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Ética en las decisiones de Negocios MDI2021

Caso Salomon Brothers


Sebastián Fischer

1. ¿Qué tipo de empresa es Salomon Brothers? ¿Qué perfil de profesionales


contrata?

Se trata de una empresa de inversión financiera de vasta trayectoria y


presencia internacional, con más de 6800 empleados, 2200 clientes entre los que se
contaban institucionales como fondos de pensiones y gestores de inversión, y que
habitaba en una industria supervisada por múltiples instituciones de gobierno. Sus
posiciones en renta fija y variable eran lo suficientemente grandes como para entrar en
la categoría “too big to fail”.
Esta industria se caracteriza por su dinamismo; se requieren respuestas rápidas
para sacar provecho de las nuevas oportunidades así como para administrar los
riesgos. Puesto que se trabaja con el dinero ajeno, y los montos son de gran magnitud,
la confianza y la transparencia son esenciales para el correcto funcionamiento de este
tipo empresas.

Al interior de Salomón Brothers parece existir una “cultura del dinero” en la que
quién gana más tiene mayor importancia para la empresa. Estamos ante un perfil de
mirada muy estrecha, que juega al borde de la cancha (y en este caso particular incluso
fuera de ella), y que para alcanzar la meta de fin de año está dispuesto a olvidar la
importancia de la transparencia, la comunicación y la orientación al cliente. En parte
esta cultura es fomentada por la empresa al existir una remuneración variable muy
alta -al menos en la unidad de arbitraje de bonos- que no está emparejada con
exigencias de rendición de cuentas y mecanismo de fiscalización internos. En síntesis, el
problema con el perfil de los ejecutivos de esta empresa no está en que tengan una
disposición muy fuerte a ganar dinero, sino en su incapacidad de compatibilizar este fin
con requisitos morales básicos como son la confianza y transparencia a la hora de
hacer negocios.

2. ¿Qué valores están en juego y qué riesgos se corren?

Las acciones de la mesa de operaciones gubernamentales en la adjudicación


irregular de bonos de gobierno constituye una falta a la confianza pública y de los
clientes en cuyo nombre se realizaron dichas compras. También podríamos menciones
la injusticia realizada respecto a otras empresas de inversión que podrían haberse
adjudicado limpiamente dichos bonos.

Por otro lado, el silencio que guardaron los altos ejecutivos que estaban al
tanto de estas irregularidades, pero las callaron hasta ser descubiertos constituye una
falta la confianza pública así como a la responsabilidad que ellos tienen como
directores de sancionar dichas actividades indebidas e informarlas en su debido
momento.
Un aspecto importante respecto a este caso es si se trata de un evento
particular asociado a la responsabilidad moral de los directamente involucrados o más
bien se trata de una cultura o cierta manera de hacer las cosas. Tomando en
consideración los altos niveles de recompensa que tenían ciertos ejecutivos a cargo de
las operaciones de renta fija observamos que no existían al interior de la empresa
mecanismos de control que estuvieran a la altura de las responsabilidades asignadas
(o más bien fueron eliminados en los últimos años). Por ejemplo, se había eliminado el
informe diario sobre las órdenes de compra no autorizadas directamente por clientes.
De alguna forma la decisión del directorio de no sancionar estas conductas una vez
detectadas aplicando la lógica “prometan que no lo volverán hacer” demuestra que la
práctica los valores de la confianza la transparencia no tenían mayor importancia.

¿Qué está en juego? Básicamente la reputación de la firma y en esta clase de


negocios la confianza es esencial. Sin confianza es difícil obtener mantener una buena
relación con los clientes; se estrechan la fuentes de financiamiento; se restringen las
oportunidades de inversión y se multiplican los frentes legales.

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