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Ensayo final Ontología-Metafísica Eric Pedraza Velázquez


Introducción
Se hace un trabajo sobre Parménides con la intención de destacar la importancia de su
pensamiento ontológico, como una pieza importante en la tradición especulativa sobre la
realidad, dando cuenta del misterio que se encuentra en su obra llamada convencionalmente
como todas las de su época: Acerca de la naturaleza; misterio que hasta en últimas fechas se
puede encontrar por doquier, en la ciencia por ejemplo, que es por excelencia a la que más
veneración se le tiene en las cuestiones del saber. A decir verdad la ciencia no toma en nada, en
cuenta al pensamiento filosófico. Pero la verdad filosófica existe al igual que la verdad de las
ciencias positivas, luego para que el conocimiento sea verdadero y para poder conocer la
realidad se deben tomar en cuenta los dos extremos. Si no se posee la verdad no se puede poseer
la realidad, que es la relación sistemática misma de los distintos trozos de realidad. Ya que la
filosofía es la ciencia de las causas se tiene la posibilidad de concebir un orden, sabiendo que la
realidad misma es un orden, que se encuentra en las premisas ser y no ser, luego ser o no ser.
Parménides gracias a su ontología-metafísica del ser, va a fundar una tradición de gran
alcance, desde el momento de utilizar su lógica irreprochable para criticar a los hombres y sus
opiniones acerca de las causas de la realidad, que son empíricas separadas de las cuestiones
racionales. Cuando en el trabajo hablo de la multiplicidad no estoy hablando de ella de un modo
empírico sino de uno racional evidentemente. El espacio no es suficiente pero pienso que ha
sido de gran ayuda para tener un mejor panorama de las diversas cuestiones filosóficas.
Parménides
El poema de Parménides consta de un proemio, y tiene dos partes una sobre la verdad y otra
sobre la opinión, aquella es inevitable como la fuerza del destino y esta no. Posee un gran
contenido lógico, la forma de expresión épica elegida por él tiene su causa en que este estilo es
el que más se ajusta a su interpretación del mundo, utiliza una didáctica tradicional de la visión
de la realidad para explicar el proceso del conocimiento, que es un viaje por el único camino,
descrito en el proemio como uno prodigioso y donde se le revela la verdad. El pensamiento de
Parménides combina el análisis con la religión; no se debe ver la filosofía y a sus filósofos como
lo que no son, ni querer encontrar en la religión el espíritu. Parménides ha influenciado a Platón
y Aristóteles, si la filosofía observa las causas, estos pensadores crearon una tradición que ha
sido prolongada, tomada por el cristianismo, y que sobrevive en la modernidad, la globalización
efectúa cambios, aunque la presencia de lo divino en la realidad es una cuestión que continúa.
El problema está en el estima que se le tiene a las interpretaciones metafísicas no se diga
filosóficas, como opuestas a la ciencia moderna; se tiene que observar qué significa el cambio
2

de la concepción, como menciona Jaeger: “mítico de lo Divino, fue la investigación racional de la


realidad una de las más importantes”.1 Con estas palabras se nota la importancia de éste tipo de
pensamientos sobre las primeras causas, como una forma de conocer la existencia, que es
estudiada en la religión; así como en la filosofía desde un sentido religioso, Spinoza por ejemplo
tenía una religión de su filosofía, esto significa que es válido practicar el intelecto desde esta
perspectiva, como una forma de comprender la realidad misma, que es practicada por la filosofía
en el momento de usar la razón; ya se ve con Descartes, ya con Kant y demás filósofos que están
a favor del racionalismo y otros son empiristas, Parménides va con la primera de cierta forma.
El pensamiento racional en los pensadores griegos claramente los dirige al aspecto religioso,
pues allí es donde se encuentra una respuesta coherente acerca de qué es la realidad, desde la
pregunta qué es el mundo. Entonces en Parménides (en general en todos los filósofos griegos)
se debe notar este lado religioso sobre el intelecto, que se utiliza para explicar la clara existencia,
es más, la causa de tal existencia, que en un sentido griego se hablaría de una esencia; aunque
Parménides en su poema como tal no está tratando de probar la existencia de dios, si tiene un
contenido religioso, pues el ser de Parménides es un misterio, lo mejor es ver a éste ser no como
un dios, creyendo que continua la tradición del dios uno de Jenófanes. Jaeger ve en Parménides
una similitud con Hesíodo por ser su épica igualmente una explicación racional; Anaximandro se
debe mencionar porque transforma estos dioses de Hesíodo en una divinidad y lo hace en prosa.
Se tiene que observar qué tipo de religiosidad está presente en Parménides y se nota más
como una continuación de la teogonía hesiódica, es decir a Parménides igual que a Hesíodo les
van a hacer una revelación divina, que es descrita en el proemio en ambos casos. El proemio de
Parménides no es valorado por los pensadores abstractos, pero este tipo de expresión
pertenecía a una etapa de la literatura griega, en donde se contaba o el ascenso al cielo o el
descenso a los infiernos; el proemio va a servir para entender el tema filosófico de su obra, que
es la declaración de la verdad revelada. Tanto la revelación de Hesíodo como la de Parménides
son sobre la verdad, que será usada por éste último para significar la realidad última de las cosas.
Todo empieza con un viaje, según la traducción de los fragmentos por Alberto Bernabé: “[…] se
apresuraron a escoltarme las hijas del Sol […] dejaron la morada de la Noche hacia la luz […]”.2
De lo anterior se puede pensar que es un viaje en el camino del sol, pero el relieve del poema
es ambiguo, aun así se puede decir que es el camino de transitar de lo falso a lo verdadero, o de
la opinión a la verdad, y esta última para serlo tiene que tratarse de una revelación divina
conforme a la realidad; el sol ya es la imagen de la posesión de un conocimiento inmenso. En

1
Werner JAEGER, La teología de los primeros filósofos griegos, p.94.
2
Alberto BERNABÉ, Fragmentos presocráticos de Tales a Demócrito, p.155.
3

otros versos del proemio según la traducción de Alberto Bernabé: “[…] no fue hado malo quien
te impulsó a tomar este camino (pues de cierto que está fuera de lo hollado por hombres) sino
ley y justicia”.3 Se observa la fortuna en la que se encuentra Parménides, su destino es transitar
ese camino. El proemio sólo muestra que no se pudo haber expresado de otra forma a parte del
verso tal revelación, el camino explícitamente no es transitable para los hombres, ellos andan
desviados llegando a ningún lugar tomando atajos, destinados a no romper con la ignorancia,
perdidos en tinieblas, llevados por el azar, imprudentes fuera del camino de la certeza.
Sobre la verdad a partir de Parménides y después de Hesíodo, la palabra verdad toma un
significado relevante ya que se le da una nueva interpretación en relación con la realidad y la
comunicación, en el caso de Parménides la verdad acerca del ser, es decir, de la existencia como
algo que se tiene o que tiene lugar y está, pues hay razón para decir que las cosas toman posición
hacia fuera del ser, como elementos que están en equilibrio y crece. Si esta verdad del ser es
eterna, las cualidades de las causas que existen son eternas en comparación con la vida de los
hombres. Pero la existencia de la realidad como externa al sujeto, que se puede observar tiene
la característica de no tener principio ni fin; esta verdad está contra la opinión que no es sino
suposiciones, imaginaciones, creencias, y claramente subjetivas de casos cuestionables, que
pretenden ser leyes, pero qué pueden saber los hombres que algún día morirán; una gran
diferencia entre el conocimiento humano y el divino, verdad revelada a Parménides solamente.
En este ambiente mitológico y religioso se va a plantear la cuestión del poema de parte de la
diosa, Parménides tiene que ser respetuoso con esta ley y comunicar la verdad divina, y así
contrastar el mundo ilusorio de los hombres. La ambigüedad en la imagen del pensamiento de
Parménides, muestra el verdadero valor de su contenido, Jaeger lo expresa: “la misteriosa visión
del reino de la luz que alcanza el poeta es una auténtica experiencia religiosa”. 4 Es decir es
posible que lo que los hombres perciben por los sentidos como realidad, cambie totalmente
cuando se arroja encima la luz de la verdad. Un conocimiento que marcar un antes y un después
en la vida de quien lo llegue a poseer, pues es la liberación misma de la ilusión que es una burla
de la realidad; es un conocimiento individual que tiene que ser transmitido a otra persona. Los
filósofos arcaicos poseían algún conocimiento valioso, un intento interior que causa
abstracciones intensas para ligar abundantemente la realidad y que tiene que ser transmitido.
Entonces cuando Parménides en su poema lamenta la situación de los hombres, se nota el
grado de humanismo que poseen sus palabras, y le es necesario comunicar aquellas reflexiones
sobre la vida que llevan sus contemporáneos, apoyando en la traducción de Alberto Bernabé:

3
Ibidem. p.156.
4
W. JAEGER, op.cit. p.99.
4

“[…] andan errantes, como con dos cabezas […]”. 5 Esto en voz de la diosa que ve a los mortales
como exiliados practicando opiniones equivocadas, andando de un lado a otro fallando,
haciendo una interpretación falsa de la realidad desde los sentidos que extravían. La filosofía de
Parménides ha avanzado desde la mitología y la religión, para lograr por el uso de la razón
conocimiento y aprendizaje, esto significa mucho desde ese momento para los hombres, como
un instrumento que explica la realidad sobre el conocimiento de la verdad, gracias a una cierta
disposición para aprehender y ordenar el universo en conjunto, el mundo, la vida, reconociendo
los hombres que lo que saben no es la verdad última, entonces se fuercen para poder hacerlo.
La obra de Parménides al momento en que puede ser transmitida a otras personas tiene que
ser valorada como intelectual, da un cambio al estilo religioso hacia uno más filosófico llenándolo
de intelectualismo; no es una teoría basada en la acumulación de experiencias, sino una visión
del mundo con grandes alcances, respecto de las personas que pueden llegar a practicarlo, y es
otra manera de conocer la verdad. La visión de la vida y del mundo filosófico es único, sin duda
toma cuestiones de otros campos de estudio, pero los transforma a este tipo de especulación
intelectual aportando verdad, cubriendo partes del mundo que las ciencias o la religión, o la
política, no cubren. El sistema de Parménides es importantísimo, al igual que el de Heráclito, que
son tomados por el sistema de Sócrates, etc., pues no se trata de una simple historia, sino del
valor de las obras por la verdad que poseen esos pensamientos, el de Parménides lleno de amor
por lo sagrado que busca purificar, como una característica natural de ser particular y distinto.
Voy a hacer un poco más de referencia sobre la palabra camino, que es el lugar por donde
habitualmente se transita pero desde el hacer, y de un punto a otro, puede ser de la opinión a
la verdad moral o espiritual, este camino es el mejor modo de vida: la vía de la verdad sirve para
introducirse alguien al mundo sin daño, ya que la verdad es un instrumento que hace al poseedor
un especialista que rompe con la ignorancia. El ser es equivalente a un poder, cuando se le usa
en el mundo hay semejanza entre lo que se piensa y la realidad para unir los pedazos de esta; el
surgir de esa inteligencia es por la diosa, que hace que se pase de la penumbra total de la
ignorancia al brillo esplendoroso del conocimiento, relacionado con la palabra. Esta transmisión
de la verdad del ser sólo la puede hacer la diosa, Parménides enteramente comprende su deber
de comunicarlo como una exigencia, atacando el engaño en que se encuentran los hombres,
mostrando que la verdad ni se puede agitar, ni poner en desorden, o alteración y es verificable.
El conocimiento revelado en la experiencia religiosa de Parménides lo ha capacitado para
entrar a la esencia del auténtico ser, después de haber llegado a destino por el camino de la
verdad, el único que conduce a la salvación y no a una simple meta, el cual comunica con el

5
A. BERNABÉ, op.cit. p.157.
5

conocimiento que mantiene a los hombres sanos. El camino que es verdad posee el
conocimiento para el bien acerca del acto moral con objeto de que los hombres sean buenos.
Parménides es el creador de la metafísica del ser, una divina verdad como conocimiento; el
filósofo posee en sí mismo el argumento que debe ser comunicado, él es distinto al que no posee
tal conocimiento. Éste contenido moral sobre las dos vías se ve en Parménides claramente;
existe también una mezcla de las dos vías: equivalentes por error. Aunque no es el inventor de
la moralidad en las dos vías, pero como menciona Jaeger: “[…] también a nuestra vida […]”.6
El término del proemio hace ver la simplicidad de la revelación “ser o no ser”, es la adición
del ser con el no ser o la negación del ser, dando como conclusión la tautología: si es, entonces
es. Parece una forma de decir que si la causa de la acción es el ser-verdad, no habrá otro
resultado que una acción efectuada como conocimiento. Incluso está la confusión de estos dos
caminos como uno tercero, algo que no se debe hacer es estar en camino recto y querer tomar
atajos, es imposible conseguir un conocimiento común así. El pensar y explicar es decir el
razonamiento tiene que ser acerca de lo que es realmente. La realidad existente está
representada por el camino de la verdad que termina en un conocimiento; no se encuentran
personas que actúen siempre erróneamente, sino que a veces bien y a veces mal. En el camino
del no es, no se logra llegar a algún punto, pues se puede caminar hacia cualquier parte sin nunca
llegar a alguna, no hay límites, moralmente esto se puede entender como una conducta mala.
En el lugar que llegó Parménides se encuentran en su respectivo lugar la noche y el día; la
noche puede ser entendida como infinidad, oscuridad, ocultación, misterio, confusión, etc. Lo
que digo es que desde la posición de Parménides puede observar el camino que no es, la noche
pues, qué se podría examinar cuidadosamente en la oscuridad, cuando Parménides no existían
los telescopios. Bueno ahora el día que es sino girar, como la verdad bien redonda y que puede
representar el día y relacionarse con dios, no hay que olvidar es aspecto mitológico-religioso-
filosófico del poema. La energía de Parménides le alcanzó para llegar a aquel lugar, y no le faltó
el aire y ahora respira aire puro del éter. Este camino hace caber al filósofo en cualquier lugar,
justicia pudo ver la calidad moral de Parménides –y con ayuda de las hijas del sol– deja pasar a
aquel lugar hueco, dice Parménides: “[…] por la calzada en derechura […]”. 7 Esta calzada
comunica a él con la diosa, para que lo entere de todo, tanto de la verdad como de la opinión.
Hago una mejor explicación del ser o de lo que es o existe o la esencia que está en el
fragmento ocho donde Parménides cuenta los atributos. El ser internamente nace como agente,
se niega el principio y fin como tránsito, proceso, relación. No es tangible, solo, sin cambio (que

6
W. JAEGER, op.cit. pp.102-103.
7
A. BERNABÉ, op.cit. p.156.
6

puede ser lo contrario cambiar internamente, pero aquí no es el caso), completamente lleno y
presente, común en la acción dominada, relacionada con la extensión. No se puede hacer un
razonamiento sobre lo que no es, entonces o es o no es; todo está relacionado como ya se dijo,
entonces no se puede dividir, lo que es completamente como menciona Parménides: “[…] toca
con lo que es”.8 Significa que el ser tiene bordes o fronteras, el nacimiento y la muerte le toca a
los hombres, y todos deben estar de acuerdo; existen enfrentamientos pero la verdad hace
alianza. Sólo se puede pensar en lo que es, que cubre por completo la realidad, es como deber.
La concepción del ser de Parménides está relacionada con la cosmología, piensa que es
homogéneo, por todas las características anteriores; la realidad está fija ese es su destino tiene
fronteras, todo pertenece al ser como efectos y lo que no es no obstaculiza. El concepto del ser
como causa, es decir sus atributos son superiores que una causa material que pueda ser
observada empíricamente, el ser de Parménides no es un elemento, el ser es superior a lo falso,
es decir a las pretendidas causas en plural anteriores o contemporáneas a él, de ahí que el ser
es uno y uniforme, que se expande desde el centro hacia todos lados, esto sólo puede
entenderse por el ejercicio la razón sobre lo existente, no se puede razonar sobre lo que no
existe. Aunque el pensar, que esta palabra no significa ahora lo de antes no preside de la
percepción de las cosas, eso no pasa con Parménides, él al pensar sobre el ser lo hace desde la
prueba humana, el pensar griego no sería posible si no se sabe lo verdadero, y hay otra pieza.
Esta pieza es la razón que Jaeger la ve muy importante por la reflexión que genera, según él:
“[…] que lo Ente no puede ser tal como nos lo revelan los sentidos […]”. 9 Por la razón se
selecciona, se decide, se separa lo bueno de lo malo para ver lo que conjuntamente está unido;
el conocimiento de Parménides se encuentra sobre las dos vías, con lo que critica a los hombres.
Se debe reconocer que el ser de Parménides es un concepto, es decir sólo contiene información
como un proceso mental que une desde su experiencia y aprendizaje, lo que quiere decir que no
se separa del mundo físico, y tiene que hablar de este en la segunda parte de su poema, como
algo que se hace visible; desde un nivel más bajo que la concepción divina del mundo, el de la
apariencia se tratar de explicar el génesis, en el nivel humano lo más que se hace es estructuras
semejantes como copias de la realidad, recordando que los hombres andan entre dos caminos
el que es y el que no es, la explicación del génesis es desde la dualidad de la luz y la noche.
Hablo de una mezcla entre la luz y la noche como el principio de su cosmogonía, pero en
relación con los hombres el pensamiento se origina de esta mezcla como algo sin forma,
entonces lo que se conoce por medio del pensamiento es del mismo tipo una apariencia sin

8
Ibidem. p.158.
9
W. JAEGER, op.cit. p.106.
7

estructura propiamente dicha. Este dualismo de la noche y el día da origen por esta contrariedad
al aparente mundo exterior y los hombres lo expresan como opiniones. Lo que hace Parménides
como dice Jaeger es: “[…] se arranca a sí mismo al mundo de la ilusión y se remonta hacia la
verdad”.10 Lo que no es, no es el principio de Parménides, y lo que no son este principio, son
cosas diferentes entre todos los géneros; para entenderlo mejor lo asocian al devenir como
compartiendo límites y no como equivalentes, al final para Parménides lo que perciben los
sentidos, ya la muerte, ya el nacimiento, es decir el devenir es una apariencia y no se enreda en
cuestiones naturales, lo que no impide criticar las opiniones humanas acerca de esos temas.
El ser de Parménides claramente se encuentra un nivel arriba del devenir, el ser no llega a ser
ya es presente, el ser es inmutable, tiene límites, es inmóvil, está completamente alejado de los
sentidos, el ser no interfiere en las acciones de los hombres, no tiene que ver con la forma, o sea
la realidad no está en la forma, el ser no es ni el agua, ni el cielo, ni la tierra, ni un planeta; su
importancia radica en que es un conocimiento divino, que lo que existe está establecido como
primer principio, se aumenta la esfera de la religión. Inicia a los hombres con esta verdad
aprendida que salva y distingue de los demás hombres, es el misterio del ser, las palabras del
poema son un estudio de lo que existe y de sus propiedades, como algo descubierto que quita
el velo del rostro, lleva a actuar con cuidado entre la verdad y la apariencia. Este conocimiento
es fuerte en su representación como existencia, la realidad parecía más transparente que ahora.
Su realidad la del ser es una existencia intacta, entera, no alcanzada por un mal, pureza
originaria, claramente divino pero no como un dios. Difiere del apeiron de la escuela milesia y
de los pitagóricos en su dualismo. Voy a mencionar ahora en el espacio que queda los efectos
que tuvo en pensadores posteriores como Platón y Aristóteles, aunque no se está diciendo que
es el mismo uno de Parménides simplemente lo que él causó en los posteriores. Aristóteles en
su Metafísica en el libro primero se propone a estudiar las causas, piensa que si se conoce la
primera se conocen las demás, como es sabido habla de cuatro: la esencia, la materia, el
movimiento, el bien. Aristóteles habla de la “apariencia” de Parménides: “[…] propuso que hay
no sólo Uno, sino también […] dos causas […]”. 11 Si lo hace para explicar la apariencia del mundo,
entonces el uno de Parménides es un concepto; la pluralidad se explica según la sensación.
Lo que es y lo que no es son causas de la pluralidad o la apariencia; el problema que encuentra
Aristóteles en el pensamiento de Parménides es que se entiende que: “[…] son una todas las
cosas que son, y eso es ¨lo que es¨ […]”. 12 Lo que es como algo que está fuera fijo particularmente
afectando que se relaciona con la verdad, se percibe de manera separada en apariencia, y no

10
Ibidem. p.107.
11
ARISTÓTELES, Metafísica, p.83.
12
Ibidem. p.154.
8

explica las cosas que no son pasadas y futuras. Para Aristóteles lo que es tiene muchos sentidos
y es que la realidad es inmensa no hay que hacerse cuentos, entonces cómo se relaciona lo que
es con las cosas que son, Jaeger advierte que no se puede tratar de entender mejor el concepto
de ser con el concepto de materia, pero la palabra de Parménides no es la última sino la primera,
y lo que queda es tratar de explicar la multiplicidad, que esta no es lo que es ya que en la
multiplicidad no se encuentran cosas que no carezcan de algo, la multiplicidad es ilimitada.
El estadio del pensamiento de Parménides muestra el tamaño del paradigma del ser así que
los siguientes filósofos como fases se manifiestan actuando con sus humanos intentos para
tratar de estructurar la realidad desde la experiencia, y no dejará de ser un orden engañoso.
Aristóteles ve una salida reconociendo que el ser tiene muchos sentidos, y que no es suficiente
lo que Platón hace reconociendo la existencia del no ser, que de cierta forma también reconoce
Parménides precisamente para explicar la aparente multiplicidad; pues lo mismo no hay que
hacerse cuentos al decir que una ciencia puede explicar la totalidad de la realidad. Así el ser y el
no ser son conjunto de distintas categorías, también el ser es verdadero y el no ser es falso,
además el ser y el no ser temporalmente son tanto presentes como en potencia; los distintos
atributos del ser son claramente diferentes, como las otras condiciones. Aquí se está lejos del
ser de Parménides, pero inevitablemente se llega a esta fase de la multiplicidad presente.
De lo que es falso no se puede probar cosa alguna, el problema es la generación y corrupción
de lo que existe, que no puede suceder de algo falso, pero si puede suceder algo en potencia.
Cada objeto que se observa tiene una causa que es y si se estudia esta, se está estudiando la
causa de la generación que es. La generación y corrupción es la etapa del ser, existen vestigios
de verdad en cada relación de las cosas que son. Si bien que el sistema de Parménides sea crítico
no quiere decir que sea cerrado, pues eso lo haría estéril. Ahora las cosas también pueden ser
por accidente, pues se encuentran en el presente, son verdades; una negación también puede
ser una verdad, después menciona Aristóteles respecto al ser y lo que es: “[…] significan tanto
[…] que es en potencia como […] que es ya plenamente […]”. 13 Todos estos son sentidos de ser
presente, pero el tipo que se asemeja más a la apariencia de Parménides es el accidente de
Aristóteles, pues es como un mero nombre pero al final es algo que existe ocasionalmente.
Al observar un objeto alguien puede decir que es de alguna forma, otro de otra como
predicados infinitos, el límite puede estar en una ciencia relacionada con el objeto que pueda
determinar, pero para eso se necesita el objeto comportarse siempre igual y por necesidad,
Aristóteles lo comenta: “[…] la causa del accidente será la materia en cuanto capaz de ser de

13
Ibidem. p.225.
9

otro modo que la mayoría de las veces”.14 Se debe notar la dificultad que implica la realidad y
cómo Aristóteles incorpora la creencia de Parménides con la suya después de chocar, como uno
es más religioso que científico, entonces cuál se debe elegir, o entre ambas se pueden corregir
ya que las dos contienen verdad, claramente las dos están fundamentadas en la razón, no se
puede rechazar ni una ni otra, si se hace se cae en un escepticismo. Pero este trabajo es un
mínimo esfuerzo en el que no se resuelve evidentemente la cuestión y el límite está próximo.
Para terminar revisaré la fase platónica y etapa o etapas como con Aristóteles, en relación
con el estadio del ser de Parménides, viendo a Platón y a Aristóteles como fases en las que se
produjo una acción por aquel como causa, es decir formas a las que se les agregó el conocimiento
del ser de Parménides; las etapas son las consecuencias reunidas que no son lo mismo que la
acción, ni mucho menos que la causa, ya que una consecuencia tampoco es lo mismo que una
causa. En el Parménides de Platón se va a plantear el gran problema que existe en tratar de
relacionar lo que es, o el ser, o el uno, con la multiplicidad de las cosas, pues de lo uno cómo
podría surgir, si se encuentra en un lugar alejado de las cosas que son, al igual que todos los
atributos del ser. Lo que hace Platón es crear precisamente una estructura de relaciones entre
los distintos atributos del ser en sus clasificaciones correspondientes. Así ¿cómo sería posible
que algo participara de lo semejante y desemejante (como forma), y fuera ambas cosas?
¿Cómo el conjunto de los atributos del ser pueden ser uno o múltiples? Es claro que el
problema es relacionar los atributos del ser con la multiplicidad, sencillo es decir que las cosas
son múltiples y unas, pero qué hay de aquellas dimensiones donde se evalúan las distintas partes
de la realidad llamados valores y que se relacionan con la ética, dimensiones que como dice
Platón: “[…] se aprehenden por el razonamiento […]”.15 Si existen las formas, que cada una es
una, y se les divide para que abarquen cada parte de la multiplicidad, dejarían de ser una forma
y la multiplicidad por participar de esa división no sería la forma misma. Entonces ¿las cosas
participan de las formas? No se puede mirar a lo uno, o al ser, o a sus atributos, de la misma
manera que a las cosas múltiples como en un conjunto, ya que el conjunto parecería otra forma.
Parece que las cosas son una imitación de las formas, pero como si estas fueran pasadas, así las
cosas no son a lo que se asemejan, serían el otro extremo de la forma, es decir un conjunto.
Lo que es en este punto tiene respecto de la relación formas y cosas, cada grupo el lugar que
a cada forma le corresponde; y puede ser que este tema sólo les corresponda a algunas personas
que deseen hablar de esta realidad metafísica-ontológica, que ciertamente y Platón continúa
con la tradición del ser de Parménides, esta realidad no está en los hombres, no estoy

14
Ibidem. p.273.
15
Platón, Parménides, p.41.
10

comparando ni a Aristóteles ni a Platón con Parménides, estoy diciendo que éste creó una
tradición sobre el ser y aquellos se insertaron en ella y la prolongaron. Los hombres sólo pueden
reclamar igualdad a cambio de lo habitualmente dado entre ellos, lo mismo que las formas o las
cosas en sí, Platón lo expresa: “[…] La ciencia de entre nosotros […] sería […] de la verdad que
está entre nosotros […]”.16 Esto quiere decir que las cosas en sí como el ser en sí o las formas no
pueden ser conocidas por los hombres. Lo que es que está lejano de los hombres, la verdad en
sí, vuelven a parecer un conocimiento divino que nada tiene que ver con la aparente realidad.
Sin duda para continuar con la tradición metafísica hay que tener disposición a poder recibir
esta clase de pensamientos y dialogar sobre ellos como un arte por medio de argumentos acerca
de lo que nunca cambia, además se aprehenden por la razón. Platón propone el método para
poder estudiar estos asuntos, se trata de plantear hipótesis positivas y negativas. En un lado
puede estar la multiplicidad y del otro lo uno, es decir “si hay multiplicidad” y “si no hay
multiplicidad”; evidentemente el pensamiento de Parménides tiene la pinta de ser simple, esto
al contrastar la complejidad del ser con lo múltiple, y está en estrecha relación con el método de
Platón en el momento que Parménides expresa los atributos del ser oponiéndolos con los de las
cosas sensibles, todo esto para conocer la realidad, ciertamente estas dos dimensiones se tienen
que relacionar ya juntas, ya separadas. Si el ser es uno sólo y es tomado en la experiencia, parece
múltiple; si no parece múltiple, y el ser es uno sólo, entonces no es tomado en la experiencia.
Conclusiones
Así la realidad vista desde esta perspectiva metafísica-ontológica va a establecer una unión
entre la multiplicidad y lo uno, para tratar de explicarse entre ambas, tanto cómo surgió el
mundo sensible, tanto qué es lo que no cambia. Si lo uno es ilimitado, no tiene figura; tiene
figura. Entonces lo uno no es ilimitado. Si lo uno no tiene figura, no puede estar en ningún lado.
Si lo uno no está en algo, lo uno no tiene movimiento. Si lo uno no tiene figura, lo uno no tiene
movimiento. Si lo uno no tiene partes, no puede llegar a ser. Lo explica Platón: “[…] si una cosa
llega a ser en algo […] es necesario que no esté aún en ese algo, ni que esté absolutamente fuera
de ese algo […]”.17 Es como la fecundación, pero los trabajos metafísicos no son para explicar las
cuestiones físicas claramente no se tratan cuestiones empíricas, sino sobre la razón, es decir
filosofía pura y si se limita sobre la lógica a determinados objetos del entendimiento es
metafísica; se alcanzó el límite de la supervisión del pensamiento de Parménides indiscutible
pilar de la filosofía, que con su lógica ha creado una verdadera religión en torno a la verdad.

16
Ibidem. p.53.
17
Ibidem. p.63.
11

Bibliografía

Aristóteles, Metafísica, Madrid. España, Editorial Gredos, 1994, 582.

Bernabé Alberto, Fragmentos presocráticos de Tales a Demócrito, Madrid. España, Alianza


Editorial, 2008, 400.

Jaeger Werner, La teología de los primeros filósofos griegos, México, FCE, 1952, 267.

Platón, Diálogos V Parménides, Madrid. España, Editorial Gredos, 1988, 617.

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