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Tierra de los acusados José Quiroz A.

Tierra de los acusados

José Quiroz Arroyo

Safecreative 2014
Tierra de los acusados José Quiroz A.

“…Aquel que vive en la luna porque la tierra le decepciona”


-Nach, Lo imposible.

Advertencia:
Rompiendo la regla principal del periodismo: la veracidad, me tomo el atrevimiento
de experimentar con la estructura del cuento para contar historias que (con un
poco de mala suerte) podrían estar en nuestros diarios.

Cabe resaltar que ninguna de estas historias está basada en la realidad. Son sólo
un conjunto de conceptos que, unidos, parecen decir algo.
Tierra de los acusados José Quiroz A.

Índice

1.1 Introducción
1.2 Consejos para “escribir bien”

Primera parte: Cuentos

2.1 Cuento: Razones para buscar trabajo


desde la tierra de los acusados

3.1 Nota informativa: Llega petrificada a oficina de gobierno

4.1 Crónica: Mariantonieta Sánchez

5.1 Entrevista: De cómo la Esperanza mató al Bien Nacer

6.1 Artículo: Estado de sitio

Segunda parte: Análisis y marco teórico.


2.2 Análisis del Cuento

3.2 Análisis de la Nota Informativa

4.2 Análisis de la Crónica

5.2 Análisis de la Entrevista

6.2 Análisis del Artículo


Tierra de los acusados José Quiroz A.

Introducción

“Tierra de los acusados” es el nombre de esta recopilación. Escrita a partir de las


bases teóricas de la narrativa convencional y los géneros periodísticos (nota
informativa, artículo, crónica, entrevista y reportaje), esta serie de cuentos busca
servir como una guía para aprender el oficio del periodista mediante el delicado
arte de “desaprender”, pues lo que se busca es romper esquemas para señalar la
forma correcta de realizarlo.

Además de ser una guía de periodismo, el libro en sí mismo es dos cursos en uno;
el primero, está más que claro; el segundo, un curso de semiótica.

Viéndolo desde cierta manera, toda obra literaria es un pequeño curso de


semiótica en su individualidad, pues el autor lleva a su lector navegando, de
página en página, sobre un mar de significados que se enredan, reencontrándose,
enlazándose y connotando en cada letra cosas distintas.

La peculiaridad de la literatura radica en las infinitas posibilidades que una palabra


o conjunto de palabras pueden significar, pero también, en el hecho de que éstas
siempre encuentran la manera de presentarse correctamente ante el lector, que
las desenredará y exprimirá para hacerlas parte de su mundo, para “significarlas”.
Tierra de los acusados José Quiroz A.

Debido a la naturaleza de este libro, no pienso ahondar en consejos sobre cómo


escribir bien un cuento; todo se aprende con el ejemplo. A continuación, enlisto
una serie de consejos de autor anónimo (seleccionados entre 20 distintos) que se
pueden encontrar navegando en la web. Aunque no están a la altura de las clases
literarias de Julio Cortázar o Roberto Bolaño, los he seleccionado porque su tono
satírico concuerda con la idea de este manual “hecho para desaprender”.

Consejos para “escribir bien”1:

1. Lo primero es conoser vien la hortografia.


2. Cuide la concordancia, el cual son necesaria para que Ud. no caigan en
aquellos error.
3. Y nunca empiece con una conjunción.
4. Evite las repeticiones, evadiendo así repetir y repetir lo que ya ha repetido
repetidamente.
5. Use; correctamente. Los *signos: de, puntuación?
6. Trate de ser claro; no use hieráticos, herméticos o errabundos gongorismos
que puedan jibarizar las mejores ideas.
7. Imaginando, creando, planificando, un escritor no debe aparecer
equivocándose, abusando de los gerundios.
8. Correcto para ser en la construccion, caer evite en trasposiciones.
9. Si algún lugar es inadecuado en la frase para poner colgado un verbo, el
final de un párrafo lo es.
10. ¡Por amor del cielo!, ¡válgame Dios!, no abuse de las exclamaciones.
11. No utilice nunca, jamás doble negación.
12. Procurar nunca los infinitivos separar demasiado.

1
No, no se puede aprender a escribir bien. Algunos de los mejores escritores tenían faltas de ortografía
garrafales y una caligrafía de jardín de niños. Lo importante a la hora de escribir es tener una razón para
hacerlo.
Tierra de los acusados José Quiroz A.

Primera parte:
Cuentos
Tierra de los acusados José Quiroz A.

Cuento

Razones para buscar trabajo


desde la tierra de los acusados

Hoy es un día importante. Corrí las cortinas y dejé que el sol entrara directo sobre
mis ojos.

Hoy es un día importante porque aplicaré para el puesto de redactor en Página


Roja. No es el mejor periódico del país, ni del estado, ni de la ciudad… ni del
barrio; pero algo es algo. Al menos no es como aquel sensacionalista que anuncia
todas las mañanas el Volkswagen gris removiendo con su griterío de noticias el
tiempo estancado en las calles del suburbio de tierra y lodo que es mi hogar. Y
uso la palabra “hogar” porque me refiero no sólo a las cuatro paredes donde como
y duermo, sino todo aquel lugar en el que he dejado mi huella.

Cuando el sol despunta, camino por la calle progreso como buscando el lugar por
donde sale el sol. Llego al puesto de revistas de la esquina, observo los
encabezados de los diarios. Este es demasiado sensacionalista; aquel, ni quien le
crea; las páginas de éste están todas manchadas de sangre; veo un pequeñito
asomándose por allí, un tabloide de colores difusos escondido bajo tres o cuatro
sábanas de celulosa que mañana envolverán fruta verde… ese renegado parece
tener un poquito de verdad entre sus letras.

Página Roja.

Releo. El título parece ruin y sensacionalista. Espero encontrar nota tras nota,
llamado tras llamado, chorros de sangre y vísceras tan vivas que se escapen entre
las hojas. Me sorprende. Los tonos rojos se han vuelto anaranjados, quizá por la
calidad de la imprenta que los produce. Escaneo las notas sobresalientes: “La
libertad ha muerto, el estado la ha matado”, “Teleficción: el opio de los puercos”,
“Pan y pueblo para el circo”. Mis ojos no creen lo que aquellas notas informativas
plagadas de adjetivos me quieren mostrar.
Tierra de los acusados José Quiroz A.

Durante los días siguientes continué buscando el secreto de los folios escarlatas.
Saqué mis manuales de periodismo y ni Leñero, ni Marín, ni Rivapalacio hablan de
una estructura de nota parecida a la usada en las planas de aquel descubrimiento.
Detrás de esa pluma, un ser misterioso, mezcla posmoderna de Nietzsche con
Bakunin, se ríe de los que no entendemos la burla descarada de arte
contemporáneo que nos presenta.

Ya llevaba dos semanas consumiendo aquella filosofía cuando me encontré por


primera vez con una plana de anuncios clasificados (ninguno de los ejemplares
anteriores tenía esa página). En la parte superior, del lado derecho, grandes letras
se desplegaban a lo largo de un cuarto de página:

página roja te busca a ti redactor que te asquea la verdad a medias y el maquillaje


anticéptico tú que lees a los que siempre están contra todo pero tienes las
gónadas atoradas en algún lugar de la caja idiota
es a ti a quien buscamos

La puntuación me levantó de mi asiento, no lo niego. Luego de un par de días, me


puse mi mejor traje, usé aquella loción dulzona que me heredó mi padre y marqué
por teléfono, feliz de que mi interlocutor no podría verme ni olerme.
Tierra de los acusados José Quiroz A.

Nota Informativa

Llega petrificada a oficina de gobierno

Por tomar cocacola y café

Una mujer de 29 años, cuyo nombre pidió que se mantuviera en anonimato, se


presentó esta mañana ante las oficinas de Atención Ciudadana del Estado para
pedir un apoyo económico por discapacidad.

En compañía de su hijo de 9 años, explicó que dos años atrás había sufrido un
derrame cerebral. Según Luz Elena Álvarez, trabajadora del mencionado
organismo, la mujer hablaba “lento y pausado, con el cuerpo rígido y la mirada sin
brillo”.

“El día que ocurrió, recuerdo que yo estaba trabajando en casa. Lo hacía de noche
y me desvelaba mucho, por eso solía tomar cocacola con café; eso me mantenía
despierta. Pero esa noche me peleé con mi esposo por un problema que ya no
recuerdo. Lo siguiente en mi memoria son pedacitos de un lugar, una especie de
albergue donde me cuidaron y me dieron terapia. Todo este tiempo, mi mamá ha
estado cuidando de mí y de mis hijos cuando apenas puede con su vida. Mi
esposo me dejó en cuanto supo de mi condición y se llevó a los niños, pero ellos
regresaron porque su nueva madre los trataba mal y no les daba ni de comer”,
logró decir la joven masticando suavemente cada palabra.

Personal de Atención Ciudadana la canalizó a la unidad de Apoyo a Personas con


Discapacidad para analizar su situación y ver de qué forma pueden ayudarle, pues
dijeron no tener presupuesto para brindar apoyo económico. “Ni siquiera nos
compran lápices”, afirmó una trabajadora.

Antes de salir de la oficina, la mujer dijo a los presentes: “Bueno, si no hay dinero,
al menos regálenme una monedita de su bolsa para darle de comer a mis niños”.
Tierra de los acusados José Quiroz A.

Crónica

Mariantonieta Sánchez
Cuando Mariantonieta Sánchez de Colmenares, viuda de Villalba se despertó ese
24 de junio, día de San Juan (curiosamente, igual que el nombre de su marido), se
percató de un bulto deforme creciendo un par de dedos debajo de su ombligo.

-Se sentía como la masa del pan cuando no se revuelve bien y le salen grumos. –
Explicaría después a los médicos.

Desnuda, pero sola, contempló sus diez lustros en el espejo. La analogía estaba
equivocada: aquella cosa no era blanda como la masa, sino dura, fría y dolorosa,
como una piedra áspera incrustada en las paredes de su útero estéril. Imaginó
aquello como un quiste que había comenzado a fermentar en su interior (para
continuar con la metáfora del pan). Con el tratamiento correcto y el apoyo del
erario público, estaría curada antes del término de la gestión de Juan Carlos
Colmenares, gobernador del estado. Con seguridad, usarían su lucha como un
ejemplo de superación para los ciudadanos, erigirían más de una estatua en su
nombre y quizá llamarían “Mariantonieta” a una asociación que luchara contra el
cáncer cérvico uterino.

Todo estaba en que Carlitos (como Mariantonieta le llamaba fuera de las cámaras)
regresara de sus “asuntos de gobernador”. Pero no pasaría, porque ese 24 de
junio fue el mismo día en que catorce balas le llovieron desde lo alto de los
edificios que circundaban la avenida principal rumbo al zócalo de la ciudad: aquí,
un francotirador desde la ventana del supermercado platino, inaugurado hace casi
cinco años; allá, la iglesia de Nuestro Señor del Divino Rostro, desde cuyo
campanario se observaba a otro hombre; por el otro lado, los departamentos
ocupados en su mayoría por burócratas; y por último, el edificio de
telecomunicaciones, donde por un momento algunos espectadores pudieron
observar a tres tipos cubiertos con pasamontañas bajando de la antena que
transmite la señal del canal 28.
Tierra de los acusados José Quiroz A.

4 sospechosos fueron arrestados y consignados a la agencia del Ministerio


Público ese día: Juan Ruíz Méndez de 23 años, Jaime Ortiz Gómez de 21, Julián
González de 19, y un menor cuyo nombre aún es desconocido.

Los agentes encargados de la investigación dijeron haber incautado dos pistolas


calibre 9mm a los jóvenes. Estos aseguran que pasaban por ahí de regreso de la
reserva natural Pino Verde, localizada a sólo 40 minutos de la plaza, y que habían
estado toda la tarde disparando a aves y latas vacías.

Mariantonieta, viuda de Villalba y de Colmenares, los visitó en la cárcel tiempo


después. “Les dije que los perdonaba. No es la primera vez que quedo viuda”,
confiesa la mujer con las manos curveadas sobre el lugar de su vientre donde
debería estar el extraño quiste.

“¿El quiste? No, nunca me encontraron anda. […] Luego de la muerte de Carlitos,
me tocó la suerte de que existía un fondo para las viudas de los gobernadores. No
existía eso cuando me casé por primera vez.”

La mujer cuenta que visitó tres hospitales de especialidades, pero en ninguno


encontraron anormalidades en su vientre. Quería irse al extranjero, donde la
tecnología de punta podría salvarla; no pudo. Debido a la investigación por la
muerte de Juan Carlos Colmenares, tenía prohibido abandonar el país. No creían
en ella. Pensaban que también había sido responsable de la muerte de su primer
marido, el Diputado Antonio Villalba.

Mariantonieta dejó de comer sólidos a los tres meses de desistir de los hospitales.
Sentía que los alimentos se atoraban en su sistema gástrico, como si todas las
mucosas que su cuerpo generaba se estuvieran evaporando o absorbiendo por sí
solas. Sentía que, al inhalar, el aire secaba su sistema respiratorio; se sentía secar
por dentro.

El caso de la muerte de Juan Carlos Colmenares aún no se resuelve y


Mariantonieta Sánchez, viuda de Villalba y Colmenares lleva dos años seca y bajo
tierra.
Tierra de los acusados José Quiroz A.

Entrevista
De cómo la Esperanza mató al Bien Nacer
(Inspirado en la novela de Stephen King: Dolores Claiborne)

Esperanza: Sí, sí, ya sé. No tiene que preguntarme mi nombre, usted ya lo


conoce, señor Morales. Qué protocolo ni qué nada. Bueno, me llamo Esperanza
Fornés. Sí, F-o-r-n-é-s. Recuerde que lleva tilde en la ‘e’ y la última es ‘s’, no ‘z’.

¿Ya? Bueno. Supongo que lo que quiere saber es porqué lo maté. Por maldito. Sí,
Eugenio era un maldito y por eso no tuve más remedio que acabar con su vida,
por el bien de todos.

Verá usted: Eugenio fue un maldito desde que nació. Su madre – ¿qué?, no, no
hablo de la suya, señor Morales, hablo de la de mi marido– me contaba que
desde chiquito le pegaba a todos los niños. Le encantaba burlarse de aquellos que
tenían algún defecto heredado por sus padres. Sí, ya sabe: aquel niño bizco, el
otro gordo, esa niña chiquita a la que siempre llamaron “pulguita”, la otra a la que
llamaban “putita” desde el jardín de niños porque era bien sabido que su madre se
dedicaba a meterse con los hombres.

No se sonroje, señor Morales. Sé que usted las conoce. Quizá se le olvidan


durante la semana, pero el viernes a las seis, sin falta, vuelve a encontrarlas al
salir del trabajo. Sí, ya sé que me debo enfocar en la entrevista. Ajá, sigamos.

Ya se habrá dado cuenta que esa niña a la que llamaban “putita” era yo, ¿verdad?
Pues sí. Mi madre era una prostituta, pero no de las que usted conoce, no. Ella
salía con hombres de dinero, de mucho dinero. Le llamaban ‘dama de compañía’ o
algo así, pero ya sabe, no importa cómo le llamen, ‘una puta siempre será una
puta’.

Bueno, volviendo a lo de Eugenio; él y yo nos conocimos desde el jardín de niños,


pero ni siquiera nos prestamos atención hasta después de terminar la carrera,
cuando nos tuvimos que enfrentar al mundo real por nuestra cuenta. Él estudió
algo relacionado a las matemáticas, no me pregunte, nunca he sido mucho de
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números; yo estudie ciencias sociales, ¿por qué? … bueno, qué le digo, me gusta
la gente; no todo tipo de gente, claro, a veces me dan ganas de matar a algunos
malditos como Eugenio Fornés.

Ya sé lo que se preguntará. Déjeme responderle antes: uso su apellido porque no


importa qué haya hecho, estuvimos casados y eso es eternamente. Yo no creo en
eso de ‘hasta que la muerte los separe’.

Ajá, ¿qué le parece si le cuento cómo fue? Bueno, es sencillo. Luego de intentarlo
en repetidas ocasiones y descubrir que yo no podía tener hijos, decidió buscarse
otra. Así de simple. Eugenio quería esparcir su asquerosa semilla maldita en el
mundo.

¿Cree que exagero cuando hablo de él? Para nada. Es que usted no sabe. A
Eugenio le gustaba vivir de los demás. Creó una asociación civil que se dedicaba
a ayudar a gente con problemas de fertilidad. ¿Ya le dije que no puedo tener hijos,
verdad? Pues el maldito usó eso como pretexto. Pidió ayuda al gobierno, juntó
algunas personas, y se dedicó a llevar medicamentos y terapia psicológica a
precios bajísimos para personas con el mismo problema.

Ya sé que no me cree. El cuento de la asociación que ayuda a los que no pueden


tener hijos es bastante noble, ¿verdad? La cosa es que él se llevaba el dinero. Le
decía a la gente necesitada que el trámite era difícil. Quien quisiera el apoyo tenía
que hacer un montón de papeleo y vender su alma; quiero decir que les hacía
firmar una especie de ‘contrato’ y los tenía trabajando en sus campañas durante
varios meses.

El problema era que sus tratamientos al final nunca funcionaban. Decía lo mismo a
todos: ‘es que hay algunos casos que no se pueden tratar porque vienen de
nacimiento’, y así conseguía todo en uno: apoyos del gobierno, trabajadores y una
imagen pública brillante. A mi llegaban todas las quejas, todos los errores. Mi
trabajo era frenar los desperfectos, maquillarlos para que nada negativo salpicara
a Eugenio.
Tierra de los acusados José Quiroz A.

¿Que por qué lo maté a fin de cuentas? Porque una no puede aguantar tantos
reproches todos los días. Porque además de los problemas de la asociación, tenía
que cumplir como mujer en la casa. ‘Puta, tráeme esto, ¿ya hiciste la comida?,
tienes que darme un masaje para quitarme el estrés…’. Un día, al preparar la
comida, no sé por qué razón, no sé por qué entonces, pero usé veneno para ratas
como condimento. Buen final para una rata como Eugenio, ¿no?

Morales: ¿Entonces está usted orgullosa de lo que hizo?

Esperanza: Más que orgullosa, creo que estoy aliviada. No volverá a estafar a la
gente.
Tierra de los acusados José Quiroz A.

Artículo
Estado de sitio

“…Y los susurros se amontonan,


se alborotan,
se amplifican,
estallan en gritos o en carcajadas,
en turbas ruidosas o en protestas cubiertas
de pies y manos
o en motines de estado donde el juez se sube
al palco del sitio del día de los acusados
y se saltan vallas y se lanzan bombas
y se respira un cierto gusto a incienso
o a gusanos”

Así decía el poema de un joven vate local, autodenominado Eterno Retorno, que
nunca logró hacer nada más que estallar a ratos. Cuentan que un día se puso a
cantar con el octogenario encorvado que se para a recitar versos cristianos en la
plaza central de la ciudad; al siguiente, pegaba carteles de los grupos
anarcopunks que querían construir su propia biblioteca anarquista; al otro día,
recolectaba óbolos en la bolsita que los masones ofrecían al Gran Arquitecto del
Universo; y al siguiente, quemaba en un basurero los panfletos que el Partido
Comunista le mandaba a repartir.

Hace apenas tres meses, la muerte de Eterno Retorno fue poco más que una
noticia entre otras. Un grupo extremista (cualquiera de los tantos enemigos que se
había ganado por indeciso) lo ejecutó. El cuerpo fue encontrado sin dedos y con la
cara quemada, junto a él, un mensaje: “El maricon de Eterno Retorno no
pertenesia a nada, le fallaba a todos, era un soplon. Haber si pertenese al infierno
o tambien los va a traisionar.”

La evolución de la juventud idealista de nuestros días ha sido para mal. Antes


parecía fácil elegir entre derecha o izquierda. Luego, se agregaron defensores
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para todo: las mujeres, los homosexuales, la gente de raza negra, los animales,
los indígenas, y una larga lista de luchas sociales.

El viejo refrán dice: “Joven que no es liberal, no tiene futuro; viejo que no es
conservador, no tuvo pasado”, pero ahora ya no estamos hablando de un futuro
lineal, sino como una serie de suposiciones. El liberalismo de hoy es el
conservadurismo de mañana, y la cantidad de ideologías que buscan un cambio
mundial es abrumadora.

Ante este panorama de indecisión, los jóvenes se preguntan si hay algún futuro
para ellos, porque parece incierto. Las instituciones son una cajita que guarda las
esperanzas de los hombres y las sella al vacío, las comprime hasta que no puedas
verla; sin embargo, las esperanzas siguen ahí.

Por eso, tú que estás leyendo esto; quizá seas joven, quizá la juventud está en tu
alma; pero no pierdas la esperanza. Ya lo dijo Charles Chaplin en su película El
Gran Dictador:

“Ahora mismo, mi voz llega a millones de seres en todo el mundo, millones de


hombres desesperados, mujeres y niños, víctimas de un sistema que lleva al
hombre a torturar y encarcelar inocentes. Para aquellos que puedan oírme les
digo: no deseperéis. La desgracia que nos aqueja es tan solo la muerte de la
codicia y el resentimiento de hombres que temen el progreso de la especie
humana.

El odio pasará y dictadores morirán, y el poder que le arrebataron al pueblo


volverá al pueblo, y así, mientras los hombres den la vida por ella, la libertad no
perecerá.”
Tierra de los acusados José Quiroz A.

Segunda parte:
Marco teórico y análisis
Tierra de los acusados José Quiroz A.

Análisis del cuento

“Razones para buscar trabajo desde la tierra de los acusados” es un cuento corto
y de estilo atrevido que tiene como finalidad servir como introducción al presente
libro de cuentos.

El título mismo indica una actitud de romper esquemas:

Ra-zo-nes pa-ra bus-car tra-ba-jo 10 sílabas


des-de la tie-rra de los a-cu-sa-dos 11 sílabas

En lugar de ser escrito a renglón corrido, se encuentra separado en un intento de


verso: la mitad, perteneciente a un decasílabo (10 sílabas); la otra, a un
endecasílabo (11 sílabas). Dichas frases, a pesar de tener una métrica interna, no
coinciden como un verso en toda su extensión, sino como dos partes de una
misma oración (separadas por el recurso literario del “encabalgamiento”).

En las primeras líneas del cuento, la figura de “dejar entrar el sol” es una invitación
a la esperanza y a la mente abierta que se prepara para el porvenir.

En seguida, la presentación psicológica del personaje se esconde entre la


introducción de la trama. La descripción física es omitida a propósito para darle un
espacio a la imaginación.

La expresión “calle progreso” en el contexto del protagonista que camina


buscando el sol en el tercer párrafo es un guiño del “que busca avanzar”. Ni más,
ni menos. Por más tinte político que parezca tener, su intención no es esa.

Como muestra del ideal expuesto en este cuento, el tercer párrafo viene a
remarcar y a dejar al lector justo encima una postura ideológica con respecto a la
prensa. Le sigue un par de palabras solitarias a modo de título explicativo (Página
Roja), lo que para este análisis no estoy considerando como un párrafo aparte.

En el cuarto párrafo, abunda la descripción para contextualizar y volver a marcar


una ideología. Encontramos de nuevo una crítica a la prensa marcada por algunos
guiños sociológicos de forma satírica, conceptos que no parecen tan
Tierra de los acusados José Quiroz A.

descabellados en el siguiente párrafo, que nos saca a flote los nombres de


Nieszche (filósofo alemán), Bakunin (intelectual y anarquista ruso); además de
periodistas conocidos por sus manuales de estilo, como Vicente Leñero, Carlos
Marín y Raymundo Rivapalacio.

La cita escrita a bando correspondiente al séptimo párrafo es una sátira de la


publicidad impresa que fue ideada utilizando técnicas propias del verso libre, sin
poner atención en el ritmo, métrica o puntuación.

El último párrafo sirve como cierre de la trama, dejando un final abierto. Las
actitudes (posiblemente incoherentes) del personaje que se viste y perfuma para
llamar por teléfono son una invitación a analizar la importancia de estos elementos
para el protagonista, algo que alude directamente a los campos de investigación
de la semiótica visual y olfativa, además de una razón psicológica.

La técnica del cuento

Es preciso decir que no se puede enseñar una teoría completa para escribir
cuentos, debido a que es un tema tan subjetivo que las teorías surgidas para
hacerlo son meras aproximaciones o consejos de cómo lo hacen los escritores de
éxito.

El escritor norteamericano, Premio Nobel de Literatura en 1954, Ernest


Hemingway, propuso la Teoría del Iceberg o Teoría del témpano. Esta consiste en
que el autor ha de concebir su obra conociendo mucho más de la historia de lo
que finalmente cuenta. El escritor conoce (consciente o inconscientemente) el
iceberg completo, pero lo que se muestra es la punta; exactamente de la misma
forma en que se estudia un sistema de signos en la semiótica.

El escritor, como lector primordial, sabe que una obra literaria debe responder las
interrogantes que surjan al leerla, debe atraer y contar para llegar al final deseado.
En el cuento, esta lucha por la atención es contrarreloj, pues es necesario usar las
palabras correctas en el momento correcto, sin caer en falta de datos o escasez
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de ellos; mientras que en la novela se tienen más libertades para abundar datos,
pues lo importante no es qué pasó (como en el cuento), sino cómo pasó.

Escritores mexicanos como Juan Rulfo (Pedro Páramo) y Mariano Azuela (Los de
Abajo), además de numerosos autores extranjeros, sostienen la idea de que cada
palabra es esencial y que si una oración puede ser escrita con menos palabras, es
preferible a llenarla de adjetivos con el fin de parecer buen escritor.
Tierra de los acusados José Quiroz A.

Análisis de la nota informativa

Como nota informativa, “Llega petrificada a oficina de gobierno” se gana un cero.


Comenzamos con un titular muy vago que es complementado después con el
“lead” o primer párrafo.

Está de más decir que este relato incumple la regla principal de la nota
informativa: la veracidad. Ninguno de los datos utilizados es real, es más, el
organismo público que toma parte en la historia es un invento.

Quizá el error (a propósito) más grave en esta nota es la larga cita en la que se
cuenta la verdadera historia del personaje, pero imaginemos cómo sería esa
noticia si nos ahorramos todos los elementos subjetivos: igual que todas las que
aparecen en los diarios. La objetividad despersonaliza y lleva al periodista/escritor
a calcar fórmulas, olvidando la belleza y la carga emocional que cada historia
tiene en su peculiaridad. Otro punto a tomar en cuenta es el uso de adjetivos que
llevan a las oraciones a un punto casi poético, esto se puede ver en frases como
“masticando suavemente cada palabra”.

El marco teórico de la semiótica puede entrar aquí en la descripción de la mujer,


fuera de toda objetividad periodística. El dilema del autor está en qué tan
importante es la forma en que el personaje acude a pedir ayuda. Una mujer que
sufrió derrame cerebral no llega con todas sus facultades físicas y mentales y
exige un apoyo por discapacidad. No es un hecho que quede claro en el cuento,
pero se sobreentiende por los códigos que tenemos preestablecidos: luego de un
derrame cerebral, hay poca o nula posibilidad de recuperar todas las capacidades
psicomotoras.

Por último, el sello característico de este libro de cuentos se encuentra –como ya


lo habrán notado- en la crítica social. En el caso de este relato, la crítica es la
actitud del personal que, aunque quisiera ayudar, no tiene los recursos ni la
capacidad, está atado por una institución y un sistema de categorías en donde
siempre hay alguien más alto.
Tierra de los acusados José Quiroz A.

Esa es la razón del nombre “Tierra de los acusados” para esta recopilación. Se
darán cuenta que, en este microuniverso de ficción, todos los personajes están a
merced de otra fuerza (o cadena de fuerzas) y son “víctimas”, sin embargo,
encontrarán que la víctima también es un victimario en algunas ocasiones.
Tierra de los acusados José Quiroz A.

Análisis de la crónica
La crónica es un relato periodístico que se apoya de la noticia, la entrevista, los
datos duros, la narración y, sobre todo, una cierta subjetividad que no se
encuentra en la nota informativa. Como su nombre lo indica, lleva un orden
cronológico, extrañamente, esto no es una regla universal. Numerosos autores
sostienen que jugar con la línea temporal de un relato es una técnica de la novela
perfectamente aplicable a algunos géneros periodísticos en los que es
conveniente dejar lo más importante al final, como la crónica, el ensayo y el
reportaje.

Mariantonieta es, en esta historia, un personaje muy firme. Podemos comenzar


mencionando una curiosidad en su nombre, que no es María Antonieta, sino todo
junto. La metáfora del pan para explicar la forma de la anormalidad en su vientre
nos demuestra que ella es una persona de casa, que conoce la masa al tacto.
También es una mujer que vive a expensas de un hombre: primero, el diputado
Villalba; después, el gobernador Colmenares.

En una sociedad como la narrada en Tierra de los Acusados, la esposa del


gobernador debería tener atención médica infalible, ¿no? La idea de este cuento-
crónica surgió, justamente, al preguntarme: ¿Qué pasaría si la esposa del
gobernador tuviera una enfermedad crónico-degenerativa y el estado, por alguna
razón, no garantizara su cura?

Fue entonces que se me ocurrió matar al gobernador. Pero luego surgió otra
interrogante: ¿no existe una especie de seguro de vida para familiares de los
servidores públicos? Entonces pensé en recurrir al pasado: Mariantonieta había
estado casada antes con un diputado cuya muerte no fue aclarada. Ya está. Para
la gente ya no sería una pobre viuda con cáncer cérvico uterino, sino la autora
intelectual del asesinato del gobernador.

Es entonces cuando el personaje de Mariantonieta cobró vida y toda la historia se


tornó contra ella. La tecnología del país no lograba encontrar la razón de su
enfermedad, las leyes evitaban que viajara a otro lugar. Los responsables del
Tierra de los acusados José Quiroz A.

asesinato de su esposo eran un grupo de jóvenes (posiblemente culpables,


posiblemente no) a los que visitó para otorgarles perdón.

Para las personas observadoras, lo más extraño en esta crónica (y de todos estos
cuentos) es que no existe un espacio físico ni temporal claro. No podemos decir
que la historia de Mariantonieta esté localizada en 2014, o en 2010. Lo que es un
hecho es que pertenece al último siglo. Es como si la Tierra de los Acusados
estuviera flotando en algún lugar del mundo. Sin embargo, los detalles recreados
nos hacen pensar en un lugar parecido a cualquier ciudad moderna, con un
sistema de gobierno y de signos específicos, con elementos semióticos conocidos
pertenecientes a un lenguaje típico de nuestra era (el supermercado Platino, la
Iglesia de Nuestro Señor del Divino Rostro, los departamentos para burócratas y el
edificio de telecomunicaciones del canal 28 son un ejemplo).
Tierra de los acusados José Quiroz A.

Análisis de la entrevista

Una entrevista es un diálogo entre dos personas en donde lo más importante es el


entrevistado y lo que dice. En una ocasión escuché decir que para entrevistar
correctamente había que limitarse a hacer las preguntas y lanzarlas en el
momento correcto. Pero, justo al meditar el presente trabajo encontré un libro
llamado Dolores Claiborne, del famoso escritor estadounidense Stephen King.

La historia es muy parecida, y es por eso que incluyo la referencia en el título: una
mujer que mata a su marido y lo narra todo durante una entrevista (dicho de esa
forma parece una noticia como cualquier otra, pero lo importante es la forma en
que se desarrolla). Decidí utilizar la técnica del monólogo para romper la regla
primordial de la entrevista: “un diálogo entre dos personas”. El monólogo también
nos demuestra que Esperanza Fornés es una mujer de carácter fuerte (o que
desarrolló un carácter fuerte por sus experiencias) que quiere tener el control, sin
embargo, también es una persona que se preocupa por los demás.

Quiero explicar un poco acerca de los nombres de los personajes, pues hacen de
la historia una metáfora completa. El entrevistador de nombre Morales, personaje
casi invisible en la historia, funge como verdugo. Es la voz (que nunca habla) de la
sociedad que le reprocha a la asesina sus actos, es “La Moral”. La mujer,
Esperanza, es un guiño a otros cuentos de esta recopilación (te dejo con la duda
para que persigas a Esperanza por todo el libro); su nombre toma importancia
cuando analizamos el nombre del marido: Eugenio. Eugenio significa “Bien nacido”
o “De noble nacimiento”.

Para explicar la metáfora tomemos un fragmento de la historia y cambiemos los


nombres ligeramente:

“Verá usted: El Bien Nacido fue un maldito desde que nació. Su madre – ¿qué?,
no, no hablo de la suya, señor Moral, hablo de la de mi marido– me contaba que
desde chiquito le pegaba a todos los niños. Le encantaba burlarse de aquellos que
tenían algún defecto heredado por sus padres…”
Tierra de los acusados José Quiroz A.

Para Esperanza (el futuro, el porvenir), El Bien Nacido es un mal hereditario. Un


mal que durante la historia es exterminado por la Esperanza, quien será después
juzgada por la Moral. Todas las personas cargamos una maldición de por vida,
marcada por el pasado de nuestros padres. Algunas de estas taras son físicas,
otras mentales, y algunas más, sociales.

La niña a la que llamaban “putita” (en honor al oficio de su madre) pudo superarse
y estudiar una carrera. No es casualidad que la carrera del Bien Nacido estuviera
relacionada al pensamiento matemático y que la de La Esperanza fuera de
humanidades.

Aquellos que son observadores se darán cuenta de que (a excepción del primero),
los tres cuentos anteriores, correspondientes a la Nota Informativa, Crónica y
Entrevista, son protagonizados por mujeres enfermas. La Mujer que llega
petrificada a oficina de gobierno, La viuda que tiene cáncer cérvico uterino, y La
Mujer que cuenta en un monólogo cómo mató a su marido, son personajes que
rayan entre víctima y victimario. Entre todas estas historias hay un elemento
recurrente: el las Instituciones, una compleja red de víctimas y victimarios.
Tierra de los acusados José Quiroz A.

Análisis del artículo

El artículo “Estado de sitio” no es una opinión que merezca ser publicada en un


diario. Dice mucho, pero le tira a todo y a todos de igual manera. Y (siendo lo más
subjetivo posible) es una realidad para el autor de estos cuentos y muchos
jóvenes actualmente.

Hay cierta etapa de la vida en que se quiere cambiar el mundo, lo he escuchado


cientos de veces de amigos, familiares y maestros. Pero, habiendo tantos millones
de jóvenes en el mundo y a través de los siglos ¿por qué no ha sido posible
cambiar un poquito de esta realidad? Pareciera que este destino es así, que no
podemos hacer nada para cambiarlo. A veces, pienso que la respuesta está en el
arte de todo tipo porque es inmortal, porque traspasa tiempos y fronteras, porque
es honesto.

Este artículo comienza con el extracto de un poema que escribí hace tiempo.
Debo confesar que es basura en un 90 por ciento. Los versos que rescaté para
comenzar el escrito son los mejor logrados de todo el texto, y tienen una carga
semiótica y poética muy importante. Lo podemos dividir en tres etapas:

a. La semiótica auditiva
b. La semiótica visual
c. La semiótica olfativa

El poema daría para un análisis semiótico completo, pero no es ese el tema del
que hablaremos. Basta decir que, si eres capaz de identificar los elementos que
corresponden a los tres campos semióticos mencionados anteriormente, la
explicación sobra.

Conociendo el extracto que da inicio al artículo, podemos pensar que el joven


poeta indeciso del que habla el artículo es el escritor de todos estos cuentos, pero
no es así. Si bien conozco acerca de los temas mencionados, y todo autor deja
parte de sí mismo en sus obras, la historia que sirve como pretexto para la opinión
proviene de una imaginación muy activa, eso es todo.
Tierra de los acusados José Quiroz A.

Todo artículo tiene como materia prima la noticia (en este caso, la muerte del
personaje); se apoya de elementos como datos históricos, documentos,
entrevistas, poemas, canciones y dichos populares; pero tiene como finalidad dar
una opinión.

Todo artículo (al igual que las notas informativas, crónicas, reportajes, entrevistas
y obras literarias) tiene una introducción, un desarrollo y una conclusión o cierre.
En el caso de “Estado de Sitio”, la introducción y la conclusión están marcadas por
dos citas. La primera, el poema de mi autoría ya explicado anteriormente; la
segunda, un extracto de uno de los discursos más importantes de la historia del
cine, en voz de nada más y nada menos que el mismísimo Hitler antes de la
Segunda Guerra Mundial, cuando todos tenían sus esperanzas en él y aún creían
que era una esperanza para la humanidad.
Tierra de los acusados José Quiroz A.

Agradecimientos:

Puede resultar presuntuoso escribir agradecimientos al terminar un libro, pero en


esa ocasión siento que debo reconocer a algunas personas:

A la profesora Karla Susana Ruiz Oscura, quien me impartió la materia de


Semiótica, por animarme a realizar este proyecto como pretexto de evaluación.

Al profesor Jesús Arellano Hernández, quien me dio los conocimientos básicos del
periodismo y no quiso asesinarme cuando supo que mi proyecto iba en contra de
todo principio periodístico.

A mi mamá, por escuchar mis escritos en voz alta y encontrarles errores.

A mis compañeros de clase y amigos de internet que aceptaron leerlo y opinar


antes de su presentación oficial.

Al creador del formato de archivo .pdf, por ahorrarme la impresión de mi libro.

Y a quien sea que lo esté leyendo.

¡GRACIAS!

La presente obra está sujeta a los derechos de propiedad intelectual. Todo lo


escrito aquí es responsabilidad del autor. Se prohíbe su reproducción total o
parcial sin su consentimiento.

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