Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Castilla impone su lengua a las demás regiones de la península Ibérica. En el sigo XI, XII
y XIII el castellano sufre una marcada influencia extranjera, adoptando un amplio
vocabulario de galicismos y provenzalismos, sin que se fijen aún sus reglas
gramaticales.
A fines del sigo XIV y XV con la Divina Comedia de Dante y los triunfos de Petrarca,
llega, a España la poesía alegórica, destacándose a esta nueva orientación la poética
Juan de Mena y el marqués de Santillana.
Con el matrimonio de los reyes, Castilla y Aragón se impone el castellano como idioma
nacional.
“Sumario de la natural historia de las Indias” (1526) por Gonzalo Fernández de Oviedo
incluye no menos de 60 caribismos.
Comienzan aparecer en la literatura del siglo XVI especialmente por Cervantes y Lope
de Vega.
En 1504 los castellanos son autorizados para trasladarse a las Indias, tras la muerte de
la reina Isabel.
El castellano empieza a tener evolución y va tomando formas americanas antes de que
los conquistadores salgan de España.
Todos esos términos son llevados a España y se extienden por toda la península. Las
modificaciones viajaron a las Indias en los siglos XVI y XVII y así el castellano deja de ser
dialecto de Castilla y pasa a convertirse a idioma español.
El español en América
Gracias a Jerónimo de Aguilar, que llevaba 10 años viviendo entre mayas, habla la
lengua perfectamente y a Malintzin mujer que habla maya y nahualt logra entenderse
con los zempoaltecas, que eran sometidos por el conjunto de seguidores de
Moctezuma y que a los españoles a sus posibles libertadores.
Con el predominio político y militar, los aztecas imponían su idioma, lo cual facilitó a
los españoles, ya que pudieron usar el nahualt como una lingua franca para
entenderse con otomíes, purépechas, zapotecas, etc. El vocabulario Caribe se
incorporó inmediatamente al nahualt.
Caribismos que usamos: anona, bejuco, barbacoa, bija, bohío, cabuya, cacique,
caragüe, carey, comején, chicha, chaquira, guacamaya, guanábana, guayaba,
guayacán, guineo, hamaca, hanequén, higuera, huracán, macana, mamey, mangle,
marañón, naguas, niguas, papaya, tabaco, tuna, yuca.
Con la conquista de México se inicia una gran aventura de la lengua española en
Mesoamérica. La Ciudad de México, centro gubernamental de la nueva España, se
convierte en la importante capital colonial del continente.
Distina fue la suerte del idioma en las llamadas zonas marginales del nuevo nahua,
porque hasta aquí no llegaron los conquistadores ni establecieron escuelas para
castellanizar a los indígenas. Los cuales aprendieron el español a la buena de Dios, en
el diario contacto que tenían con los conquistadores que muchos de los cuales aún no
pronunciaban bien.
Jorge A. Vivó Escoto demostró que hubo por lo menos cuatro migraciones
remontándose la primera a una época temprana como el siglo V de nuestra era.
La segunda oleada fue del pueblo llamado Cohuixca, que también salió de la costa de
Guerrero. Este grupo se asentó en una zona marginal del actual departamento de la
Paz, República de El Salvador.
La tercera partió de las actuales estados de Veracruz y Chiapas que son nahuas
posteotihuacanos, fue la más numerosa que pobló la Zona Izalqueña, la sierra de
Apaneca y la Costa del Bálsamo.
La lengua nahuat
El nahuat es uno de los llamados idiomas polisintéticos a los cuales se agregan también
prefijos, infijos y sufijos.
Entre los actuales hablantes todos los sustantivos han perdido definitivamente su
partícula terminal, aunque ya no se usan en posesivo sino con esta partícula ne,
independientemente haciendo veces de artículo.
De donde debemos suponer que este se derivó del prefijo posesivo nu- .
Los semipronombres verbales son: ni-, ti-, cero, ti-, an-, cero. Con cero indicamos que
no existe semipronombre para la tercera persona.
En la segunda persona del singular y la primera persona del plural ni entre las terceras
personas, puede existir confusión, ya que los plurales agregan el sufijo pluralizante
–squet.
Todos los verbos nahuas son regulares, con excepción de los verbos ir y venir, que
tienen conjugación especial. Chuca es él llora, chucachuca quiere decir él llora sin
parar.
Varios verbos sirven como auxiliares, siendo el principal nemi, vivir, que hace las veces
de estar.
Por ejemplo: Nitlasoj quiere decir “yo amo”, si se sustituye el prefijo verbal por el
prefijo posesivo y si se dice nutlasoj se estará diciendo “mi amor”.
Las palabras pueden unirse unas a otras y agregar prefijos y infijos, y sufijos para
formar nuevas palabras. Esta unión no es arbitraria sino que obedece a rígidas reglas
gramaticales, entre las cuales es indispensable señalar las siguientes:
La ll cambió por una y muy marcada, que no sólo sustituyo aquel fonema sino que se
introdujo donde no existe. No sólo decimos cabayo, estrella, sino que la pronunciamos
separando el diptongo ia diciendo diya, habiya, teniya, entre otros.
En vez de ve, vete, veme dijeron í, andate, andame, formas usadas del habla popular,
que sustituyen las formas de ver por formas de andar.
A los verbos castellanos los nahuas agregaron generalmente un prefijo –a, -en, o –des:
a-probar, a-merecer, des-vaciar, des-cruzar, etc. En nahua es posible verbalizar todos
los nombres, procedimiento que fue trasladado al castellano y que se sigue usando en
la lengua salvadoreña: a-montonar, a-pantallar, en-colar, en-arenar, des-embuchar,
des-madrar, etc.
Ejemplos:
Prefijos:
Sufijos:
-eco, -eca. Gentilicio típico nahua. En esta lengua todos los gentilicios se forman
mediante el sufijo –eca: tolteca, azteca, etc. Despectivo: boleco, dundeco, etc.
-ero. Oficio: relojero, cafetalero, algodonero, etc. Afición: gallero, futbolero, etc.
1- la duplicación para indicar frecuencia. Al referirse a la lengua nahua, que en ella los
verbos adquieren el carácter de frecuentativos por duplicación. Este procedimiento fue
trasladado literalmente al castellano. Decimos grita y grita, llora y llora, brinca y
brinca, para indicar que la acción se prolonga en el tiempo.
Otra manera de hacer frecuentativos los verbos es anteponer los términos “y va de”,
“y dije a”.
3. Alteración de los tiempos. Una de las más curiosas modificaciones de los verbos es el
uso del pasado en función de futuro, como es el caso de iba por iría.
Los nahuas trasladaron también el castellano sus numerosos diminutivos. Es por eso
que el salvadoreño o salvadoreña lo dice todo en diminutivo. Así no nos basta decir
que una cosa es chiquita. Decimos: chiquitía, chiquitiyita, etc. También diciendo:
adiosito, hasta lueguito, más tardecito, al ratito, arribita, frijolitos, tortillita, etc.
También los diminutivos se usan para hacer más ofensivas las ofensas, hijueputa,
jodido, cabrón, o pueden ser términos cariñosos: cabroncito, jodidito, hijueputía, etc.
Usamos “bien”, adverbio de cualidad, por “muy” de cantidad, por ejemplo: el niño está
bien malo. En cambio usamos “bueno” por “bien”: está bueno pues. Invertimos los
adverbios de tiempo y lugar, sustituyendo donde por cuanto y viceversa. Un adverbio
de lugar substituye a un adverbio de tiempo.
Son de uso frecuente también numerosas frases adverbiales, entre las cuales:
De golpe y porrazo
A la pura penca
A media rienda
Al hilo
A puro pincel
Al rape
A puro pulso
Güirigüiri es chismorrear
Cambios semánticos
Aguantar:
Alzar:
Guardar
Andar:
Hallarse:
Arrojar:
Vomitar
Caer:
Pegar:
Ver:
Tener:
Regarla, derramarla:
Embrocar:
Inducir a error
Ensartar:
Comprometer
Encaramar:
Subir
Puyar:
Sentir:
Palabras comodines
Aparte de los señalados verbos, muchos nombres y adjetivos hacen las veces de
palabras comodines. Algunos de estos vocablos son de origen nahua. Entre los más
usados tenemos:
Cosa, cuestión, mierda, chunche, madre, cuento, babosada, mierda seca, tiliche,
desgracia, asunto, carajada, pendejada, etc.
¡vaya!: exclamación.
Ah vaya: ya entendí
Acentuación
Hay en nuestra manera de hablar, ciertos cambios de acentuación que no tienen nada
que ver con el voseo sino que implican formas muy particulares de dicción.