de los ciceronianos. El latín macarrónico surgió
como reacción al purismo ciceroniano de los humanistas. No
se trata en absoluto de una parodia del latín de cocina: el
latín macarrónico, si bien posee una sintaxis totalmente
exacta, se halla simplemente inundado de palabras de la
lengua popular provistas de terminaciones latinas. El mundo
de las cosas y nociones modernas, totalmente extraño a la
Antigüedad y a la época clásica, desemboca en las formas
de las construcciones latinas. <<
[338] Nuestro autor sentía especial predilección por el
dialecto gascón, el más enérgico y rico en juramentos e
imprecaciones. Compartía esta preferencia con toda su
época. Montaigne ofrece también una semblanza elogiosa
de él (Essais, lib. II, cap. XVII). <<
[339]La obra fue editada nuevamente por F. Noulet en
Toulouse, 1892. <<
[340]La Edad Media sólo conoció la comicidad primitiva de la
lengua extranjera. En los misterios, las frases dichas en
lenguas inexistentes que debían provocar la risa por su
ininteligibilidad son bastante corrientes. La célebre farsa de
Maite Pathelin ofrece un ejemplo más importante del mismo
procedimiento. El héroe habla bretón, lemusín, flamenco,
lorenés, picardo y normando y, para terminar, el latín
macarrónico y el logogrifo (grimoire), es decir, una lengua
inexistente. Algo análogo encontramos en el episodio de
Panurgo que responde a Pantagruel en siete lenguas, dos de
las cuales son inventadas. <<
[341] Estienne Dolet habló de los principios de la traducción
en el siglo XVI en La Manière de bien traduire d’une langue
en aultre (1540). Joachim du Bellay, en su Defense et
Illustration de la langue française (1549), confiere, a su vez,
un sitial importante a los principios de la traducción. Sobre
las traducciones de esta época, ver P. Villey: Les Sources
d’idées au XVI siécle (1912); en Amyot, traducteur de
Plutarque, París, 1909, R. Sturel ofrece una serie de
magníficos análisis de los métodos de traducción (analiza el
texto inicial de la traducción de Amyot, explicando al mismo
tiempo la tendencia general adoptada por los traductores
del siglo XVI). <<
[342] A. Dieterich, Pulcinella, 1897, pág. 82. <<
[343] Ibid., pág. 250. <<
[344]«Tan sólo la desvergüenza e impudicia verdaderamente
divinas de Pulcinella, dice Dieterich, son capaces de
elucidarnos el carácter, el tono y la atmósfera de la farsa y
de las atelanas antiguas» (Op. cit., pág. 266). <<
[345]Evidentemente, el pueblo mismo también participa,
pero se distingue de los otros protagonistas (aparte de las
restantes diferencias) por la capacidad y el derecho a tener
una risa ambivalente. <<