Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Safecreative 2014
Tierra de los acusados José Quiroz A.
Advertencia:
Rompiendo la regla principal del periodismo: la veracidad, me tomo el atrevimiento
de experimentar con la estructura del cuento para contar historias que (con un
poco de mala suerte) podrían estar en nuestros diarios.
Cabe resaltar que ninguna de estas historias está basada en la realidad. Son sólo
un conjunto de conceptos que, unidos, parecen decir algo.
Tierra de los acusados José Quiroz A.
Índice
1.1 Introducción
1.2 Consejos para “escribir bien”
Introducción
Además de ser una guía de periodismo, el libro en sí mismo es dos cursos en uno;
el primero, está más que claro; el segundo, un curso de semiótica.
1
No, no se puede aprender a escribir bien. Algunos de los mejores escritores tenían faltas de ortografía
garrafales y una caligrafía de jardín de niños. Lo importante a la hora de escribir es tener una razón para
hacerlo.
Tierra de los acusados José Quiroz A.
Primera parte:
Cuentos
Tierra de los acusados José Quiroz A.
Cuento
Hoy es un día importante. Corrí las cortinas y dejé que el sol entrara directo sobre
mis ojos.
Cuando el sol despunta, camino por la calle progreso como buscando el lugar por
donde sale el sol. Llego al puesto de revistas de la esquina, observo los
encabezados de los diarios. Este es demasiado sensacionalista; aquel, ni quien le
crea; las páginas de éste están todas manchadas de sangre; veo un pequeñito
asomándose por allí, un tabloide de colores difusos escondido bajo tres o cuatro
sábanas de celulosa que mañana envolverán fruta verde… ese renegado parece
tener un poquito de verdad entre sus letras.
Página Roja.
Releo. El título parece ruin y sensacionalista. Espero encontrar nota tras nota,
llamado tras llamado, chorros de sangre y vísceras tan vivas que se escapen entre
las hojas. Me sorprende. Los tonos rojos se han vuelto anaranjados, quizá por la
calidad de la imprenta que los produce. Escaneo las notas sobresalientes: “La
libertad ha muerto, el estado la ha matado”, “Teleficción: el opio de los puercos”,
“Pan y pueblo para el circo”. Mis ojos no creen lo que aquellas notas informativas
plagadas de adjetivos me quieren mostrar.
Tierra de los acusados José Quiroz A.
Durante los días siguientes continué buscando el secreto de los folios escarlatas.
Saqué mis manuales de periodismo y ni Leñero, ni Marín, ni Rivapalacio hablan de
una estructura de nota parecida a la usada en las planas de aquel descubrimiento.
Detrás de esa pluma, un ser misterioso, mezcla posmoderna de Nietzsche con
Bakunin, se ríe de los que no entendemos la burla descarada de arte
contemporáneo que nos presenta.
Nota Informativa
En compañía de su hijo de 9 años, explicó que dos años atrás había sufrido un
derrame cerebral. Según Luz Elena Álvarez, trabajadora del mencionado
organismo, la mujer hablaba “lento y pausado, con el cuerpo rígido y la mirada sin
brillo”.
“El día que ocurrió, recuerdo que yo estaba trabajando en casa. Lo hacía de noche
y me desvelaba mucho, por eso solía tomar cocacola con café; eso me mantenía
despierta. Pero esa noche me peleé con mi esposo por un problema que ya no
recuerdo. Lo siguiente en mi memoria son pedacitos de un lugar, una especie de
albergue donde me cuidaron y me dieron terapia. Todo este tiempo, mi mamá ha
estado cuidando de mí y de mis hijos cuando apenas puede con su vida. Mi
esposo me dejó en cuanto supo de mi condición y se llevó a los niños, pero ellos
regresaron porque su nueva madre los trataba mal y no les daba ni de comer”,
logró decir la joven masticando suavemente cada palabra.
Antes de salir de la oficina, la mujer dijo a los presentes: “Bueno, si no hay dinero,
al menos regálenme una monedita de su bolsa para darle de comer a mis niños”.
Tierra de los acusados José Quiroz A.
Crónica
Mariantonieta Sánchez
Cuando Mariantonieta Sánchez de Colmenares, viuda de Villalba se despertó ese
24 de junio, día de San Juan (curiosamente, igual que el nombre de su marido), se
percató de un bulto deforme creciendo un par de dedos debajo de su ombligo.
-Se sentía como la masa del pan cuando no se revuelve bien y le salen grumos. –
Explicaría después a los médicos.
Desnuda, pero sola, contempló sus diez lustros en el espejo. La analogía estaba
equivocada: aquella cosa no era blanda como la masa, sino dura, fría y dolorosa,
como una piedra áspera incrustada en las paredes de su útero estéril. Imaginó
aquello como un quiste que había comenzado a fermentar en su interior (para
continuar con la metáfora del pan). Con el tratamiento correcto y el apoyo del
erario público, estaría curada antes del término de la gestión de Juan Carlos
Colmenares, gobernador del estado. Con seguridad, usarían su lucha como un
ejemplo de superación para los ciudadanos, erigirían más de una estatua en su
nombre y quizá llamarían “Mariantonieta” a una asociación que luchara contra el
cáncer cérvico uterino.
Todo estaba en que Carlitos (como Mariantonieta le llamaba fuera de las cámaras)
regresara de sus “asuntos de gobernador”. Pero no pasaría, porque ese 24 de
junio fue el mismo día en que catorce balas le llovieron desde lo alto de los
edificios que circundaban la avenida principal rumbo al zócalo de la ciudad: aquí,
un francotirador desde la ventana del supermercado platino, inaugurado hace casi
cinco años; allá, la iglesia de Nuestro Señor del Divino Rostro, desde cuyo
campanario se observaba a otro hombre; por el otro lado, los departamentos
ocupados en su mayoría por burócratas; y por último, el edificio de
telecomunicaciones, donde por un momento algunos espectadores pudieron
observar a tres tipos cubiertos con pasamontañas bajando de la antena que
transmite la señal del canal 28.
Tierra de los acusados José Quiroz A.
“¿El quiste? No, nunca me encontraron anda. […] Luego de la muerte de Carlitos,
me tocó la suerte de que existía un fondo para las viudas de los gobernadores. No
existía eso cuando me casé por primera vez.”
Mariantonieta dejó de comer sólidos a los tres meses de desistir de los hospitales.
Sentía que los alimentos se atoraban en su sistema gástrico, como si todas las
mucosas que su cuerpo generaba se estuvieran evaporando o absorbiendo por sí
solas. Sentía que, al inhalar, el aire secaba su sistema respiratorio; se sentía secar
por dentro.
Entrevista
De cómo la Esperanza mató al Bien Nacer
(Inspirado en la novela de Stephen King: Dolores Claiborne)
¿Ya? Bueno. Supongo que lo que quiere saber es porqué lo maté. Por maldito. Sí,
Eugenio era un maldito y por eso no tuve más remedio que acabar con su vida,
por el bien de todos.
Verá usted: Eugenio fue un maldito desde que nació. Su madre – ¿qué?, no, no
hablo de la suya, señor Morales, hablo de la de mi marido– me contaba que
desde chiquito le pegaba a todos los niños. Le encantaba burlarse de aquellos que
tenían algún defecto heredado por sus padres. Sí, ya sabe: aquel niño bizco, el
otro gordo, esa niña chiquita a la que siempre llamaron “pulguita”, la otra a la que
llamaban “putita” desde el jardín de niños porque era bien sabido que su madre se
dedicaba a meterse con los hombres.
Ya se habrá dado cuenta que esa niña a la que llamaban “putita” era yo, ¿verdad?
Pues sí. Mi madre era una prostituta, pero no de las que usted conoce, no. Ella
salía con hombres de dinero, de mucho dinero. Le llamaban ‘dama de compañía’ o
algo así, pero ya sabe, no importa cómo le llamen, ‘una puta siempre será una
puta’.
números; yo estudie ciencias sociales, ¿por qué? … bueno, qué le digo, me gusta
la gente; no todo tipo de gente, claro, a veces me dan ganas de matar a algunos
malditos como Eugenio Fornés.
Ajá, ¿qué le parece si le cuento cómo fue? Bueno, es sencillo. Luego de intentarlo
en repetidas ocasiones y descubrir que yo no podía tener hijos, decidió buscarse
otra. Así de simple. Eugenio quería esparcir su asquerosa semilla maldita en el
mundo.
¿Cree que exagero cuando hablo de él? Para nada. Es que usted no sabe. A
Eugenio le gustaba vivir de los demás. Creó una asociación civil que se dedicaba
a ayudar a gente con problemas de fertilidad. ¿Ya le dije que no puedo tener hijos,
verdad? Pues el maldito usó eso como pretexto. Pidió ayuda al gobierno, juntó
algunas personas, y se dedicó a llevar medicamentos y terapia psicológica a
precios bajísimos para personas con el mismo problema.
El problema era que sus tratamientos al final nunca funcionaban. Decía lo mismo a
todos: ‘es que hay algunos casos que no se pueden tratar porque vienen de
nacimiento’, y así conseguía todo en uno: apoyos del gobierno, trabajadores y una
imagen pública brillante. A mi llegaban todas las quejas, todos los errores. Mi
trabajo era frenar los desperfectos, maquillarlos para que nada negativo salpicara
a Eugenio.
Tierra de los acusados José Quiroz A.
¿Que por qué lo maté a fin de cuentas? Porque una no puede aguantar tantos
reproches todos los días. Porque además de los problemas de la asociación, tenía
que cumplir como mujer en la casa. ‘Puta, tráeme esto, ¿ya hiciste la comida?,
tienes que darme un masaje para quitarme el estrés…’. Un día, al preparar la
comida, no sé por qué razón, no sé por qué entonces, pero usé veneno para ratas
como condimento. Buen final para una rata como Eugenio, ¿no?
Esperanza: Más que orgullosa, creo que estoy aliviada. No volverá a estafar a la
gente.
Tierra de los acusados José Quiroz A.
Artículo
Estado de sitio
Así decía el poema de un joven vate local, autodenominado Eterno Retorno, que
nunca logró hacer nada más que estallar a ratos. Cuentan que un día se puso a
cantar con el octogenario encorvado que se para a recitar versos cristianos en la
plaza central de la ciudad; al siguiente, pegaba carteles de los grupos
anarcopunks que querían construir su propia biblioteca anarquista; al otro día,
recolectaba óbolos en la bolsita que los masones ofrecían al Gran Arquitecto del
Universo; y al siguiente, quemaba en un basurero los panfletos que el Partido
Comunista le mandaba a repartir.
Hace apenas tres meses, la muerte de Eterno Retorno fue poco más que una
noticia entre otras. Un grupo extremista (cualquiera de los tantos enemigos que se
había ganado por indeciso) lo ejecutó. El cuerpo fue encontrado sin dedos y con la
cara quemada, junto a él, un mensaje: “El maricon de Eterno Retorno no
pertenesia a nada, le fallaba a todos, era un soplon. Haber si pertenese al infierno
o tambien los va a traisionar.”
para todo: las mujeres, los homosexuales, la gente de raza negra, los animales,
los indígenas, y una larga lista de luchas sociales.
El viejo refrán dice: “Joven que no es liberal, no tiene futuro; viejo que no es
conservador, no tuvo pasado”, pero ahora ya no estamos hablando de un futuro
lineal, sino como una serie de suposiciones. El liberalismo de hoy es el
conservadurismo de mañana, y la cantidad de ideologías que buscan un cambio
mundial es abrumadora.
Ante este panorama de indecisión, los jóvenes se preguntan si hay algún futuro
para ellos, porque parece incierto. Las instituciones son una cajita que guarda las
esperanzas de los hombres y las sella al vacío, las comprime hasta que no puedas
verla; sin embargo, las esperanzas siguen ahí.
Por eso, tú que estás leyendo esto; quizá seas joven, quizá la juventud está en tu
alma; pero no pierdas la esperanza. Ya lo dijo Charles Chaplin en su película El
Gran Dictador:
Segunda parte:
Marco teórico y análisis
Tierra de los acusados José Quiroz A.
“Razones para buscar trabajo desde la tierra de los acusados” es un cuento corto
y de estilo atrevido que tiene como finalidad servir como introducción al presente
libro de cuentos.
En las primeras líneas del cuento, la figura de “dejar entrar el sol” es una invitación
a la esperanza y a la mente abierta que se prepara para el porvenir.
Como muestra del ideal expuesto en este cuento, el tercer párrafo viene a
remarcar y a dejar al lector justo encima una postura ideológica con respecto a la
prensa. Le sigue un par de palabras solitarias a modo de título explicativo (Página
Roja), lo que para este análisis no estoy considerando como un párrafo aparte.
El último párrafo sirve como cierre de la trama, dejando un final abierto. Las
actitudes (posiblemente incoherentes) del personaje que se viste y perfuma para
llamar por teléfono son una invitación a analizar la importancia de estos elementos
para el protagonista, algo que alude directamente a los campos de investigación
de la semiótica visual y olfativa, además de una razón psicológica.
Es preciso decir que no se puede enseñar una teoría completa para escribir
cuentos, debido a que es un tema tan subjetivo que las teorías surgidas para
hacerlo son meras aproximaciones o consejos de cómo lo hacen los escritores de
éxito.
El escritor, como lector primordial, sabe que una obra literaria debe responder las
interrogantes que surjan al leerla, debe atraer y contar para llegar al final deseado.
En el cuento, esta lucha por la atención es contrarreloj, pues es necesario usar las
palabras correctas en el momento correcto, sin caer en falta de datos o escasez
Tierra de los acusados José Quiroz A.
de ellos; mientras que en la novela se tienen más libertades para abundar datos,
pues lo importante no es qué pasó (como en el cuento), sino cómo pasó.
Escritores mexicanos como Juan Rulfo (Pedro Páramo) y Mariano Azuela (Los de
Abajo), además de numerosos autores extranjeros, sostienen la idea de que cada
palabra es esencial y que si una oración puede ser escrita con menos palabras, es
preferible a llenarla de adjetivos con el fin de parecer buen escritor.
Tierra de los acusados José Quiroz A.
Está de más decir que este relato incumple la regla principal de la nota
informativa: la veracidad. Ninguno de los datos utilizados es real, es más, el
organismo público que toma parte en la historia es un invento.
Quizá el error (a propósito) más grave en esta nota es la larga cita en la que se
cuenta la verdadera historia del personaje, pero imaginemos cómo sería esa
noticia si nos ahorramos todos los elementos subjetivos: igual que todas las que
aparecen en los diarios. La objetividad despersonaliza y lleva al periodista/escritor
a calcar fórmulas, olvidando la belleza y la carga emocional que cada historia
tiene en su peculiaridad. Otro punto a tomar en cuenta es el uso de adjetivos que
llevan a las oraciones a un punto casi poético, esto se puede ver en frases como
“masticando suavemente cada palabra”.
Esa es la razón del nombre “Tierra de los acusados” para esta recopilación. Se
darán cuenta que, en este microuniverso de ficción, todos los personajes están a
merced de otra fuerza (o cadena de fuerzas) y son “víctimas”, sin embargo,
encontrarán que la víctima también es un victimario en algunas ocasiones.
Tierra de los acusados José Quiroz A.
Análisis de la crónica
La crónica es un relato periodístico que se apoya de la noticia, la entrevista, los
datos duros, la narración y, sobre todo, una cierta subjetividad que no se
encuentra en la nota informativa. Como su nombre lo indica, lleva un orden
cronológico, extrañamente, esto no es una regla universal. Numerosos autores
sostienen que jugar con la línea temporal de un relato es una técnica de la novela
perfectamente aplicable a algunos géneros periodísticos en los que es
conveniente dejar lo más importante al final, como la crónica, el ensayo y el
reportaje.
Fue entonces que se me ocurrió matar al gobernador. Pero luego surgió otra
interrogante: ¿no existe una especie de seguro de vida para familiares de los
servidores públicos? Entonces pensé en recurrir al pasado: Mariantonieta había
estado casada antes con un diputado cuya muerte no fue aclarada. Ya está. Para
la gente ya no sería una pobre viuda con cáncer cérvico uterino, sino la autora
intelectual del asesinato del gobernador.
Para las personas observadoras, lo más extraño en esta crónica (y de todos estos
cuentos) es que no existe un espacio físico ni temporal claro. No podemos decir
que la historia de Mariantonieta esté localizada en 2014, o en 2010. Lo que es un
hecho es que pertenece al último siglo. Es como si la Tierra de los Acusados
estuviera flotando en algún lugar del mundo. Sin embargo, los detalles recreados
nos hacen pensar en un lugar parecido a cualquier ciudad moderna, con un
sistema de gobierno y de signos específicos, con elementos semióticos conocidos
pertenecientes a un lenguaje típico de nuestra era (el supermercado Platino, la
Iglesia de Nuestro Señor del Divino Rostro, los departamentos para burócratas y el
edificio de telecomunicaciones del canal 28 son un ejemplo).
Tierra de los acusados José Quiroz A.
Análisis de la entrevista
La historia es muy parecida, y es por eso que incluyo la referencia en el título: una
mujer que mata a su marido y lo narra todo durante una entrevista (dicho de esa
forma parece una noticia como cualquier otra, pero lo importante es la forma en
que se desarrolla). Decidí utilizar la técnica del monólogo para romper la regla
primordial de la entrevista: “un diálogo entre dos personas”. El monólogo también
nos demuestra que Esperanza Fornés es una mujer de carácter fuerte (o que
desarrolló un carácter fuerte por sus experiencias) que quiere tener el control, sin
embargo, también es una persona que se preocupa por los demás.
Quiero explicar un poco acerca de los nombres de los personajes, pues hacen de
la historia una metáfora completa. El entrevistador de nombre Morales, personaje
casi invisible en la historia, funge como verdugo. Es la voz (que nunca habla) de la
sociedad que le reprocha a la asesina sus actos, es “La Moral”. La mujer,
Esperanza, es un guiño a otros cuentos de esta recopilación (te dejo con la duda
para que persigas a Esperanza por todo el libro); su nombre toma importancia
cuando analizamos el nombre del marido: Eugenio. Eugenio significa “Bien nacido”
o “De noble nacimiento”.
“Verá usted: El Bien Nacido fue un maldito desde que nació. Su madre – ¿qué?,
no, no hablo de la suya, señor Moral, hablo de la de mi marido– me contaba que
desde chiquito le pegaba a todos los niños. Le encantaba burlarse de aquellos que
tenían algún defecto heredado por sus padres…”
Tierra de los acusados José Quiroz A.
La niña a la que llamaban “putita” (en honor al oficio de su madre) pudo superarse
y estudiar una carrera. No es casualidad que la carrera del Bien Nacido estuviera
relacionada al pensamiento matemático y que la de La Esperanza fuera de
humanidades.
Aquellos que son observadores se darán cuenta de que (a excepción del primero),
los tres cuentos anteriores, correspondientes a la Nota Informativa, Crónica y
Entrevista, son protagonizados por mujeres enfermas. La Mujer que llega
petrificada a oficina de gobierno, La viuda que tiene cáncer cérvico uterino, y La
Mujer que cuenta en un monólogo cómo mató a su marido, son personajes que
rayan entre víctima y victimario. Entre todas estas historias hay un elemento
recurrente: el las Instituciones, una compleja red de víctimas y victimarios.
Tierra de los acusados José Quiroz A.
Este artículo comienza con el extracto de un poema que escribí hace tiempo.
Debo confesar que es basura en un 90 por ciento. Los versos que rescaté para
comenzar el escrito son los mejor logrados de todo el texto, y tienen una carga
semiótica y poética muy importante. Lo podemos dividir en tres etapas:
a. La semiótica auditiva
b. La semiótica visual
c. La semiótica olfativa
El poema daría para un análisis semiótico completo, pero no es ese el tema del
que hablaremos. Basta decir que, si eres capaz de identificar los elementos que
corresponden a los tres campos semióticos mencionados anteriormente, la
explicación sobra.
Todo artículo tiene como materia prima la noticia (en este caso, la muerte del
personaje); se apoya de elementos como datos históricos, documentos,
entrevistas, poemas, canciones y dichos populares; pero tiene como finalidad dar
una opinión.
Todo artículo (al igual que las notas informativas, crónicas, reportajes, entrevistas
y obras literarias) tiene una introducción, un desarrollo y una conclusión o cierre.
En el caso de “Estado de Sitio”, la introducción y la conclusión están marcadas por
dos citas. La primera, el poema de mi autoría ya explicado anteriormente; la
segunda, un extracto de uno de los discursos más importantes de la historia del
cine, en voz de nada más y nada menos que el mismísimo Hitler antes de la
Segunda Guerra Mundial, cuando todos tenían sus esperanzas en él y aún creían
que era una esperanza para la humanidad.
Tierra de los acusados José Quiroz A.
Agradecimientos:
Al profesor Jesús Arellano Hernández, quien me dio los conocimientos básicos del
periodismo y no quiso asesinarme cuando supo que mi proyecto iba en contra de
todo principio periodístico.
¡GRACIAS!
https://www.safecreative.org