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Es por tanto que la teoría del Derecho sólo presenta sentido, en la medida en que
sirva a ciertos fines, singularmente a la mejor comprensión de nuestros actuales
sistemas jurídicos. Sin embargo, esas teorías no sólo han dejado de ser
aisladamente interesantes. Si contemplamos el discurso de la teoría jurídica como
una dialéctica, como un entramado de argumentos históricamente imbricados,
entonces es fácil advertir que el positivismo surge como una reacción frente a la
tradición del Derecho natural que ya no resulta relevante del mismo modo. Esto
significa que, en la medida en que el positivismo presente ese carácter negativo,
reactivo, también ha perdido relevancia. (H. L. A. Hart, 1988).
Desde un punto de vista positivista, dado que tales sistemas jurídicos presentan
contenidos muy diversos, las propiedades comunes en principio sólo pueden tener
carácter formal. Esto explica que, según la fórmula de Kelsen (2000), el Derecho
pueda tener cualquier contenido, análisis que permite un estudio riguroso del
Derecho. Las corrientes antipositivistas por el contrario exponen que los diversos
sistemas jurídicos comparten rasgos formales con cierta tendencia a la moral
racional, con lo cual se intenta señalar que el Derecho parece responder a alguna
dimensión moral. (H. L. A. Hart, 1988).
CONCLUSIÓN
Dentro del actual sistema de Derecho y teniendo presente las teorías sujetas a
variadas interpretaciones, siempre pertenecientes a la dinámica estructural del
sistema jurídico, cabe considerar que no es posible argumentar jurídicamente sin
argumentar moralmente en el Estado constitucional, estableciendo una dificultad
intrínseca para lograr la concluyente disociación entre Derecho y la noción moral.
BIBLIOGRAFÍA
*F. González Vicén, «La filosofía del Derecho como concepto histórico», La Laguna, 1979.
*H. L. A. Hart, The concept of law., Oxford, 1988.
*P. Rivas Palá, «El sentido de la teoría del Inclusive Legal Positivism», Granada, 2005.