1 Dios ha creado al hombre como varón y mujer, con
igual dignidad personal, y ha inscrito en él la vocación
del amor y de la comunión. Corresponde a cada uno aceptar la propia identidad sexual, reconociendo la importancia de la misma para toda la persona, su especificidad y complementariedad.
2 La castidad significa la integración lograda de la sexualidad en la persona, y por ello en
la unidad interior del hombre en su ser corporal y espiritual. La sexualidad, en la que se expresa la pertenencia del hombre al mundo corporal y biológico, se hace personal y verdaderamente humana cuando está integrada en la relación de persona a persona, en el don mutuo total y temporalmente ilimitado del hombre y de la mujer.
La virtud de la castidad, por tanto, entraña la integridad de la persona y la totalidad del don.
Lujuria, masturbacion, fronicacion , pornografia, y prostitucion
3 1) Aspecto unitivo: viene designado muchas veces en la encíclica con
diversos términos: unidad (n. 12), amor mutuo (n. 12 y 13), don del amor conyugal (n. 13), etcétera. Se trata de un dato de hecho: el acto conyugal une a los cónyuges íntimamente entre sí. Es una unión entre dos personas, es decir, unión de cuerpos, de psicologías y de almas. Son dos en una sola carne (Mt. 19,6).
2) Aspecto procreativo: es la facultad de procrear o de transmitir la
vida. Es propio del acto en su nivel biológico. Consiste en poner las condiciones para la procreación (fecundación). Sólo a veces el acto es de hecho procreador. El acto conyugal confiere a los esposos una capacidad procreativa no-absoluta, sino tal como la determinan las leyes biológicas en ese hombre y esa mujer en el momento concreto en que realizan el acto conyugal.
4 La regulación de la natalidad, representa uno de los aspectos de la paternidad y
de lamaternidad responsables, es objetivamente conforme a la moralidad cuando se lleva a cabo por los esposos sin imposiciones externas, no por egoísmo, sino por motivos serios, y con métodos conformes a los criterios objetivos de la moralidad esto es, mediante la continencia periódica y recursos a los periodos de infecundidad.
5 El séptimo mandamiento prohíbe tomar o retener el bien del prójimo
injustamente y perjudicar de cualquier manera al prójimo en sus bienes. Prescribe la justicia y la caridad en la gestión de los bienes terrenos y de los frutos del trabajo de los hombres. Con miras al bien común exige el respeto del destino universal de los bienes y del derecho de propiedad privada. La vida cristiana se esfuerza por ordenar a Dios y a la caridad fraterna los bienes de este mundo. 6 La Doctrina Social de la Iglesia (DSI) es un conjunto de normas y principios referentes a la realidad social, política, económica, cultural, ecológica y de relaciones internacionales de la humanidad basados en el evangelio y en el magisterio de la iglesia católica.
La Doctrina Social de la Iglesia ofrece orientaciones para la “promoción de los
derechos humanos, para la tutela de la familia, para el desarrollo de instituciones políticas auténticamente democráticas y participativas, para una economía al servicio del hombre, para un nuevo orden internacional que garantice la justicia, la paz y para una actitud responsable hacia la creación” Juan Pablo II.
7 Gracias al trabajo el ser humano comienza a conquistar su propio espacio, así
como el respeto y la consideración de los demás, lo cual además contribuye a suautoestima, satisfacción personal y realización profesional, sin contar con el aporte que hace a la sociedad.
8Toda persona está llamada a la sinceridad y a la
veracidad en el hacer y en el hablar. Cada uno tiene el deber de buscar la verdad y adherirse a ella, ordenando la propia vida según las exigencias de la verdad. En Jesucristo, la verdad de Dios se ha manifestado íntegramente: Él es la Verdad. Quien le sigue vive en el Espíritu de la verdad, y rechaza la doblez, la simulación y la hipocresía. 9 Eloctavo mandamiento de la Ley de Dios prohibe: atestiguar lo falso en juicio, calumniar al prójimo, decir cualquier clase de mentira, murmurar, juzgar mal del prójimo, descubrir sin motivo sus defectos, y toda ofensa contra el honor y la buena fama de los demás. El octavo mandamiento manda a los que trabajan en los medios de comunicación social que informen siempre de acuerdo a la verdad, a la libertad y a la justicia, y que respeten la buena fama del prójimo y de las instituciones.
10 El noveno mandamiento exige vencer la concupiscencia carnal en los pensamientos y en
los deseos. La lucha contra esta concupiscencia supone la purificación del corazón y la práctica de la virtud de la templanza. El noveno mandamiento prohíbe consentir pensamientos y deseos relativos a acciones prohibidas por el sexto mandamiento.
11 El ser bautizado, con la gracia de Dios y luchando contra los deseos desordenados,
alcanza la pureza del corazón mediante la virtud y el don de la castidad, la pureza de intención, la pureza de la mirada exterior e interior, la disciplina de los sentimientos y de la imaginación, y con la oración.
12 El décimo mandamiento desdobla y completa el noveno, que versa sobre la
concupiscencia de la carne. Prohíbe la codicia del bien ajeno, raíz del robo, de la rapiña y del fraude, prohibidos por el séptimo mandamiento. La “concupiscencia de los ojos” (cf 1 Jn 2, 16) lleva a la violencia y la injusticia prohibidas por el quinto precepto (cf Mi 2, 2). La codicia tiene su origen, como la fornicación, en la idolatría condenada en las tres primeras prescripciones de la ley (cf Sb 14, 12). El décimo mandamiento se refiere a la intención del corazón; resume, con el noveno, todos los preceptos de la Ley. 13 Una vida plena y en compañía De Dios.