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1. Color amarillento
Este color puede producirse como consecuencia de una infección por bacterias u
hongos, psoriasis o por el abuso de lacas de uñas de mala calidad. No tiene por
qué ser algo grave, pero merece la pena comprobarlo.
2. Uñas estriadas
Esto se puede producir por lavarse las manos en exceso. Es habitual entre los 50
y los 60 años. La solución es tener las uñas hidratadas con productos específicos
para cutículas o con aceite de almendras y evitar lavarlas tanto.
4. Uñas mordidas (onicofagia)
Este hábito de morder las uñas ocasiona problemas estéticos, pero no solo en
ellas, sino que también puede producirlo en los dientes. En cuanto a las uñas, los
microtraumatismos a los que se someten al morderlas alteran su anatomía.
Además, alrededor se pueden producir pequeñas heridas que hacen que el dedo
se inflame y te duela.
Las uñas pueden ser muy finas y sin apenas consistencia debido a enfermedades
reumáticas o crónicas. Además, pueden romperse con facilidad o les pueden
aparecer líneas o rayas muy finas. Esto sucede por meter con mucha frecuencia
las manos en agua.
6. Uñas encarnadas
La mayoría de las enfermedades relacionadas con las uñas son hereditarias, y las
uñas encarnadas no son una excepción. Esto sucede habitualmente en jóvenes
cuando la uña se clava en la carne y la inflama.
No todas las enfermedades de las uñas las producen los hongos. No obstante, sí
es lo más habitual. Hacer un buen diagnóstico puede resultar difícil incluso para
dermatólogos muy experimentados.
8. Falta de proteínas