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 Trabajo Final Integrador

 Pedagogía (14Ta. Noviembre-2022)


 Alumna: Danysa Castillo

Educación en tiempos de Pandemia

Para comenzar el artículo debemos centrarnos en nuestro rol, desde una


mirada como orientadora social: se observo mucho abandono, mucha desvinculación
desde los estudiantes y de los mismos docentes. La vida escolar se desvirtuó
totalmente de como uno la conoce, el distanciamiento del alumno y la familia; los
horarios de los docentes se hicieron extensos, al principio no había un corte, los
padres pueden entender el sacrificio o mejor dicho la dedicación que les otorga un
docente a sus hijos y vivir lo en carne propia, ellos debieron transformarse en docentes
de apoyo desde los hogares, la aparición del COVID 19 nos puso de frente el uso de la
tecnología como un bien necesario para adquirir conocimiento y conectarnos entre
alumnos y docentes ,es desde allí donde surge la desigualdad más importante donde
sectores más vulnerables se encuentran desprotegidos por el sistema (estudiantes sin
celular, sin computadora, sin internet, sin datos móviles, etc.).
El mundo cambió, sin lugar a dudas, la era digital llego de manera imprevista,
de un día para otro se instaló un sistema nuevo, una forma de comunicación nueva,
nos separó físicamente, aunque nos conectó virtualmente.
Teníamos conocimiento que la era digital se aproximaba de manera paulatina,
pero a causa del COVID– 19 invadió nuestros hogares. Los docentes, los alumnos, no
pueden asistir más a la Escuela, tuvieron que abrir la puerta de sus hogares, adaptada
a la tecnología, conectividad, cámaras, transmitir contenidos de manera virtual y
buscar una nueva manera de enseñar (WhatsApp, zoom, etc.).
A causa de la pandemia han cambiado dos factores cruciales. En primer lugar,
las adaptaciones pedagógicas en los establecimientos educativos, ya que los modelos
tradicionales de enseñanza presencial no se trasladan al entorno del hogar y
transformarse en aprendizaje a distancia. Los docentes tienen que adaptar sus
prácticas y ser creativos para mantener a los estudiantes comprometidos y captar su
atención, ya que cada hogar se ha convertido en un aula la mayoría de las veces sin
un entorno que apoya el aprendizaje.
En segundo lugar, la pandemia ha recalibrado la forma en que los docentes
dividen su tiempo entre la enseñanza, el compromiso con los alumnos y las tareas
administrativas. Esto lleva a la definición que la escuela puede ser remplazada por
otros mecanismos pedagógicos como Internet y es pensada también como un negocio
factible de expansión en el mercado. La escuela moderna ya no es el único lugar
donde se aprende, y el docente ya no es el del conocimiento. Pero sin embargo, no se
puede ignorar que, de todas las partes posibles de la pedagogía, la más importante es
la pedagogía escolar.
La pedagogía permite al docente elaborar, a través de la didáctica, las
estrategias y métodos que permitan que la totalidad de sus alumnos se encuentren en
las mismas condiciones para adquirir y apropiarse de los contenidos impartidos, como
parte de su proceso formativo.
Con las nuevas tecnologías los sujetos están conectados, pero desconectados.
La construcción de la subjetividad y la sociabilidad actual, se apoya en dos ejes la
visibilidad y la conexión permanente. Hay una tendencia abordar los límites que

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separan lo público de lo íntimo. Escucha dos posturas: la conservadora que propone
volver a la escuela tradicional y la otra que propone conectar a la escuela con el
mercado, las empresas y las redes de comunicación. Se puede complementar las dos
posturas, tomando de la escuela tradicional su propósito de ser una institución
encargada de enseñar, de transmitir cultura y no demonizar a la tecnología, sino
incorporarla como herramienta. Podemos citar un Paulo Freire cuando dijo: “educar
para la praxis que implica acción y reflexión delos hombres sobre el mundo para
transformarlo”, es decir, que las relaciones entre los hombres no deben concebirse
como relaciones contrarias, sino como complementarios. Hablamos de la adaptación a
los cambios y la inclusión al nuevo sistema, sumar y no restaurar o negarnos.
De acuerdo con Grassi, el dogmatismo de la enseñanza, es pensado como una
potente herramienta de transmisión de cultura en los primeros años de escolaridad. Es
decir, apostamos a que la escuela sea una institución constituyente de un sujeto
humanizado autónomo y conectado con otros, nos lleva al currículo educativo.
Podemos decir que el currículo educativo es la herramienta didáctica de los
profesores que incluye los criterios, los planes de estudios, los programas y todos y
cada uno de los procesos que servirán para proporcionar al alumnado una formación
integral y completa. Según Dussel (2006), en relación a la definición de curriculum se
estructuraron dos grandes corrientes: para algunos, se trata de los conocimientos
“instruccionales” que proponen del plan o programa de estudios, es decir, del texto
escrito que organiza la enseñanza; para otros, hay que incluir en la ocurrencia de
currículum las políticas de conocimiento que estructuran, y pensarlo como el conjunto
de prácticas, que configura a la escuela.
Esta segunda acepción plantea que la escuela enseña, no solo las que figura
en el diseño curricular, y que todo lo que se enseña debe estar investigado y
analizado, pensar en lo que efectivamente enseñan, los docentes y aprenden los
alumnos. Para los primeros, esta segunda definición es demasiado amplia, y señalan
que un concepto que busca designar todo, termina no designando nada; mientras que
los segundos creen que quedarse solo en el texto escrito provee una visión
empobrecida sobre lo que la escuela hace.
En síntesis, podemos pensar al Curriculum con una concreción técnica
específica, pero asumido por el conjunto de la sociedad. De esta forma, el currículum
es un documento público que expresa una síntesis de una propuesta cultural,
formulada en términos educativos, sobre cómo y quién define la autoridad cultural en
una sociedad determinada. “En esta operación, se establece no sólo qué debe
enseñarse en la escuela, sino aquello que debe saberse y qué es importante para una
sociedad” (Dussel y caroso, 1996).
Para Dussel, la primacía de lo escolar en la definición de las identidades
sociales se ha roto pues el maestro hoy es un trabajador muchas veces agremiado, y
los cambios de las identidades de los alumnos dejan impotentes a las escuelas
argentinas. La escuela ya no promete futuros mejores y los sujetos que activamente
participaban de la construcción de sus identidades a través del sistema educativo,
ahora entra a la escuela de una manera diferente, con otras identidades previas, y con
pocas ganas de asumir la identidad escolar.
Actualmente, persisten algunos de esos modos de jerarquización y des
jerarquización de nuestras prácticas: la falta de valorización de la experiencia delos
alumnos, de sus familias, el barrio y la comunidad, de los saberes útiles vinculados al
trabajo, el medio ambiente, y de los otros modos de acceso y vínculo con el

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conocimiento a través de las nuevas tecnologías, los medios de comunicación y
audiovisuales, entre otros. En consonancia con Dussel, consideramos que la escuela
es un lugar donde se transmiten saberes y hay que saber escucharlos, entenderlos,
comprenderlos, reflexionar, razonar.
Tal como señala Comenio en su frase “enseñar todo a todos”, es el primero en
tener en cuenta al alumno y sus necesidades, menciona que cada alumno es diferente
y no hay que menospreciar a ninguno. Es importante sumar en la Escuela, la escucha
al alumnado, su valorización y el de su entorno, lo externo a la Escuela para poder
empatizar entre todos.
Emilio Fanfani sostiene que los alumnos a veces pueden saber más que los
maestros y considera que los docentes deben reconocer que pueden aprender de sus
alumnos. De esta forma logrando conectar con el interés de sus alumnos ganará
respeto. Sin embargo, es muy extraño que estando tan "Conectados” entre todos en
realidad estamos “desconectados”.
Muchas veces sucede que los docentes no adoptan las ausencias, fuera del
radar presencial, que alumnos están, cuales se han ido o si tienen problemas en sus
hogares. Retomando el pensamiento de Comenio, él promovió la reforma educativa a
partir de un supuesto básico considerando que, dado un alumno, un docente y un
contenido, se podría modificar al alumno aplicando un método para acercarlo al ideal
socialmente aceptado.
La cultura infantil y juvenil se construye constantemente en las nuevas formas
de convivencia familiar, en la televisión, en los lugares de socialización como las
discotecas, los videojuegos, los restaurantes de comida rápida, los recitales, Facebook
y todas las redes sociales que se forjan a través de Internet. Hoy, esa cultura articula
la identidad escolar y no viceversa. En contraposición a esto, contamos con la
presencia de una docencia alienada y alejada del análisis y la reflexión de su propia
práctica. Como Fernández (1994) argumenta desde la reflexión sobre su práctica:
Quizá una vía real para mejorar la enseñanza tenga que partir del análisis de nuestras
actuaciones reales y la reflexión sobre qué objetivos se favorecen a través de ellas, y
si son educativos o no, valiosos o no. Después tendremos que plantearnos qué
tenemos que hacer nosotros para que las tareas de enseñanza que ofrecemos en
clase sean educativas.
Debemos enriquecer la propuesta pedagógica pero no simplemente con
nuevos contenidos, sino diversidad de materiales y elementos a fin de que pueden
generar otros conocimientos, cuestionamientos, problemas. En este sentido, Dussel y
Caruso nos invitan a considerar el curriculum como “matriz abierta”, es decir, que no
se define como pura determinación ni pura inestabilidad.
Desde este enfoque se piensa en un vínculo pedagógico en el que el docente
busca transmitir aquello que considera valioso para inscribir a los alumnos en la
cultura común, pero, que, a la vez, habilita la crítica, el debate y el respeto por aquello
que los alumnos son, piensan y traen de sus propias experiencias. Es importante que
los docentes se permitan escuchar lo que los alumnos traen consigo, reconozcan su
palabra, sus pensamientos presentando nuevas conclusiones o problemáticas entre
todos. Se trata de entender que estamos ante otra realidad. Debemos tener presente
que ante las transformaciones actuales que intentan ingresar en las escuelas están
los cambios en los modos de producir, acceder y relacionarse con el conocimiento,
que plantean los medios de comunicación y las nuevas tecnologías.

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Pensar en introducirlas en la escuela significa entenderlas como objetos
culturales, productores de realidades, verdades, aspiraciones, deseos, intereses,
temporalidades y espacialidades. Como sostienen Dussel y Caruso (1996): la escuela
no debe renunciar a proyectos de transformación. Quizás de esta crisis venga algo
positivo.
El desafío es ver si la escuela puede proveer y proveerse, de experiencias que
habiliten para la constitución de sujetos. En la gran mayoría de las veces, la institución
escolar no solo reproduce las desigualdades sociales, sino que producen sus propias
marcas rotuladoras que fomentan la exclusión del alumno. De allí que sea necesario
abrir la Escuela a los requerimientos de la sociedad y redefiniendo sus acuerdos con
los otros agentes socializadores, parte particularmente la familia y los medios de
comunicación. Hoy los docentes tienen que tener una formación amplia, profunda,
prolongada, basada en saberes variados.
Pero, hoy más que nunca, los docentes tienen que estar preparados para
poder enseñar /hacer/ obrar en los escenarios educativos en los que se tienen que
desempeñar. En un contexto como el actual, la adaptación de la mirada pedagógica
será sumamente importante, cambiando la didáctica, los métodos, proponiendo un
curriculum basado en prioridades, reinventar la enseñanza, tratando de encontrar el
interés en los alumnos que se encuentran del otro lado de la pantalla, y cumplir con el
fin de enseñar y no simplemente entretener o pasar el tiempo. En tal sentido basarnos
en el curriculum histórico creando un nuevo diseño didáctico. Es importante remarcar
que las nuevas tecnologías no sustituyen al maestro ni a la Escuela, sino que se
complementan, que estamos atravesando un estado de excepción y lo importante es
adaptarnos a los cambios ahora y en aquellos que pueden devenir. Si bien el total
encierro y aprender solo en casa esta supero muchas herramientas implementadas
vinieron a quedarse en nuestro sistema educativo.

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Bibliografía:

 DEGL´ INNOCENTI, Marta. (2004) “Transmisión cultural y pedagogía”. Dirección General de


Cultura y Educación; Dirección de Educación Superior.

 GRAMSCI, Antonio. (1997) “Los intelectuales y la organización de la cultura”. Ediciones Nueva


Visión, Buenos Aires. 5ta. Edición.

 TENTI FANFANI, Emilio. (2005) “Notas sobre la escuela y los modos de producción de la
hegemonía”. En Revista Propuesta Educativa Nº 26, Buenos Aires.

 Innocenti Marta “Hacia una pedagogía de la transmisión”. Pedagogía un 2012.

 Dussel, Caruso M. Capítulo Yo tu él, quién es el sujeto. De Sarmiento a Los Simpson. Ed


Kapelucz 1996.

 Dussel, I. (1997). Currículum, humanismo y democracia en la enseñanza media (1863 – 1920).


Buenos Aires: FLACSO/UBA (Oficina de publicaciones del CBC).

 Dussel, I. y Carusso, M. (1996). De Sarmiento a los Simpson. Cinco Conceptos para pensar la
educación contemporánea. Bs. Como.: Kapelusz.

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