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ALGUNAS PREGUNTAS IMPORTANTES SOBRE LA En el fondo, la doctrina social de la Iglesia nace del encuentro del mensaje

DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA evangélico y de sus exigencias con los problemas de la sociedad. Se
proyecta sobre los aspectos éticos de la vida, utilizando las ciencias
1. ¿Qué es la doctrina social de la Iglesia? humanas y teniendo en cuenta los aspectos técnicos de los problemas. Es,
según San Juan Pablo II, «la cuidadosa formulación del resultado de una
Cuando hablamos de doctrina social de la Iglesia, nos referimos a la enseñanza
atenta reflexión sobre las complejas realidades de la vida del hombre en la
y orientación de la Iglesia católica sobre las cuestiones sociales. Pero no
sociedad y en el contexto internacional, a la luz de la fe y de la tradición
hay uniformidad, sino una gran diversidad de expresiones en la
eclesial» (SRS 41); o, como de manera muy semejante dice San Pablo VI,
denominación de dichas enseñanzas del magisterio de los Papas; las más
«la doctrina social de la Iglesia se desarrolla por una reflexión madurada al
utilizadas son: doctrina social de la Iglesia, doctrina social católica y
contacto con situaciones cambiantes de este mundo, bajo el impulso del
enseñanza social de la Iglesia.
Evangelio» (OA 42). Trata, pues, de interpretar las realidades sociales a la
Con la expresión doctrina social de la Iglesia se entiende ordinariamente el luz del Evangelio para orientar la conducta humana en consecuencia. No se
conjunto de las enseñanzas sociales del magisterio, especialmente de los trata, por tanto, de una ideología; pertenece al ámbito de la teología
Papas, recogidas en importantes encíclicas dedicadas precisamente a moral.
tratar las cuestiones sociales. Aunque su inicio se considera siempre el
Esto significa reconocer que la doctrina social de la Iglesia es parte
pontificado de León XIII, conviene precisar que en su núcleo esencial la
integrante de la concepción cristiana de la vida, manifestación en el campo
doctrina social de la Iglesia no arranca de las encíclicas sociales del siglo
social de la doctrina cristiana general, de su comprensión del hombre y de
XIX, sino que es tan antigua como la propia Iglesia, puesto que su base
la sociedad. Pero la doctrina social no se identifica, ni confunde tampoco
principal es la Revelación divina.
con la teología o la moral. En sus fuentes, en su fundamento, en sus
La Sagrada Escritura, punto de arranque de toda la ética cristiana, contenidos, en su finalidad y método presenta su índole y características
constituye también la primera orientación de la doctrina social. Además, propias.
posteriormente existe una reflexión muy amplia en la vida cristiana sobre
Según la expresión de Sollicitudo rei socialis, la doctrina social de la Iglesia
los problemas sociales. Algunos momentos importantes en esta reflexión
comprende un cuerpo doctrinal, es decir, un conjunto orgánico, lo cual no
son: la patrística, la teología medieval, el siglo de oro español (Vitoria,
significa que consiste en una exposición sistemática de la vida social. Está
Suárez, Molina, etc.). Cuando comienza la importante reflexión del
formada por un conjunto de documentos muy diversos, pero todos están
magisterio pontificio en el siglo XIX, motivada por unos problemas sociales
inspirados en la fe cristiana y en los principios que de ella se derivan. Está
acuciantes, se apoya en un pensamiento y en una tradición anterior. Hoy la
configurada por verdades de fe y también por verdades que proceden del
doctrina social de la Iglesia representa una aportación muy amplia y rica en
razonamiento humano y de la observación de la realidad. Es decir,
el campo de la ética social, tanto para los creyentes como para los no-
comprende ideas y principios que proceden de la fe, de la razón humana y
creyentes.
del derecho natural. Basándose en «principios siempre válidos», llega a
«juicios contingentes», porque se desarrolla en función de las circunstancias Ante estas posturas, diametralmente opuestas, se impone la reflexión. El punto
cambiantes y de la historia, y se orienta a la acción. Ofrece, en efecto, «principios de partida puede ser la consideración de la misión de la Iglesia. La Iglesia tiene
de reflexión», «criterios de juicio» y «directrices de acción» (LC 72). confiada la tarea de manifestar a Cristo y la salvación; y ha de buscar los medios
adecuados para anunciar y transmitir esta salvación a todos los hombres. Es
De una manera sintética puede definirse como el conjunto de principios, valores precisamente la atención al hombre lo que lleva a la Iglesia a la preocupación
y orientaciones de acción fundados en la revelación y en la ley natural, social.
expuestos y desarrollados por el magisterio de la Iglesia con la colaboración de
los miembros del pueblo de Dios, atendiendo a la evolución de la vida social, Pero existen, además, motivaciones de tipo antropológico, bíblico, eclesiológico.
con la finalidad de que la sociedad humana se estructure de acuerdo con el plan Miran a una comprensión más plena de la solidaridad que une la Iglesia al mundo
divino. y se fundan, además, en el descubrimiento de la sociedad y en el carácter político
del anuncio cristiano, en una nueva conciencia del pecado social y colectivo, en el
2. ¿Tiene competencia la Iglesia en el campo socioeconómico? poder de las «estructuras de pecado», en la dimensión social de la conversión
cristiana y del mandamiento de la caridad.
En un contexto de secularización fácilmente se tiende a negar a la Iglesia la
competencia en el campo social, económico o político. Para muchos, la religión es Todas estas razones indican una motivación más profunda: el descubrimiento de
algo que se refiere simplemente al ámbito de lo privado. En realidad, sobre esta la relación entre fe y praxis social. Si la Iglesia puede justificar su autoridad en el
cuestión existen dos posturas opuestas y contrarias. campo socioeconómico es porque este ámbito forma parte de su misión de
salvación. La fe cristiana que predica está en relación íntima con la praxis social,
Algunos, ciertamente, no reconocen a la Iglesia ninguna misión en el campo porque la salvación realizada por Cristo, que la Iglesia debe continuar, es una
social. Los argumentos y razones que motivan esta postura son muy diversos: realidad pública y social.
ideológicos, políticos y religiosos. Así, por ejemplo, el liberalismo considera que la
religión es una actividad estrictamente individual y, por tanto, no debe ejercer Por otra parte, la salvación no es extraña a la actividad social del hombre. El
ningún influjo sobre las estructuras sociales y económicas; el marxismo clásico hombre no está llamado a dos fines últimos diferentes: uno inmanente al obrar
convierte la religión en una sobrestructura sin consistencia propia, que es incluso humano (ser feliz, realizarse, etc.) y otro sobrenatural (la salvación en Cristo). No
fuente de alienación humana. Los regímenes absolutistas no admiten tampoco el existe más que un único fin, porque el segundo pasa necesariamente por el
influjo de la Iglesia en el campo social, al menos que no se deje instrumentalizar primero, lo asume y lo prolonga. Por consiguiente, si la Iglesia es competente para
por el poder. Y muchos privatizan o super-espiritualizan la salvación cristiana y anunciar el fin último del hombre, tiene también la competencia para proponer
acusan a la Iglesia de abandonar su misión cuando su enseñanza se refiere a los medios necesarios para realizarlo. De manera sintética, se puede decir que los
algunas situaciones sociales determinadas. motivos y las razones principales que fundamentan la intervención eclesial y la
existencia de la doctrina social de la Iglesia se pueden resumir en los siguientes: el
En cambio, otros afirman la tarea social de un modo tan radical que llegan a vínculo que existe entre evangelización y promoción humana, el carácter moral
ofuscar la misión propia e irrenunciable de la Iglesia, que es religiosa y esencial de la vida social organizada, la necesidad de los principios morales y
trascendente. Reducen el mensaje cristiano a un mensaje socioeconómico. sociales para la paz, el influjo de las condiciones sociales en la vida espiritual y
moral de los hombres, la experiencia humana de la Iglesia y su dedicación al
hombre.
La presencia del magisterio de la Iglesia en el campo social es un hecho histórico. Permite conocer y cumplir la palabra de Dios en la historia y dar razón de las
La jerarquía eclesiástica ha reivindicado siempre el derecho-deber de propias opciones en diálogo con todos los hombres. En la base de esta función
intervención en el campo social, a pesar de afirmar, de un modo inequívoco, que mediadora del derecho natural existe la convicción de que Dios, llamando al
su misión es esencialmente sobrenatural. Existe en ella la convicción de poseer hombre a entrar en relación y diálogo con Él, toma en serio su ser y vocación
esta competencia doctrinal en las cuestiones sociales, que se relacionan con la fe original.
y la moral. Así lo demuestran las frecuentes declaraciones de los Papas y obispos
en los últimos siglos: reconocen y afirman la autonomía de las realidades sociales, Pero sobre el sentido y el valor del derecho natural existe un amplio debate. Se
discute, ante todo, sobre el mismo término natural. Aparece, a veces, vinculado a
pero afirman al mismo tiempo la propia competencia y el derecho a enseñar la
doctrina social en orden al bien y a la salvación de los hombres. una concepción filosófica fixista que privilegia el concepto de identidad en
menoscabo del de historicidad y creatividad, así como el método deductivo sobre
el inductivo. La visión esencialista del derecho natural tiende a expresarlo,
además, en una visión atemporal y abstracta. Se deriva de un concepto filosófico
3. ¿De dónde proviene la enseñanza de los documentos de naturaleza que se entiende determinada de una vez por todas y con la
concretos y cuál es su fundamento? pretensión de principios válidos e inmutables para siempre. Se olvida así el
carácter realista y concreto del derecho natural y el hecho de que nunca se
La enseñanza, las orientaciones y las propuestas de la doctrina social de la Iglesia presenta en estado puro, sino unido a la existencia concreta, cultural e histórica
tienen propiamente tres categorías diferentes de fuentes: teológicas, morales y de los hombres, a través de las determinaciones particulares de la cultura, del
sociales. Desde la perspectiva teológica, la doctrina social de la Iglesia tiene su derecho consuetudinario y del derecho positivo escrito. Gran parte de las
origen y fundamento en todas las fuentes de la fe cristiana (Sagrada Escritura, sospechas contra el derecho natural nacen de una concepción de tipo
tradición apostólica, magisterio ordinario y extraordinario, Padres de la Iglesia, esencialista.
teólogos). Desde la perspectiva moral, especialmente en la ley y el derecho
natural, y desde la referencia social, en las ciencias que propician el conocimiento Pero esta no es la forma única ni la más correcta de interpretarlo. La
de las realidades sociales. Pero, de manera más estricta, se reconoce que los consideración del hombre como interioridad y relacionalidad, capaz de elegir y
principios fundamentales y las constantes de la enseñanza social católica hunden decidir, explica de manera muy diferente la noción del derecho natural. Se
sus raíces en el derecho natural y en la revelación. entiende, principalmente, como la expresión de valores fundamentales que
manifiestan la necesidad del equilibrio que hay que instaurar entre las
El magisterio social de la Iglesia recurre constantemente en sus argumentos a la exigencias y las necesidades de las personas, que pueden vivir solo en sociedad.
revelación como a la fuente principal. Pero recurre también a las exigencias que En esta perspectiva, el derecho natural presenta las siguientes características:
provienen de la naturaleza humana porque, en definitiva, su enseñanza social no existe en la realidad humana como naturaleza y libertad, bajo la forma de
es una doctrina absolutamente propia, sino que es válida para todos los hombres, tendencias e inclinaciones profundas que tienen relación con la madurez del
cristianos y no cristianos. hombre; tales tendencias, en cuanto exigencias naturales, deben ser reguladas
por la razón humana, puesto que es con ella como el hombre está llamado a
El derecho natural representa, precisamente, un punto de encuentro entre
realizarse. Estas tendencias, reguladas por la razón, son para el cristiano
cristianos y no cristianos en los problemas éticos. Establece una mediación
exigencias para vivir el amor de Dios que lo introduce en una vida nueva.
racional que sirve de lazo de unión entre la ley divina y la realidad humana.
Esta interpretación del derecho natural privilegia el método inductivo e implica a concretas, que necesariamente están sometidos a la ley del cambio y a la
las comunidades cristianas. Y ayuda a comprender que no se puede juzgar nunca actualización.
que se han conseguido resultados inmutables; compromete, más bien, a un
Por otra parte, si contemplamos la doctrina social en su conjunto es posible
análisis de la situación peculiar en cada momento histórico.
también advertir otro tipo de evolución. Es evidente que resultan muy distintas
4. Si es necesario el análisis de la situación histórica, ¿no las encíclicas de León XIII y las de Juan Pablo II o Benedicto XVI. Hoy se admite en
la doctrina social dos etapas bastante diferenciadas (antes y después del
tendría que estar la doctrina social en continua evolución?,
Vaticano II), situando en medio como etapa de transición el pontificado de Juan
¿para qué referirse a los documentos del pasado? XXIII. La primera etapa está marcada por un mundo en proceso de
industrialización, por grandes diferencias económicas y conflictos sociales; los
Efectivamente, la doctrina social de la Iglesia, por su carácter mediador entre el
contenidos doctrinales se fundamentan en la ética natural y es muy fuerte la
Evangelio y la sociedad, tiene que responder a las nuevas necesidades y los
insistencia en lo doctrinal. La segunda etapa fija la atención especialmente en el
problemas del mundo y de la historia. Por eso, más que mirar al pasado, necesita
desarrollo auténtico y en la participación de todos los pueblos en él; crece la
actualizarse continuamente y no puede extrañar que cambie. De hecho, ha
inspiración específicamente cristiana, la preocupación por partir de la realidad
experimentado una evolución notable en el transcurso de los años. La misma
social y por la acción solidaria con los demás hombres.
estructura de cada una de las grandes encíclicas sociales manifiesta también un
carácter renovador y dinámico: al mismo tiempo que mantiene la referencia con La consideración de este carácter evolutivo de la enseñanza social de la Iglesia
los documentos anteriores, proyecta siempre la reflexión hacia los nuevos implica consecuencias importantes en cuanto al modo de entender las
problemas de la vida social. afirmaciones del pasado sobre algunos problemas específicos y al tipo de
intervención que la Iglesia puede realizar hoy. En efecto, es un error juzgar las
Este es precisamente uno de sus rasgos característicos: la armonía entre
afirmaciones de una encíclica sobre un determinado problema como afirmaciones
continuidad y cambio. Existe en la doctrina social una profunda continuidad, pero
completas y definitivas. Obviamente no nos referimos a los principios doctrinales,
existe también, al mismo tiempo, una continua evolución; la continuidad y la
sino a la toma de postura sobre diversas cuestiones, como el valor de la
renovación son una prueba de su perenne validez.
propiedad privada o el juicio sobre el socialismo, temas que caracterizan el
Pero hemos de entender correctamente el sentido de la continuidad y del debate cultural y sobre los cuales la Iglesia dice una palabra clarificadora. El
cambio. Por una parte, la enseñanza social de la Iglesia se mantiene constante, devenir de la Iglesia, el progreso de la ciencia económica, social y teológica, y las
idéntica en su inspiración de fondo, en sus principios de reflexión y, sobre todo, nuevas necesidades ayudan a precisar mejor las indicaciones de la Iglesia sobre
en su unión vital con el Evangelio del Señor. Por otra, es a la vez siempre nueva, dichos temas.
dado que está sometida a las adaptaciones sugeridas por la variación de las
condiciones históricas, así como por el constante flujo de los acontecimientos en 4. ¿Con qué método procede la doctrina social de la Iglesia?
que se mueve la vida de los hombres y de las sociedades.
Especialmente desde la encíclica Mater et magistra, se ha habla de un método
Hay que distinguir, pues, entre los grandes principios, que aseguran a la inductivo. En realidad, esto significa que, a diferencia de los documentos
doctrina social una validez permanente, y los juicios éticos sobre las realidades anteriores, comienza una visión más dinámica y abierta de la sociedad y de los
problemas sociales, utilizando un método que, a pesar de partir de la revelación
y del derecho natural, está más atento a la realidad histórica. Esta orientación es creadas y la sociedad misma gozan de propias leyes y valores, que el hombre ha
más precisa y explícita en los documentos del concilio Vaticano II y en las de descubrir, emplear y ordenar poco a poco, es absolutamente legítima esta
encíclicas posteriores de Pablo VI, Juan Pablo II y Benedicto XVI. exigencia de autonomía. No es solo que la reclamen imperiosamente los hombres
de nuestro tiempo. Es que además responde a la voluntad del Creador» (GS 36).
Se perfila así el método propio de la enseñanza social católica: un método
complejo, que es a la vez empírico y racional. Conjuga tres fases diferentes: 6. La doctrina social de la Iglesia, ¿no es algo teórico y
análisis de la realidad, discernimiento a la luz de la fe y de la tradición eclesial,
abstracto?
propuesta de orientaciones y actuaciones prácticas. Se trata, pues, de una
metodología y de un proceso que se podría llamar «dinámico inductivo- Ciertamente, no. Toda la reflexión sobre la naturaleza de la enseñanza de la
deductivo» que se desarrolla en tres tiempos: ver, juzgar y actuar. Iglesia resalta su carácter práctico. Se trata de una reflexión teológica que parte
de la experiencia histórica y está orientada a la acción, al compromiso social. No
Ver implica percepción y estudio de los problemas reales y de sus causas, cuyo
es, pues, simplemente una enseñanza para interpretar la realidad social, sino para
análisis corresponde a las ciencias humanas y sociales. Juzgar significa interpretar
transformarla.
la realidad a la luz de las fuentes de la doctrina social, que determinan el juicio
sobre los problemas sociales y sus implicaciones éticas. En esta fase intermedia se Ya Rerum novarum explicó con claridad que la intervención de la Iglesia en la
sitúa, propiamente, la función del magisterio de la Iglesia, que consiste en cuestión social no se limita a un enunciado teórico de doctrinas, sino que llega
interpretar la realidad desde el punto de vista de la fe y ofrecer aquello que tiene también a directrices para la acción. Pío XI propone la doctrina social como punto
de específico: «Una visión global del hombre y de la humanidad» (PP 13). Actuar de referencia de toda la actividad cristiana en materia social (QA 39). A partir de
se refiere a la ejecución de la elección. Requiere conversión y compromiso. Mater et magistra este carácter práctico es aún mucho más explícito. Juan XXIII
advierte que la credibilidad de la enseñanza social depende de la verificación
Lo específico del método se sitúa en el segundo nivel, es decir, en el
práctica: «La mejor manera de demostrar la bondad y la eficacia de esta doctrina
discernimiento, la valoración y el juicio. Por ello, se puede decir que la doctrina
es probar que puede resolver los problemas sociales del momento» (MM 225). Se
social de la Iglesia posee a la vez un carácter inductivo, de la realidad a la
afirma, pues, explícitamente una orientación práctica: «Una doctrina social no
doctrina; y deductivo, de los principios a la praxis. Se deriva de aquí el carácter
debe ser materia de mera exposición. Ha de ser, además, objeto de aplicación
histórico de la enseñanza social y también la necesidad de recurrir a las ciencias
práctica. Esta norma tiene validez sobre todo cuando se trata de la doctrina social
sociales que ayudan a comprender la realidad. Las ciencias sociales aportan la
de la Iglesia, cuya luz es la verdad, cuyo fin es la justicia y cuyo impulso
materia prima para la reflexión de la teología moral.
primordial es el amor» (MM 226).
Desde siempre los teólogos habían usado la mediación de la filosofía para
San Juan Pablo II insiste en esta dimensión práctica y operativa: «Para la Iglesia,
elaborar sus contenidos teológicos. Hoy se ve claro la necesidad de recurrir a la
el mensaje social del Evangelio no debe considerarse como una teoría, sino, por
aportación de las ciencias sociales. Esto sucede también en relación a la doctrina
encima de todo, un fundamento y un estímulo para la acción» (CA 57). Prueba de
social de la Iglesia, que tiende a acoger y armonizar adecuadamente los datos
ello es el ejemplo de los primeros cristianos y de todos los hombres y las mujeres
ofrecidos por sus fuentes y los suministrados por las ciencias positivas. En el
que a lo largo de los siglos se han comprometido a favor de los necesitados y
fondo, esto significa el reconocimiento de la autonomía de las realidades
marginados. Por ello, concluye: «Hoy más que nunca, la Iglesia es consciente de
terrenas. «Si por autonomía de la realidad terrena se quiere decir que las cosas
que su mensaje social se hará creíble por el testimonio de las obras antes que por Efectivamente, la dimensión mundial que ha alcanzado la «cuestión social» y la
su coherencia y lógica interna» (CA 57). En la realidad de nuestro tiempo, todo consideración de las múltiples situaciones, ha llevado a la enseñanza social de la
esto se concretiza en «el amor por el hombre y, en primer lugar, por el pobre», Iglesia a asumir, principalmente a partir del Vaticano II, una actitud abierta a la
expresado en «la promoción de la justicia» (CA 58). posibilidad de un pluralismo de opciones concretas. Y esta pluralidad se
entiende no como un «mal menor», sino como un dato positivo que proviene de
Un aspecto de este carácter práctico de la enseñanza social es la importancia la misma naturaleza del mensaje evangélico de la salvación, en cuanto que la
que las encíclicas sociales prestan a los signos de los tiempos, especialmente Iglesia «en virtud de su misión y naturaleza no está ligada a ninguna forma
desde el concilio Vaticano II. Dice Gaudium et spes: «Es deber permanente de la particular de civilización humana, ni a sistema alguno político, económico o
Iglesia escrutar a fondo los signos de la época e interpretarlos a la luz del social» (GS 42).
Evangelio, de forma que acomodándose a cada generación, pueda la Iglesia
responder a los perennes interrogantes de la humanidad sobre el sentido de la Ante la inmensa diversidad de situaciones culturales, sociales y económicas que
vida presente y de la vida futura y sobre la mutua relación de ambas» (GS 4). existen en el mundo, la enseñanza social de la Iglesia reconoce la imposibilidad
de «pronunciar una palabra única, como también proponer una solución con
Este deber nace del compromiso de la Iglesia de cooperar con el mundo para valor universal. No es este nuestro propósito ni tampoco nuestra misión» (OA
establecer un orden social respetuoso de los principios que la Iglesia juzga 4).
indispensables a la luz del anuncio de Cristo, como la dignidad humana, la
libertad, la vida. Se concretiza en un esfuerzo constante de atención a la realidad Esto no significa que la Iglesia renuncia a una acción de animación de la realidad
histórica, no solo para comprenderla en profundidad, sino también para social, porque «la misión de la Iglesia no es solo anunciar el mensaje de Cristo y
responder a las provocaciones que propone. su gracia a los hombres, sino también impregnar y perfeccionar todo el orden
temporal con el espíritu evangélico» (AA 5). Frente a los nuevos problemas
La atención a los signos de los tiempos supone un elemento nuevo que proviene urgentes y complejos, la Iglesia no sigue el camino de un distanciamiento cómodo
del esfuerzo de un método más inductivo, de la afirmación de la autonomía de las o del «angelismo». «Si bien no interviene para confirmar con su autoridad una
realidades terrenas, del recurso a las ciencias humanas y de la necesidad del determinada estructura establecida o prefabricada, no se limita, sin embargo,
compromiso. simplemente a recordar unos principios generales. Se desarrolla por medio de la
En su encíclica social, Benedicto XVI se refiere de forma explícita a los signos de reflexión madurada al contacto con situaciones cambiantes de este mundo, bajo
nuestro tiempo, entre los que ocupan un lugar determinante la globalización y la el impulso del Evangelio como fuente de renovación» (OA 42).
crisis económica. Ante ellos, el Papa afirma la obligación de «revisar nuestros El Vaticano II y los documentos posteriores rechazan claramente cualquier
caminos, darnos nuevas reglas y encontrar nuevas formas de compromiso» (CV forma de integrismo. Optan por una acción de animación crítica y utópica. San
21). Juan Pablo II declara expresamente: «No corresponde a la Iglesia analizar
científicamente las posibles consecuencias de tales cambios en la convivencia
7. Ante la dimensión mundial de los problemas sociales, ¿es
humana. Pero la Iglesia considera deber suyo recordar siempre la dignidad y los
posible proponer una única solución y respuesta para todos en derechos de los hombres del trabajo, denunciar las situaciones en las que se
todas partes del planeta? violan dichos derechos y contribuir a orientar estos cambios para que se realice
un auténtico progreso del hombre y de la sociedad» (LE 1).
Así fue en los principios. Hasta Mater et magistra, las encíclicas de los Papas se
dirigían solo a los católicos. San Juan XXIII inaugura en Pacem in terris un nuevo
Precisamente al hablar de las opciones concretas introduce el Vaticano II el tema encabezamiento de las mismas, añadiendo entre los destinatarios: «… y a todos
del pluralismo. «Muchas veces sucederá que la propia concepción cristiana de la los hombres de buena voluntad»; y así se ha seguido haciendo en los
vida les inclinará en ciertos casos a elegir una determinada solución. Pero podrá documentos posteriores. Se manifiesta pues, claramente, el deseo de la Iglesia de
suceder, como sucede frecuentemente y con todo derecho, que otros fieles, ofrecer su aportación en el campo de la enseñanza social no solo a la comunidad
guiados por una no menor sinceridad juzguen el mismo asunto de distinta de los fieles, sino a toda la familia humana.
manera» (GS 43). Y todavía: «Los cristianos todos deben tener conciencia de la
vocación particular y propia que tienen en la comunidad política… deben Las razones de fondo las hemos expuesto ya anteriormente, de manera particular
reconocer la legítima pluralidad de opciones temporales y respetar a los al referirnos a la competencia de la Iglesia en el campo social. Pero los mismos
ciudadanos que, aun agrupados, defienden lealmente su manera de ser» (GS documentos de la enseñanza social aluden a ellas. Según Juan XXIII, porque las
75). líneas doctrinales propuestas «brotan de la misma naturaleza de las cosas o
proceden casi siempre de la esfera del derecho natural» (PT 157). Es decir, se
Octogesima adveniens especifica ulteriormente el pluralismo: «En las situaciones presentan apelando a la racionalidad humana y a una concepción dinámica del
concretas y habida cuenta de las solidaridades que cada uno vive, es necesario derecho natural. «Por ello sucede con bastante frecuencia que los católicos en la
reconocer una legítima variedad de opciones posibles. Una misma fe puede aplicación práctica de estos principios, colaboran de múltiples maneras con los
conducir a compromisos diferentes» (OA 50). cristianos separados de esta Sede Apostólica o con otros hombres que, aun
En síntesis, se podría afirmar que la doctrina social de la Iglesia ha ido careciendo por completo de la fe cristiana, obedecen sin embargo a la razón y
admitiendo progresivamente el pluralismo de la acción social, económica y poseen un recto sentido de la moral natural» (PT 157).
política de los católicos. Tras las ambigüedades y conflictos iniciales de León XIII y Este espíritu de apertura se manifiesta en el concilio Vaticano II al proclamar la
Pío XI, la enseñanza social católica ha cambiado las declaraciones de condena por solidaridad profunda con todos los hombres, en cuanto que «los gozos y las
una aceptación teórica y práctica del diálogo y del pluralismo. esperanzas, las tristezas y angustias de los hombres de nuestro tiempo, sobre
El reconocimiento sereno del carácter positivo del pluralismo implica todo de los pobres y de cuantos sufren, son a la vez gozos y esperanzas, tristezas
consecuencias importantes. La primera es la necesidad de que se instaure entre y angustias de los discípulos de Cristo. Nada hay verdaderamente humano que no
los creyentes una comunión fraterna en la caridad y también «un diálogo sincero, encuentre eco en su corazón» (GS 1).
guardando la mutua caridad y la solicitud primordial por el bien común » (GS 43); Por eso, el Vaticano II «tras haber profundizado en el misterio de la Iglesia, se
la segunda, que tanto en la elaboración de la enseñanza social de la Iglesia como dirige ahora no solo a los hijos de la Iglesia católica y a cuantos invocan a Cristo,
en su traducción histórica, están llamados a contribuir con su aportación todos los sino a todos los hombres, con el deseo de anunciar a todos cómo entiende la
componentes de la comunidad cristiana según el carisma propio y la distinta presencia y la acción de la Iglesia en el mundo actual» (GS 2).
función que tienen en el pueblo de Dios; no solo el Magisterio.
Esta actitud de diálogo de la Iglesia ha provocado numerosos cambios en las
8. Si es doctrina social de la Iglesia, ¿por qué no se dirige intervenciones del magisterio; y especialmente, el alargamiento de las
simplemente a los católicos? perspectivas del discurso pontificio. Ha superado el eurocentrismo del pasado
para dirigir la atención a toda la humanidad (cf. especialmente Populorum Realmente, la doctrina social anuncia la salvación de Cristo a todos los hombres.
progressio y Sollicitudo rei socialis, Caritas in veritate, dedicadas al desarrollo de Este anuncio motiva la proclamación de la verdad acerca de la dignidad del
todos los pueblos). hombre y de sus derechos, la denuncia de las situaciones injustas y la
cooperación en el verdadero progreso social. Es decir, el enraizamiento
9. ¿La doctrina social de la Iglesia tiene que ver con la evangélico manifiesta el rostro teológico y la finalidad evangelizadora de la
evangelización? doctrina social: está al servicio del hombre y del mundo, de la promoción integral
de la persona, de su desarrollo y liberación. Es, pues, inseparable de la vida y
Realmente, siempre ha existido una relación muy fuerte entre la evangelización misión de la Iglesia. Inserta históricamente en las culturas, la Iglesia tiene el
y el magisterio social. Con la enseñanza social, en el fondo, la Iglesia quiere deber de proclamar el ideal del Evangelio a todas las comunidades humanas. Lo
anunciar el Evangelio en la compleja red de las relaciones sociales. La Iglesia ha hace precisamente a través de la enseñanza social, que se convierte así en
anunciado el «evangelio social» desde sus orígenes. Pero la conciencia de esta instrumento de evangelización.
relación ha tomado cuerpo especialmente en los últimos decenios. Según San
Juan Pablo II, la doctrina social no es otra cosa que el desarrollo orgánico del Esta convicción aparece destacada especialmente en el documento conciliar
Evangelio, es el evangelio social de nuestro tiempo, del mismo modo que la sobre la «Iglesia en el mundo contemporáneo». Impulsa con vigor y audacia el
época histórica de los apóstoles tuvo el evangelio social de la Iglesia primitiva, compromiso de la Iglesia en la promoción social, cultural y espiritual de todos los
como lo tuvo la época de los Padres, la de santo Tomás de Aquino y de los grupos de la gran familia humana haciendo propios, «los gozos y las esperanzas,
grandes doctores del Medievo. las tristezas y las angustias de los hombres de nuestro tiempo, sobre todo de los
pobres y de cuantos sufren», porque «nada hay verdaderamente humano que no
Según León XIII, la Iglesia saca del Evangelio las enseñanzas en virtud de las encuentre eco en su corazón» (GS 1).
cuales se pueden resolver los conflictos sociales (cf. RN 12). Para San Pablo VI, el
Evangelio no ha quedado superado por el hecho de haber sido anunciado en un La doctrina social tiene, pues, el valor de un instrumento de evangelización y se
contexto sociocultural diferente. Al contrario, su inspiración, enriquecida por la desarrolla en el encuentro entre el mensaje evangélico y la historia humana. La
tradición cristiana a lo largo de los siglos, sigue siendo nueva para orientar el Iglesia, desde sus comienzos, ha proclamado el mensaje evangélico sobre los
progreso de la vida en sociedad (cf. OA 4). San Juan Pablo II reivindica con comportamientos sociales, económicos y políticos; ha defendido a los pobres y ha
insistencia que el mensaje social del Evangelio sigue siendo el fundamento y el promovido la justicia; ha predicado el mandamiento del amor y el espíritu de las
estímulo para la acción y el compromiso de los creyentes: «Impulsados por este bienaventuranzas. A lo largo de los siglos se ha enriquecido con la reflexión de
mensaje, algunos de los primeros cristianos distribuían sus bienes a los pobres, tantos pensadores cristianos y ha adquirido una auténtica visión teológica de la
dando testimonio de que, no obstante las diversas proveniencias sociales, era dignidad de la persona, de la historia y de la sociedad, y ha llegado a ser
posible una convivencia pacífica y solidaria. Con la fuerza del Evangelio, en el verdaderamente «experta en humanidad» (SRS 41).
curso de los siglos, los monjes cultivaron las tierras, los religiosos y las religiosas
fundaron hospitales y asilos para los pobres, las cofradías, así como hombres y 10. ¿Se puede decir que la doctrina social de la Iglesia impulsa
mujeres de todas las clases sociales se comprometieron en favor de los el compromiso social y político de los cristianos?
necesitados y marginados» (CA 57).
Sin duda, la enseñanza de la doctrina social de la Iglesia se orienta, y tiene que por Dios y a expresarlo en el servicio a los más pobres; la capacidad de
hacerlo especialmente en estos momentos, a alentar y nutrir el compromiso discernimiento para buscar siempre el bien común y los medios y decisiones
social de las comunidades cristianas y de manera particular de los fieles laicos. A adecuados; la militancia católica en asociaciones y movimientos comprometidos
esto tiende en realidad la acción de la pastoral social y el esfuerzo formativo: a en lo social; el servicio a los distintos ámbitos de la vida social. Realmente si algo
desarrollar un compromiso social y político coherente con la fe cristiana, en la caracteriza el compromiso social que impulsa la enseñanza social de la Iglesia, es
convicción de que a ellos les corresponde «anunciar el Evangelio con el un servicio que es signo y expresión de la caridad, que se manifiesta en la vida
testimonio de una vida ejemplar, enraizada en Cristo y vivida en las realidades familiar, cultural, laboral, económica y política. En ellos, los fieles laicos expresan
temporales: la familia, el compromiso profesional en el ámbito del trabajo, de la la verdad de la fe cristiana y la verdad de la doctrina social de la Iglesia, que
cultura, de la ciencia y de la investigación; el ejercicio de las responsabilidades encuentra su plena realización cuando se vive concretamente para responder y
sociales, económicas y políticas» (Comp. 543). Realmente, todas las realidades solucionar los problemas sociales. Quizá la credibilidad de la doctrina social de la
humanas seculares, personales y sociales, ambientes, situaciones históricas, Iglesia reside precisamente en la realización coherente del compromiso social que
estructuras e instituciones son lugar adecuado para vivir y actuar el compromiso impulsa.
sociopolítico de los cristianos. El compromiso, en la vida cristiana, es expresión de
Existe, pues, un doble reto en las comunidades cristianas. Por una parte, es
la vivencia de la fe y de la caridad evangélica.
necesario traspasar a la acción pastoral ordinaria la gran riqueza del magisterio
Esta ha sido una enseñanza constante de la misma doctrina social. El concilio social; por otra, es necesario que la acción pastoral lleve al testimonio y al
Vaticano II pide a todos los ciudadanos del mundo, sean cuales sean sus compromiso social y político.
creencias, la implicación activa en la vida pública y enseña que, en el cristiano,
la misma dimensión social de la fe y de la caridad debe ser siempre un estímulo
en el compromiso sociopolítico. Quizá hoy sea más necesario que nunca rescatar
la función pública, crítica y liberadora de la fe cristiana para que sea capaz de
dinamizar el compromiso de los creyentes en la construcción de un mundo más
justo y solidario. En esta perspectiva se sitúan las palabras de Benedicto XVI en su
primera encíclica Deus caritas est: «Los fieles laicos, como ciudadanos del Estado,
están llamados a participar en primera persona en la vida pública. Por tanto, no
pueden eximirse de la multiforme y variada acción económica, social, legislativa,
administrativa y cultural, destinada a promover orgánica e institucionalmente el
bien común. La misión de los fieles es, por tanto, configurar rectamente la vida
social, respetando su legítima autonomía y cooperando con los otros ciudadanos
según las respectivas competencias y bajo su propia responsabilidad» (DC 29).

Entre los aspectos importantes del compromiso social de los laicos en los que
debe apreciarse la presencia de la doctrina social, es necesario tener en cuenta: el
cultivo de una auténtica espiritualidad laical, que lleve a un amor apasionado

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