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CHARTA - SANTANDER
SECRETARIA DE EDUCACIÓN DEPARTAMENTAL
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GÉNEROS: La literatura precolombina se manifestó principalmente en el mito y la leyenda. Aunque
ambas formas literarias son similares por ser transmitidas mediante tradición oral,
cada una de ellas cumplía una función específica en la cultura de las comunidades
indígenas precolombinas.
El mito
El mito es un relato que intenta dar explicaciones sobre el origen del universo, el ser
humano y los fenómenos naturales, generalmente por medio de alguna divinidad o
espíritu superior. Los mitos, entonces, están relacionados con las prácticas religiosas
de los grupos indígenas, por esta razón, en la mayoría de ellos, están presentes sus
dioses más importantes. A pesar de estar constituido por diversos recursos
estilísticos, el mito no tiene como propósito principal entretener, sino enseñar acerca
de las creencias de un pueblo. Por ello, aunque presentan explicaciones
sobrenaturales y no racionales, de
hechos o fenómenos, los mitos creados y transmitidos durante la época precolombina eran considerados relatos verdaderos por parte de
las comunidades que los inventaron.
La Leyenda
La leyenda es un relato en el que se narra un suceso extraordinario o sobrenatural que es presentado como real. A diferencia del mito, la
leyenda no busca explicar el origen del hombre, del universo o de fenómenos naturales, sino ilu strar sobre las formas correctas e
incorrectas de comportamiento dentro de una comunidad específica, por lo que está directamente relacionada con la ética
Autores y Obras
- Los Taironas - Los Emberas - Los Muiscas - Los Koguis - Los Yurupari - Zroara Nebura La ceremonia de Huan
LITERATURA DEL DESCUBRIMIENTO Y LA CONQUISTA
El nuevo continente Cada 12 de Octubre se conmemora el Descubrimiento de
América, realizado por Cristóbal Colón en el año 1492. La celebración de este día,
involucra a la naciente sociedad moderna europea y sus viajes de exploración, a las
civilizaciones originarias de América, y el inicio de un imperio colonial que duraría
siglos. Cristóbal Colón fue el navegante intrépido que con un proyecto arriesgado y
un destino que nadie hubiera previsto, descubrió el Nuevo Continente (Espada, 2009).
Una vez conseguido el apoyo de los Reyes católicos de España, el 3 de agosto de
1492 salen en expedición Cristóbal Colón junto con 120 hombres de tripulación, en su
mayoría, reclutados en el Puerto de Palos entre delincuentes
comunes y condenados a trabajos forzados. Para este viaje de expedición, contaban con tres carabelas llamadas la 3 Pinta, la Niña y la
Santa María. Los reyes habían entregado las dos primeras embarcaciones, y la tercera la consiguió Colón con la
ayuda económica de expertos marinos y constructores navales del Puerto de Palos.
Navegaron las costas de África y llegaron a las islas Canarias, en donde una avería en
la Pinta retrasó el viaje hasta el 6 de septiembre. Desde la isla Gomera del
archipiélago Canario zarparon de nuevo las carabelas, rumbo al oeste (Colombia
Aprende, s.f.). Después de 72 días de navegación, el 12 de octubre de 1492 el
marinero Rodrigo de Triana divisó tierra. Este acontecimiento cambió la concepción
que se tenía del planeta y provocó algo que ni siquiera Cristóbal Colón había
imaginado: la unión de dos mundos. Con la llegada de los españoles, América nunca
más volvería a ser la misma. Dicho avistamiento de tierra firme, permitió que
América recibiera un gran legado cultural, de adelantos y de expresiones artísticas no
sólo occidentales sino también orientales, y que Europa percibiera la riqueza cultural,
los avances, el ingenio y el arte del Nuevo Mundo (Enciclopedia Ilustrada, s.f.).
EL ENCUENTRO
Cuando Colón y su tripulación llegaron por primera vez al Nuevo Mundo fueron recibidos por un grupo de indígenas sonrientes y felices,
inocentes y desprevenidos. Todos acudieron a la playa, entusiasmados, a hacer regalos a sus visitantes: loros de colores brillantes y
atados de telas. Iban desnudos, salvo por la pintura corporal y algunas joyas. Cristóbal Colón observó que tenían una cara peculiarmente
redonda y por ello les llamó, equivocadamente, “indios” (gente de la India). La redondez de su cara era artificial, resultado de fajar las
caras de los bebés. La llegada de los europeos significó una catástrofe para este pueblo pacífico. En 1492, la isla La Española estaba
habitada por 300.000 indígenas. En los cinco años siguientes 100.000 habían desaparecido por las penurias sufridas o porque se les había
matado. Además, con la llegada de los españoles los contagiaron con enfermedades desconocidas, como la viruela, el tifus, la difteria y el
sarampión (Enciclopedia Ilustrada, s.f.).
LA CONQUISTA
Antes de la llegada de los conquistadores europeos, y en forma totalmente independiente del resto del mundo, en América se habían
desarrollado grandes civilizaciones. El Rey de España ordenó que si estos habitantes eran su Conquistas, éstos también debían ser
cristianos. Una vez se dio el descubrimiento en torno a la exploración de los territorios, se abrió paso a la Conquista y conversión al
cristianismo de una forma violenta. Con frecuencia, se ordenaba matar a quienes no adoptaban la fe católica o se les esclavizaba. En este
sentido, la conquista no sólo fue del territorio, también hubo una conquista de las creencias de los indios. Bendecido por la Iglesia y el
Rey, y motivado por sueños de oro y gloria, apareció un nuevo tipo europeo: el conquistador, protagonista de la conquista del Imperio
Azteca, los Incas y otros pueblos americanos. La historia de la mayor parte de los indígenas americanos, después de Colón, es una
historia de opresión. Los europeos se apropiaron de sus tierras y obligaron a los indígenas a trabajar para ellos en las minas, las haciendas
y en la construcción (Enciclopedia Ilustrada, s.f.)
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la montaña azul. Sudoroso y cansado, con los pies
sangrantes, llegó a la cima del monte y mientras el sol se filtraba por entre las ramas
de los arbustos, decidió descansar a orillas de un manantial semi oculto por la fronda,
donde el agua nacía fresca y pura como la risa de Anachué. Y así empezó a soñar aquel
hombre primitivo, noble y valeroso como todos los de su raza. Fue una noche, cuando
la tribu reunida alrededor del templo, celebraba con danzas y música la visita de
un cacique de lejanas tierras.
Había llegado de los dominios de Suamox, precedido de un enorme séquito de
guerreros armados. Lo acompañaba su hija, la indiana Anachué. Suamox y su huésped presenciaban las danzas, sentados en el suelo y
ataviados con vistosos adornos de oro y de plumaje. Biachú repartía la chicha a los altos personajes en recipientes de oro, y a
danzarinas acompañantes en odres de cuero y tazas de cerámica. Cuando tendió a Anachué el dorado vaso, sintió que sus ojos
humedecidos se clavaban en él. Un estremecimiento nunca presentido corrió por sus venas, como si el veneno de aquel licor amargo y
enervante se hubiese transportado a los ojos de ella. Anachué lo siguió con los ojos durante el festín, por entre aquella loca confusión de
cuerpos semidesnudos y sudorosos que se retorcían poseídos por el demonio de la danza lujuriante. La noche era magnífica y la luna
arropada con su manto color de tisú, presidía aquella fiesta rumorosa y sensual. ¡Cuántas estrellas seguían el ritmo voluptuoso de la
danza! Y qué intensamente seguían brillando en la oscuridad de su noche losojos de Anachué. Y Biachú dialogaba consigo mismo. ¿Por
qué aquella noche, toda la naturaleza salvaje y primitiva tenía para él un encanto tan hondo? ¿Qué tendría de extraño y de
enigmático, que parecía que toda ella penetrara en su ser de manera tan espontánea y sencilla, hasta hacerle sentir la armoniosa
simplicidad de las cosas, a la media noche, la tribu dormía sobre el campo, al conjuro de las estrellas. Solamente permanecía despierto y
vigilante Biachú, quien presentía la dura lucha, quizá el desafío de la muerte, si se atrevía a llegar a lado de Anachué. Cautelosamente se
deslizó hasta el arroyo y allí estuvo mirando largamente el cielo en sus aguas dormidas. Qué cerca de él contemplaba ese cielo inmenso y
cuántos ojos titilantes vigilaban su vida. Fue muy breve pero muy dulce el amanecer cerca de ella, y la luna ya había recogido su manto
de tisú, cuando resonó una nota prolongada y melancólica, que anunciaba a la tribu la proximidad del día. Biachú había visto en los ojos
abiertos de su amada, ¡todas las maravillas del amanecer! Cuando el lago maravilloso apareció ante sus ojos, el canto de la naturaleza,
rudo y primitivo, llegó a sus oídos.
¿Quién más que él podía ser el dueño de esa visión esplendorosa del cielo y del agua; quién más, con un oído escrutador, podría oír la
infinita melodía de las cosas, cuando los árboles, las flores, las mismas montañas, queriendo dialogar con el cielo, se purifican y se hacen
tan profundas? La barca que conducía a
Anachué hacia el rito despertaba las aguas del lago. Una leve brisa irisaba la superficie tranquila, donde parecía que el arco iris
convertido en pedazos flotara al capricho del viento. La barca avanzaba, seguida por muchas canoas, y el cuerpo de la mujer
indiana parecía una estatua de oro; tal brillaba su cuerpo, sus largos pendientes y sus brazaletes, que al chocar producían un
retintín sonoro, como si mil campanitas estuviesen anunciando su fiesta triunfal.
La mañana era hermosa y propicia para aquel acto imponente y salvaje. El rito exigía el sacrificio de ella, elegida como esposa del
Sol, luego que hubiese sumergido en las aguas su cuerpo sagrado; despojada de esa envoltura humana, podría emprender un viaje sin ruta
a las regiones donde moraba el Dios, y allí, en un trono fulgurante de luz, sería la reina de todos los mundos y podría mirar su rostro
moreno en el espejo luminoso del lago. Mientras Biachú dirigía su barca, en la que pensaba rescatar a la indiana, pensaba en que la
lucha
sería dura, pero solamente él sería capaz de abatir a todos esos hombres; su coraje, su amar
ysu sangre impetuosa, serían suficientes para triunfar gloriosamente, levando a la postre en
sus brazos el cuerpo desfallecido pero palpitante de Anachué, y ya lejos de todas las furias,
más allá de las montañas azules, a orillas de un río rumoroso y claro, levantarían su rancho
para ella. Cuando Biachú fue divisado, una enorme algarabía se formó alrededor de la barca
sagrada. Él disparaba su arco vigorosamente, y ya cuando la victoria le sonreía y
empezaban a huir los guerreros, sorprendidos y atónitos, una flecha le atravesó el corazón.
Aún con vida, alcanzó a llegar a los brazos de Anachué, y los dos se consumieron, dejando
sobre las aguas impasibles una huella eterna de oro y sangre. Tomado de Leyendas de amor,
selección de Pío Fernando Gaona P.
- Describe y dibujo los personajes principales de la leyenda.
- Explica los siguientes fragmentos de la Leyenda de Anachue.
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b. Imposición cultural
c. Ausencia de escritura en una lengua.
ACTIVIDAD 5. Lee el siguiente texto y responde las preguntas.
LOS TIKUNAS PUEBLAN LA TIERRA. AUTOR: PÍO FERNANDO GAONA (LEYENDA
COLOMBIANA)
Yuche vivía desde siempre, solo en el mundo. En compañía de las perdices, los paujiles, los monos y los grillos, había visto envejecer a la
tierra. A través de ello se daba cuenta que el mundo vivía y de que la vida era tiempo y el tiempo...muerte.
No existía en la Tierra sitio más bello que aquel donde Yuche vivía: era una pequeña choza en un claro de la selva y muy cerca de un
arroyo enmarcado en playas de arena fina.
Todo era tibio allí, ni la lluvia ni el calor entorpecían la placidez de aquel lugar. Dicen que
nadie ha visto el sitio, pero todos los Tikunas esperan ir allí algún día.
Una vez Yuche fue a bañarse al arroyo, como de costumbre. Llegó a la orilla y se fue introduciendo en el agua hasta que se inclinó hacia
delante, mirándose en el espejo del agua; por primera vez notó que había envejecido.
El verse viejo, le deprimió profundamente: -Estoy ya viejo...y solo. ¡Oh!, si muero, la tierra quedará más sola todavía.
Apesadumbrado, espaciosamente emprendió el regreso a su choza.
El susurro de la selva y el canto de las aves lo embargaban ahora de infinita melancolía.
Yendo en camino sintió un dolor en la rodilla, como si lo hubiese picado algún insecto; no pudo darse cuento pero pensó que le picó una
avispa. Cuando empezó a sentir un pesado sopor que le invadía.
-Es raro como me siento. Me acostaré tan pronto llegue.
Siguió caminando con dificultad y al llegar a su choza se recostó, y se quedó dormido.
Tuvo un largo sueño. Soñó que mientras más soñaba, más se envejecían y más débil se ponía sus piernas, y que de su cuerpo agónico se
proyectaban otros seres.
Despertó muy tarde, al otro día. Quiso levantarse, pero el dolor se lo impidió. Entonces se miró la inflamada rodilla y notó que la piel se
había vuelto transparente. Le pareció que algo en su interior se movía. Al acercar más los ojos vio con sorpresa que, allá al fondo, dos
minúsculos seres trabajaban, se puso a observar.
Las figurillas era un hombre y una mujer: el hombre templaba un arco y la mujer tejían un chinchorro.
- Explica, en tu cuaderno, si el anterior texto es un mito o una leyenda. Justifica tu respuesta.
4. ¿CÓMO SÉ QUE APRENDÍ? PRUEBA O CUESTIONARIO
1) Escribe 4 ideas principales que definan La literatura Precolombina.
2) Establece la diferencia entre mito y leyenda
3) Elabora un mapa conceptual sobre la literatura de la época de la Conquista. No olvides organizar la información en torno a los
siguientes aspectos: características, géneros y obras.
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