Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
La Doctrina
Social de la
Iglesia
138 UNIVERSIDAD FASTA - Fundamentos de Doctrina Social Cristiana
Fundamentos de Doctrina Social Cristiana - UNIVERSIDAD FASTA 139
V
amos a introducirnos ahora en la unidad 3. Como dijimos al co-
mienzo no pretende ser este un texto que exponga la Doctrina Social
elaborada por la Iglesia, sino un tratamiento de los fundamentos
del orden social conforme con los postulados esenciales de la fe cristiana. Por
ello el acento está en la reflexión sobre los grandes principios que podemos
identificar como los rectores del comportamiento humano en sociedad, y no
en la exposición y adhesión a las enseñanzas que la Iglesia ha expresado sobre
los mismos. El método que hemos utilizado en la Unidad 1 para el tratamiento
de los temas, buscando analizar las temáticas en términos de razonabilidad
y con independencia de juicios de autoridad, será reiterado en las Unidades
siguientes.
Que este no sea un texto dedicado a describir las enseñanzas de la Iglesia ca-
tólica sino a profundizar en sus principales fundamentos, fundamentos válidos
por su misma razonabilidad y con independencia de las creencias religiosas de
las personas, no puede significar que se desconozca la existencia de un cuerpo
doctrinal específico expuesto por la Iglesia. De ello nos ocuparemos aquí.
OBJETIVOS
• Comprender las razones por las que la Iglesia se ha pronuncia respecto de
diversos aspectos de la vida social.
• Precisar en qué consiste la Doctrina social de la Iglesia y cuáles son sus
características especiales.
• Recorrer las fuentes de las que se nutre la Doctrina Social de la Iglesia.
• Identificar el valor que tienen los diversos documentos de la Doctrina Social
de la Iglesia y la adhesión que merecen.
• Reconocer los principales pronunciamientos de la Iglesia en materia social,
política y económica, a lo largo de la historia.
140 UNIVERSIDAD FASTA - Fundamentos de Doctrina Social Cristiana
TEMARIO
1. Concepto.
2. Justificación.
3. Fuentes.
5. Tergiversaciones.
MAPA CONCEPTUAL
Fundamentos de Doctrina Social Cristiana - UNIVERSIDAD FASTA 141
3.1. Concepto.
¿Qué es la doctrina social de la Iglesia? Podemos decir que se trata del conjunto
de enseñanzas de la Iglesia sobre la manera en que debe desarrollarse la vida
social, política y económica del hombre, para conformarse con el plan de Dios y
conducirlo a la felicidad presente y en la vida eterna.
Como podemos ver en la definición, se trata de una:
c) Social, es decir, referida a la vida del hombre en su relación con los otros
seres humanos y no a aspectos dogmáticos, litúrgicos, de moral personal.
Persigue conformar la conducta humana con el plan de Dios, ordenando
la felicidad de la vida presente a la obtención de la vida eterna a la que
el ser humano se encuentra destinado. La vida eterna se merece en esta
vida, de algún modo esta vida también la anticipa, y la forma dada a la
sociedad puede contribuir a obtenerla u obstaculizarla.
3.2. Justificación.
Ahora bien, ¿por qué la Iglesia se ocupa de brindar enseñanzas políticas, sociales
y económicas? ¿No se está entrometiendo en terrenos que no le competen? ¿No
está invadiendo esferas ajenas a la religión?
A veces ocurre que las autoridades religiosas invaden los ámbitos que corres-
ponden a la legítima autonomía del orden temporal. La Iglesia ha sido instituida
para continuar la obra salvadora de Cristo, y no para ocuparse de matemática,
física, biología, historia, economía, sociología. Es cierto. Si bien han existido re-
ligiosos, sacerdotes, obispos e incluso Papas que han sido grandes científicos, o
que han asumido funciones políticas, tales quehaceres no constituían un ejercicio
específico de su ministerio en la Iglesia sino profesiones que también desarrollaron
junto con éste. No ejercían con ello la misión propia y específica de la Iglesia; y a
veces incluso ha ocurrido que, equivocadamente, pospusieron ésta por ocuparse
de aquellas.
Fundamentos de Doctrina Social Cristiana - UNIVERSIDAD FASTA 143
Pero entonces, ¿significa ello que la Iglesia no tiene por misión ninguna inter-
vención en las cuestiones políticas, sociales y económicas? Por supuesto que no.
Tomemos un ejemplo. A la Iglesia corresponde recordar al mundo los manda-
mientos de la Ley de Cristo, que no ha abolido la Ley Antigua sino la ha llevado
al máximo cumplimiento. Debe recordar al mundo, por ejemplo, que no se debe
robar. Inmediatamente se presentan algunas cuestiones. Porque no todos los “ro-
bos” son tan evidentes como el de quien asalta a otra persona a mano armada.
Hay pensadores (el anarquista Proudhon en su libro ¿Qué es la propiedad?) que
han dicho, por ejemplo, que la propiedad privada es un robo porque en rigor los
bienes son de todos... Otros (Carlos Marx) han señalado que el salario era una
especie de robo porque el empresario se quedaba con parte del trabajo que rea-
lizaba el operario (la ganancia).
Alguien podría preguntarse, por otro lado, si al instituirse un sistema económico
que lleva al posible enriquecimiento permanente de algunos (el sector financiero) a
costa de otros (el sector productivo) no constituye una especie de robo. Y cómo se
puede pensar entonces que la Iglesia predique de manera completa el mandamiento
de no robar, sin decir nada del régimen de propiedad, del sistema de salarios, o de
la política económica? Y lo mismo podríamos decir analizando el mandato divino
de no mentir (y toda la problemática de la política, la propaganda y los medios de
comunicación), de “dar al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios” (y
toda la cuestión del fundamento del poder y la autoridad), de no hacer acepción
de personas (y la extensión y naturaleza de la igualdad), etc.
La Doctrina Social de la Iglesia se presenta entonces como una parte de la
teología moral, es decir, de la reflexión sobre las verdades morales reveladas, en
aquellas cuestiones relacionadas con la convivencia humana social.
De modo que pretender que la Iglesia no se expida sobre materias sociales,
políticas o económicas, sería condenarla a una prédica estéril e inútil y hacerla
traicionar de su misión. Claro que como veremos en la unidad siguiente, el trabajo
concreto en el campo social, político y económico, es competencia principal de
los laicos y no de los clérigos.
Actividad 1:
3.3. Fuentes.
¿Y de dónde se extrae la doctrina social de la Iglesia? Evidentemente, no se trata
de ocurrencias de cualquier religioso.
puedan realizar para sistematizar, profundizar y elaborar una doctrina social co-
herente con la ley natural y el mensaje cristiano, en última instancia para tratarse
de la Doctrina Social de la Iglesia debe recogerse e inspirarse en las enseñanzas
de los Papas y de los Concilios aprobados por ellos.
¿Quiénes son sus destinatarios? Hablando en general, y especialmente desde
los últimos años, la Doctrina Social de la Iglesia se dirige a “todos los hombres de
buena voluntad”, sin importar si son o no católicos, cristianos, o creyentes. Gran
parte de sus reflexiones son extraídas de la misma ley natural cognoscible por la
razón del hombre, y por ello, de comprensión para cualquier persona sin importar
su credo religioso.
Actividad 2:
3.5. Tergiversaciones.
Existen y han existido tergiversaciones de la Doctrina Social de la Iglesia, inte-
resadas o no, que no la reflejan con sus alcances y naturaleza. Recorriendo estas
tergiversaciones podremos comprenderla con más claridad.
Los principales errores respecto de la Doctrina Social de la Iglesia radican en
concebirla como:
a) El “plan económico” o el “proyecto político” de la Iglesia.
b) Una doctrina exclusivamente “social”, carente de aspectos políticos y/o
económicos.
c) Una mera expresión de aspiraciones o deseos generales; fines y no medios.
d) Una doctrina gestada a partir del siglo XIX.
e) Una combinación entre teorías del liberalismo y del comunismo.
En cambio, podemos identificar como características de la Doctrina Social de
la Iglesia:
93
Cable de la agencia Zenit, ZS06020908, 09/02/2006.
146 UNIVERSIDAD FASTA - Fundamentos de Doctrina Social Cristiana
Claro que la Doctrina Social no operará por sí misma. Para convertir en reali-
dad sus postulados es necesario que los laicos, responsables del trabajo en el
orden social, se comprometan a:
94
La idea de que la Doctrina social de la Iglesia sólo expondría fines, y no medios para alcanzarlos, es
refutada en Hernández, Héctor H., Liberalismo económico y doctrina social económica católica. Notas
críticas sobre un intento conciliador, Gladius, Buenos Aires 1991.
Fundamentos de Doctrina Social Cristiana - UNIVERSIDAD FASTA 147
- Obtener poder y/o capacidad de influir sobre quienes tienen el poder como
para llevar tales proyectos a la práctica.
A veces se cree que la Doctrina Social de la Iglesia es una reacción frente a las
crisis económicas de la Revolución Industrial. Nada más alejado de la realidad.
En las Cartas de los Apóstoles aparecen ya claras enseñanzas en materia social,
política y económica. Como cuando recuerdan que el gobernante ejerce un
poder que viene de Dios y por eso debe ser obedecido (Roma. 13, 1) siempre
que gobierne conforme con la ley de Dios (Hech. 5, 29). Y que el salario que
no se paga al trabajador es una injusticia que clama al cielo (Sant. 5, 3-6).
Los Padres de la Iglesia, santos sabios que vivieron entre el siglo I y el siglo V,
desarrollaron muchos conceptos fundamentales relacionados con las riquezas,
la propiedad privada, la obediencia a las autoridades, etc. Podemos encon-
trar enseñazas profundas al respecto en la obra de San Basilio, San Gregorio
Nacianzeno, San Justino, San Juan Crisóstomo, y por supuesto, San Agustín.
Las mismas fueron sistematizadas, aclaradas y ampliadas por Santo Tomás de
Aquino, y continuadas por la escolástica española (“Escuela de Salamanca”)
del siglo de Oro, con representantes ilustres como Francisco de Vitoria, Luis de
Molina, Domingo de Soto, Martín de Azpilcueta, Tomás de Mercado y Francisco
Suarez. Desarrollaron muchas tesis tomistas relacionadas con el justo precio,
el préstamo a interés, la licitud del lucro comercial, el régimen político legíti-
mo, y avanzaron incluso sobre cuestiones como la organización internacional
y las reglas de justicia entre las naciones. Tan importante fue su obra que el
reconocido economista Joseph Schumpeter los considera fundadores de la
economía como ciencia95.
95
Schumpeter, Joseph, Historia del análisis económico, Editorial Ariel, Barcelona, 1995, pág. 128.
148 UNIVERSIDAD FASTA - Fundamentos de Doctrina Social Cristiana
Es cierto, sí, que las ideologías que fueron apareciendo desde el siglo XVIII
llevaron a la Iglesia a profundizar y sistematizar sus enseñanzas sociales, que
sin embargo, como vimos, son mucho más antiguas.
96
Marechal, Leopoldo, Laberinto de Amor
Amor, Sur, Buenos Aires, 1944.
97
“La gente de hoy no es perversa; en cierto sentido aun pudiera decirse que es demasiado buena:
está llena de absurdas virtudes supervivientes. Cuando alguna teoría religiosa es sacudida, como lo fue
el Cristianismo en la Reforma, no sólo los vicios quedan sueltos. Claro que los vicios quedan sueltos
y vagan causando daños por todas partes; pero también quedan sueltas las virtudes, y éstas vagan
con mayor desorden y causan todavía mayores daños. Pudiéramos decir que el mundo moderno está
poblado por las viejas virtudes cristianas que se han vuelto locas. Y se han vuelto locas, de sentirse
aisladas y de verse vagando a solas” (Chesterton, Gilbert .K., Ortodoxia, Edit. F.C.E. México D.F.,
1997, pág. 54).
Fundamentos de Doctrina Social Cristiana - UNIVERSIDAD FASTA 149
Por eso nos parece también impreciso hablar de que la doctrina social de la
Iglesia es una “tercera vía” frente al liberalismo y el comunismo. No hay una
única tercera vía, sino muchas vías concretas diferentes de éstas, todas las
cuales pueden inspirarse en los principios de dicha doctrina. Plantear una
visión tricotómica: o marxismo, o liberalismo, o doctrina social cristiana, es
una indebida simplificación.
De allí que es importante tener presente que no se trata de elegir entre comu-
nismo o liberalismo (como si no hubiese otra alternativa), ni se trata de tomar
“algo del comunismo” y “algo del liberalismo”, sino de analizar la sociedad
de manera realista para evitar las radicalizaciones y mutilaciones que sufre en
manos de dichas ideologías.
Actividad 3:
98
Juan Pablo II, Encíclica Centesimus Annus, nro. 43.
150 UNIVERSIDAD FASTA - Fundamentos de Doctrina Social Cristiana
99
En su catequesis del 24 de marzo de 1993, el Papa Juan Pablo II distingue, dentro de las verdades
propuestas por el Magisterio como definitivas, algunas que pronuncia como reveladas por Dios, que
deben ser aceptadas con asentimiento de Fe, y otras no, pero que de todos modos son irreformables y
se definen según aquella facultad dada por el mismo Jesús de “atar y desatar” y que merecen también
asentimiento por todos, aunque no de Fe.
100
Puede verse, por ejemplo, el artículo de José Bernal citado en la bibliografía, donde se distingue,
siguiendo las enseñanzas del Magisterio, entre las cosas que han de ser creídas (credenda) por estar
contenidas en la Escritura o la tradición (como la divinidad de Cristo) y como tales objeto de Fe, y
las cosas que deben ser mantenidas (tenenda) por haber sido definidas como definitivas por toda la
Iglesia (como la imposibilidad de ordenar a mujeres como sacerdotes). Solo las primeras pueden ser
objeto de fe, pero también las segundas pueden llegar a considerarse “infalibles” y “definitivas”, como
lo muestra este texto de la Carta Apostólica Ordinatio Sacerdotalis de Juan Pablo II (1994) que dice:
“en virtud de mi ministerio de confirmar a los hermanos (cfr. Lc 22, 32), declaro que la Iglesia no tiene
en absoluto la facultad de conferir a las mujeres la ordenación sacerdotal y que este dictamen debe
ser tenido como definitivo por todos los fieles de la Iglesia”. Dada la naturaleza de este texto, no nos
detenemos a profundizar en tema tan complejo. Agradezco las sugerencias del Dr. Pablo Jaraj que me
permitieron dar mayor rigor a la exposición de esta compleja cuestión.
152 UNIVERSIDAD FASTA - Fundamentos de Doctrina Social Cristiana
Como vemos, no todo lo que realiza la Iglesia tiene el mismo valor obligatorio
para los fieles. Sin perjuicio de ello, deben rechazarse como regla los enfrentamien-
tos públicos o los cuestionamientos sistemáticos, porque no contribuyen a la unidad
en la caridad y traen confusión a muchos dentro y fuera de la Iglesia. La actitud
de docilidad y respeto, frente a quienes tienen la misión de enseñar y conducir la
Iglesia, debe prevalecer al menos como regla general. Los dogmas de fe son las
verdades que debemos creer con nuestra Fe para ser considerados católicos; pero
sería un error considerar que solo ellas reclaman la adhesión del cristiano.
La necesidad de aclarar muchas de estas cuestiones llevó a la promulgación,
Fundamentos de Doctrina Social Cristiana - UNIVERSIDAD FASTA 153
101
No podemos detenernos aquí a desarrollar la cuestión. Hagamos sí algunas aclaraciones históricas.
La mayoría de los pueblos tuvieron sus “Inquisiciones” para proteger la creencia común. Y como se
trataba de atentados contra la religión, era habitual que fueran castigados más severamente que los
delitos comunes. Sócrates, fue víctima de la “inquisición” de los cultos atenienses. Jesús, fue víctima de
la “Inquisición” judía. En Irlanda los anglicanos ejecutaban a quien volviera al país ordenado sacerdote
o habiendo tenido contacto con sacerdotes y castigaban al que no asistiese al culto anglicano. Lutero
alentaba a sus príncipes ”matad cuantos campesinos podáis, hiera, peque, degüelle quien pueda, feliz
si mueres en ello, mueres en obediencia a la palabra divina”. Más de cien mil labriegos murieron. Miles
de misioneros católicos murieron de manera atroz en oriente y occidente de manos de “inquisiciones”
de los diversos pueblos a los que iban pacíficamente a evangelizar. Y no se crea que es un riesgo
exclusivo de las prácticas religiosas, como pensaban algunos “ilustrados” que proponían como remedio
la supresión de toda religión. Recordemos que el comunismo tuvo su “inquisición” antirreligiosa, que la
Ilustración se sirvió de la guillotina para imponer sus ideas tan tolerantes, que los masones mejicanos
Fundamentos de Doctrina Social Cristiana - UNIVERSIDAD FASTA 155
persiguieron a sangre y fuego la fe del pueblo en defensa de las libertades modernas, que los “rojos”
republicanos españoles antes y durante la guerra civil española asesinaban y torturaban a los cristianos
en nombre de la libertad... El Papa Juan Pablo II ha beatificado y canonizado mártires de la Revolución
Francesa, la Guerra de los Cristeros (Méjico) y la Guerra Civil Española... Por cierto que la Iglesia
instituyó el Tribunal de la Inquisición como medida defensiva frente a los ataques de las herejías y a
medida en que avanzaba la institución, fue tratando de evitar los peores abusos. Así, por ejemplo,
resolvió designar como jueces a frailes dominicos y franciscanos, conocidos por su mansedumbre, su
justicia y honestidad. Pensemos también en el caso de Roberto Le Bruge, designado inquisidor. Lo
llamaban “el cátaro”, porque había sido hereje engañado por los cátaros albigenses, lo que hacía que
conociera bien sus prácticas y les guardara mucho rencor. Tal era su odio que en un solo día juzgó
y quemó 180 personas acusadas de herejía en un poblado. Inmediatamente, el Papa lo destituyó y
condenó a prisión perpetua por su conducta. También está el caso de Conrado de Marburg quien se
excedió como inquisidor, no dando facilidades para la defensa ni perdonando al que confesaba: murió
linchado. Muchos datos que circulan sobre la Inquisición son falsos, mal interpretados o sacados de
contexto. Veamos: a) quema de libros: la Inquisición española no realizó nunca quema de libros, que
además eran bienes muy apreciados; la inquisición no persiguió la cultura, de hecho, en España, se
desarrolló durante el conocido “siglo de Oro español”, esplendor de las artes; b) Penas de muerte: era
la pena más común en la época, sin embargo, el tribunal de la Inquisición era el que menos la aplicaba
(en realidad no la aplicaba él, sino que cuando comprobaba una herejía y el acusado se negaba a
arrepentirse, se entregaba al gobernante para que aplique las leyes. Si se arrepentía se le imponían
algunas penitencias y era dejado en libertad). Tomemos en cuenta, por ejemplo, que de acuerdo a los
estudios históricos la Inquisición Española entregó a las autoridades alrededor de 4000 personas en
330 años (12 por año), mientras que la Revolución Francesa, tan alabada como cuna de la libertad,
asesinó para imponer su ideología a 120000 (3000 de ellos sacerdotes) en 10 años; c) se dice mucho
que las ejecuciones se hacían con fogatas con leña verde para que así tarde más en quemarse y sufra
más... cuando es al revés: se disponía el uso de leña verde porque desprende más humo y entonces
la persona muere inconciente por la falta de oxígeno sin sufrir por las llamas; d) Penas de prisión: las
prisiones de la inquisición eran más espaciosas, limpias y con mejor alimentación que las del estado, si la
persona era casada podía estar acompañada de su mujer, y si tenía criado, podía ser atendido por éstos;
eso hizo que incluso algunos delincuentes se acusaran a sí mismos de herejes para ir a las prisiones de
la inquisición; por otro lado, los permisos de salida eran frecuentes y había además salidas obligatorias
para ir a peregrinaciones; e) Tortura: al receptarse el derecho romano, se reintrodujo en los tribunales
de la época la tortura, incluso durante algunos períodos en los tribunales de la inquisición, introducción
favorecida por el hecho de que en ese momento se entendía que la confesión era esencial para poder
aplicar a alguien una sanción sin temor a cometer una injusticia (en los juicios no eran suficientes las
pruebas de testigos), y porque no aparecía explícitamente condenado su uso en la Sagrada Escritura.
Aunque mucho más limitada y controlada que en los tribunales civiles (no podía usarse más de media
hora, no debía causar mutilación, ante un medico, previo antejuicio que estableciera probabilidad de
culpabilidad, como ultimo recurso). De hecho, los registros revelan que en la época más dura solo se
utilizaba la tortura en un 1% o 2% de los casos; f) Se daban muchas oportunidades al acusado para
que se arrepienta y se libere del proceso, antes, durante y después de éste; g) Se rodeaba al proceso de
muchas garantías (derecho de defensa, abogado, derecho a indicar personas que tuviesen enemistad para
cuestionar sus testimonios o denuncias, etc.) Con todos estos datos podemos admitir que sin desconocer
los pecados cometidos, la acción del Evangelio hizo que estos tribunales fueran los más benignos de la
época. Tengamos en cuenta también que las herejías que intentaba prevenir y reprimir la inquisición
no eran postulados exclusivamente religiosos, sino con importancias consecuencias sociales y políticas.
Pensemos, por ejemplo, en la herejía albigense. Consideraba que no había un único creador del mundo
sino dos (maniqueísmo o dualismo), uno bueno autor de lo espiritual, y otro malo autor de lo material.
Por ello, el cuerpo humano es malvado, una cárcel para el alma; y la procreación es inmoral al igual
que el matrimonio. Es deseable dejar al cónyuge, dejar de comer carne, e incluso suicidarse. Negaban
la validez del juramento (que era la base de la sociedad medieval, por los juramentos de fidelidad de
los súbditos con sus señores), de la propiedad privada (comunismo) y los sacramentos, dando lugar a
sacrilegios, levantamientos y saqueos.
156 UNIVERSIDAD FASTA - Fundamentos de Doctrina Social Cristiana
Por ejemplo también, se destacan los sacerdotes acusados por abuso sexual de
niños, pero se oculta que en comparación con el total de religiosos los abusadores
constituyen un ínfimo porcentaje. Se cuestiona a la Iglesia por el juicio a Galileo,
sin tomar en cuenta que enseñaba sus tesis astronómicas sobre el movimiento de
la tierra alrededor del sol sin aportar pruebas científicas de sus aseveraciones sino
tergiversando la Sagrada Escritura para apoyarse en ellas, tratando de perros a
los sacerdotes que opinaban distinto que él, burlándose del Papa, y su condena
se limitó a rezar salmos en un convento como penitencia (no fue muerto por la
Inquisición, falleció de anciano). Sentencia benigna que no tomó en su contra que
pese a su condición de clérigo había tenido una concubina y dos hijas naturales, a
las que hizo entrar por la fuerza y antes de la edad requerida a un convento cuando
abandonó a aquélla. Todo ello sin perjuicio de que la sentencia contra Galileo
fue una decisión de un organismo eclesiástico, no una enseñanza del Papa que
comprometa su Magisterio; y que en 1741, cuando recién se conoció una prueba
científica de la tesis heliocéntrico, la Iglesia dejó sin efecto la advertencia sobre sus
obras102. Al mismo tiempo que la Iglesia católica juzgaba equivocadamente pero
con tanta benignidad, las tesis heliocéntricas de Copérnico eran duramente fusti-
gadas por Lutero y sus seguidores; el protestante Kepler, que continuó el sistema
copernicano, fue expulsado por los protestantes, siendo en cambio invitado para
enseñar en territorio pontificio; y el médico Servet -que descubrió la circulación
de la sangre-, fue condenado a la hoguera por el protestante Calvino por “con-
tradecir” a la Biblia con dicho descubrimiento.
Lo que una mirada desprejuiciada sobre la historia de la Iglesia revela es que
muchas de las acusaciones que se le hacen corresponden a hechos que no ocu-
rrieron. Otras veces, a hechos que ocurrieron pero que no son responsabilidad de
la Iglesia sino de alguno de sus miembros en particular. Y, cuando cabe imputar
102
El grado de desinformación que existe sobre el tema de Galileo espanta. Es cierto que su condena fue
errónea en sus alcances pues se le ordenó retractarse, por falsa y contraria a las Sagradas Escrituras, de
una teoría que luego se comprobó era verdadera en sus conclusiones. Hubo una indebida intromisión
en cuestiones meramente científicas; como lo habían advertido algunos prestigiosos prelados de la
época (vgr. el Cardenal San Roberto Belarmino, quien aconsejaba prudencia al respecto); y como lo
reconoció Juan Pablo II en noviembre de 1992. Pero el principal problema con Galileo no fue tanto su
afirmación heliocéntrica. Ya había sostenido lo mismo Copérnico sin recibir sanción alguna de la Iglesia;
y lo compartían prelados de jerarquía e incluso el Papa. Pero Galileo la afirmaba no como hipótesis a
comprobar, sino como demostrado. Y como el heliocentrismo contradecía la letra de algunos textos
de la Sagrada Escritura, se le exigía que brinde pruebas científicas de su afirmación, para así dar una
interpretación distinta de la Biblia; lo que no hizo, sino que tergiversaba textos de la Escritura para
ponerlos a su favor. De hecho, años más tarde se demostró que en este punto la razón no estaba del lado
de Galileo sino de sus jueces, pues Galileo pretendía probar el movimiento de la tierra con las mareas,
pero hoy se sabe que éstas se deben a la atracción de la luna, como sostenían quienes lo juzgaban.
El comportamiento incorrecto de Galileo también jugó en su contra, ya que envió engañosamente
al Vaticano, porque deseaba su aprobación (que no era necesaria), un prólogo de su libro, que decía
absolutamente lo contrario que todo el resto de la obra, y lo imprimió clandestinamente aprovechando
una cuarentena de la ciudad de Florencia. Proceder engañoso que se reiteró durante su proceso, donde
mentía diciendo que el no sostenía el heliocentrismo, que su libro había sido mal interpretado.
Fundamentos de Doctrina Social Cristiana - UNIVERSIDAD FASTA 157
103
““Por su índole natural, la institución del matrimonio y el amor conyugal están ordenados por sí
mismos a la procreación y a la educación de la prole” (Concilio Vaticano II, Constitución Pastoral
Gaudium et Spes, nro. 48).
104
Nos inspiramos en Sacheri, Carlos, El Orden Natural, pág. 17 y ss.
160 UNIVERSIDAD FASTA - Fundamentos de Doctrina Social Cristiana
Actividad 4:
les arrojan el calificativo de “pre-conciliares” para con ello indicar que se trata de
cosas “viejas” que ya no tendrían valor y que deberíamos rechazar.
“Este Concilio Vaticano investiga a fondo la sagrada tradición y
la doctrina de la Iglesia, de las cuales saca a luz cosas nuevas, cohe-
rentes siempre con las antiguas” (Concilio Vaticano II, declaración
Dignitatis Humanae, nº 1)
“También se aplican a la doctrina moral las palabras pronunciadas
por Juan XXIII con ocasión de la inauguración del Concilio Vaticano
II (11 de octubre de 1962): «Esta doctrina (la doctrina cristiana en
su integridad) es, sin duda, verdadera e inmutable, y el fiel debe
prestarle obediencia, pero hay que investigarla y exponerla según las
exigencias de nuestro tiempo. Una cosa, en efecto, es el depósito de
la fe o las verdades que contiene nuestra venerable doctrina, y otra
distinta es el modo como se enuncian estas verdades, conservando,
sin embargo, el mismo sentido y significado»” (Juan Pablo II, Encíclica
Veritatis Splendor nº 53 nota 100).
“Se debe evitar inducir a los fieles a que piensen diferentemen-
te, como si después del Concilio ya estuvieran permitidos algunos
comportamientos, que precedentemente la Iglesia había declarado
intrínsecamente malos. ¿Quién no ve que de ello se derivaría un
deplorable relativismo moral, que llevaría fácilmente a discutir todo
el patrimonio de la doctrina de la Iglesia? (Pablo VI, alocución a los
miembros de la Congregación del Santísimo Redentor, setiembre de
1967)” (Juan Pablo II, Veritatis Splendor, nº 80, nota 131)
“Las enseñanzas del Concilio no constituyen un sistema orgánico
y completo de la doctrina católica. Esta es más vasta..., y el Concilio
no la ha puesto en duda ni la ha modificado sustancialmente. Por
lo contrario, la ha confirmado, ilustrado... No debemos separar las
enseñanzas del Concilio del patrimonio doctrinal de la Iglesia, sino
más bien ver como se insertan en él” (Pablo VI, Alocución del 12
de enero de 1966)
“[Es] falsa y abusiva [la] interpretación del Concilio que quisiera
una ruptura con la tradición, incluso doctrinal, llegando al repudio
de la Iglesia pre-conciliar, y a la licencia de concebir una Iglesia
“nueva”, casi “reinventada” desde el interior, en la constitución, en
el dogma, en la costumbre, en el derecho” (Pablo VI, Discurso al
Colegio Cardenalicio, 23/6/1972)
Actividad 5:
* Breves: escritos también en pergamino, pero con sello de cera, que les
da menos solemnidad e importancia. No son de uso común en la actua-
lidad.
• Motu Proprio: son documentos papales que contienen las palabras “Motu
proprio et certa scientia”. Significa que dichos documentos son escritos por
la iniciativa personal del Santo Padre y con su propia autoridad. Pueden ser
de diverso tipo, combinándose con los anteriores. Por ejemplo, podemos
mencionar la Carta Apostólica en forma de Motu proprio “Misericordia
Dei” Sobre el sacramento de la reconciliación, motu propio de Juan Pablo
II (2002).
Claro que a veces la práctica eclesial se sirve de uno u otro documento sin respe-
tar la finalidad específica de cada tipo, por lo que será más relevante analizar el
contenido que la forma de la enseñanza.
Fundamentos de Doctrina Social Cristiana - UNIVERSIDAD FASTA 165
Actividad 6:
105
Juan Pablo II, Encíclica Evangelium Vitae, nro. 62.
Debo agradecer las observaciones del Dr. Ricardo Von Buren que me permitieron expresar de
106
Actividad 7:
El Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia por su parte refiere al principio de “destino universal
107
SÍNTESIS
TEXTOS DE APOYO
“La Iglesia no se hace cargo de la vida en sociedad la doctrina social reviste la misma dignidad y tiene
bajo todos sus aspectos, sino con su competencia la misma autoridad de tal enseñanza. Es Magisterio
propia, que es la del anuncio de Cristo Redentor: auténtico, que exige la aceptación y adhesión de los
«La misión propia que Cristo confió a su Iglesia no fieles. El peso doctrinal de las diversas enseñanzas y
es de orden político, económico o social. El fin que el asenso que requieren depende de su naturaleza,
le asignó es de orden religioso. Pero precisamente de su grado de independencia respecto a elementos
de esta misma misión religiosa derivan funciones, contingentes y variables, y de la frecuencia con la
luces y energías que pueden servir para establecer cual son invocados.”109
y consolidar la comunidad humana según la ley
divina». Esto quiere decir que la Iglesia, con su “Está el hecho de que la Iglesia universal no puede
doctrina social, no entra en cuestiones técnicas incurrir en error, ya que está gobernada por el
y no instituye ni propone sistemas o modelos Espíritu Santo, Espíritu de verdad. Así lo prometió
de organización social: ello no corresponde a la el Señor a sus discípulos diciendo: Cuando venga El,
misión que Cristo le ha confiado. La Iglesia tiene la el Espíritu de verdad, os guiará hasta la verdad plena
competencia que le viene del Evangelio: del mensaje (Jn 16,13). Ahora bien, el Credo ha sido promulgado
de liberación del hombre anunciado y testimoniado por la autoridad de la Iglesia universal. Por lo tanto,
por el Hijo de Dios hecho hombre.”108 no hay en él nada que sea inconveniente”110.
“En la doctrina social de la Iglesia se pone en acto el “Así, pues, Nos, siguiendo la tradición recogida
Magisterio en todos sus componentes y expresiones. fielmente desde el principio de la fe cristiana, para
Se encuentra, en primer lugar, el Magisterio gloria de Dios Salvador nuestro, para exaltación de
universal del Papa y del Concilio: es este Magisterio la fe católica y salvación de los pueblos cristianos,
el que determina la dirección y señala el desarrollo con aprobación del sagrado Concilio, enseñamos
de la doctrina social. Éste, a su vez, está integrado y definimos ser dogma divinamente revelado: Que
por el Magisterio episcopal, que específica, traduce el Romano Pontífice, cuando habla ex cathedra
y actualiza la enseñanza en los aspectos concretos —esto es, cuando cumpliendo su cargo de pastor
y peculiares de las múltiples y diversas situaciones y doctor de todos los cristianos, define por su
locales. La enseñanza social de los Obispos ofrece suprema autoridad apostólica que una doctrina
contribuciones válidas y estímulos al magisterio sobre la fe y costumbres debe ser sostenida por la
del Romano Pontífice. De este modo se actúa una Iglesia universal—, por la asistencia divina que le
circularidad, que expresa de hecho la colegialidad fue prometida en la persona del bienaventurado
de los Pastores unidos al Papa en la enseñanza social Pedro, goza de aquella infalibilidad de que el
de la Iglesia. El conjunto doctrinal resultante abarca Redentor divino quiso que estuviera provista su
e integra la enseñanza universal de los Papas y la Iglesia en la definición de la doctrina sobre la fe y
particular de los Obispos. las costumbres; y, por tanto, que las definiciones del
Romano Pontífice son irreformables por sí mismas y
En cuanto parte de la enseñanza moral de la Iglesia, no por el consentimiento de la Iglesia”111
108
Pontificio Consejo Justicia y Paz, Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, nro. 68.
109
Pontificio Consejo Justicia y Paz, Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, nro. 80.
110
Santo Tomás de Aquino, Suma Teológica, II-II, q. 1, a. 9, c.
111
Concilio Vaticano I, Constitución Dogmática I sobre la Iglesia, 18 de julio de 1870.
174 UNIVERSIDAD FASTA - Fundamentos de Doctrina Social Cristiana
“Los Obispos, cuando enseñan en comunión por el admiten tampoco la apelación a ningún otro tribunal.
Romano Pontífice, deben ser respetados por todos Porque en esos casos el Romano Pontífice no da una
como los testigos de la verdad divina y católica; los sentencia como persona privada, sino que en calidad
fieles, por su parte tienen obligación de aceptar y de maestro supremo de la Iglesia universal, en quien
adherirse con religiosa sumisión del espíritu al pare- singularmente reside el carisma de la infalibilidad de
cer de su Obispo en materias de fe y de costumbres la Iglesia misma, expone o defiende la doctrina de
cuando él la expone en nombre de Cristo. Esta reli- la fe católica. La infalibilidad prometida a la Iglesia
giosa sumisión de la voluntad y del entendimiento de reside también en el cuerpo de los Obispos cuando
modo particular se debe al magisterio auténtico del ejercen el supremo magisterio juntamente con el
Romano Pontífice, aun cuando no hable ex cathedra; sucesor de Pedro. A estas definiciones nunca puede
de tal manera que se reconozca con reverencia su faltar el asenso de la Iglesia por la acción del Espíritu
magisterio supremo y con sinceridad se adhiera al Santo en virtud de la cual la grey toda de Cristo se
parecer expresado por él según el deseo que haya conserva y progresa en la unidad de la fe.”112
manifestado él mismo, como puede descubrirse ya
sea por la índole del documento, ya sea por la in- “Los concilios afirman que la infalibilidad atribuida
sistencia con que repite una misma doctrina, ya sea al Romano Pontífice es personal, en el sentido que
también por las fórmulas empleadas. Aunque cada le corresponde personalmente por ser sucesor de
uno de los prelados por sí no posea la prerrogativa Pedro en la Iglesia de Roma. En otras palabras, esto
de la infalibilidad, sin embargo, si todos ellos, aun significa que el Romano Pontífice no es el simple por-
estando dispersos por el mundo, pero manteniendo tador de una infalibilidad perteneciente, en realidad,
el vínculo de comunión entre sí y con el Sucesor a la Sede romana. Ejerce su magisterio y, en general,
de Pedro, convienen en un mismo parecer como el ministerio pastoral como vicarius Petri: así se le
maestros auténticos que exponen como definitiva solía llamar durante el primer milenio cristiano. Es
una doctrina en las cosas de fe y de costumbres, decir, en él se realiza casi una personificación de la
en ese caso anuncian infaliblemente la doctrina de misión o la autoridad de Pedro, ejercidas en nombre
Cristo. la Iglesia universal, y sus definiciones de fe de aquel a quien Jesús mismo se las confirió. Con
deben aceptarse con sumisión. Esta infalibilidad todo, es evidente que al Romano Pontífice no se le
que el Divino Redentor quiso que tuviera su Iglesia ha concedido la infalibilidad en calidad de persona
cuando define la doctrina de fe y de costumbres, privada, sino por el hecho de que desempeña el
se extiende a todo cuanto abarca el depósito de la cargo de pastor y maestro de todos los cristianos.
divina Revelación entregado para la fiel custodia y Además, no la ejerce como quien tiene autoridad
exposición. Esta infalibilidad compete al Romano en sí mismo o por sí mismo, sino «por su suprema
Pontífice, Cabeza del Colegio Episcopal, en razón de autoridad apostólica» y «por la asistencia del Espíritu
su oficio, cuando proclama como definitiva la doctri- Santo, prometida a él en la persona de san Pedro».
na de fe o de costumbres en su calidad de supremo Por último, no la posee como si pudiera disponer de
pastor y maestro de todos los fieles a quienes ha de ella o contar con ella en cualquier circunstancia, sino
confirmarlos en la fe (cf. Lc., 22,32). Por lo cual, con sólo cuando habla ex cathedra, y sólo en un campo
razón se dice que sus definiciones por sí y no por doctrinal limitado a las verdades de fe y moral, y a
el consentimiento de la Iglesia son irreformables, las que están íntimamente vinculadas con ellas. 2.
puesto que han sido proclamadas bajo la asistencia
del Espíritu Santo prometida a él en San Pedro, y Según los textos conciliares, el magisterio infalible se
así no necesitan de ninguna aprobación de otros ni ejerce en la doctrina de fe y costumbres. Se trata del
112
Concilio Vaticano II, Constitución Dogmática Lumen Gentium, nro. 25.
Fundamentos de Doctrina Social Cristiana - UNIVERSIDAD FASTA 175
campo de las verdades reveladas explícita o implíci- de fe y costumbres, con términos que manifiesten
tamente, que exigen una adhesión de fe y cuyo de- claramente su intención de definir una determinada
pósito, confiado a la Iglesia por Cristo y transmitido verdad y exigir la adhesión definitiva a la misma por
por los Apóstoles, ella custodia. Y no lo custodiaría parte de todos los cristianos. Es lo que acaeció, por
de forma adecuada, si no protegiese su pureza e ejemplo, en la definición de la Inmaculada Con-
integridad. Se trata de verdades que atañen a Dios cepción de María, acerca de la cual Pío IX afirmó:
en sí mismo y en su obra creadora y redentora; al «Es una doctrina revelada por Dios y debe ser, por
hombre y al mundo, en su condición de criaturas y tanto, firme y constantemente creída por todos los
en su destino según el designio de la Providencia; fieles« (DS 2803); o también en la definición de la
y a la vida eterna y a la misma vida terrena en sus Asunción de María santísima, cuando Pío XII dijo:
exigencias fundamentales con vistas a la verdad y «Por la autoridad de nuestro Señor Jesucristo, de
al bien. Se trata, pues, también de verdades para la los bienaventurados apóstoles Pedro y Pablo, y
vida y de su aplicación al comportamiento humano. nuestra, proclamamos, declaramos y definimos ser
El Maestro divino, en su mandato de evangelización, dogma divinamente revelado...» (DS 3903). Con
ordenó a los Apóstoles: «Id, pues, y haced discípulos esas condiciones se puede hablar de magisterio
a todas las gentes... enseñándoles a guardar todo lo papal extraordinario, cuyas definiciones son irrefor-
que yo os he mandado» (Mt 28, 19-20). En el área mables «por sí mismas y no por el consentimiento
de las verdades que el magisterio puede proponer de de la Iglesia» (ex sese, non autem ex consensu
modo definitivo entran aquellos principios de razón Ecclesiae). Eso significa que esas definiciones, para
que, aunque no estén contenidos en las verdades de ser válidas, no tienen necesidad del consentimiento
fe, se hallan íntimamente vinculados con ellas. En de los obispos: ni de un consentimiento precedente,
la realidad efectiva, de ayer y de hoy, el magisterio ni de un consentimiento consecuente, «por haber
de la Iglesia y, de manera especial, el del Romano sido proclamadas bajo la asistencia del Espíritu
Pontífice es el que salva estos principios y los rescata Santo, prometida a él (al Romano Pontífice) en la
continuamente de las deformaciones y tergiversacio- persona de san Pedro, y no necesitar de ninguna
nes que sufren bajo la presión de intereses y vicios aprobación de otros ni admitir tampoco apelación a
consolidados en modelos y corrientes culturales. otro tribunal» (Lumen gentium, 25). 4. Los Sumos
En este sentido, el concilio Vaticano I decía que es Pontífices pueden ejercer esta forma de magisterio.
objeto del magisterio infalible «la doctrina sobre la Y de hecho así ha sucedido. Pero muchos Papas no
fe y costumbres que debe ser sostenida por la Iglesia la han ejercido. Ahora bien, es preciso observar que
universal» (DS 3074). Y en la nueva fórmula de la en los textos conciliares que estamos explicando se
profesión de fe, aprobada recientemente (cf. AAS distingue entre el magisterio ordinario y el extraor-
81, 1989, pp. 105; 1169), se hace la distinción dinario, subrayando la importancia del primero, que
entre las verdades reveladas por Dios, a las que es es de carácter permanente y continuado, mientras
necesario prestar una adhesión de fe, y las verda- que el que se expresa en las definiciones se puede
des propuestas de modo definitivo, pero no como llamar excepcional. Junto a esta infalibilidad de las
reveladas por Dios. Estas últimas por ello, exigen un definiciones ex cathedra, existe el carisma de asis-
asenso definitivo, pero no es un asenso de fe. 3. En tencia del Espíritu Santo, concedido a Pedro y a sus
los textos conciliares se hallan especificadas también sucesores para que no cometan errores en materia
las condiciones del ejercicio del magisterio infalible de fe y moral, y para que, por el contrario, iluminen
por parte del Romano Pontífice. Se pueden sintetizar bien al pueblo cristiano. Este carisma no se limita a
así: el Papa debe actuar como pastor y maestro de los casos excepcionales, sino que abarca en medida
todos los cristianos, pronunciándose sobre verdades diferente todo el ejercicio del magisterio”113.
113
Juan Pablo II, Audiencia General, miércoles 24 de marzo de 1993
176 UNIVERSIDAD FASTA - Fundamentos de Doctrina Social Cristiana
“Se debe admitir que los representantes de la Iglesia et Magistra, mientras que Pablo VI, en la Encíclica
percibieron sólo lentamente que el problema de la Populorum progressio (1967) y en la Carta apos-
estructura justa de la sociedad se planteaba de un tólica Octogesima adveniens (1971), afrontó con
modo nuevo. No faltaron pioneros: uno de ellos, insistencia la problemática social que, entre tanto,
por ejemplo, fue el Obispo Ketteler de Maguncia († se había agudizado sobre todo en Latinoamérica. Mi
1877). Para hacer frente a las necesidades concretas gran predecesor Juan Pablo II nos ha dejado una
surgieron también círculos, asociaciones, uniones, trilogía de Encíclicas sociales: Laborem exercens
federaciones y, sobre todo, nuevas Congregaciones (1981), Sollicitudo rei socialis (1987) y Centesimus
religiosas, que en el siglo XIX se dedicaron a comba- annus (1991). Así pues, cotejando situaciones y
tir la pobreza, las enfermedades y las situaciones de problemas nuevos cada vez, se ha ido desarrollando
carencia en el campo educativo. En 1891, se interesó una doctrina social católica, que en 2004 ha sido
también el magisterio pontificio con la Encíclica presentada de modo orgánico en el Compendio
Rerum novarum de León XIII. Siguió con la Encíclica de la doctrina social de la Iglesia, redactado por el
de Pío XI Quadragesimo anno, en 1931. En 1961, Consejo Pontificio Iustitia et Pax”114.
el beato Papa Juan XXIII publicó la Encíclica Mater
114
Benedicto XVI, Encíclica Deus Caritas Est, 25/1/2006, nro. 27.
Fundamentos de Doctrina Social Cristiana - UNIVERSIDAD FASTA 177
Actividad 2: en cuanto a sus fuentes, la Doctrina Social de la Iglesia tiene uno de sus
fundamentos en la ley natural, que puede ser reconocida aún por quienes no tienen
fe. En cuanto a sus destinatarios, procura acercar a todos los hombres a la salvación,
y no solo a quienes ya se han incorporado a ella. Y específicamente, como diremos
en la unidad siguiente, a quienes corresponde trabajar en el campo social, político y
económico, inspirándose en sus principios, es a los laicos y no a los sacerdotes.
Actividad 3: La Doctrina Social de la Iglesia incluye principios de reflexión, basados
en la revelación y la ley natural. No pretende aportar recetas políticas o económicas
válidas para todo tiempo o lugar. Son justamente los especialistas (en economía,
política, sociología, cultura, etc.) los que deben, orientados por los principios de
la doctrina social, elaborar las propuestas concretas para solucionar los problemas
específicos de un momento o de un lugar.
Actividad 5: el texto supone que existiría una ruptura en la historia de la Iglesia en-
tre lo anterior y lo posterior al Concilio, y por eso cuestiona como preconciliar que
Benedicto XVI recuerde verdades católicas permanentes. En rigor, “El País”, como
diario socialista, lo que busca es que la Iglesia cambie su doctrina (entre otras cosas
contraria a los postulados socialistas) y por eso le molesta tanto que el Papa reitere
lo que ha enseñado siempre el catolicismo.
ACTIVIDADES DE AUTOEVALUACIÓN
10. El principio por el cual, sin que se pretenda una igualación absoluta, todos
tienen que poder acceder a satisfacer sus necesidades mínimas, y tener oportuni-
dades para participar del crecimiento del conjunto, se llama:
a) Principio de subsidiariedad.
b) Principio de solidaridad.
c) Principio de justicia social.
d) Principio de primacía del bien común.
180 UNIVERSIDAD FASTA - Fundamentos de Doctrina Social Cristiana
Consideraciones generales:
A continuación encontrará las consignas del primer trabajo práctico de este cur-
so.
Su objeto será que pueda servirse de los elementos estudiados para comprender
mejor una Encíclica concreta, de su elección.
Tenga en cuenta que se esperan respuestas breves y concretas. Por ello, sus res-
puestas deben condensarse, en total, en un documento que abarque entre 800
(mínimo) y 1400 (máximo) palabras.
Se evaluará especialmente:
1) La comprensión de los temas estudiados.
3) La capacidad de síntesis.